Mi mujer me sorprendió de la mejor manera, cambio todo lo sexual en ella y me dio la mejor cogida de mi vida. Una noche que no olvidare
Hola, la historia que voy a contar tiene buena parte de realidad y otra buena parte de fantasía.
Los protagonistas somos mi mujer y yo que por razones obvias cambiare los nombres y algunos datos. Ella es Marga, tiene 49 años recién cumplidos, pelo castaño, algún kilo de más lo que hace que la forma de sus caderas me vuelva loco, pero lo que de verdad me vuelve loco de su cuerpo es su pecho, su talla es una 105 C, su tacto es suave, mucho, quizás estén algo caídas por la edad y el embarazo de nuestra hija (a día de hoy tiene 6 añazos) pero de verdad que me da igual, no hay vez que tenga la oportunidad que no aproveche para tocarlas, besarlas, olerlas y tener cualquier tipo de contacto con ellas. Su cara me encanta cuando ríe, sobre todo su boca y cuando estamos haciendo el amor que se muerde el labio inferior…….puffff me enloquece.
Yo soy algo menor que ella, tengo 37 años, 1´70 m. pelo corto, algo entrado en kilos a causa de la inactividad deportiva ya que durante años competí en pruebas de larga distancia y ya hace que no lo hago unos años, mi nombre es Jorge, Jordi para los amigos. La verdad que mi polla no es gran cosa, pero siempre está dispuesta para la acción jajajajaja, Y sobre todo cuando Marga se empeña en hacerme disfrutar.
Soy algo más abierto de mente en cuanto al sexo que ella, me gusta innovar….probar….experimentar…, ella es algo más clásica, misionero, perrito y poco poco más.
La historia que voy a narrar sucedió hace unos meses, acabábamos de hacer 10 años de matrimonio, la verdad que por unas y otras cosas la monotonía se había apoderado de nuestras relaciones sexuales y yo ya empezaba a cansarme.
Un día leyendo un relato de una pareja en un caso parecido, el marido le proponía a su chica una serie de juegos y ella le iba siguiendo la corriente, cosa que me puso tremendamente cachondo. Ese día, se lo envié a Marga y su respuesta fue:
– Ufffff me ha encantado, aunque la verdad ese tipo de juegos me dan vergüenza, pero, también se que tu lo disfrutarías como un niño pequeño, jajajajaja
Bueno, aquello quedó ahí, fueron pasando los días y aunque hicimos alguna vez el amor era más o menos como siempre. Un cierto día, después de buscarla para tener sexo y ser rechazado por enésima vez, estuvimos hablando largo y tendido de nuestra relación y de lo que podía suponer la falta de sexo, la monotonía y el tedio. Ella prometió cambiar o al menos intentarlo.
Al cabo de unos días, recibo un WhatsApp:
– Hoy la pequeña duerme en casa de tus padres, intenta llegar a casa no antes de las 22, es una orden!!!!!
Ufff, aquello me acelero el corazón, estaba loco porque llegara la hora de llegar casa, pensaba absolutamente de todo y estaba entre intrigado, excitado, ardiente, ansioso. El resto de la tarde fue pasando lenta, y aunque estaba atareado y con mil cosas en que pensar, el mensaje de Marga no se me iba de la cabeza
– ¿qué será lo que me tiene preparado?
Es la pregunta que me rondaba una y mil veces por la mente, estaba ansioso por que llegara la hora fijada.
Al fin dio la hora acordada, le envié un mensaje
– ¿Puedo ir ya para casa??
Su respuesta fue una foto de un zapato de tacón en el que se le veía parte de su pierna envuelta en una media negra
– Joder!!!!!
Prácticamente salí corriendo a mi casa. Al llegar me la encontré con el pelo arreglado de haber ido a la peluquería, olía a su perfume por toda la casa, el cual me pone terriblemente cachondo, sobre todo, olerlo en su cuello y su canalillo, se había maquillado, su ropa era un corpiño negro con un gran escote, un cordón unía las dos partes de la tela que lo formaban, se había puesto un pantalón vaquero negro, con algún roto por la pierna, lo que hacía ver una media también negra debajo de estos y unos zapatos de tacón que la hacían ser más alta que yo, le estilizaban las piernas y sobre todo, me excitaban sobremanera.
