Mi tía consigue descubrir todo ¡Mi peor secreto!

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Mi tía me descubre y se desencadena todo

Todo comenzó en unas vacaciones de invierno ya hace unos años, yo era adolescente, y como otras veces iba a pasar unos días de una tía soltera llamada Liliana, que vivía a las afueras de la ciudad en una casa grande con parque, entonces yo aprovechaba unos días y le iba a hacer compañía.

Siempre fue la misma historia, pasar el rato, ir al río, andar en bicicleta y ayudar en algunas cosas de la casa.

Pero esta vez hice algo diferente, algo que yo hacía en mi casa. Me llevé unas cosas que le robé a mi hermana.

Estas eran un culotte de encaje color bronce y unas pantimedias de lycra color piel.

En la segunda noche que pase de mi tía, me bañe y me puse el culotte y las pantimedias, arriba de estas me puse mi ropa y así cenamos y vimos un poco de televisión.

Al rato le dije a mi tía que me iba a acostar, la saludé y le dije:

– Buenas noches tía. Ella me contestó:

– Yo me quedo un rato más. Hasta mañana.

Bueno, me saqué mi ropa y me metí a la cama con las pantimedias puestas y dormí así.

Al otro día, me despierto y me cambio la ropa.

Al rato preparamos el desayuno, y luego de unos minutos mi tía me dice:

– ¿Hace rato que dormís así?

Me quedé en silencio unos segundos y le dije:

– ¿Así como?

– ¡Anoche pasé por el dormitorio y vi que se había caído la frazada, entonces la acomodé y arreglando la sábana vi que teñías los pies cubiertos con medias, levanté un poco más y vi que eran pantimedias!!! Ja ! Ja ! Ja !

– ¡Ah, no! le dije: es por el frío… (le dije lo primero que se me ocurrió).

– ¿Y el culotte también? Me dijo.

Ahí me quedé sin palabras y rojo como un tomate.

– Dale! contame, dice mi tía…

– No sé qué decirte tía… Me atrapaste. ¡Que vergüenza!

– ¡Dale! No pasa nada, no mataste a nadie. Hoy en día ya no me sorprende nada, así que dale, contame.

– Sí tía, disfruto ponerme lencería de mi hermana, como tanguitas, medias y esas cosas… Y cuando me las pongo mi cabeza se pone a mil y me imagino fantasías de todo tipo.

– Pero mira vos. ¿Y hace mucho que lo haces?

– Hace un año.

– ¿Y te imaginas a hombres haciéndote la cola?

– No tía, no me gustan los hombres, me gustan las mujeres.

– ¡Ah Bueno! ¿Entonces como es que haces esto?

– No se tía, cuando me pongo esta ropita me imagino que soy una nena, pero mis fantasías siempre son con mujeres que me dominan y me imagino situaciones lésbicas.

– ¿Qué más? Me da curiosidad…

– Me imagino que soy la nena de alguien, que me bañan, me cambian y me visten. También me imagino en situaciones con travestis que me dan de mamar y me hacen la cola.

– Guauuuu!!!

– Sí tía, las travestis me vuelven loca, no me puedo imaginar que sentiría si algún día estaría con una.

– ¡Bueno, de ahora en más vas a ser mi sobrina!!! ¿Cuál es tu nombre de nena?

– Mica

– Bueno Mica, voy a ver qué puedo hacer con vos.

Ese día transcurrió normalmente, pero yo sabía que no iba a volver a verme de la misma manera.

Llegada la noche mi ti a me dice.

– Andá a darte un baño, y después ponete la ropa que te dejé sobre la cama.

Le hice caso, me bañé y fui para la habitación. Entro y mi tía estaba sentada en la cama.

– Vení, sacate la toalla y déjame verte.

Me ve y me dice:

– Hay que afeitarte la cosita y la colita.

– Pero tía…

– Dale, sé que los estas disfrutando. No sabes las cosas que tengo planeadas para que la pases espectacular!

Yo lo estaba disfrutando y me excitaba pensar que cosas quería hacerme mi tía.

Me acuesta en la cama me pone crema y me afeita el pene. Luego me da vueltas y me pone una almohada debajo y quedo con la cola expuesta, me pasa un poco de crema de afeitar en la entrada de la cola con su dedito y me corrió un frío por el cuerpo. Siguió desparramando la crema por mi culito e incluso introduciendo la punta de su dedo.

– MMMM! Te gusta (me dice)

– ¡Si tía!!!

