Me convertí en una perra. Mi vida sexual cambio. La vida sigue poniéndome a prueba

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Tras un primer relato en el que os contaba con fue nuestro primer encuentro, en este compartiremos con vosotros nuestra primera vez. No hace falta repetir que es real y no exagero.

Una vez roto el hielo, mejor dicho fundido con aquél primer beso, nuestras conversaciones giraban una y otra vez al tema sexual y la posibilidad de quedar. Con cada conversación comprobábamos que éramos complementarios.

-¿qué es lo que te gusta en el sexo? – me preguntó Beni. Antes hubiera pensado la respuesta y medido mis palabras, pero tras lo que ocurrió en el bar, ya estaba más tranquila y confiada, lo suficiente para empezar a ser yo y mostrar mi deseo tal cual.

-Me encanta comerme una polla. Me fascina y me excita mucho. Me pongo muy perra.

-Ufff ¿Sabes que una buena mamada me derrite? Es que no me puedo resistir a ese placer. Es muy morboso y excitante. Te imagino delante de mi, arrodillada lamiendo y tragando mi polla mientras me miras. Esa mirada de vicio…es que me estoy poniendo muy burro.

-No sólo comérmela, es que la devoro- le dije yo.- Me olvido de todo.

Por nuestras respectivas agendas era complicado. Por una parte queríamos tener tiempo suficiente para poder disfrutar sin prisa, sin agobio y sin mirar el reloj, pero eso lo hacía más difícil al no poder disponer de ese lapso tan amplio, por otra, las ganas hacían que empezáramos a valorar estar menos pero hacer que fuera de calidad.

La época no era propicia por la cantidad de compromisos que había, pero finalmente un cambio de última hora nos dejó media tarde disponible.

-El martes que viene tengo libre algo más de dos horas, ¿podrías?. Sé que te aviso con poco tiempo- me dijo Beni. Cuando leí su mensaje el corazón me dio un vuelco, se me aceleró el pulso sólo de pensar que íbamos a pasar de las palabras a los hechos.

– Sí, puedo cambiar un par de cosas y nos vemos. Estoy deseando.- mientras escribía eso mi cabeza ya estaba pensando qué ropa llevaría y descartando cada conjunto que veía.

Mientras llegaba el día, no perdíamos el tiempo. El intercambio de fotos, que en un primer momento era escaso, empezó a aumentar de frecuencia y el tono de las mismas subía. No sabía qué me estaba pasando pero me tenía que masturbar con más frecuencia que antes, varias veces al día, me pasa el día con el coño húmedo y el calor que sentí tras ese primer beso no se me iba. Tenía que tocarme, no me saciaba. Estaba desconocida.

Para calentar más el ambiente, sus fotos eran espectaculares. Todo lo que había imaginado bajo su ropa lo estaba confirmando ahora. Un cuerpo muy definido y musculoso, sin ser hinchado. Ideal para una clase de anatomía, y yo estaba decidida a ser una estudiante muy aplicada.

-Acabo de salir de hacer deporte, este cuerpo está deseando recibir tus atenciones.- era el texto que acompañaba a una foto de su torso desnudo ladeado. Podía ver marcados los abdominales con unos pelos que me volvían loca. Me gustan los hombres, con pelo, no niños depilados, y a él le podía contar todos y cada uno de los suyos. Mmmmmm

En respuesta yo le enviaba fotos donde insinuaba mis pezones, sostenía mis tetas en mis manos…mi culo con el tanga puesto…sus respuestas hacía que me diera cuenta del cuerpo que tenía. A veces me preguntaba qué hacía él conmigo, interesado en una mujer como yo, normal, sin nada que destacase; pero él hizo que cambiase mi percepción poco a poco.

En una de las fotos me enseñaba el paquete. -Madre mía- pensé- no puede ser de verdad. Se ha tenido que poner algo para abultar tanto, es enorme. No había visto una polla así en mi vida. Es verdad que mi experiencia era muy limitada, pero lo que se adivinaba bajo la tela de sus slips me parecía que sólo existía en los vídeos porno y los relatos ficticios.

-¿Todo eso es tuyo?- pregunté queriendo provocarle.

-Sí, y es para ti. Está así por ti.

-¡Qué ganas de comerte ese pollón entero! lamerlo desde la base hasta la punta, jugar con mi lengua en el capullo y tragármelo.