– ¡Joder!!!!!! Estas guapisima amor
– Gracias – me contestó-
– ¿A qué se debe ponerte así??
– A que hoy quiero llevar a mi marido al tercer cielo, quiero disfrutar de él y que el disfrute de mí, como en aquel relato que me enviaste, además, aun no has visto nada.
– Ummmmm – es lo único que pude expresar, estaba mudo-
– Pasa al dormitorio, dúchate, ponte la ropa que hay allí y ven al salón que estoy acabando la cena.
Obedecí sin dudarlo ni un solo segundo, al llegar al dormitorio me había puesto un vaquero clarito también agujereado, una camisa negra, unos eslips que jamás había visto, me los había comprado especialmente para la ocasión, (eran negros con la franja en blanco y una vez puestos me di cuenta que resaltaban el paquete), y un bote de colonia del que yo utilizaba cuando comenzamos a salir como novios que por diferentes razones había dejado de utilizar, aunque ella, me solía recordar que le gustaba bastante como olía en aquella época.
Me metí en la ducha, vestí y acudí a mi cita en el salón. Velas aromatizadas con olor a vainilla, música chill out,, mantel rojo pasión, dos sillas enfrentadas en la mesa me senté, había servido unos entrantes y estuvimos charlando de todo y de nada, una velada como habíamos tenido muy muy pocas.
Cuando acabamos la cena, me levante a recoger y me dijo
– Para quieto, ya lo recogeremos mañana, ve poniendo unas copas que voy al dormitorio, ahora vengo.
Me dio un beso como hacia muchísimo no me daba, húmedo, me hacía sentir la suavidad de sus labios y la habilidad de su lengua, justo después, me miró y con una sonrisa pícara desapareció por el pasillo. Aquel beso me hizo subir las pulsaciones y sentir cosquilleos por mi sexo.
Serví las copas, un par de cubatas de Ron cortitos que es como nos gusta con refresco de cola, mientras lo hacía, escuché acercarse unos tacones por el pasillo, apareció con un mono de malla, sin nada de ropa interior, se apreciaba la falta de tela de malla en la zona de su coño, su pecho bien sujeto entre las mallas, por entre la cual asomaban sus pezones ya duros, lo cual me hacía imaginar que ella también lo estaba disfrutando mucho y que su excitación era probablemente igual que la mía. Subida en aquellos taconazos que me estaban volviendo loco, olía aún más a su perfume, había vuelto a rociar por su cuerpo aquel olor que elevaba mi excitación a niveles exponenciales. Poniendo una mano en la pared y doblando un poco una rodilla, me dijo
– Espero que disfrutes hoy de esto
Y sacando la cámara de fotos del armario me dijo
– Quiero una sesión de fotos así vestida para luego cuando este aburrida, mandárselas a un admirador muy poco secreto que tengo por ahí.
Aquello ya hizo que tuviera una erección como hacía mucho que no tenía. Cogí la cámara de fotos y después de un beso largo, húmedo, apasionado, caliente, la tomé de una mano y la hice dar una vuelta sobre si y así admirar lo que era el objeto de mi deseo.
Así fue la primera foto, de espaldas, con una mano en la pared, una pierna estirada y la otra un poco flexionada, con la cabeza girada hacia mí y el pelo en la cara, después vinieron más, sentada en el sofá con una pierna encima y otra abajo, mostrándome todo su coño con cara lasciva, bebiendo con cara libidinosa y media sonrisa que me hacía enloquecer, acariciándose el sexo de forma disimulada mientras charlábamos y nos bebíamos las copas, así una tras otra hasta que ya no pude aguantar más.
Me lance a ella, la bese, acaricié todo su cuerpo, me encantaba el tacto de su piel y entrelazar el tacto de la malla, como siempre, mis manos fueron a parar a su pecho, envueltas en aquel mono se veían más redondas, más apetecibles aun si cabe.
