Mujer cachonda, esposo celoso y un excelente amigo
Joan es un buen amigo. Lo conocí hace siete años, en unas charlas a las que asistí y en las que él era ponente. Mayor que yo, en esas charlas, tuvimos nuestro primer contacto, posteriormente coincidimos por trabajo y aquí fue donde nos hicimos amigos, aunque nuestras empresas eran distintas y por lo tanto competencia. Joan era exactamente 16 años mayor. Estaba casado y tenía descendencia (no diré cuenta) solemos quedar a comer cada 15 días y nos contamos nuestras “penalidades” profesionales, porque estando en distintas empresas, desarrollamos el mismo trabajo aunque con distintos nombres. En nuestras conversaciones todo era prácticamente temas profesionales, aunque dejábamos algo para cosas más personales pero poco. Hasta ese día, después de hablar del leasing, renting, porque no sé dónde había oído que mi empresa iba adoptar ese sistema en todo, trataba de recomendarme una empresa en concreto. Suponía que se había enterado porque él tiene un par de amigos de mi empresa en Madrid. Él me insistía y seguía con sus recomendaciones para diciembre y enero y ya hablaríamos. Después de eso vino una conversación inesperada.
——Hablando de todo un poco y contigo que eres de confianza. Tengo un pequeño problema que no sé cómo solventar y quiero que me eches una mano.
——Tu dime y si puedo, no lo dudes.
——Hay un cabronazo que se quiere ventilar a mi mujer. Es más joven que ella y el muy cabrón no para.
——Pero eso cómo lo sabes, te lo ha contado tu mujer o te han ido con el cuento?
——Me lo ha contado mi mujer.
——Pues si te lo ha contado tu mujer buena señal, quiere decir que no te oculta nada y que no te oculta nada, dónde está el problema que decías?
——Porque tanto va el cántaro a la fuente que al final, mi mujer no es de piedra, confío en ella, pero si hay un adonis que está martillando a todas horas, pues vete a saber lo que puede pasar.
——Si tu mujer te lo ha contado todo, no tienes motivo para desconfiar, no te vuelvas loco. Los celos son malos, muy malos, que te hacen ver lo que no hay.
——Coño es que no entiendo porque los chicos jóvenes van a por las maduras y mas estando casadas, no lo puedo entender, con la cantidad de chicas jóvenes que hay y que están más liberadas que antes.
——No culpes a quien sea, tiene su morbo las maduritas. Que ponen mucho. Por eso la atracción de las milf.
——Que es milf?
——Si que tienes que reciclarte, mira que no saberlo. Vine del inglés, “Mom I’d Like to Fuck” que en español es “Mama a al que me quisiera follar”
——Pero mi mujer no es una de esas.
——Para considerar que una mujer es una milf, tiene que tener más de 35 años, ser madre, estar casada o no y ser atractivas sexualmente hablando. Eso pone mucho a los jóvenes y a mí, Jajajajaja.
——Y esas risas? Porque no me hace ni puta gracia.
——No te mosquees Joan, que seguro que a tu mujer no le pasara eso.
——Pues reúne todo, porque además está estupenda.
Hago un intermedio en esta conversación que luego continuare. Y ahora me tengo que retraer en el tiempo. En algunas cosas soy animal de costumbres. Es raro que desayune en casa, suelo llegar antes al trabajo y desayunar un donuts con un café en una cafetería cercana, donde ya me lo ponen sin tener que pedirlo. En ese mismo sitio almuerzo todos los días y en algunas ocasiones hasta como. Pues en ese sitio y desde hace mucho tiempo acuden cinco mujeres a almorzar. No siempre van todas a la vez, que algún día alguna falta. De las cinco hay dos que están para morirse. Que son Verónica y Llúcia, las dos muy parecidas, de cara bonita, de la misma estatura allá por el 1,68 o 1,70, una melena larga la otra por el hombro, mas de 35 años y no más de 44. Las dos con unas tetas prominentes y siempre con buenos escotes. Llamativas en su manera de vestir y ojos que hipnotizaban. Pues desde que las vi decidí que por lo menos a una de ellas tenía que ir a su conquista. Hubieran los muros que hubieran. Las dos llevaban en los dedos varias sortijas y no podía saber si eran casadas. Carmelo el del bar me informo. Eran todas casadas, Llúcia y Verónica eran primas hermanas, todas trabajaban cerca, a excepción de Llúcia y otra, que venían de otro sitio a la central, por eso fallaban a veces.
Un día me pude acercar a Llúcia que estaba sola y nos conocíamos de vernos en la cafetería, no hubo rechazo por su parte y tuvimos buena onda. A partir de ese día nos volvimos a encontrar con más frecuencia y empezamos a tener complicidad, aunque esa complicidad distaba mucho de poder tener algo con ella. Que no era imposible también, tenía mucha sensualidad y sexualmente se la veía con ganas, pero sabia frenarse, era dura de pelar. Meses estuvimos de esa manera, hubo un pequeño parón por el coronavirus y luego lo retomamos. Nos vemos un día y le digo que me gusta más con la melena suelta y alborotada, como la llevo un día, se echa a reír y me dice que no le favorece y le digo, “te equivocas, tienes cara de leona, pero una leona con una característica y me pone mucho” se vuelve a reír y me pregunta que característica, le digo que cuando la vea con ese peinado se lo dire. Era lunes y me dice que imposible, porque hasta el jueves no volverá y lo mismo iba antes de la hora normal. El jueves estaba como un clavo antes de la hora y apareció como le dije. Ahí me di cuenta de que estaba todo mucho más cerca. Se sentó conmigo y me pregunta, “ahora ya me puedes contestar” y espero a que nos traigan lo que hemos pedido para poder hablar sin que nos oigan.
