Mi suegra y mi esposa muy ebrias me hacen de todo
Desde la visita que hicieron a nuestra casa mi suegra Raquel y mi cuñada Marga, Raquel y yo habíamos recuperado nuestros encuentros sexuales, siempre que nos visitaba esperábamos cualquier oportunidad para estar a solas y follar o practicar sexo oral sin que mi esposa se enterase. Mi suegra se cuidaba mucho y seguía siendo la mujer atractiva y caliente que nos follábamos mis amigos y yo cuando estábamos en la Universidad, por lo que yo estaba deseando que viniera a visitarnos y le decía a Paula que invitase a su madre siempre que podía.
Durante una de las visitas que Raquel hizo a Madrid para vernos, coincidió que mi amigo Carlos tenía una reunión de trabajo también aquí, por lo que le dije que se quedara en casa el fin de semana y así podríamos salir a cenar y tomar unas copas, al principio dijo que no podía, pero cuando le comenté que estaba mi suegra en casa aceptó sin dudarlo. Por su lado, cuando se lo dije a mi suegra, sonrió y dijo que así podríamos recordar viejos tiempos.
El viernes por la tarde llegó Carlos a casa, saludó a mi esposa Paula y después dio dos besos a Raquel, ambos se abrazaron y vi como Carlos bajaba la mano a lo largo de la espalda de Raquel hasta tocar su culo y apretarlo con fuerza, Raquel me miró sonriendo y me guiñó un ojo, después se acercó a mí y me dijo que esta noche tenía que ayudarla porque quería follárselo.
Por la tarde salimos a tomar unos vinos, después tomamos una copa en casa y nos fuimos a la cama, pasado un rato, y cuando vi que Paula estaba dormida, me levanté sin hacer ruido y fui a la habitación de Carlos, abrí despacio la puerta y encontré una imagen espectacular, Carlos estaba tumbado en la cama y mi suegra, en ropa interior y de espaldas a la puerta, estaba sobre él haciéndole una fantástica mamada, desde mi posición se veía claramente como su cabeza subía y bajaba repetidamente, así que no dije nada y me quedé observándoles, mi suegra hacia su trabajo a conciencia y su boca se tragaba la polla una y otra vez, la escena me estaba poniendo muy caliente, así que saque mi polla y comencé masturbarme allí de pie. Carlos, que estaba a punto de correrse, cogió con sus manos la cabeza de mi suegra y la empujó hacia abajo para que se la chupara más a fondo, al mismo tiempo empezó a gemir y repetir una y otra vez.
CARLOS.- ¡Chúpamela zorra, chúpamela como lo hacías en la Universidad!
Mi suegra animada chupaba con más ganas, su tremendo culazo estaba casi pegado a mí, así que estiré la mano y la metí bajo su braga, ella se sorprendió y se giró hacia mi, pero al verme sonrió y dijo.
RAQUEL.- Otra vez os tengo a los dos, solo falta Juanmi para completar el equipo, no sabéis cuanto echo de menos las folladas que me dabais los tres.
Volvió a inclinarse sobre Carlos y siguió mamando sin parar.
CARLOS.- Ya voy a correrme, sigue, no pares.
RAQUEL.- Siiii, córrete en mi boca, vamos, ya sabes cuanto me gusta tragarme vuestra leche.
Carlos se corrió y Raquel se tragó todas las descargas que soltó en su boca sin desperdiciar ni una gota.
CARLOS.- Ahora te toca a ti Marco, clávasela en el culo como a ella le gusta.
Iba a dar un paso hacia adelante para follármela cuando mire hacia la puerta y vi que allí estaba Paula, se había levantado sin que nos diésemos cuenta y estaba en la puerta mirando la escena y escuchando los comentarios que habían hecho Carlos y Raquel, su cara era de autentica sorpresa e indignación. Empezó a gritar diciendo que no teníamos vergüenza, que nos habíamos follado a su madre mientras éramos novios, y que mi suegra se había comportando como una verdadera guarra tirándose a tres tíos, que la habíamos engañado y nunca podría perdonarnos. Después se fue a la habitación y cerró la puerta, yo intenté entrar pero no me dejó, me dijo que fuese a dormir al sofá o con la zorra de su madre. Mi suegra estaba llorando y Carlos no sabía qué hacer, por lo que ellos se fueron cada uno a su habitación y yo me fui a dormir al sofá.
Por la mañana nos levantamos pero Paula no salía de la habitación, así que Carlos y yo nos fuimos a desayunar a una cafetería, pasado un rato nos llamó mi suegra y nos dijo que había hablado con Paula y ya estaba más tranquila. Al parecer le había contado que ella era muy activa sexualmente y que cuando la abandonó su padre empezó a probar nuevas experiencias, que nos conoció y tuvo sexo con los tres, pero en el momento que yo empecé a salir con ella como novios lo había dejado. Esto no era cierto, pero a Paula le había valido y ya no estaba tan irritada con nosotros, así que por fin pudimos volver a casa. Cuando llegamos, Paula me dijo que fuésemos a la habitación, allí me echó la bronca y me dijo que lo que había hecho era imperdonable, pero que tendría que superarlo por el bien de todos.
