Madre e hijo cruzan los limites gracias a internet
Estaba aburrido en casa y decidí subir a mi habitación y entrar algunas de las muchas salas de chat que estaban disponibles en Internet.
Después de estar aproximadamente quince minutos buscando, hice clic en un sitio de MILF y comencé a mirar las fotografías que habían subido.
Hojeando las fotos de mujeres con poca ropa, de repente noté que una de ellas me gustaba mucho más que ninguna otra… Aunque su rostro estaba oculto a la vista, llevaba unas minibragas que se veían muy bien a través del camisón semitransparente.
Mientras me concentraba en sus bonitos pechos, ví el tatuaje de mariposa que tenía en su hombro izquierdo pero en esos momentos no recordaba dónde lo había visto antes y si era el mismo tatuaje.
¿Cuánto tiempo estuve mirando a esta mujer?… No estoy seguro, pero me di cuenta de que tenía la posibilidad de poder ponerme en contacto con ella -porque lo permitía- aunque sólo fuera para ver qué pasaría… En esos momentos ella no estaba operativa pero tomé nota para poder volver en otro momento.
Cuando apagué el ordenador, me tumbé en la cama y excitado por la idea comencé a masturbarme mientras en mi mente estaba esta sexy mujer… No pasó mucho tiempo antes de que el inevitable y enorme chorro de semen volara alto en el aire.
‘¡Uff, como he disfrutado con esto!’, pensé
Luego, debo haberme quedado dormido porque lo siguiente que recuerdo fue abrir mis ojos al escuchar el sonido de la puerta de mi habitación, abriéndose.
– «¿Estás bien?», me preguntó mi madre mientras caminaba hacia mí y se paraba junto a la cama mientras miraba hacia algo… Supuse que al semen de mi corrida.
– «Si, claro», le contesté… Y viendo la forma en que estaba vestida le pregunté sonriendo:
– «¿Te vas?»
– «Si… Ya sabes, es mi noche para salir con mis amigas a tomar unas copas y charlar… Regresaré a eso de las once», me devolvió la sonrisa y se dio la vuelta.
– «Que te la pases bien», le dije cuando salía de mi habitación y la escuché bajar las escaleras antes de cerrar la puerta de casa.
Pensé que en unos minutos podría ver si esa mujer que tanto me gustaba estaba en línea… Me senté ante el ordenador y busqué el chat… Después del retraso habitual, entré en la sala de chat y comencé mi búsqueda… Al encontrarla vi que tampoco hoy se había conectado.
Pensé que quizás ella podría conectarse más tarde, así que lo mejor que podía hacer era ducharme, ponerme el pijama, cenar, ver un poco la tele y volver a intentarlo al final antes de acostarme.
Mientras estaba viendo la tele, vino mi madre y al cabo de poco tiempo se retiró a su dormitorio diciendo que estaba cansada y tenía algo de sueño.
Transcurrido un tiempo, volví al ordenador para visitar la misma sala de chat y sonreí al ver que ahora si que estaba disponible.
– «Hola», le escribí.
– «Hola», me respondió.
– «¿Te gustaría charlar?», le pregunté con la esperanza de que ella dijera que sí.
Cuando ella estuvo de acuerdo, aunque dijo que ninguno de los dos podía mostrar nuestras caras por razones de privacidad, pasamos los siguientes veinte minutos hablando sobre cosas y fue durante ese tiempo cuando ambos nos dimos cuenta de que existía una buen ‘filing’ entre nosotros, cosa que le agradaba a ella y naturalmente, a mí.
En un momento de nuestra conversación me contó un pequeño secreto que, desde la muerte de su esposo, debido a su accidente en el trabajo, había deseado volver a tener relaciones sexuales, pero la situación en su casa eran bastante complicadas para ello por aquello de la privacidad… Tendría que ser necesariamente en otra casa porque en un hotel no le gustaba la idea.
– «¿Es por eso que usas una sala de chat para ver si puedes encontrar un alma gemela?», le pregunté.
– «Sí», respondió ella.
