Me he decidido a contar lo que nos paso a mi mujer y a mí hace dos años durante nuestras vacaciones en una isla española
Después de bastante tiempo queriendo hacerlo me he decidido a contar lo que nos paso a mi mujer y a mí hace dos años durante nuestras vacaciones en una isla española.
Ella tiene ahora casi 40 años, yo tengo 3 menos, vivimos en la península pero viajamos bastante ya que no tenemos hijos.
Las vacaciones son para descansar y olvidar la rutina diaria y vaya si lo conseguimos. Solo llevábamos dos días, dos días perfectos tomando el sol, combinando playa con piscina, comiendo de maravilla y durmiendo más de 8 horas diarias, cosa bastante infrecuente en nuestro día a día.
Al tercer día de estancia decidimos salir a tomar algo por la noche a unos kilómetros del hotel, cogimos nuestro coche de alquiler y nos fuimos a una zona que estaría a unos cuatro o cinco kilómetros. Vimos un pub cerca de la playa y decidimos entrar en ese mismo, no somos de mucho trasnochar, serían las diez y cuarto de la noche.
Debo explicarles que mi fantasía más repetida es ver cómo se follan a mi mujer delante mía, es algo que de solo pensarlo me excita, en alguna ocasión se lo he dicho a ella mientras “calentamos” el ambiente para tener sexo, al principio se avergonzó solo de pensarlo pero yo sabía que le excitaba también y que quizás, quien sabe, un día podría pasar, follar con un desconocido que te pueda atraer con el consentimiento de tu pareja es una fantasía recurrente.
Nada más entrar al pub elegimos una pequeña mesa algo apartada, ella se sentó y yo me dirigí a la barra, pasando antes por el baño ya que me orinaba desde que salimos del hotel. Salí del baño con el móvil en la mano (siempre voy con el móvil en la mano) y fui a pedir al camarero, entonces miré a la mesa y vi que había tres muchachos sentados en la mesa de al lado hablaban con mi mujer, supuse que le estarían preguntando alguna indicación aunque era evidente que mi mujer tenía pinta de turista.
El camarero parecía que lo hacía apropósito y tardo como cinco minutos en preguntarme que quería, la verdad es que estaba solo atendiendo el pub, quizás aún era temprano y habría como unas veinte personas en el local, mientras esperaba miraba cada poco a la mesa y vi como dos de los muchachos se marcharon fuera y solo quedó uno junto a mi mujer, entonces ella me miró y me guiño un ojo, mi sorpresa fue mayúscula la verdad, apenas estuvieron un par de minutos más charlando y él se levantó para marcharse no sin antes darle un par de besos en las mejillas y una especie de caricia en un brazo, no voy a mentir y diré que por mi cabeza pasó mi fantasía, así que me puse algo nervioso y casi tiró las copas al acercarme a la mesa.
“¿No sabía que conocías a nadie aquí? “le pregunté, ella me sonrió y me contesto que era un chico de la zona y que se había propuesto a recomendarle alguna cala bonita de la isla que no estuviera muy masificada de gente o algún sitio para comer esa semana, lo cual no me pareció mal, aunque siempre viajamos con guías y demás, acabamos en los sitios donde va todo el mundo.
Mientras nos tomamos la copa la noté rara, me dijo que quería volver al hotel pronto, lo cual me pareció bien.
Fue en el corto trayecto hasta el hotel donde me lo dijo
“Quiero hacer realidad tu fantasía”
(Pienso que también la suya) y que había citado en la habitación del hotel en una hora al chico del pub. Le había indicado el hotel y la habitación y al chico le había parecido perfecto. El corazón me dio un vuelco y tuve una erección inmediata, el pantalón me iba a explotar. No tuve el valor de decir palabra, no me creía lo que estaba pasando.
Aparqué en la puerta del hotel y subimos a la habitación, en el ascensor nos dimos un beso maravilloso. Antes de abrirse la puerta me sonrió y me dijo
“Espero que te guste”.
Lo que estaba por venir lo había soñado y me había corrido en el sueño, haciendo imposible volver a dormirme si no era con la continuación de ese sueño, en casa teníamos algún consolador y verla como los lame o se los mete es muy excitante, pero hacerlo con alguien de carne y hueso debía ser el no va más.
Creo que podría haberme masturbado diez veces en los cuarenta minutos de espera y me habría corrido otras tantas veces, el nivel de excitación que tenía no lo recordaba haber tenido nunca.
