Mercedes, después de 10 años sin estar con un hombre cuando tuvo sexo pareciera que tuviera el coño virgen
Ella tenía una expresión de lujuria y deseos que con solo esa expresión sabía que estaba deseando esa verga entrando hasta lo más profundo de sus entrañas. Dejé la punta de mi verga justo a la entrada de su vagina, e introduje ese pedazo de carne, Meche gemía, gritaba, se retorcía, no sé si de placer o dolor, las dos cosas se conjugaban en ese momento, su conchita debe estar casi virgen.
Este es un hecho para mi casi increíble, que ni yo mismo lo podía imaginar que sucedería.
En el año que me casé con mi esposa (1988) y por motivos de trabajo nos trasladamos a la cuidad en donde actualmente vivimos, al llegar sin conocer prácticamente a nadie, comenzamos hacernos amigos de algunas personas en el trabajo y de nuestros vecinos, pero con una familia: un matrimonio con un hijo comenzamos a tener mayor afinidad, ellos fueron los primeros que nos invitaron a su casa. Don Froilán que en esos años tendría unos cuarenta y cinco años, bajito 1.65 mts aprox, medio gordito y pelado y doña Mercedes que era bastante más joven unos 34 años, una mujer muy distinguida, un poco más alta que don Froy y muy hermosa de unos ojos negros impresionantes y su cuerpo muy bien proporcionado. (Puedo decir a primera vista que se caso por conveniencia) ya que con el tiempo en que nos fuimos conociendo y la confianza hizo que nos fueran contando algunas cosas de su vida personal.
Fue así que supimos que se conocieron cuando doña Meche (Mercedes) llegó a trabajar en la tienda y zapatería que tenían los papás de don Froy (Froilan) ella tenía veinte años y don Froy treinta y uno, nos contaron que al verse fue amor a primera vista, se enamoraron perdidamente y a los pocos años se casarón (cuatros años después) y en su matrimonio tuvieron solo un hijo. Su único hijo que se llamaba Pedro en honor a su abuelo por parte del papá cuando nosotros lo conocimos (1988) tendrá unos ocho años. Don Froy y doña Meche a nosotros nos adoptaron como parte de su familia y surgió una linda y verdadera amistad. Al poco tiempo que llegamos mi esposa Catalina comenzó a trabajar con ellos en su tienda. Ya que lo pasaba durante el día prácticamente sola, yo en mi trabajo que me quitaba mucho tiempo, aun no teníamos hijos, después que llegaron los hijos Katy dejo de trabajar.
Debo decir que don Froy y doña Meche desde que los conocí lo vi muy involucrados en su trabajo. La familia por parte de don Froy nosotros conocimos, el era el único hijo también y la familia de doña Meche no se mencionaba, ni la conocimos. Para cualquier cosa domestica ellos recurrían a nosotros como nosotros a ellos y así fueron pasando los años y prácticamente éramos mas familia que nuestras propias familias sanguíneas.
Lo que cambió el transcurso de las vidas de don Froilan y doña Mercedes fue la muerte de su hijo y los padres de don Froy. Ellos salieron de vacaciones con su nieto, como muchas veces lo hacían, mientras ellos se quedaban a administrar las tiendas, ahora eran tres las que tenían, cuando tienen un accidente y fallecen los tres. Una terrible tragedia, anduvieron muy mal por mucho tiempo y allí estuvimos nosotros para consolarlos y ayudarlos a salir de esto tan terrible, que a nosotros también nos afectó, doña Meche le costó menos recuperarse, pero don Froilan quedó tan afectado por la pérdida de sus padres y su hijo que comenzó a beber con demasía, a tal punto que abandonó su trabajo, poco le importaba, eso sí debo decir que nunca se portó mal con su señora, mi reina como él le decía y siempre tomaba en su casa.