——Ahora sí te puedo contestar, pareces una leona en celo.
——No crees que te has pasado?
——Que va, es verdad, por eso al verte el que se pone en celo soy yo.
——No creo que hiciera falta, que tú tienes que ser una bomba de hormonas en ebullición, que se te ve cuando miras.
——No lo creo, pero si fuera sí, es porque veo a alguien que me lo provoca.
——Vamos a ver, soy casada, que ya lo sabrás, tengo familia, me llevo bien con mi marido, congeniamos a la perfección, soy bastante mayor que tú, llevo más de 15 años casada, jamás le he sido infiel a mi marido, ni cuando festeábamos y no voy a empezar ahora. Por curiosidad que has visto en mi? porque no lo entiendo.
——Lo que yo quiero no es incompatible con lo que has dicho y lo que he visto, una mujer con ganas y deseo de pasarlo bien, con un cuerpazo para hacer enloquecer a cualquier persona y con una mirada que seduce e invita.
——Me vas a hacer que me ponga colorada. Mira si no estuviera casada, ya hubiéramos estado en la cama, pero como lo estoy, no hay nada que hacer, salvo que le preguntes a mi marido si no le importa, jajajajajaja.
——Hoy no será, pero sabes que al final estaremos juntos.
Después de esta última afirmación de sus labios salió una sonrisa maliciosa. Fue al aseo y me levante a pagar, porque ya nos íbamos, dentro de la cafetería no había nadie, la gente estaba en la terraza, los aseos quedan fuera de la vista, me fui hacia ellos y según salió Llúcia le di un beso en la boca, que al principio no respondió poniéndome sus manos sobre mi pecho empujando y poco después abría su boca y nos dábamos un muerdo de lo mas ardiente, que duro una eternidad. Se zafo y se marchó. Después de ese beso sabía que follaríamos como conejos. Los días siguientes fueron bastante normales y sin poder tomar nada con ella, salvo que hacíamos por coincidir en la entrada de los aseos donde nos morreábamos a discreción. Y ahora continuó la conversación con mi amigo donde la deje, que se trata del mismo momento.
——Pues Joan si esta estupenda tu mujer mejor para ti, pero tienes la seguridad que te lo ha contado y te lo está contando. Dónde ves el problema?
——Tu que conoces mas a los jóvenes, desde tu punto de vista que podría hacer para que el tío ese, dejara de ir por mi mujer.
——Ni idea.
——Ponte en el lugar de él, estas tratando de ligar a una mujer casada, que te frenaría, hablar yo con él, estar desayunando con mi mujer para que el me viera, qué opinas?
——De verdad que no tengo ni idea, aunque si hablas con él, procura que tu mujer no se mosquee, porque montes un pollo.
——Ya si eso lo he pensado, bueno he pensado eso y más cosas.
——Como qué?
——Desde seguir a mi mujer, ponerle un detective, a decirle que tenga algo con él y ver si vuelve conmigo o no.
——Joan lo de seguir a tu mujer o ponerle un detective, tu sabrás, pero aunque no conozco a tu mujer, si se entera o te pilla, no creo que le haga mucha gracia y puedes provocar una tormenta que no puedas controlar. Y de lo último no te puedo decir porque no se ni pretendo saber cómo va vuestra vida sexual.
——A ti te lo puedo decir, no va mal, pero reconozco que no es ni mucho menos como era antes y no soy tonto, sé que ella necesita más, que siempre ha estado mas urgida de sexo y con el tiempo más. Por eso mi preocupación, además me he dado cuenta de que cuando lo ve, esa noche esta mas, ya me entiendes. Desde tu punto de vista más moderno, qué me aconsejarías?
——No se trata de ser o no moderno como dices, se trata de lo que tú quieras hacer y no de lo que los demás quieran, toma tus propias decisiones y actúa en consecuencia. Que te aconsejo, que te sientes con tu mujer y lo habléis todo sin dejaros nada escondido, sobre todo tu.
——Intento hablar con ella, pero no me salen las palabras.
——Pues no será porque te cueste hablar, que no he conocido a nadie que hable más que tú.
