Luego de la muerte de mi esposo. Mi hijo ocupa su lugar
Me casé apenas cumplí 18 años con una panza de siete meses… preñada de mi hija mayor Marcela, y sin apenas conocer a mi marido cuando nos casamos. Solo llevábamos tres meses de relaciones, de los cuales dos fueron con sexo completo consentido sin tomar las debidas precauciones por parte alguna… sin duda me encoñé con aquel muchacho que portaba la verga más grande que jamás había soñado encontrarme en la vida, me dio tal gozo sentirme empotrada por su mostrenco que me quedé prendada y preñada. Ningún otro chico que me había follado pasaba de los 15 cm de longitud, pero José Luis debía de sobrepasar los 20 y un grosor tremendo. Sabía que era de esos tipos canallas que se follan a todas las que se ponen a tiro, como fue mi caso, pero se hizo responsable de mi barriga y nos casamos… El tiempo todo lo cura y el roce hizo el cariño entre los dos, hasta llegarle a amar profundamente en ciertos momentos de la vida. También me puso los cuernos en más de una ocasión, pero los pollazos que me servía compensaban su infidelidad comprensible para un semental como él atada a una sola hembra. No se puede decir que nuestro matrimonio fuera perfecto, pero sí era lo suficientemente satisfactorio como para entregarme en cuerpo y alma a él con una actividad sexual abundante y plena, de ahí que desde el día que lo mataron durante una reyerta entre dos chavales cargados de alcohol y drogas, en donde salió a defender a uno de ellos llevándose la peor parte de una navaja de 15 cm, caí en una profunda depresión.
Por fortuna mi hijo Alex que por entonces ya cumplía 18 años, supo ser lo bastante maduro para hacerse cargo de supuestos masculinos en casa, así como de sus dos hermanas Luisa de 12 y Marcela de 19 años. Tomó las riendas del vacío creado por mi marido, en lo que yo me recuperaba con ayuda de los medicamentos indicados por el psiquiatra, parecía que todo iba bien, pero al mes y medio de esto, tuve una fuerte recaída, por lo que el psiquiatra me cambio el tratamiento, este tuvo un efecto tanto extraño de insomnio que hacía ardieran por dentro. Esas veces por las noches despertaba y me levantaba a caminar como sonámbula, aunque más o menos consciente de lo que hacía. Entraba al cuarto de mis niñas, las observaba dormir unos minutos y luego hacia lo mismo con mi niño. Ya era casi verano una de esas noches, hacía mucho calor, por lo que me cambié el pijama de entretiempo por un delgado camisón corto de tirantes. Al llegar al cuarto de mi hijo, pasé de contemplarlo mientras dormía a acariciarle la mejilla y luego el pecho, abrió los ojos, intercambiamos un par de miradas, y luego salí de ahí sintiendo arder en mi interior, solo que en vez de ir a mi cuarto al fondo del pasillo bajé las escaleras a la sala, para luego salir al patio a tomar el fresco. A los pocos minutos sentí a mi niño acercarse a mis espaldas, poniendo sus manos sobre mis hombros…
-“¿Estás bien?” Preguntó.
Asentí con un movimiento de cabeza, me abrazó tierno por la cintura. Pasados unos minutos sintiendo su hombría, nos marchábamos a acostarnos cada uno a su habitación…, esto me ocurría con frecuencia y en todas las ocasiones me reconfortaba tener a mi hijo abrazado sintiendo su masculinidad preservadora alrededor de mi cuerpo anhelante de un hombre protector, de un macho que me hiciera sentir de nuevo HEMBRA, pero era mi hijo y eso no parecía que fuese moralmente correcto ¡¿O Sí?! Me sentía confusa con mi cuerpo y mi mente en contradicción permanente. Durante las siguientes semanas solían ocurrir situaciones similares buscando ser abrazada por el hombre de la casa. Que él tuviese atenciones hacia mí compartiendo aunque solo fuese la tarea de ir ayudarme en la preparación de la comida, fregar los platos o poner la mesa me sublimizaba y hasta me daban ganas de abandonar el tratamiento farmacológico, por no hacerme falta ese día. Esos detalles teniendo a mi hombrecito al lado me ayudaban mucho más que los medicamentos del psiquiatra, los cuales ya había comenzado a quitarme con la ayuda de una psicóloga que encaminaba mis pensamientos en mis hijos.
La relación de complicidad con Alex superaba con creces la que pudiera tener con mis dos hijas, los acercamientos se llegaban a convertir algunas veces cuando estábamos solos en plena intimidad en casi obscenos, cargados de sensualidad buscada por ambos como si fuera un juego unas veces, como si fuera una opción natural otras. En más de una ocasión lo cacé pajeándose frente a su ordenador, o la sala viendo porno en la TV de las pelis bajadas de internet grabadas en su disco duro externo. En esas ocasiones me hacía la loca como si no hubiera visto nada, sin embargo me calentaba pensando en su premura sexual y la mía…, en su mazo presto a hacer feliz a una mujer y en mi chumino desesperado por sentir de nuevo un balano en su interior tan exorbitante como el de Alex. Aquellos pensamientos atoraban mi mente calenturienta sin razonar que era mi propio hijo, y sería incapaz de dar el paso para que nuestros sexos se aparearan en el más perfecto de los acoples, mitigando tanta ansiedad acumulada. En ninguna ocasión logré ver su polla al completo, pero sus dimensiones se intuían semejantes a la de su progenitor, así que si de tal palo tal astilla, mi Alex debía de tener una verga para hacer gozar a la hembra más necesitada y puta que se precie.
