Marta disfruta con el cuidador contratado por su esposo

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Los protagonistas de esta historia son Marta y Pepe, dos años después de lo acontecido en los relatos de la saga “Cena de Nochevieja en familia”. Este relato es independiente, se puede leer sin haber leído los anteriores. Para mis asiduos lectores creo que agradecerán identificar desde el primer momento a los personajes. Marta, la novia tetona que Pepe presentó a su familia, hace dos años, el día de nochevieja, ahora es ya su mujer.

Hay momentos en la vida duros en si mismos, para los que nadie estamos lo suficientemente preparados. Momentos como cuando te diagnostican un tumor maligno, agresivo y que necesita una intervención urgente. !Eso si que es un mazazo, un golpe en toda regla!, un atropello a tu rutina, a tu vida cómoda,

Seis meses después de la operación te dicen que lo has superado, la sonrisa vuelve de nuevo a tu cara pero la satisfacción dura poco, la cara del médico te previene que hay un temible “pero” detrás de su silencio. ¿Que ocurre?, preguntas ansiosa de saber que esconde la cara oculta de la moneda.

-Hemos actuado a tiempo, todas las pruebas indican que no hay restos del tumor …-dice el médico sin tiempo a terminar la frase. La ansiedad hace que le cortes, intuyes que hay algo más.

-¿Me quiere decir que ya no hay riesgo de muerte? ¿Voy a vivir Doctor?, Dígame la verdad, no quiero que me oculte nada -preguntas ansiosa

-Tranquila cariño, deja que el doctor nos explique -dice Pepe, tu marido, sentado junto a tí en la consulta, al tiempo que coge tu mano cariñosamente con las suyas. Pero el tono de su voz indica que él también sabe algo mas que nadie te ha dicho, !Malditos peros! ¿Que ocurre?, te preguntas ansiosa esperando respuestas.

-Va a vivir Marta, su vida ya no está en riesgo. Pero esa pérdida progresiva de visión y oído que está experimentando estos meses no la podemos corregir. El tumor afectó de forma considerable a nervios de los dos sentidos. -suelta el médico de tirón, sin anestesia, a bocajarro.

Cuesta digerirlo, cuando crees que tu vida está en grave riesgo parece que todo lo demás es secundario, ¿Secundario?, Desde luego que no, perder la vista y el oído no es ninguna broma. Sientes cómo tu respiración se acelera, el pulso se dispara, el ritmo del corazón se desboca, la ansiedad te inunda como si fuese un tsunami que barre la aparente calma.

-¿Quiere decir que voy a quedarme completamente sorda y ciega? -preguntas de nuevo. Quizás tu oído te haya jugado una mala pasada, no lo habrás entendido bien, seguro que es eso.

-Si Marta, esa es la verdad. La pérdida es progresiva, inexorable, no podemos hacer nada. Tenemos que afrontar este hecho y prepararnos para vivir prescindiendo de los dos sentidos -dice el médico.

-Tranquila cariño, lo superaremos, igual que hemos superado el tumor -dice Pepe, tu marido, intentando consolarte.

Aquellas palabras dichas en plural parece que se digan como refiriéndose a una plaga, a una epidemia que todos tendrán que asumir, pero no es así, !Que demonios!, están hablando de tí, solo de tí. ¿Son sus oídos, sus ojos, los que van a dejar de funcionar?, Nó, son los tuyos, solo los tuyos, no los de los demás

Te quedas callada, reflexionando sobre aquello, intentando digerir una bola que no eres capaz de tragar. Tienes 39 años, apenas hace un año que te casaste con Pepe, creías tener toda una vida por delante y de repente el destino decide tirarlo todo por la borda. ¿Realmente ha sido una suerte sobrevivir al tumor?. Abatida regresas a casa, te agarras con fuerza al brazo de Pepe, cada día que pasa te das cuenta que necesitas más de ese apoyo, tus ojos ven menos, tu oído pierde su capacidad, te das cuenta de lo dependiente que eres de alguien a tu lado.

Los próximos dos meses intentas sobreponerte, luchar, tu marido se encarga de traer especialistas que os enseñen a los dos a comunicaros con el tacto. Dibujar palabras y letras con los dedos en una mano, es como aprender de nuevo a hablar, a escribir, a escuchar, todo es nuevo, dificil, pero es el único modo de permanecer conectada con el mundo. El único camino para poder salir de la burbuja a la que el destino te condena, aislada, como si estuvieses encerrada en una cápsula, te sientes un vegetal en una maceta que necesita rieguen a diario, pongan al sol o dejen secarse y morir. !Maldita sea, apuestas por vivir, por luchar!, y te pones a ello.

Aceleras el ritmo de aprendizaje, el tacto se convierte en tu sentido vital, la forma de reconocer lugares, objetos, personas y de poder comunicarte con ellas. Paralelamente que aprendes a usarlo notas como cada día pierdes oído, pierdes vista, apenas te sirven ya ninguno de los dos.

Sentada a la mesa del salón con el profesional que te enseña a usar el tacto no te das cuenta de como Pepe te mira, sentado frente a ti, el tiene que aprender también para poder comunicarse contigo.

A los 39 años Marta seguía siendo una mujer preciosa, de buena familia, bastante tradicional, educada en los mejores colegios, sería, responsable, economista como él. Algo estirada quizás, siempre discreta en su vestuario, elegante, inseparable de su traje chaqueta pantalón y sus zapatos de tacón para ir a la oficina. A Pepe le incomodaba un poco su educación y forma de pensar tan tradicional, Marta era una mujer devota de la religión, de ir a misa los domingos por la mañana, ferviente defensora de la institución del matrimonio, no había consentido en tener relaciones sexuales con Pepe hasta que no estuvieron casados.

Había tenido que dejar su trabajo desde la operación y ahora en casa solía vestir ropa mas cómoda, vestidos, faldas, blusas. Necesita de la ayuda de Pepe para vestirse incapaz de distinguir la ropa del armario. No era una mujer alta, apenas alcanzaba el 1.65 pero cuando iba a la oficina con sus tacones de diez centímetros solía destacar sobre las demás. Ahora en casa los tacones se habían quedado olvidados hacía meses, usaba zapato plano para ir más cómoda.

Morena, de pelo corto, bonita cara, labios y nariz pequeños, solía llevar gafas grandes, de aumento, motivadas por su miopía, pero no le restaban atractivo, si acaso le hacía tener mas apariencia de secretaria o azafata. Hacía días que no se las ponía, ya no veía ni con ellas. Siempre había sido bastante delgada pero sus tremendos pechos la hacían parecer mas gordita de lo que realmente era. El complejo de su vida habían sido siempre aquellas tetas de la talla 110 que siempre intentaba disimular con ropa holgada y muy discreta. No obstante en las últimas fechas se dejaba llevar por los gustos de Pepe, el escogía su ropa, la ayudaba a vestirse. El hecho de no salir apenas de casa y de no verse en el espejo unido a su apatía hacían que le diese igual la ropa que su marido le ponía.

Hacía meses que ellos dos no tenían sexo, estaba deprimida por todo lo acontecido y Pepe no se atrevía a insistir más. El se subía por las paredes ansioso por follar pero reprimía sus ganas para que ella no se sintiera obligada. La masturbación se había convertido en la válvula de escape con la que saciar sus ganas de sexo. Los últimos días, siendo consciente que Marta había perdido prácticamente la totalidad de la visión y el oído ya no se molestaba en ir al baño para hacerse una paja, lo hacía en el salón delante de ella, ajena a lo que estaba ocurriendo.

El hobby de Pepe cuando salía de casa para comprar o hacer algún recado era buscar prendas sugerentes para su mujer, ropa provocativa, transparencias, grandes escotes. Vestirla con aquella ropa para estar en casa se había convertido en su fetiche, le excitaba sobremanera verla así y pajearse delante de ella mirándola o a lo sumo acariciándola.

-Cariño necesito que tengamos sexo de nuevo. Tenemos toda una vida por delante. Te deseo con toda mi alma -repetía Pepe una y otra vez mientras ella pudo escucharle y luego comenzó a decírselo con los dedos en su mano, cuando aprendió a hacerlo.

Ella insistía una y otra vez que no estaba preparada y el se conformaba con pajearse mirándola, eso le creaba la necesidad de vestirla cada día mas sexy, mas provocativa. Marta a medida que empezó a notar que los vestidos eran mas cortos, los escotes mas amplios, comenzó a rechazar la ropa.

-No me gusta esto, no me gusta -decía enfadada y Pepe buscaba algo menos exagerado hasta que un día no pudo más.

-Si no te gusta lo que te pongo vístete tú -le dijo cabreado escribiéndoselo con los dedos en la palma de la mano y dejándola desnuda sentada en la cama.

Minutos después escuchó la voz de Marta llamándole, -perdona Pepe, sé lo difícil que todo esto está siendo para tí y el tiempo que hace que no tenemos sexo, comprendo que necesites otros estímulos y agradezco que los quieras tener conmigo en lugar de buscarlos en otra parte. Desde hoy puedes vestirme como quieras, soy tu mujer. -dijo Marta resignada notando como Pepe cogía su mano para responder.

-Si me gusta vestirte así es porque te sigo deseando, te quiero y te necesito igual que tú a mí. Pero no quiero que hagas nada que no desees -le dijo Pepe escribiendo en su mano, con lágrimas en los ojos que ella no pudo ver.