Aquí si finalizo la conversación. En ningún momento supe que la mujer de Joan era Llúcia porque el cuándo se refería a su mujer, lo hacía con un apodo familiar, que no se asemejaba en nada al nombre de ella y a ella le ocurría igual, cuando hablaba de él, que la mayoría de las veces se refería a él como “mi marido” y cuando no con otro apodo familiar. A ella un día le pregunte en que trabaja su marido y me decía que no quería hablar de él. Sobre la mujer de Joan lo único que sabía que era más joven que él, que se llevaban tres años, casi cuatro y que trabaja en una localidad cercana a Valencia y que esperaba que antes de acabar el 2021 pudiera estar trabajando en el mismo Valencia. Nunca la asocie con él. Como me enteré de que eran marido y mujer? De una forma bastante abrupta e inesperada. Un día no hace mucho me manda un wasap para quedar a comer, lo único que me resulto raro es que se había adelantado un poco, pensé que había alguna novedad en su trabajo o en su familia. Lo otro que resulto raro es que eligió un asador, que en ese solíamos ir en ocasiones especiales. Llegamos a la par, un saludo de lo más normal, aunque se le notaba triste. Sentados y con el primer plato en la mesa, empiezan las sorpresas.
——Quiero que te pongas en mi lugar, que me dirías o qué harías si descubres que el puto jovencito que se quisiera tirar a tu mujer, fuera un conocido?
——No me jodas que es amigo de la familia, eso ya es más complicado. Pues hablaría con él y le pondría las cosas claras.
——Tienes razón, eso es lo que había pensado también. Por eso quiero decirte que eres UN HIJO DE PUTA [no era una broma, sus ojos estaban inyectados de sangre]
——Tranquilo, me cuentas que pasa, de que vas?
——QUE TRANQUILO NI QUE OSTIAS.
——O bajas el tono y te comportas, o me voy. Ahora dime lo que pasa.
——Lo que más me jode que te hagas el tonto, te quieres follar a mi mujer y eres tan cobarde que me lo niegas.
——Vamos a ver y si te queda claro, no conozco a tu mujer ni por fotografía. De que vas? Si alguien te ha calentado la cabeza olvídate, te están engañando [Ahora el enfadado empezaba a serlo yo]
——Que me dices que [apodo] miente?
——Pues sí como tú dices [apodo] lo ha dicho, MIENTE.
——No conoces a mi mujer? [me enseña con el móvil una foto de Llúcia]
——Si es Llúcia, claro que la conozco pero no sabía que era tu mujer, te lo juro [me quede blanco]
——Que ahora me dirás que no te la querías llevar a la cama.
——Te repito que no sabía que era tu mujer y que quería follármela es verdad. No te lo niego.
——Con todas las mujeres que hay sin compromiso y te tienes que fijar en una casada. Que además no te está dando pie a nada y tu sigues. Por qué? [no sabía de qué estaba enterado ni como se había enterado, lo que estaba claro que ella no le había contado nuestros desayunos y mucho menos la cantidad de morreos que nos habíamos dado]
——No hay un porque. Sucede y sucede, pro si te vale de algo, es cierto que tu mujer no me ha dado pie a nada, ha sido siempre muy respetuosa contigo. Y desde este momento te puedo jurar que no le diré nada más. [el juramento se lo hacía de verdad y en la primera afirmación no le dije la verdad, para no meter más mierda en su matrimonio]
——Si ya da igual, porque esto lo mismo nos cuesta el divorcio?
——No jodas, porque un tío intenta follarse a tu mujer y esta no acepte, es causa de un divorcio? Amigo mío así no puedes ser.
——No es por eso, es que me descubrió siguiéndola en mi coche. Tuvimos una bronca y como le dije que quería saber cómo era el tío, llamó a su prima para que le mandara la foto del chico y allí estabas tú con cuatro mujeres, mi mujer no estaba porque era la que hacía la foto.
——Recuerdo el día de la foto. Y ahora qué?
——Pues no lo sé, esta sin hablarme y sabe que te conozco y quién eres, se quedó también sorprendida. Podrías mandarla un wasap y decirle que no pasa nada.
——Si es que no tengo su móvil ahí tienes el mío para que veas que no miento [el tío estuvo un buen rato revisándolo]
——Pues si se quedó sorprendida al saber quién era yo, tenías que haberla creído.
Lo vi bastante jodido y la cena se me atravesó. Despidiéndonos junto a su coche, le reitere que no me acercaría a ella y se lo jure. Esperando que eso enfriara el enfado y nuestra amistad no se viera dañada, que por mi parte iba a cumplir con lo que le había dicho y olvidarme de su mujer. Al día siguiente coincidimos y lo único que recibió de mi como el resto de las personas que habían en la cafetería fue un “Bueno días”generalizado. Me encontré varios días más con ella y mi actitud fue la misma, hasta un día que llego sola y quería hablar conmigo, me limite a decirle al camarero que me cobrara y lo que tomara ella que lo apuntara, que mañana se lo pagaría. Le dije que iba mal de tiempo y me marche. A la mañana siguiente otra vez nos encontramos y fue directa, “he cambiado de opinión, quieres que quedemos una tarde sin prisas y donde digas?” quise ser tajante para cumplir con mi juramento, aunque me costó horrores, “lo siento, imposible quedar ni de tarde, ni de noche, ni de mañana, eres la mujer de un buen amigo” se lo dije bastante serio y como se quedó fuera de juego, “no sabía que eras mujer de Joan, si no, no te hubiera dicho nada. Que no he cambiado en mi opinión hacia ti, lo que pasa que prefiero una buena amistad que un polvo que me haga perder esa amistad”
Se que no lo entendía, por la expresión de su mirada, pero no iba a cambiar de opinión. Me sabia muy mal y después de eso iba a cambiar de cafetería por una temporada, quería evitar la tentación y el que ella lo pasara mal. Bastante tiempo después, al final del verano me llama Joan para quedar y mi respuesta fue bien clara, “no me importa quedar contigo a comer, solo que pongo una condición, que olvidemos el mal entendido y vayamos como siempre a lo nuestro” el acepto que fuera así y quedamos. La comida fue exactamente el día 30 de agosto último lunes de agosto. Era como las que habíamos tenido siempre y el primer y único tema fue de trabajo, de cómo se habían encarecido una serie de materias primas, la escasez de algunas y llegamos a las empresas de leasing. Me recordaba a alguien y no dejaba de decirme las ventajas.
