Mi esposa se encuentra con un negro y yo lo veo todo

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Cómo acabé mi último relato (El nuevo macho para mi esposa, su PRIMO) lo deje diciendo que hubieron más sorpresas esa noche. Estando comiéndole el coño a mi esposa lleno del lechazo de Txema, este me dio un azote en mi culo y me sorprendí, pero hasta que no acabe con la corrida de Leticia en mi boca no pare. Txema era ver a su prima desnuda y volver a empalmarse, le decía todo tipo de guarradas y mi esposa sonreía a cada una de ellas y se ponía cachonda. En la conversación con Txema, como dijo mi esposa, le puse al día de todo lo que queríamos y él lo aceptaba todo, pero varias veces me dijo que algunas cosas había que hablar con la puta de la casa, término que decía una y otra vez. De hecho cuando apareció Leticia, su primo dejó de hablar conmigo y se puso a hacerlo con ella.

– Ven aquí putita, que tu marido ya me ha puesto al día, pero haya que dejar algunas cosas claras y mejor hablarlo directamente contigo.

– (Se sentó junto a él en la cama) Ya veo que no te cortas, que hay que aclarar?

– Para el mundo exterior seremos unos primos que como siempre, nos llevamos como si fuéramos hermanos. Eso lo debemos tener claro y una vez que estemos de folleteo seré el único macho, os follare a los dos, si cornudo a ti te follare ese culito apretadito que tienes. Lo siento, tendrá que ser así porque Yolanda será lo que me pedirá para permitirnos esta nueva vida. No me mires así Eduardo, tu culo será nuestro. Qué te parece prima?

– Me parece muy bien, solo de pensarlo me pongo cachonda y el que me ponga así, no quiere decir que se me olviden otras cosas. Cuando estemos de folleteo serás el amo, el macho, el corneador, el semental, lo que tú quieras, pero hasta que se de ese momento, nunca te confundas la que manda soy yo.

– Y como sabre cuando es el momento?

– Lo sabrás, no te quede ninguna duda.

– Otra cosa, el cornudo me ha dicho que él no se relacionaba con nadie, en este caso con Yolanda. Hay que solventar eso, porque Yolanda es amante de las dobles penetraciones y algo habrá que darla.

– De eso nada.

– Piensa que será momentos puntuales y con tu consentimiento. Incluso puedes prohibirle que se corra, o follártelo mientras él folla.

– Explícate que me he perdido.

– Nunca has usado o visto un strap-on?

– Ni puta idea de que es eso.

– Un consolador con arnés.

– MADRE MIA, ya me lo imagino, uy, Edu como te vamos a dejar el culito, vas a ser nuestro putito, jejejejejeje. Y quien se encarga de eso?

– No te preocupes que de eso me encargo yo, solo tienes que decirme el tamaño.

– De momento pequeño, no vayamos a destrozarle, que para eso estas tu con tu pollón.

Todos queríamos beber algo, hacía mucho calor y habíamos perdido muchos líquidos. Estábamos los tres abriendo unas latas de aceitunas, berberechos, galletas saladas, etc. y preparando las bebidas y había que sacar hielo también. Mi esposa se fue al aseo y minutos después, Txema me hacía una mueca y me decía que ahora mismo volvía. Llevé todo a la mesa y viendo que tardaban, que ya me imagine algo, fui al aseo y sin hacer ruido mire. Leticia estaba apoyada sobre el lavabo y su primo la penetraba brutalmente. Era como un salvaje desbocado, “prima que puta que eres, las ganas que tenía de tenerte así, las pajas que me he hecho pensando en este coño, no voy a dejar de llenarte de leche, como me pone que seas tan zorrón” y ella le decía, “sigue follando a la puta de tu prima, que seré tu puta cuando quieras y si quiero que me llenes, quiero verte dando por culo a Eduardo, como me pones eso, cabronazo” mientras la follaban ella me veía por el espejo y me sonreía.

