Mara es la hija de unos amigos, le envié un mensaje de felicitaciones. Esa conversación nos terminó llevando al mundo de la dominación sexual

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– Felicidades – escribí

 

– Gracias (carita sonriente) – escribió ella

 

– Cuantos, cuantos

 

– Ya 33

 

– Al lado de los míos poquitos, te debo 33 tirones de oreja

 

– Si (caritas de besitos)

 

– (carita de beso)

 

Hasta ahí una conversación de whatsapp nada especial. Aquella mañana mi mujer me recordó que era el cumpleaños de Mara, así que, a media mañana, como los últimos años la felicité como siempre, con una conversación convencional y neutra.

 

Mara era la hija de unos amigos, y la conocía desde que tenía 18. Es una fémina que pertenece a ese grupo de voluptuosas, no por el pecho, si no por unas piernas regordetas y una cadera muy ancha que le hace tener un culo impresionante, y que siempre le había dado ese complejo de estar gorda. Cuando la conoci tenia un evidente sobrepeso, pero tras varias dietas intensivas lo eliminó casi todo desde la parte superior, y reduciendo el volumen de sus piernas, quedando como único remanente una escasa tripita, por lo demás es una chica preciosa de facciones, con un pecho normal, tirando a pequeño, que le permite ir sin sujetador sin ser demasiado escandaloso, y que a veces deja casi al descubierto con mucha naturalidad con generosos escotes o aberturas indiscretas de camisas. En cuanto a su carácter es extrovertida y lanzada, pero conjugandolo con una inseguridad exagerada que la había llevado a estar soltera y sin novio, con múltiples relaciones fallidas.

 

Por mi mujer sabía que en el terreno sexual, nunca encajaba bien con los hombres, ya que su mentalidad abierta y su expresividad en la cama asustaba a la mayoría.

 

No había pasado ni media hora de la conversación inicial, cuando en el movil recibí un mensaje.

 

Gracias por el beso – puso con carita de avergonzada

 

No las merecen, es todo tuyo

 

Entonces me lo guardo

 

Aquel anexo a la felicitación, despertó un interés en mí por mi faceta oculta. Hacía muchos años que me vivia dentro del mundo de la Dominación, y tenia en mi haber varias experiencias muy satisfactorias y no cabe duda de que someter a mara alguna vez se me había pasado por la imaginación, pero por las implicaciones que tenía, nunca había sido más que un mero sueño. Pero aquella mañana pensé en tantear la posibilidad de forma discreta.

 

De guardar nada, que caducan – respondí al rato

 

No?

 

No, tienes que usarlo – dije

 

La conversación quedó parada un momento, pero al poco vi que contestaba

 

No se, ¿donde lo pongo?

 

Donde mas te guste – escribió con evidente intención pero sin insistir

 

No quería sobrepasar esa línea fina que hay entre la broma y el deseo real

 

Creo que ya lo se – dijo pasados unos minutos

 

¿y donde va a ser?

 

¿te lo tengo que decir?

 

Si, dimelo

 

Pasaron 5 minutos que para mi fue una eternidad, pero al final llegó la respuesta

 

En mi vientre

 

Mandame una foto del lugar exacto, ya – me lance, muy excitado

 

Y esta vez, para mi satisfacción no tardó en llegar una foto donde se veía su barriguita señalada con un dedo. Claro que en la foto, en la que estaba tirada en el sofá se veía un top deportivo donde asomaban sus pechos y al fondo un pantalón corto finito que daba paso a sus generosas piernas cerradas.

 

Buen sitio

 

¿te gusta? (Carita avergonzada)

 

Es un buen sitio, ¿y no tenías más opciones? – Escribí lanzandome a la piscina

 

Se hizo el silencio en la conversación, y durante más de cinco minutos estuve esperando el desenlace de mi arriesgada apuesta, pero cuando empecé a desanimarme, tres fotos saltaron a la pantalla de mi móvil y empezaron a descargarse.

 

En la primera, aparecía su cuello señalado, en la segunda un primer plano de parte de su pecho derecho, enfundado en su top, eso sí, y la tercera mostraba señalada su nalga con el pantaloncito bajado hasta la mitad de su culo.

