Mi primera vez con otra chica y una lluvia dorada para no olvidar

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El primer momento dorado de Natalia

Natalia estaba sentada en el metro que iba a Madrid… Todos los asientos estaban ocupados y algunos pasajeros iban de píe… Vio a una joven empresaria, de unos 30-32 años de edad, que se encontraba cerca de ella, mirándola.

‘Qué mujer más impresionante… Me gustaría que cuando tenga su edad esté tan bien como ella… Uff!, cómo me gusta’, pensó Natalia… Iba vestida con un traje gris oscuro que no podía ocultar un cuerpo bien formado debajo de él.

Natalia tenía veinte años y era un estudiante de primer curso de Bellas Artes… Ella estaba familiarizada con los cuerpos bien formados porque también lo tenía y así los dibujaba y pintaba… Medía sobre 160 cm y pesaba alrededor de los 46 kg… Su rostro era bonito de verdad, desbordando simpatía con ese vivor que tienen sus ojos.

Su estilo un tanto gótico, con un piercing en el labio inferior – a veces cambiado por otro en la nariz-, su melena teñida de color oscuro casi negro, delgada pero con bonitos, muy bonitos pechos, y tatuajes de colores en sus brazos, hacía todo ello tal atractivo que los hombres se giraban a verla cuando caminaba por la calle.

La mujer miró directamente a Natalia y le sonrió… De repente, ella notó que un líquido bajaba por las largas piernas con medias de nylon de la mujer.

‘¿Qué será eso?», se preguntó Natalia fijándose asombrada.

Una gran mancha húmeda comenzó a aparecer en la parte delantera de la falda de la mujer… Natalia miró la cara de la mujer… Ella estaba mirando a Natalia con los ojos vidriosos.

‘Dios mío… Ella se está orinando encima’, pensó… La orina estaba corriendo hacia abajo en sus zapatos de tacón alto… Ella vio que el cuerpo de la mujer se tensaba y luego se estremecía.

La mujer sonrió a Natalia y se dirigió hacia la puerta cuando el tren de metro se detuvo.

Natalia estaba totalmente aturdida… Nunca había visto algo así en su vida… Todo su cuerpo tembló cuando una ola de excitación sexual se apoderó de ella.

‘Todo esto lo hizo en menos de 10 segundos, pero me dejó totalmente descolocada… ¿Por qué me he excitado tanto?’, pensó sin tener explicación de ello.

Esa noche, mientras hacía su tarea, no podía olvidar el incidente de la cabeza… Se sintió excitada de nuevo.

Cerró la puerta de su habitación y se tendió en la cama… Luego llevó su mano debajo de la falda.

– «UUUUGGGG», gimió cuando sus dedos encontraron los labios de su coño… Sus bragas estaban empapadas.

La mujer de bonito tipo y la orina que corría por su pierna era la imagen que tenía en su mente.

– «AAAAAGGGG», gimió al sentir inmediatamente la llegada de un orgasmo y se corrió.

‘Qué corrida más rápida’, pensó mientras iba al baño a limpiarse.

Dos días después, Natalia estaba en el mismo tren… Y ahí estaba de nuevo la mujer, tan deslumbrante como la primera vez que la había visto… Ella no podía creerlo.

Esta vez la mujer estaba más lejos esta vez pero sus ojos hicieron contacto… Natalia la miró con detalle para ver si ella iba a repetir lo último que hizo la vez anterior.

De repente, el tren estaba entrando en la estación y estaba desacelerando… La mujer se movió por el pasillo hacia ella… Mientras caminaba hacia Natalia, extendió su mano para darle algo… Natalia extendió la suya y sintió algo dejado caer en su palma… La mujer se había ido.

Natalia miró el objeto… Era un frasco pequeño de vidrio transparente lleno de un líquido amarillento y jadeó… La mujer le había dado algo de su orina… Su depravación la abrumó y sus bragas se empaparon de inmediato.

Esa noche en su habitación, ella se sentó en su escritorio y examinó el frasco… Quitó el tapón de corcho, se lo puso en la nariz y lo olió.