En aquel momento Marta fue consciente por primera vez en muchos meses de que su marido la seguía queriendo, la deseaba y lo mucho que ella le seguía deseando también. Hicieron el amor de forma apasionada durante mucho rato sobre la cama y ambos consiguieron disfrutar de varios orgasmos. Ese día supuso un punto de inflexión, Marta no volvió a objetar nada de lo que él escogía de ropa, incluso comenzó a quitarse las bragas y el sostén, acostumbrándose a ir por casa sin ropa interior. El deseo volvió a florecer en la pareja y los dos disfrutaban del sexo en cualquier momento y lugar de la casa. El sexo pasó de ser algo que los distanciaba al punto de mayor conexión entre los dos.

Los meses pasaron, Pepe había pedido un año de excedencia en el trabajo que estaba a punto de finalizar. Necesitaba volver a trabajar, no se podía permitir estar mas tiempo sin ingresos y así se lo dijo a Marta que lo aceptó resignada. Con el tiempo ella se había habituado a la casa y se defendía con soltura en ella, no salían mucho y cuando lo hacían necesitaba de Pepe para dejarse guiar. Ahora era ella quien solía tomar la iniciativa en el sexo, reclamando a Pepe su ración diaria de verga.

Pepe a sus 47 años mantenía la forma, moreno, alto, fuerte, bien dotado, de mente calenturienta, no cesaba de fantasear con nuevas cosas cada día en el sexo. Ropa muy sugerente, disfraces, juguetes, todo tipo de accesorios y estímulos que compraba constantemente ideando situaciones en casa donde ella se vestía y masturbaba para él como le apetecía a su marido en cada momento. Marta se estaba convirtiendo en una auténtica adicta al sexo, contenta de ofrecerse a su marido como el le pedía, no le negaba nada, lo deseaba cada día más, el sexo era su droga, no podía ver, ni oir, pero si sentir y cada vez saboreaba más el placer del tacto, el roce de la piel, las caricias, cualquier tipo de contacto físico.

El disfrute era compartido por los dos, a Pepe le encantaban especialmente los disfraces y la ropa muy sexy, la hacía adoptar poses provocativas y comenzó a grabar aquellos momentos con la cam del portatil mientras el se dedicaba a sacar fotos sin cesar.

-!Eres mi musa cariño!, cada día me pone mas cachondo que poses para mí -le decía Pepe escribiendo sus palabras en la palma de la mano de Marta con los dedos

El sexo le estaba ayudando realmente a Marta a ganar autoestima, ganas de vivir, de disfrutar, dejó de tomar la medicación antidepresiva que llevaba meses ingiriendo y se planteó hacer actividades fuera de casa. Comenzó a ir a la asociación de ciegos, le ponían un intérprete que le escribía en la mano todo lo que ocurría, lo que decían. Descubrió que podía asistir a charlas, dar su opinión con la ayuda del intérprete, aprender cosas nuevas, incluso ir al gimnasio un par de días a la semana. El intérprete se convirtió en su lazarillo, su perro guía, su conexión con el mundo, una persona de toda su confianza, el complemento que necesitaba.

Todo fue bien durante unos meses, pero ella necesitaba cada vez más tiempo con una persona a su lado pero al contrario de eso, llegó un día que su intérprete cambió de ciudad, se fué. En la asociación no disponían de otra persona en ese momento y Marta tuvo que volver a quedarse en casa. La pusieron en lista de espera y le prometieron que cuando se cubriera la plaza de nuevo volvería a disponer de un intérprete.

Pasaron los días, Pepe la veía ansiosa y decidió poner anuncios buscando una persona que supiera hablar con las manos, un intérprete para sordociegos. Desgraciadamente es una habilidad poco común, no hay mucha gente capacitada. Dispuesto a encontrar alguien válido Pepe visitó asociaciones, colectivos de discapacitados, ofreciendo un generoso salario y al final le pusieron en contacto con un profesional con disponibilidad que se brindó a trabajar con ella.

-Hoy viene el intérprete a casa para conocerte. Me ha costado mucho encontrar uno con disponibilidad. Voy a ponerte bien guapa, cuando te vea no podrá decir que no. -dijo Pepe a Marta, cogiendo su mano y viendo como la cara de su mujer sonreía agradecida al recibir el mensaje.

Era un agradable día de finales de junio en Madrid, calorcito no sofocante pero si el adecuado para llevar ropa de verano. Pepe escogió un vestido verde estampado, elegante, discreto pero ceñido al cuerpo de Marta que resaltaba sus formas. No buscaba verla provocativa sino atractiva y aquel vestido encajaba perfectamente con la idea.

Pepe había quedado con Daniel, el intérprete, que acudiese a casa por la tarde después de su jornada laboral y puntual se presentó a la hora acordada. Marta permanecía sentada en el sofá cuando Pepe se levantó para abrir la puerta. No se conocían en persona, habían hablado por teléfono, una vez puestos en contacto a través de una asociación de discapacitados.

Daniel resultó ser un hombre de 39 años, la edad de Marta, de estatura similar a Pepe y complexión física parecida. Agradable, de fácil trato, simpático y locuaz. Había estado trabajando como cooperante en el extranjero varios años y recién estaba de vuelta en España. Pepe le presento a Marta y se sentó a su lado cogiendo su mano y comenzando a hablar con ella.

Desde el primer instante pareció que ambos conectaban muy bien y la conversación con las manos era fluida. Marta comenzó a reír las bromas que él le contaba con sus manos. Parecía que iban por el buen camino.

-Verás Pepe por lo que me decís los dos a tu mujer le gustaría estar ocupada con actividades prácticamente toda la mañana. Por las tardes cuando vuelves de trabajar ya estas tú. Pero prácticamente tendría que dedicarle una jornada laboral. Tu oferta económica es generosa pero no lo suficiente si me tengo que pagar un piso en Madrid al precio que están, mas los desplazamientos, etc. -mientras lo decía para Pepe lo escribía en la mano de Marta.

La sonrisa de Marta se transformó en cara de tristeza y Pepe al verla le cogió la mano a su mujer para escribir lo que le decía a Daniel. -¿Que te parecería si te ofrecieramos instalarte en este piso como parte del pago?, es muy grande para nosotros dos. Hay sitio de sobras y no tendrías que desplazarte. Quizás así saldríamos las dos partes beneficiadas. ¿Que opinas? -dijo Pepe

Marta comenzó a asentir con la cabeza, sonriendo de nuevo, parecía que aquella idea le había encantado. Daniel sonrió también viendo la cara de satisfacción de Marta.

-Tienes razón, esa idea nos puede beneficiar a todos. No podría negarme viendo lo contenta que se ha puesto Marta. -respondió Daniel.

Acordaron los detalles y al día siguiente estaba Daniel instalándose en uno de los dormitorios libres del céntrico y amplio piso donde vivía la pareja. Organizaron un calendario de actividades por las mañanas para hacer Daniel con Marta. Por las tardes Daniel dijo que las tendría ocupadas con otro trabajo que le habían ofrecido, cenaría por ahí y regresaría a casa a la hora de dormir.

La combinación era perfecta, a cambio del alojamiento el coste de Daniel era asumible, el matrimonio disponía de intimidad desde que Pepe llegaba del trabajo al quedarse solos los dos y Marta estaba ocupada las mañanas completas realizando actividades.

La conexión de Marta con Daniel era estupenda, ella había olvidado a su primer intérprete. Daniel se mostraba amable, dispuesto, atento, encantador. Pronto pasó a ser un miembro mas de la família.

Pepe trabajaba de 7 a 15h, se levantaba a las 6, le dejaba la ropa a Marta preparada y ella se vestía y aseaba sola sin problemas. La casa la conocía ya palmo a palmo y no tenía problemas de movilidad. La calle ya era otra cosa, pero para eso estaba Daniel por las mañanas y Pepe por las tardes.

Daniel no tenía familia en Madrid, su vida sentimental había sido azarosa, varias parejas, rupturas poco amigables consecuencia de su carácter dominante y posesivo en la intimidad. Con las mujeres había sido un depredador, corderito por fuera, lobo por dentro, sabía camelarlas para luego aprovecharse de ellas, sin ningún escrúpulo. El destino le había llevado a emigrar al extranjero y trabajar en proyectos de cooperación. Era un culo de mal asiento, se cansaba pronto de todo pero mientras estaba en algo o con alguien era un experto manipulador, frío, calculador, le gustaba jugar con los sentimientos de los demás, para él tan solo era un juego.

A Marta y Pepe les contó una historia de su vida muy distinta a la real, pero se los supo ganar con facilidad, era su objetivo y los dos cayeron con rapidez en sus redes. Entraba y salía de casa cuando quería y en el piso se comportaba como si fuese suyo. El matrimonio no se daba cuenta para nada de como era Daniel, había sabido ganárselos a los dos con facilidad y confiaban ciegamente en él. Con Marta a solas era adulador, atento, cariñoso, manteniendo la distancia pero haciendo que ella se sintiese sino atraída por el si tan a gusto como con el mejor amigo del mundo, ese que todas las chicas tratan como si fuese gay y no corrieran peligro. Siempre dispuesto a escuchar para Marta pronto fué un apoyo imprescindible en la casa.

-Me alegro mucho de haberte conocido Daniel. No se que haríamos sin ti en esta casa. Es como si tuviera dos maridos, uno de mañanas y otro de tardes. ¿Sabes? A veces dudo quien sois cada uno, tienes las manos tan parecidas a las de Pepe que no las distingo, pero tengo un truco para distinguiros jajajaja – se rió Marta mientras le decía esto con sus manos.