Como le decía una y otra vez que no tenía la potestad de realizar ese tipo de opresiones, me insistía que para enero me llevaría una sorpresa, porque me decía que iba a ser así, que por eso no había podido cambiar ningún vehículo de los 12 coche y las cuatro furgonetas, como que ese era el motivo de que siguiera con los equipos informáticos e impresoras que eran ya unas antiguallas. Me decía, “renting tecnológico y leasing automovilístico, es el futuro” y me recomendaba una empresa que el conocía de Castellón. Por lo que supongo o que trabaja o era de algún familiar o se llevaba una comisión. Me limite a contestarle que cuando eso sucediera ya me pondría a estudiar que haría y de ahí dio un giro brusco a lo que hablábamos, quería hablar de Llúcia, me negué y solo me pidió cinco minutos para contarme algo, cedi pero no convencido.
——He tomado la decisión más trascendental e importante de mi vida y quiero que la sepas.
——No seas dramático Joan, que seguro que no es para tanto y no me digas que te divorcias que te diré que eres tonto si es por el mal entendido.
——No es eso, pero ya verás como sí es trascendental e importante.
——Me da algo preguntarte, porque me va a salpicar y que sepas, porque te lo juro, que he evitado a tu mujer.
——Llúcia ya me lo ha dicho, incluso te invito fuera de la cafetería y te negaste. Eso ha sido un punto muy importante.
——Te lo jure y lo que juro lo cumplo.
——Lo hable con Llúcia, he comprendido muchas cosas y no es porque mi mujer me lo haya pedido. A ella la conocí muy joven y yo ya estaba baqueteado, ella con poca experiencia, casi nula con hombres de verdad, los lances de los chicos jovencitos y llegue a la conclusión de que era hora de que tuviera una experiencia extramatrimonial. Qué opinas?
——Que ya tenéis edad suficiente para saber lo que hacéis y no tengo nada que opinar.
——Pues al grano, te apetecería tener una relación con ella, pero eso sí, me tienes que jurar que solo una.
——Te lo podría jurar, pero qué dice ella?
——Llúcia aunque dice que el entran temblores de pensarlo, dice que si, aunque no sabe si en el momento justo se echaría para atrás. Que no quiere hacerlo en un sitio cutre.
——Pues en un hotel o en mi casa, que decida ella y que si quiere elija el hotel. Aunque si quiere para estar más cómoda, en caso de que sea un hotel, podemos elegir uno fuera de Valencia.
——A mí me da igual, donde sea yo la llevo y espero.
——Como?
——Si no quiero cortaros para nada ese momento, la llevo y me espero o quedamos a una hora para recogerla.
——Pues una condición para los dos, que yo he aceptado la tuya. Tú tienes que estar presente.
——QUE DICES? No lo aguantaría.
——Pues esa es mi condición.
——Pues lo acabas de poner muy difícil, tanto para ella como para mí.
——Esa es mi condición y si no la aceptáis, seguro que hay una cola de hombres para estar con tu mujer, que está muy buena. Así de claro.
No se quedó conforme con la condición que había puesto. Mi motivo para tomar esa decisión, es que luego no quería que su imaginación volase si control y sobre todo más que por lo que hubiéramos hecho, por lo que imaginara el con lo que nos podíamos haber dicho. Ninguna llamada, ningún wasap y paso una semana, lunes 6 de septiembre, no quedamos para comer pero si para tomar unas cervezas a las 12,30. Sabía que esa hora y el lugar elegido era para hablar del “asunto” y también sabía que habían aceptado, porque si no, la reunión no tendría sentido. Porque serían unas cervezas rápidas. En la primera cerveza fue al grano.
——Pelayo, que aceptamos y veremos cómo reaccionamos.
——Pues vais a reaccionar muy bien, aunque al principio os encontréis extraños y para allanar un poco el terreno, que le gusta a Llúcia y que no le gusta.
——Acepta todo menos dos cosas, por detrás y que le acaben en la boca, según el momento.
——Pero te ha dicho que me lo dijeras?
——No, le pregunte si quería que te lo dijera y me dijo que no te dijera nada, que no había que ponerte nada fácil, que lo descubras tú poco a poco.
——Acepta que le digan cosas?
——Que tipo de cosas? A qué te refieres?
——A que me voy a referir a decirle guarradas y llamarla de alguna manera especial.
——Te soy sincero, entre nosotros y si está muy a tono, pero cuando digo muy es muchísimo, lo acepta. Pero conmigo tardó años en aceptarlo y ya te digo que no siempre.
