Mi medico me azota como nunca

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MIGUEL

Me he quedado un poco en el baño, ver cómo se tocaba con ese culo rojo me había calentado, así que ahora no sólo estaba ella. Después de refrescarme, salgo del baño y quito el cartel donde aparece fuera de servicio. Cuando llego a la mesa nuestra sólo veo a los tortolitos pero a ella no.

– ¿Chicos, Anaís no ha venido todavía?

– Si, pero ha dicho que se iba a dar una vuelta por allí, me ha dejado sus cosas aquí para no perder.

– Ok, gracias, voy a ver si la veo

Así que les dejo en lo suyo mientras yo la busco, enseguida la veo, está tomando algo con un chaval bastante joven. En un primer momento la quiero coger y sacar de allí porque no debería estar coqueteando con otros siendo mía. Pero sé que con eso lo arruinaré, por lo que decido que la vigilaré y que ya conseguiré que sea ella quien me pida, estoy seguro de que eso pasará y en un futuro no muy lejano. Así que me vuelvo con ellos y la estoy mirando. Pasa el tiempo, veo que la situación no mejora, de hecho va a peor, se deja tocar por otros y se toma unas cuantas copas más.

– ¿Ella normalmente cuando sale toma tanto?

– Que va, de hecho es la primera vez que se deja llevar tanto, será para olvidar o desconectar de algo que le preocupa, igual voy a por ella y os dejo.

– No hace falta Julia, tú diviértete, ya voy yo a por ella.

– No creo que quiera ir contigo, y su carácter es fuerte.

– No te preocupes que yo me encargo.

– Cariño tranquila, que quiero ver en primera línea lo que pasa entre estos 2, que parecen 2 polos opuestos. Yo creo que esta vez gana él, parte con ventaja.

– ¿Pero qué pasará mañana?

– Venga, déjales, que son mayores y que se arreglen entre ellos.

– Vale, toma, sus cosas, y me ponéis un mensaje cuando lleguéis.

– De acuerdo.

Así que me dirijo hacia ella y al tipo que la está tocando descaradamente.

– Perdona, pero ella es mi acompañante, y nos tenemos que ir.

– Yo no quieeeero irrrrrr a ninnnngun siiiiiitio.

– Estas pasada de rosca, vamos y ya hablaremos de esto. Y tú deja de tocarla.

– Haré lo que me dé la gana, no eres nadie para decirme nada

– Essssssoooooo

La agarro del brazo para tirar hacia mi, el tipo hace amago de impedir, pero se echa para atrás cuando llega Juan y Julia.

– ¿Qué pasa? – pregunta Juan

– Nada, yo ya me marcho

– ¿Anais estás bien? – pregunta preocupada Julia

– Siiiii, creeeeooo que mejor que me marche

– Ya te acompaño yo.

– No hace falta, tú diviértete, ya se irrrr

– Voy con ella yo, y lo dicho por ella, divertiros – Digo yo

– Noooo, yooo quiero ir sola.

– No empieces con esto, no estás en condiciones para decidir, nos vamos juntos.

– Capullooooo, veteeee a la mierrrrrda.

La vuelvo a agarrar del brazo para salir de este antro, ella protesta pero hago oídos sordos, llega un momento que ella me dice que va conmigo si la dejo despedir de su amiga.

– Juliaaa, sientoooo muchooo, otro día te compensaré – La decía, y yo me decía para mi que mañana si que lo va a sentir verdaderamente.

– Tranquila, luego me pones un mensaje, y ya te llamaré.

Así después de la despedida salimos por fin del sitio, durante el camino no me dirigía la palabra, salvo para decir alguna grosería. Al de un rato llegamos a su casa, con varios despistes de ella por saber qué camino tomar, pero al final llegamos.

– Bueeeno, graciassss, he llegadoooo.

– Tira para dentro, que no te voy a dejar hasta que estés en la cama, y baja la voz que los vecinos duermen.

