Minerva se emociono y se acercó a su hermana. La besó con dulzura y entre las dos compartieron mi leche
Hace un par de semanas fui a casa de mi hermana a pasar unos días.
Apenas llegamos apareció mi hermana con en el coche lleno. Mi hermana me saludó sacando varias bolsas llenas de comida. Ayude a sacar unas cuantas bolsas de comida del coche y fue allí que me fije en Mi sobrina Ariel mi sobrina . En el último año le había venido bien. Sus brazos, pecho y abdominales estaban duritos. Sus muslos, como para recorrerlos con mi lengua hasta donde llegarán había dicho adiós a la chica gordita… le di dos besos ellas me respondió y también vi a Mi sobrina Minerva, la hermana menor que estaba igual de bien o más.
– Habéis comprado comida como para un mes – indique a mi hermana.
– Si compadre, mi mujer es muy necia e insistió, – dijo mi cuñado
– Bueno, espero poder disfrutar de sus costillas lo mas que pueda,
– Si compadre, empezamos hoy por la noche.
A la tarde mis dos sobrinas se fueron a la capital a salir con sus amigas.
Esa noche tuvimos comiendo como cerdos los cuatro, disfrutando de la velada. Ya era muy tarde cuando mi hermana recibió una llamada. Era Mi sobrina Ariel, que decía que necesitaban que alguien fuera a recogerlas de una fiesta. Se les había hecho tarde y ya no había servicio de tren. A su padre no querían hablarle porque sabían que las regalaría muy fuerte.
Me ofrecí a recogerlas y a llevarlas a casa. Al llegar, note que estaban algo tomadas. Confirme que si se habían pasado de copas. Estaban muy alegres las dos.
– Gracias, tío porvenir por nosotras. Eres nuestro héroe, dijo Ariel.
– Si gracias.- dijo Mi sobrina Minerva.
Me fijé y ambas no llevaban la misma ropa. Ariel lucía una minifalda color negro que se le pegaba a su culo como si estuviese pintada. Una blusita que cubría medio torso dejaba que sus tetas empujaran la tela como queriendo escaparse. Era la más pequeña en estatura, pero tenía un cuerpo fenomenal! Mi sobrina Minerva no estaba para menos. Ella lucía unos cortos de lycra que también dibujaban su culo sin dejar mucho a la imaginación. Sus tetas eran mucho más grandes que las de Ariel y se dejaban ver bajo el corpiño dorado que lucía esta noche.
Niñas, que bien lucen esta noche. Me sorprende que un galán no las haya podido rescatar.
Ay tío, ya lo estás haciendo tu. Como agradecerte que nos ayudes, dijo Mi sobrina Minerva.
Ya veremos. Primero, hay que llevarlas a su casa.
No, a casa de papa no…Mejor al apartamento de mi hermano. El esta fuera de la ciudad y nos lo ha prestado. Papa ya sabe que allí estaremos hoy. Ir a casa estaría muy lejos, y en el camino podría haber controles.
Me dirigí al apartamento de mi sobrino. Y estuvimos allí en cosa de 20 minutos. Al salir del carro, ayude a mis sobrinas tomando a cada un de la cintura.. Ellas se apoyaban en mí para asegurar su paso. Mis manos frotaban sus nalgas con cada paso y su abrazo permitía que sus tetas se resbalaran contra mi cuerpo.
Llegamos al apartamento y Ariel me dio las llaves. Ya adentro, comencé a despedirme. Ariel dijo:
Tío, primero un brindis por tu rescate.
Fue en busca de una botella. Mi sobrina Minerva se había desaparecido. Pensé que tal vez se había ido al baño. Regreso Ariel con tres vasos y la botella de tequila. Cuando servía los tragos apareció Minerva, vistiendo una pijama compuesta por unos shorts de algodón que apenas si cubrían su culo. La mitad de sus nalgas se mostraban deliciosamente. Su top era no más que una camiseta corta que dejaba que la parte inferior de sus tetas se vieran con cada paso. Sus pezones, aunque no excitados se veían oscuros bajo la delgada tela.
Pa’rriba, Pa’bajo, Pal centro…Pa’dentro! Dijo Ariel
Todos tomamos el primer trago.
Otro, otro, decíaMinerva! Para brindar por mi tiito que nos rescato! Mi héroe favorito!
Se acercó a mí para darme un beso de agradecimiento. Al querer besar mi mejilla, término besándome la mitad en los labios al tiempo que me abrazaba y me dejaba sentir sus tetas al tiempo que la apretaba junto a mí.
Bueno, sirve tu Minerva. Mientras yo voy al baño. Dijo Ariel.
Aprovechando que Ariel se desaparecía por unos minutos, Minerva sirvió las copas. Luego se se sentó junto a mí, poniendo su cabeza en mi hombro. Su teta ya apretaba contra mis costillas. Mi mano quedó sobre su muslo y naturalmente comencé a rozar levemente.
Mi tío favorito. Qué bueno que viniste a vernos. Como pagarte este rescate?, decía acariciándome la cara y sonriéndome.
– Mine, con verlas sanas y salvas estoy pagado. Qué más podrían hacer? Yo soy feliz al estar aquí, con ustedes.
Me volvió a besar en la mejilla alargando el beso lo que hacía que sus tetas volvieron a apretarse contra mi torso. Que delicia de chiquilla.