El 8 de mayo de 2016, me propuse hacer una reunión familiar para festejar el “Día de la Madre” con todas las madres de nuestra familia en la casa de mis padres. Todos estuvieron de acuerdo, de tal forma que comencé a organizar la fiesta y ultimar detalles para reunir a todos en el pueblo de donde soy originaria, así lo hicimos con un poco de trabajo…, creo que todo salió muy bien. Comenzaron a llegar los invitados, todos agradecieron y alabaron mi labor. Aparte de los piropos que me llevé por parte de ellos, me hicieron sentir muy bien, presentía que los tiempos oscuros tenían sus días contados. Iniciada la reunión comimos y después se prolongó una sobremesa que se alargó más de la cuenta. Al principio tomamos dos o tres cervezas cada uno de nosotros, pasamos después a la comida y a la sobremesa, nos concentramos en el jardín hablando de nuestras vidas los que menos no veíamos poniéndonos a día. El jardín es bastante amplio e hicimos una rueda con todas las sillas, unos primos músicos aficionados tomaron sus guitarras y amenizaron la reunión… Conforme pasaba el tiempo iba oscureciendo, entonces nos ubicarnos en el gran salón de casa, el cual estaba a reventar… somos una familia verdaderamente numerosa. Salvo algunos, todos permanecieron hasta muy entrada la noche.
Las botellas espirituosas circulaban con gran alegría. Se comenzaba a notar en muchas caras la sensación de embriaguez y cansancio, al comprobar que mi hijo Alex, el único que me acompañó a la fiesta, estaba en excelentes condiciones como algunos de mis parientes cantando y festejando, le dije a mi madre que me iba a recostar un rato en mi habitación, estaba súper agotada y quería descansar. Por supuesto que aceptó gustosa ya que todo el trabajo, por lo menos de organización lo había hecho yo. Es más, mis tíos Vero y Ambrosio también habían decidido quedarse a dormir en la casa de mis padres y ello me situaba en tener que compartir habitación y cama con mi retoño esa noche. Subí y me recosté en la pequeña cama de matrimonio de 1’35 metros de ancha, encendí la televisión con muy poco volumen, pero era tanto el sueño que tenía que me dormí con la tele encendida… me quedé boca abajo agotada en duerme vela.
Pasaron los minutos en dicha posición, realmente no me di cuenta del tiempo que habría dormido, creo que no fue mucho, cuando sentí que alguien abría la puerta tratando de no hacer ruido, pero no hice el menor intento de darme vuelta para ver quién era suponiendo ser mi hijo con toda seguridad. También escuché cerrarse la puerta del baño del cuarto, se oyó el chorro de una larga meada de tantas cervezas que se bebería en la fiesta. El sueño me tenía vencida cuando lo noté sentarse a mi costado, percibí las manos fuertes de Alex apoyarse en mis pantorrillas y acariciarlas…, primero fue una, después la otra. Iban desde mis tobillos hasta mis rodillas sin llegar más arriba. Me quedé completamente inmóvil, quieta y expectante gozando de sus caricias…, percibí ese tipo de nerviosismo que se confunde con excitación, pero no pasó de ahí pese a que me hubiese encantado que subiera por mis muslos y darle un merecido castigo a mi macizo clítoris tan abandonado en años por un macho. De golpe, la persona que estaba sentada a mi lado se levantó, y en unos segundos se escuchó abrirse la puerta cerrándose por fuera después. Dejó el aroma de su perfume impregnado en la habitación, sin duda alguna era mi hijo Alex, sobre todo por la forma de entrar a ese cuarto, así como la confianza de uso de ese baño…, cualquiera no lo hace, mi familia no permitiría el paso a cualquier persona a ese cuarto asignado a mi hijo y a mí…, mis padres para la intimidad son muy especiales.
Después de lo sucedido, pasaron muchas cosas por mi cabeza, pero la más importante fue la calentura que sentí cuando acarició mis pantorrillas, y sobre todo la forma en que me las tocaba, y esa noche podría ser una oportunidad de oro para dar un paso que no nos atrevíamos a dar pese a la fuerte tensión sexual que a veces vivíamos mi hijo y Yo. Hacía meses que nos mostrábamos desnudos en el aseo sin ningún pudor como solo lo hacíamos cuando él era un niño inocente… en los cambios de turno de la ducha o a la hora de aliviar nuestras necesidades fisiológicas era natural compartir el aseo. Nuestros cuerpos no era un secreto, y lo curioso del tema es que el de mis hijos tampoco, entre ellos se mostraba impúdicos las más de las veces. En varias ocasiones me encontraba a las niñas con las tetas desnudas en su cuarto jugando a la “Play Station” con su hermano sin el menor pudor… decían que hacía demasiado calor pese al ventilador. Estos últimos tres veranos están siendo bastante recios con temperaturas elevadas, no se puede negar…, como irrefutable que Mi retoño Alex es de cuerpo atlético y nada feo, creo que parte de los problemas de infidelidad con sus novias son precisamente por eso, y sus hermanas como hembras que son una cierta atracción sienten por él dejándose ver tan desvergonzadamente.