– Argggg, te doy por imposibleeeee

La veo entrar a casa y dejar en el mueble de entrada las llaves, saca las cosas del bolso y coge el móvil, supongo que para decir a Julia que ha llegado a casa, yo hago lo mismo a Juan. Ella se dirige a una habitación que supongo que es la suya, más que habitación parece una leonera, y se empieza a quitar la ropa sin importar que yo la esté viendo, ver como se desvístete poco a poco, dejando caer ese vestido y ver que no tiene nada abajo… No sé si lo hace a propósito o qué, porque luego va hacia su cama lentamente, para coger su camisón.

– Bueno, buenassss noches

– No, al baño primero, y a ver si te quitas un poco esta cogorza.

– No quiero, me voy a la cama. – la tiro para el baño sin importar sus quejas – Que me sueltes

– Aquí quieta hasta terminar de hacer todo, lavarte los dientes y demás cosas.

– Déjame que no soy ninguna niña

– Pues compórtate

Coge su cepillo y se empieza a lavar los dientes, luego tras beber un poco de agua se me acerca.

– ¿Ya que estamos sólos y tu amigo está despierto podríamos jugar no? – me dice mientras me va tocando

– No, ahora estás borracha, mañana cuando estés lúcida lo hacemos – le digo mientras intento quitar sus manos, quiero hacerlo pero sé que ahora sería aprovecharme de que está borracha.

– Venga, no seas aguafiestas, seguro que se te da bien eso de jugar a los médicos – me dice mientras me sigue intentando tocar, yo ya no puedo más y la giro y le doy varios azotes – Gilipollas, me voy a la cama y que te arregles tú sólo con tu amigo

La veo marcharse y se gira para sacarme un dedo y cerrar la puerta. Yo espero unos momentos a que ella se duerma, pero lejos de oír el silencio o unos ronquidos oigo que está gimiendo, así que voy a la habitación, abro suave la puerta y la veo que se está tocando, entro enfadado.

– Hemos dicho que a dormir, no te has portado bien para el premio.

– Me da igual, has perdido tu oportunidad

Cojo algunas blusas que tiene tirada por allí.

– O te quedas quieta y te pones a dormir o te ato a la cama

– Prefiero que juguemos los 2, venga anímate, sé que lo deseas. – Me dice mientras se sigue tocando

– No me dejas otra opción, quédate quieta y prepárate que mañana ese culo tuyo y yo vamos a hablar muy serio – Le digo mientras la cojo de la mano para atar con la blusa a la cama y con la otra mano lo mismo, cuando le digo esa amenaza se queda un poco quieta, pero no sé si por estar caliente o qué enseguida empieza a estar flotando los muslos.

– Ja, lista te crees si te voy a dejar hacer eso – la cojo de una de las piernas, se la ato y hago lo mismo con la otra, allí abierta se ve que está muy mojada, por los muslos se le escurre la excitación, el clítoris está hinchado, me da ganas de hacer lo que me pide, pero me digo a mí mismo que cuando esté con sus 5 sentidos me pedirá. Pero le acaricio un poco el muslo, paso mis manos cerca de su vagina, ella intenta acercarse a mi mano, pero al final le doy un azote y mientras bajo su camisón, pongo la manta para taparla, la digo – ahora a dormir que mañana promete ser un día muy largo.

– Capullo no me dejes así…

Me marcho sin escuchar, dejando que me maldiga, a partir del próximo día se va a pensar mucho en volver a montar este numerito. Ha pasado ya media hora, hace tiempo que no la oigo ni nada, así que me dirijo a la habitación, allí la veo dormida, se ha destapado por completo, y con lo que se ha movido se le ha subido el camisón, a pesar de la poca luz que entra en la habitación veo que sigue muy mojada. La desato por completo, dormida me parece toda una ángel, pero esto no me impedirá dar lo que a gritos me ha dicho esta noche. La dejo en la habitación y me pongo a dormir en su salón, haciendo un poco de hueco entre tantas cosas que hay.