– «Entonces, si me lo quieres decir… ¿Qué tipo de hombre es el que estás buscando?», le pregunté.
– «Me gusta, por ejemplo, el hombre con el que estoy hablando… Es la primera vez que un hombre me pide hablar conmigo a través del chat en el que llevo mucho tiempo esperando… Y ahora, me siento extremadamente cachonda y tal vez podamos llegar a hacer algo», me dijo maliciosamente.
– «¿Cómo qué?»
– «Para empezar, preguntarte si estarías dispuesto a mostrarme su pene… Aunque en internet hay fotos y videos de grandes pollas, me gustaría ver la tuya porque me produce mucho morbo y me calienta lo que te estoy pidiendo», me dijo.
– «Claro… No tengo ningún problema en enseñarte mi polla… Pero a cambio, luego ¿podrás mostrarme tu cuerpo desnudo?», le respondí.
– «Oh, sí… Si tu quieres te lo enseño, pero hemos de ir poco a poco», me respondió ella de esta forma haciéndose la pudorosa.
Y así fue como empezamos nuestra relación a través del chat, que fue subiendo poco a poco de tono a lo largo de la noche… En cierto momento, le dije:
– «Siempre he querido ver en directo una cosa y nunca he podido.”
– “Dime que es y si puedo te lo haré”, me respondió excitada.
– “Que me permitieras verte mientras te masturba hasta llegar a tener un orgasmo… Y mientras lo haces, yo me masturbo al mismo tiempo»
– “¿Tienes la polla tiesa?… Porque si es así, estoy preparada para dejar que me mires como me masturbo», me dijo.
– “Mírala… Esta tiesa como un palo”, le dije mostrándole mi polla ante la cámara para que la viera.
– «Como me gustaría poderla tocar… Te voy a enseñar mis pechos para que te calientes bien», me susurró ella.
Dicho esto, levantó rápidamente su camiseta de algodón blanca y me enseño sus pechos sosteniéndolos por sus manos… Al ver los dos pezones erectos dentro de cada aureola rosa salmón, me di cuenta de que me iba a correr enseguida y se lo dije.
Le pregunté si ella iba a ser fiel a su palabra y la vi ponerse de pie, levantar de nuevo su camiseta de algodón blanca y como no llevaba bragas, deslizó un dedo entre los labios externos y comenzó a masturbarse.
Yo exploté tirando semen por todas partes mientras ellas se masturbaba a gran velocidad, hasta que en un momento dado explotó teniendo un gran orgasmos a la vista de cómo le temblaba el cuerpo.
– «Gracias… He disfrutado mucho con esta corrida que hemos tenido… Buenas noches», dije antes de apagar el ordenador, ya que necesitaba limpiarlo todo.
– “Buenas noches… Espero que hayas disfrutado y me busques otro día… Te estaré esperando.”
Y con estas imágenes en mi cabeza me acosté y me dormí.
– «Buenos días», me dijo mi madre al día siguiente mientras yo bajaba por las escaleras en pijama.
– “Buenos días, mamá”, le respondí.
– «¿No vas a trabajar hoy?», me preguntó.
– “Si, ahora mismo me arreglaré y me voy… He de darme prisa porque llegaré tarde.”
– “Ves en cuidado con la moto, que me da miedo que vayas rápido nos sea que tengas un percance.”
– “Tranquila, mama.”
– «Bien, hijo… Yo también me voy… Te veré esta noche, cielo», sonrió mientras se movía hacia mí y me dio un beso en la cabeza.
Debieron de ser las doce de la mañana cuando mi teléfono móvil emitió un pitido para indicarme que recibí un mensaje… Al mirarlo me quedé asombrado al ver que era de mi nueva amiga… Anoche le di mi segundo numero de móvil, que no lo daba a nadie, y había decidido enviarme una foto de ella –sin enseñarme su cara- sentada en el inodoro, abierta de piernas y mostrándome su coño mojado.
‘Espero que te guste’, decía el mensaje…. Luego me envió otro mensaje diciendo: ‘¿Podemos charlar esta noche?’