Cuando todo estuvo tranquilo decidimos salir a tomar unos vermuts y unas tapas, bajamos a una cervecería y allí bebimos varias rondas, noté como Paula bebía muy rápido y pedía que rellenasen su copa inmediatamente, quizás por el nerviosismo de lo que había pasado, por lo que en poco tiempo había superado su límite de alcohol y estaba un poco borrachilla. De repente, y con gran sorpresa para todos, preguntó a su madre que sentía cuando estaba con tres hombres. Mi suegra nos miró sin saber qué decir, pero Paula volvió a insistir, por lo que Raquel dijo que no podía explicarlo, que esa sensación había que sentirla, el tener tres pollas diferentes, tres hombres distintos, cada uno con una forma de tocarla y follarla diferente, era tremendamente excitante, y a ella le encantaba. Paula preguntó entonces qué sintió la noche anterior mientras se la chupaba a Carlos y yo tocaba su culo. Mi suegra resopló y contestó con cierto miedo que a ella le encantaba chupar una polla, más aún si era la de un hombre como Carlos, más joven y que además estaba muy bueno, y el sentir una mano como la mía hurgando debajo de su braga la excitaba muchísimo y hacía que la mamase con más fuerza.
Miré a Paula y vi como sus pezones estaban en punta y destacaban claramente bajo su camiseta, sin lugar a duda estaba muy excitada con la conversación.
Ante la sorpresa de todos, mi mujer continuó con el interrogatorio, esta vez preguntó a Carlos por qué me había pedido a mí que se la metiera en el culo a su madre la noche anterior. Carlos respondió rápidamente que cuando estábamos en la universidad a su madre le encantaba que yo follara su culo mientras mamaba la polla de Juanmi o la suya, y que, además, quería que le dijésemos guarradas. Mi suegra y yo le miramos nerviosos, pero él continuó diciendo que como más disfrutaba Raquel era con dos pollas dentro, que cuando tenía una polla en el coño y otra en el culo se volvía loca. Estaba claro que Carlos estaba tan borracho como Paula y no le importaba contar todo.
En ese momento observé como Paula se removía en la silla, metía una mano entre sus piernas y las apretaba con fuerza. Después nos hizo una confesión, la noche anterior, cuando vio a su madre chupándosela a Carlos, se había excitado muchísimo, ya que antes de ser mi novia le había gustado Carlos y en alguna ocasión había soñado que se liaba con él. Carlos se rió y dijo que podía hacerlo cuando quisiera, y Paula contestó que no lo verían sus ojos.
Como la conversación iba por cauces muy peligrosos, mi suegra dijo que era tarde y teníamos que volver a casa.
Por la noche nos preparamos para salir a cenar, mi suegra iba con una minifalda de cuero y una blusa negra semitransparente con un gran escote que dejaba ver casi la mitad de sus tetas, Paula se puso una falda vaquera y una camiseta blanca que resaltaba también sus hermosas tetas.
Durante la cena bebimos una botella de vino y tomamos unos chupitos, más tarde volvimos a casa y nos pusimos unos cubatas, después de varias copas y cuando estábamos un poco bebidos, Carlos propuso entretenernos con un juego al que jugábamos en la universidad y que llamábamos “la moneda”, este juego consiste en poner una servilleta de papel sobre la boca de un vaso estrecho y colocar una moneda encima, a continuación cada uno va quemando con un cigarrillo la servilleta y cuando la moneda cae dentro del vaso, el que la ha tirado paga una prenda. Carlos dijo que para animarlo más era mejor que ganase quien tiraba la moneda, así todos quemaríamos antes la servilleta para ganar, los cuatro aceptamos y empezamos a jugar.
La primera en ganar fue mi suegra, y pidió que Carlos se quitase los pantalones, Paula la miró extrañada y preguntó si íbamos a pagar prendas de ese tipo que eran más para adolescentes que para nosotros, los tres nos miramos y respondimos que sí. Paula se encogió de hombros aceptando y mi amigo se quitó los pantalones y se quedó en bóxer.
A continuación ganó Carlos, y sin dudarlo pidió a Raquel que se quitase la blusa, ésta lo hizo dejándonos una vista maravillosa, ya que llevaba un sujetador de encaje negro y transparente que era incapaz de contener sus grandes tetas y dejaba ver sus rosados pezones. Paula no salía de su asombro.
La tercera partida volvió a ganarla Raquel, y su petición fue que su hija se quitase la camiseta para estar en igualdad de condiciones que ella y así conseguir que Carlos apartase la vista de sus tetas de una vez. Todos nos reímos y Paula se quitó la camiseta, a pesar de tener unas tetas un poco más pequeñas que su madre, son bastante grandes y sus pezones marrones que son enormes se marcaban perfectamente bajo el sujetador blanco.
Jugamos una nueva partida y ésta la ganó Paula, dio un salto en la silla aplaudiendo y pidió que Carlos se quitase la camisa, al hacerlo, se incorporó y todos vimos el tremendo bulto que tenía bajo su bóxer, estaba empalmado y su polla luchaba por salir. Paula no podía quitar la vista de su paquete.
En las siguientes partidas yo tuve que quitarme el pantalón y Raquel el sujetador, ahora teníamos a la vista un estupendo par de tetas. Después me tocó a mí quitarme la camisa y a mi suegra la falda, ésta se levantó insinuante y la fue bajando muy despacio mirándonos de forma provocativa, cuando se la quitó vimos que llevaba un tanga negro que apenas tapaba sus labios vaginales. Paula miraba sorprendida pero no dijo nada, yo aproveché para servir una nueva copa.
El siguiente en ganar fue Carlos, y su petición fue que Paula se quitase el sujetador. Ésta dio un buen trago a la copa y se lo quitó sin dudarlo dejando a la vista sus redondas tetas, sus enormes pezones en punta delataban que estaba tremendamente excitada.
CARLOS.- ¡Joder! ¡Qué suerte tienes Marco, vaya par de tetas tiene tu mujer! Tiene que ser un gusto disfrutarlas.