He dormido mal, por lo que me levanto del sofá, y viendo la hora, que son las 8, me voy al baño. Al salir veo que sigue bien dormida, para mi, que esta va a dormir durante casi toda la mañana, así que me dirijo a la cocina, que es otro desorden, allí miro que para preparar algo decente no hay así que me cojo las llaves de casa y me voy al súper, no quiero que me dé la excusa de tener que hacer la compra para librarse de su muy merecido castigo. Al volver de la compra ella sigue dormida, y se ha vuelto a destapar, la dejo como está, veo que en su mesilla está sin abrir las vitaminas que la receté, pero lo dejo como está, me dirijo al salón a esperar que la bella durmiente se despierte.

ANAIS:

Madre mía, qué dolor de cabeza, no me acuerdo de gran cosa, ni de cómo llegué exactamente a casa, supongo que me traería Julia, pobrecita. Lo que si me acuerdo es que el bestia de Miguel me azotó en el baño, que vergüenza, y luego me hizo masturbarme. He de reconocer que algo me gustó, ahora debo buscar por aquí un ibuprofeno o algo para este dolor de cabeza infernal, lo encuentro y me quedo sorprendida de que sea ya la 13:00, tengo que llamar a Julia.

– Buenos días preciosa

– Hola, qué tal

– Bien, no me acuerdo de casi nada

– Resumiendo, diría que le sacaste de quicio a Miguel al ir a coquetear con muchos chicos.

– No seas exagerada, seguro que sólo fue poca cosa. – Y mientras hablo, me tumbo en la cama, cierro los ojos y con la mano libre me voy tocando porque me vuelvo a acordar de él en el baño

– Estabas borracha, te dejaste tocar delante de Miguel, pero no un poco, sino por debajo del vestido y todo.

– No me creo, te lo tienes que estar inventando.

– Allá tú, pero ten cuidado, que Miguel no estaba para nada contento contigo, ¿no te ha dicho nada hoy?

– No, de hecho me acabo de levantar con un poco de dolor de cabeza

– Jajajaj, eso se llama resaca, bueno, pues luego prepárate que me tienes contar todo.

– No puedo quedar, tengo que hacer compra y recoger la casa un poco, además no estoy con cuerpo de que te quedes hoy muy tarde, mejor mañana.

– Bueno, vale, pero tú no te libras de mi.

– Mañana, prometido y muchas gracias por acompañarme a casa

– No fui yo, fue Miguel

– ¿En serio? – En eso que pregunto oigo un ruido y levanto la vista y le veo. Rápidamente quito la mano y cierro las piernas – te dejo, que me acabo de acordar de una cosa, besos.

Por un momento me he quedado sin palabras, porque no sé hasta qué punto ha oído la conversación ni hasta donde me ha visto en esta posición.

– ¿Qué tal Belladurmiente? ¿Sigues de cachonda como ayer?

– ¿Qué qué qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a entrar así?

– Cuidarte, y entro aquí porque he oído tu voz y ahora impedirte a que te llegues a correr, eso no te lo mereces por todo lo que hiciste ayer.

– No eres quién para darme lecciones, vete, estoy bien

– Por tu aspecto no me parece, y has dicho que te dolía la cabeza, así que…

– No quiero que me veas así

– Pues ayer a la noche bien que querías que jugáramos a médicos y te estuviste tocando mientras yo estaba en el baño, y ahora te he visto como mientras hablabas con tu amiga abrías esas piernas tuyas que deja ver tu coñito mojadísimo y te estabas flotando con mucha ansia.

– Pervertido, yo no sabía que estabas aquí y no tenías derecho a quedarte aquí. – Intento recordar lo que pasó ayer, pero sólo me llega algunos retazos. – ¿No hiciste nada no?

– Yo no, pero tú sí, te fuiste con el primer desconocido que viste para que te tocara, luego montaste una escenita por no querer salir del bar, aquí en casa me quisiste meter en tu cama y como no quería te tocaste, así que me obligaste a que te atara a la cama para evitar que obtengas ese premio.

Intuyo que lo que me dice es cierto, porque algunos flashes de los sucesos me llega, y uno de los recuerdos más preocupantes es la amenaza de que va a hablar con mi trasero.