Los dejé acabar y me senté a esperar y quien primero llegó fue Txema que me hacía el gesto de que había estado de puta madre. Luego llegó mi esposa, puso una toalla sobre el sillón y antes de sentarse, se pasó los dedos por su coño y luego me los metió en la boca, ni me molesté en disimular, los chupe hasta desgastarlos. Una vez que me los quito, se agacho y nos dimos un beso con mucha lengua y muy caliente. Ni caras raras ni muecas, nos pusimos a refrescarnos el gaznate. Txema volvía a ponerse a tono y mi esposa se lo advirtió, “tranquilízate que ya no te toca, ahora me toca con mi esposo” y nos fuimos a la habitación y era la primera vez que me la follaba con el lechazo de otro en su interior, se notaba diferente y me ponía cachondo como resbalaba el rabo, se lo decía a ella y eso a ella se ponía especialmente cachonda también. Luego hablamos y me confesó que aunque con su primo era divertido, le atraían más los más jóvenes, le gustaba esa fuerza que tenían. Decía que aparte aportaban algo que no sabía decirme. Txema se marchó al día siguiente a por su esposa.

Por la mañana desperté a Leticia para ir a la playa y me pidió que la dejase dormir por la mañana. Me baje a desayunar y leer el periódico. Desayunando se me acercó como siempre el dueño del bar y hablamos especialmente de esa zona. Después de decirme que la temporada de verano era para ellos la panacea, me contaba los nuevos locales de diversión que habían abierto y me desaconsejo dos de ellos, porque eran en su mayoría visitados por gente joven y me decía que estaba tan oscuro, tan apretados, que si te descuidas te ponían una varita en el culo, porque a esos chicos y chicas les daba igual con quien liarse, que hacían a todo, esas eran sus palabras. Para luego añadir que era una juventud sin valores, etc. Uno de esos sitios de perversión, no estaba muy lejos y se podía ir andando. Me di un paseo y ya lo que veía, no se parecía en nada a lo que me había contado mi interlocutor del bar. Lo cierto es que se había mucho recoveco, que en la oscuridad valdrían para hacer lo que fuera. Ya empecé a planificar la noche. Dejaría que durmiera para que estuviera bien descansada.

La desperté a las 13:00 y tardó en levantarse casi tres cuartos de hora. Bajamos a comer algo muy ligero para ella y para mí un poco más contundente. Nos subimos y al rato se había quedado dormida de nuevo en una de las hamacas de la terraza, completamente desnuda. Se despertó echa una furia porque eran las seis de la tarde y la había dejado durmiendo y por eso esta noche no iba a poder dormir. “No te preocupes, he pensado ir a un sitio distinto a tomar una copa” eso es lo que le dije y ella me respondió con seriedad, “me das miedo, que se te ha ocurrido ahora? No sé si estaremos haciendo bien todos los días ir de batida, y si me vuelvo una viciosa? No lo has pensado?” no pude más que reírme, “amor mío estamos de vacaciones y el resto del año no va a ser igual y lo sabemos, no te puede volver una viciosa porque ya lo eres y siempre está en tu mano decir que no” me miro y no dijo nada se metió en el baño y dijo que se iba a relajar. Salió alrededor de las 21:00 horas y se empezó a vestir. Como siempre antes muerta que sencilla, si era verla y empalmarme. Me pregunto cómo estaba y al ver mi empalme se sonrió y solo dijo, que no hacía falta que contestase que mi radar ya lo había hecho.

Toco cena en un italiano que nos habían recomendado y al margen que se la comían con la mirada, el restaurante era tan bueno como nos habían dicho. Fuimos dando un paseo hasta el disco bar. Por el camino pasaban jóvenes y la miraban descaradamente y algún comentario se hacían entre ellos. Le señale el sitio y se paró en seco, “coño, me has traído a una guardería, te has vuelto loco? Aquí si pides el DNI la mitad no les dejan entrar” le dije que no exagerara, que total era tomar una copa y si no, nos íbamos a otro sitio, pero como le gusta bailar le comente que me habían dicho que era de los mejores sitios para oír música y bailar. Leticia quería ir a otro sitio y se enojó y no había manera de convencerla. Hice una demostración de un supuesto enfado y lo acabe diciendo, “es que por lo menos podíamos haber tomado una copa y luego irnos, pero claro como es idea mía” y no falló, porque su reacción fue agarrarme del brazo caminar hacia la disco, “venga una copa, que no se diga y nos vamos” entramos y la verdad que había bastantes que parecían muy jóvenes igual que muchas chicas, aunque también había otros que parecían mayores de 18 años.