-Joder. ¡Cómo me estás poniendo! Te la voy a meter hasta el fondo de tu boquita. Espero que te quepa entera jajaja.

Cierto, pensé. Bah, no creo que sea para tanto, seguro que me cabe.

-Estoy deseando tragarme toda tu leche, directa del envase bien calentita y espesa. Voy a dejarte la polla reluciente.

-Me matas. Es una de mis fantasías. Que una mujer me la coma hasta el final, me mire mientras se traga mi leche y después me deje la polla bien limpia. Mmmmm eres mi zorrita. Mi zorrita comepollas.

Nunca me habían llamado así, lo consideraba un insulto, pero viniendo de él, en este contexto me excitó mucho. Me sentía muy perra, muy zorra y me gustaba. Estaba abriendo una puerta que siempre había estado cerrada . Solo de imaginarme en la situación me mojaba. Fueron varios los días en los que estuvimos hablando así y que terminaba masturbándome pensando en su cuerpo y su polla. Acababa y todavía necesitaba más.

Llegó el día.

Habíamos quedado en que me recogería y me llevaría al hotel que él había reservado. Yo estaba nerviosa, en mi cabeza se sucedían los pensamientos contradictorios.

-¿¡Qué haces aquí!? Si apenas le conoces-

-Tengo muchas ganas de sentir sus manos sobre mi piel.

-¿Y si no le gusto?

-Quiero arrancarle la ropa.

-¿Y si no me gusta?

-Quiero que me muerda los pezones.

-¿Y si quiero parar?

-Quiero follármelo…

Y así una y otra vez.

Estaba enfrascada en estos pensamientos cuando apareció en su coche. Me subí al coche mientras él me miraba y sonreía. Le notaba nervioso, me dio dos besos en la mejilla y arrancó.

Él llevaba una camisa lisa y un jersey que se le pegaba al cuerpo de una manera que dejaba poco a la imaginación. Podía notar sus músculos bajo la tela. Furtivamente eché un vistazo a su entrepierna. El bulto que vi hizo que me mordiera la comisura del labio para evitar abrir la boca. Con esos pantalones era imposible no fijarse en su paquete.

-Es es un paquete y no lo que reparte Correos- pensé, y me reí por el chiste tan manido que acaba de soltarme a mi misma en mi cabeza.

-Estás muy guapa- me dijo mientras me miraba de arriba a abajo deteniéndose en mis tetas y mis piernas.

Le noté que quería tocarme pero a pesar de los que íbamos a hacer, no quería invadir mi espacio. Curioso.

Seguimos un rato en silencio hasta que él lo rompió preguntando: -¿qué tal estás? ¿Nerviosa?.

Había dado en el clavo.

– Sí, un poco.- dije yo.

– Beni..

-¿Sí?

-…- no me salían las palabras- si…esto…

-Tranquila- me miró para darme confianza. Parecía que sabía qué iba a decirle.

-¿Qué pasa si no nos gusta?¿Si no queremos continuar?-usé el plural pero estaba claro que me refería a mi.

-No pasará nada. Simplemente pararemos, nos vestiremos y tendremos que ponernos a jugar a las cartas jajaja- dijo mientras me cogía la mano.- esto es para disfrutar, pasar un buen rato y acabar con una sonrisa en la cara. Una de esas que todavía te dura cuando estás volviendo a casa.

Uf, me había quitado un peso de encima. Todas las vueltas que había dado en mi cabeza, si le gustaría, si me gustaría, si yo quiero y él no, y a la inversa…así hasta el infinito, quedaron olvidadas y empecé a sonreír y pensar más en lo que quería hacer. Después de tanto tiempo y búsqueda infructuosa, estaba a punto de culminar un deseo largo tiempo acariciado.

Entramos en el hotel y subimos a la habitación. No hablamos mucho, nos mirábamos pero no llegábamos a tocarnos, la tensión sexual se palpaba, bajo cada palabra de las conversaciones que habíamos mantenido, estaba el deseo por el otro y estábamos a punto de hacerlo realidad. Según cerró la puerta, nos quedamos frente a frente y se acercó a mi rodeándome la cintura con sus manos. Noté su polla contra mi, todavía en reposo pero con un tamaño considerable.