Ella cuidadosamente me había ido desabrochando la camisa, mientras iba jugando con su lengua por mi pecho, me mordía y succionaba los pezones, a la vez que su mano acariciaba mi polla por encima del pantalón.
Cuando me tuvo la camisa totalmente desabrochada, me bajo los pantalones, dejándome de pie y ella sentada frente a mi sentada en el sofá, jugó con su lengua por encima de mi ropa interior, buscaba la punta e intentaba apretar un poco, cosa que me hacía estremecer, bajaba al tronco y le daba pequeños bocaditos mientras de reojo me miraba y no se le caía de la boca aquella media sonrisa pícara que ella sabe que me gusta y excita de forma bestial.
– ¡Si amor, así!!! ¡Me encanta!!!
El simple hecho de verla allí así, me tenía encendido. Bajó mi ropa interior dejando mi polla tiesa como un palo a la altura de su cara, lo que aprovecho para hacerla desaparecer en su boca, primero dando pequeñas pasadas con su lengua por la punta de mi glande, después utilizando sus carnosos labios para ir envolviendo este como si de un helado se tratara y se lo comía golosa, luego haciendo movimientos con su cuello recorriéndola entera mientras suavemente me apretaba con los labios y jugaba con su lengua. Tras unos momentos así, dejó de hacérmelo para decirme
– Coge la cámara y sigue haciendo fotos que mi admirador es un poco exigente.
– Sus deseos son órdenes para mi
La cogí y mientras me comía la polla, continuaba haciéndole fotos como podía porque me temblaba todo el cuerpo de la excitación.
Se levantó del sofá, me abrazó lo que hizo que otra vez el olor de aquel perfume se volviera intensificar, y al oído me susurró
– Sígueme al dormitorio, pero ahora vas a sufrir y solo vas a mirar y fotografiar
La acompañé, ella se tumbó en la cama y metiendo la mano en el cajón de la mesita y saco dos vibradores
– ¿Esta quién es y que ha hecho con mi mujer???? – pensé-
Primero cogió uno más grande con mil venas marcadas, tumbada en la cama, con las piernas dobladas apoyando los pies en ella, dejando así su coño bien abierto ante mis ojos y el objetivo de mi cámara, comenzó a humedecerlo, como si le estuviera haciendo un mamazo mientras con la otra mano se acariciaba todo el cuerpo.
Yo continuaba haciendo fotos, admirando lo que me devolvía el objetivo, a veces me centraba en su cara mientras aquella polla de goma entraba y salía de su boca, otras veces, fijaba primeros planos de su pecho, su mano en el coño, su sexo humedecido y así mil fotos mientras ella disfrutaba de ser mi modelo.
Después de un rato así sacó un bote de gel lubricante y poniendo un poco en la punta de aquel tremendo falo de látex, se lo extendió como si estuviera haciéndole una paja, su cara denotaba excitación, disfrute y pasión mientras su mano recorría aquel juguete origen de su placer actual. No tardo en hundirlo en su sexo, entre sus jugos y el gel, aquello entro como cuchillo ardiente en mantequilla
– Ummm que rico Jordi!!! ¿Te gusta como disfruta tu Puta??
En el momento que escuche esa expresión creo que la polla se me endureció aún más
– ¡Si mi amor, me encanta!!!!
Jugaba con aquella polla, entraba, salía, su mirada no se apartaba de mí, provocándome, excitándome más y más, su cuerpo se veía vibrar, los pezones en esos momentos estaban más duros de lo que jamás los había visto, mientras que con la mano que no estaba en el juguete apretaba sus tetas, se rozaba y pellizcaba sus pezones.
Después de un rato así cogió el otro más pequeño, era azul, a mitad de su troco tenía como una especie de rabito lo que supuse que era para el clítoris, teniendo el grande aun en su coño comenzó a pasarlo por su clítoris
– Ummmm, siii, ¿te gusta ehn cabrón!!!
– Si amor, si, sigue ¡quiero verte!!!
– Sii, me voy a correr!! Me corro….me co rro…..me corroooooooooo…….aaaaaaaaaa
La cámara en ese momento echaba humo, me centraba en su coño con los dos vibradores y en su cara de placer, enrojecida entre la excitación y la apnea que le provocaba el momento anterior al orgasmo.