Sé que muchas chicas andaban detrás de él, y por lo visto él responde a todas, se puede decir que Alex es del tipo de hombre que toda mujer deseamos por ser un castigador, cuando más se resisten, más los deseamos a esos cabrones… nos gusta que nos follen a sabiendas que no se va a comprometer en la relación, sí, nos dejaran por la siguiente putita de turno pero que nos quiten lo bailado. Al final terminamos casadas con el formal Pagafantas, al que nunca le hemos dejado que nos folle para salvaguardar la falsa apariencia de chica decente, ese tipo de chicos que nos resuelve el mantenimiento de nuestra vida y de los hijos que parimos, sean suyos o de otro cabrón al que hemos permitido que nos preñe. Mi Alex era como su padre un CANALLA. No pude dormir pensando en lo mismo, entonces decidí que si se volviera a dar la misma situación trataría de hacerme más accesible para llegar a disfrutarlo. Con esa idea en mi cabecita, me dispuse a esperar despierta, tarde o temprano volvería, esta vez solo a acostarse y descansar a mi lado. Creo que volví a cerrar los ojos y me ganó el sueño, pero el sonido de la puerta chirriando me hizo reaccionar otra vez, sentí que cerraban la puerta con el seguro interno…, nuevamente entró al baño, pero ahora dejando la puerta entreabierta iluminando el cuarto con la escasa luz que escapaba del aseo, entonces abrí un poco las piernas aun estando recostada en la misma posición. No tardó mucho cuando volví a sentir otra vez el movimiento de la cama de alguien a la hora de sentarse…
…Ahora esas manos fueron más atrevidas, se volvieron a posar en mis pantorrillas y comenzaron a acariciarme hacia arriba, llegando hasta mis nalgas y un poco más recorriendo la raja de mi culo. Cuando nuevamente regresaban a mis pantorrillas, estando a medio muslo me atreví a cerrarlas y esas manos quedaron quietas atrapadas entre mis piernas por un soplo de tiempo. Le aseguré mi desvelo sintiendo su atrevimiento gustosamente… poco a poco comencé a moverme para que aquellas manos osadas percibieran la tersura de mis muslos. Él me apretaba poco a poco y mi excitación iba subiendo, nuevamente abrí el compás de mis muslos para soltar sus manos y que pudiera seguir acariciando lo que él quisiera, estaba a su merced entregada y calentísima como una perra en celo. No le puse ninguna objeción, todo lo contrario, dejé mi cuerpo a su entera disposición. Una vez más y de golpe, ese cuerpo se levantó de la cama, pero yo estaba decidida a no dejarlo ir sin mi recompensa… no escaparía de mí si no me satisfacía a plenitud.
¡Me sentía súper cachonda! En el momento en el que se paró me di la vuelta sobre mi cuerpo quedando de cara hacia él, me sorprendí al verlo completamente desnudo en la penumbra del cuarto. ¡Joder qué pedazo de verga se gastaba mi niño! No cabía duda que era fiel heredero de las cualidades onerosas de la buena dotación genital de su padre. Solo tenía 17 años, pero aquella polla ya apuntaba a estar sobre los 18 cm… gruesa y curvada como una daga árabe, sin olvidar el par de cojones que debía de albergar el estirado escroto que colgaba de ese mástil…una bolsa superlativa acorde al espectacular ariete del que formaba parte, en un conjunto perfecto propio de todo un semental. Sin dudar ni pensar mucho, lo tomé de las nalgas trayéndolo hacia mí, así el mostrenco de su tronco rígido y abrí mis labios metiendo toda su durísima verga en mi boca… se la mamé por un buen rato, la sacaba y la volvía a meter a mi boca…, sabía delicioso su capullo con ese sabor pre seminal casi olvidado ¡Trataba de exprimirlo! Después de besársela, mamársela y chupársela como una sedienta y haberme tragado su mastodonte cipote, me levanté poniéndome a cuatro patas como la perra en celo que me sentía, me subió la camiseta sin nada de trabajo, me bajó hasta medio muslo las bragas que debían de estar empapadas a esas alturas. Mi embriaguez de tantos años en el dique seco y la de mi hijo con las cervezas de la fiesta hicieron el coctel perfecto para entregarnos sin recato alguno.
Se acercó con cautela en donde la oscuridad nos mantenía en el anonimato simulado, pronto noté la punta caliente de su polla rastreando entre mis carnosos labios vaginales, justo en la entrada de la cueva de mi conejo hambriento, enfilado me dio con todo de una soberbia estocada penetrándome un tercio del rabo endurecido cual fierro ardiente, luego otro más y otro hasta que logró llegar al fondo enterrando todo el badajo raíz incluida. No pude evitarlo al percibirlo entero dentro de mí… Pegué un grito por el placer de sentir otra vez una polla horadando mis entresijos, aunque no lo hice muy fuerte ahogándolo con las sábanas. Él trató de callarme en cada empellón, metiéndome dos dedos en la boca, no me quedó más que chupárselos también, sabían a mí coño. Después, bajó sus manos a mis tetas mientras me penetraba, las agarró como riendas atrayéndome hacia él al tiempo que empujaba su pelvis con decisión hundiéndome toda la verga haciéndome notar los golpeteos de sus huevos en mi vulva…pellizcaba mis pezones sacándome de mis casillas deleitándome como una zorra. Después de torturarme las ubres, sus manos no paraban de sobarme y pronto sentí como combinaba sus caricias en mis piernas y muslos para volver a agarrar mi culo por las caderas. Yo no hablé ni dije nada, él tampoco pronunció palabra porque no era necesario comunicarnos más que con nuestros cuerpos… lo único que él susurró durante todo ese tiempo…
-“Eres una mujer muy hermosa que no se merece estar tan sola…, Siempre te he deseado. ¡Cómo me hubiera gustado desvirgarme contigo!”