En ese momento pensé que quizás las fotos sí reflejaban fielmente lo que había.

-Hay alguien que me está saludando-dije con una sonrisa pícara.

-Antes de intimar con alguien hay que presentarse, ¿no crees? jejeje, todavía está tranquila.-dijo mientras subía sus manos por mi cintura y me atraía un poco más hacia él para besarme. Mmmmm el primer beso no había sido una casualidad, ¡qué bien besaba! la manera justa para provocar y hacerme sentir…deseada, cañón,¿arropada? ¿Cómo podía casar eso con excitarme? Era extraño pero me gustaba, tocaba una parte de mi que estaba dormida. Me hacía sentir única.

-¡Cómo me gustan tus curvas! mira qué culo tienes – dijo mientras me sobaba los cachetes y los amasaba. Me estaba empezando a excitar y casi no me había tocado, ¿qué es lo que tenía este hombre para derretirme así?

Su polla iba creciendo en su pantalón y yo notaba su dureza contra mi pubis. Iba presionando con su cadera contra mi y la mía le acompañaba.

-Voy a hacer que olvides dónde estás y quién eres. Quiero que te abandones al placer y sólo puedas pensar en la siguiente caricia, el siguiente espasmo de placer.

Yo ya estaba camino de ese abandono. Con los ojos cerrados me dejaba hacer y le comía la boca mientras mis manos no paraban quietas pasando de su culo, firme, prieto y redondo, a sus abdominales. Le revolvía el pelo y cogía su cabeza entre mis manos.

Empezó a desabrocharme los botones y me sacó la parte de arriba. Se quedó contemplando mis tetas embobado, sonriendo como quien abre un regalo largo tiempo deseado. El envoltorio era un conjunto semitransparente con los bordes en negro que enmarcaba mis pechos y hacía que mis pezones resaltaran más.

-Son preciosas, qué ganas tenía de poder tenerlas delante de mi. Las fotos que me has mandado donde se te marcan los pezones a través de la camiseta las tengo grabadas en mi cabeza.

-Es mi turno-dije mientras me lo comía con los ojos. Este jersey…¡fuera!.

Llevaba camisa, le quedaba como un guante. Hizo además de soltarse él los botones – Le di un manotazo. – No sabes cuánto me pone ir desabrochándote los botones uno a uno, que sepas que esto va a ser algo que sólo te voy a hacer yo.

Una vez acabé con el último pude contemplar ese cuerpo que me aparecía en las fotos y me había estado mojando día tras día. Pasé mis uñas por su pecho, enredando mis dedos en sus pelos y arañando ligeramente su piel, sintiendo las formas de sus músculos.

-No puedo resistir más sin tocarte las tetas. Me llaman.- dijo mientras miraba fijamente mis globos.

Podéis pensar que con los años que tengo ya me habrían tocado las tetas de todas las maneras posibles, pero la primera sorprendida fui yo, porque la manera en que me cogió los pechos fue exactamente como siempre había deseado, una mezcla de sensualidad, firmeza y cariño. Mis tetas entraban perfectamente en el hueco de su mano, pero no hacía fuerza, sólo las sopesaba haciendo sentir una ligera presión que hizo que mis pezones se pusieran en guardia.

– Esto nos son pezones, son pitones. Me pone ver cómo se endurecen cuando te toco, y el color de tu piel y la aureloa mmmm color canela.- para acto seguido empezar a lamerlos por encima del sujetador.- Y tu piel caliente, buf ¡cómo me gusta!

Yo estaba en la gloria. Me derrite que me coman las tetas, que jueguen con mis pezones y él lo estaba haciendo de una manera increíble. Estuvo unos 5 minutos jugando con ellas; ahora mordía, ahora pellizcaba, ahora lamía el contorno. Siempre con la presión justa para no cruzar la línea que separa el placer del dolor. Paró para soltarme la falda.

-Este culo es impresionante. Mira qué volumen, qué duro lo tienes y esa rajita entre los cachetes es que me pone todo burro- mientras decía esto, no dejaba de sobarme y pasar sus dedos por la raja de mi culo por encima del tanga.