– «Ooooh», gimió mientras su mano se deslizaba debajo de su pijama.

Comenzó al principio a frotarse lentamente el coño mientras olía el aroma del frasco… Sus dedos se los metió en su coño excitado…Se masturbó de esa manera hasta que sintió un orgasmo brotando dentro de ella… Se iba a correr de inmediato.

«UUUUGGGG» gimió mientras olfateaba una y otra vez el pequeño frasco de orina… Su cuerpo tembló por el intenso orgasmo que atormentaba su cuerpo… Vació el pequeño frasco con orina por su frente y el liquido amarillo corrió por su cara.

«AAARRGHHHH», gritó mientras los jugos de su coño caían sobre la silla… No podía creerse que hubiera hecho algo tan lascivo y perverso, pero el sabor de algunas gotas de orina que llegaron a sus labios le trajo olas de placer.

Natalia viajó en el metro durante un mes, pero nunca vio a la mujer de sus sueños… Ella había renunciado a volver a verla nunca más.

La noche del viernes, se encontraba escuchando los vítores en el partido de fútbol de su escuela cuando se dio cuenta de que la mujer estaba sentada en las gradas… No podía creerlo.

La mujer miró a Natalia y le sonrió y ella, nerviosa, le devolvió la sonrisa.

El partido terminó y Natalia había perdido de vista a la mujer entre la multitud… Mientras caminaba hacia la parada del autobús junto con otras hinchas del equipo, sintió que alguien le tocaba el brazo… Era ella.

– «Hola», dijo en voz baja.

– «Hola», respondió Natalia.

– «¿Puedo hablar contigo un minuto?», preguntó ella tímidamente.

– «Claro», respondió Natalia vacilante.

– «¿Podemos caminar por los pasillos que hay bajo las gradas del campo?» preguntó mientras cogía a Natalia suavemente por el brazo.

Natalia se sentía muy nerviosa… Estaba emocionada de ver a la mujer, pero este contacto personal de alguna manera hacía que todo se sintiera diferente.

El edificio estaba oscuro y vacío… Las luces a su alrededor estaban apagadas… La mujer guió a Natalia hacia un pequeño lugar en donde generalmente se guardaban los botes de basura… Esa noche el sitio estaba vacío.

La mujer se detuvo, giró su cara, se inclinó hacia delante y le susurró al oído:

– «He pensado en ti muchas veces durante el último mes… Mi nombre es Inés… ¿Te gustó mi regalo?», le preguntó.

– «Sí», dijo Natalia con voz apenas audible.

La mujer besó a Natalia en la mejilla… Ella le susurró de nuevo en su oído:

– «Me alegro de que te haya gustado… Te he traído más.»

Dicho eso acercó sus labios a los de Natalia y le metió su lengua en su la boca mientras la besaba apasionadamente… Al mismo tiempo, y con rapidez, le quitó el sueter y la falda… Natalia quedó en bragas y sujetador.

Luego, sintió como la mujer empujaba firmemente su cabeza hacia abajo… La resistencia de Natalia fue leve… Su mente daba vueltas con anticipación… Sintió su rodilla desnuda sobre el pavimento, pero apenas notó el dolor.

Vio como Inés levantó lentamente su falda y expuso su coño sin bragas y tiró de la cabeza de Natalia hasta colocarla entre sus piernas abiertas… El olor de la mujer era abrumador… Muy intenso… Natalia supuso que pocas veces se debía lavar.

Luego, con sus labios, comenzó a besar el coño de Inés y con la lengua, a lamerlo, percibiendo de inmediato lo húmedo que lo tenía… Una sensación perversa recorrió su cuerpo… Sabía lo que iba a suceder y su lengua se centró rápidamente en el clítoris, al tiempo que su boca lo retenía y succionaba.

Notó que el cuerpo de Inés se tensaba para sacar su líquido amarillo de su cuerpo, al tiempo que escuchaba cómo jadeaba de placer.