-“Y a mi haber sido tú el primero en mi vida que yo desvirgara”, argumentos tan cariñosos y lascivos que debió notarse en mi chocho al emanar más flujo de lo normal. No obstante me sorprendió al decirme…
-“Me gustaría que en este momento estuviera tu esposo, su propio padre para que disfrutara viéndote gozar como una verdadera hembra con el hombre que él mismo engendró… su sustituto natural” Porque así es como él se veía conmigo esa noche.
Y probablemente tenía razón que era su hembra, o su zorra…, quizás la tiene por cómo me ofrecí al más puro incesto sin oposición alguna. Después de dos o tres decenas de empujones tuve mi primer orgasmo convulsionando como no recordaba…, caí desplomada con mis tetas sobre las sábanas. En esa posición mi culo quedó más elevado con un acceso más favorable a mi coño, y de inmediato arreció sus embestidas haciéndome notar sus huevos colganderos en aporreos continuos al llegar a enterrarme todo su mazo… En aquella locura me dejaba follar sin miramiento alguno, solo interiorizaba cada envión percibiendo el rígido cipote de Alex partiéndome en dos una y otra vez. Me sentía a rebosar de satisfacción notándome llena y completa otra vez por un hombre, poco importaba si era mi propio hijo, en esos instantes solo éramos un macho y una hembra en el más ancestro de los actos para el que la naturaleza nos ha dotado. Sentía frotar mis paredes vaginales sublimizando cada terminación nerviosa que sacudía mi cerebro con descargas continuas de placer.
Entregada cual perra en celo, era sujetada firmemente de las caderas a fin de no dejarme desplazar en cada envión… me follaba a saca liberando toda su masculinidad en el coño de su madre, siendo consciente o no arremetía con fiereza con un ritmo viril digno del semental más adiestrado…, arreció las embestidas, y de pronto paró en seco con un gruñido desgarrado. No sé el tiempo que ya andaba machacándome el útero con su orondo capullo cual martillo pilón, pero aquel gemidosimulaba a un venado en el mismo instante de correrse dentro de mí. La clavó a fondo en el preciso instante de convulsionar soltando el primer gran chorro de leche, se le inflamó la verga poniéndose más dura y tras el primero No reparó en llenarme con un segundo y otros tantos más que eyaculaba sin miramiento alguno por mi fertilidad. Noté el primer aldabonazo cálido y ardiente como la lava, el segundo también, los siguientes fueron rellenando mi cérvix dejándome inseminar como toda perra permite a su semental, no obstante los disfruté adulándome como mujer y hembra, abandonada a los instintos básicos de verme inundar a fondo de esperma espeso. Fue increíble cuando percibí el primer chorro de lefa quemarme las entrañas, lo hizo con unos suaves mete saca facilitando la salida de la más abundante cantidad de leche que nunca sentí, tal fue su fuerza… presentí su tibieza en las misma trompas de Falopio. Mi niño lanzaba sus aldabonazos de esperma rico de millones de bichitos prestos a fecundarme hasta cumplir con sus cinco o seis chorros de semen espeso. Se quedó quieto con todo el badajo dentro de mí durante unos instantes vaciándose hasta la última gota de lefa fecundadora. No era algo que me preocupara en esos instantes pese a no tomar la píldora anticonceptiva…
-“¡Por favor cariño termínate bien…!” Fue lo único que logré decirle en todo el tiempo de la inseminación.
Así lo hizo…Cuando salió de mí, se escurrió un poco de su semen entre mis piernas… no pude detener toda su copiosa descarga, así es que parte de mis muslos se mancharon, pero eso no me importó. Ya más relajada me levanté y en el aseo metí un dedo a mi coño y extraje un poco de su néctar dejando un dedo rebosante, lo chupé deleitándome con su sabor, me puse una compresa y me acomodé unas bragas limpias antes de salir, y también me reacomodé la camiseta de dormir. Me volví a acostar a su lado abrazada a su cuerpazo que olía a macho impregnándome las papilas gustativas de su sudor fuerte, y me quedé completamente dormida con un gustazo entre mis piernas sin una reclamación por parte de mi niño.
