Me desperté caliente con muchas ganas de engañar a mi marido
El sábado amanecí caliente, muy caliente, pero extrañamente mi calentura me pedía saciarla con una verga distinta a la de mi marido, no me apetecía coger con él, necesitaba sentirme una puta sucia, me excitaba la idea de que los que poseyeran mi cuerpo fueran justo aquellos que menos posibilidades tenían, ya fueran los diversos chicos que me deseaban o los maduros que con tanto morbo me miraban.
Desperté temprano, atendí algunas cosas de la casa, y despedí a mi esposo que debía de ir a trabajar, los chicos se habían quedado a dormir con Carlitos, seguro se quedaron hasta tarde contando y recordando lo sucedido la noche anterior.
Al darme cuenta que los muchachos seguían en mi casa, se incrementó a mayor nivel la calentura, yo vestía con un short de escándalo, súper corto y entallado, además portaba un top holgado corto y escotado
Al pasar los minutos empecé a escuchar susurros en la habitación en señal de que ya habían despertado, con toda intención bajé a la cocina y les preparé algo rápido para desayunar, mi intención no era ser buena anfitriona, mi intención era exhibirme nuevamente como la puta morbosa en la que me estaba convirtiendo.
Subí entonces con el desayuno, al estar frente a la puerta de la habitación de los muchachos, alcancé a oír entre murmullos:
– … y que nalgotas
– Si y como las movía, que rico
– Ahí mismo quería que me las diera
– Y yo quería que se despertara y me diera una mamada
– Uy si con esa boquita de mamadora que tiene; te imaginas?
– Uff si y ponerle mi verga en sus tetas
– Eso sería lo mejor
Estaban hablando de la manera más perversa de mí y me encantaba, estaba mojada, muy mojada, sin tocar, me aventuré a entrar quería sorprenderlos.
Al entrar vi a Pablo y a Luisito, metidos en la cama, era evidente que se estaban masturbando, los dos tenían sus ojos cerrados, el cuerpo tenso y sobre todo se notaba todo el movimiento por debajo de las sábanas.
Me encantó verlos ahí, tocándose como desesperados pensando en mí, pensé en cuantas puñetas me habían dedicado en su corta vida y me prendió muchísimo
Al verme se espantaron y trataron de recomponer la figura y fingir que nada pasaba.
– Seño, Carlitos se está bañando, que la trae por aquí?
– Solo vine a traerles el desayuno, como durmieron?
– Muy bien gracias y usted?
– Caí como piedra, no supe de mi
– Ahh que bueno
Y en eso reviso con la mirada todo el cuarto, sé perfectamente que voy a hacer pero finjo demencia, hay una pequeña mesita justo enfrente de ellos
– Les voy a poner el desayuno aquí, ok?
– Ok
Y entonces me agachó lentamente para poner la charola en la mesa, de esta forma les muestro generosamente mi enorme y moreno trasero.
Al regresar mi vista a ellos, veo como sus ojos se les salen, veo sus caras llenas de sorpresa y deseo sexual.
En eso “casualmente” se me caen algunos cubiertos y estos caen en lo profundo de la mesa, pegados a la pared, es el pretexto ideal para ponerme en cuatro patas, es necesario para alcanzar los cubiertos, finjo no alcanzarlos y pego mi cabeza al suelo sacando así aún más mis nalgas, es el panorama ideal de mi culo, estoy enloquecida de deseo y morbo
Al incorporarme veo como sus ojos no dan crédito a lo que ven, por debajo de la sábana adivino que comienzan nuevamente a tocarse aunque no de manera tan evidente, en eso Pablo, el más atrevido de todos me dice:
– Seño, sería tan amable de pasarme el control remoto?, está en ese mueble en la parte de arriba
– Uyy no alcanzo, déjame tomo esta silla para alcanzarlo
Entonces me subo a la silla y tomo el control, remoto, así en esta posición vuelvo a entregarles el menor panorama de mis atributos.
Tomé el control, me bajé de la silla y me acerqué a entregárselo, al hacerlo, ahora de frente me agaché de más, de esta forma y con lo holgado de mi top, el panorama de mis tetas era ahora la principal atracción, mientras lo hacía, podía adivinar que mi pequeño invitado ya se masturbaba frenéticamente y sin reparo; quería ayudarlo¡¡ quería darle la mejor masturbada de su corta y morbosa vida¡¡ como pude me detuve, terminé el juego y me dirigí a la puerta
– Bueno nos vemos más tarde niños, le dicen a Carlitos que vine por favor
– Gracias seño
– Gracias a ustedes chicos (y lo decía muy me serio¡¡)
Pasaron los minutos yo terminé de hacer mis labores, me bañé y me arreglé, usé una minifalda muy corta y holgada, un blusa blanca escotada, me veía buenísima y me encantaba¡¡, mientras todo eso pasaba mi marido había ya salido de la casa para ir a trabajar.
Al terminar todo ello, regresé al cuarto de los chicos, no habían salido aun, según yo habían desayunado, y tomado una ducha, además de que seguramente tenían muchos temas para entretenerse.
Llegando a la puerta del cuarto, pegué mi oreja a la puerta con la intención de escuchar si hay alguna conversación interesante, no podía estar más en lo cierto.