Doña Mercedes tuvo que asumir toda esa responsabilidad y nosotros la apoyábamos en lo que podíamos. Al final Katy comenzó nuevamente a trabajar en los negocios y le ayudada a doña Meche. En su casa tenía una persona que trabajaba por las mañanas, le hacía el aseo y comida, en ese aspecto no tenía problemas, pero trabaja de lunes a viernes solamente.
Un día viene Katy y me dice que doña Mercedes quería proponerme algo y que después del trabajo pasara al negocio o vaya a su casa, pasé al negocio donde ella lo administraba y tenía las oficinas principales. Como siempre le caracterizaba a doña Mercedes muy amable y su trato familiar conmigo, me hace pasar a su oficina y me dice: Le he dicho a Katy que vinieras porque quiero proponerte algo, que será doña Mercedes le digo, Mira Jaime, tú conoces bien nuestra situación, yo realmente no puedo seguir con este ritmo de trabajo y de repente voy a explotar, con mi marido no puedo contar así que te ofrezco que te vengas a trabajar conmigo y te hagas cargo tú de los negocios, se que eres un hombre muy inteligente y en la única persona en quien puedo confiar, pues son parte de nuestra familia. Pero doña Mercedes yo no se nada de negocios, el trabajo que realizo en mi empresa es otro. No te preocupes yo te voy a enseñar y además Katy como ya sabe algo ella también te ayudará, no quiero que me contestes ahora, quiero que lo pienses y después me contestes, por sueldo no te preocupes, aquí vas a ganar mucho más y nadie te va a estar controlando, tú vas hacer tu propio jefe y yo siempre a tu lado.
Lo analizamos muy bien con Katy, ella me dijo que doña Meche es muy buena y que tiene un muy alto concepto de nosotros, nos estima como hijos, que debía aceptar, no tanto por las condiciones económicas sino por lo que ellos también significaban para nosotros. Llevaba en mi empresa como doce años trabajando, así que renuncié y comencé a trabajar en las Tiendas de don Froilan y doña Mercedes como administrador general.
Con doña Mercedes nos veíamos a diario y empezó más que un trato familiar que ya teníamos, un trato de confianza, de amistad, de contarme sus secretos, muchas veces, salíamos a comer, a veces con Katy otras veces solos, comencé a ser para ella, como la persona indispensable en su funcionamiento y desenvolvimiento como persona, para cualquier cosa que necesitaba me llamaba, muchas veces tuve que ir a acostar a don Froilan a su cama, porque no se podía de ebrio que estaba, allí pude darme cuenta que tenían camas separadas y no era para menos, todas estas cosas lo hacíamos con Katy que quería mucho a don Froy y nos daba pena verlo de esa manera, casi nunca estaba sobrio. Este martirio para doña Mercedes fue por varios años.
Un día don Froilan se empezó a quedar en la cama no quiso levantarse, aunque le dábamos ánimo para que se levante no lo hacía, ahora nosotros sabíamos muy bien que lo que pasaba, que el alcohol lo estaba consumiendo, pero él era muy porfiado y no nos hacía caso y menos quería ir al hospital. Una noche nos llama doña Mercedes y nos dice que por favor lleváramos a don Froilan al hospital, pues estaba botando sangre por la boca y por el ano, nos asustamos mucho el diagnóstico médico fue: que se había reventado por dentro por la ingesta de mucho alcohol y que no se podía hacer nada por él, que había que esperar un desenlace fatal en cualquier momento, que lo único que podían hacer era darle unos calmantes para mitigar el dolor y el tiempo que le quede no sea tan doloroso.
Duró como una semana y falleció, doña Mercedes como que estaba preparada, pues no le afectó tanto y ella misma se daba ánimo y que esto tenía que seguir, ahora decía, estoy prácticamente sola en este mundo, gracias que los tengo a uds, que son como mis hijos, mi única familia. Muchas veces no venía a trabajar, pero me avisaba y me decía no se olviden de pasarme a ver, su compañía me hace bien.