Paula, con dos copas de más, se rio, cogió sus tetas con las manos y las movió arriba y abajo. Mi suegra me miró sonriendo.
RAQUEL.- Esto va muy bien, a ver quién es el primero en desnudarse.
Jugamos de nuevo y ganó Paula, volvió a saltar en la silla riéndose y pidió que Carlos se quitase el bóxer. Éste, sin esperar un momento, se puso de pie y comenzó a bajarse el calzoncillo dejando a la vista su polla erecta que apuntaba hacia Raquel. Ella alargó la mano para tocarla, pero yo dije que aún no era el momento y tenía que esperar a que le mandasen esa prenda. Mi suegra protestó pero dejó su mano quieta.
La siguiente ronda fue para mí, y ordené a Paula que se quitase las bragas. Ella me miró dubitativa y me dijo que aún tenía la falda, a lo que Carlos respondió que dejase de perder el tiempo y se quitase la falda y las bragas ya, porque nosotros teníamos solo tres prendas y ellas cuatro. Paula dudó un momento, pero se incorporó y se sacó la falda dejando a la vista unas diminutas braguitas brasileñas, nos miró y después fue bajándose las braguitas poco a poco. Mi suegra me hizo una señal para que mirase a Carlos que, sin darse cuenta, había bajado la mano y estaba acariciándose la polla sin dejar de mirar a mi esposa, giré la vista y vi que Paula hacia descender lentamente las bragas por sus piernas mirando fijamente a Carlos, después las giró con un dedo y se las lanzó a éste, quien las recogió y las olió diciendo que estaba deseando probar lo que habían cubierto antes.
Volvimos a jugar y ganó Carlos, éste pidió a mi suegra que se quitase sus bragas al igual que lo había hecho anteriormente su hija. Ella se levantó, nos dio la espalda, se agachó de forma provocativa mostrándonos el culo y se las quitó lanzándoselas a Carlos también, a continuación subió un pie en la silla y separó las piernas, lo que nos permitió ver su coño claramente.
RAQUEL.- Como os he dicho antes, esto va muy bien.
La siguiente partida fue para mí, y era un compromiso, porque los tres estaban desnudos y tenía que pedir una prenda más fuerte. Por suerte, antes de que yo dijera nada, Carlos se me adelantó y separando las piernas se cogió la polla y dijo.
CARLOS.- ¿A cuál de vosotras le toca jugar con ésta?
Ambas se rieron y me miraron, estaba claro que ninguna iba a molestarse con lo que pidiera, el alcohol había hecho efecto y las dos estaban totalmente desinhibidas. Miré a ambas y dije.
MARCO.- Paula, tienes que calentar a Carlos pero sin usar las manos.
Mi mujer se levantó sonriente y se acercó a Carlos que estaba sentado en la silla, puso una pierna a cada lado de él y bajo de forma que su sexo quedó a escasos centímetros de la polla de éste, siguió bajando despacio hasta rozar el glande con su vulva, Carlos empujó sus caderas hacia arriba y su capullo casi entró en el coñito húmedo de Paula, pero Raquel grito y dijo que eso no estaba permitido, él no podía moverse, así que Paula se movió adelante y atrás frotando su vulva contra la verga que estaba intentando penetrarla. Carlos aprovechaba para morder los pezones de Paula y ésta se reía y se acercaba más a él para facilitarle el trabajo. Raquel dijo que ya había pasado un minuto y que volviese a su silla, Paula se levantó remolona y dijo que luego acabaría lo que había empezado.
Volvimos a jugar y gané yo de nuevo, vi como Paula me miraba pidiéndome que la eligiese a ella, pero esta vez dije a Raquel que tenía un minuto para hacer lo que quisiera con la polla de Carlos.
Mi suegra rápidamente se puso de rodillas frente a Carlos, cogió la polla y comenzó a pasar su lengua por ella para a continuación tragársela entera de un golpe, su cabeza subía y bajaba sin parar tragándosela una y otra vez. Miré de reojo a Paula y noté que se sentía defraudada, sin duda esperaba ser ella quien se comiese el rabo de mi amigo, observé que su brazo se movía ligeramente y pude ver que tenía la mano entre sus piernas y estaba tocándose el coño disimuladamente, me levanté despacio, me puse detrás de ella y acerqué mis labios a su oído.
MARCO.- ¿Te gusta ver como tu madre le hace una mamada?
Ella apartó rápidamente la mano de su coño.
MARCO.- No pares, sigue tocándote, me gusta ver como lo haces.
Cogí sus tetas con mis manos y comencé a amasarlas despacio, Paula se inclinó hacia atrás, separó las piernas y volvió a acariciarse el clítoris sin dejar de mirar como su madre se tragaba una y otra vez la polla de Carlos.
MARCO.- ¿Te gusta mirarles o prefieres que les diga que paren?
PAULA.- No por favor, déjales que sigan.
MARCO.- ¿Te gustaría estar en el lugar de tu madre y ser tu quien se la chupe?
Paula levantó la cabeza, me miró y se encogió de hombros como pidiéndome permiso, después me preguntó si no me importaba a mí que lo hiciera. Mi respuesta fue decir a mi suegra que ya había pasado el minuto y tenían que parar. Tanto Carlos como ella protestaron, pero dije que había que volver a jugar.
