Mis padres en la época universitaria conocieron a Pablo un chico que estudiaba económicas para gestionar la finca de su padre a las afueras de la ciudad

Rate this post

Mis padres en la época universitaria conocieron a Pablo un chico que estudiaba económicas para gestionar la finca de su padre a las afueras de la ciudad.

Relaciones de hace años…

Hicieron una gran amistad ya que por aquella época mis padres eran novios y Pablo tenía otra novia llamada Paula que casualmente al final las dos parejas se convertirían en matrimonio. Pasaron años muy intensos de juventud, aparte de estudiar todo eran fiestas, juergas, amigos, amigas y la vida loca…

¡Juventud divino tesoro!

Cuando acabaron sus diversas carreras cada uno siguió su camino ya que desgraciadamente la vida te lleva por el sendero que cada uno tiene en su destino.

Pasaron los años y cada uno llevaba su marcha, casados, con hijos y viendo pasar la vida como todo hijo de cristiano…

De vez en cuando y en contadas ocasiones se veían en alguna comida o cena de amigos, aparte de llamarse por teléfono o correos electrónicos. Pero todo ocurrió justo antes de que llegara septiembre, unos días antes Pablo y Paula celebraban su aniversario y nos invitaron a pasar un fin de semana en su finca en el campo y así celebrar todos juntos con otros amigos y familiares tan especial día.

Una vez allí todo eran besos, felicitaciones, abrazos y reencuentros, tanto mis padres como yo hacía cinco años que no veíamos a esa familia, de hecho la última vez que los vi fue en mi boda y había pasado ya cinco años exactos.

Saludé aparte de a Pablo y paula, a su hijo Luis que tenía mi edad aproximadamente, un chico alto, guapo, deportista y de unos 33 años más menos, vamos el típico chollo para una mujer por su estatus económico y porque era un seductor desde siempre, jaja

¡Hola Luis, como vas!

¡Hola Marta te veo bien!

Como ya podréis imaginar el sueño de nuestros padres había sido que tanto Luis como yo hubiéramos sido pareja estable y nos hubiéramos casado, pero al final sólo fuimos buenos amigos y nada más, algún flirteo simple y nada más.

Pasamos un fin de semana estupendo en la hacienda de los amigos de mis padres, bailes, conversaciones profundas, risas, recuerdos…

LLegados al domingo Pablo y Paula nos comentaron que Luis debía ir a Madrid durante dos o tres semanas a realizar un máster relacionado con su carrera y que era muy importante para toda la familia y que estaba buscando un domicilio para hospedarse, al final y como mis padres querían mucho a esa familia me propusieron si podía quedarse en mi casa mientras estaba en el máster, yo miré a mi marido y lo comentamos a sólas y no pusimos ninguna pega accedimos a hospedarlo en nuestro domicilio, ya que era bastante grande y al no tener hijos sobraba espacio por todos los sitios.

Acabo el fin de semana y nos despedimos de toda la familia y amigos y le dimos la dirección de nuestra casa a Luis. Mi marido Toni no puso ninguna objeción y le pareció normal que le dejáramos hospedarse unos días en nuestra casa dada la amistad entre nuestras familias.

El lunes por la mañana se presentó Luis en nuestra casa y le enseñamos su habitación y un poco la zona donde vivíamos, después Toni y yo nos fuimos a trabajar y Luis se fué a la universidad donde cursaría el máster para prepararlo todo. Ya por la tarde-noche nos fuimos al bar de la esquina a dar una vuelta y tomar unas cervezas, una vez en el bar me di cuenta que Luis seguía siendo el adonis de siempre y notaba como las mujeres lo miraban, lo deseaban y era algo que me excitaba y me ponía algo cachonda la verdad sea dicha. Después de beber unas cervezas subimos al piso y cenamos, tomamos un cafecito y nos fuimos a la cama había que trabajar al día siguiente.

Entre cerveza y cerveza nos había subido el líbido a mi marido y a mi y estábamos cachondos, por lo que nos dio ganas de pegar un polvo, ya en pleno polvo yo como siempre gemía, chillaba aunque más despacio al tener invitados pero pegamos un señor polvo con la sorpresa para mi de que observe por el rabillo de la puerta una silueta y como una cara que nos observaba tras la puerta….