– Carlitos, tu tía además de estar buenísima se ve que está muy necesitada de verga
– Si de un buen macho que le quiete la calentura
– Bueno pues pasando a los temas que nos competen, podemos tomar como cumplida la segunda tarea, ya solo te falta una
– Si para ser por fin parte de nuestro equipo
– Estas listo para la siguiente tarea?
– Ehh mm. Si… (contestó nerviosamente Carlitos)
– Nos queremos coger a tu tía
La sangre se me vino al cerebro, era demasiado, aún en este grado extremo de calentura había líneas que no quería cruzar, a pesar de ello, he de confesar que muy dentro de mí me calentaba sobremanera la idea.
– Eso no
– Que dices? Acaso estas rehusando hacer lo que te decimos?
– Así es, he dicho que no
Wow me sorprendió la decisión de mi sobrino, me gustaba pensar que lo que había sucedido conmigo en las pasadas semanas, estaban transformando su carácter convirtiéndolo en una persona más segura y decidida.
– Que no quieres ser parte de nuestro grupo?
– Sí, pero si tengo que hacer lo que me piden, prefiero cogérmela yo
– Cómo?¡
– Pues si por coger con una mujer como mi tía prefiero no tener amigos
Me encantó la respuesta de mi sobrino, o será que para ese entonces casi cada cosa sexual que escuchara tendría un efecto afrodisiaco en mí.
– Entonces que propones? Sigues queriendo ser parte de nuestro equipo?
– Si, pero la prueba tiene que ser otra
– Entonces déjame pensar..
– No ahora yo les diré la prueba que estoy pensando y ustedes vean si es suficiente o no
– Ese no es el trato, tú haces lo que decimos que hagas
– Bueno si no quieren pues creo que se perderán la posibilidad de seguir disfrutando de mi tía
Se veía que los tonos habían cambiado, ahora Carlitos sabía que su tía era un activo muy valioso para negociar, comenzaba a entenderlo y a sacar provecho de ello
– Está bien Carlitos, estamos de acuerdo en que no cumplas esa tarea, pero no podemos aceptar que tú la propongas porque te lo puedes poner fácil
– Ok; entonces?
– Entonces te haremos otra propuesta y tu veras si la aceptas, vamos platicando y llegamos a un acuerdo
– Me parece bien
– Entonces vamos a pensarlo y te decimos en un rato
– Ok
El corazón se me salía por el pecho, la duda y el morbo me consumían, necesitaba saber cuál era la tercera prueba, necesitaba saber que pasaba por sus pequeñas y retorcidas mentes, quería ayudar a mi sobrino a cumplir, pero sobre todo quería cumplir con mi propio morbo y placer.
El gran problema era que para ayudar necesitaba saber, me angustiaba el hecho de no conocer la tarea, no sé sinceramente si esto último era verdad o era la verdad que yo quería creer, tal vez era más fuerte el morbo y la curiosidad pero eso no podía saberlo.
A los pocos segundos me volvió la respiración al cuerpo
– Pero de aquí no nos vamos hasta que nos pongamos de acuerdo, hay que trabajar a tu tía para que no se nos enfríe
– Ok
– Entonces Carlitos déjanos solos un rato en lo que nos ponemos de acuerdo
Me apuré entonces a alejarme dela puerta, en segundos salió mi sobrino, he de confesar que lo vi con otros ojos, sus palabras habían calado hondo en mí, empezaba a dejar de verlo como un niño y comenzaba a verlo como un adolescente cerca de su plena juventud, lo veía más seguro, más maduro para sus años, al parecer sus experiencias con la puta de su tía le estaban acelerando su proceso para llegar a su hombría.
A pesar de estar semidesnuda, me miró sin mucha sorpresa, muy diferente a sus amigos; me dio los buenos días y bajó a la cocina, al paso de algunos minutos volvió al cuarto y se encerró con sus amigos, regresaba para ver si ya existía alguna propuesta para la nueva tarea a cumplir, apenas cerró la puerta corrí a escuchar la conversación.
– Bueno Carlitos te tenemos una oferta
– Si
– En la ocasión anterior te pedimos ver y tocar a tu tía, cumpliste, pero estaba dormida, ahora tenemos que hacerla que se deje tocar conscientemente
– Ok
Estaba ardiendo mientras escuchaba estas órdenes, me imaginaba siendo manoseada por estos tres muchachos de manera “consiente” y “complaciente”, instintivamente llevé mis manos a mis senos y comencé a masajearlos suevamente.
– Pero tenemos que lograr avanzar algo más, hacer que le subamos más a la calentura hay que aprovechar que la putona de tu tía trae una calentura de aquellas.
Me estaba encantando, uff, el oír a estos chicos hablara así de mí, me tenía a mil, puede notar que ya hablaban en plural, ya no eran instrucciones directas a mi sobrino, poco a poco era ya uno de ellos; sin darme cuenta, ya había sacado mis tetas de la blusa y las masajeaba a placer, luego jugaba con mi conchita y al poco tiempo ya me estaba dando una masturbada de aquellas mientras escuchaba al otro lado de la puerta.