Jugamos de nuevo y ganó Carlos, su deseo fue que Raquel me la chupara a mí también, no quería que yo tuviera envidia. Mi suegra se puso de rodillas frente a mí, bajó mis calzoncillos, sacó mi polla y sin esperar un minuto la cogió con la mano frotándola un par de veces para a continuación tragársela de un golpe. Yo miraba hacia abajo y veía como su cabeza se movía con rapidez tragando mi rabo sin parar, ella paró un momento, me miró guiñándome un ojo y siguió chupándomela con autentica destreza. Miré hacia mi esposa y vi como Carlos ponía la mano sobre sus piernas, ella se dejó caer hacia adelante abriéndolas y él accedió a su coño y comenzó a pajearla, Paula cerró los ojos y aceleró su respiración. Yo paré a mi suegra y la dije que observase la escena, mi mujer no paraba de gemir y abría completamente las piernas para facilitar que mi amigo acariciase su clítoris. Finalmente mi suegra les interrumpió diciendo que había pasado el minuto. Carlos apartó rápido la mano y Paula cerró inmediatamente las piernas, no se habían dado cuenta que les estábamos mirando.
Nueva partida y esta vez ganó Raquel, su petición fue que su hija se tumbara en el sofá y chupara la polla de Carlos mientras yo comía su coño. Miré a Paula y vi que estaba sonriendo, por fin iba a tener la polla que tanto deseaba, inmediatamente se levantó y fue hacia el sofá, dudó cómo ponerse, pero Carlos la empujó tirándola sobre el asiento y diciendo que por fin iba a follarse esa boquita, puso una pierna a cada lado de Paula y aproximó la polla a su cara, ella abrió la boca ansiosa y Carlos se la puso sobre los labios, Paula la cogió con la mano y comenzó a chupar el glande, su lengua subía y bajaba por el tronco, le chupaba los huevos y después volvía hacia arriba, Carlos impaciente la cogió del pelo y la sujetó con fuerza al tiempo que se la metió en la boca diciendo.
CARLOS.- ¡Chúpamela ya joder! ¡Trágatela entera! Seguro que eres tan buena chupando como la zorra de tu madre.
Viendo esto yo me arrodillé, separé un poco las piernas de mi mujer, me metí en medio y comencé a pasar mi lengua por su coño, primero por los labios vaginales y después por su clítoris que sobresalí de su capuchón ya que estaba muy hinchado por la excitación, me paré en él y se lo chupé y apreté con los labios, después volví a pasar mi lengua a lo largo de su vulva y noté como estaba completamente empapada, sus flujos no paraban de llenar mi boca, instintivamente comenzó a mover sus caderas yendo al encuentro de mi lengua, mientras, Carlos no paraba de follar su boca y decir lo bien que se la estaba chupando, esto animaba a Paula que no paraba de mover su lengua alrededor del capullo mientras succionaba el glande y seguía mamando el rabo de mi amigo sin parar. Vi a mi suegra parada al lado mirando la escena, así que cogí su mano y tiré de ella para que se pusiera de rodillas junto a mí y ocupara mi lugar, pero me dijo que no con la cabeza, aún así tiré de ella y la puse entre las piernas de su hija, a continuación empujé su cabeza hacia abajo y la guié hacia el coño abierto y empapado, ella me miró dudando pero obedeció y empezó a comer el coño de Paula, primero despacio, después como una autentica maestra que hizo que Paula aumentase el movimiento de sus caderas. Carlos dijo que iba a correrse y sacó la polla de la boca de Paula intentando retirarse para correrse fuera, pero ella dijo que no lo hiciera, quería recibir toda su leche en la boca. Carlos me miró pidiendo permiso y yo se lo di, así que sonriendo diciendo.
CARLOS.- ¡Abre bien la boca que te la voy a llenar de leche!
PAULA.- Siiiii, dámela, quiero saber por qué le gustaba tanto a mi madre que os corrieseis en su boca.
CARLOS.- Porque tu madre era nuestra zorra y hacía todo lo que la pedíamos.
PAULA.- Venga, haz lo mismo conmigo, córrete ya en mi boca.
Carlos cogió a Paula por el pelo, tiró de su cabeza hacia arriba, metió la polla de un golpe en su boca y comenzó a follarla sin parar, mi esposa se movía al ritmo que él marcaba, aunque le costaba, ya que la comida de coño que le estaba dando su madre le dificultaba respirar y chupar, de repente mi amigo dijo que se corría y soltó la primera descarga en la garganta de Paula, ella hizo lo posible para no ahogarse y siguió chupando, después una segunda descarga, mi esposa no podía tragársela e intentaba separarse un poco para abrir la boca, la leche le salía ya por la comisura de sus labios y le resultaba difícil chupar, a pesar de ello mi amigo seguía taladrando su boca una y otra vez, finalmente Carlos se quedó quieto y apretó con fuerza su pubis contra la cabeza de Paula.
CARLOS.- Si eres tan Zorra como tu madre trágatela toda y límpiamela entera.
Paula, me miró preguntando.
PAULA.- ¿Quieres que sea tan zorra como ella?
Yo respondí que si y ella volvió a meterse la verga de Carlos en la boca, sus labios envolvían el glande y chupaba con gran habilidad, su cabeza subía y bajaba de forma frenética haciendo que mi amigo gimiera sin parar, cuando terminó de sacarle toda la leche él se retiró y Paula se quedó mirando como su madre seguía chupándola el clítoris, instintivamente cogió la cabeza de ésta apretándolo contra su pubis, mi suegra entonces metió dos dedos en el coño de su hija y aceleró el ritmo e intensidad de las lamidas, Paula movía sus caderas arriba y abajo aumentando el volumen y cantidad de sus gemidos y estallando finalmente en un gran orgasmo.
PAULA.- ¡Me corro! ¡Que bueno! Por Dios, no pares.