Al terminar me puso una tanguita roja que me incrusto en mi cola recién depiladita, y luego agarró unas pantimedias negras. Me acostó y me las empezó a poner. Con su delicadeza, me puso una pierna, luego la otra y mientras las iba subiendo, vio que mi pene se agrandaba y se asomaba por la tanga.

– Veo que te gusta que te ponga las medias.

– Si tía, es como que me adivinas todas las fantasías que siempre tengo, como ser la nena a la que la tía la viste.

Me puse el pijama, comimos y dormí vestido de esa manera mientras me tía me decía que durante la noche iba a pensar algunas compritas y cosas para hacerme disfrutar.

Yo estaba gozando la situación como loca y no podía dejar de pensar que me esperaba al otro día, mientras que a la vez me costaba dormirme debido a la excitación que me producía tener la tanguita en la cola, las medias y además que mi tía estaba en la otra habitación, sabiendo que yo estaba así vestida.

Al otro día, viene a despertarme y con una sonrisa me pregunta.

– ¿Y, como la pasaste? ¿Estás mojadita?

– Sí tía, no doy más. Si me hablas de esta manera me voy a acabar encima.

– Epa!! Aguante, aguante que después la recompensa es mayor. Vení, vamos a comprar por internet unos juguetitos.

Entramos a un sitio que vendía un montón de cosas y nos pusimos a elegir.

Compró varios culotte, pantimedias de distintos tipos, un portaligas de encaje, un corsette blanco de encaje con ligas, también eligió un dilatador anal de 10 centímetros, y un dildo anal que son como 10 bolitas todas unidas que medía 20 centímetros.

– ¿Te gusta lo que eligió la tía?

– ¡Sí tía, no veo la hora de probar todo!!

Esa misma tarde llegó el paquete con la compra. Nos pusimos a revisar y separar las cosas. Ya con solo mirar me excitaba imaginándome a mi tía vistiéndome.

Para esa noche, luego de ducharme mi tía me ordenó ponerme en cuatro patas sobre la cama, agarró un pote de vaselina y me empezó a embadurnar bien el agujerito, estuvo así varios minutos hasta que uno de sus dedos entraba y salía de mi sin mayor esfuerzo.

– ¿Te gusta, no? me dice.

– Sí tía, me encanta.

Luego me colocó un culotte negro, y después unas pantimedias de lycra súper brillantes. Antes de llegar a levantarme las medias hasta la cintura me puso en cuatro en la cama, me hizo abrirme bien de piernas y agarró el dilatador anal, le puso un preservativo, también lo embadurnó con vaselina y lo apunto hacia mi colita.

– A ver como se traga esto por atrás mi sobrina.

Y ahí nomás empezó de a poco. Era corto, pero era bastante gordito, así que con paciencia comenzó a introducirlo. Lo introducía un poco y luego sacaba, para que mi colita se vaya acostumbrando al grosor. Así estuvo varios minutos, hasta que cada vez mi cola se lo iba comiendo cada vez más. Ahí notó que mi pijita fue creciendo de a poco y ponerse más durita que de costumbre.

– ¡Bueno, bueno!!! ¡Parece que te gusta como juego con tu colita!!!

– Sí tía, nunca estuve tan excitada. ¡Me encanta!!!

Unos vaivenes más y ya mi colita no opuso resistencia. Se calzó y debido a la forma del dildo, es imposible expulsarlo, así que sentía mi culo lleno todo el tiempo. Ahí nomás mi tía me subió el culotte y las pantimedias. Acto seguido me puso una remera rosa y me comenzó a acariciar las piernas y la colita.

¡Que placer!!!

– Bueno, ahora a dormir y mañana vemos como amanecemos… me dijo.

Al otro día, viene y me dice.

– ¿A ver cómo anda la nena? ¿Aguantaste sin tocarte?

– Me acaricié solo un poco por arriba de las medias, pero hasta el límite de no acabar.

– Muy bien, así me gusta. Una nena tiene que acabar sin tocarse.

– Acomodate que te voy a sacar el dildo.

Me bajó las medias y el culotte, y empezó a sacar el dildo suavemente. Cuando empezó a salir de mi cola también salían restos de la vaselina y sentía como me chorreaba el culito que había quedado abierto luego de ocho horas de tener introducido el aparato.

– Bueno, para esta noche ya estoy pensando en una transformación total, me dijo.

– ¡Tengo que ir al súper, porque tengo algo en mente que me parece te va a volver loca!!!

– ¡Ay tía! Parece que lo estas disfrutando más que yo…

– La verdad que me está gustando esto, y yo disfruto más viendo como goza la putita de mi sobrina.

Bueno, llegó la noche y me ordena bañarme como siempre. Luego me lleva a su habitación, me sienta frente a un espejo y comienza a maquillarme. Empieza con los cachetes, ojos, labial etc.