– Siii, que rica está; no saben lo que me gustaría llenarla de semen, por su boquita, su culote, sus tetas y sus labios de mamadora
– Eso sería excelente Carlitos¡ vamos a llenarla de nuestra leche
Corrí a mi cuarto, no podía más, tomé mi consolador que tengo escondido para emergencias y de inmediato me lo metí, no necesité lubricante, estaba empapada¡¡
No tardé mucho en tener el primero de mis orgasmos, creo que el orgasmo ya estaba en mi garganta a punto de salir, no era necesario el consolador
– Ahhhhhhh¡¡¡¡¡ mmmmmmm Ufffffff¡¡¡¡¡
Respiré profundamente y con un poco de más de calma traté de disfrutar la masturbada, me quité toda mi ropa y así desnuda introduje mi consolador hasta el fondo, comencé con movimientos lentos mientras recuperaba mi clímax
– Ahhhh ohhhhhhh
No pasó mucho rato para cuando mi mente perversa y mi imaginación me hicieron llegar al siguiente nivel, me imaginaba siendo sodomizada por estos tres muchachitos, todos juntos metiéndome su verga por mis tres agujeros, para luego llenarme todo mi cuerpo de leche; luego los imaginé entrando al cuarto, y yo viéndoles a los ojos mientras llegaban; me imaginaba mi reacción al verlos entrar, hubiera seguido con mi show, me habría masturbado un rato más mientras los vería a los ojos, luego los invitaría a poseerme como la perra salvaje que vivía muy dentro mí.
– Uyyyyyyy ahhhhhhhh¡¡¡¡¡¡¡
Mis gemidos ya eran sonoros, sabía perfectamente que con todo y todo tenía mis límites y no pensaba cumplir esa fantasía, pero el solo pensarlo y muy dentro de mi desearlo, me hacía sentir muy puta y eso me calentaba más, el desear tanto algo que estaba cierta que nunca me atrevería a hacer, eso hizo que un nuevo orgasmo se asomara por mi cuerpo, ahora más placentero e intenso que el anterior
– Ahhhhhhh mmmmmmm¡¡¡¡ ayyyyy¡¡¡¡ que rico¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Estaba fuera de mí, no solo quería coger, quería más, quería exhibirme, quería llegar al extremo, quería ponerle los cuernos a mi marido de manera descarada, quería ser tratada como toda una puta, como sólo pedazo de carne diseñada para dar placer a quien quiera recibirlo. Volví a vestirme y me arreglé un poco, pero estaba decidida a ser objeto de miradas y saciar mi calentura.
De esta forma me quité el bra, con el objetivo de mostrar mis senos, mi blusa no era tan delgada pero si era posible adivinar mis pezones sin tanta dificultad, necesitaba exhibirme, necesitaba parar vergas a mi paso y sabía que fácilmente iba a conseguirlo.
Salí de mi recámara y los chicos al poco tiempo hicieron lo propio, tenía la curiosidad de saber que más hablaron, que planea hicieron para someterme, pero la calentura había sido más fuerte, me dio un poco de pena y frustración porque hubiera gozado bastante con sus conversaciones perversas.
Al salir de la recámara rápidamente me di cuenta que mis ganas de captar la atención estaban viento en popa, presos de la calentura, la visión de mi cuerpo fue el complemento perfecto para la que seguramente fue un conversación llena de deseo sobre mis prominentes curvas de mujer latina y sexosa.
Los ojos se les salían del cuerpo, mis escote era generoso, mis pezones evidentes y la falda apenas cubría mi enorme trasero, era un poema, el prototipo perfecto de la puta vestida como tal.
Los chicos estuvieron un rato en más en la casa, era evidente que no querían marcharse, con cualquier pretexto, me miraban el trasero o las tetas y a mí me encantaba, poco después del mediodía sonó el teléfono.
– Hola
– Señora Silvia?
– Si
– Soy Pedro, me recuerda usted?
– Claro el señor amable del centro comercial, un gusto saludarlo, que tal las fotos?
– Precisamente para eso le hablo señora, sus primeras fotos causaron muy buena impresión entre nuestros clientes
– Me da mucho gusto escuchar eso señor
Precisamente era la cereza del pastel para la calentura, se trataba de uno de los tipos que me habían coqueteado y manoseado justo unos días antes y que tanta calentura me causaron, así como estaba de caliente no podía haber sido más adecuada la llamada, con mi mejor voz de puta ingenua seguí con la conversación.
– Quisiera invitarla a usted a una sesión más formal, creo que podemos usar su hermoso cuerpo para satisfacción de todos
Me encantaba su doble sentido tan directo y perverso
– Perdone?
– Si me refiero a su cuerpo para modelar y que todas las partes podríamos ganar un poco de dinero, nunca estorba no cree?
– En eso tiene razón
– Entonces acepta?
– Y cuando sería?
– Nos encantaría que fuera hoy mismo, puede venir a visitarnos al centro comercial?
– Mmm no sé
– Sería un gran gesto de usted, créame que es el tipo de mujer que necesitamos
– En verdad?
– Nada nos daría más gusto que el tenerla por aquí, créame que haríamos todo a nuestro alcance para que su visita sea de lo más placentera
– No tengo duda de ello señor
– Entonces la esperamos?