Raquel continuó moviendo la lengua en el coño de su hija hasta que ésta se relajó totalmente. Carlos me miró y me dijo que había sido todo un espectáculo y que tenía mucha suerte de tener una mujer y una suegra tan calientes, le respondí que incluso a mi me habían sorprendido, no acababa de entender como Paula, a la que me costó tanto tirarme cuando éramos novios, estaba ahora tan desinhibida y dispuesta a mantener sexo en público con su madre y con mi amigo.
Ambas se incorporaron y yo serví dos nuevas copas. Mientras bebíamos me acerqué a Paula abrazándola y preguntando que necesitaba después de ese orgasmo, ella me respondió sin dudarlo.
PAULA.- ¡Que me metan una buena polla!
MARCO.- ¿Cuál prefieres?
PAULA.- Si puedo elegir, las dos. Y quiero que me tratéis como lo hacíais con mi madre cuando os la follabais los tres.
Rápidamente pedí que se sentasen a la mesa para continuar jugando. La siguiente partida la gané yo y mi petición fue que Carlos se quedase en la silla con las manos detrás mientras Paula intentaba clavarse su polla sin utilizar las manos. Mi suegra me preguntó si de verdad iba a dejar que otro se follase a mi mujer, yo respondí que la decisión era de ella, no mía. En ese momento estaba tan cachondo que hubiese permitido que un equipo de futbol entero se follase a mi esposa.
Carlos separó la silla de la mesa y estiró los pies, su polla estaba nuevamente dura y apuntando al techo, Paula se levantó sonriente diciendo “Ahora voy a acabar lo que empecé antes”, puso sus piernas a ambos lados de mi amigo dándole la espalda y, con autentica cara de viciosa, mojó sus dedos en los labios y los bajó a su vulva pasándolos a lo largo un par de veces, a continuación separó los labios vaginales con sus dos manos para facilitar el acceso de esa polla que tanto deseaba, al hacerlo pudimos ver los hilillos de flujo que aún colgaban de su corrida anterior, después comenzó a bajar hasta que su vulva rozó el glande Carlos, ella se movía adelante y atrás para conseguir que la verga entrase en su coño, pero en todas las ocasiones se deslizaba entre sus glúteos sin conseguirlo. Al no lograrlo se separó un poco para ver cómo podía ponerse para meterse el rabo de una vez, entonces pude ver que por la polla de mi amigo resbalaban los flujos de Paula, solo con el rozamiento le había empapado completamente, estaba claro que mi esposa estaba cachondísima y loca por tener esa polla dentro. Entonces vi como Carlos hacia fuerza con su abdomen y conseguía separar el rabo de su tripa y lo dejaba vertical, Paula lo vio también y aprovechó para colocarse encima rápidamente, ahora el glande estaba justo en la entrada de su vulva, ella hizo un pequeño movimiento con sus caderas y finalmente se dejo caer incrustando esa deseada verga en su coño dando un grito de satisfacción.
P,- Siii. ¡Ya la tengo dentro!
Al instante comenzó a moverse arriba y abajo sin parar clavándose la polla repetidamente, mi suegra y yo mirábamos absortos la rapidez de sus movimientos y como se esforzaba para follarse a Carlos, de vez en cuando paraba y movía sus caderas de forma circular para conseguir que el pene entrase en toda su profundidad y se acomodase a su vagina, después volvía a repetir sus movimientos ascendentes y descendentes para que la polla entrase y saliese de su coño. Paula entonces me miró poniendo cara de autentica puta viciosa y me dijo.
PAULA.- ¿Te gusta como lo hago? ¿Soy tan zorra como mi madre?
Entonces lo entendí todo, esta era una competición con su madre y quería demostrarme que era mejor que ella, esto me dio una idea y la puse a prueba diciendo.
MARCO.- No, tu madre es capaz de follarse dos tíos a la vez.
Paula me miró y dijo que ella también podía hacerlo, pero mi suegra cortó la conversación diciendo que ya había pasado el minuto de la prueba. Mi esposa respondió que hasta que no consiguiese que Carlos se corriese en su coño no iba a dejarlo, por lo que inició un movimiento frenético subiendo y bajando y moviendo circularmente sus caderas, lo que hizo que mi amigo avisase que estaba a punto de correrse por segunda vez esta noche. Mi suegra y yo mirábamos sorprendidos y, todo hay que decirlo, tremendamente excitados. Cuando Carlos dijo que ya se había corrido, Paula se dejó caer sobre él clavándose la polla hasta adentro y moviendo las caderas circularmente.
PAULA.- ¿Te ha gustado? Ya noto tu semen caliente dentro de mi coño.
CARLOS.- Ufff, mucho, ha sido estupendo, solo me falta follarte el culo.
PAULA.- No te preocupes que antes de que acabe la noche podrás hacerlo, vais a tener que follarme los dos a la vez.
Mi suegra me miró moviendo la cabeza y diciendo que su hija estaba desbocada y esto podía acabar mal. Paula se levantó y entonces vimos que por la polla de Carlos resbalaban auténticos chorros de flujo vaginal de mi esposa, después se sentó en su silla y dijo que volviésemos a jugar.
La nueva ganadora fue Paula, y su deseo que nos la follásemos los dos a la vez, pero Raquel dijo que el que ganaba no podía participar en la prueba, por lo que la petición fue que, ya que su madre y yo no nos habíamos corrido aún, me la follase como yo quisiera.
