Me encanta jugar con mi compañero de piso, mostrarle mi cuerpo para que se masturbe pensando en mi

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Buenas, hoy mi nombre es Sara, tengo 27 años, soy rubia, mido 1,72, soy de complexión flaca, tengo un buen culo, que, a pesar de no ser grande, está bastante duro. El poco tamaño de mi culo lo compenso con mis pechos, no son escandalosos, pero están muy bien, rígidos, con pezones pequeños. Ahora mismo soy administrativa en una gran empresa, y desde hace 5 meses comparto piso con un chico de 22 años. Su nombre es Pablo, es el típico panoli, medirá 1,80, es flaco pero su cuerpo es plano, cabello moreno corto, el acababa de comenzar a trabajar en una pequeña empresa de informático.

Yo siempre había notado que algunas de mis bragas y tengas desaparecían un par de días, y luego volvían casualmente al cesto de la ropa sucia. Ademas notaba que me miraba siempre que podía mis pechos, intentaba disimular, pero no lo lograba. Yo nunca le he dicho nada porque estoy segura de que es virgen, y le entendía, aunque, también he de decir que me daba morbo que se pajease mientras olía mi ropa interior y me imaginaba.

Yo sabia que casi todos los días lo hacia, escuchaba algunas veces ligeros gemidos, y como usaba el papel para limpiarse. He de decir que yo le incitaba a ello, puesto que me gustaba insinuarme. Siempre que podía me ponía unos leggins ajustados sin nada debajo para que se me marcase la parte de abajo, me ponía camisas que se transparentaban ligeramente sin sujetador, incluso, una día que estaba algo caliente, recién salida de la ducha, y solo con la toalla puesta, fui a su cuarto, para preguntarle algo que realmente no me interesaba, el se quedo mirando, yo llevaba la toalla suelta, y se me calló, dejando todo mi cuerpo desnudo, sin ningún pelo en ninguna parte, rápidamente me apresure a colocarme la toalla de nuevo alrededor de mi cuerpo, mostrando nervios que realmente no tenia. El se quedo con la boca abierta, y rápidamente me fui a mi cuarto. Esa noche el no fue el único que se masturbó.

Un día llegue a casa después de trabajar, y para mi sorpresa el no estaba en el salón, como acostumbraba viendo la TV. Vi que la puerta de su habitación estaba ligeramente abierta, de ella salía un hilo de luz, supuse que de su televisor, aunque no se oía nada. Entonces cuando comencé el recorrido hacia me cuarto, me pare en seco, la curiosidad invadía todo mi cuerpo.

Me quite los tacones para hacer el mínimo ruido posible, para luego dirigirme hacia la puerta de su habitación despacio y con cautela. Cuando estaba lo suficientemente cerca de su puerta, la empuje ligeramente. Y pude verlo, desnudo, tumbado en su cama, con unos auriculares, viendo una película porno de lo que lo único que puede apreciar era un negro con una polla descomunal destrozando el coño de una jovencita.

Me fije mejor en lo que tenia entre su mano, guau, era enorme, mediría unos 20 cm, peluda, gorda, a igual que sus huevos. Me quede observándolo unos minutos, mientras instintivamente mi mano se situaba bajo mi vestido, (al quitarme los tacones solo me quedaba un vestido azul que me llegaba por encima de las rodillas ajustado, y debajo, solo llevaba unas bragas brasileñas negras), y movía mis dedos por encima de la braga, estimulándome ligeramente.

Estaba caliente, viendo como mi compañero de piso se movía su gran polla suavemente mientras veía porno, yo pasaba de mirarlo a el haciéndose la paja a la película porno, que me ponía aun mas cachonda. Mi coño estaba cada vez mas caliente, y decidí dejar de tocármelo por encima, para mover un poco la ropa interior para introducir suavemente mis dedos. La película avanzaba, ella estaba a cuatro patas, mientras el negro no paraba de darle duro con su rabo. Y Pablo seguía a lo suyo, aunque poco a poco iba mas rápido con la paja, su polla estaba algo húmeda.

Yo termine por quitarme la ropa interior y me arremangué el vestido hasta colocármelo por la cintura, de forma que mi coño estaba al aire. Notaba como chocaban mis dedos con mi coño caliente, y ahora si, húmedo. El estaba en el mejor momento, ya se la sacudía con gran fuerza y velocidad. Yo estaba muy cachonda, tenia ganas de entrar ahí y ayudarle, pero, a su vez, me estaba dando mucho morbo esta situación.

Al igual que el aumentaba la velocidad con la se sacudía y se podía ver su capullo algo húmedo, yo hacia lo propio con mis dedos en el coño, mi mano chocaba contra el, esta disfrutando tanto!!.

En la película la jovencita con pocas tetas y depilada, estaba de rodillas, con mirada viciosa, y sonrisa picante, mientras el negro pollón se masturbaba apuntando hacia su cara. Pablo estaba a punto de correrse, mientras se movía el labio, y yo, estaba a punto del orgasmo, mordiéndome también el labio, pero yo para no gritar.

Entonces, a la vez que el negro le echaba todo el semen por la cara de la jovencita, incluida la boca, ella se relamía. Pablo empezó a correrse, el semen le salía del capullo y iba bajándole por su polla y su mano, no paraba salir su liquido, llegándole al pelo de los huevos. Pero el no dejaba de movérsela y yo, yo estaba en pleno orgasmo, la mano con la que no me tocaba sujetaba la braga que antes llevaba puesta, me temblaba, tenia ganas de gemir, de gritar, incluso se cayo alguna gota proveniente de mi coño.

Una vez pasado el momento de éxtasis y haberme relajado un poco, me baje el vestido, limpie con la braga las gotas que se me habían salido en pleno orgasmo, cogí los tacones que había dejado a unos pasos de su puerta y me fui a mi cuarto, donde termine de limpiarme. No seria la única vez que me masturbaría ese día. Ahora mas que nunca, quería seguir jugando con el.