Lamentablemente ese día, al regresar a casa, un coche golpeó mi moto y salí disparado por los aires… Tuve mucha suerte pues aunque no me rompí nada, sufrí grandes repelones en las manos al apoyarme en el suelo… En el Hospital me las tuvieron que curar y envendar.
A partir de ese momento, y durante las siguientes semanas todo fue bastante complicado para mí… Mis manos quedaron inoperativas y fue entonces cuando me di cuenta de lo que las necesitaba, especialmente cuando quieres ser autosuficiente y te ves impotente para ello.
Desde el primer momento descubrí que mi vejiga tenía una necesidad desesperada de vaciarse y no quería pedir ayuda a mi madre, así que iba con pijama todo el tiempo y me resultaba no muy complicado bajarme los pantalones y sentarme en el inodoro y orinar.
Por ahí, el tema estaba solucionado… Pero cuando mis entrañas comenzaron a moverse para expulsar mis desechos, me encontré con un nuevo problema: cómo limpiar mi culo.
Después de muchos intentos, finalmente sucumbí a lo inevitable y grité:
– «Mamá, necesito tu ayuda.»
Pasaron unos treinta segundos antes de que escuchara su voz preocupada al otro lado de la puerta.
– «¡Estás bien!»
– «No… No puedo limpiarme el culo», le contesté.
La puerta del baño se abrió y entró mi madre… Obviamente, viendo mi problema, ella me dijo:
– «Levántate.»
Al escuchar esto, hice exactamente lo que me indicó… Mientras vi que ella buscaba un poco más de papel para limpiarme el culo, y me dijo:
– «Ahora inclínate hacia delante y separa las piernas.»
Hice lo que me dijo y ella comenzó a limpiarme el orificio anal… Sin querer, pero por la postura, mi cara entró en contacto con su pecho… Y mirando hacia abajo por la parte delantera de su vestido vi una mariposa tatuada y me quedé paralizado.
– «Ahora lo tienes limpio», me sonrió mamá mientras se ponía de pie y daba un paso atrás.
Fue ver la mariposa y tuve una reacción instantánea por la que mi pene se puso tieso… Mamá me lo miraba y no podía apartar los ojos de mi erección, ya que se balanceaba de lado a lado.
– «Lo siento mucho», dije disculpándome.
– «No pasa nada… Esa es una reacción bastante natural en un hombre cuando toca los pechos de una mujer… Así que no te avergüences», me dijo sonriéndome y mirándome a los ojos.
– «Pero no es algo que un hijo deba permitir que su madre vea», traté de argumentar, aunque ahora ya sabía que la mujer del chat era mi madre.
– «Sé que te masturbas, porque he visto y limpiado el semen que expulsas… Pienso que en este momento poder seguir masturbandote es un poco difícil para ti.»
Al escuchar esto me quedé absolutamente asombrado… ¿Sabía que era yo el que hablaba con ella en esa sala de chat?… Antes de que yo pudiera responderle, ella me dijo:
– «Así que si quieres que te ayude, lo haré… Sé que cuando un joven se masturba, la fuerza de su eyaculación dispara lejos el semen», comentó en voz baja.
No se si escuchó mi respuesta o no, pero su siguiente comentario casi me hizo correrme sin tocarme.
– «Y dado que este es el vestido que necesito para trabajar, me lo quitaré para que no se manche por si algo de tu semen cae sobre él»… y sin más comentarios, se soltó los botones de su vestido y se lo quitó, dejándolo encima de la cesta de la ropa sucia.
Ahí estaba mi madre, de pie, sólo en su sujetador y bragas preparada para masturbarme… Alargó su mano derecha, agarró mi polla y comenzó el movimiento rítmico necesario para hacerme eyacular.
No pasó mucho tiempo antes de que una ráfaga de semen saliera disparada y accidentalmente cayera en su sostén.
– «Mira lo que has hecho… Tendré que quitármelo porque se manchará y será necesario lavarlo», me dijo con una sonrisa nerviosa.
Al darme cuenta de que iba a quitárselo, le dije:
– «Será mejor que me vaya.»