Me puse en una esquina, que daba a una cristalera y que había una mesa alta con dos banquetas. La dejé allí y fui a por nuestras copas. No tenía prisa, desde la barra veía que había despertado mucho interés, pero la juventud tiene eso, muchos se cortaban porque nos habían visto entrar juntos. Era cuestión de dar tiempo a la noche. Mientras me abría paso con las copas, pude oír algún comentario bastante guarro sobre Leticia y que si ella hubiera oído, seguro que le hubieran agradado. Le di su copa, “Leti madre mía, los ánimos que has levantado, es que arrollas con tanta pasión que levantas” ni me contestó, seguía incomoda, pero me reconoció que la música era buena y quien fuera el DJ lo hacía muy bien. Le anime sin insistir mucho, para que bailase y después de una mirada que me fulmino, me dijo que no. La música le pierde y se puso de pie y sin querer se movía su cuerpo, algo normal en ella cuando oía música. Dos chicos que llevaban mirando las piernas de Leticia un buen rato, porque su minifalda dejaba poco por enseñar, se envalentonaron, “es mejor bailar en la pista y tienes muy buen ritmo” no fue muy ocurrente pero Leticia que estaba especialmente borde les respondió con superioridad, “ya, iría a bailar con vosotros, pero hoy no, cuando cumpláis los 18 os prometo que bailaremos” y les dio la espalda muy orgullosa.

Mi esposa se llevó un corte cuando los dos chavales, le enseñaron sus DNIs, uno los había cumplido en abril y otro en junio si no recuerdo mal. Ellos se quedaron sin decir palabra y Leticia que era raro en ella, no sabía qué decir y tome la palabra, “cariño, ya sabes, las promesas son las promesas” y me volvió a echar otra mirada para fulminarme. Solo dijo que en cinco minutos y después en voz baja me lo reprocho, “ya podías haberme echado una mano y no ponerme en manos de dos imberbes, pero ni lo sueñes, no va a pasar nada, porque no me gustan ninguno de los dos” eso lo sospechaba y lo único que me venía bien, para que saliera a bailar y esperar que se animasen y se le quitase la mala leche que tenía. Salió a bailar con ellos y la verdad eran más patosos que yo y ya es decir, que por lo menos me defiendo bien. Un grupo de chavales, que serían de la edad de ellos, pero más formados físicamente, no perdieron la oportunidad de acercarse a Leticia y hacerla una pequeña encerrona rodeándola. No se alteró para nada y siguió con su baile y lo fue haciendo más excitante, lo justo para ponerles cachondos sin llamar la atención, era mucha mujer para cualquiera de ellos. Ya se empezaron a animar a decirle algo y ella solo ponía caritas en plan interesante, pero sin mover sus labios.

Los dos chicos que la invitaron a bailar habían desaparecido de escena. Si no fueran tan, tan jóvenes seguro que mi esposa hubiera echado la red sobre algunos de ellos, porque eran seis, se veía que eran deportistas su cuerpo lo dejaba bien claro, como a ella le gustaban y no eran bajos, eran más bien altos. Paro de bailar y uno le dijo algo, ella esta vez sí dijo algo y vino hacia mí. Le pregunté que le habían dicho y me resumió que habían sido piropos y le pregunté sobre el último comentario, diciéndome que le habían dicho que si volvería a bailar y que les contesto que lo más seguro. Por eso le pregunté, “Ah, es que no nos vamos?” y con la misma seriedad de toda la noche me respondió que le apetecía bailar. Eso quería decir que a alguno le había gustado, lo difícil iba a ser separarlo de los otros cinco, seguro que me encargaría esa misión a mí. Desde donde estábamos podíamos verles a ellos, que no nos quitaban el ojo y Leticia se hacía la pasota, pero estaba pavoneándose. De pronto empezó a sonar música latina y sonriéndome como una zorra, “voy a levantar pasiones, te importa?” y le di un azote en su maravilloso culo.