– Bueno, tú tampoco eres un santo, y como ayer no estaba con mis cinco sentidos no me puedes reprochar nada. Déjame ahora en mi casa tranquila, que si has oído la conversación sabes que tengo muchas cosas que hacer.

– No, ahora te vas a quitar ese camisón y meterte a la ducha, y luego hablaremos de los sucesos de ayer.

– NO, YO HARÉ LO QUE QUIERA, VETE

– Bueno, pues no me dejas otra opción- diciendo eso se me acerca, y de un tirón me quita el camisón, yo me cubro mis partes con las manos – menos remilgos que ayer no te importaba, ahora a la ducha

– QUE NO QUIERO HIJO DE PUTA, VETE A LA MIERDA

Sin decirme nada me propina varios azotes con la mano mientras me arrastra a la ducha, allí suelta el agua que está al principio fría, le voy diciendo algún insulto más por eso, pero me da la vuelta, dejando con la cara en la pared, y con la piel mojada me da unos cuantos azotes más y bien fuertes, esto ha picado un montón.

– Si no quieres tener ya el culo ardiendo más te vale quedarte quieta, te voy a duchar.

– Ok – le digo, no tengo otra opción

Él me dice que se va a quitar su ropa porque no se fía que yo no le vaya a mojar y como haga amago de salir antes de que me dé cuenta ya tendré el culo bien rojo. Se queda sólo en calzoncillos, he de decir que si tuviera bragas me las habría mojado, así que él me empieza a mojar, luego enjabonar el pelo y por último con la esponja por el cuerpo. Cuando toca la parte que está casi en mi vagina cierro las piernas e intento alejarme de él.

– Quieta, pon las manos en la pared, mirando para allí y con las piernas abiertas, que hay que limpiar bien estos agujeros que vete a saber quién ha metido mano.

– Cerdo de mierda, no soy ninguna puta, yo me dejaré tocar por quien me de la gana y a ti que te den por el culo… Auchhh, y si quiero estar con 4 en una noche estaré, PARA, los otros tíos son más amables que tú. – Le digo por el enfado de tener que hacer lo que me dice, me da muy fuerte, pero yo le replico en su orgullo de que ha habido más gente.

– Suficiente, haz lo dicho o te sigo dando – Me dice mientras me vuelve a girar para dar con las manos húmedas contra mi trasero – Y ya hablaremos sobre eso luego.

– Ay, qué duele, vale

– Esto sólo es el comienzo, ahora déjame. – dice mientras baja su mano y se acerca tras acariciar mis muslos , y se va acercando a mi vagina – este coñito sigo muy mojado, hay que limpiar muy bien, sospecho que esto te está gustando mucho.

– No, eres un demente

Él va metiendo primero un dedo, luego otro, va poco a poco y va otro dedo, con su ritmo lento me está matando, así que me muevo yo también para que sea un poco más rápido, pero para y me da un azote

– Ahora toca limpiar ese culito tuyo travieso

– No, no quiero eso va a doler

– Haber pensado – el dice, y primero me mete un dedo, no duele para mí sorpresa y luego otro – Por lo que veo no parece que te duela, igual hasta te gusta y todo.

– Ja, ni en tus mejores sueños – pero me aprovecho a acercarme más a su pene, que también se notaba que estaba excitado, así que floto un poco para que se desconcentra.

– Quieta, que hay que terminar la ducha

Yo sigo a pesar de que el me aleja, como no consigo mi objetivo, él ha hecho bien en quitarse la ropa porque en un descuido cojo la alcachofa de la ducha para mojarlo por completo y salir de la ducha rápidamente, cierro la puerta, y pongo algo para impedir que salga. Busco una toalla en el armario para secarme más o menos, no quiero tener toda la casa mojada, me pongo bragas y un mono que tenia por allí tirado y empiezo a esconder en la habitación de invitados todas las cosas que tenía desperdigada, he de reconocer que era mucha, y ya de paso al ver las vitaminas en la mesilla las tiro a la parte de arriba del armario. Oigo que está intentando salir de baño, así que me voy a la cocina a hacer por lo menos que cocino, miro lo que tengo por la nevera, lo que me sorprende es que haya tantas cosas, pero enseguida veo que hay un ticket de compra, por lo que supongo que él ha hecho la compra. Me decido por hacer un plato de pasta con verduras congeladas y queso gratinado, pongo música suave mientras cocino.