Retiré los vasos de la mesa y pedí a Raquel que se apoyase sobre ella de frente, me puse detrás, separé sus piernas y me arrodillé entre ellas, aproximé mi boca y comencé a pasar mi lengua por su vulva, ella las abrió más y entonces metí mis dedos en su vagina mientras besaba su ano, mi suegra empezó a gemir y empujar sus caderas hacia atrás para que mi lengua penetrase su pequeño y cerrado esfínter, yo saqué mis dedos del coño y los llevé a su ano, presionando con ellos hasta que uno abrió el pequeño círculo y se incrustó dentro, al notarlo, mi suegra empujó con más fuerza hacia atrás para que el dedo invasor entrase en todo su profundidad, al instante metí otro dedo, ahora su esfínter estaba más dilatado y ambos dedos podían follar su culo con facilidad, así estuve un rato, acariciando su clítoris con una mano y follando su culo con la otra, entonces mi suegra, que no paraba de moverse atrás y adelante para clavarse bien mis dedos, me pidió que le metiera la polla en lugar de los dedos.
RAQUEL.- ¡Por Dios, follame ya, no esperes!
MARCO.- Pídemelo como tú sabes, dime lo que eres.
RAQUEL.- Soy tu Zorra ¡Clávame la polla en el culo ya!
Miré a mi esposa y vi que no apartaba la vista de nosotros, estaba escuchando las palabras de su madre con toda claridad. Entonces me incorporé, pasé mi verga por el coño de Raquel para lubricarla con sus flujos y apoyé el glande en el estrecho esfínter anal, presioné un poco y vi como el capullo se deslizaba dentro con facilidad, mi suegra dio un suspiro de satisfacción e intentó empujar hacia atrás para clavársela entera, pero sujeté con fuerza sus caderas y volví a repetir.
MARCO.- Pídemelo otra vez, quiero oírlo bien.
RAQUEL.- ¡Follame el culo ya, quiero sentir esa gran polla dentro! Soy tu Zorra, métemela entera ya.
Di un golpe de cadera y enterré mi verga en su culo, al hacerlo, mi suegra resbaló y quedo con su pecho apoyado en la mesa y agarrando los bordes con sus manos. Mis movimientos, cada vez más fuertes, hacían que ella resbalase por la mesa una y otra vez mientras mi polla taladraba sin misericordia su culo.
MARCO.- ¿Así te gusta Zorra?
RAQUEL.- Siiii, me encanta que me folles el culo, la noto entera dentro.
Miré a Paula y vi que tenía la mano entre las piernas y estaba acariciándose el coño, sus ojos no dejaban de mirar como mi polla entraba y salía del culo de su madre. Otra vez pedí a mi suegra que repitiese delante de su hija lo que era.
MARCO.- Repíteme lo que eres. ¡Venga!
RAQUEL.- ¡¡Soy tu Zorra!! Siempre he sido tu zorra y me encanta que me destroces el culo, no pares.
A la vez que yo empujaba mis caderas hacia adelante ella lo hacia atrás, por lo que mi polla se estaba empotrando literalmente en su culo, esto hizo que me excitase más y le pegase una cachetada en el glúteo, ella giró su cara sonriendo y me pidió más.
MARCO.- ¿Quieres más Zorra?
RAQUEL.- Siiii, dame más, pega a tu Zorra, dame más fuerte.
Volví a azotar su culo una y otra vez y ella gemía y miraba hacia atrás sonriendo y pidiéndome más.
RAQUEL.- Sigue, no pares, dame más fuerte.
Repetí mis cachetadas repartiéndolas en sus dos glúteos que ya estaban completamente rojos.
RAQUEL.- ¡¡Dame más fuerte!! Tu zorra quiere que la castigues, solo me falta otra polla para disfrutar del todo.
Al oír esto Carlos avanzó hacia ella, pero Paula al verlo dijo que no y que teníamos que parar porque ya había pasado el minuto, los celos por ver a Raquel así no la dejaban permitir que otro hombre estuviera con su madre. La miré y dije que, al igual que ella antes, yo no iba a parar hasta correrme en el culo de Raquel. Volví a dar una cachetada en el culo de su madre y después la cogí por la caderas y comencé un movimiento rápido penetrándola con fuerza sin parar hasta que ella se corrió y se dejó caer sobra la mesa, como yo no había acabado, seguí follando su culo inerte hasta que al final solté mi descarga de leche en sus entrañas.
RAQUEL.- Uffff, ha sido estupendo, creo que no podría volver a repetirlo.
Paula nos miraba enfadada y pidió que volviésemos a jugar, yo fui a lavarme y volví a la mesa.
Esta partida la ganó Raquel, y viendo como estaba su hija no dudó en pedir lo que ella deseaba.
RAQUEL.- Quiero que los dos os folléis a Paula, esta vez tenéis que follar su culo y su coño, primero uno y después el otro.
Paula la miró enfadada y dijo que no.
PAULA.- Nooo. Tienen que follarme los dos a la vez, quiero tener las dos pollas dentro al mismo tiempo, igual que las tuviste tu.
RAQUEL.- Ok, entonces que te follen los dos a la vez, vas a probarlo por primera vez.
Paula dio un largo sorbo de su copa y se levantó mirándome de forma picarona, se acercó a mí y me dijo al oído “Ahora voy a ser vuestra Zorra, quiero que me tratéis como tal”. Yo respondí que si así lo quería así lo haríamos. Carlos me miraba nervioso sin saber qué hacer, yo le dije que se comportase como lo había hecho siempre con mi suegra.
