Soy Luna y como no se muchas cosas sobre el sexo, seduje a mi profesor para que me enseñe todo lo que me falta
Mi nombre es Luna, tengo 23 años cumplidos en agosto, con una estatura a la que a mi me gusta llamar promedio de 1.75 cm, y aun con mis piernas largas siempre sentí una pasión por los zapatos de tacón, la forma en que se ve es casi erótica, como una se balancea por las calles y los hombres voltean a admirar. Conjunta este hecho con un vestido corto y el viento fuerte del otoño ondulando con gracia la pieza.
Tengo una hermana menor, 13 años, vive con mis padres y asiste al colegio de las Hermanas Auxiliadoras, una escuela estrictamente para niñas con devoción religiosa; mi hermana no estaba fascinada por la idea de este, pero mis padres tenían la solvencia para pagarle una escuela de tan alta mensualidad, y así como la tenían para pagar mis estudios universitarios mientras yo me hacía cargo de la renta de mi departamento y los útiles necesarios para la carrera.
Mi móvil suena y miro la pantalla, es mi madre, de momento estoy conduciendo, pero activo el manos libres.
-Luna, mi cielo ¿cómo estás? –
-Bien mami, estoy conduciendo, ¿todo bien?
-Si corazón, pero necesito que me hagas un favor enorme, estoy atrapada en la oficina y no logro localizar a tu padre, ¿Crees que podrías pasar por tu hermanita al colegio?
-Por supuesto mami no hay problema, sale a las 4 ¿cierto? –
-Sí, así es, se puntual, el consejero es un amargado regañón-
-Siempre lo soy, te dejo, suerte en el trabajo-
Cuelgo, y hago el cálculo de que tendría tiempo de ir a la tintorería antes de pasar por mi hermana, de todas formas, era aún temprano.
Una vez que recogí algunos vestidos y voy caminando de vuelta al auto, noto que cruzando la calle hay una Victoria’s Secret, no me vendría mal algún conjunto por si las moscas, dejo los vestidos en el auto y cruzo, la tienda esta tenuemente iluminada y con una música estilo clásica de fondo, no hay muchas personas, me dirijo al area de conjuntos y me llama mucho la atención uno negro, un clásico, viene con un ligero, y unas braguitas de encaje transparente en el area del trasero, con detalles estilo corsé en la parte de enfrente, esta precioso, quedaría muy bien con unas medias de al muslo de mayas, el sostén es en gran parte negro pero tiene pequeños lazos en rojo pasión, al ver el color rojo puedo recordar que en mi armario tengo unos zapatos de tacón justo de eso color, ya puedo imaginarme usarlos con este conjunto y nada más. Lo pongo en la canasta y ojeo un rato más, me encuentro las medias deseadas, y alguna que otra tanguita llamativa, lo pago todo y regreso contentísima con mis nuevas adquisiciones.
Pero al encender el auto noto que son pasadas las 3:55, y recuerdo que la escuela está a poco más de 40 minutos de donde estoy, bien hecho Luna, siempre tan responsable. Manejo a toda velocidad con la esperanza de llegar a tiempo, y por más que lo intento llego ya pasadas las 4:35, el estacionamiento esta desierto y no hay signos de mi hermana Lucia, me bajo del auto y me acomodo la falda, dichosa que me puse la que se sube más fácilmente, tal vez podría persuadir al profesor para que no me diera tanto sermón, camino hacia la entrada del colegio y como no veo al guardia me adentro a ver si encuentro el aula de Lucy, el pasillo es eterno y mis tacones hacen eco en el piso, todas las aulas están vacías, ya casi cuando llego al final es que noto a la pobre Lucy con cara de aburrimiento, y sin tocar por pensar que estaba sola abro la puerta y le grito -¡He pulguita, perdona, es que me he parado en Victoria’s Secret por unas tanguitas!- Me mira con cara de horror, y extrañada dirijo mi vista al escritorio que debía estar vacío.
Sentado ahí con una expresión de absoluta sorpresa está el, con unos zapatos elegantes, y unas piernas de corredor matutino, unos janes azules y la camisa por fuera, mangas arremangadas dejando notar sus músculos, algo marcados, lo suficiente para provocar querer tocarlos, y de vuelta a sus ojos, ya no me miraba con sorpresa, era más una mirada cómplice.
-Bueno Lucia, parece que ya es hora de ir a casa- Mi hermana se levanta a toda velocidad y mientras yo intento salir huyendo de la escena el profesor decide intervenir
-Si Lucia, espero verte mañana en clase, ¿me dejas un momento a solas con tu hermana? –
-Si profesor- Indignada miro a Lucia por entregarme tan fácilmente, me quita las llaves del auto y sale como alma que lleva el diablo huyendo de la escena, el profesor cierra la puerta del aula, sin temor a acercarse de más a mí, todo lo contrario, sujeta fuertemente mi brazo y me dirige a sentarme en una de los escritorios para los estudiantes, me siento como una niña mala en problemas.