——Pues por mi esta dicho todo, ahora solo falta saber dónde y cuándo, me adapto, así que conmigo no hay problemas ya que no tengo obligaciones.
——Ella ha pensado que mejor en una casa. Ahora está en la tuya o en la nuestra.
——Me viene bien cualquiera de los sitios, donde ella se encuentre más segura, más tranquila y más cómoda.
——Este jueves te viene bien?
——Ya te lo he dicho por mí sin problemas. Quedamos a cenar y luego vamos donde queráis.
——Si ya te decimos, pero no creo que a Llúcia quiera ir antes a cenar, prefiere ir a donde sea y tomar algo allí.
Le deje claro, que primero cenábamos y luego donde dijeran, no era algo a discutir. Lo hacía porque era preferible que si alguno de los tres decía por lo que fuera que no quería, era menos chirriante que si fuera en la casa que fuera. Así que de momento estaba todo claro, sería el jueves y quedaba por saber el lugar y donde íbamos a cenar. Por un wasap me dio la aceptación, me avisó de que sería en su casa y la cena sería en un sitio cerca de Maristas. Y la hora seria temprano.
Llegue primero y me quede fuera esperando. Los vi llegar caminando y ella al verme agacho un poco la cabeza, le dijo algo a él, que venía más serio de lo normal y Llúcia alzo la cabeza con una sonrisa. No sé cómo describirla, pero todo el mundo la miraba, llevaba un vestido corto y por abajo holgado. Por arriba un escote estimulante, excitante y provocador. Se le veían mas tetas que en un día normal, igual que las piernas largas y pidiendo que alguien se metiera entre ellas. Nos saludamos con Llúcia muy efusivamente y con Joan normal, pero el con un poco de tensión, no era nuestro saludo normal. Esa primera parte del encuentro era para reducir tensiones, descargar nervios. Desde el inicio de la cena no dejamos de mirarnos y no deje de mirar su escote. “Qué difícil es cenar con un escote así de frente, me pongo yo solo malísimo, Jajajajaja” Joan me miro como asustado, indignado por el comentario y Llúcia me responde, “te gusta? porque no sabía si me quedaría bien y como Joan me decía que no me quedaba bien” aquí vi cómo se descomponía, “pues tiene muy mal gusto Joan, porque no creo que puedas superar ese vestido” el solo nos dijo, “poco sabéis de estilismo y de moda” lo que nos llevó a reírnos.
La distensión fue rápida sobre todo en Llúcia, en mi amigo iba más lentamente. Joan que había hablado poco y nos había dejado que su mujer y yo lleváramos la iniciativa. Se puso a hablar de temas profesionales y la verdad que al minuto ya no me enteraba, porque estaba a otra cosa. Se dio cuenta y me pregunto si le estaba escuchando o donde tenía la cabeza, a su mujer le dio al risa, porque llevaba un rato acariciándola con mi pie. “Pues no te escuchaba, perdóname. Es que estando tu mujer aquí, solo pienso las ganas que tengo de tener mi boca entre sus piernas”Joan me pidió que fuera comedido y le dije que nadie nos podía oír. Llúcia salió en mi defensa, “Joan, no te pongas tenso, que es verdad lo ha dicho bajo y nadie puede oírnos. Pero de todas maneras Pelayo eso no se le dice a una mujer y mas delante de su marido, jijijiji” y Joan la miro como diciendo menuda cara que tiene esta mujer. Los únicos que bebíamos vino, con mesura, éramos ella y yo, porque Joan solo tomo agua. Decía que porque tenía que conducir. En mis salidas no suelo llevar coche por si bebo, que siempre suelo beber algo, no mucho, pero lo suficiente para no conducir.
Terminamos e insistí en ir a tomar una copa, Joan no dijo nada y su mujer decía que le parecía buena idea. Fuimos paseando tranquilamente, ella en medio agarrada a un brazo de cada uno. Joan sin esperárnoslo, “mirar, os veo muy sueltos, prefiero que la copa la tomemos en nuestra casa y no en un sitio donde os descontroléis y pueda vernos alguien” Llúcia se disgustó por ese comentario y se lo recrimino, “lo dices de tal manera que parece que me voy a abrir de piernas en mitad de la calle, menuda opinión tienes de mi” Joan se quedó compungido y esta vez fui el que salió en su defensa, “Llúcia no seas así, que en parte o en mucha parte, Joan tiene razón, que reconócelo, tu cachonda tienes que ser un poco puta” se lo dije en un tono suave, Joan se quedó de nuevo blanco y ella después de reírse me dio la razón y entonces le hice una propuesta a Joan, “si te quedas más tranquilo no vamos a tomar nada por ahí, pero para no llegar tan temprano a vuestra casa, nos das una vuelta en tu coche” me respondió que sí de inmediato, sin tener ni idea a que me refería.