– «No es necesario que lo hagas», me dijo mientras se quitaba el sostén y me enseñaba sus grandes pechos y sus pezones completamente erectos.
– «De todos modos esto es lo que hace una madre… Ella está allí para ayudar a su hijo con cualquier problema que pueda tener.»
– «Gracias», le dije mientras sonreía y miraba la mancha húmeda que de alguna manera había aparecido en la parte de abajo de sus bragas… Estaba claro que el hecho de masturbarme la había calentado y estaba soltando flujo sin parar… De ahí la mancha de las bragas… Ella disimuló diciendo:
– «Por el momento, mientras tus manos no te sean útiles y quieras algo de ayuda, dímelo.»
– «Lo haré, mamá», le contesté con una sonrisa mientras pensaba que cosas eróticas podrían suceder en los próximos días.
Fue el jueves siguiente cuando me quitaron los vendajes y el médico me dijo que todo iba muy bien… Como mi madre se fue a distraerse esa noche, como todos los jueves, quise comprobar que la mujer del chat era mi madre… Y efectivamente, al intentar contactar con ella, no estaba en línea.
Estaba mirando en el chat cuando alguien llamó a la puerta de casa.
– «Hemos tenido una noche de mucha diversión… Y, no sé por qué, tu madre ha estado bebiendo más de la cuenta», me dijo sonriendo mi tía Rosa.
– «Gracias por traerla», le respondí mientras deslizaba mis brazos alrededor de su cintura y sostenía el cuerpo de mi madre… Ahora que estoy bien, pude llevarla arriba y una vez dentro de su habitación, la dejé caer en su cama.
Mi reacción inmediata fue desnudarla para colocarla debajo del edredón y que pudiera dormir la borrachera que llevaba encima.
Cuando por fin casi había terminado, observé como su pecho subía y bajaba con cada respiración… Sintiéndome muy caliente, coloqué cuidadosamente mis manos alrededor de sus pechos y empecé a masajearlos… Luego, lamí sus pezones hasta que estuvieron tiesos y apetecibles para seguir chupándoselos.
Mientras disfrutaba con ello, mi mano derecha se deslizó por su vientre hasta su coño… Se lo palpe todo lo que quise y uno de mis dedos se lo metí en su empapada vagina.
– «Oooh, sí», gimió mientras yo aumentaba el ritmo y fue entonces cuando me agarró del cuello… Nuestros labios se encontraron y nos besamos… Cuando nuestras lenguas se entrelazaron, un pensamiento lujurioso corrió por mi mente pero me aparté de ella por miedo a que recordase lo que le estaba haciendo.
Pero al estar tan caliente pronto olvidé este hecho y de nuevo fui hasta su cama y volví a mirarla con lujuria… Le separé las piernas todo lo que pude y le ví perfectamente su coño afeitado.
La tenía desnuda para mí, así que empujé sus rodillas hacia arriba y la dejé con las piernas flexionadas y pegadas a su pecho… De este modo pude tener su coño abierto y no tardé nada en comenzar a pasar la lengua y probar el líquido que fluía de su coño.
A medida que yo continuaba dándole lengüetazos a su coño, escuchaba como el sonido de su respiración aumentaba… Supe que no pasaría mucho tiempo antes de que se corriera… Esto se confirmó un momento después, cuando ella me agarró la cabeza para pegarla a su coño y escuché un grito de placer brotando de su garganta.
Cuando por fin se relajó lo suficiente, me puse de pie y la miré… Al ver que se había quedado dormida, me quité mis pantalones y, con mi polla tremendamente tiesa, me situé de rodillas y coloqué la cabeza de mi polla en la entrada de su coño y esperé a ver qué pasaba.
Mientras esperaba, vi la mano de mi madre que me agarraba el tronco de mi polla y se la metió casi toda dentro, mientras abría la boca y jadeaba… ¡Me estaba follando a mi madre o mi madre me estaba follando a mí!