-Muy bien, su nombre es Luna ¿cierto? – Asiento, incapaz de abrir mi boca para decir nada
-Mire Luna, este es un colegio sumamente disciplinado, y me parece una falta de…- De repente dejo de escucharlo, no puedo dejar de admirar la forma perfecta de su rostro, fuerte y masculino, con la pequeña sombra de vello facial que lo hace ver aún más maduro, podría tener unos 35 o 36 años tal vez, pero estaba como quería, sus hombros amplios, sus manos grandes que estaban apoyados en la mesa del escritorio donde estaba sentada, estaba tan cerca pero tan lejos de mí a la vez, podía oler ligeramente su aroma, no sabía que era, no parecía colonia, pero olía delicioso, era hipnotizaste.
– ¿Ha escuchado algo de lo que he dicho o va a seguir babeando como una niñata? –
Siento como sube la sangre a mis mejillas inmediatamente -Por supuesto que le estoy escuchando profesor, le prometo que esto no pasara de nuevo- -Eso espero señorita-
Nuevamente me toma por el brazo y me hala fuera del asiento, mi falda se subió un poco y él acerca su mano hasta mi muslo, roza la piel desnuda suavemente, y luego reacomoda la falda en su lugar. Mis piernas tiemblan, y mi respiración se acelera, simplemente con ese pequeño roce ha logrado enloquecerme por completo.
Finalmente recobro la compostura y carraspeo, acomodo mi cabello y me despido del profesor, pavoneándome hacia la puerta puedo notar que está observando mi trasero, me siento picarona así que dejo caer mi bolso accidentalmente, y me agacho a recogerlo lentamente mientras abro la puerta de la entrada -Dios mío que pena, ando sumamente distraída últimamente, en fin, ha sido un plac…- La puerta se cierra con fuerza y el me empuja con su cuerpo, ahi esta, pegado a mi espalda me tiene prisionera contra el vidrio, cualquiera podría vernos, su mano regresa al lugar en donde reacomodo mi falda pero esta vez la lleva hacia arriba, lentamente, puedo sentir su respiración en mi cuello, lo tengo loco y el a mí, aruña mi muslo, y yo gimo, pidiendo más, necesito más, su otra mano esta en mi vientre, presionándome más cerca contra él, sintiendo su corazón latir contra mi espalda, el calor que irradia su cuerpo contra el mío. -Sé que ha querido provocarme con ese accidente, y no lo voy a permitir, ha sido usted una mujer muy irresponsable y merece ser castigada- No puedo creer lo que estoy escuchando, ¿qué va a hacer? –
Sin dudas el hombre me separa de la puerta, y me recuesta contra uno de los escritorios estudiantiles, sube mi falda con descaro y sin previo aviso me mete una nalgada, fuerte, gimo sin poder creérmelo aun, antes de poder reaccionar a la primera siento y otra, aún más fuerte. Se me hace aún más difícil de creer lo mojada que me estoy poniendo a causa de la situación, me está gustando. Luego puedo sentir como pasa su mano por mi trasero, y entre mis muslos, y como pasa sus dedos delicadamente sobre mis bragas, me esta enloqueciendo, quiero besarlo, así que intento moverme para hacerlo, pero con una mano me mantiene presiona contra la mesa más fuerte -No intentes moverte que aún no he terminado contigo- Es lo suficientemente fuerte como para mantener mis ambas manos en su lugar con una de las suyas. La otra continua su recorrido, rozando contra mis bragas, jugando como si yo le perteneciese, y de momento lo hacía. Cuando ya no puedo más con sus roces meneo las caderas, pidiendo por mas, tengo el corazón en la garganta y estoy a millón, el entiende mi mensaje y baja mis bragas, siento otra nalgada fuerte, e inmediatamente uno de sus dedos entra en mí, algo me derrito a su alrededor, su mano se mueve con fuerza, siento que pone otro y que yo ya no puedo más, quiero que me tome aquí mismo, cada vez va mas rápido, y yo solo puedo pensar en que acabe con esta tortura, intento aguantar lo más que pueda mis gemidos pero a veces no lo logro, parece no importarle que estamos en un colegio de monjas, esto no podría ser más inapropiado pero no me importa, cuando saca sus dedos puedo sentir lo húmeda que estoy, y siento el calor de su lengua entre mis piernas, bebiendo de mi líquido, secándome o humedeciéndome mas, uno de sus dedos vuelve a mí y siento como llego al límite, él se levanta, mi me mete una última nalgada, acomodándome las bragas y bajándome la falda.
Y así por así me deja aun regada en el escritorio, con las tetas pegadas a la mesa, y el corazón a punto de salirme por la boca, cuando me levanto y lo miro esta de espaldas al escritorio, secándose las manos con una toalla de papel -Espero que no vuelva a llegar tarde a ningún lado Luna, ahora retírese, su hermana la está esperando-
Sin palabras en la boca tomo mi bolso rápidamente y abandono el aula, cerrando la puerta tras de mí, de camino al auto arreglo mi cabello un poco y me acomodo el sostén, tratando de absorber lo que acaba de pasar.
Cuando finalmente llego y abro la puerta, Lucia está cantando como si nada hubiese pasado, aunque bueno, para ella nada paso. – ¿Qué tal fue?, él siempre es bastante regañón- -Fue…bien, definitivamente aprendí la lección-
Al sacar el auto del estacionamiento solo puedo pensar en una cosa, me muero por volver a venir por mi hermana al colegio.