Nada más llegar a la pista de baile se le acercaron solo dos de los chicos y sabían bailar muy bien, estos habían tomado clase y a los pocos minutos bailaban con Leticia y se la pasaban de uno a otro y ya la pegaban el rabo de manera descarada una y otra vez. Me fije más en ellos y era llamativo el cuerpo, porque todos tenían las espaldas anchísimas y buenos bíceps. Menudo sobeteo la estaban dando con la disculpa del baile y Leticia se dejaba llevar. Bailaron bastantes canciones y mi esposa después de hablar un poco con ellos se vino a donde yo estaba. Esos dos iban a caer esa noche, lo tenía muy claro. No tuve que preguntarle nada, me contó que la habían invitado a ir a tomar algo a otro sitio, que ella le dijo que estaba con su marido y ellos en plan de cachondeo le dijeron, “nosotros no somos celosos, Jajajajaja” y los dejó cortados según ella cuando les respondió, “pues mi marido tampoco lo es nada, Jajajajaja” y no supieron qué responder y los dejo de esa manera.

– Pobrecillos, los has dejado en fuera de juego, eres muy mala.

– No te preocupes por ellos, que seguro que sus pollas los traerán hasta aquí.

– Ah, sí? y cómo lo sabes?

– Amor, porque las han rozado contra mi culito y sabes que si lo muevo se quedan prendados. Porque se han ido bien duritos.

– Eso quieres decir que vas a aceptar su invitación?

– No, eso quiere decir que me los voy a tirar y que tú les vas a invitar a que se vengan al apartamento y lo harás tan bien, que no los asustaras, que son muy jovencitos y no quiero que salgan corriendo. Además, no es lo que querías cuando me has traído aquí?

– Claro que es lo que quería, pero ya veremos cómo nos quitamos a los otros cuatro.

– Pues tu veras, ya estoy cachonda, o los separas o los invitas a todos y si no vienen, que ya están tardando, te veo yendo a invitarlos.

Y sabía que no lo decía en broma. Aunque los dos sabíamos que alguno de ellos aparecería. Les notaba indecisos y se veía claramente que estaban decidiendo cómo venir y sobre todo quién y mientras nosotros hacíamos como si no nos importara. Alguien nos saluda y nos giramos, Leticia se tuvo que poner a chorrear nada más verlo. Era un negro (nombres reales) Mamadou, que lo conocíamos de un lugar de comidas típicas africanas y que hacían exhibiciones de bailes y un estilo de artes marciales africanas. Estaría en más de 100 kg. de peso bastante más puede que los 120 y 1,90 mínimo de estatura. Sus brazos eran del mismo tamaño que un muslo de cualquiera y la demostración de lucha la hacía con otro negro que se llama Daren y es como el en todo, lo hacían como única indumentaria como un taparrabo, que hacía bien visible que tenían una super dotación y Leticia me decía siempre que cualquiera de ellos tendría que ser tremendo en la cama. Detrás de Mamadou venía Daren y otro como ellos, Jawara. Leticia viéndolos se olvidó de los otros chicos. Mamadou se acercó para darle las gracias a mi esposa, por el último día que estuvimos cenando, porque asistió a una mujer que se mareo y que era hermana suya. Ya se iban cuando les invite a tomar algo. hablaron unos segundos en su idioma y aceptaron.

Ninguno de ellos creo que llegarán a los 25 años. Aunque al ser de otra raza lo mismo no calibrara bien la edad, pero me reafirmo en lo de no más de 25 años. Los tres vinieron de bebés a España y por eso hablaban tan bien el español. Eran primos y el restaurante era familiar y ellos como estudiaban y como practicaban esas artes marciales y boxeo, los fines de semana en invierno y todo el verano, montaban ese espectáculo para atraer más gente. Porque así eran guardianes de sus tradiciones y su idioma. A mi esposa le había cambiado la cara por completo y sus pezones atravesaban su ropa, no recuerdo haberlos notado tanto. A Jawara se le iban los ojos a las tetas y mi esposa se dio cuenta y eso la ponía mas cachonda. Me miraba mandándome señales y la entendía perfectamente pero no le hacía caso, quería provocar alguna reacción suya. Por como actuaba, por sus gestos, sus poses, estaba cachonda y nerviosa. Poco a poco la noche se fue echando encima y no quedaba mucho para que cerraran, los chavales del principio de la noche ya habían desaparecido hacía rato Y mi esposa se fue al aseo.