 

Mara había entrado en el juego, pero tenia que subir la apuesta. Andaba pensando en lo que iba a decirle cuando llegaron dos fotos más. Con primera casi me caigo de espaldas. Al ver cómo su dedo señalaba una aureola que ocupaba casi toda la imagen, y en medio un pezon gordo y erecto. Claro que la segunda eclipsó la primera, cuando apareci un dedo señalando un pubis totalmente depilado con el pantalón bajado al límite de su rajita.

 

¿he elegido bien? – Añadió a las fotos

 

Si, pero con un beso vas a tener difícil cubrir tantos sitios

 

Podrias mandarme mas

 

Sí, podría, pero, con un regalo tan bueno, con tantas aplicaciones como dices que tiene, ni siquiera me has invitado a tarta

 

Perdona, ayer domingo lo celebramos en casa, pero como mis padres se iban al pueblo no invitaron a nadie

 

A mis tus padres me importan un bledo, me refiero a si, ¿no me vas a invitar a tarta? – Escribí esperando sonar tajante

 

Sobró un trozo, está en la nevera

 

¿y?

 

Si quieres puedes venir esta tarde

 

Ahora

 

¿ahora?

 

Si, en 10 minutos estoy ahí

 

Y sin más, di una excusa en mi trabajo y me diriji a su casa

 

Es que mis padres no están

 

No se si deberias venir

 

Por favor dime algo

 

No quiero que pienses otra cosa

 

Todos esos mensajes los fui recibiendo mientras me acercaba a su casa, pero no respondí, ya había llegado demasiado lejos para dejarla escapar. Ella vivía en un pueblo pegado a la ciudad, así que en 10 minutos estaba aparcando al lado de su portal, y le mande un mensaje.

 

Abreme, estoy en el portal

 

Vi como lo leia, y el portal no se abria, pero cuando ya lo veía todo terminado sonó el zumbido que me dejaba paso. No voy a negar que se me acelero el corazon, pero el que hubiera cedido a mis deseos sin mucha resistencia me daba mucha esperanza de que lo pudiera conseguir.

 

Cuando llegué al cuarto piso, vi la puerta entornada, y me dirigí a ella, encontrándose detrás de ella.

 

Hola – me dijo

 

Y mi tarta, no me la vas a ofrecer

 

Ah sí claro – dijo azorada, y lentamente cerró la puerta y se dirigió a la cocina, por lo que pude observar tu tremendo y sugerente culo bambolearse dentro de su escueto pantaloncito.

 

Cuando volvió de la cocina me encontró en el mismo sitio al lado de la puerta.

 

¿no me vas a invitar a entrar? – Le dije con cara contrariada

 

Si claro, perdona, no me di cuenta, estoy

 

¿nerviosa? – Le corté rápidamente

 

Sí – dijo dirigiéndose al salón

 

La seguí a cierta distancia, vi como dejaba la tarta en la mesita del café y se sentaba en centro del sofá grande. Yo me senté a su lado en una de las esquinas.

 

Bien, entonces cuántos eran los que necesitabas para cubrir todos esos sitios que me has fotografiado

 

A ver – me dijo girándose hacia mi – yo

 

Cuantos – le corte secamente levantando levemente mi voz. Aquel sutil cambio cortó su discurso y se quedó mirándome entre asustada y avergonzada

 

Seis – musito

 

No te oigo

 

Seis – dijo esta vez más firme

 

Bien, ven aquí y apoya tu espalda sobre mi pecho

 

Ella se quedo mirandome pero reaccionó despacio y quedó sentada de espaldas a mí apoyando su espalda lentamente. Notaba que su respiración se agitaba por momentos, pero no se retiró, si no que su presión era firme.

 

Bien. Entonces el sitio del primer beso era por aquí ¿no?

 

Mi mano se desplazó hasta hacer contacto con su piel en su costado y de ahi empezo a subir hacia el ombligo. Mis dedos la rozaban con total suavidad, pero con la determinación de llegar al objetivo marcado.