-!Que pilla! ¿Cúal es el truco? -preguntó Daniel en la palma de Marta, imaginando la respuesta. La verdad era que de complexión física eran muy parecidos los dos.

-No te lo pienso decir, es mi secreto -le dijo Marta en la palma de mano a Daniel

-Creo que lo sé. Estoy seguro que es el perfume, Pepe utiliza uno muy penetrante, he visto como lo olfateas cuando esta cerca, pareces una perrita jajajaja -le respondió Daniel del mismo modo.

-!Que bicho, no se te escapa nada! -respondió con la mano Marta sonriendo al verse descubierta.

No se podía imaginar que Daniel hacía días que había comprado la misma colonia que usaba Pepe y la tenía en su cuarto. !Quizás ya era hora de emplearla algún día!, se dijo para si. Daniel a solas con Marta aprovechaba para mirarla con todo el descaro sabiendo que ella no se daba cuenta de nada. Desde el primer día cuando se conocieron que las tetas de Marta habían sido el principal motivo para aceptar el trabajo, el cuento que les dijo de que no tenía alojamiento era mentira, su plan nada mas verla era instalarse en aquella casa. !Esta hembra tan exuberante y dependiente tiene que ser para mi! se dijo nada mas verla.

La vida sexual de Marta y Pepe no había sufrido grandes cambios con la llegada de Daniel a la casa. Seguían aprovechando las tardes, solos en casa, para disfrutar de los juegos preferidos de Pepe. Sesiones de video y fotos en las que vestía a Marta con ropa provocativa y la hacía adoptar poses obscenas o maturbarse con todo tipo de objetos, juguetes sexuales u hortalizas de la nevera, siendo las hermosas zanahorias sus preferidas. Tras los juegos de la tarde se acostaban relajados pero por las mañanas, antes de marcharse Pepe a trabajar, acostumbraba a montar a su mujer. Confiado que Daniel dormiría a esas horas y que su mujer no le escuchaba solía animarse a si mismo mientras la follaba diciendo todo tipo de cochinadas. Que si le gustaba mucho follarle el culo por las mañanas, lo puta que había sido la tarde anterior, lo guarra que parecía en el video grabado, los cientos de fotos que tenía de ella como si fuesen el catálogo de una vulgar puta. Marta aceptaba encantada aquellas folladas matutinas sin oír ni una palabra de lo que su marido decía mientras se la follaba a cuatro patas, su postura favorita.

Daniel estaba muy atento a todo lo que ocurría en aquella casa, mucho mas de lo que el matrimonio pudiese imaginar. Hacía tiempo que se ponía su despertador a la misma hora que sonaba el de Pepe. Sabía que el marido era hombre de costumbres, cuando sonaba el despertador antes de ducharse Pepe le daba una cachetada en las nalgas para despertarla. Marta se ponía a cuatro patas sobre la cama y se la follaba por delante y por detrás sin mediar explicaciones, deleitándose con sus propias frases diciendo las mayores guarradas. Después de correrse en ella, se levantaba y se metía directo a la ducha llevando la ropa para vestirse allí. Salía del baño vestido, desayunaba en la cocina y ya no volvía a entrar en el dormitorio de matrimonio.

Pepe no se podía imaginar que cada día mientras el repetía su rutina Daniel desde el otro lado de la puerta pegaba la oreja y escuchaba con detalle los sonidos de la follada y las guarrerias que decía mientras la montaba. Pepe como si Marta pudiese escucharle tenía la costumbre de avisar cuando se iba a correr y mientras lo hacía, era el momento que aprovechaba Daniel para volver a su cuarto y dedicarle una gloriosa paja a sus anfitriones. Pero había llegado el momento que las pajas ya no eran suficiente, Daniel quería más, mucho más.

Había pasado un mes desde que Daniel estaba instalado en la casa, eran finales de Julio, el calor era agobiante en pleno verano madrileño. Pepe ese año cogería las vacaciones en Septiembre, confiando que el tiempo acompañase tenían planeado ir unos días a la playa. A cambio, el mes de Agosto le tocaría trabajar, manteniendo la jornada habitual.

Aquella mañana cuando sonó el despertador Daniel se levantó como siempre y pegó su oreja a la puerta, pero en lugar de escuchar el polvo de costumbre escuchó la voz de Pepe hablando por teléfono con su jefe. Necesitaba que fuese media hora antes, ese día se quedaría sin polvo !Maldita sea, justo a la hora de chingar tenía que llamar este cabrón! !Hoy te quedas sin polvo cariño!, dijo sabiendo que Marta no le escuchaba.

Ella dormía plácidamente de costado como siempre, estaba acostumbrada que Pepe le daba una palmada en la nalga para despertarla y ella instintivamente se ponía en cuatro sobre la cama, separando las piernas y poniendo el culo el pompa para que la metiese su marido. Algo que sabía perfectamente Daniel acostumbrado a escuchar la palmada y a continuación alguna frase dicha por Pepe del tipo “Levanta el culo tetona mia para que tu hombre te lo folle”, pero aquel día la frase fue distinta “Esta tarde te compenso cariño, ahora tengo que irme. Ayer te compre un bikini nuevo para las vacaciones, es de color carne, se transparente cuando se moja. Me da morbo imaginar que te ven con el puesto, esta tarde hacemos un reportaje y compruebo si es verdad que se ve todo cuando se moja.”.

Pepe le hablaba a su mujer como si ella pudiese oírle, sin contar con que además estaba completamente dormida, pero era tal el hábito del marido que ya lo hacía sin darse cuenta. Daniel corrió para meterse en su cuarto antes de que Pepe saliera del dormitorio. Era la primera vez desde que estaba en aquella casa que Pepe no montaba a Marta por la mañana. Una ducha rápida y sin desayunar Pepe salió zumbando de casa maldiciendo su mala suerte por aquellas prisas.

Daniel no se lo pensó dos veces, nada mas escuchar el portazo de Pepe cogió el frasco de perfume idéntico al del marido y se roció una generosa cantidad, Se quitó el pantalón del pijama que llevaba y fue directo al dormitorio del matrimonio, el único riesgo era que Pepe volviera por haberse olvidado algo, cosa muy improbable dadas las prisas con las que había salido de casa. En cualquier caso era un riesgo asumible, el premio merecía la pena. Entró en el dormitorio, encendió la luz, sabiendo que Marta no era capaz de distinguirla, se recreó en la escena, sin prisas, tranquilo. Marta dormía plácidamente, de costado, de espaldas a el, cubierta por una sabana hasta la cintura, completamente desnuda, preparada para cuando su marido quisiera montarla. Pero aquella mañana no era Pepe quien estaba en su cama, era Daniel que llevaba un mes deseando tener una ocasión como aquella.

Era la primera vez que Daniel entraba en el dormitorio, llevaba un mes haciendo su papel a la perfección para ganarse la confianza de la pareja. Ahora ya dentro observaba todo con detalle, el portátil de Pepe encendido sobre la mesilla, la cámara de fotos fuera de su funda. Se notaba que Pepe había salido pitando de casa, “Dudo que un día normal no recoja todo esto”, pensó Daniel convencido de no equivocarse.

Sobre uno de los silloncitos una bolsa de una marca conocida de lencería y ropa de baño, ojeó dentro, era el bikini color carne que había mencionado Pepe, con las etiquetas quitadas, listo para probar, preparado para la tarde, pensó Daniel. Abrió el armario, era tremendo, de seis puertas, dos con ropa de Pepe, dos con ropa de Marta, otra dos con montones de prendas sexys de todo tipo, disfraces, lencería, cajas y cajas de juguetes y accesorios. “Menudo pervertido este Pepe”, pensó Daniel cerrando de nuevo las puertas.

Pulso el teclado del portatil, quería comprobar si tenía alguna clave, “Ninguna protección, será imbécil este tío”, pensó Daniel. Una carpeta general en el escritorio con el nombre de Marta y pulsó sobre ella, ninguna protección, ni contraseña, ni clave, ni encriptación, docenas de subcarpetas dentro de la general con detalle del contenido, difraz de pornochacha, tanga brasileño, masturbación dildo, masturbación zanahorias, etc. etc. “Este tio es tonto, tengo que aprovechar la ocasión” se dijo saliendo de nuevo del dormitorio para buscar un disco duro externo que tenía en su cuarto para copias de seguridad. Volvió, lo conecto al portatil y arrastró la carpeta de Marta, mas de un Tera de datos que puso a copiar en su disco duro externo.

Se giró de nuevo hacia Marta, “Dejemos que esto trabaje, tiene para un buen rato. Ahora vamos a disfrutar tu y yo. “. Se dijo Daniel mientras daba una vuelta a la cama, quería mirarla de frente, especialmente ver aquellas tetazas que le volvían loco de deseo. Tiró de la sábana hacia atrás dejándola completamente descubierta, desnuda, dormía plácidamente recostada de lado, no se había movido en ningún momento. “Menuda hembra estas hecha, ufff”, se decía Daniel comenzando a acariciar el cuerpo de Marta con suavidad, “si te despiertas palmada en el culo y a follar, pero si no disfrutemos del momento uhmm” pensaba Daniel mientras deslizaba una mano entre los grandiosos pechos de Marta aplastados uno con el otro. “Menudas ubres” pensó al darse cuenta de la erección de caballo que llevaba, viendo semejante manjar a su disposición.