Hace tres años sucedió un hecho para mi increíble, que cambió totalmente el trato con doña Mercedes. (Ella en ese momento tenía 47 años aprox. y yo 38 años. Pero debo confesar que no los representaba) Un sábado en que no vino a la tienda como las 10:30 de la mañana me llama y me dice, Jaime por favor, ¿puedes venir? sucedió algo en el baño, puedes venir a ver para llamar un plomero o a lo mejor tú lo puedes arreglar, voy enseguida doña Meche le dije, le avisé a Katy que me había llamado doña Meche, porque tenía un problema con el baño y que iba a su casa, para ella era normal que fuera en auxilio de doña Meche… Tomé la camioneta de la tienda y fui donde doña Meche. Ella sale abrirme, estaba con una bata de levantar, blanca, me puede dar cuenta que estaba sin ropa interior, ya que sus pechos y los vellos en su vagina se dejaban ver por la transparencia de la bata. Yo se que ella no se dio cuenta que su bata traslucía su desnudez, pero yo si, nos saludamos como siempre y me dice: Estaba a punto de bañarme y me di cuenta que no tenía agua caliente y yo con agua fría no me baño, no sé qué pasó, ¿por favor puedes fijarte?, yo no entiendo nada de eso, Froilan, él se encargaba de todo esto, como ahora no está y no hay un hombre en la casa, además no está la sra que me ayuda en la casa, tú eres el único a quien puedo recurrir como en tantas oportunidades.
Nos fuimos los dos al baño y exactamente salía pura agua fría y en ese tiempo sale mucho más helada porque era invierno, observé que en el baño todo estaba en orden, así que le pregunté donde estaban las calderas, que a lo mejor allí estaba el problema, me mostró el lugar un cuarto pequeño y hacía una calor, ya que estaba en calefactor que entregaba el calor de la calefacción a toda la casa y también para el agua caliente, yo me saqué la chaqueta que llevaba puesta y comencé a ver las cañerías, vi que una estaba derramando agua y veía a simple vista que estaba bastante deteriorada y a lo mejor estaba agripada y ese era el problema, le pregunté que si ella sabía donde don Froy guardaba sus herramientas, al momento me muestra y sacó una caja de herramientas, había de todo tipo, así que saqué las que necesitaba, yo sabía bastante de plomería, doña Mecha estaba al lado mío observando.
Yo de reojo miraba esos pechos bastante grandes que tenía y debo confesar no los tenía tan caídos y esa conchita peluda que se le notaba, todo era muy disimulado para que ella no se diera cuenta, mientras trataba de ver la falla, doña Meche me hablaba diferentes cosas, yo tenía calor así que seguí sacando prendas de vestir, el chaleco que llevaba, quedé en camisa, hice fuerza para tratar de mover la llave de paso, y lo que logré que se rompiera por lo gastada que estaba, que comenzó a salir agua que me mojó y también a doña Meche, era agua caliente, no para quemarnos si para mojarnos y quedar empapados, como pude traté de que no siguiera corriendo y siguiera desparramándose por todo el cuarto, me di cuenta que había una llave de paso que cortaba todo, así lo hice.
Estábamos todos mojados ahora se podía en toda extensión de la palabra ver sus pechos y concha es mas no se dio cuenta que por tratar de ayudarme a cortar el agua se le soltó la cinta que abrochaba su bata y estaba prácticamente mostrándome toda su desnudez.
Después de ese incidente y que el agua había dejado de correr doña Meche me dice: Jaime sácate esa ropa mojada y entre las ropas que aún conservo de Froilan hay una bata de levantar, esa te puede sacar del paso por ahora, mientras se seca la que tienes o traen otra para cambiarte.
Me voy al baño y no me preocupé de cerrar la puerta, mejor no me di cuenta que no la había cerrado, estaba tal como vine al mundo cuando se abre la puerta y entra doña Meche, entra rápidamente, que parece que no se había percatado de que yo estaba desnudo hasta que ya estaba adentro del baño y muy cerca mío. La impresión de ella como la mía fue de asombro por su parte y por parte mía de pudor no porque una mujer me viera desnudo, sino que fuera doña Mercedes.