 

Notaba su agitación, su respiración forzada, incluso como sus piernas se presionan entre sí. Y una vez allí mi mano quedó posada en su preciosa barriguita que se levantaba con movimientos nerviosos.

 

Bien, el segundo era por aquí no – dije, mientras mi otra mano apartaba su pelo, y mi boca se apoderaba sin ningún tipo de dudas, de su cuello.

 

Mis labios y después mi lengua lamieron a conciencia su cuello, haciendo que su tensión contenida comenzara a liberarse con evidentes gemidos de placer.

 

Solo llevamos dos, ¿seguimos?

 

Sí – dijo jadeando

 

Bien, vamos a por el tercero – le susurre al oído mientras le hice subir un brazo dejando libre su otro costado. Así que la mano que había retirado su pelo hizo el mismo camino que la otra subiendo por su costado pero suio hacia arriba, sobrepasando su top y acariciando con suavidad la parte de sus pechos que estaban a la vista.

 

Tienes unas tetas preciosas

 

Son pequeñas – dijo jadeando

 

Cuando las folle con mi polla veras que no son pequeñas, cuando te las agarre para follarte con fuerza verás cómo son suficientes – dije mientras ella gemía profundamente sin decir nada.

 

Cogí su pecho desde la base apretandolo, y haciéndolo temblar cosa que la puso más excitada. Todo su cuerpo podía haber escapado pero se apretaba más al mío. Y más Evidente aún era el color oscuro del pantaloncito a la altura de su sexo, se estaba cociendo a fuego lento.

 

Pero no solo iba a disfrutar de sus tetas

 

Y cuál era el siguiente? Ah sí – dije distraído mientras mi mano que hasta ese momento había sobado su pecho desando en camino hacia su costado y rozando su espalda la descendió hasta colarse en pantaloncillo descansando en su nalga.

 

Menudo culo tienes

 

Es muy gordo – me dijo fuera de sí

 

Es un culo precioso, perfecto para sobarlo, azotarlo, arañarlo, y follarlo. Vas a estar orgullosa de tu culo después de que lo colme de atenciones.

 

Mara se retorcía intentando frotar sus piernas para hacer explotar su cuerpo. Pero no podía darle ese placer tan rápido.

 

Qué te pasa

 

No se, estoy muy caliente

 

Estas como una perra en celo

 

Sí – gimió

 

Dilo

 

Soy una perra en celo

 

Mi perra

 

Soy tu perra, dios, que me estas haciendo

 

Yo nada, solo serás lo que quieras, levántate el top, enseñame las tetas

 

Mara no se lo pensó y subió de top con dos tirones dejando sus pechos a la vista, con los dos pezones totalmente duros, y yo saque la mano de su nalga y la lleve a su pecho atrapando con mi mano su pezón con fuerza. Ella abrió los ojos mirándome como con sorpresa, pero rápidamente cambió la expresión a la de placer descontrolado.

 

Y ahora coje mi mano de tu vientre y llevala bajo de tu pantalón

 

Sabía que lo estaba deseando, porque al oírlo, cogió mi mano y tiró de ella con fuerza hacia abajo, al tiempo que entreabrió las piernas haciendo visible la tremenda humedad que empapaba su entrepierna.

 

Tranquila perrita, las prisas las pongo yo, quiero esa mano despacio

 

Protestó con gestos de desesperación, pero le lancé unos azotes en los pechos, que la cojieron por sorpresa y se calmo.

 

Bien zorra, a ver si aprendes que voy a disfrutarte como y cuando quiera, y si no obedeces te voy a castigar – le solté otra tanda de azotes, esta vez más firmes sobre sus pezones – ¿lo has entendido?

 

Si – me dijo mirándome entre sorprendida y cachonda

 

Si amo, lo he entendido

 

Se quedó mirándome un instante, pero recitó la frase con evidentes gestos de complacencia.

 

Y ahora venga, a ver como llevas mi mano a tu coño. Que parece que necesita un buen tratamiento viendo como te chorrea y mojas tu entrepierna.