Comprobó la talla del sujetador que había sobre una silla, 110, “no me extraña, con esos cantaros necesitas dos capazos para recogerlas”. Regreso de nuevo al cuerpo de Marta, se fijó en las areolas, grandes como dos galletas marías, oscuras, pezones grandes puntiagudos, desafiantes. Deslizó su mano por el cuerpo de Marta, bajando hasta las nalgas, redondas, turgentes, duras, un culazo, el cuerpo delgado contrastaba con aquel volumen exagerado de pecho y lo hacía si cabe mas deseable. “Hora de meterla, vamos a joder o me correré encima solo con verte”, se dijo Daniel volviendo al otro lado de la cama y arrodillándose detrás de Marta a la altura de sus nalgas.

!Zass!, la palmada en la nalga sonó seca, similar a las escuchadas durante todo el més. Marta se despertó al momento, instintivamente apoyó sus manos en la cama y se levantó, colocando su cuerpo a cuatro patas en el centro de la cama. Piernas separadas, culo levantado, las tetas libres, colgando, se movían majestuosas de lado a lado, nada que envidiar a una vaca lechera. Desde atrás una visión completamente distinta, delgada, culito poderoso y respingon. Parecía increíble que un cuerpo pequeño, Marta apenas medía 1.65, tuviese semejante cantidad de curvas. La piel del cuerpo de Marta, tremendamente blanca, se notaba que llevaba muchos meses sin tomar el sol, contrastaba con su corto cabello negro azabache, muy oscuro. Al igual que el poblado vello de su coño, negro como un tizón, donde resaltaban aquellos labios vaginales grandes, sonrosados, brillantes por la humedad, deseosos de ser penetrados.

“Confiemos que el cornudo de tu marido tenga un buen rabo porque si no te vas a enterar enseguida de la diferencia”, pensó Daniel cogiendo la verga con una mano, grande, larga, gruesa, cercana a un vaso de tubo. Afortunadamente para Daniel, Pepe era un hombre bien dotado, similar en tamaño a la suya, quizás sin la consistencia de la erección brutal de Daniel que presionó la polla en la entrada que se le ofrecía tan generosamente, de aquel coño jugoso, tan deseado por él.

Daniel llevaba un mes escuchando las folladas de Pepe, conocía el ritmo perfectamente, las palmadas periódicas en las nalgas de Marta. Era fácil imitar al pobre de Pepe, prácticamente cantaba cada cosa que hacía, cuando cambiaba de agujero, cuando le estrujaba las tetas desde atrás. Pepe relataba sus polvos como esperando que su mujer pudiera escucharle, realmente le gustaba oirse asi mismo, le quitaba frialdad al asunto, hasta que Marta comenzaba a gemir. Cosa que se producía nada mas sentirla dentro, como ahora, ensartada por aquella verga dura como una piedra que comenzaba a montarla.

-Ahhh ahhh, si, si , siii, ahhh, mmmm, ahhh- gemía Marta ajena a quien la estaba montando de verdad.

-!Menudo coño tienes, parece una aspiradora, ahhh! – rugía Daniel apunto de explorar dentro de aquel coño que deseaba tanto. “Aguanta Daniel, aguanta. Pepito se la mete en los dos agujeros y va cambiando. Tienes que aguantar”, se decía Daniel intentando controlar la corrida que no fuese antes de tiempo.

Marta no tardó mucho en correrse por primera vez recibiendo aquellas embestidas que la estaban empotrando contra el cabecero de la cama. Entre gritos, gemidos, el orgasmo se produjo en breve espacio de tiempo.

Daniel espero que terminase el orgasmo de Marta para sacarla y cambiar de agujero, “Menuda hembra caliente estas hecha, buff. Si que te corres pronto. Probemos ahora este culazo”, dijo Daniel cambiando de agujero. El ano de Marta estaba bastante dilatado por las penetraciones diarias de su marido pero aún así le costó un poco meterla hasta el fondo. Cuando lo consiguió tal como escuchaba a Pepe la agarro de los pechos haciendo que levantase de cintura para arriba manteniendo las rodillas sobre la cama. “Madre de Dios que tetazas tiene esta mujer. Nunca me había follado una hembra como tu, buff ahhh, ahhh”, gemía Daniel acompasando los gemidos de Marta y controlando la corrida, estaba tan a punto que tuvo que parar al poco rato sacarla y volver a ocupar su coño. “Estaría todo el día jodiéndote pero tengo que parar pronto” se dijo Daniel que estaba controlando el reloj para evitar cualquier sospecha por parte de Marta. Poco después aprovechando un nuevo orgasmo de Marta se corrió en el coño inundandolo de su leche caliente.

Tal como hacía Pepe descabalgo y salió de la cama. Vió la ropa que había preparado Pepe sobre la silla y decidió cambiarla. Fue al armario seleccionó unas prendas que había visto y las cambió por las que había dejado el marido. No había riesgo que Pepe se diese cuenta porque siempre salían por las mañanas y al volver a casa Marta se ponía otra ropa más cómoda. Ya se encargaría él de darle de nuevo el cambiazo de la ropa en la silla cuando estuviesen de nuevo en casa. Comprobó que el disco duro externo conectado al portátil de Pepe había hecho copia de la carpeta de Marta, “Perfecto, estos puertos de alta velocidad van a toda leche, ya está copiado el trabajo del cornudo para mí”, se dijo Daniel saliendo del dormitorio, no sin antes comprobar que todo estaba como lo había encontrado.

Daniel se encerró de nuevo en su cuarto, sabía que faltaba mas de una hora para que la alarma con vibración de la mesilla de Marta le indicase que tenía que levantarse. Una hora para disfrutar del regalo que el cornudo se había encargado de recopilar para él en los últimos meses. Conectó el disco duro a su portátil y comenzó el visionado, seleccionando las carpetas cuyo nombre le resultaba mas excitante. Docenas de videos, cientos de fotos, con todo tipo de ropa provocativa y posturas obscenas, penetraciones con todo tipo de objetos, hortalizas, masturbaciones, en todos los lugares de la casa, salón, dormitorio, cocina, baña, un mega fichero superior en contenido al de cualquier webcamer.

Daniel tuvo que masturbarse de nuevo viendo aquel material, los minutos pasaron rápido, faltaban apenas diez minutos para que sonase la alarma de Marta y se levantase. El siempre se duchaba antes, cuando Pepe se marchaba de casa, dejando el baño libre para que Marta lo tuviese disponible. Pero aquella carpeta que vió en ese momento no pudo evitar abrirla “exteriores” decía el título. Las imágenes eran muy excitantes para él, Marta vestida con ropa de calle sugerente en lugares públicos, parques, bancos del metro, piernas abiertas, escotes pronunciados. “Joder con Pepito como me mola que tenga los mismos gustos que yo, es super excitante verla vestida así por la calle”, pensaba Daniel mientras seguía masturbándose compulsivamente cuando escuchó la puerta del baño, Marta se había levantado y comenzaba a ducharse.

“Un día es un día”, se dijo Daniel para si mientras disfrutaba de aquellas imágenes. “Ya me ducharé mientras ella se viste” y siguió con aquel visionado de imágenes eróticas en exteriores. De repente se detuvo, el último grupo de imágenes de la carpeta eran especialmente estimulantes, en ellas se veía al portero del edificio en distintas reparaciones de la casa, en la cocina y el baño con arreglos de fontanería, en el salón colocando luces. Todo sería relativamente normal, dentro que no es nada normal hacerle fotos al portero arreglando cosas de no ser porque en todas ellas se veía a Marta con distintas prendas cerca del buen señor. No eran prendas normales de andar por casa, era ropa especialmente sugerente, blusas semitransparentes sin sostén debajo que dejaban ver perfectamente aquellos tremendos cántaros. Algunas sentada en un taburete de la cocina con minifalda y las piernas separadas mostrando aquel coño peludo por completo y el hombre en el suelo cambiando unos tubos del fregadero sin dejar de mirarla. “Joder con Pepito, estoy seguro que no le dijo a Marta que el portero estaba en casa, no creo que ella se preste a esto. Vaya, vaya con el cornudo, así que le pone que su mujer caliente a los tíos enseñándoles el coño y las tetas. Esto es un hallazgo, quizás le ponga que me tire a su mujer en su puta cara”, pensó Daniel mientras miraba con detalle aquellas fotos para ver si Marta participaba activamente o no sabía nada.

Por mucho que miraba aquellas fotos no consiguió llegar a una conclusión en uno u otro sentido. “Me parece que voy a tener que sondear al portero. Me tiraré un farol con él y veremos si cae en la red”, se dijó Daniel pensando que luego cuando salieran a la calle era buen momento para provocar un encuentro con el portero. ¿Sería Marta consciente de aquellas situaciones con el viejo portero? ¿O su marido se monta el numerito compinchado con el portero sin decirle nada a ella?, para sus propósitos era muy importante conocer ese pequeño detalle.

Escuchó la puerta del baño, Marta había terminado de ducharse, era el momento de aprovechar mientras ella se vestía, para ducharse él y quitarse el olor a perfume de Pepe. Cerró el ordenador y cuando escuchó la puerta del dormitorio de Marta, salió del suyo, para meterse en el baño.

