Me convierto en la sumisa de mi compañero
Llevábamos tiempo teniendo relaciones sexuales y sinceramente yo me había enamorado perdidamente de él, pero con el tiempo ese amor paso a un plano completamente diferente.
Hacia ya algun tiempo que yo le había confesado que me gustaba que fuera más brusco, que fantaseaba con que me dominara, que me excitaba de solo pensar en que me iba a azotar nada más llegar a casa del trabajo.
Pronto aprendió que el mayor castigo para mi no era pelearnos cuando algo no iba bien, sino no azotarme, no tocarme, no ser mi amo.
Yo sincerame nunca pensé que me convertiría en una sumisa tan ansiosa de castigo. En mi día a día soy bastante dura, exigente y no me dejo dominar por los hombres. Pero con Derek era todo diferente.
Estábamos tirados en el sofá un domingo por la tarde. Llevábamos ya una semana de estar confinados por el covid-19 y la verdad habíamos pasado por diferentes estados de ánimo. Desde la desesperación de sentirnos enfermos, hasta las peleas por comentarios muy bruscos, acabando en sexo duro para desfogarnos. Por eso no me esperé las palabras que me soltó esa tarde de domingo.
-quiero atarte. Atarte a la cama e inmobilizarte-dijo mientras se hacia hueco detrás de mi en el sofá, casi tirándome de este.
-para! No me empujes al suelo!-me queje entre risas pero notando como se colocaba estrategicamente detrás de mi, haciéndome sentir su miembro, al mismo tiempo que una de sus manos me agarraba del cuello haciéndome echar la cabeza hacia atrás, gimiendo en el acto.
-te voy a atar a la cama…y voy a venderte a mis amigos. Que vengan y te follen por la mañana y por la tarde. Que me paguen 200€ por hora y que te usen. En la noche, yo me encargo de ti, para que duermas después de una buena y salvaje follada-dijo al mismo tiempo que se restregaba contra mis nalgas, haciéndome jadear solo de imaginarme en esa situación.
Me levante del sofá porque escuchamos el timbre y no le respondi a esa loca idea.
Me medio caí del sofá y fui a abrir.
Me encontré de frente con un repartidor de comida a domicilio, pero se había equivocado de puerta.
No me di cuenta de que Derek estaba detrás observando como el repartidor me comía con la mirada. Tras cerrar la puerta me asusté al verlo detrás de mi.
-que haces?-pregunte desafiante pasando por su lado, empujandole para poder pasar.
Me pillo desprevenida que me agarrara del pelo y me acorralara contra la pared.
-te gusta zorrearles a los tíos? Eh? Te gusta como te miran? -su voz sonaba baja y profunda. Una de sus manos me sugetaba contra la pared, bien cogida de mi cola de caballo y la otra iba metiéndose bajo mi vestido de estar por casa. -te gustaría que lo llamara de vuelta? Eh? Que te follara allí en el pasillo?-pregunto contra mi oreja mientras me quitaba las bragas y me metia mano sin miramientos.
Yo por mi parte forcejeaba para salir de esa prisión pero en el fondo no quería soltarme.
-d…Derek sueltame-dije ansiosa gimiendo al sentir sus dedos entrando en mi interior. Dios estaba empapada- p…para!-suplique pero el no me hizo caso.
-mírate. Estas empapada. Mueres de ganas por que te la meta eh?-su voz estaba cada vez más ansiosa y profunda.
No me di ni cuenta de en que momento se deshizo de su ropa y me abrió las nalgas para hacerse hueco. Me penetro de una haciéndome gritar de placer. Sentía su polla hinchada en mi interior y notaba como yo misma estaba tan empapada que mis jugos resvalaban por mis piernas.
-dime lo que quieres? Mmh? Te gusta que te follen duro? Que te azoten?-preguntó mientras su mano azotaba mi culo desnudo, haciéndome chillar
-p…por favor…por favor-suplicaba una y otra vez sintiendo su vaiven constante y brusco en mi interior- n..no pares….p…por favor….
-por favor que?-gimio mordiendo mi cuello haciéndome temblar.
Trataba de mantener mi espalda lo más arqueada posible, para que ese lustroso vaivén no cesara. No se en que momento me soltó el pelo, salio saco su pene de mi vagina y me obligo a ponerme de rodillas a chuparsela, pero yo encantada comencé a hacerlo. Succionaba, lamia y jugueteaba con su polla bajo su atenta mirada. Me metía sus huevos depilados a la boca y los succionaba, los lamia y los apretaba levemente entre mis labios. El en silencio me miraba. Solo sabia que le gustaba por lo dura que se le ponía la polla, ya que jamás lo había escuchado gemir, estando sobrio.
Me tomo del pelo y me obligo a tragarme su ereccion hasta que me dieron arcadas y después de eso me obligo a ponerme de pie nuevamente, haciendo que me volviera a apoyar contra la pared.
-te voy a follar ese culo. Eh? Lo quieres lleno de leche?-pregunto al mismo tiempo que me azotaba y su grande presionaba en mi ano.
Sentia la presión y algo de dolor, pero la lujuria del momento hizo que asintiera entre gemidos, pero eso fue sustituido por un quejido de dolor punzante al sentirle por completo en mi interior. Me dio mi tiempo para que me acostumbrara y se movía despacio pero al cabo de unos instantes comenzó a moverse de manera brusca haciéndome delirar de placer.
-d…dios!!-gemí o más bien grite al mismo tiempo que una oleada de placer me atravesaba desde la punta de los dedos hasta todas mis extremidades.
Sentía mis pezones adoloridos rozandose contra el vestido y mi mejilla se había raspado más de una vez contra la pared rugosa.
Estaba extasiada de placer y no sabia cuando más iba a aguantar en la misma posición o al mismo ritmo, pero en ese instante lo único que deseaba era que Derek siguiera penetrandome de esa manera tan busca.
-m…me…me c..corro!-grite excitada sintiendo un delicioso orgasmo recorrer mi cuerpo entero, haciendo que me sacudiera varias veces.
Pero a pesar de mis súplicas de que no iba a aguantar más, Derek siguió hasta que me lleno el culo de su deliciosa leche al mismo tiempo que mordía mi hombro.
-siempre tan ansiosa….ahora ve a ducharte que esta noche tienes visita. Te quiero lista y preparada para las 8. -dijo saliendo de mi y dándome un azote en mis adoloridas nalgas.