Al llegar a donde tenía aparcado su lujoso y amplio coche, vio como abría la puerta de atrás e hice que ella subiera, algo que no puso ninguna pega y me subí con ella. Joan tardo en subirse y nada mas hacerlo ella le dijo, “menudo fichaje es tu amigo, como que no me fio de él, creo que mejor me siento delante contigo, tú que dices amor?” Joan no encendió el coche, la miro por el retrovisor y debió de ver lo que veía yo, la cara de puta de su mujer y lacónicamente le respondió, “es tu noche, tú decides, lo que tú quieras me parecerá bien” la respuesta de su mujer fue decirle que nos llevara a donde quisiera. Le pidió que bajara el retrovisor para que no viera, le decía que para darle más morbo a la imaginación, para que no supiera si pasaba algo o no. A la vez le tranquilizaba de que no pasaría nada. Mi intención no era hacer nada exagerado, solo calentar el ambiente.
Me puse a hablar con él, que me daba carrete como para evitar que sucediera nada dentro del coche. Me apoye entre los asientos para darle más confianza, la tensión de su cara se redujo, lo que no sabía el, que con mi mano izquierda, estaba acariciando las piernas de su mujer que se dejaba. Según subía mi mano sus piernas se abrían y llegue a sus bragas, que se humedecían hasta mojarse por completo. Poco después emitió un gemido y su respiración se altero sonoramente, Joan que estaba hablando guardo silencio al oír a su mujer, con incredulidad en sus gestos, quise poner un punto mas de pimienta al momento, “Joan que mujer mas buena que tiene, no me equivocaba tiene cara de puta y lo es tanto, que me tiene el rabo como un garrote, solo de tocarla su coño, que barbaridad de mujer” dudo en decirme algo y al final lo dijo, “ten cuidado no creo que el guste mucho lo de…” y le dije que es que era si, hasta que Llúcia nos lo aclaro, “por una noche seré la mas puta para Pelayo que lo disfrute y tú que lo veas” fue cuando le dije a Joan “o vamos para tu casa, o veras como me la follo aquí” y lo que me sorprendió que no acelero, se lo tomó con calma, por eso me senté bien junto a ella.
Dije en alto que quería descubrir el tesoro de sus tetas. Me ayudo porque el vestido aunque tenia mucho escote no era cómodo para sacar sus tetas, nada mas ver una mi rabo se puso candelero. El pezón estaba como un punzón, grande y duro. Me agache le pase la lengua, me lo metí en la boca y suave con mis dientes lo aprete, hasta conseguir que ella gimiera con más potencia. Ella lo máximo que hizo y solo un momento, fue abrazarme el cuello para darnos un beso intenso. Alabe las tetas que tenía, todo para que Joan lo escuchara y a continuación le dije, “vamos puta, toca el rabo que te va a follar y que te vas a comer delante de tu marido” me miraba como diciéndome que me pasaba, pero sin que desapareciera la sonrisa de puta que tenía. Agarre su mano y la lleve al bulto que hacia mi pantalón sin ningún esfuerzo. Cuando toco mi rabo y lo sobeteo bien soltó un gemido de aceptación. Me desabrocho el pantalón y saco mi rabo, ella lo ve, me mira con ojos de deseo y luego le dice a Joan, “perdón mi amor, pero no puedo evitarlo” y se agacho a comerme el rabo. Me quede apoyado en el asiento extasiado ante una buena comida de rabo, Llúcia era de las que le gusta comerse un rabo y ver que consigue dejar KO al tío.
Joan cambio el rumbo y ya iba más rápido, ni nos avisó cuando llegábamos a su casa, nos dimos cuenta, al bajar la rampa del garaje, que ella se puso en pie asustada, se coloco bien el vestido y enfadada le dijo a su marido, “ERES TONTO O QUE, que quieres que nos pillen los vecinos” y el se escuso con que no había nadie. Algo que me sorprendió también esa noche, fue después de esa mini bronca por no haber avisado, al entrar en el ascensor, ella beso a su marido, que no puso ningún reparo y luego sonriente le preguntaba, “te gusta como sabe mi boca a polla de otro?” el no contesto y ella tocándome el rabo, le decía que menudo paquetón tenia su amigo. Con lo estricto que era Joan, con su seriedad y dominante como era en su trabajo, me asombraba lo dócil que era con su mujer. Entro en su casa ella primero, encendió la luz de un salón muy amplio, se dirigió a su marido, “echa las cortinas y a mi me pones lo de siempre que ahora estoy con vosotros” se fue y nos dejó solos, lo de las cortinas lo entendí, porque había algún edificio próximo desde donde se podía ver el salón.