Quince minutos después ambos se encontraban en la cocina, Marta estaba desayunando sentada en uno de los taburetes. Daniel no dijo nada, quería disfrutar del momento, habitualmente le indicaba su presencia con un suave toque en el hombro de Marta, ahora lo retrasó. Marta se había vestido con la ropa dejada por Daniel que dio el cambiazo a la de Pepe, una blusita negra semitransparente con la que resaltaba el sujetador de fino encaje blanco con aros que llevaba debajo. El encaje quedaba tupido justo en la zona de los pezones pero se transparentaba bastante en las areolas, dejando aquellas dos galletas oscuras muy sugerentes a la vista de cualquiera que se fijase con un poquito de detalle. No era algo escandaloso, pero si tremendamente sugerente y provocador. La faldita de color crema era corta sin llegar a ser minifalda pero tenía mucho vuelo, de pie se ahuecaba bastante, era el tipo de falda ideal para una exhibicionista dispuesta a subir por unas escaleras mecánicas de grandes almacenes. Estaba convencido que cualquiera que subiese unos peldaños detrás tendría una panorámica perfecta de aquellas bellas piernas y sus tremendos muslazos. Sandalias negras de cuña que elevaban sus nalgas al caminar y debajo no lo veía pero le había dejado un tanga rojo diminuto, ideal para lo que tenía previsto.

La mano de Daniel se posó suavemente en el hombro de Marta para indicarle su presencia, descendió buscando su mano. -Buenos días Marta, ¿Que tal has descansado?- preguntó con la mano Daniel

-Buenos días Daniel, estupendamente, me siento fantástica -respondió sonriente Marta que no podía disimular los dos orgamos recientes que pensaba le había regalado su marido al marcharse.

Sin soltar la mano de Marta, Daniel continuó la conversación con sus dedos -Hoy tenemos cambio de planes. Me han llamado para decirme que se suspendía la charla de hoy (mintió descaradamente). He pensado que podríamos ir a un centro comercial, sería algo distinto, tengo que comprar una cremas protectoras para la piscina y quiero aprovechar para comprarle un regalo a Pepe, pronto será su cumpleaños -dijo galante Daniel, sabiendo que Marta aceptaba cualquier propuesta que la sacase de casa.

-Muy buena idea, me parece perfecto -respondió Marta en la mano de Daniel.

-!Por cierto! Estas muy blanca, si es septiembre vais a la playa creo que deberías aprovechar este mes de Agosto para tomar algo el sol. ¿Te gustaría ir algún día a una piscina?, conozco alguna adaptada que no va mucha gente.- sugirió Daniel

-Tienes razón, hace muchos meses que no tomo el sol. Acepto.- respondieron los dedos de Marta.

-!Perfecto! Entonces aprovecharemos para comprarte algunas cremas protectoras para ti también. !Vamonós a la calle! -añadió Daniel cogiendo el bastón de Marta para dárselo que estaba apoyado en un rincón de la cocina. Desde 2016 en España se utiliza un bastón con franjas rojas y blancas para indicar a los demás que se encuentra con una persona con sordoceguera. Aquella simple ayuda estaba resultando ser mucho más útil de lo que parecía, el bastón blanco se mantenía para las personas ciegas pero un sordociego necesita indicarlo con mayor claridad especialmente en una gran ciudad, transportes públicos son un claro ejemplo donde los ciudadanos sabían que además de ser ciego al no poder oír no podían dirigirse al invidente con la voz para avisarle de cualquier cosa, necesitaban utilizar el contacto físico para revelar su presencia, por ejemplo un simple contacto en el hombro era lo mas utilizado.

El acompañante o intérprete habitual suele tener su propio código de señales táctiles con la persona sordociega para indicarle con antelación subir, bajar, giros, detenerse, etc. Por ejemplo para una situación de peligro con un sordociego se acordó internacionalmente trazar una X en la espalda del sordociego con dos dedos. Después de un més comunicándose tantas horas Marta y Daniel habían desarrollado su propio código de señales táctiles que les permitía desenvolverse con cierta naturalidad en la gran ciudad. Marta solía cogerse del brazo derecho de su acompañante, Daniel o Pepe, a una altura por encima del codo mientras utilizaba su bastón con franjas rojas y blancas con su mano derecha buscando las referencias conocidas. Su palma izquierda hacia arriba facilitaba a su acompañante las indicaciones táctiles.

Marta se colocó sus grandes gafas negras que cubrían completamente los ojos y del brazo de Daniel ambos salieron de casa. Cogieron el ascensor y en la planta calle se encontraron con Tomás, el portero, un señor prejubilado que rondaría los 60 años. Daniel se paró para saludarle, viendo como al viejo se le clavaba la mirada en el pecho de Marta. El portero estaba acostumbrado a verlos salir todos los días juntos pero era la primera vez en aquel mes que Marta salía a la calle vestida de forma tan sugerente.

-!No mires con esa cara Tomás!, Pepe ya me ha puesto al corriente de vuestros juegos con las reparaciones en casa, tu mejor que nadie sabes lo que le gusta que vean a su mujer. Espero que mantengas la misma discreción que de costumbre, a los trés parece que nos gustan los mismos juegos -mintió descaradamente Daniel tirando el anzuelo para ver la reacción del portero. Los dos hombres sabían perfectamente que Marta era incapaz de escuchar la conversación.

-¿Quién se negaría a un marido que te ofrece ver a ver una mujer con semejantes tetas y un felpudo como el de la Sra. Marta?, imagino que ahora mi trabajo te lo encarga a tí -respondió Tomás con aquella frase tan inquietante.

-¿Tu trabajo? ¿A que trabajo te refieres?

-Si hombre, imagino que lo mismo que te pide a ti, ¿no?, que le mires cuando se la tira, se le pone dura de ver a otro hombre pajeandose mientras lo hace. ¿o tú te la tiras también?. Porque desde que vives con ellos ya no me ha vuelto a llamar.

-No, me pasa como a ti, solo me deja mirar, !lastima, con lo buena que esta!, Se me ocurre alguna idea para que los dos nos la tiremos también, ¿cuento contigo Tomás?. Pero de momento si te pregunta Pepe dile que no hemos hablado nunca, mejor hacernos los tontos, ya te contaré mi plan -las palabras de Daniel demostraban lo hábil manipulador que era con las personas que le interesaban.

-Cuenta conmigo. Nunca he visto unas tetas como esas, se merecen un homenaje -respondió Tomás relamiéndose los labios al tiempo que aprovechaba para darle un último repaso con la mirada.

Se despidieron y Daniel con Marta salieron a la calle. Antes de continuar Daniel le dió las siguientes indicaciones en el portal de casa -Cogeremos el metro, el centro comercial está a pocas paradas, ya sabes que a estas horas la línea de metro va con mucha gente. Como siempre procuraré mantenerme pegado a tí pero si por cualquier circunstancia la gente nos separa no te sueltes de la barra en la que fije tu mano si no conseguimos un asiento para tí- era algo que le repetía cada día. Pero no estaba de más, especialmente con una blusa tan sugerente, sabía que aquella ropa era como poner un anzuelo con carnada para los aprovechados que siempre pululan en el metro en las líneas mas concurridas. No tenía ninguna duda que más de uno intentaría aprovechar la primera ocasión para meterle mano.

Durante todo el més que Daniel conocía a Marta jamás había intentado aprovecharse él de esas ocasiones, se había sabido ganar muy bien la confianza de Marta que en mas de una ocasión le había confesado al bajar del metro que alguna mano desconocida había toqueteado su cuerpo mas de la cuenta. La respuesta de Daniel siempre era la misma, “No hagas caso mujer, tienes el cuerpo mas deseable que conozco. Imaginate a ese desgraciado la de pajas que se hará en tu honor recordando el momento.-Se lo decía de una forma tan directa y sencilla que los dos terminaban riéndose y burlándose del aprovechado de turno.

Aquellas risas posteriores habían conseguido que Marta no le diese importancia a esos momentos. Con toda la frialdad del mundo se lo tomaba como “gajes del oficio”. Para que incomodarse más si era imposible identificar entre la multitud la mano del aprovechado de no ser que Daniel lo pillase infraganti. Mejor tomarlo a broma porque era algo que sabía desgraciadamente que se repetía con demasiada frecuencia. En este mundo siempre hay aprovechados en busca de los mas indefensos para beneficiarse de ellos. Esa realidad la tenía asumida y no la podía cambiar, mientras no cambiase la mentalidad del conjunto de la sociedad. Hoy en dia, el que mas o el que menos, procura escurrir el bulto y si ve algo no quiere meterse en problemas, Es una pena, pero desgraciadamente es así, salvo honrosas excepciones.

Caminaron unos doscientos metros hasta alcanzar la parada de metro, Marta conocía aquel recorrido con soltura, movía el bastón con agilidad de lado a lado avisando a los transeúntes de su presencia. Al tiempo que se sujetaba con fuerza del brazo de Daniel, tenía muy presentes los 34 escalones que había frente a ella descendiendo para tomar su metro habitual.

Como de costumbre aquella línea céntrica estaba abarrotada de gente por las mañanas. Daniel avisaba con sus voz a los despistados para que dejasen paso mientras Marta movía sin cesar su bastón de lado a lado. En apenas cinco minutos llegó el metro, Daniel esperó como de costumbre que entrasen los ansiosos para evitar empujones y luego con sus manos y su voz consiguió abrirse paso. Tan solo entraron un par de metros en el vagón y Daniel cogió la mano de Marta para asirla a la barra vertical más próxima mientras él se pegaba a su costado izquierdo. Frente a ellos había dos chavales jóvenes, con indumentaria punk, crestas en el pelo, chupas de cuero cubiertas de herrajes, apoyados en la pared del vagón. Uno de los chicos se agarró de la barra colocando sus manos justo por encima de las de Marta y se dirigió a Daniel viendo que iban juntos.