 

Ella miró hacia su sexo, percatandose entonces de la evidente humedad que se mostraba en su prenda, pero aquello solo hizo que hacerla gemir mientras su mano arrastraba a la mía lentamente hacia su intimidad, primero traspasando lentamente el elástico de su pantaloncillo y después el de su prenda interior. Su respiración y sus gemidos iban en aumento hasta que mi s dedos hicieron contacto con su encharcada hendidura.

 

Pero mira que eres cerda, estas encharcada – le dije mientras mis dedos jugueteaban con sus pliegues externos y ella se retorcía de placer – y además tienes el clitoris que te va a estallar – remarque apretandolo con mis dedos con decisión

 

Me corro, me corro, sigue – gritó desesperada, lo cual hizo que la soltara

 

Ni se te ocurra puerca, te correras como yo quiera y cuando yo quiera – y le solté un azote en su sexo, que la hizo calmarse un instante

 

Por favor, por favor – me suplico

 

¿quiere correrte?

 

Sí, sí – exclamó

 

¿y qué ganaré yo?

 

Lo que quieras, por favor

 

Vas a ser mi puta – le dije muy serio

 

Seré lo que quieras – me dijo desbaratada

 

Bien, ahora te vas a levantar y te vas a duchar, quiero ver ese coño bien limpio, y cuando vuelvas al salón quiero ver a mi puta, así que esmérate, tienes 15 minutos, cada minuto que pase se transformaran en 10 azotes así que ya tardas – y con parsimonia saqué mi móvil del bolsillo y ante sus ojos puse el cronómetro en marcha.

 

Mara se quedó parada, pero enseguida salió corriendo hacia el pasillo desapareciendo de mi vista. Todo estaba saliendo mejor de lo previsto, pero aún quedaba la posibilidad que se enfriase así que esperé pacientemente ver cómo reapareció mi novicia. Aproveche el momento para sacar mi kit de emergencia que siempre llevaba en el coche, dejándolo a mano en un sitio discreto.

 

cuando acababan de pasar los 18 minutos apareció mara por la puerta, vestida con una mini de escándalo, un top suelto que se movía escandalosamente delatando la inexistencia de ninguna prenda de bajo y unos zapatos de tacos a juego.

 

¿así es bastante puta? – Me dijo algo desafiante

 

Ella estaba plantada en medio del salon, asi que me levante y la observe detenidamente en silencio. Realmente estaba para devorarla. Entonces me dirigí a donde había dejado mis cosas y le extendí el antifaz

 

Póntelo – le dije

 

Ella se lo puso sin mucho reparo quedando inmovil

 

Separa las piernas, que con las piernas juntas no puedo comprobar la mercancía, y una buena puta debe estar disponible,

 

Yo no – comenzó a decir, pero le solté una azote en su nalga y se cayó

 

Vaya, ya se te ha olvidado eso de, ser lo que quiera, igual que lo de los quince minutos, que al final fueron dieciocho, así que 30 azotes por el tiempo y cinco por la impertinencia de ahora, ¿vas a decir algo más?

 

Mara separó las piernas, y no dijo nada más, no siquiera cuando mis manos de agarraron las tetas de forma brusca o introduje mi palma bajo su falda palpando sus intimidades solo protegidas con un finísimo tanga. Lo único que salió de su garganta fueron leves gemidos de aprobación.

 

Entonces le cogí de la mano y le hice avanzar hacia la mesa el comedor, y cuando estuvo encima de ella hice que se inclinara hacia delante hasta que su cuerpo reposó en ella. Después le levante la falda dejando su culo al aire y con su sexo muy visible tragándose su escueto tanga.

 

Me dieron ganas de follármela allí mismo, pero había que corregir sus falta, y eso no se podía retrasar. Cogí la pequeña pala de madera de mi kit, y me dirigí a la expuesta mara.