Desde allí me mando unos whats, “hare lo que me pidas otro día, pero haz que vengan al apartamento” y había él las manos juntas rezando. Como no le contestaba, “no seas cabrón, que tengo mojados hasta los muslos” no le daba bola y me mandó el último, “cornudo cabronazo, me vas a obligar a irme sola con ellos a su casa” seguí sin contestar. Sabía que eso último nunca se atrevería, era una amenaza inútil. Salimos e íbamos a hacer parte del camino de vuelta juntos. Al llegar a una plaza, ellos se irían por la derecha y nosotros bajaríamos por un paseo que recorría la playa. Leticia era todo tristeza, sin perder su sonrisa y en ese momento, “oír, porque no seguimos tomando algo en nuestro apartamento” ninguno decía nada y fue Daren quien aceptó la invitación y los otros dos la aceptaron también. Llegamos al apartamento y ellos se seguían comportando como toda la noche, siendo muy respetuoso, algo que a Leticia le tendría que estar sentando muy mal. No le quitaban ojo a mi esposa pero no había ni un ápice de intento de nada. Por lo que después de llevar un buen rato Leticia se manchó y fue a cambiarse.

Hablaba con ellos dándole mucha confianza para que se sintieran bien. Si cuando regresara Leticia, que lo haría en plan explosivo, no tendría más remedio que hacer algo por mi parte. Mi esposa nunca defrauda, traía un pantalón corto que era como una continuación de su piel y con el cual nunca saldría a la calle, ni se lo pondría en casa, salvo para un momento como ese. Se le veían parte de las nalgas y su coño se le notaba totalmente y un top, que hacía juego con el pantalón en todo, más ajustado imposible y con un escote que las tetas en cualquier descuido se le saldrían. Lo que a nadie le iba a importar mucho. En su ausencia Mamadou se había ofrecido a hacer una bebida típica de su país y me pregunto por las especias que teníamos. La verdad que sabía que en la cocina había bastantes cosas, pero como nunca comíamos allí pues no lo sabía y le dije que cuando estuviera Leticia que ella le podría decir. Se lo dije a mi esposa y le dijo dándose la vuelta que le acompañase y lo veían. Al darse la vuelta a los tres se le saltaron los ojos, a mí no, porque ya le había visto puesto ese pantalón.

Mamadou fue detrás y se les oía hablar, silencio y el sonido de los botes de especias, algún, “mira este, te vale” o “este otro” y Mamadou que le decía que había que sacar mucho hielo. Como tardaban me acerqué a ver si necesitaban algo y enseguida vi que no hacía falta mi presencia. Estaba mi esposa de rodillas ante semejante macho y con su rabo entre sus manos, que no lo lograban abarcar y le costaba metérselo en la boca. Me retiré sin hacer ruido y me senté de nuevo con los otros dos invitados, como si no pasase nada. Quien regresó primero fue Mamadou con una bandeja, vasos y una jarra de la bebida que había preparado. No hizo señas de nada y se sentó diciéndonos, que no había salido como él quería, porque faltaban algunos ingredientes que había hecho lo que había podido. Leticia vino detrás y sus ojos expresaban mucha calentura y se le notaba una pequeña mancha húmeda en su entrepierna. Se sentó sobre el apoyabrazos de mi sillón y me pasó un brazo por mi hombro. La bebida estaba buena pero se notaba muy fuerte. Jawara nos preguntó si teníamos más azúcar, que a él, esa bebida le gustaba con más azúcar.