Estaba a punto de ir más lejos cuando apareció Ariel, Se había puesto más que cómoda. Lucía un baby-doll de color blanco transparente y bajo de él solamente una tanguita, también de color blanco. Sus tetas lucían bien bajo la tela transparente. Se sentó también junto a mí.
– Minerva, déjame algo de tío para mí…
– Ay Ariel, tu toma ese lado y yo aquí.
Así estuve, entre dos bellezas. Tomamos un par más de copas y ellas ya habían perdido toda vergüenza y yo también.
Ariel se levantó, y puso música romántica comenzó a bailar sensualmente mirándome. Ella se empezó a mover ‘al ritmo’ de la música. Su hermana se levantó y comenzó a bailar con ella. Trataban de poner un show para mí, y me estaba excitando. Fue entonces que se abrazaron entre sí y se besaron. El beso era de lo más sexy que había visto en algún tiempo.
Mi sobrina Minerva empezó a apretar las tetas de Mi sobrina Mi sobrina Ariel y esta deslizó su mano hasta llegar al trasero de Mi sobrina Minerva. Me estaban levantando la polla. Me fije a mi reloj. Apenas habían pasado media hora desde que habíamos llegado. Mi esposa y su hermana seguirán despiertas. Regrese mi atención a las niñas.
– Te gusta lo que ves tito? – Decía Ariel mientras bajaba su cara para lamer un pezón de Minerva.
– Claro que me gusta, sigan, sigan…
Minerva tiraba su cabeza hacia atrás al sentir la lengua de Ariel sobre sus tetas. Sus manos apretaban la cabeza de Ariel contra ella. Ariel aprovechó para sobar el culo de Minerva sobre el short de algodón. Se notaba ya lo mojada que estaba. Me pare y fui hacia ellas.
Me puse detrás de Ariel, le puse mi verga dura, aun dentro de mi pantalón, sobre su culo y la apreté. Al sentirla allí, ella empujo mi verga contra ella y movió sus nalgas como queriendo tragarla entre ellas. Su mano buscó mi verga y la sobaba sobre el pantalón.
– Mm, tío que rica se siente tu verga. Sácale para disfrutarla más.
Me quite el pantalón y los calzoncillos, dejando mi verga parada ante la mirada de las niñas. Ariel se arrodillo y tomo mi verga entre sus manos y con su lengua comenzó a recorrer el glande. Daba pequeños círculos sobre él y yo sentía su calor.
Mi sobrina Minerva se paró junto a mí y me beso. Su lengua exploraba cada rincón de mi boca y la mía hacia lo mismo con la de ella. De repente, nuestras lenguas parecían fundirse en una sola. Mientras esto sucedía, mis manos jugaban con sus pezones y ella lanzaba pequeños gemidos de placer.
– Mmmm, que rico, decía Minerva. Chupa melas tito, chúpamelas!
Le quite su camisón y me dirigí a sus ricas tetas. Con mi lengua dibujaba círculos sobre su areola y en las paredes de sus pezones. Ella se volvía loca. Estaba a punto de venirse.
– Ahhhh, Tito, me vas a hacer que me corra! No pares, chupa mis tetas, chúpame…l…a…s…!
pero se corrió. Su cuerpo se arqueo y tembló al tiempo que llegaba su orgasmo. Aproveche para recorrer con mis dedos de su raja ahora mojada sus jugos. Al correrse, le aprisione su clítoris entre mis dedos y aplica pequeños pinchazos. Esto la mandó al cielo en una segunda e inmediata corrida.
Tito, que me haces? Me estas matando de gusto. Que rico. Ahhhh, me corro otra vez!
Mientras Minerva explotaba en éxtasis, mi sobrina Ariel no dejaba de chupar mi verga endurecida. Minerva se dejó caer entre mis piernas y, al tiempo que su hermana hacia mi verga desaparecer en su boca, comenzó a lamer mis bolas. Luego las chupo como si fueran dulces en su boca. A segundos de mi corrida, Minerva se introdujo mi polla más adentro yo apreté el culo un sinfín de sensaciones me vinieron era como un volcán que estaba apunto de explotar.
Me voy a correr. Quien quiere mi leche? – dije.
Mi sobrina Ariel siguió chupando como diciendo que mi leche era para ella. Y así fue. El primer chorro fue directamente dentro de su garganta ya que tenía mi verga en lo más profundo de su cavidad bucal. Los siguientes no se derramaron. Ella los tomo con valentía sin dejar que una gota saliera de su boca.
Ay, tito, yo también quería tu lechita, dijo Minerva…
Ariel soltó mi verga con mucho cuidado y abrió sus labios para mostrarnos mi leche depositada bajo su lengua. Al ver esto, Minerva se emociono y se acercó a su hermana. La besó con dulzura y entre las dos compartieron mi leche, saboreando como un premio mayor.
Yo, satisfecho con la faena, busque una cabina de teléfono y marque el número de mi esposa. Al contestar ella, le conté que las niñas estaban un poco mal; que las había traído al apartamento de su hermano y que tendría que ir en busca de analgésicos. Me contesto que no me preocupara. Que me quedara a cuidarlas y que por la mañana nos veríamos… Eran ya las 2:30 de la madrugada. La fiesta apenas comenzaba…