Cuando desperté eran ya las ocho de la mañana, los hombres de la familia ya se habían ido a trabajar y sólo estaba la muchacha que asistía la casa un par de horas al día. Cuando revisé mi ropa, las bragas tenían una mancha de mi excelsa lubricación y una blancuzca de esperma aun húmeda. Salí de la casa encontrándome a Alex tomando el sol de la mañana, le di un beso en la mejilla. Con las maletas preparadas tomamos un taxi camino de nuestro dúplex en una urbanización a unos 80 km de la casa de mis tíos. Poco después de las 11 de la mañana me llamó mi jefa pidiéndome explicaciones de mi ausencia, como pude capeé la situación disculpándose por no haber podido ir al trabajo, lo entendió pero me costaría algún sacrificio compensarla, y no pasó nada más. Pero a quien no le perdonaría su desplanté era a mi hijo Alex, después de haberme follado, haberme y haberse complacido con inseminarme y haber satisfecho sus más bajos instintos animales con su propia madre, ni siquiera me dio un beso de despedida cuando se marchó al instituto. Mi venganza no tardaría en cumplirse, porque ese primer polvo con mi hijo Alex fue apenas el comienzo de una historia de sexo furioso y salvaje entre los dos, que todavía continúa en un estado nada normal al de una madre e hijo…
Alex de la noche a la mañana se había convertido en el macho que colmaría con creces mi pasión de hembra…, con él me sentía plena y nada avergonzada…por nada del mundo iba a renunciar a él por una moral caduca de esta sociedad judío-cristiana anclada en la ambigüedad y la hipocresía. Sin embargo, lo ocurrido unos días después me sorprendió cambiando la perspectiva sobre mis hijos…, No por más que lo intuyera, lo esperaba ver realizado. Mi mundo se estaba convirtiendo en una montaña rusa de sensaciones. Las circunstancias me obligaron a ser una mujer incisiva, pero benevolente y compresiva con mi hija mayor, mas por otro lado no estaba dispuesta a perder la última oportunidad de mi vida de ser una mujer amada por un hombre capaz de colmar mis necesidades carnales, anímicas y filiales de una sola vez y en una única persona… ¡¡El macho ideal de mis oscuras fantasías!! Pasé a de ser una madre protectora, a una hembra sometida, para llegar a ser una Madre sorprendida…
…Me quedé tan sorprendida de lo que veía que ni moverme pude… Antes de seguir debería presentarme, mi nombre es Liliana y hoy día cuando cuento todo esto soy una joven viuda de 40 años con tres hijos, dos de ellos mujeres y un hombre, Marcela la mayor, Alex y por último la pequeña Luisa. Me casé muy joven con José Luis que por entonces contaba con 25 años… ocho más que yo, un hombre que se dedicaba a las ventas por lo cual salía mucho de viaje y la mayor parte del tiempo estaba sola en casa ya que me dedicaba a atender a mis hijos. Ahora tras enviudar encontré un trabajo en una emisora de radio local a media jornada, el cual, junto con las atenciones de mi hombre me ayudan a salir de la depresión profunda surgida tras la muerte de mi marido. Soy una mujer y madre moderna, no me asusta lo que en la actualidad pasa con los jóvenes pero esto que les voy a contar jamás pensé que pasaría en mi familia y mucho menos que lo esté contando…
…Es algo que necesito contárselo a alguien, déjenme les diga que tanto yo como mis hijas somos chicas comunes para que decirles que no somos unas modelos pero tenemos nuestros encantos. Todo había empezado en la fiesta que organicé en casa de mis tíos para el día de la madre, aunque la tensión entre mi hijo y yo venía de tiempo atrás. Compartir la misma cama, el grado de alcohol de su parte y mi calentura vaginal culminó en el mejor polvo de mi vida que recuerdo. Lo sucedido solo fue el punto de inflexión del resto de nuestra relación materno-filial, por lo que decidí un plan viable de vida en común para con mi hijo. Debo decir que la falta de mi marido hacía mella en mi realidad cotidiana, suplantándolo con el “Trankimazin” recetado por mi psiquiatra, gracias a que lo fui dejando volví a tener el control de mi vida. Con 37 años, aún me sentía muy joven, con ganas de vivirlo todo y las relaciones sexuales reducidas al ostracismo tras la muerte de mi esposo, se acabaron el día que mi hijo mancilló mi coño con aquel polvazo a traición con la invitación concupiscente de mi deseo voraz. En aquel momento no era yo, y gracias a ello se rompieron afortunadamente todas las líneas rojas entre ambos.
El sábado después del “día de la madre”, mi jefa me reclamó el favor que le debía por tomarme el día de la madre libre sin su permiso, decidí salir temprano. En casa se quedaron Marcela y Alex, mi otra hija se encontraba con una amiga y sus padres en una finca que su propiedad… se quedaría todo el fin de semana y no volvería hasta el domingo por la tarde. Les comento a mis dos hijos mayores que llegaría tarde, dado que en la redacción solo acudimos a trabajar los justos para hacer varias tareas cada uno, seguro que no daríamos a basto. A medio camino de la radio tuve un problema con el automóvil y me lo llevaron en grúa al taller mecánico, allí me dijeron que no estaría hasta el próximo día, entonces decidí regresar a casa a coger el coche de mi hija mayor. Al llegar y entrar a casa no escucho ningún ruido, así que pensé que estarían aún dormidos, cojo las llaves del armario, pero al llegar a la puerta de salida oigo un susurro, camino hacia el cuarto de mi hija Marcela. Al llegar al pasillo veo a mi hijo parado en la puerta entreabierta del cuarto de su hermana. Lo veo con tan solo los calzoncillos con la polla tiesa, me quedé helada. Él no me vio, me escabullí escondiéndome tras el mueble del pasillo, y sin saber qué hacer justo en el momento que escucho la voz de mi hija que le dice…
-“Pasa de una vez tonto… ¡¿O te vas a quedar ahí parado toda la mañana?!”.