– Cuando termines de cocinar hablamos.

– Tengo cosas que hacer

– Compra no, ya tienes hecha, además has de aprender una serie de cosas, te dejo pensando en cómo me explicas todo este comportamiento.

Me deja en la cocina un poco inquieta, pero no quiero mostrar mi debilidad ni mis miedos. Así que me pongo en marcha con la comida, que me estaba quedando muy rica, supongo que me iba a durar varios días, cuando estaba ya todo en el horno él habla.

– A poner la mesa y a comer que vamos a necesitar energías para lo que viene luego.

– Ufff, allí tienes los platos y eso.

– Ok, te ayudo, pero sin hacer ninguna jugarreta.

– Va, déjame que voy a terminar de hacer la comida.

MIGUEL:

La muy cabrona me ha mojado por completo, menos mal que estaba sólo en calzoncillos, pero como siga con esa actitud… Así que me pongo a dar una ducha, y me seco, no quiero hacer nada de manera precipitada, oigo, cómo va ella corriendo de un lado a otro, ya he terminado de dar una ducha, esto me ha ayudado a calmarme y coger un poco más de energía, por lo menos me quita el cansancio. Cuando intento salir no puedo, me ha puesto algo para que no pueda salir, mierda con ella, no puede hacer las cosas fácil, pero entre empujón y empujón consigo salir por fin de aquí. Primero miro en su habitación que parece más recogida, de hecho no tiene nada en la mesilla, y el salón también tiene buen aspecto, así que me dirijo a la cocina donde ella está abstraída cocinando con la música.

– Cuando termines de cocinar hablamos.

– Tengo cosas que hacer

– Compra no, ya tienes hecha, además has de aprender una serie de cosas, te dejo pensando en cómo me explicas todo este comportamiento.

Con eso la dejo en la cocina, para que le cale el mensaje, mientras sigo recorriendo la casa, hay una habitación que está cerrada, me da curiosidad por saber qué hay, pero prefiero no meterme en los sitios que están cerrados. Me pongo en el quicio de la puerta de la cocina sin que se dé cuenta, y al ver ella con la cuchara de madera me da una idea estupenda para luego. Cuando ha metido en el horno la comida que huele genial.

– A poner la mesa y a comer que vamos a necesitar energías para lo que viene luego.

– Ufff, allí tienes los platos y eso.

– Ok, te ayudo, pero sin hacer ninguna jugarreta. – la veo que está con un bote de algo, que estaba dudando en echar o no.

Después de poner la mesa empezamos a comer, pero no hablamos, se la ve muy pensativa e insegura. Yo no hago amago de quitar esas sensaciones.

– Está muy buena la comida

– Gracias, ¿y después de esto te marchas y me dejas sola no?

– No, seguimos teniendo algo pendiente.

– Creo que no, además es de mala educación autoinvitarse en casa ajena.

– Ahora no nos pongamos a discutir lo que es de buena educación y lo que no. De hecho sería bueno que cogieras las vitaminas y te las tomes.

– Hoy no que ayer a la noche bebí un poco

– Buen eufemismo, pero no, tómatelo.

– No sé dónde está, pero mañana lo busco y lo tomo

– Antes lo tenías en la mesilla, ves esta foto, pues venga a por ello, que sé que lo has escondido.

– Hijo de puta, no puedes hacer fotos así sin ton ni son, pervertido…

La levanto de su asiento y la empiezo a dar con la mano sobre ese mono, no se para quieta, pero me da igual, le sigo dando, cada vez más fuerte, llegado un momento veo que ya se queda quieta, pero le doy un rato más, al de un rato paro y la llevo a la esquina.

– Quédate allí quieta hasta que te llame, voy a hacer unas cosas, pobre de ti como no te quedes allí.

Así la dejo, pensando.

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