Luego busca en el placard un vestido lo más corto posible, era de color rosa y me lo puso por la cabeza, me quedó bastante bien. También trajo una peluca que pidió en el salón de belleza donde ella se atiende. Me la colocó y le hizo dos colitas a los costados. Yo de a poco iba viendo en los espejos la transformación y ya me comenzaba a excitar, aunque no me imaginaba lo que venía después.

Luego me ordenó que me acostara en su cama boca arriba.

– Mirá lo que traje del Super…

Saco un paquete de pañales de color rosado. Me puse a mil y mi tía noto como reaccionó mi pijita que se puso durita en cuestión de segundos.

– UUUUUYYYYY!!!!!! Parece que a la putita de mi sobrina le encanta la idea. ¿No?

– Ay tía, sí, ¡no puedo esperar a ser tu nena!!!

Agarró un pañal, y lo coloco debajo de mí.

– Voy hasta la cocina y vengo.

Trajo una botella plástica llena de un líquido blanco que parecía leche, pero un poco más espesa.

Luego me colocó una almohada debajo de mi cola, con lo que esta quedó expuesta y colocó un pico en la botella que introdujo en mi agujero. Ahí sentí como un líquido tibio se iba introduciendo dentro de mí. Ella aplastaba la botella y sentía como los chorros entraban. Yo creo que habrá sido medio litro por lo menos.

– Tratá de aguantarte y no expulsar el líquido.

– Bueno tía.

De ahí paso a agarrar el dildo de las bolitas. Lo lubricó un poco, mientras yo seguía con mi cosita tiesa esperando ser llenado por la cola con el dildo.

Comenzó a introducir la primera bolita, luego la segunda, la tercera, la cuarta, mientras me preguntaba si me gustaba como me introducía las bolitas.

– ¡Ay tía!!! Estoy en el paraíso.

– Y esto recién comienza nena…

Una a una me introdujo las diez bolitas, los veinte centímetros ya estaban dentro de mi colita, solo quedó fuera la agarradera para sacarlo.

A continuación, me colocó el pañal que hizo de contención para que el dildo no fuera expulsado. Después comenzó a colocarme unas pantimedias color piel transparentes, que dejaban ver el rosa del pañal que hacia juego con el vestido. A continuación, me puso unas medias bucaneras con encaje color blanco, me levantó el vestido y me abrochó un portaligas blanco de encaje que sujeto a mis medias.

No podía más de la excitación, verme en el espejo, así como la nena de la tía reteniendo el líquido, el dildo, el pañal las medias. Casi que acabo solo viéndome.

– ¿Y? ¿Le gusta a mi sobrina como la vistió la tía?

– No te podés imaginar cómo estoy tía, que no puedo más de placer. Estoy con mi cosita re durita.

– Bueno, hoy te dejo dormir conmigo ¿querés?

– Si tía, así me acaricias la colita como me gusta.

Mi tía se acostó en corpiño y con unas pantimedias negras súper sedosas con brillitos incrustados.

Yo aprovechaba y hacía que nuestras medias se rosen y disfrutar esa sensación, mientas que mi tía cada tanto me acariciaba la colita, las piernas y cada tanto sentía que apoyaba la mano en mi cosita que sentía que ya estaba mojadita.

Bueno, pasamos la noche y al despertar mi tía me trajo un té. Mientras nos fuimos despertando, yo veía a mi tía con esas medias que me encantaban y me preguntaba si estaba excitada aún.

Le dije: – Sí tía, ahora cuando me empieces a sacar todo, no crea que pueda resistir no acabar. Solo con un roce ya exploto.

– Bueno, entonces te voy a ver acabar como la putita que sos.

Mi tía puso una toalla grande sobre la cama, me acostó arriba de esta y empezó desabrochando las ligas, me bajo las medias bucaneras hasta las rodillas, luego hizo lo mismo con las pantimedias. Corrió el vestido un poco para arriba, para poder desabrochar el pañal. Yo estaba con mis pies juntos y las rodillas separadas. Comenzó a desabrochar el pañal y quedó expuesto me pito ya un poco flácido pero mojado con precum.

El pañal estaba un poco húmedo de líquido que se escapó. Mi tía agarró la agarradera del dildo y muy lentamente comenzó a sacar las bolitas una por una. Luego en el sentido inverso las comenzó a meter de nuevo lentamente.

– ¿Te gusta?

– AAAAAYYYY SSSIIIII, es hermoso como se sienten entrar y salir.