 

Bien, vas a recibir 35 azotes, cuentalos, y dame las gracias por corregirte

 

Su silencio hizo que no me demorara el primer palazo cayó sobre su nalga derecha, ni excesivamente fuerte, ni excesivamente suave. La marca quedó, eso sí, visible en su blanca piel. Oí su quejido y su respiración pero no la cuenta. Esperé pero nada salió de su boca

 

Bueno, ya que no cuentas, volveremos a empezar

 

No, uno gracias, perdón – dijo suplicante

 

No, volvemos a empezar, y esta vez no te olvides

 

A partir de ahí los azotes fueron cayendo sin pausa en cada nalga sin faltar su conteo. En el 30 solté un azote más fuerte y pese al quejido y un tiempo de espera un poco más largo lo contó como los demás, y esos cinco últimos fueron aplicados con la misma fuerza.

 

Cuando termine su culo mostraba un color rojizo precioso, y sus nalgas tenían un temblor encantador. Las acaricie suavemente arrancando gemidos esta vez muy profundos y largos, y no me demore en volver a bajarle la falda y incorporar. En su rostro había alguna lágrima.

 

¿mucho dolor?

 

No

 

No me gusta azotar a mis perras, pero si haces algo mal, será corregida con firmeza

 

Si

 

Sí amo

 

Si amo – repito al momento

 

Bien, ahora arrodíllate y abre la boca. Te voy a follar esa boquita de zorra que tienes, asi que te ataré las manos para que no las muevas.

 

La cogí de las manos para que no se cayera y bajo hasta hincar sus rodillas, y abrió la boca, colocando además unas restricciones en sus muñecas y uniendolas por su espalda. Y con tranquilidad me deshice de la ropa y le clave mi dura polla en su boca sin mucha delicadeza.

 

Ves, tu boca no solo sirve para hacer mamadas, sino que también me la follo como un agujero mas – le dije mientras se la clavaba cada vez más profundo – y ademas sera un agujero más donde descargare cuando me plazca.

 

En algunas embestidas provocaba evidentes arcadas a mara, pero está disfrutando como un enano, pero no quería correrme antes de tiempo así que ceje en aquel trabajito y saque mi polla de su boca. Las babas no solo cubrían mi polla sino que había resbalado hasta su top poniendo hecha un asco.

 

Pero que guarra eres – le dije a mara que luchaba por recuperar aire a marchas forzadas

 

Ya no podia aguantar mas sin catar ese coño así que la levante y la volvi a llevar a la mesa colocándola de la misma forma en la que previamente la había azotado pero esta vez después de levantarle la falda, aparté su tanga a un lado y encamine mi polla a su jugoso agujero

 

Note la estrechez de su sexo, pero ante sus gemidos de placer no cejé hasta enterrar mis gordos 20 cm en su interior.

 

Joder, joder – gritó al sentirse empalada

 

No estaba ya para atender a sus palabras, así que empecé a empotrarla con dureza, sin ningún tipo de delicadeza. Mis manos se apoyaban en su espalda dejándola totalmente inmóvil ante mis embestidas. Y aun asi, no tardó en correrse, una tremenda humedad comenzó a chorrear hasta mis pelotas acompañados de profundos gemidos.

 

Me pedía que parara, que siguiera, que se corría, o que se moría, pero de mi boca no salió más sonido que el de mi respiración, la bombeé sin descanso hasta que note que mis huevos comenzaron a mandar leche, entonces deje mi polla incrustada en lo más profundo de mara y la regue con varios chorros de espesa leche.

 

Te estas corriendo dentro , no, dios – dijo al oír mis evidentes signos de placer, pero seguí con mi profanación lechosa de su útero hasta que la última gota salió de mi miembro..

 

Salí de mara y me senté en sofá observando el culazo enrojecido y como mi leche comenzaba a salir de su coño rebosando por si entrepierna.

 

Venga perra que no tenemos todo el dia, ven aquí a limpiarme la polla

 

Mara se incorporó lentamente y se acercó a mí sin decir nada, se hincó de rodillas entre mis piernas y dirigió su boca a mi pringosa polla atrapándola con sus labios. Al principio no le puso mucho entusiasmo pero poco a poco la engulló entera y se dedico a fondo a su limpieza.

 

Joder como la chupas, cerda, asi me gusta, que no pongas peros a nada, te voy a convertir en una verdadera perra. Vas a tener todos tus agujeros bien usados.

 

Esas y otras lindezas hacían que mara se afanada con más ahínco en su tarea y no tardó en revivirme la polla en todo su esplendor.