Iba a levantarme cuando lo hizo mi esposa y fue a la cocina, movía el culo más descaradamente y me di cuenta que se lo había subido más por detrás, dejando sus nalgas más a la vista. La mirada que le echo Mamadou ahora era muy distinta y le salía el poder dominador en su mirada. Lo demostró cuando Leticia llegó con el azúcar, una vez que le dio el azucarero a Jawara, mi esposa no se pudo resistir, se dejó caer sobre el regazo de Mamadou, este se puso algo nervioso y Leticia le dijo, “no te preocupes, mi esposo es feliz si me ve a mi feliz y le gusta mucho ver cómo me hacen feliz” fue una manera muy delicada de decir que era un cornudo. Le beso y ya Mamadou respondió abrazándola con esos musculosos brazos. Se puso de rodillas entre sus piernas y se quedó desnuda de cintura para arriba en segundos. Era espectacular ver como Mamadou se comía las tetas de mi esposa, las comía con deseo. Fue bajando el pantalón de mi mujer hasta que se quedó desnuda. Mamadou se desabrocho el pantalón, se lo quitó y dejó libre el gran monstruo que tenía entre las piernas, verlo así en esa plenitud daría miedo a cualquiera, aunque por lo que veía a mi esposa no le daba ningún miedo.

Me parecía imposible que eso pudiera crecer más, Leticia sacó su lengua y empezó a trabajárselo y su capullo empezó a despuntar, ella se lo metía en la boca y como iba creciendo eso. Me estaba poniendo todo buro y cuando mire a ver qué hacían los otros me quedé muerto. Se habían abierto sus pantalones y se habían sacado sus rabos. Jawara era como la de Mamadou y la de Daren era mucho más gruesa, imposible de que a nadie le entrara. Se me quedaron mirando y no dudé en decirles que adelante, que ella lo estaba deseando. Se desnudaron, demostrando tener unos buenos cuerpos y empezaron a sobar a mi mujer, que como os imagináis se dejaba encantada de la vida. Ellos dijeron algo en su idioma y la llevaron a la cama, les pedí que hablaran en español para enterarnos. Jawara se fue a por su pantalón y de un bolsillo sacó una ristra de condones. Mamadou que se dio cuenta de lo que querían hacer los otros se impuso diciéndoles, “a esta puta blanca primero me la follo yo”

Leticia, se dio la vuelta quedándose como la perra que es, dándole el culo a Mamadou y de cara a los otros, cuando agarro el rabo de Daren me miró diciéndome, “esto no lo has visto ni en tus películas” y no se lo podía meter en su boca, pero le hacía un buen lavado de rabo con su lengua. Mamadou se agachó metió su hocico entre sus piernas y su culo, comiéndoselo a base de bien. Leticia no paraba de gemir y de decirme que aprendiera a comer un coño, que lo mirara bien. Me gustaba que hablara de esa manera, porque era síntoma de que estaba cachonda, muy puta. Paraba de mamar los rabos, para soltar algún improperio a cualquiera de los cuatro. Ahora le tocó a Mamadou, “mucho rabo, pero es que no sabes utilizarlo? O es que una puta como yo te da miedo? Ah bueno, o el cornudo te acojona”

Esa provocación “enfureció” a Mamadou que agarrándose su rabo, colocándolo en el coño de mi esposa y asiéndose a sus caderas se la endiño de forma “violenta” y mi esposa lo agradeció con un sonoro quejido de placer, la rabia con que la follaba era notable. Sonaba el choque de su cuerpo y lo hacía con tanta fuerza que era imposible que Leticia se comiera uno de los otros rabos, solo podía pajearlos. Se corrió varias veces hasta que dejó caer su cuerpo sobre la cama. Estaba agotada o eso creo yo hasta que nos dijo, “eh, vosotros dos que puedo con vosotros también, ahora quiero que me hagáis un buen bocadillo” y ellos no entendieron la expresión hasta que se la explique. Daren desde un principio se colocó para darle por culo, pero mi esposa lo pensó y dijo que de eso nada. Le hizo tumbarse y sin quitarme ojo, asió ese rabo tan gordo y se lo fue introduciendo con mucha paciencia. Inflaba sus carrillos, para soltar a continuación el aire ruidosamente, hasta que lo tuvo todo dentro y me miró como si hubiera hecho un acto de heroicidad. Jawara se colocó detrás para empitonarla y Leticia le dijo que esperara. Porque estuvo un rato sin moverse, hasta que su coño se hizo a ese grosor, se fue moviendo y ya Jawara no tuvo que preguntar, se colocó detrás e intentó follarse su culo, no se podía y Leticia mirándome con su cara habitual de putón me pidió que hiciera algo, ese algo era que lubricara su culo y el rabo de su pretendiente a follarse su culo.

