Mi pareja cumple todos mis deseos ¡Por más retorcido que sean!

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Lo que parecía un pensamiento iba a ocurrir ya…

Estaba tan excitada que sentía quepodía correrme ya y no tener fin.

– Que fantasía tienes?- me dijo.

Llevábamos una hora tirados en el sofá roce por aquí, roce por allá pero sin mucha más ganas de movernos. Disfrutando de una charla tranquila sobre todo un poco.

– Fantasía de que? Sexual?

– Si!

Me miraba con los ojitos brillantes, como un niño que espera un regalo.

– Pues… Quiero un masaje de esos completos!

– Un masaje? Jajaja!

– Y puede que en algún local donde puedan verlo…

Yo aún no me había estrenado en locales liberales y le daba vueltas a si me gustaría o no. Él me llevaba mucha ventaja así que en parte, me apetecía hacer algo que a él le pusiese, porque su placer se había convertido en el mío.

– Y quién te lo da?

– Tuuuu. Luego ya vemos, no?

– Vale

Reímos hablando un nratoobre pelis porno y nos subió la temperatura.

Le baje los pantalones y se la comí un buen rato como a él le gustaba. Despacio y profundo. Se la masajee mojada con la mano, volví a comérsela otro rato y cuando me dijo que quería comer él o que me quería follar me negué y puse aún más insistencia en que disfrutase. Metió su mano en mi sexo mojado y se le puso tan dura al ver que aquello me excitaba tanto que una cascada de semen inundó mi garganta pocos minutos después.

– Venga! Que te voy a sorprender!

Siempre que decía eso, acabábamos en un sexshop o una boutique de lencería poniéndonos a tope sin tiempo de llegar a casa para saborearnos.

Era verano y aunque ya eran las diez de la noche, algunos comercios permanecían abiertos por el «black friday»

Habíamos estado pasando la tarde por ahí y habíamos cenado temprano en una terraza junto al río.

Me había pedido que me arreglase antes de recogerme, que pretendía fardar de chica. Y yo me había esmerado en subirle el orgullo: un buen vestido negro, corto pero elegante de esos que insinúan que se van a subir pero se mantienen, unos buenos tacones, poca lencería, maquillaje fino .. notaba como los chicos se giraban a mí paso después de mirarlos fijamente mientras caminaba de su mano.

Él también estaba genial así vestido.

Llevaba su «camiseta de las ferias» y unos vaqueros que le hacían un culo tremendamente provocador. Su perfume creaba una estela a su paso. No necesitaba mucho más que su olor y su cara de tipo chulo para crear expectación. Tenía una manera de moverse atrayente y él lo sabía.

Llegamos a las puertas de un local…

– Es un local de esos?

– si… Entramos y miramos? Hasta donde tú quieras.

– Vale!- no perdía nada por ver qué sentía o como reaccionaba.

Entramos y una chica muy mona nos atendió en la barra poniéndonos unas bebidas. Preguntó amablemente si sabíamos cómo iba el local y después de unas palabras con Johny, quien le explicó que sí, seguimos a nuestro rollo tomándonos algo en la barra.

Había poca gente. Era muy temprano.

Hablábamos ya en un sofa, entretenidos, mirando alrededor y opinando sobre los elementos que había (chicos y chicas) entre risas porque no encontrábamos ninguno que me llevase a querer tirarme a la piscina, cuando un chico joven y tremendo cruzó la puerta.

Era moreno, con el pelo rapado, un cuerpazo y unas manos enormes.

Me miró fijamente y se sentó en la barra a pedir algo.

Yo seguía hablando con Johny y sentía como la mirada de aquel chico se clavaba una y otra vez para cruzarse con la mía. Me estaba excitando que me miraste con deseo de esa manera.

– No deja de mirarte- dijo Johny señalando con un gesto de cabeza a aquel chico.

– Ya lo he visto. Pero no sé si me apetece aún…

– Vamos! Hay una sala ahí donde puedo darte tu masaje! Que mire!

Johny se levantó y cogiéndome de la mano me dirigió a una sala contigua a la que estábamos.

Antes de entrar, cruzó su mirada con el chico y sonrió levantando una ceja.

Su cara decía: ya verás!

Había unas camas grandes, con colchones de cuero negro. Unas visillos blancos con brillantes bordeaban los colchones proporcionando cortinas para cerrar si se deseaba algo más de privacidad. Un estante cercano tenia botes con aceites, lubricantes, una caja de condones…

Johny eligió un aceite de coco y fuimos a un colchón.

Me quitó el vestido entre besos y caricias muy poco a poco. Luego el tanga mientras acercaba la cara a mí vagina tanto, que deseaba que me rozase con su lengua y me volviese loca. y finalmente me dejó los tacones

Me tumbé boca abajo en la cama mientras Johny se lubricaba las manos con aquel aceite.