Mi verga no estaba tan flácida, tenía una erección bastante pronunciada, que ella no tuvo otra cosa que decir: primero disculparse por lo inoportuna que fue y lo que dice después hizo que mi verga tomara toda su erección, ”¡que herramienta que te gastas Jaime!” como me gustaría que me arreglaras este desperfecto que tengo ya hace varios años, que ya está haciendo como las cañerías se estén agripando por el poco uso. Yo no sabía qué hacer, ni que decir, al ver que quedé inmóvil doña Meche me dice: Jaime tú no te has dado cuenta que soy una mujer y que necesito como todos los seres humanos satisfacer mis deseos sexuales, ahora al verte despertaste ese deseo que por muchos años he tenido reprimidos, sabes cuantos años no estoy con un hombre que me haga sentir y gozar como mujer, más de diez años, desde que falleció nuestro hijo.
Te puedes dar cuenta, soy una mujer joven todavía, tú sabes mi edad y estoy en la plenitud de mis fuerzas aunque sé que puedo hacer feliz a cualquier hombre, al decir cualquier hombre, no estoy diciendo que me voy a ir con cualquiera, aunque pretendientes no me han faltado y oportunidades tampoco, aun cuando estaba vivo Froy. Tú que me conoces soy una mujer muy respetada y respetable y he guardado hasta este momento mi reputación para que nadie me apunte con el dedo y no tenga nadie que decirme nada. Esto que ha pasado aunque fue por casualidad y nunca pensé verte en estas condiciones han despertado en mí ese deseo de estar con un hombre y disfrutar de los placeres sexuales como toda mujer. Olvidémonos quiénes somos y complace a esta mujer que está deseosa de placer y de sexo, yo escuchaba y seguía como petrificado.
Pensaba para mí, pero doña Meche ¿Ud a sido como nuestra mamá? Pero me contestaba a mi mismo: pero no lo es. Mi pene seguía erecto y esa conversación más me la endurecía, pero lo que hizo después no me dejaron dudas de que estaba dispuesta a satisfacer sus deseos, deja caer su bata y queda completamente desnuda y dice: mi cuerpo todavía está bien proporcionado aunque no lo cuido lo suficiente, aun sus partes están en su lugar, en ese momento le dije: claro que está muy bien doña Meche, y sé que puede hacer feliz a cualquier hombre como dijo. Pero yo quiero que seas tú que me haga feliz me dice muy resuelta, me toma de la mano y así como estábamos desnudos se dirigió a su dormitorio matrimonial. Yo aproveché de llamar a Katy y avisarle que iba a demorar y que iba a estar bastante ocupado en el sótano y que no me llamara.
Desde que Froilán comenzó a beber, dice doña Meche, apartamos cama y nos fuimos ambos a otra pieza de las que tenemos en la casa, no lo quise dejar solo, hasta el último momento estuve con él y eso tú lo sabes. Ahora quiero que seas el hombre que nuevamente ocupe esta cama y duerma conmigo, para mi será algo muy especial y también que mejor con el hombre que a venido a suplir muchas de las falencias en mi vida.
El dormitorio era hermoso, una tremenda cama y muchos muebles estilo Luís XV, muy bien decorado, todo conjugaba, por lo que pude darme cuenta parecían todo nuevo o estaban muy bien conservados. En la cama resaltaba un cubrecama blanco con unos almohadones rosados, el ambiente dentro del dormitorio muy acogedor por la calefacción central que temperaba cada pieza de la casa.
Jaime hazme sentir nuevamente una mujer, no me hagas quedar con estas tremendas ganas que tengo, de sentir esa verga dentro mío, por favor compláceme y satisfáceme. Si la voy complacer doña Meche le dije, por favor llámame Meche o Mercedes que suena mejor y no me hace sentir tan vieja, hace mucho que quería que me llamaras así, espero que de ahora en adelante cuando estemos solo, me llames por mi nombre y no por doña, está bien le dije.