Mi hijo entra en su cuarto, yo camino sin hacer ruido hacia la puerta la cual se quedó a cuchillo tras ingresar mi Alex… lo que veo me dejo más congelada que al principio. Mi hija estaba con un short chiquitito que usa como pijama y un top de encaje…, le agarraba la verga a mi hijo, de veras que pensé entrar y regañarlos a los dos pero algo me detuvo. Seguí viendo lo que perpetraban hacer, después de mi afer con Alex no iba a hacer de mi capa un sayo, debo reconocer que yo era tan puta como lo pudiera ser mi hija Marcela…, al fin y al cabo todo ello no era más que una parte de las relaciones que un hombre y una mujer pueden y deben tener sean o no aceptadas socialmente por su moral…
-“Ahí hermanito que rica la tienes ya quería tenerla en mis manos desde hace mucho que sueño con ella, pero no se había presentado la oportunidad, así que ahora tenemos todo el día y no vamos a desperdiciar la oportunidad ¿Verdad?”.
-“Yo también nena, desde que te vi como se la mamabas a tu novio, quería verte así agarrándome la verga”. Le sonrió pícaramente como se ven en las zorras de las pelis porno…
-“No solo te la voy a agarrar también…, te la voy a mamar y después quiero que cumplas como lo hacen los buenos machos, metiéndomela ¡Quiero sentirla toda dentro de mi coño!”.
Sin dejar de agarrarle la maza de 18 cm y 5 de grosor, lo arrastró hacia su cama y comenzaron a besarse. Alex la acariciaba por todas partes le agarraba sus nalgas y le metía las manos por debajo del short subió sus manos y le quitó el top dejando al descubierto sus tetas, las cuales son apreciablemente grandes y con los pezones parados… las acariciaba con sus manos mientras tanto ella seguía masturbándolo.
-“¡¿Te gustan mis tetas?! Mira como me has puesto los pezones….”
-“Si, son preciosas”.
-“Pues son tuyas, acarícialas… mmahhh”.
Ella se acostó y Alex le comenzó a mamar las tetas mientas que con su mano le acariciaba sus piernas hasta llegar a su chumino aun cubierto por su pijama braguita, la cual ya se notaba húmeda de la excitación, pasaba de una teta a otra como no queriendo soltarlas nunca….
-“¡Mmm, ahhhhh hermanito que rico sigue mmmmm así mi amor no pares!”
Él comenzó a quitarle las bragas para así poder acariciarle mejor su coñito totalmente afeitado como el de una niña impúber. Mi hijo pensaría estar follándose el coñito de una cría de diez años, me sentí algo desolada al no haber ofrecido mi coño arreglado aquella noche del día de la madre, entonces solo lo tenía recortado muy cortito con un pelo que cubría casi todo el conejo en la parte superior y pubis y nada de vello del perineo hacia abajo, una depilación natural que siempre he tenido, pero el resto lo tenía cubierto con vello aterciopelado.
-“¡Oh hermanita que bonito coño tienes y que bien hueles a hembra! ¡Está tan bueno como imaginaba!”
-“Si amor me preparé para ti, ¡¿Te gusta…?! ¡Ahhhhh, mámalo nene… mámame mi coño que hoy es solo para ti!” Al pasarle su lengua por la vulva, ella dio un grito de placer… “¡¡Oh joder qué bien lo haces!!”Le metió un dedo al mismo tiempo que le seguía mamando su clítoris poniéndola al borde de su orgasmo. “¡Más amor, sigue, que bien sabes utilizar tu lengua masssssahhhhh!”
Marcela se hallaba al borde del abismo cuando le llegó su orgasmo, y por sus gritos fue casi un múltiple orgasmo o simplemente que duró más de lo normal, fue un buen rato de gemidos, hasta que abrió sus ojos y quedó tendida sin fuerzas en su cama…
-“Ahora voy a seguir yo… es mi turno de complacerte y de probar esa verga que tanto he deseado. ¡Menudo pollón tienes Alex, es la verga más gruesa y larga que jamás he probado…!”.
Por lo visto no era la única hembra que pensaba en el badajo de su entrepierna, lo acostó y se quitó su ropa quedando totalmente desnuda, se dedicó a recorrer su cuerpo con su lengua desde su boca hasta sus pies pero no deteniéndose en su verga ya ese era un plato aparte.
-“¡Disfrútalo cariño, porque en esto de mamar soy la mejor ya verás!”
Empezó con su lengua a recorrer sus huevos los cuales metía a su boca por un rato uno cada la vez, los succionaba tirando de ellos al borde de arrancárselos y soltarlos a modo de honda… una vez castigados los testículos de su hermano, comenzaba a recorrer todo el tronco con su lengua y beberse la gotita que estaba en la punta de la verga la cual saboreó como una zorra.
-“Si así está el aperitivo, como estará el banquete que me tienes preparado en ese par de huevos…”.
Alex solo se dedicaba a mirar a su hermana como devoraba el rígido falo. Marcela rubricó que era toda una experta cuando comenzó a tragarse toda tranca poco a poco hasta hacerla desaparecer casi por completo para después sacarla y volver a devorarla mientras con su mano derecha masajeaba sus huevos, los apretaba y los alternaba con la verga comiéndoselos, engulléndoselos uno a uno como caramelos en largos chupones que debían doler de lo recio por cómo se oían los chupones….