-¿De verdad es ciega? ¿Y que significan esas barras rojas del bastón?, pensaba que los ciegos llevaban el bastón todo blanco

-Es sordociega por eso el bastón lleva franjas rojas y blancas – respondió escuetamente Daniel que no le apetecía dar explicaciones.

-!Joder que putada tio, además de ciega, sorda, vaya marrón! -respondió el chaval sin obtener mas comentarios de Daniel

-¿Es tu mujer, tío? !Vaya blusita guapa que le has puesto, ¿no? -preguntó ahora el otro con tono desafiante.

Los cuatro estaban pegados alrededor de la barra, apenas 30 o 40 cm separaban las cabezas de los chicos de ellos. Marta mantenía una distancia no superior a un palmo de la barra donde se agarraba con fuerza ajena a la conversación de los chicos, ni siquiera a su existencia. En la siguiente parada de metro siguió entrando mas gente de la que salía, entre los pasajeros otro punkarra que pronto se dió cuenta que estaban los dos colegas junto a la puerta.

-!Hombre Rulos! ¿Que tal va colega? ¿Te vienes a pillar con nosotros? -preguntó uno de los colegas al recién llegado que se pegó a la espalda de Marta, empujándola hacia adelante, hasta que la barra freno el cuerpo de Marta. La presión de la gente era muy grande en aquel vagón.

Marta sentía la presión de alguien pegado a su espalda, sus pechos pegados a la barra que quedo enterrada en ellos sobresaliendo desafiantes por ambos lados. Las manos del chaval que se agarraba a la barra, encima de las manos de Marta, quedaron ahora pegadas a sus tetas, Sin buscarlo, sin saberlo, pero ahora Marta tenía las dos manos de aquel chaval restregándose en sus tetas. El chico haciéndose el despistado hablaba con su colega recién llegado que estaba pegado a la espalda de Marta aprovechando la ocasión para restregar cebolleta en el culo de ella.

-!Ya ves tío, aquí, que no me puedo mover, esto está petado de gente! jajaja -la risa burlona del chico les dió a entender lo a gusto que estaba frotándose con el culo de la señora.

-!No te preocupes tío, no te esfuerces en darle explicaciones, la señora es ciega y sorda, no se entera nada! -dijo el de las manos en la barra que aprovechando la ocasión las había abierto y dejaba que Marta de forma inconsciente refrotase sus tetas en ellas. Su colega de al lado viendo la ocasión imitó a su amigo y se agarró de la barra sobre las manos de su amigo buscando rozarse también con aquellos tetones que aprisionaban la barra. Ahora eran cuatro las manos que se aprovechaban del vagón abarrotado para meter mano a las tetazas de Marta cada vez con mayor descaro.

El que estaba detrás de Marta comenzó a reírse a carcajadas viendo como se pasaban sus colegas -Perdone señora, me están empujando -dijo pegándose al oído derecho de Marta como queriendo confirmar que no oía nada de verdad.

-!Joder, pues es verdad, no oye nada! ¿Seguro que es ciega? jajaja- se burló mirando a sus colegas al tiempo que su mano izquierda palpaba el culo de Marta buscando con descaro meterse bajo la falda.

Daniel ya no pudo contenerse mas y viendo que aquello iba a mas decidió intervenir -!Me parece chavales que os estais pasando ya!, !Dejadnos en paz! -gritó encarándose con los tres.

El último que había puesto las manos en barra era el que estaba pegado a Daniel, soltó las manos y con bastante agilidad metió la mano en su bolsillo y abrió un navaja tipo mariposa con la que presionó el vientre de Daniel. -!Tú tranquilito héroe! !Si te mueves te rajo!, !Solo nos estamos divirtiendo un poco, joder!

Daniel sintió el pinchazo de la navaja en su vientre, se lo pensó mejor, aquel tipo de chavales tenían pintas de los que no se lo piensan en darle un pinchazo a cualquiera.

-!Así está mejor, calladito!, !Tú miras y hablas si se te pregunta, pringao!, ¿Que esperabas?, si la sacas a la calle enseñando esos melones, ! Joder!, ¿Como cojones te entiendes con ella si no ve, ni oye? – preguntó presionando al mismo tiempo un poco mas con la navaja.

-!Tenemos que bajarnos en esta parada! !Dejadnos ir, por favor! -pidió Daniel notando la presión punzante en su vientre de la navaja.

-!Yo creo que no, estamos muy bien en este rinconcito del vagón solo para nosotros!, Si quieres puedes bajarte tú, pero creo que serás un poco mas hombre y no dejarás a tu mujercita sola con nosotros ¿O sí?, Si te quedas responde a mi pregunta, si no puedes bajarte ya, mientras avisas a la poli nosotros nos bajaremos en la siguiente o en otra y cuando la encuentres tendrá mas agujeros de los que tiene ahora.!Tu mismo, colega!

Daniel tragó saliva, estaba empezando a estar asustado de verdad, sabía perfectamente que aquel tipo de maleantes no solía tener nada que perder -Hablo con ella con las manos- dijo al fín

-!Pues venga, a que esperas, dile que estas con unos colegas y que sino se porta bien te rajamos a tí y luego a ella!, !Vamos joder, ya te imaginas lo que queremos, cuéntaselo, que este calladita, que se deje hacer y no os pasará nada! -una nueva punzada en el vientre obligó a Daniel a coger la mano de Marta y explicarle lo que ocurría.

-!Dile que asienta con la cabeza si lo ha entendido!, !Venga, Diselo!

El semblante de Marta cambió al entender lo que le quería decir Daniel, por si tenía alguna duda el de la navaja pinchó levemente en el costado de Marta que asintió repetidamente, subiendo y bajando la cabeza.

-!Bingo! La maruja pechugona lo ha entendido, !Muy bien pringao, tu quietecito, si te mueves la rajo! -dijo el de la navaja dejando de presionar en el vientre de Daniel y manoseando con descaro las dos tetas de Marta estrujándolas contra la barra cromada -!Ostia que melones chavales, siempre he querido follarme unas peras como estas!

-!Sacaselas joder!, !Abrele la blusa y quítale el sostén! -dijo el que estaba pegado a la espalda de Marta

-!Tranqui colega, ya voy!- las manos del chico comenzaron a soltar los botones de la blusa, despacio, uno a uno, recreándose mientras lo hacía y continuaba manoseando aquellos pechos inmensos por encima del sostén. Las dos manos del chico cogieron el pecho izquierdo y lo sacaron fuera del sujetador, a continuación el siguiente. Marta quedo con las tetas al aire, apretujadas contra la barra cromada que se clavaba en su escote y las cuatro manos de los chicos manoseandolas al mismo tiempo.

El que estaba a la espalda de Marta tampoco perdía el tiempo y su mano metida bajo la falda tiraba con fuerza del tanga arrancandolo sin contemplaciones. -!Bajos despejados, chocho al aire! jajaja – rió orgulloso mostrando el tanga rojo, roto, en su mano

-!Veamos como lo tiene!, !Comprobando coño! -dijo el primero que había puesto las manos agarrando la barra que ahora soltaba para meter su mano derecha bajo la falda de Marta, ella estaba justo frente a él. -!Ostia puta, tiene las piernas pegadas como si fuese un mejillón!, !Haz que las abra desde atrás, que no puedo meter la mano!

El que estaba pegado a la espalda de Marta le dio una patada en la parte interior de los tobillos, ella entendió el mensaje al instante y separó bien las piernas.

-!Ahora si!, ves como cuando quieren se espabilan. Guaaauuu menudo conejo tiene esta pava, a la vieja usanza, peludo, gordo y chorreando -dijo sacando la mano y mostrando la palma mojada a sus colegas para a continuación acercarla a los labios de Marta que sintió la presión en su boca y la abrió de forma instintiva.

-!Eso es, muy bien, chupa puta, chupa!, ¿Veis que bien chupa chicos? Yo creo que le encanta mamar, vamos a tener que seguir la fiesta en otra parte. -dijo el chico mientras se recreaba metiendo tres dedos en la boca de Marta hasta el fondo

-!Déjame a mí ahora! !Chupame bien los dedos guapa, que me lo agradecerás! -dijo el que estaba a la espalda quitando la mano de su amigo para meter un par de dedos de la suya

-!Asi, asi, muy bien! !Suficiente! veamos que tal andamos de cuartos traseros -dijo sacando la mano para buscar la espalda de Marta, meterse bajo la falda y buscar el ano. Sin mucho esfuerzo la penetró el culo con dos dedos. -!Gloria divina chicos, le entran hasta el fondo! jajaja

El chico de la navaja tomó la palabra -¿Le das por el culo pringao? ¿Le gusta que se la claves bien por detrás? – Daniel se limitó a asentir con la cabeza.

El de los dedos en el culo de Marta los sacó poniéndolos de nuevo en la cara de ella buscando su boca. Marta se vió obligada a chupar los dedos de nuevo. -!Muy bien, así, bien brillantes, que queden bien limpios!-

Junto a este chaval había un tipo trajeado, de mediana edad, con maletín, había subido al vagón al mismo tiempo. Se había quedado de pie en el costado derecho de Marta. En silencio, sin decir nada, disimulaba pero no perdía detalle de la escena.