Aún no lo he hecho así que les voy a describir como es mi mujer, 1.60 de altura, unos 50 kilos, morena con el pelo rizado, unos bonitos ojos marrones, poco pecho, una cintura muy marcada y un culo de infarto, el mejor culo que se puedan imaginar. Diremos que está muy bien proporcionada.
Estaba ya bastante morena, aparte de los dos días que llevábamos en la isla ese año había empezado a tomar el sol en el patio de casa, así cogió un bonito bronceado antes que otros años.
Apenas nos vimos en ese tiempo de espera, cogió del armario lo que quería ponerse y se encerró en el baño. Mientras, ordene un poco la habitación, dejé algunos condones en una de las mesitas y el bote de lubricante, bajé la intensidad de la luz y preparé un par de copas con una botellita de champán que había en el mini-bar, yo no tomaría nada, sería como si no estuviera allí, no quería intervenir para nada, solo quería mirar, hacer el voyeur era mi fantasía y la iba a cumplir.
Por suerte la habitación tenía un espejo que ocupaba la mitad del armario, aparte de otro de gran tamaño en la pared, así que no me perdería detalle del espectáculo que me esperaba, no quería estar al lado de ellos y aunque la habitación no era muy grande coloque la butaca en el que me pareció el mejor ángulo para contemplar mi fantasía.
Sobre las doce menos veinte tocaron a la puerta, mi mujer seguía en el baño, así que fui a abrir, el chico no se sorprendió al verme, tan solo paso y le señale la copa por si le apetecía tomar algo.
Apagué el móvil y me senté, él mientras daba pequeños sorbos a su copa y apagaba su teléfono, tendría unos 25 años, 1.80 de altura, moreno con los ojos oscuros y se notaba que iba al gimnasio, no era el típico musculitos pero estaba en forma.
Esperaba de pie junto a la cama cuando oímos que se abría la puerta del baño, lo que vimos a continuación no lo olvidaremos en la vida, al menos yo, se me aceleró el corazón y pensaba que me daría algo, tuve que desviar por un segundo la mirada y respirar hondo.
Apareció deslumbrante, guapísima, apenas tuvo que dar siete u ocho pasos para ponerse delante de él, se había puesto un bonito sujetador de la Perla que le regalé hacia poco tiempo, muy sensual, que dejaba al aire casi todos sus pechos, además se había puesto un tanga de hilo siempre negro junto a un ligero y unas medias que acentuaban sus generosos muslos, todo ello con unos tacones que la hacían estar a una altura más cercana a su nuevo “amigo”.
“Espero estés preparado, necesito que me follen duro”
El sonrió mientras ella le plantó un beso con lengua que ríete del que me había dado a mí en el ascensor una hora antes, mientras se besaban él le agarraba el culo con las dos manos y ella le sobaba el paquete por encima del pantalón.
Tras esa primera toma de contacto le sentó en la cama y le dijo
“Quiero que veas bien lo que te vas a follar”
Apenas unos pasos del baño a la cama habían sido insuficiente para que nuestro “amigo” descubriera el pedazo de tía que tenía delante, así que ando alrededor de la habitación sin mirarme en ningún momento, lo cual me excito aún más.
Al andar por la habitación le miré ese pedazo de culo que tiene y que me pone tanto, además con ese vestuario ni os cuento y para remate tenía la marca del broceado a mitad de cachetes y eso me pone muchísimo. Aunque en casa toma el sol en tanga y tenía alguna marca, los dos días anteriores lo había hecho con un bikini que le cubría a mitad su perfecto culo.
Al chico le brillaban los ojos y ya se estaba imaginando lo que le venía encima, si había alguien con suerte en esa isla en ese momento, aparte de mí claro está, ese era aquel desconocido que estaba a punto de follarse a mi mujer.
Ella se acerco y le recostó apoyado en los codos, le abrió la camisa y le lamió el pecho, alrededor de los pezones y bajó por el vientre, entonces mirándole a los ojos y sonriéndole le desabrocho el cinturón del vaquero y metió la mano en el calzoncillo.
Dos segundos después le saco la polla, no era ninguna bestialidad, lo cual supongo no es bueno ni malo, tendría unos 15 o 16 centímetros y era un poco más gruesa que la mía, estaba tiesa como la mía, aunque a la suya le iban a dar una buena sacudida.
“Menuda polla me voy a comer”
No tardo en empezar uno de sus “trabajos” que a mí me vuelven loco, reconozco que muchas veces no puedo evitar correrme cuando me come la polla, intento aguantar pero me es imposible, no renuncio a ese placer que me provoca, pero nuestro “amigo” parece que aguantaba bastante y eso era perfecto.
