Me follo sin querer, a la madre de mi mejor amigo

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LA MADRE DE MI MEJOR AMIGO

Soy Jose, un chaval de 20 años y ya desde pequeño me gustaba la madre de mi mejor amigo que tiene 42 años. Con 16 años, iba a su casa y nos hacía ropa, nos ayudaba a hacer manualidades… Es una mujer de pelo castaño y alta. Cada vez que estábamos haciendo alguna cosa y se agachaba, se le veía un precioso tanga que me ponía a cien, entonces siempre esperaba a que tuviera que agacharse para poder disfrutar de esa preciosa vista. Cuándo iba a su casa, poco a poco daba un paso más. Un día le cogía los tangas de la bolsa de la ropa, luengo, cogía sus bikinis que tenía en un cajón del lavabo, y lo que más disfruté, fué estar sólo en su casa y entrar a su habitación y estudiar su armario. Es una mujer que le encanta vestir elegante. Su ropa interior eran solamente tangas de distintos tipos, medias negras, de rejilla o de cristal,,, tenía una lencería preciosa. También se solía poner vestidos cortos, pantalones claros que transparentaban mucho, y pantalones vaqueros con camisetas cortas, que al agacharse mucho se podía disfrutar de la vista. Su mayor parte de la zapatería eran tacones de aguja y bailarinas.

Cada vez que iba a su casa, siempre caía una buena paja en el baño o en su cama. Me ponía a cien.

Con 18, me di cuenta de que esta mujer quizás estuviera tonteando conmigo sin yo darme cuenta; recuerdo un día que estábamos cenando en un restaurante con mi amigo, mis padres, ella y yo, y me dice a lo bajito mirando para una chavalita de unos 25 años, “Mira esa guarra que lleva tanga”, y yo me quedé pensando: ¿Qué le respondo?

Pues así era mi pequeña adolescencia erótica con una mujer madura. Durante un par de años, dejé de andar con mi amigo, por lo tanto ya no iba mucho por su casa. Pero ahora con 20, empecé otra vez a ir por allí. Un día me pasó lo inesperado. Estaba con mi amigo jugando a un videojuego, cuando la madre me llamó.

– Jose, me ayudas aquí un momento?

+ Claro que si, qué necesitas?

(Cuando llego a su habitación estaba en tanga con dos vestidos en las manos, uno rojo largo, y otro negro más corto)

– Hoy tengo una cena y no sé qué ponerme. Y como sé que tienes mejor gusto que mi hijo, pues te pregunto a ti.

+ Ah, si, claro. (Se me empezaba a empalmar) Quizás el rojo, que es más seductor para una noche. (Dije yo con una voz frágil)

– Oh gracias, muy buena idea!! Pero… Qué te pasa en la voz?

+ Nada, pero al verte así… Como comprenderás estoy un poco nervioso, jajaja.

– Ah, relájate hombre!! Que hay confianza!! Me ayudas a terminar de vestirme?

+ Claro, claro. Qué necesitas?

– Vete al zapatero que hay en la puerta y coje los zapatos de tacón rojos, mientras, me voy a duchar.

+ Vale, voy. (En ese tiempo, fuí a avisar a mi amigo de que estaba ayudándole a su madre y que aún iba a tardar, entonces éste me preguntó si podía jugar una partida en solitario, que dura unos 50 minutos, y yo, viendo como me iba el asunto le dije que sin problema.)

Cogí los zapatos y subí a junto la madre de mi colega, que justo acababa de salir de la ducha. Estaba desnuda en el baño de su habitación con el secador. Cuando terminó de secarse el pelo, me dijo:

– Jose, me coges un tanga ahí en el primer cajón del armario?

+ Si, si, en cuál de los dos módulos?

– El de la izquierda.

+ Vale, cual quieres?

– En el fondo del cajón, hay una caja con consoladores, preservativos y dos cajitas pequeñas. Cógeme una de esas cajas, son dos tangas iguales, pero uno de color negro y otro de color rojo. El que más te guste.

+ Vale, te cojo el negro, para no ir todo de rojo, hahaha

– Buena idea!! (Se lo doy y se lo pone) Ahora tráeme unas medias. Qué te gustan más, las medias negras normales, los panties o unas de redecilla?

+ Mmmm, me gustan más las medias normales negras, soy más tradicional.

– Buen gusto, yo también soy tradicional. Pero siempre con glamour.

+ Eso por supuesto!! (Le llevo las medias, se las pone y se coloca los tacones sin vestirse antes)

– Te veo muy empalmadillo, o qué?

+ Bueno, esto no lo hago todos los días, hahaha.

– Tranquilo hombre, cierra la puerta y quítate la ropa también, que si no la vas a tener ahí apretada, y no es cómodo. No te preocupes, hay confianza.

+ No me voy a desnudar delante tuya!!

– Pero si yo llevo toda la tarde mostrándote mis intimidades!

+ Ya pero tu eres tu…

– No seas tonto!! Aún te vas a lastimar…

+ Bueeeno, vaaale… (Me saco toda la ropa y me quedo con la polla muy tiesa)

– Madre mía!! Que pene más grande!!

+ Ya, bueno, algunos cantan, otros hacen deporte… yo… tengo un buen pene, jajaja

– Y que lo digas!! Bueno, me coges ahí en la caja de los consoladores una bolas chinas? Voy a ir con ellas puestas, jajaja.

+ Si, claro. Toma.

– Bueno, ahora sí que necesito tu ayuda. Necesito que me las metas. Sólo es un momento.

+ Yo? Pero cómo voy a hacer sexo contigo?

– Venga hombre!! No dije que hicieras sexo, sólo méteme las bolas por el coño!! Además, tienes 20 años, no estás deseando echarme un polvo? Porque tu polla no dice lo contrario!!

+ Bueno, la verdad es que tienes razón. Venga, vamos allá.

– Gracias!! Pero tienes que hacerles sitio primero!!

+ Si. No te preocupes!!

Entonces la tumbé sobre la cama con su lencería y sus tacones puestos y le empecé a lamer el coño. Estábamos los dos muy calientes, y cuando ella estaba bien mojadita, cogí rápido un preservativo de su caja y me lo puse. Empecé a metérsela muy poco a poco, y cuando llegué al fondo, fui apurando cada vez más hasta coger buen ritmo. Ella empezó a gemir y cuando me iba a correr, me saqué rápido el preservativo:

– Venga!! Córrete encima mía!! Quiero ir a la cena con la leche tomada!!

+ Mmmm, tómala!!! Mmmmm!!

Y cuándo me corrí, le coloqué las 3 bolas chinas rápidamente, y nos tumbamos los dos un rato en cama.

Luego de un rato, me dijo:

– Tengo que marchar en un rato. Me ayudas a terminar de vestirme?

+ Claro que sí!!

– Pásame el vestido.

+ Aquí va.

– Súbeme la cremallera.

+ Ya está.

– Pues nada, marcho, espero que podamos disfrutar otra vez. Echas unos polvos de puta madre.

+ Muchas gracias. Yo también espero que se repita, jajaja.

– Así será, quieres que te lleve a casa?

+ Vale, voy a avisar a tu hijo de que ya marcho.

Entonces fuí a avisar a mi colega de que marchaba y me fuí en el coche con su madre.