Su excitación era muy evidente. Yo tenía mi particular regalo delante de mi y todavía no lo había desenvuelto. Mirándole a los ojos me agaché y empecé a soltar los botones de su pantalón hasta que apareció su slip a punto de reventar. ¡ Qué polla tenía ! la punta se le salía por el lateral, literalmente no le cabía. Nunca había sido de medir ni pensar en cifras, pero en ese momento fue algo que tuve que apuntar mentalmente para hacerlo en otra ocasión.

No había follado con él y estaba pensando en una próxima vez. Mi cuerpo traicionaba a mi mente cautelosa.

Si sabía usar esa herramienta, desde luego que iba a ser muy divertido.

-¿Qué es esto?- pregunté con voz melosa a la par que recorría su falo con la palma de mi mano por encima de la tela.

-Tu premio-me dijo mientras suspiraba.

No sé quién de los dos tenía más ganas. Agarré el borde de su ropa interior y tiré hacia abajo para dejar al descubierto una barra de carne con las venas marcadas cimbreando frente a mi cara.

-Madre mía Beni, ¿qué es esto que tienes aquí?

-Todavía puede crecer un poco más- No puede ser, pensé. A ver si va a ser verdad que no me va a caber. En ese momento ya no solo pensaba en mi boca, sino en mi coño encharcado.- Por cierto-tenía la sonrisa provocadora en su cara- ¿qué sabor quieres? Hay fresa, menta, vainilla o chocolate…quizás pruebes varios hoy jejeje.

Con esa verga delante de mi no estaba para pensar en sabores, así que dije lo primero que me vino a la cabeza -Vainilla.

Tras colocarle el preservativo empecé a lamer la cabeza, jugando con mi lengua con la piel de su escroto mientras mi mano derecha la agarraba por la base, consiguiendo cerrarla a duras penas en torno a ella. Haciendo un rápido cálculo me di cuenta de que mis dos manos puestas una tras otra no eran capaces de cubrir toda la longitud de esa polla.

-Oh….sí. ¡Qué bien lo haces! ¡cómo me gusta! eres una mamadora de primera, ufff qué placer me estás dando.- no era solo lo que decía, es que se notaba que era así por cómo estaba creciendo su polla en mi boca.

Me dejé llevar. Cerré los ojos y me olvidé de todo salvo de esa polla descomunal. La lamía, la recorría con mi lengua, la meneaba con mi mano, me pegaba pollazos en mi cara…estaba ida.

-Ven, levanta y túmbate en la cama- su voz me devolvió a la realidad- y vamos a quitarnos la poca ropa que nos queda, quiero sentir tu piel contra la mía.

Me tumbé y en vez de ponerse sobre mi, acarició mi cuerpo empezando por el cuello y bajando lentamente, rozando levemente el contorno de mis tetas, deteniéndose en mis pezones para ir bajando hacia mi ombligo.

-Ahh…. se me está poniendo la piel de gallina.- dije yo. No me habían acariciado así, con esa dedicación y conocimiento de mis puntos débiles nunca. Me retorcía con la sensación.

Sus manos llegaron a las inmediaciones de mi coño, que para entonces era una piscina de lo empapado que lo tenía, pero en vez de tocármelo, me separó las piernas y jugó alrededor de él. Cuando pensaba que me iba a dejar ansiando su contacto, sentí su lengua jugar con mis labios mayores.

-Mmmmm síííííí….qué placer, sigue no pares- el cabrón de él me estaba mordisqueando los labios y lo alternaba con lametones en mi clítoris. No pude evitar cogerle la cabeza para que metiera lo máximo posible su lengua.-¡me estás matando cabrón!. ¿Dónde has aprendido a comer un coño así?

A mi anterior pareja no le gustaba ni siquiera acercarse y Beni, en cambio, lo estaba deseando.

-Es porque me gusta comérmelo, darte placer y oírte gemir como la putita que eres. Tienes un coño precioso. No voy a parar hasta que te tiemblen las piernas perra.- y siguió haciéndome la mejor comida de coño de la que había disfrutado jamás a la vez que empezaba a meterme su dedo medio en mi interior.

Oír cómo me llamaba su putita, su perra…me encendió y sentí un latigazo de placer que nacía dentro de mi en la zona de mi entrepierna. El orgasmo se acercaba.

Beni se detuvo de repente.

-Ya estás más que caliente y estás toda mojada, mmmm – y mirándome se chupó el dedo.

