Me convierto en un chico gay muy sumiso

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Soy un chaval joven de 25 años, de Zaragoza, moreno, 180cm, 70kg y algo fibradete debido a mi delgadez. El relato que les voy a contar ahora sucedió hará como dos años:

Eran principios del año 2018, sobre abril o mayo, no me acuerdo bien, y tenía 23 años en aquel entonces. A mi me gusta mirar anuncios para buscar experiencias sexuales en una página llamada pasion.com. En ella se puede encontrar de todo, gente que busca quedar para hacer unas pajas y mamadas, scorts bastante caros (nunca tiro de ellos por mi situación económica), gente que incluso paga por realizar algún tipo de fetiche…

Me llamó la atención uno de un chaval (que no se ni como se llama, o por lo menos no me acuerdo) que buscaba alguien pasivo para ser su sumiso. Aunque no tenía experiencia en ello le contacté al Whatsapp (en esa página tienes que dejar el correo de contacto obligatoriamente y el número de teléfono si quieres), ya que lo puso directamente en el contacto. Empezamos a hablar de cómo iría todo, sobre que me gustaría que me hiciera, cuándo podríamos quedar…

Yo en esa época tenía prácticas del grado superior que había estudiado, y como iba de partido, aproveché a quedar con él antes de entrar por la tarde, ya que vivía prácticamente al lado de donde hacía las prácticas y a ello fuí.

Cuando llegué vi al chaval que estaba cachondísimo (no nos habíamos visto la cara, pero nos pasamos alguna foto de cuerpo y rabo), era más o menos de mi altura y peso, pero como dos o tres años menor que yo y un rabo que alcanzaba los 18 cm enerección perfectamente.

Cuando empezamos ya a ponernos a lo nuestro me hizo desnudarme, ponerme a cuatro patas en el suelo y pasearle por su piso, ambos desnudos, mientras me daba alguna cachetada en el culete. Al darle un par de vueltas por el piso me hizo volver a su habitación. Una vez allí me tumbó en la cama y lo primero que hizo fué atarme las manos y los pies con cinta aislante para quitarme movilidad y me restregó su rabo por la cara para empezar a comérselo, cosa que hice sin dudar. Tras mamarle un rato me puso también un pedazo de cinta en la boca para que no gritara por las estocadas que vendrían después.

Incapaz de deshacerme de mis ataduras, aunque tampoco lo quería, me puso un par de pinzas de la ropa en los pezones y a darles toquecitos para que se movieran. Era una sensación doble, me dolían un poquillo los pezones, pero a la vez me excitaba, aunque después de irme me seguían incomodando.

Tras un rato así, el chaval se puso un condón y me empezó a follar estando yo boca arriba en la cama y el a los pies. Cada estocada que me daba me dejaba en la gloria y quería más y más. Aun con la cinta en la boca, me tapó ésta con la mano, ya que «hacía mucho ruido». Fué una de las mejores folladas que me han dado (aunque tampoco he tenido muchas más) y el chaval estuvo un rato follándome y acabó corriéndose dentro de mi culo, con el condón puesto. Una gran sensación se apoderó de mi interior y tras seguir él meneándome el rabo me acabé corriendo en su cama como nunca antes. Unos cuantos trallazos de leche salieron disparados.

Tras todo ello, el chaval me liberó de mis ataduras, primero liberando manos y pies cortando la cinta con tijeras, y después, con algo más de sufrimiento, la cinta de la boca. Tenía algo de barba y la cinta se me quedó pegada a ella, lo que me molestaba cuando me la quitaba. Al salir y dirigirme hacia el lugar donde hacía las prácticas me dí cuenta que tenía las muñecas marcadas de la cinta, por lo que tuve que poneme sudadera, que para los, mínimo, 30 grados que hacían yo me estaba cociendo, pero tuve que acabar el día así para no levantar sospechas en donde estaba.

Después de todo eso seguimos hablando, pero no volvimos a quedar. Al tiempo se fué de viaje por Asturias y me pasó un vídeo donde salía follándose a otro tío en una especie de cueva. Le respondí que me gustaría a mi también eso, a lo que me dijo que con ese que salía follando y otro más se había hecho un trío. Al llegar a casa me masturbé pensando en todo eso que me había dicho.

Seguimos hablando, pero no por mucho más, sin razón ninguna dejó de hablarme, y no sé nada de él desde entonces. Me dí cuenta que era el típico tío que si se cansaba de tí pasaba ya del tema.

Y aquí fué donde acabó mi primera experiencia como sumiso.

FIN

Si has llegado hasta aquí solo darte las gracias por el tiempo que me has dedicado. Cualquier sugerencia, crítica o lo que sea estaré encantado de leerlo en comentarios. Espero que os haya gustado. Hasta la próxim y un saludo a todos.