– Haré todo lo posible
Por lo que mi dijo en el resto de la conversación, ellos tenían un pequeño local en un sector poco concurrido del centro comercial, cuando los conocí estaban comiendo, como todos los días, en el área de comidas del centro comercial.
Sentí electricidad por todo mi cuerpo, me mojé mucho con esta conversación y con la posibilidad de volver a calentar a este par de maduros perversos y deseosos por mi pecaminoso cuerpo.
A pesar de que aún tenía dudas sobre si mi perversión me llevaría a tomar la decisión de ponerle los cuernos a mi marido, estaba excitada, caliente y fuera de mí, hasta ahora a pesar de muchas fantasías y travesuras, no había llegado al paso final, sabía que jugaba con fuego y que si seguía con este comportamiento tarde o temprano terminaría cediendo mi cuerpo al deseo y el morbo, esta dualidad de pensamientos me encantaba, pensar hasta donde quería llegar, fantasear o actuar, ambas cosas me encantaban.
Al final decidí asistir, me vi al espejo y decidí no quitar ni poner nada en mi atuendo, saldría así, minifalda, blusa, sin bra y con mi tacones más altos, ya vería que me depararía la aventura, estaba caliente, sabía que el riesgo era mucho pero estaba dispuesta a ver hasta donde me llevaría mi calentura.
Les avisé a los muchachos que debía ir al centro comercial y los tres pidieron acompañarme aduciendo que una mujer como yo no debía de andar sola entre tanto hombre y apelando a lo sucedido días atrás en el mismo lugar, cuando algunos chicos me faltaron al respeto, no sé si después de todo lo sucedido, mis adolescentes admiradores dudaban que lo que yo pedía a gritos era precisamente que me faltaran al respeto en todas las formas posibles.
Luisito me pidió por favor que lo esperara para pedirle permiso a su abuelo, ese perverso anciano que tantas miradas y comentarios lascivos me lanzaba, le dije que no tenía problema y que lo esperábamos con gusto, le sugerí que subiéramos al coche y que lo dejaba frente a su casa para que pidiera permiso, ahí lo esperaríamos para no perder más tiempo.
Llegamos entonces a la casa de Luisito, se bajó del auto a pedir el permiso y nosotros lo esperábamos, apenas entró y casi de inmediato ya estaba fuera, al regresar al auto me informó que ya le habían dado permiso pero que su abuelo quería preguntarme un par de cosas.
La petición me generó sentimientos encontrados, sabía o creía saber las intenciones del tipo, su intención como siempre era devorarme con los ojos y dedicarme algún comentario vulgar, durante todo el tiempo que tenía de conocerlo el anciano sólo me había causado repugnancia, hoy con la calentura que tenía y el cambio en mi persona de los últimos días, tal vez su actitud hacia mí me podía generar un sentimiento distinto, estaba nerviosa, molesta, y un tanto excitada, todo al mismo tiempo.
Los muchachos se quedaron fuera de la casa y yo me dirigí hacia la puerta a tocar el timbre, una voz gruesa me indicó que pasara, así lo hice y ya estando dentro busqué al abuelo en cuestión, me urgía poder retirarme para ver que sorpresa me tenían mis dos maduros fotógrafos.
– Don Amador??
– Si preciosa
– Donde está usted?
– Aquí en la cocina, pase por favor
Me apresuré entonces a llegar a la cocina y finiquitar el asunto, la cocina se encontraba justo al fondo de la casa; ahí estaba el viejo sentado justo enfrente de la barra para comer, al entrar a la cocina él tipo estaba de frente de mí, sus ojos, como siempre que me miraba, se llenaron de deseo, de inmediato se incorporó, se acercó a mí y me dio un par de besos, al hacerlo ponía su mano derecha en mi cintura con cierta firmeza.
– Buenas tardes Silvita
– Buenas tarde Don Amador
Vestía unos pants y una playera interior de tirantes, su atuendo era ideal para resaltar su enorme abdomen, su panza era por demás prominente. La figura del viejo era a lo sumo desagradable, casi en el momento que me vio se empezó a tocar su verga, no se sí de manera consciente o inconsciente, pero si evidente.
– A sus órdenes Don Amador
– Qué más quisiera yo Silvita
– Perdón
– Nada, cosas de viejo, no me haga caso
– Quería usted decirme algo?
– Si, me contó mi nieto que iba a ir con usted al centro comercial y quería confirmar con usted esa información.
– Es correcto, invité a los muchachos y sólo estamos esperando su permiso, es todo?
– Espere un poco Silvita, tómese un café conmigo mientras le cuento un par de cosas
– Sabe que tengo un poco de prisa y los muchachos me están esperando
– Es fin de semana, no creo que tenga tanta prisa para no darle un pequeño gusto a un viejo solitario y de los muchachos no se preocupe, espere un segundo, de hecho le quería pedir que esperara por mi nieto un rato.
Se levantó y salió rápidamente, me ofreció sentarme y así lo hice, luego habló con su nieto unos segundos y al poco rato ya estaba de vuelta, al regresar se quedó de pie de frente a mi mientras yo seguía sentada.