Morbo asegurado…

Obviamente sabía que era Luis ya que en casa a menos que hubiera fantasmas sólo estaba él. Pasé toda la  noche pensando en Luis si nos había visto que situación más extraña tanto para él como para mi, pero lejos de ponerme nerviosa o con vergüenza me daba morbo la situación y me ponía cachonda, por lo que durante toda la semana seguimos haciendo el amor mi marido y yo cuando era de noche y estábamos ya en nuestro dormitorio, y como no era menos previsible esos días noté como alguien que nos observaba…

Durante todo el día que nos encontrábamos por la casa, Luis y yo nos mirábamos con una sonrisita picarona pero ni él ni yo decíamos nada por supuesto y era un misterio la situación.

Llegó la otra semana y Toni debía de marcharse dos o tres días por motivos laborales y había de hospedarse fuera, yo le planteé a Luis si le apetecía salir a tomar unas copas y bailar un rato en vez de quedarnos en casa a lo que accedió sin problemas, total que llegó el viernes y nos fuimos a cenar fuera, tomar unas copas y bailar un rato, conforme pasaba la noche más me sentía atraída por Luis y creo que era algo mútuo. Se hicieron las tantas de la madrugada y decidimos irnos a casa por lo que nos retiramos.

Ya en casa nos sentamos en el sofá y nos hicimos unos cafés, entre miradas picaronas y roces forzados, Luis me dijo de repente:

 

¡Esta noche no tenemos espectáculo porno!

¡Como dices Luis!

¡Ya sabes a que me refiero Marta, que eres una salvaje en la cama!

 

En ese momento fui a darle un bofetón y me agarró la mano y me tumbó en el sofá, se puso encima de mi y me dijo:

¡Esta noche eres mía, vas a ser mi putita!

 

La verdad es que me dejó noqueada pero al mismo tiempo estaba muy caliente y deseaba que aquel amigo de juventud me follara como una perra salvaje, estaba en celo…

Comenzó a quitarme la ropa sin contemplaciones, me rompió la blusa y prácticamente las bragas, empezó a chuparme la vulva que ya estaba muy mojada y mis pezones erectos como piedras y cuando él quiso sacó su pene y lo introdujo sin más, follándome con fuerza y sin parar hasta que me corrí del todo.

Después me obligó a chuparle la polla que la tenía muy dura y gorda, lamí sus testículos y aquel juguete tan sabroso, cuando ya estaba a punto de correrse me puso a cuatro patas y me folló el ojete y el  el coño, dándome golpes en el culo con fuerza para oírme chillar porque decía que le excitaba oírme gemir y gritar….

Lo bueno se acaba…

Después de tantas embestidas se corrió en mis pechos y boca, obligándome a limpiarle con mi lengua toda su polla.. Descansamos un rato y después de comer algo nos dirigimos a mi cuarto y allí en la cama follamos como conejos durante toda la noche, multitud de sensaciones recorrieron mi cuerpo y por supuesto tuvimos varios orgasmos cada uno.

A la mañana siguiente por supuesto vino el polvo matinero y luego siguió el de mediodía, el de la siesta y no podía faltar el nocturno, así estuvimos dos días sin parar de follar hasta que vino mi marido, hacía tiempo que no tenía sexo tan continuo y bueno  y que no me había quedado tan pillada por un hombre, disfruté como nunca y me corrí tantas veces una relación seria y pretendía casarse, algo que me alegró y al mismo tiempo pensé que alomejor no lo vería más que ya no lo recuerdo. Ya cuando pasó la semana siguiente volvió la normalidad, regresó mi marido, Luis terminó su máster y regresó a su finca y ya no supe más de él hasta hace unos días que tuve una llamada y hablamos un buen rato por teléfono y me comentó que tenía novia formal, etc, etc….

 

¡En fin sólo comentaros que tiempos pasados siempre mejor que tiempos actuales…!

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *