Me dedico a espiar a la zorra de mi mamá cada vez que puedo
Cuando yo era aún muy pequeño, mi padre nos abandonó a mí, a mi hermana mayor Nuria, y a mi madre Alba. Empezó una época muy difícil para nosotros. Pues mi madre sola tuvo que hacerse cargo de todos los gastos, pero sin embargo a mi hermana y a mi nunca nos faltó de nada, ni educación, comida, ni nada. Mi madre como podía traía el dinero a casa. Dos años después, yo ya contaba con 18 años y mi hermana con 18, mi madre con mucho esfuerzo consiguió un muy buen puesto de trabajo en una constructora, nos mudamos a un barrio lujoso, y nuestras vidas cambiaron a mejor. Mi madre ya no lloraba por las noches por no saber si podía darnos de comer, ahora mi madre lloraba de alegría cuando viajábamos, o cuando yo o mi hermana necesitábamos unas zapatillas y mi madre no tenia que pedir dinero prestado, ahora íbamos a las mejores tiendas a comprar.
En esta nueva casa mi hermana y yo teníamos una sola regla, no bajar nunca al sótano. Estaba totalmente prohibido, y nosotros obedecimos aquella norma hasta que pasó algo que nos cambió la vida a todos.
Cierto viernes mi hermana y yo estábamos solos en casa. Yo ya había empezado a descubrir mi propia sexualidad y aveces me ponía cachondo mirando a mi hermana Nuria, y no era para menos, era una chica alta, de tez blanca, pelo negro, tetas pequeñas pero un fantástico culo, y por la confianza mi hermana en casa siempre andaba con pantalones cortos o directamente en ropa interior al igual que mi madre, una mujer morena de piel y cabello, y con curvas despampanantes, tetas de buen tamaño y un culo perfecto. Con esas dos mujeres en casa, yo estaba todo el día cachondo.
Aquel viernes mi madre había salido de fiesta y llegaría tarde en la madrugada. Mi hermana y yo nos dispusimos a ver una película en el salón mientras comíamos unas palomitas, el plan de cada viernes. Esa noche nos pusimos una película algo larga por lo que nos fuimos cada uno a su cuarto bastante tarde, casi las 3 de la madrugada. No habían pasado ni diez minutos cuando escuché las llaves y la puerta abriéndose, y unas risas que reconocí de mi madre pero también habían risas de otra mujer. Mi curiosidad me obligó a salir de la cama y asomarme desde el segundo piso para ver quien acompañaba a mi madre.
Al salir del cuarto vi a mi hermana haciendo lo que yo me disponía a hacer así que me puse a su lado y juntos empezamos a espiar a nuestra madre.
Se notaba que mi madre iba borracha, reía mucho y tenia movimientos erráticos, acompañándola también borracha la acompañaba una mujer. De pelo negro, tez blanca, vestía un vestido que le quedaba muy ajustado con el que se podía intuir el tamaño normal de sus tetas y un buen culo.
Juntas reían y hablaban, de un momento a otro la mujer empujó a mi madre sentándola en el sofá y empezaron a besarse. Mi madre acariciaba todo su cuerpo y su amiga hacia lo mismo. Mi madre con sus manos levantó hasta la cintura el vestido de su amiga y empezó a masturbarla con sus dedos mientras con sus labios y sus lenguas intercambiaban su saliva. De repente mi madre apartó a su amiga y le dijo algo al odio, cogidas de la mano se levantaron y se dirigieron al sótano. Abrieron la primera puerta, bajaron las escaleras, abrieron la segunda puerta, entraron y cerraron la segunda puerta. Mi hermano y yo bajamos del segundo piso y con mucho silencio nos acercamos a la primera puerta del sótano que se habían dejado abierta, y bajamos las escaleras pero para nuestra desgracia la segunda puerta si estaba cerrada. Nos limitamos a escuchar gritos y gemidos de placer. Mi hermana y yo nos miramos a lo ojos y con un gesto de cejas subimos las escaleras.
—¿No te gustaría ver lo que hace mamá ahí dentro?—dijo Nuria
—No lo sé Nuria…mamá nos lo prohibió…
—Bueno…yo quiero saber que hace ahí dentro, si quieres ayudarme bien, si no también.
Y nos dirigimos cada uno a nuestra habitación.
Al día siguiente mi madre volvió a salir de fiesta y mi hermana y yo volvimos a quedarnos en casa viendo películas. Estando concentrados en la película mi hermana se giró a mi y me dijo:
—¿Enserio no quieres ver lo que hace mama ahí abajo?
—Si…pero ¿y si nos pilla?—dije yo con miedo.