Joan me sirvió la copa y me mostro su intranquilidad, “Pelayo, me duele la tripa, tengo como nauseas y a la vez que pensaras que soy un anormal, me encuentro mas excitado que nunca, no se que tengo que hacer, que tengo que decir y desde luego no se si podre veros u oíros, no se si lo podre resistir” me puse serio, algo que no había pasado en toda la noche, “Joan esto se toma como viene, anormal no eres y me comprometo contigo que si dices que paremos, lo hare y me marchare, sin reproches y por mi parte quedara olvidado todo y si hacemos algo, en cuanto me vaya quedara olvidado, te lo juro” se quedó más tranquilo y estaba preocupado de cómo se comportaría su mujer y si seria capaz de volver o no salir de la habitación. Quiso saber que opinaba sobre eso y después de preguntarle si podía ser sincero le respondí, “Joan, no lo dudes tu mujer esta demasiado cachonda para no venir, que eso no quiere decir que a mitad o al inicio no quiera más”
Llúcia hizo una entrada inesperada para los dos, mas para Joan preguntándonos, “Os gusta mi negligé?” era una bata trasparente negra, con bordados que se podía ver sus dos tetas con los pezones bien duros y una braga pequeña negra que se veía un pequeño triangulo nada más. Unas sandalias de tacón fino y nos dejo con la boca abierta. Su marido reacciono y le dijo que le quedaba muy bien, por lo que descubrí la estrenaba esa noche. Bebió un poco de su copa y dijo que nos sobraba ropa. Joan con asombro pregunto, “Que dices Llúcia!!?” y ella liberada le respondía, “sí que os sobra ropa, que hemos venido a que me follen no a jugar a las carta” un poco escandalizado Joan le recrimino el lengua y lo que le falto a ella, “venga maridito, que quieres que diga que vamos a hacer el amor? PUES NO, querido, estamos aquí para FOLLAR” el ya no dijo nada más.
Me había desnudado dejándome la ropa interior. El rabo me salía por fuera y Joan me lo miraba sin disimular y su mujer le decía “a que impresiona? A que no te lo imaginabas así?” tampoco hablo, le dije que pusiera una música suave, me puse detrás de ella abrazándola y mientras mirábamos a su marido, le pegaba mi rabo a su culo. Llúcia llevo su mano atrás y me tocaba el rabo, mientras le lamia el cuello, Joan nos miraba sin desnudarse con los ojos como un sapo. Llúcia esta vez con más seriedad le dijo que se desnudara. Hice que su bata se cayera y ahora agarraba sus voluminosas tetas. Me aparte lo suficiente para quitarme lo que quedaba y vi que sus bragas por detrás eran un hilo que se metía entre sus nalgas. Mi rabo se rozaba con el hilo que me empezaba a incordiar. Joan se desnudo y estaba cortado porque estaba empalmado. Tanto que Llúcia le dijo que si hubiera sabido que le ponían tan cachondo, le hubiera puesto los cuernos antes.
Llúcia seguía de pie frente a su marido, dijo que esto me molesta y se quitó las bragas. Luego cogió mi rabo y con un pequeño movimiento se coloco el rabo entre sus piernas, estaba demasiado mojada, mi rabo se impregno de sus fluidos y cachonda como estaba “Joan tenías razón tu amigo es muy cabezón, mira si se sale hasta por delante”y tocaba mi rabo y repetía “cabezón, cabezón” tocando la cabeza de mi rabo. Joan esbozaba una sonrisa de “malignidad cachonda” y ella seguía dedicándole frases a su marido, le hacía participe de todo, era muy inteligente. Me agache y quise comerle el culo, olía a jabón, estaba claro que el tiempo que había tardado lo había dedicado a lavarse bien. Estaba saliendo muy bien porque ella desde el principio era de las mujeres que decidían pasarlo bien. Tiempo tendría de arrepentirse.
Se movió un poco hasta apoyarse en un sillón porque decía que le flaqueaban las piernas y lo que no decía por lo cachonda que estaba, al apoyarse me dejo el culo en mejor posición y mi lengua llegaba mejor a el y a su coño. Llúcia seguía implicando a su marido y le reclamo que se acercara, que le diera la mano, un par de besos cortos y las palabras de ella a su marido, “Joan cariño, esto es una delicia, cuanto placer me esta dando, muchas gracias amor, eres un primor y ahora perdón por lo que voy a decir” y su marido le decía que era libre que diese lo que quisiera, “PELAYO MÉTEMELA YA!! FÓLLAME TE QUIERO DENTRO” Joan me requirió para que me colocara un condón y así lo hice. Pude meterle el rabo de golpe, entro como si fuera un cuchillo en la mantequilla. Desde que le metí el rabo, se comía la boca con su marido y con una mano le meneaba su rabo. No estaba cómoda y quiso ir a su cama. Fuimos deprisa y ella se coloco a cuatro y continue follándola, Joan se colocó junto a ella y acabo de meneársela hasta que se corrió, que en ese instante me pidió que la follara de otra manera, quería estar ella encima. No se cortó, “que así me puedes comer las tetas que eso me priva” y no puse ningún impedimento.
Tenían todo el tiempo uno de sus pezones en mi boca, ella ya se había corrido una vez, lo hizo como suspirando fuerte, con unos movimientos dejándose caer profundamente y sin parar volvió a moverse con mas pasión, me morreaba y me decía lo bien que lo estaba pasando y que me había tenido ganas desde el primer día que me vio. Le dije que en eso coincidíamos y que mis pajas pensando en ella habían sido de película. Agarraba bien su culo y dedos de mis dos manos, cada vez que podían iban a su culo y lo follaban, no me decía nada, solo me miraba con ojos de deseo y me morreaba. Se corrió de nuevo y maldecía el que llevara condón, cuando lo hacia miraba a su marido, que se había quitado de la cama y se había sentado en una butaca para vernos mejor sin dejar de hacerse pajas. Ante el silencio de el a sus quejas, lo que hizo fue provocarla, “pajillero estoy hablando contigo, necesito que se corra dentro de mí, me molesta el condón”ni se inmuto, seguía mirándola cachondo y sin parar de hacerse la paja.