-Ohhhh, qué cachonda me pone que te lamas el dedo. ¿A qué sabe?

-A zorra caliente.

Se incorporó para después caer sobre mi inmovilizándome con sus manos sobre las mías. Sentí cómo su polla dura empezaba a empujar, solo el capullo ya presionaba las paredes de la entrada. Me miró a los ojos y empezó a introducir su verga poco a poco. Se deslizaba muy bien gracias al trabajito que me había hecho previamente.

-SSSSHHHHH….-siseé.- me llenas entera, cómo se siente.

-Sólo ha entrado la punta, si te hago daño dímelo.

-¡No!- sólo podía pensar en sentirme atravesada por esa barra de hierro caliente- ¡¡No pares, sigue!! ahhhhh

Era una sensación de plenitud. Sentirte completa. Llena. Siguió entrando hasta que sentí un tope dentro de mi, su polla había llegado a una zona de mi vagina que no había recibido nunca visitas. Sentía que me presionaba en mi interior de tal forma que estaba repleta de polla.

-¿Ha entrado entera?- le pregunté mientras me incorporaba un poco intentando ver.

Con una medio risa me dijo.

-No, queda un poco jejeje. No te preocupes, te irás acostumbrando. Tu coño tiene que cederse un poco para que te entre por completo. Eso quiere decir que tendremos que practicar mucho para que no haya lesiones mmmmm- y comenzó a moverse hacia delante y hacia atrás lentamente. Sentía cada centímetro de su polla rozando las paredes de mi coño, sentía cómo se iban cediendo con una sensación de placer rozando el dolor.

-ufffff me vas a partir. Es como sintiera tu polla en el estómago- y tocándome la tripa, efectivamente la sentía a la altura del ombligo.

-¿Quieres que pare?

Levantando mis piernas para facilitar su penetración, las enlacé alrededor de su culo.

-¡Ni se te ocurra!- estaba empezando a gozar de una manera primaria. Para mi, el sexo hasta entonces había sido una fuente de insatisfacción porque mi anterior pareja no me seguía el ritmo, no me aguantaba y no le gustaban las mismas cosas que a mi. Muchas veces me había quedado a medias, se corría enseguida, se levantaba y se iba rápidamente a limpiar al baño, así que tenía que acabar por mi cuenta.

Siguió bombeando, ahora más profundamente, rozando de manera diferente cada vez las paredes de mi coño, que iba dilatándose. El orgasmo se acercaba.

-¿Qué me estás haciendo?Oooohhhhh, ¿dónde me estás tocando? joder…cabrón…no pares. ¡Dame más! -me tapaba la boca con la mano para no gritar de placer y estaba con una risa floja que escapaba de mi boca.- jajaja diosssss, esto es increíble. ¡Fóllame más fuerte! No te pares, no pares…

Y estallé en un orgasmo muy intenso. Todo mi cuerpo se tensó como la cuerda de un arco antes de que salga la flecha para soltar toda la tensión acumulada.

-¡Me corrooooooo, síííííííí! Ahhhhhh, aaaaaahhhhhh- jadeaba mientras mi corazón seguía con las pulsaciones a tope.

Llevábamos casi una hora y Beni seguía empalmado y sin correrse. Me dejó recuperarme un poco mientras me acariciaba. En ese momento mi piel estaba hipersensible y cualquier roce suyo me provocaba un escalofrío o un cosquilleo de placer.

-¿Y qué vamos a hacer contigo? No te has corrido.

-No pasa nada, ¿crees que no he disfrutado? Ver cómo te dejabas llevar, cómo te abrías para mi y gozabas también me da mucho placer. Todavía no hemos terminado- Sonreía de una manera que me hacía sentir como un juguete en sus manos- y quiero comprobar si realmente eres multiorgásmica y cuántos orgasmos seguidos aguantas jejeje.

Mi corazón volvió a acerlerarse. Si conseguía que me corriera de nuevo iba a ser una experiencia inolvidable para mi.

Su polla había bajado un poco en firmeza pero estaba morcillona.

De rodillas frente a mi me dijo-Tendrás que ayudarme un poco para ponerme en forma de nuevo. Hay que calentar para que no haya lesiones jajaja.