Comienzo a acariciar su cuerpo, sus pechos bastante abultados, duros y no estaban tan caídos, los empecé a besar muy suavemente, tan delicadamente como lo merecía ella. Comencé a profanar ese cuerpo de diosa que por más de diez años no había sido tocado por mano de hombre, ella gemía y decía que bien se sienten tus manos recorriendo mi cuerpo y tus labios tocándome y besándome, seguíamos de pie a un costado de la cama, dirijo mi boca hacía su boca y un beso apasionado estaba sellando nuestro encuentro pasional del momento, parecían que nuestras lenguas se habían trenzado en una lucha encarnizada por disfrutar la una de la otra, mientras nuestras manos las mías y las de ella recorrían y hacían su trabajo de exploración.
Ella en un momento toca mi verga muy suavemente, como pidiendo permiso para tocarlo me dice: cuantos años que no tocaba ni tenía un pene en mis manos y nunca uno tan grande, cuando te dije hace un rato que grande tienes tu herramienta, lo estaba diciendo de verdad, yo también me animé y comencé acariciando su vagina con abundante vello que la hacía muy apetecible para ser tocada, me introduje en su abertura, sus labios vaginales y pude comprobar que estaban expeliendo abundante líquido seminal, el solo hecho de rozar su vagina hicieron que se contoneara, gimiera y gritara descontroladamente, le metía uno, dos y tres dedos en su concha.
Ella con su mano hacía una felación agradable en mi verga, después de estar un rato, besándonos, acariciándonos y tocándonos descontroladamente, la tomo en mis brazos, la aprieto hacia mí, como haciéndola sentir segura y que ahora es de mi propiedad, la levanto y así cargada la llevo como hombre que lleva a su novia al lecho nupcial por primera vez, la dejo caer muy suavemente sobre ese cubrecamas blanco, dejándola entre los dos almohadones rosados, yo me acosté a su lado y nuevamente la comencé a besar en los labios, abundante saliva le dejaba beber de mi boca, para que degustara ese sabor de hombre, seguí mi exploración bocal, chupaba sus pechos, que ahora en la posición en que Meche se encontraba, se exponían como dos volcanes a punto de erupcionar, estaban impresionantes, creo que en los años de estar con mujeres no había aun tenido y degustado de dos melones como esos, así que chupé, succioné, chupé y chupé, como queriendo sacarle leche y hasta quedar extasiado.
Luego seguí hacia su estomago, ombligo, pelvis, que besaba, acariciaba, mordía y lengüeteaba como león con su presa, mientras estaba en eso pensaba: sigo más abajo o a lo mejor Mercedes se incomode, pues creo que nadie aun le ha besado, lamido y chupado su conchita, ella con sus manos acariciaba mis espaldas, mi cabeza como haciendo un masaje capilar, estaba en eso pensando cuando siento que empieza hacer presión con sus manos sobre mi cabeza, para seguir más abajo, no tuvo que decírmelo solo con ese gesto comprendí que debía seguir mi exploración hacia esa concha velluda hasta más no poder, así lo hice, ella abrió sus piernas dejando al descubierto esos labios vaginales listos para ser devorados por esa boca que hasta el momento estaba realizando un excelente trabajo, tomé sus piernas se las encogí, despejé sus labios vaginales de los abundantes vellos que tenía a los costados, comencé un ritual de succión, lengüetear e introducir mi lengua en esa cavidad nunca antes explorada de esa manera por hombre alguno y que expelía abundantes jugos, manjar delicioso a mi paladar.