Ella se reboto, “Pelayo quítate la goma, fóllame a pelo, que se joda el pajillero cornudo” no quise hacerla caso, porque era un pedido de mi amigo, ella se levantó, arranco el condón, se lo lanzo a su marido y sin más se sentó en mi rabo, exclamando “AHORA SI” y poco después nos corríamos los dos, se tumbo sobre mi pecho y nos decía a su marido y a mí, “esto si que ha sido un señor polvo o un GRAN POLVAZO y me ha sabido a poco”. Joan se vino a la cama con nosotros, se sentó en la orilla, acariciaba la espalda de su mujer, “como dices que te ha sabido a poco si es la vez que mas tiempo has estado dándole”ella se reía y decía que lo mismo era por eso, pero que seguía con ganas. Le pregunto a su marido cómo se sentía si lo pasaba bien. El no le contestaba a todo, decía que si lo pasaba bien y lo otro se vería en frío.
Llúcia quería mas y lo dejaba claro, porque aunque su marido decía que ya no podía mas, ella reclamaba uno más. Joan se alejo de nuevo a su butaca, esta vez no estaba empalmado, pero se acariciaba el rabo. Estaba dispuesto a follarme su culo y sospechaba que ella quería. Después de estar follándola y ella a cuatro patas mirando a su marido, que debía de tener una imagen prefecta de la cara de puta de su mujer y como se movían sus tetazas a mis meneos. Que desde el minuto uno no deje de meterle mis dedos en su culo, hasta tres dedos le llegue a meter y eso me daba pie para follármelo. Si que se pudiera percatar Joan en una de mis paradas que hacía adrede cambien de agujero y ella no dijo nada. Para provocar a su marido que ya estaba empezando a empalmarse, cuando mi rabo entro algo ella decía, “si que se nota el cabezón, que placer, pero ves mas suave que quiero saborear el momento” hasta que puso una mano en mi pelvis y me dijo que no, que parara. Joan pregunto y ella con mucha cara, “tu amigo que quiere entrar por la puerta de atrás” me quite y mientras Joan se reía por el “corte” que me había dado, lo que duro poco cuando Llúcia me decía, “si hay otra vez, te prometo que te dejare por lo menos intentarlo” y eso que le había metido hasta la mitad, si hubiera tenido alguna crema se lo habría metido todo. Ella se corrió varias veces, su marido una y al final me corrí junto a ella en su última corrida.
Me fui a dar una ducha y esperaba que ella viniera pero aunque me tome mi tiempo ella no vino. Al salir del baño, el la estaba follando a forma de conejo, con rapidez y rabia, pero cachondo perdido. Ya era muy tarde me fui, me quedaba lo justo para darme una buena ducha en mi casa, desayunar bien e ir a trabajar, que es lo que pasa cuando uno se va a follar a mitad de la semana, pero vamos que no me quejaba. Los viernes son muy pesados pero ese en concreto estaba siendo muy suave, sin incidencias y sin problemas, tanto que me para no quedarme dormido, empecé a escribir este relato y de paso mirar mi correo. El correo esta divertido, porque hay correos para todo. Los que me ponen a parir, que ni me molesto en contestar, los que te dan una opinión, ya sea buena o mala y que contesto, también los que te piden una opinión, los que contesto con un respeto especial y estaba pensando por un coreo no recibido, cuando hic algo que no hago nunca, en llamar al día siguiente a alguien de la pareja con la que he estado, pero era un caso excepcional.
——Hola Joan, si te viene mal o prefieres que hablemos en otro momento, tampoco me molestara.
——Que va, si no sabía si llamarte, mandarte un wasap o un correo por si era muy largo. Quería hablar contigo.
——Pues aquí estoy. Dime, si te he llamado solo para saber si te encontrabas bien, era solo esa pregunta.
——Si te digo la verdad, no lo entiendo, pero me encuentro muy bien y eso que anoche pase por todos los estados anímicos posibles, pero al final estupendo y Llúcia la primera vez que no toma ni melatonina ni leches para dormir, me ha llamado hace un raro y dice que ha dormido como nunca, con eso te digo todo.
——Pues me alegro porque me encontré muy bien con vosotros.
——Que raro eres, ni preguntas si repetiremos ni nada.
——Cumplo con lo que digo, me deberías de conocer. Te dije que cumpliría con lo de una vez y no más.
——Bueno pero una persona puede cambiar de opinión, o no?
——Ni no ni si, qué quieres decir?
——Pues que a Llúcia y a mí, no nos importaría repetir. Y tú?
——De forma esporádica no me importaría, tampoco quiero hoy por hoy, una relación más allá con tu mujer, no sé si me entiendes.
——Te entiendo y lo comparto.
Quedamos en seguir hablándolo en persona, le note mas relajado, como si se hubiera quitado un peso de encima. A las doce baje a tomarme un café para aguantar mejor el día y me encontré a Llúcia con su prima tomando un café, nos sonreímos y un saludo cortes. La sensación o que se lo estaba contando a su prima o se lo había contado. Porque la mirada de su prima fue distinta a las de siempre.