Empezó a lamerle los huevos para después metérselos en la boca de uno en uno, mientras le sujetaba la polla con una mano, el anfitrión dejo caer la cabeza para atrás, momento que ella aprovecho para mirarme a través del espejo, fue su primera mirada con un par de huevos de otro en la boca, estaba disfrutando como un enano, quien se lo diría, un pedazo de tía le estaba comiendo la polla y se le entregaría en breve y sus amigos dando vueltas de pub en pub para pasar la noche.
De su polla empezaba a salir un líquido transparente que mi mujer lamía y tragaba para volver a dejársela seca cada pocos segundos, así empezó a lamerle la punta de la polla, que la tenía a reventar, ya he dicho que mi mujer hace unas mamadas de locura, juega con su lengua y es capaz de tragarse un rabo como ese no sin poco esfuerzo.
Cuando empezó a mamar y pajearle pensé que se correría, a mí me pasa, pero este tío aguantaba como un campeón, creo que del pub se marcho a su casa a hacerse las diez pajas que me podría haber hecho yo y así poder portarse como un semental en el hotel.
Como cinco minutos después cesó de mamársela y se abalanzo encima de él, se besaron durante un buen rato mientras se comentaban lo que estaban disfrutando los dos, yo no hablaba, pero creo mi satisfacción mínimo igualaba a la de ellos.
“¿Qué te parece si me comes tu ahora?”
El no se lo pensó, se puso en pie, se terminó de desvestir y ya completamente desnudo la puso a cuatro patas encima de la cama, se agachó y empezó a lamerle las nalgas, algo que le encanta, le pasaba la lengua por todo su culo sin acercase aún a su coño ni su agujero.
Después de unos minutos el se paró y le acarició el coño sobre el tanga, ya abultaba un montón y estaba muy mojado, mi mujer tiene coño muy grande, es la verdad, hay tanguitas que apenas lo pueden contener, tienes unas labios muy carnosos y un clítoris que debes abrir la boca bastante para que te entre en la boca, sin cambiar de posición, le retiró parte del tanga y estoy seguro ese chico no había visto un coño así en la vida, recién rasurado, le miré y pude ver lo sorprendido que estaba, la polla le chocaba contra las sabanas y tenía que “colocársela” para estar más cómodo.
Fue poner la lengua sobre su coño húmedo y la cara de mi mujer se transformo, ahora sentía un placer infinito, empezó a moverse para presionar su coño cobre la lengua, quería llevar ella el ritmo, entre la saliva de él y los flujos de ella ambos estaban más que lubricados.
Quería que me mirara pero en ese momento tenía los ojos cerrados, yo sabía que no tardaría mucho en correrse, en mi boca lo hacía frecuentemente.
El chico era un campeón tal y como estaba demostrando, tras un rato comiendo el jugoso coño se detuvo, desengancho el ligero y le retiró el tanga, para mi suerte lo tiró al lado mío, no me lo pensé y lo cogí, estaba empapado y sabía a ella, inconfundible.
Sin preguntar le abrió el culo y le empezó a lamer el agujero, entonces sí me miró mi mujer, reconozco que aunque no me corrí totalmente, en ese momento mis calzoncillos estaban más mojados que su tanga, me miraba mientras se mordía el labio, estaba recibiendo una serie de lametones que la volvían loca, en alguna ocasión me había recocido que podría correrse solamente con ese tipo de lametones, ella mismo se puso las manos en sus propios cachetes para abrirse bien y facilitar la labor, tras lamerle unos minutos la intento penetrar con la punta de la lengua, ella ayudaba empujando e indicándole con un simple sí, si debía empujar más o menos.
Al rato decidió darse la vuelta ella misma, seguro cansada de la posición, tras otro largo beso con las lenguas más fuera que dentro de las bocas, se recostó y guió la cabeza del chico hasta su coño nuevamente, ahora tumbada en la cama le abrazaba la cabeza con sus muslos a medio cubrir por las medias.
Fueron como 10 minutos lamiéndole de diferentes maneras el clítoris como se corrió por primera vez, se retorció de placer, él la acompañaba perfectamente, parecían sincronizados, si no fuera porque lo sabía, diría que llevaban años follando.
Fue ella quien le apartó cuando llegó al clímax, para apenas descansar un minuto, tiempo que el empleo en colocarse un condón y tumbarse al lado de ella para volver a besarla, ella le respondió besándole nuevamente con pasión y acercando la mano a su polla para comprobar cómo andaba de dura.
“Ahora te voy a sacar hasta la última gota de leche”
A veces mi mujer suelta una de estas frases que nunca diría que saldrían de su boca, pero que pueden acelerar en mi caso una eyaculación generosa.