-“¡Ahhhhh cariño que bien me la estás mamando cabrona…!”
Él sabía que no aguantaría mucho si seguía con esa manera de comerse su trabuco y sus huevos, succionando el gordo glande con metida de la punta de la lengua en su agujerito uretral, como así ocurrió tras el castigo que le daban la muy zorra de mi hija…
-“¡¡Me voy a correr nena!!” Fue lo único que pudo soltar.
-“Si mi amor, hazlo en mi boca quiero saborear tu leche y tragármela entera ¡La necesito en mi estómago o en mi coño!”
-“¡Yaaaanena ya… ahhhhh!
En la cara de Marcela se marcó el gesto de sentir los chorros de semen llegarle a su garganta, la polla convulsionaba ostensiblemente, pero ella no cejó…la apretó con su boca para disfrutar más la corrida sin desperdiciar ni una gota de su engrudo. Mamaba todo cuanto podía tragando un poco mientras otro poco se salía por sus comisuras, pero se la bebió toda, tras los seis o siete lechazos del chico. La muy puta le ensenó toda la descarga de semen depositada sobre su legua justo antes de tragárselo, al terminar de engullir, se la limpio bien con boca y lengua y acto seguido subió a besarlo. Yo seguía impactada el pie de la puerta sin poder moverme ni hablar, no podía creer lo que estaba pasando, pero al mismo tiempo algo en mi lo había disfrutado y sentía una gran excitación de lo que había ocurriendo y lo que faltaba por pasar. Ellos permanecieron abrazados y besándose en la cama pero sin dejar de acariciarse, no transcurrieron ni dos minutos cuando ella ya estaba de nuevo mamándole la verga para tratar de hacerla revivir, para lo cual no batalló mucho, se mostraba como un gran semental, un macho capaz de conceder placer de continuo a la hembra de turno, lástima que no fuera yo la elegida en esta ocasión.
-“Quiero que me la metas amorcito, quiero sentirla toda, la necesito dentro de mí por favor. Hoy me siento esplendida… seré tu puta”. Se miraron a los ojos como si hubiera dicho una inconveniencia, sorprendiéndose ambos por las palabra de Marcela llenas de ímpetu, pero no se cortó o intentó romper el hielo siguiendo con… “¡Haré todo lo que me pidas!”
Él sin decir ninguna palabra como de costumbre, se acomodó sobre ella, colocó su verga en la entrada pero sin meterla ejerciendo un poco de presión en la parte superior del tronco para poder enfilarlo debido a lo tiesa y dura que la tenía otra vez en ese instante. -“Métela ya cariño”.
-“¡¡Pídemelo otra vez más hermanita! Dime que eres mi puta quiero escucharte pedirme que te la meta”.
Sin duda mi hijo era un castigador, ese tipo de hombre que las mujeres solo queremos para follar y él lo sabe, un follamigo que nada tiene que ver con esos chicos formales con los que nos casamos… Para estas ocasiones solo necesitamos a estos tipos, para el resto de la vida a los chicos juiciosos y responsables que se encargaran de mantener, educar y criar a nuestros hijos, mi Alex es del tipo que nos preña sin cargas, ni remordimientos…, lo peor es que nosotras nos dejamos llevar y montar por ellos sin recato alguno arrastradas por la lujuria, y allí estaba mi hija mayor con sus 19 años pidiendo ser follada e inseminada por su hermanito…
-“Si corazón soy tu puta… necesito tu verga en mi coño, pero ¡Métemela Ya!
Entonces Alex colocó su rollizo glande con el que se remata su larga y recia polla en la entrada del conejo hambriento de la putita de su hermana, le metió la mitad del mostrenco, y se salió de ella para de nuevo meterla, pero esta vez se le entró toda, con lo cual ella soltó un grito de placer arrollador. A la niña le iba la marcha porque se pegaba a él sujetándolo de las nalgas con ambas manos queriendo impedir que se la sacara o que la clavase más hondo de su coño…, estuvieron en esa posición varios minutos y después Alex le pidió que se pusiera a cuatro patas… Ella obedeció inmediatamente poniendo una almohada bajo su vientre y así poder empinar más el culo.
-“¡Métela cabrón… es todo tuyo!” El gesto en su cara era de una autentica zorra pidiendo su ración de verga, Alex se quedó un momento viendo las nalgas de su hermana que se movían ante él como implorándole ser incididas por un trozo de carne dura.
-“Esto me parece un alucinación nena, siempre soñé con este momento, tenerte empinada y poder meterte mi verga en tu coño viendo tu culo”.
-“Si amor métela por donde quieras lo tengo estrenado… pero si eliges el culo hazlo poco a poco, esa polla es muy gruesa para mí no haberme dilatado el ojete”.
Pero Alex quería disfrutarla más, sabía que tenía tiempo para darle por el culo más tarde, así que tomó su badajo y se la metió por el chumino que chorreaba baba por la cantidad de flujo que soltaba. Marcela al sentirla de nuevo dentro de ella no pudo evitar gemir como una perra… -“¡¡Que rica la tiene nene!! Dame más duro, más rápido por favor… ¡Hasta dentro del todo, Que no te quede nada fuera de mi coño!”Gritaba acariciando su clítoris con sus dedos, quería gozar lo más que se pudiera.