 

Ven aquí zorra que todavía no he acabado contigo, vamos a la cama.

 

Ella se levantó y le desate las restricciones, y sin decirle nada se dirigió hacia el pasillo dirigiéndose muy sumisa hacia su habitación.

 

No perra, al dormitorio de tus padres, quiero follarte en una cama grande

 

Pero, mis padres – dijo, pero al ver mi cara, bajó la cabeza y con unos pasos estaba en la alcoba marital de sus progenitores.

 

Me deshice de su vestimenta rápidamente y la hice acostarse en medio situandola de lado y acostándome detrás de ella. Mientras una de mis manos por debajo de su cabeza martirizaba sus tetas, la otra levanto su pierna y de un golpe de cadera se la volví a clavar en el coño sin contemplaciones.

 

Dios si – grito

 

¿te gusta zorra?

 

Si mucho, follame

 

Ya lo creo que te voy a follar

 

Pero después de unas cuantas embestidas en las que comenzó a gemir desaforadamente mi polla salía y se situó en su entrada trasera.

 

No, dios no

 

Pero sin hacerle caso comencé a presionar mi glande en su culo. La resistencia inicial no fue mucha y con pericia y paciencia, logré vencer esa primera barrera que me daba paso completamente.

 

Ves perra, no ha sido para tanto

 

Dios, joder

 

Si, maldice lo que quieras, pero te voy a pegar una follada de culo que la vas a recordar para siempre

 

En cada embestida iba introduciendo centimetro a centimetro mi pollo, y ella rapidamente cambio sus quejidos iniciales por evidentes signos de placer.

 

Si, sigue, dios, me gusta

 

Cuando no hubo más que meter comencé a bombearla con fuerza, y no tardó en correrse sonoramente, y esta vez su eyaculación mojo directamente mis pelotas.

 

Pero que cerda eres, menuda corrida te has pegado le dije mientras la embestía sin piedad.

 

Dios, yo nunca, no se que me haces – gritaba entre gemidos

 

Son tus genes preciosa eres tan puta como tu madre

 

¿mi madre? Dios, tambien te la follas – dijo retorciéndose en cada envite

 

Si perra – le dije al oido – ¿por que te crees que somos amigos?, A tu madre la conocí en una lencería, la vi eligiendo braguitas, y en 10 minutos le estaba empotrando mi polla en su culo dentro de un vestidor. Ese dia te daría dos besos con el culo lleno con mi leche. A los pocos dias la tenia atada a una cama follandola sin descanso

 

Dios – dijo mientras sus orgasmos se encadenaban – ¿y mi padre?

 

Tu padre es un cornudo miron, que se pajeaba en una silla y esperaba su turno para ser empalado, al cabrón le encanta que le rompa el culo una buena polla. Si zorrita tus padres son mis esclavos desde hace 16 años, y no me canso de ellos y ahora te has unido al club.

 

Aquello la llevó al límite hasta el punto de que ella era misma la que arremetía contra mi polla para buscar la embestida. En aquel trance no me privé de nada, maltrate sus pezones con saña, mordí su espalda dejándola bien marcada, y no menos importante, regué el interior de su culo con una explosiva corrida que acompañe con fuertes azotes en sus nalgas que la terminaron de derrotar.

 

Había disfrutado de lo lindo, así que me dirigí al cuarto de baño a tomar una refrescante ducha. Unas horas después sentado en el sofá de mi casa, junto a mi mujer, le relataba todo lo acontecido, mientras le pellizcaba los pezones.

 

Dios cariño, que bien te lo has pasado

 

Ya lo creo, pero ya no me queda leche para darte hoy

 

Da igual, joder, que bueno – dijo mi mujer con claros gemidos de placer

 

Y es que mi mujer, aparte de serlo, es mi esclava y, si además mara, está entre sus piernas comiéndole el coño desesperadamente, pues el placer está servido.

 

¿me la podré follar? – Me dijo mi esposa con cara de deseo

 

Claro, esta putita es nuestra, como sus padres, y vamos a transformarla en nuestro juguete. Será su regalo de cumpleaños.

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