—No nos va a pillar—dijo Nuria levantándose del sofá y cogiéndome de la mano —acompáñame—
Fuimos al garaje, Nuria empezó a rebuscar entre las cajas que había allí, cogió un martillo y fuimos al sótano. Abrimos la primera puerta, bajamos pero la segunda estaba cerrada con llave. Nuria con el martillo empezó a golpear el pomo hasta que lo rompió, metió un dedo y abrió la puerta. Al entrar nos encontramos con una cama en el medio del sótano, una bañera, una ducha, y un sofá. Nuria me miró y dijo:
—Sube a mi cuarto, dentro de mi armario hay una bolsa, tráela.
Obedecí, subí al cuarto de mi hermana y empecé a rebuscar en su armario hasta encontrar la bolsa, bajé hacia ella y le di la bolsa. De ella sacó una cámara, y un pomo. Puso la cámara en una de las esquinas y reemplazó el pomo y salimos del sótano.
—Nuria…si has cambiado el pomo…¿Cómo lo abrirá mamá cuando quiera entrar?
—No te preocupes enano, hice una copia de la llave de mamá y le pedí al cerrajero que hiciera el pomo para esa llave, todo está controlado.
Y como si no hubiera pasado nada seguimos viendo la película, cuando terminó apagamos la tele, las luces y subimos a nuestros cuartos, pero Nuria dijo:—ven a mi cuarto, y esperemos a que mamá llegue.
Estuvimos esperando media hora viendo la tele hasta que mi madre llegó, otra vez acompañada por la misma mujer. Y sin esperar bajaron al sótano, y al momento Nuria encendió su ordenador, abrió el programa de la cámara y nos sentamos a mirar.
Mi madre y su amiga entraron al sótano besándose y quitándose la ropa. Mi madre quedó totalmente desnuda, por primera vez veía el cuerpo desnudo de mi madre y me ponía a cien. Sus tetas algo caídas pero grandes y bonitas y un culo que me hipnotizaba, mi polla empezó a ponerse dura. Mi madre se acostó en la cama junto a su amiga y empezaron a besarse mientras se masturbaban mutuamente. Nuria no parpadeaba viendo aquel espectáculo y a decir verdad yo tampoco. Mi madre besando el cuerpo de su amiga, empezando por el cullo, bajando por su pecho, por su vientre, llegó a su coño y empezó a comérselo. Su amiga gemía y agarraba la cabeza de mi madre hundiéndola en su coño.
Mi polla estaba dura, y tenia muchas ganas de masturbarme, me giré y miré a mi hermana y me di cuenta de que ella también estaba cachonda, y aún más, tenía su mano dentro de su pantalón corto y se estaba masturbando. Yo me sentí con la libertad de hacer lo mismo, asi que ni corto ni perezoso, me baje los pantalones hasta las rodillas y empecé a pajearme.
Nuria giró su vista hacia mi y se quedó mirando mi polla pero no dijo nada y volvió a la pantalla del ordenador.
Mi madre ahora era quien tenia las piernas abiertas y entre ellas disfrutando de su coño su amiga. Mi madre se levantó abrió un pequeño cajón que tenia al lado de la cama y sacó un consolador con un arnés y se lo puso. Su amiga se puso a cuatro patas y mi madre empezó a penetrarla con aquel consolador.
Yo estaba concentrado en la pantalla del ordenador mientras mi mano subía y bajaba por mi polla cuando de repente sentí otra mano que apartaba la mía y empezaba a pajearme. Mi hermana sin dejar de mirar la pantalla me estaba pajeando, yo me sentía en la gloria, estaba viendo a mi madre disfrutar mientras mi propia hermana disfrutaba y me hacía disfrutar a mí. Pero quería algo más, suavemente fui acercando mi mano a la entrepierna de mi hermana, ella no me lo estaba impidiendo, apartó su mano se bajó el pantalón corto y el tanga y me dejó masturbarla.
Ahora era mi madre la que estaba a cuatro patas siendo follada por su amiga.
Mi hermana seguía pajeándome y yo no iba a aguantar mucho más, y se lo dije, ella no respondió nada y siguió, segundos después de mi polla salieron cuatro chorros de semen espeso, mi hermana me miró, restregó mi semen por mi polla, y después con la misma mano siguió masturbándose ella misma. Cuando volvimos a mirar la pantalla mi madre y su amiga ya no estaban.
Nuria y yo nos asustamos, cerramos el programa, apagamos el ordenador, nos subimos los pantalones y yo, corriendo, salí de su habitación, pero al salir, enfrente de mi estaban mi madre y su amiga desnudas.
Nos habían pillado.
Continuará…