Yo seguía en la puerta sin moverme pero sentía que mi chocho súper mojado y no pude evitar acariciármelo, meterme un dedo para después sacarlo empapado de mis jugos, y meterlo a mi boca quería saborear los jugos producto de lo que estaba viendo pensado que se hallaba colmado de la lefa de mi hijo. Ellos seguían follando como descosidos con todas sus fuerzas, como si en ello se les fuera la vida. Cambiaron de postura de costado con Alex detrás de Marcela, con la pierna sentada tras su hermano perniabierta, dejando que el gran rabo del chico la partiese en dos. Se la encauzó y con un buen juego de pelvis de Alex lograba enterrar todo el cipote hasta los mismos huevos una y otra vez… con una mano sobaba su teta izquierda y la otra se blandía a su boca de la cual mamaba al tiempo que no cejaba de follársela a todo trapo. Sus grandes bolas rebotaban en la vulva hundiendo los 18 cm de dura carne trémula en el mismo útero de su hermana, entre gemidos de ésta. ¡Gozaban como cosacos! Y ya pasaban de 15 minutos atorándose de sexo sin contemplaciones. Ver a dos jóvenes tan entregados a la lujuria, pese a ser hermanos me retrotraía a mis días de hormonas exaltadas en las que no pasaba un solo día sin hacerme una buena paja, años adolescentes arrebatados por mi marido tan temprano preñándome.
Mis chicos cambiaron de nuevo de posición, a la postura clásica del misionero, en esa compostura se contemplaba a mi Alex tenso en todo su esplendor, su fortaleza le permitía no postrarse sobre su hermana y follársela con la distancia justa para que ambos vieran como entraba y salía la polla de su coñito mojado y ardiente…su culo apretaba sacudiendo fuertes empujones, los que deseaba que fueran para mí notándolos sin llegar a acuchillar mi raja. Su hermana lo miraba fijamente con sus manos acariciándole el pecho, los brazos y la cara con cariño de hermana mayor, pero cargado de deseo de hembra. Le martilleaba el coño sin cesar extrayéndole grititos en cada empellón, hasta que después de varios minutos Alex le avisó muy atento con su hermana, ¡Estaba a punto de correrse! Ella le pidió que lo hiciese dentro de ella, que no se preocupara… que no parara de follársela porque ella también se encontraba al borde del orgasmo.
Él no dijo nada más, solo sonrió enardecido de saber que por primera vez llenaría el coño de su hermana mayor con su esperma y como de costumbre sería una eyaculación copiosa… se movió más fuerte, más rápido, sujetado por su hermana de las caderas para no escapar de su prisión…y en un momento dejó escapar toda su leche en el fondo uterino de su hermana. Me sentí escandalizada por lo irracional de follar a pelo con el consiguiente riesgo de quedar preñada si no tomaba anticonceptivos, recé por que se los hubiera tomado. Ella en ese mismo instante se unió también a la corrida entre convulsiones mientras su hermano no paraba de soltar chorros de lefa en lo profundo de su coño. Hincaba el ariete hasta las pelotas jadeando como un animal, al tiempo que soltaba chorro tras chorro de lefa en el útero de Marcela, a la par que ella gemía frotándose el clítoris sincronizando su orgasmo con el de él. Sin embargo al terminar, mi hija no le dejó recrearse como yo lo hice, ella fue más impetuosa sacándoselo y tomando su mástil aun erguido…, lo comenzó a chupar hasta lucrarse de su última gota y dejársela brillante y limpia. Una limpieza de polla en toda regla, Marcela se presentaba como una gran competidora en la carrera sexual con Alex. Se abrazaron y besaron ajenos a la familiaridad… se amaron sin pensar que pudieran estar cometiendo algo indecente, vicioso, amoral o pervertido…, para ellos simplemente fue un ejercicio de alivio sexual… tal vez prosiguiera por el resto de la mañana apaciguando su ímpetu hormonal… una salida natural a sus parvedades fisiológicas.
¡Hoy día, la contaminación de las redes sociales, con el excesivo bombardeo de información con publicidad cargada de erotismo, así como el fácil acceso al porno que consumen los adolescentes, los hacen inmunes a cualquier amoralidad y por supuesto al incesto! Para ellos follar es una actividad más en sus relaciones sociales, una forma de comunicarse y de expresar lo que desean o sienten, de la satisfacción inmediata sin esfuerzo de aquí y ahora, hasta el punto de pensar que es mejor follar sin condón. Y eso lo llegaba a entender como un avance en el la sociedad libre y un retroceso en los valores o un cambio de ellos. Así que yo sin pretensiones de entrometerme me retiré de la puerta rumbo a la calle sin hacer ningún ruido. Durante todo el día solo pasaba por mi mente que pasaría después de eso que había visto, se terminaría mi confianza para ellos… mi otra hija estará involucrada también bajo la influencia del magnetismo sexual de Alex, a pesar de tener solo 12 años. Puedo decir que deseaba como nunca ser atascada y partida en dos por el rabo de mi hijo…, el calentón que llevaba para el trabajo era de órdago, ese cabronazo me excitaba como una perra, y ahora al saber que tenía una competencia muy seria en casa, debía de ponerme las pilas si quería calzarme regularmente a ese bomboncito, a ese que una de las hembras de casa y algunas de fuera, parecía rifárselo.
Continúa…