Me acerque al baño y lleve un tubo de lubricante. Vi a Mamadou sentando sin perder detalle y sonreía cuando me vio como preparaba el culo de mi mujer y el rabo de Jawara. Me dio un calentazo enorme tocar ese rabo y mi esposa mirando. Ayude a la primera parte de la penetración de su culo, mi esposa se quedó parada mientras increíblemente recibía en su culo semejante boa de carne. Mi esposa estaba desbordada como a ella le gusta, más allá de caliente o de super caliente. Provocaba a los dos negros, les insultaba por su color, por su hombría y ellos a ella la insultaban también, lo mínimo que le decían era puta y como no, en momentos se unían para insultarme todos a mí, lo que, me ponía burrote y empalmadísimo. Leticia me mandó sentarme junto a Mamadou y al poco me mandó que lo fuera preparando para que le follara el culo también. Le di un condón para que se lo pusiera y él dijo que de eso nada, que se la follaría sin nada para llenarla el culo de puta que tenía. Le repliqué para decirle que así no y la respuesta la dio la puta de mi esposa, “pues qué le vamos a hacer amor, él es el que manda ahora y debemos ser obedientes, verdad que no te importa cornudito mío?” y Mamadou se echó un chorro de lubricante, cogió mi mano y la puso sobre su rabo. Me encantaba hacerle una paja, como no gustar que algo de ese tamaño crezca con tus caricias, era demasiado para mí.

Leticia miraba cachonda lo que hacía y cuando vio que Mamadou me ponía la mano en el cuello, para dirigir mi cabeza a su rabo, sus ojos se le salían de lo cachonda que se ponía y en cuando me amorre a su capullo, pudimos oír la gran corrida que se dio. Sin esperármelo me quitó con fuerza de él, se puso de pie y con voz profunda y seria, dictatorial le dijo a Jawara que se había salido del culo de mi esposa, para quitarse el condón y follárselo sin nada, “el primero que se correrá en ella soy yo y nada más que ¡¡YO!!” sabía que eso habría puesto al borde del paroxismo a Leticia un tío tan duro, pero lo provocó, “bueno, eso lo tendré que decidir yo” se fue como un toro de los Sanfermines, directo hacia ella, la cogió bruscamente, tanto que la levantó del todo y el rabo de Daren se salió. La apoyo sobre el borde de la cama, le dio un auténtico azotamiento bestial sobre su culo y luego se puso como cuando se la follo, a darle por culo con el mismo enfurecimiento. Leticia se corrió cuando oyó a Mamadou correrse como un auténtico animal. Unos segundos después sacó su rabo que chorreaba algo de su corrida y Jawara no le dio tiempo ni a respirar, le enchufo su rabo con menos ímpetu, pero follándoselo apoteósicamente.

La follo durante algo más de tiempo que Mamadou y lo que me llamó la atención era Daren, que no paraba de untarse lubricante y lo tenía difícil. Se corrió con menos ruido que su amigo pero también se debió de correr bien, porque al sacar su rabo, dejó un hilo de corrida en el suelo. Leticia al ver al tercero de los negros, sonriéndole le dijo que dejara que se subiera a la cama, se puso de rodillas y le animo a que le follara el culo, indicándole que si decía que parara, se paraba o si decía que se saliese se salía. El chaval se subió a la cama y trato a Leticia con mucha calma, este ya se había follado muchos culos y sabía mucho. Al tran tran se lo fue metiendo hasta que relleno su culo del todo. Mis ojos no se creían lo que veían y como Leticia, le iba animando a que se moviera un poco. Fue una follada increíble e imposible, hizo que Leticia se corriera hasta tres veces y él se corrió en plan fiera y más brutalmente que ninguno. Hasta que en el último empujón, Leticia se dejó caer del todo en la cama.

Cuando saco el rabo no me podía creer lo que veía, el culo estaba abierto más que nunca, algo fuera de lo normal. Era hora de que se marcharan y sin necesidad de decírselo se dieron cuenta y se vistieron, Mamadou se acercó a ella, le dijo algo al oído y ella acarició casi sin fuerzas su cara, sin tan siquiera mirarlo. Una vez que se fueron me acerqué a ella, porque tenía muchas ganas de marcha y me la encontré dormida.