Fui al equipo de música y puse una canción lenta, después pedí a Paula que bailase conmigo, se acercó a mí y empezamos a bailar muy pegados, mi polla se puso dura al instante al rozarse contra su pubis, hice una señal a mi amigo y él se pegó a Paula por detrás, los tres estábamos bailando y tanto mis manos como las de Carlos ya estaban recorriendo el cuerpo de mi esposa, yo amasaba sus cachetes y Carlos acariciaba las tetas desde atrás, al mover mis manos rocé la polla de Carlos que estaba erecta y se apretaba contra el trasero de Paula, la cogí con la mano y la guié hacia su entrepierna, ella abrió inmediatamente las piernas y la coloqué entre ellas, después Paula las cerró dejándola pillada de forma que rozaba su vulva en cada movimiento, yo notaba como ella levantaba ligeramente el culo y lo echaba hacia atrás para que la punta de la verga se metiera entre los labios de su vagina, Carlos también lo notaba y empujaba para conseguirlo, al no hacerlo, Paula abrió las piernas y Carlos se agachó un poco para empujar a continuación hacia arriba de forma que ahora sí consiguió metérsela, mi esposa dio un respingo y se acomodó ligeramente, lo que hizo que la polla penetrara por completo en su coño empapado, me separé de ella y cogí su cabeza empujándola hacia abajo, ella se dio cuenta de lo que quería y se inclino para meterse mi pene en la boca, mientras me hacia una mamada, mi amigo la cogió por las caderas y comenzó a follar su coño desde atrás. Le pedí a mi amigo que la follase más fuerte, y esto hizo que Paula no pudiera controlar los movimientos y que mi polla entrase en algunas ocasiones hasta el fondo de su garganta, lo que provocó que ella tuviera que sacarla para poder respirar, a pesar de ello tiré de su pelo para impedir que dejase de mamármela, ella obediente siguió chupando sin parar. Mi suegra miraba la escena y sonreía a sabiendas de que yo estaba haciendo esto para castigarla y conseguir que ella pidiera que lo dejáramos porque no era capaz de follarnos a los dos.
MARCO.- ¿Te gusta tener dos pollas para ti?
PAULA.- Si, me encanta.
Le dije a mi amigo se tumbara en el sofá, después pedí a Paula que se sentara encima y de frente a él. Ella obediente se colocó encima, cogió la polla de Carlos con la mano y descendió hasta metérsela entera dentro. Mi amigo comenzó a moverse despacio y ella se acopló a su movimiento, entonces le dije a Paula que se levantara lo justo para sacar la verga, la cogí con la mano y lleve la punta del glande a la entrada del orificio anal de mi esposa, ella me miró de reojo y yo pedí que bajase con fuerza hasta clavársela, hizo un primer intento pero la verga resbaló entre los cachetes de mi esposa, volví a cogerla con mi mano y puse el capullo pegado al diminuto orificio anal, entonces ella bajó un poco y vi como el esfínter cedía y se abría ligeramente permitiendo que el glande desapareciera dentro de su ano. Ella lo notó y soltó un ligero gemido, después empezó a subir y bajar despacio de forma que la polla iba entrando un poco más en cada descenso.
MARCO.- Así, clávatela bien adentro.
Ella me miró y aceleró sus movimientos, la polla de mi amigo aparecía cuando subía y desaparecía dentro de su culo cada vez que ella bajaba.
MARCO.- Bien, ahora tienes el culo preparado. ¿Quieres que te follemos los dos a la vez?
PAULA.- Siii, necesito tener las dos pollas dentro, si por favor.
Pedí a Carlos que fuera a limpiarse, cuando volvió le dije que se tumbara de nuevo en el sofá y a mi esposa que se colocara igual que antes, ella se colocó encima y volvió a meter la verga en su coño.
MARCO.- Venga, ahora fóllatelo con ganas, quiero que te metas esa polla lo más profundo que puedas.
Paula estaba totalmente excitada y comenzó a subir y bajar frenéticamente clavándosela hasta adentro, entonces me puse detrás y la empuje hacia abajo de forma que su pecho se juntase con el de Carlos, cogí con la mano parte de los flujos que chorreaban de su coño y lubriqué mi polla con ellos, a continuación la llevé a la entrada de su ano y presioné ligeramente, ella emitió un quejido, pero yo volví a presionar mi capullo contra su esfínter con fuerza, ella se quejo nuevamente, esta vez mas fuerte.
MARCO.- ¿Te duele? ¿No querías que te follásemos como a tu madre? Mejor lo dejamos.
Paula estaba a punto de romper a llorar, pero hizo un esfuerzo y dijo.
PAULA.- Nooo. Yo también soy vuestra zorra. ¡¡Clávamela de una puta vez!!
Dicho esto, cogí su culo, lo subí un poco hacia arriba y pedí a mi amigo que dejase de presionar con su verga, pegué mi capullo a su esfínter y presioné despacio pero de forma continuada, ella llevó sus caderas hacia atrás y entonces vi como su estrecho orificio cedía y mi glande desaparecía dentro, me quede quieto para ver cómo reaccionaba mi esposa y al ver que no se quejaba di un golpe de cadera y conseguí que la mitad de mi polla se enterrase en su culo. Ella se encogió y emitió un leve quejido, pero me pidió que no parase. Entonces le di una cachetada con fuerza y agarré sus caderas para poder empujar con más fuerza, Carlos empezó a moverse también, ahora teníamos que acompasar nuestros movimientos para poder follar su coño y culo simultáneamente.
MARCO.- ¿Notas las dos pollas dentro?
PAULA.- Siiii, las noto.
MARCO.- Carlos ¿Has visto lo zorra que es? A ver si sabe moverse como su madre.
CARLOS.- ¡Muévete ya zorra!
Paula empezó a moverse, se deslizaba despacio adelante y atrás y nuestras pollas entraban y salían repetidamente de su coño y de su culo.
MARCO.- Vamos, si quieres ser nuestra Zorra tienes que moverte mejor.