-¿Y tú que miras con esa cara de panolis?, ¿Te pone cachondo la tia eh?- preguntó el que estaba a su lado pegado al culo de Marta

-!Jajaja, déjalo, apuesto a que se le ha puesto dura al verle las tetas a nuestra amiga!, !Tócaselas hombre, tócaselas! A ella le encanta que se las vean y se las soben bien -dijo el chaval que tenía a su derecha que había desabotonado la blusa de Marta.

-¿Puedo? -dijo el hombre estirando una mano hacía la barra para alcanzar los tetas de Marta.

-!Claro hombre, claro! !Prueba el género, son de calidad, todo natural y en abundancia! Si quieres por 50 euros se arrodilla y te hace una mamada, aquí mismo, en medio de todos, nadie se va a dar cuenta. !Te la come entera y se lo traga todo o te corres en sus tetas!, ¿Te gustan las pechugas que tiene ehh?, !Anímate hombre, por 50 pavos la mamada mas excitante de tu vida!

El hombre retiró la mano que estaba manoseando las tetas de Marta y buscó la cartera en el bolsillo interior de su americana. Sin soltar el maletín que llevaba en la otra mano se apoyó en ella para coger un billete de 50 y se lo dió al chaval.

-!Toma, aqui los tienes!, Me da mucho morbo esta situación, pero juntaros más, cerrad el círculo para que nadie se de cuenta y que ella se quede en centro.

-!Claro hombre claro, trae para acá los 50! -respondió el chaval cogiendo con rapidez el billete de la mano del tipo trajeado.

El tipo trajeado metió de nuevo la cartera en el bolsillo interior de su americana y a continuación se bajó la bragueta del pantalón, sacó un pene erecto pero bastante pequeño. Los chicos de sus costados se pegaron más a él cerrando el círculo y el que estaba a la espalda de Marta la cogió de los hombros y empujó hacia abajo para que se arrodillara. Marta se arrodilló en el suelo del vagón y con la ayuda de los chicos la colocaron frente al tipo del traje que acercó aquella pequeña verga a los labios de Marta. Obediente y resignada al notarla rozando sus labios abrió la boca y comenzó a chupar.

-Ahhh mmmm ahhh !que morbo dios, que morbazo me da!- decía y gemía el tipo del traje

-¿La chupa bien la ciega ehh? !Tranquilo, que se lo traga todo, correte en la boca que le gusta! -animaba el chaval que tenía a su derecha

-Sii, sii , sii, me corro, me corro -gemía el tipo aguantando el tono de voz para que nadie se diese cuenta.mientras se corría en la boca de Marta.

Marta se trago la corrida mientras los chicos la cogían de sus brazos incorporándola de nuevo, seguía con la blusa completamente abierta y las tetas fuera del sostén. El círculo improvisado formado por los cinco hombres en el rincón de la entrada ocultaba por completo a Marta de miradas ajenas.

-¿Puedo pediros una cosa más? -preguntó el tipo mientras se guardaba de nuevo aquella verga pequeña ahora encogida después de correrse.

-!Claro hombre, claro!, Si pagas puedes pedir lo que te salga de los cojones.- respondió el chaval de su derecha que lucía una hermosa cresta de punky completamente tiesa a base de fijador.

El hombre metió de nuevo su mano en el bolsillo interior de la americana y sacó una pluma MontBlanc que todos imaginaron que valdría un dineral. -Quiero metérsela en el culo para llevarme su aroma- dijo un poco avergonzado por su aparente extraña petición.

-!Jajaja joder que antojos tienen los pijos! Por otros 50 pavos le puedes meter la pluma o lo que quieras en el culo, !Verás que culo tragón tiene esta zorra! -dijo el chaval cogiendo de los hombros a Marta y haciendo que se girase sobre si misma poniéndola de espaldas al hombre y haciendo que se inclinase hacia adelante para ofrecer mejor su culo.

-!Toca hombre, toca si quieres! !Mira que culazo tiene, no meterás la pluma en un culo asi en tu puta vida! -dijo ahora el chaval que estaba a su izquierda cogiendo el borde inferior de la falda, levantandola y echándola sobre la espalda de Marta.

El hombre estiró la mano para alcanzar las nalgas de Marta y comenzó a acariciarlas despacio. Ella permaneció inmóvil, piernas separadas, culo en pompa, notando una mano desconocida que manoseaba su culo y se deslizaba por su entrepierna tocando su coño también.

-!Venga tío, afloja otros 50 y le metes la plumita o lo que quieras! -apresuró el chico de su derecha.

De nuevo mano a la cartera, otro billete de 50 paso de su mano a las del chico que lo pilló al vuelo. Guardó la cartera, cogió la pluma y la deslizó a la entrada del ano, presionando y girando dentro del culo de Marta, despacio, sin prisas, como si mojara una galleta en un vaso de leche. Tras unos momentos la sacó y la guardó cuidadosamente en su bolsillo interior. Sin decir nada más, se giró y abrió paso alejándose del grupo.

-Chicos aquí en medio de la gente me da mal rollo, ¿porque no bajamos en la siguiente?, creo que es en la que hay baños de los que nadie entra por miedo a que los atraquen, están un poco escondidos.-dijo el último que había llegado al vagón

Dicho y hecho, instantes después el vagón frenó y sin pensarlo mas el de la espalda cogió a Marta de un brazo y tiró de ella, los otros dos le siguieron llevando con ellos a Daniel. El de delante llevaba a paso ligero a Marta dando tirones en su brazo. -!Seguidme!, como mucho habrá algún colgao metiéndose algo, esos baños molan, vais a ver cómo os gustan-

¿Molan? decía el tipejo, en un recoveco escondido de la estación estaban unos baños cochambrosos, las bombillas rotas, las puertas de entrada también, cartones en suelo, basura, olor a orin y mierda pura. Una auténtica cloaca.

-!Joder tío vaya pestazo! -protestó uno de los que iban detrás al ver aquello.

-!No te quejes ostia! !Aquí nadie nos molestara! En el metro es imposible echar un polvo. !Al pringao metelo en uno de los cuartos y que no salga hasta que nos vayamos! -ordenó el último que había llegado y parecía llevar la voz cantante.

-!Ya has oído pringao! !Metete en ese cuarto y cierra la puerta!, !Si sales antes de que nos vayamos la rajo! !Dame el puto movil, no se te vaya a ocurrir alguna perrería! -Daniel le dió su móvil al chaval y a empujones entró en aquel cubículo infecto rebosante de porquería.

Marta era ajena por completo a donde estaba, ni con quién, incapaz de ver ni oír se quedó quieta en el centro , junto a las pozas de los urinarios de pie, para los hombres.

El que la había llevado del brazo desabotonaba su blusa, tirándola sobre uno de los lavabos, de un tirón le arrancó el sostén rompiéndolo y dejando aquellos tremendos pechos expuestos para que los vieran sus amigos, otro tirón y le bajo la falda hasta los tobillos. -Esta pava no lleva bolso, seguro que el tío lleva su documentación. Quitadle la cartera, el reloj, todo lo que lleve de valor. Y quiero la dirección de la casa, saber donde viven, el pin del móvil del pringao y el de las tarjetas de crédito que lleve. !Estáis empanaos ostia!, !Moved el culo! !Yo os la voy poniendo a tono, luego os la tirais vosotros!-

Aquel tipejo estaba demostrando que no era la primera vez que hacía algo parecido. Sus dos colegas entraron en la cabina de Daniel y comenzaron a pedirle las cosas.

Marta desnuda por completo delante del cabecilla sintió las manos del hombre presionando sobre sus hombros. No necesitaba escucharle para saber lo que quería, que se arrodillara y comenzase a mamar. No se equivocó, en un santiamén tenía una verga joven presionando en sus labios, abrió la boca y comenzó a mamar.

-!uhmm ahhh que ricoo, Joder Tios, esta pava la chupa de puta madre! !Menuda Zorra, la de pollas que se ha tenido que comer para hacerlo tan bien!

-!No te entretengas tanto coño! !Fóllatela ya que también tenemos ganas nosotros! -dijo uno de los que estaban con Daniel

-!Tranquis colegas!, !No hay prisa!, ya os he dicho que en estos baños solo vienen los colgaos, no es la primera vez que vengo con algún asunto parecido. -mientras lo decía sus manos agarraban con fuerza la cabeza de Marta obligándola a meterse la polla hasta la empuñadura en su boca.

Los otros dos salieron del cubículo donde estaba Daniel después de desplumarlo por completo y obtener todo lo que querian. El de la navaja parece que se lo pensó mejor y entró de nuevo dentro -Te voy a pedir una cosa delicada pringao, pero tienes que esforzarte mucho porque sino lo haces muy bien te rajaré el cuello de un lado a otro-

Daniel le miró asustado -¿Que es lo que quieres, no llevo nada, ya os he dado todo? -dijo angustiado al sentir la navaja de nuevo en su cuello

-!Una tontería que tienes que hacer muy bien!, A mí me da igual que me la chupen tíos que las tías, así que te vas a arrodillar y me la vas a comer con ganas, como si fueses una zorrita. !Sin dientes ehh!, si noto que tus dientes me rozan la polla te rebano el pescuezo!, !Andando, espabila joder! -Daniel notó como la navaja le pinchaba en el cuello, sin pensarlo se arrodillo y comenzó a chupar. Era la primera vez en su vida que chupaba una verga.