– He mandado a mi nieto a comprar algunas cosas que necesito y que no puedo esperar a que ustedes regresen del centro comercial, ya estoy grande para caminar, deben regresar en 20 minutos al menos, con ese tiempo nos tomamos un café en lo que los chicos vuelven, además quería confirmar algunas otras cosas sobre mi sobrino.
– Se fueron todos?
– Si, se fueron los tres
Pues ya no tenía más remedio que esperar, si Luisito hubiera ido solo tal vez lo hubiera dejado pero al irse los tres creía que los más conveniente era espera a mi sobrino.
– Mmm, está bien los espero entonces
– Gracias
Mientras todo esto pasaba seguíamos en la misma posición, yo sentada y él de pie frente a mí, mientras hablaba se acercaba a mí, sin dejar de tocarse la verga en el proceso, me hablaba y se me acercaba, llegó un punto en que sentí su miembro muy cerca de mi cabeza, a tal grado que pude identificar el fuerte olor que emanaba de su pene.
Era un olor fuerte y penetrante, en otro momento hubiera sido de lo más desagradable, pero en este contexto pudiera ser hasta cierto punto afrodisiaco.
– Silvita puedo pedirle un gran favor?
– Dígame?
– Podría usted servir los cafés? Siempre he sido un hombre un tanto despreocupado de las labores del hogar y creo que si hago café se me quema el agua
– Despreocupado de las labores del hogar? No será el término machista
– Me gusta pensar en macho, pero la definición que usted quiera establecer por mi está bien, entonces me ayuda con el café?
– Si claro, no se preocupe
Para entonces, el tipo ya tenía una erección de miedo, la cual era muy notoria por el tipo de ropa que llevaba, sus pants estaban que estallaban por su entrepierna.
Por la posición en la que seguíamos era imposible que yo no notara el hecho, además el tipo no hacía nada por disimularlo, tenía su miembro muy cerca de mi mientras no dejaba de masajearlo con su mano derecha, en el inter su mirada fija y penetrante se posaba indistintamente en mis ojos y mis tetas, las cuales junto con mis pezones eran fácilmente notables a través de la tela y ante el hecho de no llevar sostén.
Por mi parte yo no generaba algún tipo de emoción, me comportaba con la misma naturalidad que mi contraparte, no puedo decir que me gustaba, pero tampoco me resultaba repulsivo, si esto hubiese sucedido semanas atrás hubiera sido impensable esa naturalidad, hubiera salido corriendo de ahí de inmediato.
Con todo ello aproveché la oportunidad que me daba el anciano de hacer el café para levantarme y cambiar de posición; al estar tan cerca, cuando me levanté, lo hice muy cerca del cuerpo del viejo, de esta forma mis tetas acompañaron mi camino hacia arriba, rozando en el inter el abdomen de mi acompañante, he de confesar que mis senos respondieron a la caricia, ellos no tienen ojos y solo sienten, no vieron el feo abdomen que los rozaron, solo sintieron el contacto contra una piel extraña y reaccionaron en consecuencia, evidentemente muy a mi pesar gocé el momento.
Al levantarme, el viejo tomó mi lugar en el banco donde yo estaba sentada, me incorporé mientras yo tomaba posesión de la cocina y buscaba los elementos necesarios para hacer el café, escuché el pequeño monólogo del vejo; lo vi observarme con descaro, desnudarme con los ojos, recorrer mi cuerpo con deseo, y mientras todo esto pasaba, él y yo asumimos nuestros roles, él me miraba y sobaba su verga y yo caminaba por su cocina y empezaba contonear mis caderas alegremente, creo que mis nalgas seguían el ritmo de la mano derecha del anciano, una mano que cada vez se amarraba mas fuerte a su viejo miembro, al sube y baja de la mano, a su norte y sur; la acompañaba el este y oeste del contoneo de mi enorme trasero.
– Verá Silvita, estoy un poco preocupada por mi nieto, ya ve que está entrando en la edad de la calentura……..
Yo hacía como que lo escuchaba mientras seguía con lo mío, preparar el café y mover las nalgas.
– Y pues es normal, todos tuvimos esa edad y la carne es débil y uno pues es hombre y las mujeres son hermosas, y pues.. uno no es de palo, no cree??
Ya con todo listo, me detuve por fin en un lugar de la cocina, termine mi contoneo y dándole la espalda al viejo, seguí con el proceso, entonces el anciano se comienza a acercar a mí y justo se pone en mi espalda, siento su respirar muy cerca, yo sigo indiferente y hago como si nada pasara.
– Sabe que en especial tiene una fijación muy fuerte por usted, no sé si sepa que le han tomado varias fotos mientras usted no se ha dado cuenta….
Que morbo¡¡ sentí como mi conchita se mojaba al pensar que este niño guardaba fotos mis y lo que seguramente había hecho con ellas, en ese momento el abuelo ya rozaba con la punta de su verga mi enorme trasero, yo seguía sin mostrar emoción alguna
– No sabía Don, y que tipo de fotos??
– Son muchas, ya sea en su casa o estando en la calle, algunas son exclusivamente de su bello culo
Me empezaba a hablar vulgarmente y me encantaba, además la confesión, y la calentura previa están haciendo mucha mella en mí, empezaba a calentarme en serio, al decir esto se acercó a mí y ya arrimaba fuertemente su miembro a mis nalgas.