Tan sólo logré dar una serie corta de jodienda porque sentí que me corría… Salí justo a tiempo para que cinco ráfagas de semen volaran a todas partes… Algunas aterrizaron en su cara, otras en su cabello, otras en sus pechos, otras en la almohada… Y así con eso me fui a la cama, sin limpiar nada.
A la mañana siguiente me despertó mi madre empujando suavemente mi hombro… Al despertar, me miró antes de preguntar:
– «¿Quién me trajo a casa?»
– «La tía Rosa», respondí mirando la forma en que estaba vestida -o no vestida- ya que simplemente llevaba su bata floreada.
– «Yo te llevé a la cama.»
– «Así que fuiste tú quien me desnudó.»
– «Sí.»
– «¿Y quien eyaculó sobre mí y me dejó así?», me preguntó ella tirando del semen que estaba pegado a su pelo
– «Sí… Te veías tan sexy después de que te quité el vestido y te acosté desnuda», admití mirando al suelo.
– «Vale… Ven conmigo», me dijo destapando la cama.
– «¿A dónde vamos?»
– «Ahora lo verás», respondió ella mientras entramos al baño.
– «Desnúdate y entra en la ducha»… Lo hice.
– «Ahora dale al grifo»… Lo hice.
Como el agua salía, me sorprendió ver que la puerta de la mampara se abría de nuevo, entraba mi madre completamente desnuda y se puso directamente frente a mí.
– «Ahora tienes que darme un lavado completo como castigo por lo que hiciste anoche», suspiró mientras yo miraba lo bonito que era su cuerpo.
Al escuchar esto, observé cómo se giraba rápidamente, presionaba su parte trasera contra mi ingle y, mientras lo hacía, era consciente de que mi pene erecto estaba presionando la hendidura perfecta de su dulce culo… Creo que lo hizo porque su suave voz suspiró:
– «Oooh, eso me gusta.»
Cogiendo el jabón, rápidamente me enjaboné las manos y empecé con sus hombros… Luego su espalda y a continuación, mis manos bajaron y comencé a masajear cada una de sus nalgas hasta que ella me dijo:
– «Juega con mis tetas, porque ha pasado mucho tiempo sin que un hombre me las toque bien tocadas», me dijo mientras me las ofrecía.
– «Deberías haberlo dicho antes», le susurré suavemente al oído.
– «¿Puedo hacerte otra pregunta?», Suspiró al guiar mi mano hacia su vagina y una vez en posición presionó mis dedos hambrientos contra los labios de su condición de mujer.
– «¿Me lamiste anoche el coño o simplemente lo soñé?»
– «Te lamí hasta darte un buen orgasmo.»
– «¿Y te gustó lo que probaste?», me preguntó mientras cerraba la ducha.
– “Me gustó mucho”, le respondí.
– «Entonces, puedo preguntarte si te gustaría probar que hiciésemos un 69.»
Sólo había leído sobre tal actividad sexual en una revista, pero no dudé en responder tartamudeando mi respuesta,
– «Sí, claro que quiero probarlo.»
– «Ok… Será mejor que vayamos a mi habitación, ya que estaremos más cómodo», me dijo sonriendo.
Nos secamos rápidamente y nos apresuramos a lo largo del rellano hasta su dormitorio… Una vez allí nos lanzamos sobre la cama.
– «Recuéstate sobre tu espalda», me dijo mientras se subía sobre mi cuerpo y ponía su coño a escasos centímetros de mi boca.
Coloqué rápidamente mis manos acogiendo cada una de sus nalgas para acercarla aún más a mí, cuando de repente sentí que me agarraba la polla y comenzaba a darme una buena mamada.
No estoy seguro de cuánto tiempo estuvimos así, pero sentí un gran placer y empujando mis caderas hacia arriba, dispare mi carga de semen en su boca… Era mi primera corrida… Ella continuó chupándome hasta que noté como su coño se apretaba a mi boca y explotó en un tremendo orgasmo.
– «Gracias», suspiró mientras nos poníamos pegados unos junto al otro… Y a partir de este momento ya no nos hizo falta volver a utilizar el chat ya que los dos teníamos todo lo que necesitamos.
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