-Estoy deseando sentirte dentro de mi mmmm.- Y me puse a pajearle con mi mano por encima del preservativo mientras le miraba con cara de vicio. Tras unos minutos cogió dureza de nuevo y no pude resistir llevármela a la boca de nuevo.

-slurp, slurp mmmm ¡qué polla tienes! Me pone muy cachonda. Es preciosa, grande y larga.

Ahora sólo se oían sus gemidos y el ruido de mi boca al engullir ese pedazo de carne. Él no perdía el tiempo y le estaba dando un repaso a mis pezones, pellizcándolos y retorciéndolos entre sus dedos.

-Túmbate de nuevo, te voy a empotrar, ese coño pide más guerra y la va a tener.- Puso sus brazos a ambos lados de mi cuerpo y tensó su abdomen para hacer más presión y llegar más dentro.

-Oh, sí. Dame más. Me encanta sentirte dentro, cómo me llenas. uummmm

Estábamos en la postura del misionero con él entre mis piernas, pero de repente, con su polla dentro de mi todavía, se movió y pasó su pierna derecha por encima de mi izquierda, quedando en diagonal.

-Aaaaaahhhhh ¿qué estás tocando? oooooh. Madre mía, ¿qué es esto?¿¡Dónde has aprendido a hacer esto!?- le miraba con la boca abierta por la sorpresa. Era una sensación nueva para mi. Entraba forzando un poco mi vagina pero a la vez, el roce hacía que fuera muy placentero y tocaba un punto dentro de mi que me enviaba calambres de placer por todo mi abdomen.

En menos de 5 minutos consiguió que me corriera de nuevo.

-¡Me estoy corriendo! Ahhhhhh, jajaja – me reía de felicidad, por el placer, por la sensación- sigue jajaja, oggghh, mmmmm- era todo lo que acertaba a decir.

¡Mi segundo orgasmo! Nunca un hombre había conseguido que me corriera dos veces seguidas. Beni en una hora ya lo había hecho y por lo que parecía no tenía intención de parar.

Sin decir nada, salió de mi y me giró las piernas de costado dejando mi espalda en contacto con el colchón. De esta manera mi culo y mi coño estaban más expuestos. Me suele gustar llevar la iniciativa en el sexo, pero con él empezaba a disfrutar de dejarme llevar y hacer lo que él me ordenara. Su faceta dominante me gustaba y excitaba. Estaba en sus manos, literalmente, y me estaba derritiendo de placer.

-¿Qué vas a hacer ahora? esta postura es rara.

-Calla putita, verás cómo te gusta. Vas a sentir mi rabo como nunca hace sentido una polla dentro de ti. Haz lo que te diga y déjate hacer.

Apoyó una mano en mis caderas y con la otra dirigió su polla a mi rajita.

Empezó a restregar su punta por toda la longitud. Cada vez que llegaba al clítoris sentía una pequeña descarga.

– ¿Mi zorrita quiere polla?

-Síiiii mmmm no seas malo, métemela…- le dije mientras movía mis caderas intentando hacer que encajase en mi agujero.

-¿Te gusta mi tranca?

-Me mata de placer. ¡Métemela! No me tengas así…

Sin previo aviso me la metió de golpe hasta el fondo.

-Uffff ssssshhhhhh- dejé escapar el aire por mi boca abierta. Estaba empalada hasta el fondo, quedaba un poco de su polla fuera pero no cabía más dentro de mi.

Se quedó quieto unos segundos y empezó un mete saca a un ritmo constante, no muy rápido.

-Hostia p… no sé qué tocas…pero me estás matando de placer. ¡Qué gusto!…¡Qué polla tienes mamón!…y encima sabes usarla.- Hablaba entrecortadamente por los embates de su pubis contra mi culo y el placer que estaba sintiendo. No estaba localizado en mi coño, era algo que abarcaba toda la zona del pubis, irradiaba a mi espalda y subía hacia mi pecho.

Beni iba subiendo la velocidad de su bombeo y empecé a oír el sonido de su pubis contra mi culo – ¡plas, plas, plas!- no sé deciros qué me excitaba más si la follada que me estaba pegando o el ruido del sexo salvaje que estaba teniendo.

-¿Cómo aguantas tanto?- en nuestras conversaciones yo le había preguntado por su aguante y por cómo estaba dotado.