– Mmm creo que eso no está bien Don, usted qué opina?
– Pues creo que es normal Silvita no hay que alarmarnos tanto, además con ese culo que usted se carga sería un pecado no admirarlo
– Le parece Don? Le gusta mi culo? (e instintivamente le arrimé mi enorme trasero y lo moví un poco)
– Me encanta Silvita, pero lo que más me gusta es la disponibilidad que siempre tiene para mostrarlo
– No crea, lo que pasa es que la ropa me queda así
– Le creo pero hay que aceptar que a usted le gusta mostrarlo, vamos somos personas adultas y uno sabe…
– Bueno visto de esa forma tal vez tenga un poco de razón
Y para entonces, ya me acariciaba los muslos por debajo de la falda y como era de esperarse el movimiento de su pelvis contra mi cadera era cada vez más perverso, yo estaba mojada a mas no poder.
– Silvita creo que aún no tiene azúcar entre sus ingredientes, creo que está arriba en esa despensa, pero tiene que subir usted, yo ya estoy mayor para ello
– Como diga Don Amador
Tomé el banco donde hace poco estaba sentada y me subí en él, ambos sabíamos que ahí no estaba le azúcar y que todo era un pretexto para exhibir mis nalgotas.
– Creo que aquí no está señor
– Busque más adentro Silvita, creo que por ahí debe de estar
Me paré de puntitas y mejoré así el panorama del vejete, el gusto que se estaba dando este tipo y de paso el gusto que me estaba dando yo.
– No está Don, voy a bajarme, me ayuda por favor?
– Claro Silvita
Con una mano tomó fuertemente una de mis nalgas por debajo de la falda con la otra sujetó mi mano y me ayudó a bajar.
Me acababa de meter mano de manera descarada y yo lo había dejado hacerlo sin el menor reparo, cuanto había yo cambiado, este viejo que hace horas lo único que me causaba era repulsión ahora se aprovechaba de mi calentura para darse gusto.
Entonces señalando una alacena que estaba en la parte de debajo de la barra, me indicó:
– Tal vez está en aquella alacena de abajo la encuentre, puede revisar
– Claro señor, con gusto
– Créame que el gusto será mío
Ambos estábamos en la cocina y como dije la alacena estaba un mueble por debajo de la barra, me coloqué de espaldas al viejo, de frente de mí se encontraba la entrada principal y la sala de la casa, detrás de mí estaba la cocina pero sobre todo el anciano perverso.
Sabía lo que quería y yo por mi parte quería darle ese gusto o dármelo a mí no lo sé, con el tipo a mis espaladas me agaché sin doblar las rodillas, además abrí bastante las piernas, para que así el panorama de mi culo fuera el mejor. El pasaje era muy parecido a lo que había vivido con los chicos hace unas horas y similar también a lo que soñé con el Doctor Arístides en la cocina de mí casa.
Así mi cuerpo estaba en un ángulo de 90 grados, con el culo al cielo y las piernas abiertas, la minifalda corta y holgada también ayudaban al trabajo, por delante del viejo sólo tenía en el horizonte una visión de unas enormes nalgas y una minúscula tanga bien metida en mi culo.
– Sigo sin encontrar el azúcar Don
– Siga buscando Silvita, lo está haciendo muy bien
– Le parece?
– No tenga duda de ello
Mientras seguía en mi aparente búsqueda movía un poco el culo, luego lo movía un poco mas, de repente me doblaba un poco las rodillas, bajaba un poco y volvía a subir.
– Que precioso culo tiene Silvita?
– Le parece Don? A mí a veces me parece que es demasiado grande, no cree??
Al decir eso comencé a acariciarlo, al terminar la frase voltee a verlo con mi mejor cara de puta, para entonces el viejo ya había sacado su miembro y lo masturbaba sin reparo, el tamaño era bastante decente sin ser enorme, fingí que nada pasaba pero me encantó verlo ahí, tocándose como el viejo perverso que era, viendo las nalgas que tantas veces había soñado tener, estaba cierta que ni en sus mejores sueños había imaginado algo así, así como estaba también segura que yo en ni en mis peores pesadillas también hubiese imaginado cosa semejante.
– Hay cosas que entre más grandes mejor mamita
– Como que cosas señor?
– Pues la verga y el culo, no cree?
– Si usted lo dice Don Amador
– Y usted que dice?
– No puedo estar más de acuerdo
– Entonces le gustan las vergas grandes?
– Creo que a toda mujer, no?
– Tal vez pero a las putas les encanta, a usted le encantan las vergas grandes?
– Mucho¡¡
– Entonces es usted una puta?
– No sé, usted cree?
– No importa lo que yo crea; pregunto, es usted una puta?
– Si Don, soy una puta¡¡
Me había dicho y me ha había confesado puta y me encantaba, estaba fuera de mí, sometida, exhibida justo como necesitaba ser tratada ese día.
Mientras todo eso pasaba yo ya movía mi trasero cono la mejor taibolera, entonces se acercó a mí y volvió a restregarme su miembro, yo ya cooperaba sin el menor pudor con los movimientos de mi acompañante.