Tumbado él, ella se coloco encima y empezó a cabalgarlo, consiguieron rápidamente un movimiento perfecto que hacía que la polla entrara y saliera casi por completo, con el correspondiente placer que ello provocaba sobre todo a él, tras unos minutos cambiaron de posición, ahora ella se giró, de manera que su cara quedó enfrente de la mía y el culo de ella diera a la cara de él, es una de mis posiciones preferidas, porque mientras follamos puedo verle el pedazo de culo que tiene abrirse y cerrarse, aparte de disfrutar de su pedazo de coño en acción, ver como su coño hace desaparecer mi polla, pero ahora era otro el que disfrutaba de ese momento, algo veía yo a través del espejo y comprobada que él estaba mirando y disfrutando lo mismo que suelo hacer yo.
Ahora mientras ella saltaba sobre la polla me miraba, me miraba fijamente, estaba disfrutando, los dos lo hacíamos, al invitado ni lo considero, porque estaba levitando prácticamente, ella no me decía nada, pero podía leer lo que pensaba, ¿esto es lo que querías no? Pues aquí lo tienes, mira como me follan y me follo a este semental.
Me hubiera levantado y la hubiera besado, pero logré contenerme, no quería participar en esta primera fantasía cumplida.
Entre una cosa y otra llevarían casi tres cuartos de hora follando como animales y el no podría resistir mucho más.
Por decisión suya la volvió a poner de nuevo a cuatro patas y muy suavemente le metió toda la polla en el coño, hasta el fondo, poco a poco fue acelerando el ritmo a lo que ella ayudaba con un movimiento perfecto, antes de acabar llegó otro momento inesperado que nos dejó a los dos hombres aun más sorprendidos, en plena carga de pollazos giró la cabeza y le dijo:
“Pégame, dame manotazos en el culo, pónmelo caliente mientras me hundes la polla dentro”
Eso le ponía más, mientras ella se frotaba de nuevo el clítoris, el no frenó ni un momento las sacudidas y al mismo tiempo le golpeaba con la palma de la mano en el culo, primero con la derecha y después con la izquierda, ella continuaba con su “SÍ”, que pasó de susurro a casi grito.
Nuestro héroe no aguanto más y cogiéndola de la cintura di unas sacudidas finales que daban a entender que se estaba corriendo como no lo había hecho en la vida, efectivamente, segundos después sacó la polla y del condón colgaba un montón de esperma, los dos estaban agotados, ahora se reían y se mostraban más que satisfechos.
El se acerco al baño para retirarse el condón y darse con un poco de agua, en apenas un minuto volvió a la habitación y se acerco a ella que seguía tumbada.
Se volvieron a besar, lo que yo pensaba que era un beso de despedida se alargó y sorpresa, otra vez se le estaba poniendo la polla dura, mi mujer no se lo pensó y empezó a volver a mamársela, de ahí a que se volvieron a acomodar, el tumbado y ella encima, sin soltarle la polla en ningún momento le puso el coño en la cara bien abierto y ambos siguieron comiéndose, esta vez no tardaron otra hora en correrse, pero sí que lo hicieron los dos al mismo tiempo, tras diez minutos de mamada y comida de coño ella empezó de nuevo a agitarse mientras esta vez tenía la polla dentro de la boca, mientras mamaba le hacía una paja a una velocidad considerable, y entonces él también se corrió de nuevo, podía ver como la leche le salía de la boca porque seguía chupándosela, lo de sacarle hasta la última gota no iba de farol.
Ahora fue ella la que fue al baño para escupir todo lo que llevaba en la boca y lavarse los dientes, cuando salió el ya se estaba vistiendo, creo no tenía fuerzas ni para atarse los cordones, ella se había puesto un salto de cama que apenas le cubría nada y que le favorecía como todo lo que se pone, yo seguía sentado y había vuelto a encender el móvil para hacer pasar tiempo, antes de marchase se dieron un simple pico y nos dejó apuntado su móvil en la mesa de la habitación, solo comentó que si necesitábamos algo esa semana que le diéramos un toque.
“Creo que lo haremos”, dijo ella
Y se fue, supongo el tío más feliz del mundo.
Cuando nos quedamos solos nos abrazamos y nos besamos, nos dijimos lo mucho que nos queríamos y nos metimos en la cama, hicimos el amor antes de dormir, ya habíamos tenido suficiente espectáculo, así que se puso sobre mí, se la metí y a los pocos minutos me corrí, nos quedamos dormidos abrazados.
¡Las fantasías se cumplen!