Al poco tiempo, Natalia sintió que un líquido caliente le caía por su cuello e incluso saboreó gotas que le llegaron a sus labios… Era orina que fluía por su pecho y le mojó totalmente el sujetador… Sus pezones se endurecieron cuando ésta corría por sus tetas llenando las copas de su sostén.

La orina finalmente terminó de salir… Natalia se dedicó entonces a lamió los labios vaginales de Inés tratando de limpiar cada pliegue, saboreándola… Fue entonces cuando sintió que el cuerpo de Inés comenzaba a temblar y sus manos estaban tirando con fuerza de su cabeza para que su cara se pegase totalmente a su coño.

¡Inés se estaba corriendo!… Natalia se volvió loca lamiendo espesos chorros de flujo en su boca, mezclándolo con el sabor de orina que ya tenía.

Estuvieron así durante varios minutos mientras Natalia limpiaba el coño y las piernas de Inés con la lengua.

Luego, sintió que Inés la ponía de pie… De inmediato, la lengua de Inés estaba limpiando la cara de Natalia y metiéndole ocasionalmente su lengua entre sus labios para recibir el sabor que ella tenía en su boca y que realmente era suyo.

Ella susurró al oído de Natalia con mucho cariño:

– «¿Tienes algo para mí?»

– «Sí», gimió Natalia, con el sabor de los jugos de meada / corridas que aún estaban presentes en el interior de su boca.

Sintió que Inés ponía su cuerpo pegado al suyo y se refregaba a pesar de estar mojada… Pronto la boca de Inés estuvo presionando contra su coño cubierto por sus bragas.

«UUUUGGGHHH», se escuchó a sí misma gemir cuando los cálidos labios de la mujer apartaron las bragas y rodearon su coño hinchado… Con las manos agarradas a sus nalgas, sintió que Inés le estaban indicando algo, que creyó entender.

Fue ahora cuando Natalia comenzó a esforzarse y su orina amarilla le salió con fuerza… Inés no la rechazó y su boca se llenó y se volvió a llenar varias veces… Vio como a la joven empresaria le gustaba esto y aunque no se tragaba la orina, la saboreaba plenamente y la dejaba caer… Esto fue demasiado para una Natalia que jamás había pensado que esto le pudiera sucederle a ella y se calentó muchísimo.

Notó que pronto iba a acabar de mear… Inés, anticipándose a esto, comenzó a lamerle el coño febrilmente, incluso mientras la orina salpicaba sus ojos y cara y empapaba su blusa… Inés, como ella, también sintió que sus pezones se endurecían cuando la orina caliente corría por sus tetas llenando las copas de su sostén.

El cuerpo de Natalia se puso rígido… Ya no pudo aguantar tanta calentura y comenzó a temblar, incontrolablemente.

– «Meee cooorrrrrooooo», gritó.

Sus bragas se llenaron con sus flujos y Inés continuó chupando, todo lo que se filtraba a través de las bragas de Natalia… Luego, limpió los muslos de Natalia, para, a continuación, volver a chupar de nuevo las bragas de todo el flujo y meado que podía escurrir con la boca.

El orgasmo de Natalia terminó y Inés se puso de pie, con el pelo y la cara cubiertos de flujos y orina… Su sujetador estaba empapado y se veía claramente a través de la blusa empapada también en orina.

Ella acercó la boca de Natalia a la suya, que se abrió voluntariamente para aceptar la mezcla que brotaba de los labios de Inés… El cuerpo de Natalia todavía temblaba por los mini orgasmos que ella recibió tan descaradamente… Se besaron y refregaron durante un tiempo.

– “Si te gustó lo que hicimos, volveré a buscarte”, le dijo.

Y tan repentinamente como apareció, la joven empresaria se alejó de Natalia y desapareció en la oscuridad… Ella la llamó, pero la mujer se había ido.

Natalia se levantó su pequeña falda corta, sus dedos se hundieron en su coño empapado, y se lanzó en busca de otra ola de placer porque aún estaba muy caliente y necesitaba correrse de nuevo.

Ella sabía, y aceptaba, que nunca volvería a ser la misma… Ahora debía esperar a que Inés volviera a buscarla.

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