Empezó relajándome el cuello, la espalda, las nalgas…

Yo me sentía super cómoda.

El chico de antes y otro tío más estaban mirando al otro lado de la cortina.

Johny seguía dándome el masaje desnudo, con la polla medio tiesa.

Se acercó a mí oído y susurró:

– Que me dices del chico de antes? Te dejas masajear el cuerpo por él?

Pensé unos segundos. No habría marcha atrás.

– Hasta donde tú quieras- repitió Johny

– hasta donde tú le permitas -le dije yo.

Habíamos llegado a un acuerdo y en esa situación sería él quien decidiese donde llegaba yo si yo no paraba el juego. Tenía tanto o más derecho que yo a poner los límites. Mi corazón ya era suyo, como no iba a serlo mi cuerpo?

Le dijo al chico que se quitase la ropa y se acercase y este obedeció sin mediar palabra.

El chico me masajeaba la espalda mientras Johny se dedicaba a las piernas. De vez en cuando acercaba tanto los dedos a mí coño que me estremecía pensando que me iba a tocar ya. Me sentía relajada y excitadisima.

Una corriente de flujo corría entre mis labios…

– Date la vuelta

Y acompañándome con su mano, me giré y me puse boca arriba. El chico, de rodillas por encima de mi cabeza,comenzó a masajearme el pecho y cada vez que pasaba por mis pezones los rodeaba y apretaba suavemente con sus dedos. Luego bajaba a los abdominales y entonces podía ver su polla enorme pasar cerca de mi cara.

Johny había dejado las piernas y masajeaba mi vajina. Primero los labios, de vez en cuando los abría un poco y pasaba su dedo lubricado por mi clítoris.

Yo resoplaba y gemía tímidamente mientras aguantaba las ganas de retorcerme de placer.

Se hicieron un gesto y cambiaron los sitios.

Johny me masajeaba ahora el torso y me ponía la polla en la cara restregándomela de poco en poco.

El otro chico masajeaba mi coño empapado cuando de repente hundió uno de sus dedos dentro. Mientras, con su otra mano, seguía masajeando mi clítoris.

Gemí fuerte y me agarré a la polla de Johny metiéndomela en la boca.

Instantáneamente, el chico, comenzó a masturbarme más vigorosamente.

Seguía gimiendo y masturbando a Johny con fuerza mientras le daba lametadas y chupetones de vez en cuando.

Fue entonces cuando tuve un orgasmo brutal.

Me había estimulado física y mentalmente y eso había provocado una tremenda ola de placer que me producía espasmos mientras gemía y me mordía los labios.

La polla de Johny se había puesto aún más dura si cabía.

Le miré, me besó y le dije:

– Fóllame!

– Cómesela a él- me pidió.

Estaba tan excitada y con tantas ganas de que me follase que accedí.

Me levanté, me puse de rodillas ante aquel chico y comencé a comérsela con un condón de fresa.

La tenía enorme y el condón prácticamente no le cabía. Le quedaba apretado sobre todo por la base del tronco y parecía estrangularsela.

Johny me agarró por la cintura y de un empuje me metió la polla por el coño.

Empezó a moverse rápido, se notaba que aquello le había puesto muy cachondo.

Yo seguía comiéndosela al chico mientras gemía por las embestidas de Johny.

El chico empezó a jadear y se quitó el condón mientras de la meneaba delante de mi cara. Se la agarré con la mano y se la pajee un poco más hasta que se corrió salpicando mi hombro y la cama

Johny embestía cada vez más fuerte y de repente la sacó, me giré y se la comí mientras se corría en mi boca. Johny gemía como nunca lo había hecho antes. Tardó un rato en recomponerse. Nos quedamos allí tumbados unos minutos, nos vestimos y nos dirigimos a tomarnos algo de nuevo sedientos por él sexo.

Al acercarnos a la barra, Johny saludo a aquel chico, que había salido antes que nosotros.

– qué tal Luis? Gracias!

– nada hombre! Encantado! Tienes una chica tremenda…- le felicitaba mientras volvía a repasarme con la mirada.

Ellos ya se conocían. Habían planeado la escena y se habían dejado llevar por mi entusiasmo.

– Gracias de nuevo tío!- le repitió johny

Acabamos nuestras copas habiéndonos despedido de Luis quien se marchó después de un rato de charla distendida.

– Te ha gustado? – me preguntó Johny.

– A la vista está, no?- le sonreí

– Pues volvemos cuando quieras más!

Desde entonces, nos hemos convertido en creadores de escenas y las compartimos a la espera de poder vivir esas experiencias.

Me consiente, me cuida, me enseña nuevos horizontes… Así es mi amo, el dueño de mi corazón, capitán de mi deseos.

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