Veía la cara de mi acompañante y se notaba que estaba al borde del deseo, el juego eran tan perverso y tan morboso, que ambos solo nos dejábamos llevar, el tipo pasó solo unos segundos arrimándome su verga, luego se retiró a contemplar nuevamente el espectáculo, al retirarse vi que se acercó a una alacena y sacó dos pequeños vasos de los que se usan para tomar licor.
Yo por mi parte empezaba a tocarme también, mientras apoyaba mis brazos en la barra, sacaba y movía mis nalgas al compás de una masturbada deliciosa, mientras tanto el viejo seguía diciéndoseme guarradas y yo encantada
– Sabe una cosa Silvita, el semen es lo mejor para la mujeres, las mantiene sanas, es como la leche, llena de propiedades
– Ahhhh, siiiii,¡¡ ohhh¡ no sabía Don Amador
– Si de hecho sus mejores efectos son antes y después del orgasmo
– Mmmm uyyyy¡¡¡ suena bien señor, pero como es eso??
– Si es recomendable que las putas como usted tomen su lechita antes de terminar y luego otra porción luego de correrse como las zorras que son.
Estaba al límite con lo que me decía este viejo, me tenía hirviendo con todas sus perversiones, esto último me pareció de lo más cachondo, para entonces yo me masturbaba sin ningún reparo
– Ahhh¡¡¡¡ Ohhhh, no sabía eso Don
– Entonces está lista para su lechita putona?
– Creo que si….¡¡¡ ahhhh¡¡
– Cree usted??
– Si Don estoy lista para mi lechita¡¡¡
Entonces tomó uno de los vasos y lo llenó de semen, con enorme maestría luego tomó el otro y también vació en él ese líquido espeso y delicioso, se ve que sabía lo que hacía y que aún guardaba una cantidad de reservas suficientes para tal empresa, de su verga salieron chorros de semen, luego puso solo un poco de agua en los vasitos, se acercó a mí y me entrego el primero
– Aquí tiene su lechita Silvita
– Gracias papi¡¡¡ Ahhhh ¡¡¡¡¡¡
Mientras aceleraba la masturbada, me apresuré a beber tan divino elixir, sabía a macho, no pude más y mientras bebía tuve una corrida de época, no me había cogido y ese tipo ya me había regalado un mejor orgasmo que todos los que había tenido con mi marido. Me encantaba comprobar que el viejo era tan perverso como el nieto, ambos deseosos de que yo probara su leche, al menos al anciano ya le había dado el gusto, ya vería luego como ayudar al muchacho.
– Uffff¡¡¡¡ mmmmm¡¡¡ ahhhh¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Luego se colocó justo detrás de mí, yo quise incorporarme un poco y cambiar de posición, sin decir nada y sólo con sus manos me hizo saber que debía permanecer en donde estaba.
– Saca el culo putona¡
– Si papi
El vejete se puso de rodillas y empezó a acariciarme las nalgas, luego vino lo mejor, comenzó a darme el mejor placer con su lengua, pasaba de mi conchita a mi ano con singular alegría
– Ahhhhhh, uyyyy¡¡¡¡
En un momento dado se concentró en mi conchita, lamía y mordía un poco, lo hacía con una maestría notable, luego hacía pequeños círculos con su lengua, estaba literalmente en el cielo
– Ayyyy que rico Don¡¡¡ Cómo le está haciendo?
– Que tu marido no te lo hace así nalgona?
– No Don, él nunca me lo ha hecho así¡¡¡ Dios¡¡¡¡ que delicia¡¡¡ no pare por favor señor¡¡
Luego el perverso viejo aprovechó mi calentura para someterme aún más, de repente deja de chupar, se aleja un poco, acaricia mis nalgas y las contempla un rato, yo estoy ardiendo, sigo moviendo mi culo tal como lo hacía hace algunos segundos.
– Uyy papi, por favor sigue…¡
– Espere un poco Silvita, viene lo mejor
– Mmmm si?? Qué es Don Amador?
Guardó un breve silencio mientras seguía acariciando mis grandes nalgas
– Sabe una cosa Silvita, creo que usted se ha portado muy mal
– Mmm si?? Por qué lo dice señor?
– Primero se ha encargado de moverle y enseñarle el culo a todo el barrio
– Ahhh eso cree?
– Estoy seguro, eso merece un castigo señora
Y en eso me pega una sonora nalgada en mi nalga derecha, me encantó¡¡
– Ahhhh
– Luego ha provocado descaradamente a mi nieto y se ha dejado fotografiar
– Si??
– El pobre niño casi se ha arrancado la verga de tanto jalársela en su honor
La visión del chico masturbándose a morir viendo mis fotos en combinación con lo que estaba viviendo hacen que casi me desmaye del placer ahí mismo
– Ahhh si, tiene razón Don eso está muy mal
– Y lo peor es que le gusta verdad
– Sii ¡¡
– Si que puta?
– Si me encanta que su nieto se jale la verga con mis nalgas¡¡
– Y cree que eso se merece un castigo sucia perra?
– Si papi¡¡ ésta sucia perra merece un castigo, me lo das por favor??
