Mi esposa conoce la sumisión y la pone demasiado cachonda
Esta historia es real y ocurrió cuando mi mujer Ana tenía 20 años y yo 23,solo cambió los nombres.
Estábamos de vacaciones en el pueblo de mis padres en Toledo y fuimos a pasar la tarde a Talavera y paseando nos encontremos con un amigo mío que también solía ir al pueblo y vive en Madrid, empecemos a hablar y se nos hizo, y mi amigo Manu nos invitó a cenar en el piso que tiene en Talavera y de paso conocer a su mujer.
Al entrar a su casa aparece su mujer vestida de criada (por llamarlo de alguna forma) con un sujetador que solo le tapaba la parte de abajo y los pezones le quedaban a la vista negro con puntilla blanca, un mini delantal blanco, medias de rejilla negras con zapatos de tacón de aguja y una cofia de sirvienta que al vernos pega un grito y sale corriendo.
Manu: quieta perra quien te ha dado permiso para moverte.
Nos explica que su mujer Gemma es también su sumisa pero no a todas horas, solo cuando quieren tener sexo y que no esperaba encontrarla hoy así.
Manu: si estáis incómodos se puede vestir.
Ana: no no que se quede así tengo curiosidad de ver como se comporta una sumisa.
Manu: perrita ven que te presente a mis amigos.
A mi la contestación de Ana me sorprendió pero si a ella le daba igual yo no me iba a quejar.
Al acercarse Gemma me doy cuenta que tiene unas pinzas en los pezones y están unidas por una cadenita.
Manu: perrita trae unas cervezas y encarga unas pizzas.
Al darse la vuelta para ir a la cocina veo que del culo le cuelga una especie de cola (luego me entero que es un plug con cola de caballo).
Hablamos y tomamos las cervezas sentados en la sala y Gemma de rodillas en el suelo y bebiendo la cerveza de un cuenco de perros, mientras a Ana le empieza a hacer efecto la cerveza y se atreve a hacer más cosas.
Ana: Manu tu perrita sólo es para mirar o se puede tocar.
Manu: puedes hacer lo que quieras con ella.
Mi mujer empieza a tocarla el culo, las tetas, a tirar de la cadenita y pegarle palmadas en el culo y en las tetas cuando de pronto tocan el timbre.
Manu: es el pizzero voy a abrir.
Ana: como que vas a abrir tu teniendo criada.
Manu: pues tienes razón, anda perrita ve a abrir.
Gemma nos mira con cara de asombro pero va a abrir la puerta.
Al abrir la puerta al repartidor casi se le caen las pizzas, en eso aparece Ana le pega una fuerte palmada en el culo a Gemma y le dice que ya paga ella y que puede llevar las pizzas a la cocina haciendo que Gemma se de la vuelta y le enseñe el culo al repartidor.
Cenamos igual que antes, osea todos sentados y Gemma en el suelo.
Ana: perrita quieres un trozo pues ladra pidiendomelo.
Y ahí estaba Gemma a 4 patas meneando el culo y ladrando para que Ana le diera de cenar y acariciandola.
Al despedirnos Ana y Gemma se estuvieron besando y metiendo mano en la puerta de salida.
Al llegar al pueblo follamos como locos y Ana me comentó que eso de la sumisión le había puesto como una cerda y que igual le gustaría probarlo.
Pero eso será en otro relato.