Fuera Marta había sido incorporada de nuevo, inclinada hacia adelante seguía mamando la verga del cabecilla mientras el otro chaval colocado a su espalda comenzó a follársela. Ambos estiraban los brazos buscando las tetas desnudas que se bamboleaban de lado a lado -!Menudos cántaros tiene la pava! !Esta de puta madre! Encima sorda y ciega para que quieres más, es perfecta. !No tiene ni puta idea de quien se la mete! -decía el que la estaba follando por detrás

-¿Sabes que no es ninguna tontería lo que estas diciendo? ¿Y si nos la llevamos?, Conozco una nave abandonada perfecta para encerrarla, nos la follamos cuando nos apetezca, le hacemos unas fotos guapas y se la ofrecemos a gente de confianza, Solo con que la ofrezcamos por 30 euros con veinte tipos que consigamos al día son 600 nardos diarios. Y te aseguro que por 30 no nos faltarán pollas que se la quieran tirar, ¿Que mas nos da si se la meten por el culo, el coño, o las orejas? -el tipo parecía convencerse a si mismo al tiempo que lo decía en voz alta para sus colegas.

-!No seas capullo!, !No digas chorradas!, su marido nos ha visto la cara y si nos pillan con un marrón como este tenemos trena hasta la jubilación. !Yo paso de malos rollos!- decía el que la estaba follando a punto de correrse en el coño de Marta

-!Como queráis,yo por mi lo haría, total después de esto, de perdidos al río -insistía el cabecilla

-!Ahhh ahhh me corro, me corro, toma leche, toma! -comenzó a gritar el que le follaba el coño

-!Aparta ahora me toca a mí! -dijo el cabecilla obligando a Marta a darse la vuelta, le apoyó las manos en uno de los urinarios de la pared y se colocó pegado a sus nalgas. !Veamos este culito que tal se porta!

Marta sintió la presión de aquella verga que acababa de salir de su boca y ahora presionaba su ano abriéndose paso en su culo sin contemplaciones.

-!Hasta los huevos joder, mmm!, !Enculada a tope, chicos!, Este culito tragón se lo come todo -decía antes de comenzar a bombear.

Mientras tanto el que estaba encerrado con Daniel no parecía muy contento con la mamada del pobre hombre -!Joder, que mal la chupas!, !Aparta, se la voy a meter a tu mujer que dicen que lo hace bien!

-No es mi mujer, tan solo estoy contratado para acompañarla – dijo Daniel cuando su boca quedó libre de la verga del chaval.

-¿Habéis oído chicos? Ahora resulta que este pringao no es su marido, solo le pagan para acompañar a la señora, jajajaja

-!Pues vaya mierda de acompañante que se follan a la jefa en su puta cara jajaja! -dijo el que había terminado de joder con Marta

-!No te creas, yo pienso que es mas espabilao de lo que parece! !Te apuesto que se la tira cuando no está el marido de verdad, aprovechando que es ciega y sorda.-dijo de nuevo el de la navaja

-Yo apuesto a que ese pringao no se la tira, tiene cara de panolis-

-!Acepto la apuesta! Vamos a ver pringao, vas a decirnos la verdad, ¿Te la tiras o no? !No mientas o te hago otra boca en la garganta! -amenazó el de la navaja colocándola de nuevo en su cuello.

-!Solo una vez, solo hoy, lo juro, es la verdad! -respondió Daniel asustado

-Jajaja jajaja, ¿Veis como tenía yo razón chicos?, el panolis se tira a la jefa, !Gané la apuesta!, una curiosidad mas pringao, cuando te la has tirao esta mañana ¿Ella sabía que eras tu? ¿o pensaba que eras su marido? -de nuevo la navaja en el cuello le obligó a responder y decir la verdad instintivamente.

-Vivo en su casa con ellos, cuando se fué su marido de casa me metí en su cama y me la follé. Ella pensó que era su marido.-respondió sincero Daniel

El que estaba enculando a Marta, paró en seco al escuchar la confesión de Daniel -¿No os dais cuenta chicos? Tenemos una coartada perfecta, no tenemos mas que ponerlos a joder en un lugar público y hacer unas buenas fotos. El violador dejamos de ser nosotros y pasa a ser él. Nosotros tan solo los habremos pillado infraganti. Será su palabra contra la nuestra y os apuesto que ninguno de los dos querrá que el marido vea esas fotos.-explicó el cabecilla de los tres.

-Mi móvil hace unas fotos con flash de puta madre. Podríamos aprovechar este guariche, parecerá mas real, Y como complemento unas fotos de los dos paseando abrazados por el andén dándose el pico. Ella en plan provocativo, con esa blusa sin sostén, meneando las tetas y sentados en un banco del andén dándose el lote, bien abierta de piernas, que se le vea el coño. Como si fuesen una pareja de enamorados dándose un festín aprovechando la oscuridad del metro. Así si que colaría que nosotros solo los hemos seguido. Ya se encargará el pringao después de explicarle a su señora que no les interesa que las vea nadie y menos el marido. ¿Que os parece? Soy un crack haciendo guiones de cine, ¿si ó nó? -dijo orgulloso el chaval de la navaja

-Tío, mola como lo cuentas. Creo que si que colaría ese guión que te has inventado. !Manos a la obra!, !Traete al pringao, que se baje los pantalones!, !Vamos a poner a mamarsela a la tetona y luego que se la tire mientras hacemos unas fotos guapas luego haremos el resto de fotos en el andén. -ordenó el cabecilla

Una hora después habían hecho un extenso reportaje, abrazos, besos, primeros planos sentados en un banco, ella con las piernas abiertas, mostrando bien el coño, viendo como se le menean las tetas caminando, sin sostén, provocativa. Aquello sumado a las fotos mamando y follando en los baños cutres, demostraría a cualquiera que los dos tenían una relación extramarital.

-Joder tios me ha puesto otra vez como un burro hacer estas fotos. Me pone cachondo hacer fotos guarras. – decía el chaval de la navaja que había sido el reportero improvisado.

Cuando de repente, el mismo chico, se dió cuenta de un banco alejado en el andén, fuera de miradas indiscretas. -Toma mi móvil colega. Me apetece una buena cubana sentado en aquel banco, hazme unas fotos con ella de recuerdo. Y un buen video mientras me follo sus tetas.-

El chico cogió a Marta de la mano y se la llevó hacia el banco, por el camino iba desabotonando su blusa dejando las tetas sueltas al aire. -!Colega, aprovecha y haznos un video que se le vean bien las tetas botando! -pidió el chaval al que le había dado su móvil. El punky caminaba de la mano con Marta, que se dejaba hacer como si fuese una muñeca en manos del chaval. Antes de llegar al banco se paró en el andén y le comió la boca con la blusa completamente abierta mostrando sus tetas.

El chico se sentó en el banco, hizo arrodillarse a Marta entre sus piernas para hacerse una cubana con sus pechos mientras el amigo grababa la escena. Ella cogía sus tetas con las dos manos estrujando la verga del chaval con aquellos melones y el chico no tardó en correrse regando de leche aquellas tetas tremendas.

-!Muy bién, fin de la fiesta! dijo por fín el cabecilla del grupo. !Y tú pringao!, encárgate de explicarle a tu jefa que no tiene que decir nada sino quiere que divulguemos vuestras fotos de “parejita romántica”. Apuesto a que a su marido seguro que no le gustan. Si eres listo después de hoy te la podrás seguir tirando. Pero si te pasas de listo recuerda que tenemos vuestra dirección, podemos encontraros cuando queramos.

Los tres bastardos se marcharon por fín de la estación subiendo en el metro. Daniel apoyó su mano en el hombro de Marta y buscó su mano -!Tranquila Marta, ya se ha terminado todo!, cogida de su mano la llevó de nuevo a los baños, afortunadamente uno de los grifos de los lavabos no estaba roto y salía agua, la lavo como pudo.

Daniel consultó con Marta, le pidió su opinión, le contó los detalles de lo que había ocurrido. Inicialmente Marta apostaba por denunciarlos, pero Daniel estaba acojonado y convenció a Marta de guardar silencio, Con las fotos en poder de los chavales su historia parecía ser la buena.

-!No podemos decir nada, estamos en sus manos, si les denunciamos. nadie nos creerá con las fotos que han hecho. ¿Te imaginas lo que pensará Pepe?, mejor nos callamos -dijo convincente Daniel en la mano de Marta

Marta asintió con su cabeza, Daniel, como siempre la había convencido.

Un amable señor que les vió al salir de los baños les preguntó si necesitaban ayuda. Daniel le dijo que les habían atracado en los baños y el hombre se ofreció para acompañarles, Daniel reticente le pidió algo de dinero para un taxi con la excusa de tener que ir a comisaría a poner la denuncia. El hombre les dió un billete de 20 euros, suficiente para volver a casa en un taxi.

En cualquier caso, la relación de Marta y Daniel no sería la misma después de aquel día. Los chavales tenían todos sus datos, dirección, documentación, teléfono, ¿Volverían a verles?.

“La vida da muchas vueltas, nunca se sabe”, pensó Daniel que no comentó nada a Marta de aquella felación suya ocurrida en el baño mientras los otros dos chicos se la follaban.

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