Y entonces una nalgada en mi nalga izquierda, no cabía de placer y en ese momento terminé riquísimo mientras me masturbaba como zorra y movía el trasero a más no poder
– Ahhhh¡¡¡¡¡ Ohhhhh¡¡¡¡¡¡ Gracias Don por darme lo que me merecía¡¡¡ mmmm
– Y para colmo de tu putería vienes a calentarme como la puta barata que eres
– Siii Don Amador he venido a calentarlo¡¡¡ me he portado mal señor¡¡¡
Entonces un nuevo golpe ahora otra vez en el glúteo derecho
– Mmmmm, ahhhhh¡¡
Se detiene un poco, acaricia nuevamente mis nalgas, yo quiero más, además la sesión no está pareja, a mi nalga izquierda le falta un golpe.
– Don, si me permite creo que no he recibido el castigo que merece esta putita
– Dime
– Sabe que también he ofendido a mi maridito al estar aquí moviéndole el culo
– Y??
– Pues creo que eso no está bien, debo de ser castigada, no cree Don?
– Pídelo putita
– Nalguéame papi por favor, esta putita se lo pide por favor
Entonces se empareja la cuenta, una nalgada en mi nalga izquierda, estoy en el cielo, me vuelvo a empapar de lo caliente que estoy.
– Ahhhh mmm gracias señor¡¡¡¡
– Ahora ya estará contento su marido
– Si creo que mi maridito estará muy satisfecho por su castigo, le doy las gracias en su nombre.
Creo que esto lo enciende aún más, como potro debocado, regresa a darme placer con su lengua ahora comienza con mi ano y de ahí no se mueve, largos y largos segundos de placer, no tardé mucho en terminar nuevamente
– Uyyyyy ahhhhhh¡¡¡¡ que rico ¡¡¡¡ más más papi¡¡¡¡¡¡
Al sentir mi orgasmo el vejete disminuye el ritmo pero no para, yo sigo empinada con las manos sobre la barra de espaldas a la cocina y de frente a la sala
– Ohhhh mmmmmm sssssiiii ¡¡¡
Sigo caliente, muevo el culo, así estoy un rato, tengo la sensación de que por más que termine la calentura no bajará
– Ahh que delicia rey ahhhh¡¡
Estoy cerca de un nuevo orgasmo, en eso el sonido de la puerta me saca de mi trance
– Abuelo ya llegué¡¡
Intento escapar, pero el viejo me lo impide, solo me hace cambiar un poco de posición dejo de sacar el culo y me quedo parada de manera normal sigo teniendo mis manos sobre la barra, solo hay unos pocos segundos los que pasarán en lo que le chico recorra el camino desde la puerta hasta la cocina, el abuelo lo sabe y acelera el ritmo, a mí me gana el morbo sé lo que quiere hacer y a mí me excita demasiado su perversión
Muerdo mis labios y dejo de emitir sonoros ruidos, tengo el orgasmo a flor de piel y comienzo a terminar nuevamente.
– Mmmmm…..
En pleno orgasmo entra el chico a la sala y desde ahí ya puede verme del otro lado de la barra, lo miro mientras su abuelo está metido en mi trasero, el viejo no puede verse porque la barra lo cubre, el chico me ve y seguro nota que algo pasa; mientras lo miro a los ojos, de la manera más silenciosa posible llega el orgasmo, el cual trato de acallar al máximo
– Mmmmm hola corazón… mmmmm
– Y mi abuelo??
– Mmm por por aquí está…..mmmmm
Y en eso el anciano sale de su escondite y vuelve a ser visible
– Pues no Silvita, aquí tampoco está el azúcar
– Abuelo el azúcar está en aquella despensa, siempre ha estado ahí
Lo dice señalando una puerta al otro lado de la cocina
– Ahhh los años niño, se le olvidan a uno las cosas
– Nos vamos seño?, queremos ir al centro comercial
Como puedo compongo la figura y me peino un poco mi cabello con mis manos
– Si claro corazón ya nos vamos
Nerviosa y sin saber que hacer me acerco al viejo y me despido, le doy un par de besos mientras él sin recato aprieta una de mis nalgas con su mano, al alejarme me dice
– Ya sabe cuándo se le ofrezca estoy a sus ordenes
– Igualmente señor lo que necesite sabe que cuenta conmigo, a ver si un día de estos se da una vuelta a mi casa
– Con gusto
– El gusto será mío señor
– Silvita no se olvide de su leche, recuerde que debe de tomarse antes y después..
– Ahh si lo olvidaba, muchas gracias por todo Don Amador
Y regresé con una sonrisa de gran puta, tomé el pequeño vaso y lo consumí todo, de sobra esta decir que volví a calentarme con mi lechita tibia, o no sé si nunca dejé de estar caliente, al caminar a la salida lo hice detrás del muchacho, el anciano me seguía con la mirada, retrasé el paso, tome un poco de distancia del chico, así que cuando él salió, se cerró la puerta, antes de irme me recargué en la puerta cerrada justo en la misma posición que había estado minutos antes, saqué mi culo y se lo mostré por última vez al viejo, luego lo volteé a ver y le mandé un beso, me incorporé y me quité la tanga, luego le tiré al piso
– Gracias Don, le dejo esto de recuerdo, esta mojadita papi…
CONTINUARÁ………..