Justo en momento de aquellas palabras, cerro las piernas dejando aquellos dos juguetes aun vibrando en su coño. Me acerque, después de dejar la cámara sobre la mesita, me recliné hacia ella, la bese y quite uno a uno los vibradores, mientras se estremecía sobre todo al sacar el grande del interior de su sexo. Abriéndole las piernas me acerque a lamer sus flujos
– Ummmm ¡que ricos están!!!!!
Lamia su coño de vagina a clítoris, sus flujos llenaban mi boca, e impregnaban mi cara del olor de su sexo. Bajaba mi lengua y de vez en cuando rozaba con la punta su ano mientras ella se agarraba con las dos manos las tetas y arqueaba su espalda quedando solo apoyada en su cabeza y el culo.
– ¿te gusta lo que te hago?
– ¡Cállate ya y follame!!!!!
En ese momento me levanté quedando apoyado sobre mis rodillas, acercándome a ella, le metí mi polla en su coño, en la postura del misionero bombearla fuerte, mientras le besaba la clavícula, el cuello, su boca, estaba ansioso, loco por correrme y hacerla disfrutar.
– Coge el lubricante, quiero que me folles el culo – me susurro al oído-
Aquello me hizo enloquecer, y aunque no quería parar, detuve por un momento mis movimientos y alargando mi mano, cogí el bote de lubricante, saque mi polla de su coño
– ummmm que rico cabrón – se le escapó mientras lo hacía
Puse un poco de lubricante en su agujerito, me impregné bien la polla, la acerqué a su ano y se la fui metiendo poco a poco.
– Sii, despacito, uffff
– Si mi vida, no quiero hacerte daño
– Poco a poco más fuerte
Fui aumentando el ritmo mientras sujetaba sus piernas y besaba sus pies
– Siii cabron siiii!!! Sigue!!!!
– ¡Me encanta hacértelo!!!
– Como me he podido perdes esto antes???? Diossss sigueeeeeeeee
Mientras, había cogido el juguetito azul y se tocaba con él por su clítoris, lo hundía de vez en cuando en su vagina, mis manos, bajaban a su cadera y hacían palanca para poder aumentar el ritmo, así hasta ella tener el segundo.
Me Salí y me puse junto a ella, caricias, besos mimosos, mientras ella se recuperaba
– Mastúrbate que quiero hacer una cosa – me dijo-
Me puse en pie al borde de la cama y comencé a masturbarme mientras ella me ofrecía su coño abierto para que lo pudiera ver bien, se había colocado atravesada en la cama y dejaba ante mi unas preciosas vistas.
Al poco de estar así, quería volver a sentir su coño envolviéndome la polla. La obligué a ponerse bocabajo y en ese momento la agarré por las caderas y la puse a cuatro patas. Me acerqué y poniéndome entre sus piernas, la volví a clavar en su coño mientras la volvía a agarrar otra vez por las caderas que tanto me gustaban.
– Joder cariño!!!!! Estoy para correrme
– ¡Me voy a correr Marga!!! ¡Me corro!!!!
En ese momento, hizo un movimiento en el cual se quedó tumbada cerca de mi polla estando yo de rodillas en la cama, acerco su boca a mi miembro y mientras me corría, pegó su boca a mi glande y comenzó a tragar mi leche.
Entre el placer que me estaba produciendo la eyaculación, el morbo por el hecho de todo lo vivido y estar corriéndome en su boca y el asombro (jamás había consentido hacérmelo) me tuve que tumbar porque no me mantenía en pie mientras ella seguía limpiando mi leche con la boca
– ¡¡ para!! Para por dios que ya no puedo más
– Jajaja, veo que te ha gustado mi nueva versión jajajajajaja
– ¡¡¡¡Y tanto amor!!!! Y tanto
Nos abrazamos, charlamos sobre lo sentido y disfrutado esa noche y así, haciendo la cucharita nos quedamos dormidos.
Espero que os haya gustado, os seguire contando como va el cambio.