Él, muy prudente me había dicho -Depende de la mujer con la que esté, ha habido ocasiones en que he durado poco, pero otras…si la mujer me excitaba y me provoca morbo, aguanto bastante más.

-Respecto al tamaño estoy bien, creo que un poco por encima de la media. Aunque sé usarla muy bien jajaja- En eso estaba equivocado, estaba muy por encima de la media, tanto en tamaño como en habilidad para usarla, el muy cabrón.

Beni seguía barrenando mi coño.

-Me voy a correr de nuevo, ¡Oooooohhhhh! sííííí….-notaba las oleadas de placer, no era un orgasmo de clítoris, mi coño es el que estaba dándome el placer, desde dentro.

Aceleró el ritmo bruscamente y con un último empujón, se corrió dentro de mi.

-Ahhhhhhh Toma mi leche, mira cómo goza mi zorrita. Voy a dejar el condón tan lleno que va a reventar.- Y cayó sobre mi jadeando, notaba su respiración agitada en mi cuello.

-Menudo polvazo hemos echado-dije todavía sintiendo las últimas contracciones de mi vagina- ufff pero qué ha sido esto. ¡Madre mía…qué tranquila se quedó tu madre, cabrón!

Había tenido tres orgasmos.

Nunca había conseguido correrme más de una vez y ¡él me había provocado tres seguidos!.

Beni estaba con una sonrisa de oreja a oreja, le notaba satisfecho y con un punto de incredulidad.

-Ha sido una pasada, he disfrutado mucho. Me ha resultado fácil dejarme llevar, ha fluido todo, no necesitaba pensar, sólo sentir. Y me parecía que conociera tu cuerpo de antemano. ¡Ufff y qué cuerpo! ¡Cómo me gusta y cómo lo mueves! Me pones muy cachondo.

Estábamos enredados entre las sábanas, tapados. Disfrutando del calor de nuestros cuerpos y el contacto de piel con piel. Yo le tocaba para constatar que estaba ahí, que había sido real.

-Todavía estoy flotando a un metro del suelo. Ahora estoy en modo zen. Ha sido increíble.- y empecé a besarle.- No sé qué tienes pero sigo cachonda. Tengo ganas de más, no por malo, sino por lo bueno que ha sido.

-Deja que recupere un poco. No creo que tarde mucho contigo al lado y las atenciones que le das a mi amigo. jejeje

-¿Un poco? mmmm – ¿un farol o será de verdad?- ¿y eso cuánto es?.

Llevábamos unos diez minutos hablando, acariciándonos y besándonos. Por ahí abajo algo empezaba a despertar. Agarré su polla con la mano y empecé a acariciarla, cuando vi que latía creciendo de tamaño, con cara de niña mala me agaché y empecé a lamer el tronco y la base de su verga para que alcanzase la dureza suficiente para ponerle el preservativo.

-Tengo ganas de que me folles de nuevo, no hay tiempo que perder. Veo que se alegran de verme jajaja- Y recostándome en la cama, me abrí de piernas para que viera mi coño enrojecido y abierto para él.

-Eres una putita viciosa…y me encanta. Mi putita viciosa.

-Me pone muy perra que me llames así.

-¿Quién eres?

-Tu putita. Tu zorra comepollas….mmmm ¡Fóllame! Ahhhhh – no perdió el tiempo, se puso sobre mi y enfiló la entrada de mi cueva con su verga. Me la metió poco a poco. – ¿Qué haces yendo tan despacio? La quiero dentro de mi.

-Tranquila…mmmm ¿la quieres?¿quieres mi polla hasta dentro?¿que te haga tope?- y según dijo esto, me la metió de golpe para empezar un mete saca muy rápido.

-Síííí, joder, dame más. ¡Más duro! ¡Más fuerte!

Y tan pronto como empezó, paró con un último golpe de riñón. -Uhhhhh sshhhhh cómo te siento dentro. Ahhhhh, siento que me viene. ¿¡Otra vez!?-le dije sorprendida.

-¿No querías follar? Te dije que lo iba a hacer hasta que no te sostengan las piernas, y tampoco vas a poder cerrar tus piernas. Mira que eres guarra…te he follado durante más de una hora y no has podido aguantar más que diez minutos sin mi polla dentro de ti.

