Mi mejor amigo cumple mis fantasías más sucias
Solo somos amigos, pero hoy, quiero ser tuya…
Empezamos compartiendo fotos íntimas por mensajes privados, somos amigos, y me gustaba saber que mis fotos le servían de inspiración para masturbarse en sus noches de insomnio y soledad.
Le contaba algunas de mis experiencias, y él me contaba las suyas, a veces era inevitable imaginarnos juntos en cada situación que compartíamos, el no creía lo que yo era capaz de hacer en la intimidad, ya que tengo una imagen seria y distante, de pocos amigos. Así estuvimos unos meses, yo compartiéndole algunas de mis mejores fotos en lencería o uno que otro video acariciando mi cuerpo o masturbándome en la cámara. Soy una chica guapa, así que no le molesta para nada recibirlos, ni a mí enviárselos.
Las cosas nunca han pasado de ahí, pero una noche lo desee, imaginaba como sería tener una nueva experiencia con alguien como el, es diferente al tipo de hombre que últimamente me atrae, pero tiene una personalidad fuerte y buen sentido del humor, y sus ojos aceituna siempre me han parecido bellos.
Imaginaba toda la escena: En una habitación, iluminada con velas y un sutil aroma a jazmín, una cama grande con sábanas de seda gris perla, yo usando el cabello suelto con mis rizos al natural y un labial rojo brillante, un negligee rojo como el fuego, transparente que no deja mucho a la imaginación, con una tanga pequeñita que solo cubre lo esencial, con el cuerpo bien depiladito, para que sienta la suavidad de mi piel por todas partes; me acerco a él y paso mi lengua por sus labios, beso rápidamente su boca, y me volteo antes de dejarlo que corresponda el beso, tomo sus manos y las coloco en mi cadera, me giro de espaldas y restriego mis nalgas casi desnudas sobre su miembro, aún trae la ropa puesta pero se siente su erección.
Lo obligo a presionar mi cuerpo contra el suyo y me doblo para que vea mis nalgas y lo poco que cubre la tanga, me incorporo y vuelvo a lamer sus labios, tengo sus manos sujetadas con las mías, yo tengo el control en ese momento, paso mis labios suavemente por su cuello embarrando todo el labial en su piel, y veo como se eriza, con un movimiento se suelta de mis manos y agarra mis nalgas, las aprieta, eso me enciende más, percibo el aroma su piel, me besa con lujuria, mordisquea mis labios mientras le desabrocho el pantalón, me pongo de rodillas y se lo bajo, su miembro queda justo en mi cara, listo para ser disfrutado con mi boca.
Se saca la playera rápidamente, quedando desnudo, ahora su placer es mío, yo lo controlo, tomo su miembro bien duro entre mis manos, lo acaricio, le beso suavecito la punta, mientras una de mis manos empieza a frotarlo, acaricio sus testículos, lo meto a mi boca, comienzo a chuparlo, mas y mas, succiono con cuidado sus bolas, y lo escucho gemir de placer, sus piernas comienzan a temblar, entonces lo llevo a la cama, bailo para él, levanto y suelto el negligee provocándolo, toco mi cuerpo, acaricio mis tetas, dejo que disfrute el espectáculo mientras él mismo se empieza a masturbar, lo miro a los ojos y veo su deseo de estar dentro de mí.
Le sonrío, y me muerdo los labios, me masturbo sobre la ropa, parada frente a él, ya estoy lista, me quito la tanga y la arrojo en su cara, quiero ser suya; mi amigo se apresura a jalarme hacia la cama, me tumba y me somete con sus manos, roza su miembro en mi vulva, apenas mete la punta y suelto un pequeño gemido, pero no me penetra del todo, con fuerza separa mis rodillas y se coloca hincado entre mis piernas, me besa, me muerde, pasa su húmeda lengua sobre mi pecho, chupa mis pezones, primero uno y mordisquea el otro sobre la suave tela del negligee, no ha soltado mis manos, resisto sin moverme, lo dejo hacer lo que desea.
Le pregunto que si le gusta lo que ve, y asiente con la cabeza, yo sonrío maliciosamente y arqueo la espalda para estar más cerca de su miembro, estoy tan caliente que ya quiero tenerlo adentro, suelta mis manos y comienza a sobarme el clítoris, yo me abandono a esa sensación de calidez que me produce, me masturba, me acaricia las piernas hasta que tengo un pequeño orgasmo y cierro las piernas y los ojos.
El me las abre de nuevo, con delicadeza, estoy empapada de placer, tocando con la yema de los dedos mi vientre, mis muslos, observando cómo se me enchina la piel, me pregunta si quiero que me lo meta, y exclamo con urgencia que si, y mete su miembro en mi vagina de una sola vez, hasta adentro, y grito, lo mete una y otra vez, con fuerza, con lujuria, lo envuelvo con mis piernas para pegarlo más a mí, lo beso mientras me embiste, siento su sudor cayendo sobre mi vientre.
No quiero que se venga aún, así que lo empujo, está muy exitado y jala un poco de mi cabello como castigo, me quito por fin el negligee, y me acuesto boca abajo sobre la cama, es delicioso el contacto de la seda en mis pezones, introduzco una mano entre las piernas, me froto, me masturbo y suelto pequeños gemidos de placer, él observa, empieza a masturbarse también, a mi ritmo, se acuesta a mi lado, tengo otro orgasmo. El está en la cama boca arriba, con el miembro erecto, así que lo monto, arqueo mi espalda y me sujeto de sus tobillos, muevo mi cuerpo con él adentro, y el se aferra a mis nalgas, mis tetas rebotan con el movimiento, escucho su voz pidiéndome mas, hasta que suelta un breve grito, y acaba dentro de mí, me incorporo y me acuesto sobre él, le doy un beso y me tumbo en la cama, estamos agitados, sudorosos, las velas se consumieron hacer rato, así que solo se percibe el sutil olor a humo y sexo, descansamos un ratoo tumbados en la cama, hablamos y bromeamos, nos aseamos un poco, y después cada quien toma su camino a casa, hasta el próximo encuentro… esperando que sea real.