Ella no daba más de la calentura que tenía y la excitación y me decía, así Jaimito, así mi amorcito, hace gozar y vuelve loca a esta mujer que ha estado impedida de gozar por tantos años, se retorcía como una serpiente sobre su presa, en ese momento comienzo a percibir y a escuchar por sus labios, mi amor, mi vida me estoy corriendo, me estoy corriendo en tu boca. Que deliciosa sensación que estoy sintiendo, yo comenzaba a ser testigo presencial, mi boca mejor dicho de esos abundantes jugos que brotaban mientras mi lengua y boca seguían moviéndose, succionando y bebiendo esos jugos de esa conchita. Meche me decía: me estás haciendo la mujer más feliz de la tierra, nunca me habían chupado mi vagina, que delicioso lo sentí y es primera vez que acabo sin penetración, de las pocas veces que recuerdo que acabé.
Abundantes jugos desparramó por su concha, que algunos cayeron en la cubrecama. Ahora Mechita te voy a meter esta verga que está ansiosa de poseerte, se la muestro, estaba como un palo de dura y grande, ahora vas a sentir un pene de verdad, ella tenía una expresión de lujuria y deseos que con solo esa expresión sabía que estaba deseando esa verga entrando hasta lo más profundo de sus entrañas, yo no necesitaba que ella me dijera que se lo metiera despacio pues sabía que ya muchos años no había sido penetrada ni había tenido sexo. Así que la acomodé bien, tomé nuevamente sus piernas, se las levanté, se las abrí, así abierta como estaba le di unos golpecitos en su concha con mi pene, como diciéndole con ese acto, ahora Meche te voy a castigar de placer, ella saltaba y me decía, dale más, más fuerte, castígame con ese garrote papito, dale a esa concha, pues se está portando mal, luego de ese castigo placentero, pienso yo…
Dejé la punta de mi verga justo a la entrada de su vagina, la acomodé lo mejor posible para que la penetración sea de placer y no un martirio para ella. Comencé a hacer presión suavemente e introducirle ese pedazo de carne, Meche gemía, gritaba, se retorcía, no sé si de placer o dolor, creo que las dos cosas se conjugaban en ese momento, piensen más de diez años sin ser penetrada, su conchita debe estar casi virgen…
Mi verga estaba entrando muy apretada, percibía el dolor que Meche sentía, así que paraba un momento y seguía muy despacio con la penetración, era como si la estuviera desvirgando de nuevo, sentía como la punta de mi pene iba explorando esas cavidades muy bien lubricadas e iba tomando posición de ellas, fue realmente un ritual esta penetración, no quería de Meche sufriera es por eso que demoré bastante rato, hasta ver que la tenía totalmente penetrada, al estar toda mi verga dentro de ella, comienzo muy despacio a moverme, después de un momento Meche empieza también a moverse, eso me hacía entender que comenzaba disfrutar la penetración, los movimientos se fueron intensificando y los quejidos, los gritos de satisfacción también, era una locura lo que estaba sucediendo en ese dormitorio, a mi ligerito me vinieron las ganas de acabar, pero lo controlaba, pues bajaba la intensidad de los movimientos.
Aproveché de decirle a Mercedes: Goza querida, goza por los años que no lo hiciste y muchas cosas más, a lo cual ella también me respondía: soy muy feliz mi amorcito y quiero seguir gozando por mucho tiempo si tú quieres, claro que sí, estoy para complacerte también en lo sexual.
Por varios minutos estuvimos en un mete y saca fenomenal que ahora ya no podía contener mi eyaculación, así que le dije estoy por acabar, acabo adentro o afuera, ella me dice sin ni siquiera pestañear, adentro, adentro, siembra tu semilla en mí por favor mi amor, quiero sentir tu leche recorrer mis entrañas y empaparme de ella.
Comienzo a verter mi semen en su concha que se habría con más ganas para recibirlos, estaba en eso cuando ella empieza a gritar, me voy de nuevo, me voy de nuevo mi amor, no sé cuantas veces he acabado que perdí la cuenta. Luego de haberle dado toda mi leche me recosté encima de Meche la acaricié de nuevo, la besé muchas veces en la boca y le dije: Espero que hayas gozado y disfrutado querida mía.
La hora había transcurrido vertiginosamente y había sido testigo mudo de esa horas de placer incontrolable se dos cuerpos sedientos de amor.