Y ahí comenzó un vaivén cada vez más intenso que me comenzó a provocarme una erección, hasta que se me puso durita, y mi tía se dio cuenta. Era hermoso como se sentía los veinte centímetros de bolitas entrar y salir sin fricción, se deslizaban como si nada por mi culito, ahí mi tía se dio cuenta que estaba gozando como loca y empezó a hablarme de una manera para que acabara.

– ¡Cómo goza la puta! Como te comes las bolas por la colita. ¡Vas a acabar sin tocarte nena!

Escuchar así a mi tía hizo que ya no pueda aguantar más y al mismo tiempo comencé a expulsar lechita, se me aflojó el esfínter y expulsé todo el líquido por la cola a chorros, que me hacía gozar más.

– ¡¡Guauuu!!!muy bien putita

– AAAAHHHHH no doy más!!!!

Bueno, ahora a bañarse y hoy y mañana descansamos, así pienso la próxima…

Ya descansada, mi tía al otro día fue a la peluquería, mientras yo seguía pensando en lo que había vivido.

Cuando viene mi tía, yo estaba acomodando toda la ropita que habíamos comprado.

Me dice:

– Mica, tengo una propuesta para la próxima fantasía.

– ¿En qué pensaste tía?

– Y…mirá, estuve pensando una que sea para alquilar balcones, ya que tenemos que superar la última. Mirá, al salón de belleza que voy yo, los dueños son una pareja de travestis, y charla va charla viene, les comenté lo que estuvimos haciendo, y al notar que les gustaba las cosas que les contaba, les propuse si estarían de acuerdo a enfiestarte.

– Ay tía!!! , sos terrible.

– Igualmente les dije que te iba a consultar primero.

– Tía, de solo imaginármelo ya me estoy excitando…

– Siiiii !!! Yo sabía que ibas a querer…

– Mirá, como sabía que ibas a aceptar, te traje un regalito.

Abrió el bolso y sacó un par de zapatos negros con unos tacos de 15 cm.

– ¿Te gustan mica? Imaginate vestidita bien trola con dos travestis y estos tacos.

– ¡Pará tía!!! De solo imaginarlo ya me estoy mojando toda.

– Bueno, los voy a llamar para confirmar!!! , y talvez llame a una amiga que le gusta mirar o talvez participar…

– Gracias tía, gracias…

Bueno, faltando un día para que vengan las travestis conocidas de mi tía, ella me dijo como nos íbamos a organizar.

Yo ya iba a tener que estar preparada para cuando ellas lleguen, mientras que ellas se iban a producir acá en casa de mi tía.

Ella me dijo que lo íbamos a hacer en su habitación, ya que la cama es grande y hay más lugar, mientras ella y su amiga que en principio solo va a venir a ver, van a estar sentadas a un costado.

Esa noche mi tía, me dijo que iba a dormir con el dildo dilatador, así me iba preparando para lo que iba a ser la primera pija verdadera.

Así que me puso un poco de vaselina en la cola, al que luego muy despacio me introdujo el dildo hasta que hizo tope y quedó fijado, luego me puso un culotte turquesa, con pantimedias lisas blancas.

Así pasé la noche imaginándome lo que me esperaba al otro día.

En la mañana vino mi tía, me sacó las medias, la bombachita y continuó con el dildo.

Al sacarlo, dijo:

– Bueno, ya tienes la colita lista para hoy.

– Gracias tía.

Pasaron las horas y se acercaba la cita programada.

Mi tía ya empezó con el maquillaje con labios super rojos y les dio un toque felino a los ojos.

Me puso una remera de lycra color piel de manga larga para luego colocar la misma peluca de la vez anterior con dos colitas al costado. Acto seguido me coloco el corsette de encaje blanco que me dio una linda figura, luego eligió unas medias reservadas para la ocasión. Eran todas de encaje blancas desde los pies hasta los muslos y las enganchó a las ligas del corsette. Luego me colocó un culotte de encaje blanco y para lo último, el toque de distinción, los zapatos negros, con tacos de 15 cm, que iban atados a los tobillos.

No los iba a utilizar en realidad, porque de la cama no pensaba bajarme, pero me ponía a mil verme en tacos.

Ya estaba lista, faltaban 30 minutos para la hora pactada y mi corazón se aceleraba.

Yo iba a quedarme todo el tiempo en la cama, o sea no las iba a recibir, solo las iba a ver una vez producidas.

Escuché cuando llegó la amiga de mi tía y escuchaba que conversaban, unos minutos después sonó el timbre y escuche voces afeminadas, luego escuche que fueron al vestidor a cambiarse.

Al rato entró mi tía con la amiga, era una señora de unos sesenta años, pero estaba bastante bien.