Volví a azotar su culo una y otra vez y ella aumentó sus movimientos de forma que nuestras pollas penetraban rítmicamente. Entonces agarré con fuerza sus caderas y me incliné hacia adelante empujando repetidamente, su esfínter estaba dilatado y ahora podía ver como mi polla entraba un poco más clavándose más de la mitad en su culo.
MARCO.- ¿Te gusta tener dos pollas dentro zorra?
PAULA.- Siiii, me encanta.
MARCO.- Carlos ¿Has oído lo que ha dicho?
CARLOS.- Siiii, es tan puta como su madre.
PAULA.- Ummm, me encanta tener dos pollas dentro, se siente tan rico.
Mi suegra nos miraba sorprendida y excitada, estaba sentada en una silla junto a nosotros y no paraba de tocarse el coño.
RAQUEL.- ¡Joder! Me ha salido competencia, si sigue así va a ser tan puta como yo.
Carlos dijo que no aguantaba más y estaba a punto de correrse, Paula aumentó aun más sus movimientos y mi amigo descargó toda la leche en su coño, después se retiró y yo pude follar con más fuerza el culo de mi esposa, mis caderas golpeaban una y otra vez su trasero y mi mano no dejaba de azotar sus cachetes, ambos habíamos iniciado un ritmo salvaje.
MARCO.- ¿Te gusta que te folle así?
PAULA.- Mucho, me encanta, fóllame duro.
Vi a mi suegra que seguía masturbándose al lado, así que la dije que se pusiera delante de su hija con las piernas bien abiertas, al verla, Paula me miró dudando, yo cogí su cabeza y la bajé hasta el coño de su madre.
MARCO.- Si quieres ser nuestra zorra tienes que hacer todo lo que te digamos ¿Está claro?
Inmediatamente comenzó a pasar la lengua por la vulva de su madre, con los dedos separó el capuchón del clítoris y comenzó a lamerlo y succionarlo, mi suegra cogió la cabeza de su hija con las manos y la apretó con fuerza contra su coño. Yo mientras seguía azotando y taladrando el culo de mi mujer sin parar.
MARCO.- Asíii, come bien su coño, haz que se corra en tu boca, las dos sois igual de putas.
PAULA.- Si mi amor, quiero ser tu puta, dímelo.
MARCO.- Eres mi puta, ya lo sabes.
Me incliné hacia adelante para besarla, ella se giro y al hacerlo noté el sabor de los flujos de mi suegra en su boca. Después llevé mi mano a sus tetas y retorcí con fuerza sus pezones, ella gimió con ganas y empujó sus caderas hacia atrás al tiempo que yo la embestía de forma salvaje clavando mi polla hasta el fondo de su culo y dándole una nalgada que resonó en la habitación.
PAULA.- ¡Dios! ¡Que bueno! ¡¡¡Dame fuerte!!! Sigue.
Repetí la nalgada una vez, dos, su culo estaba ya enrojecido por los golpes.
MARCO.- Te voy a romper el culo ¡Puta!
PAULA.- Si mi amor, rómpemelo, rompe el culo de tu puta.
Mi esposa estaba sobre excitada, nunca la había visto de esa forma. De repente vi que empezaba a temblar y gemir sin parar, apenas podía respirar.
PAULA.- ¡Voy a correrme! ¡Voy a correrme! Uffff, ya, ya.
Paula apoyó su cabeza en el sofá, pero yo la dije que siguiese comiendo el coño de su madre, ella de mala gana se incorporó y siguió pasando su lengua por la vulva de Raquel que estaba tan cachonda que no paraba de acariciarse el clítoris. Mientras yo, que aún no me había corrido, continué penetrando violentamente el culo de Paula.
Raquel apretó con fuerza la cabeza de su hija contra su coño.
RAQUEL.- ¡Joder que bien lo haces! Como se nota que eres hija mía, estoy a punto de correrme.
Paula siguió chupando su clítoris y finalmente Raquel se corrió en la boca de su hija. Yo aceleré mis penetraciones y mi rabo se enterraba completamente en su culo, por fin note que me corría y se lo dije a Paula.
PAULA.- Córrete en mi culo mi amor, llénamelo con tu leche.
Sin esperar un minuto descargué toda mi leche en su interior, después los dos nos dejamos caer en el sofá abrazados. Miré a un lado y vi a Carlos sentado en la silla mirándonos, le pregunté si quería follar el culo de Raquel o de Paula, él rápidamente respondió que no, ya había tenido bastante por esa noche.
Nos incorporamos y fuimos a sentarnos a la mesa, bebimos nuestras copas y Paula nos hizo una pregunta.
PAULA.- ¿Por qué os gustaba llamar zorra a mi madre?
Los dos nos miramos y dijimos que se lo preguntase a ella, porque fue su madre quien nos dijo que iba a ser nuestra puta y que quería que la llamásemos así. Raquel tomó la iniciativa y dijo.
RAQUEL.- Cuando estaba con tu padre no permitía que me dijese esas cosas, pero cuando me dejó y empecé a salir con un tipo, éste me daba azotes en el culo y me llamaba puta mientras me follaba, entonces me di cuenta que me excitaba muchísimo cuando lo hacía, así que cuando empecé a follarme a tus amigos les dije que era su puta y que me llamasen así cuando quisieran. ¿A ti te molesta?
PAULA.- Nooo, al contrario, me pasa lo mismo que a ti, se me humedece el coño solo con que me llamen zorra, me gusta que lo hagan.
Los tres nos reímos y dijimos que a partir de ahora iba a tener el coño empapado muy a menudo.
El domingo por la mañana Carlos se fue y acabó ese fin de semana tan interesante.