-Síííí, soy tu guarra, soy tuya…pero fóllame. Ahhhh ¡me corro! mmmmm y no para…es…viene de nuevo…

Esto era nuevo para mi, no sabía si era un orgasmo continuado con diferentes intensidades o varios. Realmente me daba igual, yo estaba empezando a no saber dónde estaba, sólo podía concentrarme en el placer que me estaba dando.

-Yo también…ahhhh. No sé qué tienes pero me voy a correr de nuevo- dijo Beni.- No sé qué estás haciendo con tu coño, me estás ordeñando la polla ufff

-¿Quieres que pare?¿lo dejo?

-¡¡No!! qué hija de p… eres. Y cuánto me gusta. Ni se te ocurra parar ahhhhhhhhh síííííí – y se pegó a mi mientras se corría envolviéndome con sus brazos para atraerme hacia él.

Se dejó caer a mi lado sin salir todavía de mi interior.

-¡Joder…otro! aaaahhhh- sentía oleadas de placer que se iniciaban en el interior de mi vagina provocadas por el roce de su polla al ir perdiendo su dureza.

Nuestra respiración se fue normalizando. Yo estaba asimilando lo que acaba de vivir. Había pasado de tener una sequía absoluta a haberme corrido 4 veces con una intensidad que no recordaba y disfrutando del mejor sexo que había tenido nunca. A parte de estar como un queso, Beni sabía cómo tocar a una mujer y estaba muy bien dotado.

-Ha sido increíble-le dije- ¿Dónde has aprendido a tocar a una mujer así? Lo que me has hecho con tu lengua y tu polla es uuuuyyyy jajaja tremendo.

-Me alegro mucho de que hayas disfrutado tanto. Más que aprender he ido escuchando a tu cuerpo y tus gemidos, yo y cualquier que pasase por aquí jajaja.

Le aticé con mi mano en el brazo-¡Capullo! jajaja

Tras estar un rato más hablando y acariciándonos, nos fuimos a la ducha juntos. Me parecía algo natural ducharme con él a pesar de que hacía poco que nos conocíamos. Es cierto que habíamos estado follando como leones hacía nada, pero en mi cabeza, una ducha juntos parecía más íntimo que el sexo sin más.

Veía el agua correr por su ancha espalda y no podía evitar morderme el labio por el deseo. – Te follaría de nuevo- a la par que agarraba su polla con mi mano y la acariciaba.

-Hoy no está para muchos más trotes jejeje. Necesita algo más de tiempo de recuperación y no lo tenemos.

-Me da igual, me encanta tocártela. No puedo dejar de hacerlo. Es tan bonita, tan grande con estos huevos pegados. No me gustan grandes y colgantes. Los tuyos tienen el tamaño perfecto.

-Mmmmmmm no me había parado a pensar en eso, me fijo más en tus tetas que en mis pelotas jajaja- y empezó a amasar mis tetas mientras me besaba.

-Porque tenemos que irnos ya que si no…

Nos vestimos y salimos del hotel con una sonrisa imborrable y un brillo en los ojos como hacía tiempo que yo no tenía.

Ya en el coche miraba sin ver la carretera. Antes de que las palabras pasasen por mi cabeza dije sin darme cuenta.

-Me ha gustado mucho…

Sonrió y me miró brevemente -A mi también.

-…¿Te gustaría repetirlo?…- Ya está, lo había dicho.

Era algo que estaba dentro de mi pugnando por salir desde que había tenido mi último orgasmo. Todavía no conocía mucho de él, pero lo que había visto me gustaba, y lo que había experimentado con él…uf, eso era otro nivel.

Su sonrisa se ensanchó y se reflejó en sus ojos.

-Sí, estaría muy bien…más que bien- y dejo su mano sobre mi pierna. Es curioso que recuerde eso, porque ese contacto sobre mi piel a través de la media se me quedó grabado. El calor de su cuerpo pasando al mío. – Parece que no van a ser necesarias las cartas jajaja.

Nos reímos los dos.

Ante mi se abría un horizonte nuevo.

Me había hecho sentir MUJER, HEMBRA deseada. No quería que fuera una única vez. Todos los recelos, la incertidumbre anterior y el plan B de excusa por si no me gustaba y no quería volver a quedar con él que había pensado quedaron olvidados. Mi vida iba a cambiar radicalmente y todavía no sabía cuánto ni cómo.