Me miró y le dijo a mi tía.

– Pero mirá que pedazo de putita, como espera en la cama. Como la va a pasar ahora la turrita.

A continuación, escuche que se abre la puerta del vestidor y veo que se acercan las travestis.

Se paran junto a mi tía y ella me dice:

– Ella es Jenny, y ella es Laia.

Hola me dijeron, hola les contesté.

Jenny llevaba puesto una camiseta de lycra manga larga rosa, haciendo juego con su tanguita, portaligas de encaje y medias lisas negras junto a zapatos de taco alto negros.

Laia tenía un corsette rojo con medio pechos al aire, una tanga roja y unas medias de de red negras y tacos altos.

Se acercaron las dos a la cama apoyaron sus rodillas y fueron avanzando hacia el centro.

Al principio nos empezamos a tocar entre las tres meneándonos, al rato no resistí y le empecé a chupar los pechos a Laia, mientras Jenny me manoseaba por todos lados. Estuvimos unos segundos así, hasta que se sacaron sus tangas y se pusieron una a cada lado mío, acercando sus pijas medias caídas a ambos lados de mi cara. Las agarré una con cada mano y la miré a mi tía, y ella me hizo una señal como diciendo ´´son todas para vos´´ y le sonreí.

Empecé a mamarlas un poco a cada una, pero presté más atención, a la de Laia, que era la que más me gustaba. Al rato ella ya la tenía bastante dura. Me acosté y Jenny me empezó a sacar el culotte y le empezó a dar besos a mi pijita, mientras yo me metí la pija de Jenny en la boca.

A continuación, me tumbaron boca abajo y entre las dos me chuparon la colita un buen rato mientras se besaban entre ellas. Luego se turnaron un poco cada una con mi pija que iba tomando forma. Mi tía y la amiga se hacían comentarios entre sí, no sé qué se decían, pero lo estaban disfrutando.

A continuación, me pusieron en cuatro, Laia me puso la pija en la boca, mientas sentí que Jenny se estaba poniendo un preservativo y lo sentí atrás mío sentí como apoyaba la cabeza a la entrada de mi cola, luego ya intentaba introducir un poco más y otro poco más hasta que sentí que se deslizó todo dentro mío.

Mi cabeza estaba a mil, con las dos pijas dentro mío pensaba: ‘’que puta que soy, soy la reina, me están dando dos travestis’’.

Luego cambiamos de posición, Laia se sentó en la cama con la pija hacia arriba, y yo me senté arriba de ella, sentí que entró hasta el fondo mientras hacia un vaivén hacia arriba y abajo, y a la vez le comía la pija a Jenny.

Al rato, me acosté boca arriba, Jenny me la puso otra vez en la boca, mientras que Laia me levanto las piernas, las separó y me la puso toda. Esa posición me encantó, ya que yo estaba relajada acostada y solo tenía que gozar.

A los pocos segundos yo sentía que iba a acabar y mientras me seguían dando acabé sobre mí. En un momento pensé en parar un poco, pero a diferencia de otras veces, yo me sentía con ganas de seguir.

Escuche a la amiga de mi tía decir:

– Acabó sin tocarse y sigue queriendo más pija, como aguanta la putita esta.

Al rato pararon para cambiarse las posiciones entre ellas, y yo me sentí vacía por un rato, pero por suerte rápido Laia me la puso en la boca y Jenny me empezó a dar otra vez y ya me sentía satisfecha de vuelta.

Mi pijita se empezó a recuperarse lentamente, mientras seguía recibiendo por boca y colita. En eso veo que viene la amiga de mi tía, me agarra suavemente mi pija (me encanto la suavidad con que lo hizo), y luego se lo puso en la boca. Ya no podía pedir más, estaba en la gloria.

Cuando mi pijita quedó durita, la dejó, ahí sentí que íbamos a terminar todas.

Laia acabó en mi boca de a chorros y quedó tendida en la cama mientras que Jenny empezó a gemir acabando dentro mío y a la vez saltaban chorritos de mi pijita sobre mí.

Quedamos las tres tumbadas en la cama. Ellas fueron a cambiarse y se fueron, mi tía acompaño a la amiga a la puerta.

Yo me quedé tumbada en la cama esperando a mi tía.

– ¿Te gustó?

– Sí tía, gocé como una putita, me encantó.

Seguidamente mi tía me empezó a sacar toda la ropita y me llevó a bañar.

Para esa noche que era la última hasta la próxima visita, mi tía ya me dejó preparada la ropita arriba de la cama, por supuesto que incluía bombachita y medias……………