No Hay Más Mundo Que El De Sus Caderas. «En cierto momento pensé hasta meterme a sacerdote»

Valorar

Hace un tiempo a tras cuando ya llevaba un par de años en el Colegio Universitario, me encontraba tan de malas, que no conseguía ligar con ninguna de las chicas que me presentaban.

En cierto momento pensé hasta meterme a sacerdote, de no ser por eso de que se debe ser célibe por el resto de la vida y aunque por esa época no estaba de buenas, me convencía a mi mismo, de que eso no sería por el resto de mi vida.

Como en efecto pasó, un buen día al salir de clases, tropecé y no se como fue que no la vi, con una gorda, de lindo rostro, alegre sonrisa, pero con un cuerpo que debía pesar por los menos entre 175 y 200 kilos. Debido a nuestra coalición, yo terminé tirado en el piso y con todo el cuerpo de ella sobre el mío. La verdad es que pensé que me espachurraría, pero no fue así. A pesar de su peso y tamaño king site, se logró levantar con bastante agilidad, mientras que yo aún seguía tirado en el piso sobre mis espaldas. Sucedió algo en lo que no pensé, de momento mi cabeza quedó entre sus pies, fue casi como una revelación. Desde mi incómodo punto de observación, podía ver con toda claridad y lujo de detalles, parte del rubio coño de la gorda, su corta falda, era de color claro, por lo que la luz se transparentaba con toda facilidad. Lo que me permitía ver, como las pantaletas que ella usaba en esos momentos, se enterraban entre sus nalgas y su coño. Ella Yadhira, me ayudó a levantar del suelo con una facilidad tremenda, bastante avergonzada, no por lo que llegué a ver, sino por el trastazo que me había dado, de inmediato me pidió disculpas, al estar de pie a su lado la pude observar completamente, sus senos que parcialmente se encontraban semi cubiertos, por la ajustada blusa que ella estaba usando en esos momentos, parecían un llamativo y cómodo par de almohadas, que invitaban a recostar mi cabeza sobre ellos. Pero esa nada más fue una idea fugaz, todo en ella era grueso o mejor dicho grande. Su culo era inmenso, sus brazos piernas y caderas así como su barriga.

En medio de la confusión se me ocurrió invitarla a la cafetería, nos presentamos mutuamente y como que de momento surgió algo especial entre nosotros dos. En la cafetería, quedamos en vernos nuevamente. Cuando pasé por su apartamento a buscarla, me sorprendió el verla en una glamorosa bata de dormir, que dejaba ver sin mucho esfuerzo, las otras dos prendas íntimas que estaba usando en esos momentos. De inmediato se disculpó conmigo, diciendo que no pensaba que ya fuera tan tarde, pero que se había puesto a cocinar, algunas chucherías, mientras esperaba que diera la hora para irse a vestir, pero por lo visto se distrajo. En el fondo pensé que era mucho mejor el comer en su casa, que salir a un restaurante, no por que alguien me fuera a ver con ella, sino por lo mucho que comía. Decidimos comer y luego salir a pasear, pero no sucedió así, mientras cenábamos, Yadhira, se quedó con lo que cargaba puesto, lo que para mí fue algo que me distrajo en todo momento, mientras cenábamos. Al terminar, me sirvió una copa de vino, y con la excusa de hacer parte de la digestión, nos quedamos sentados en su sofá charlando de todo un poco. No se como la conversación llegó al tema de amigos con derechos, en medio de la conversación, Yadhira me ha dado un tremendo beso. Eso como que fue más que suficiente, como para que yo siguiera adelante. Mientras la abrazaba, besaba y acariciaba. Ella con agilidad inusitada, me fue despojando de mi ropa. Apenas retiró mi slip, mi verga parecía impulsada por un resorte, en parte hasta me dio algo de vergüenza, pero al parecer a ella no. Ya que bajó su rostro hasta que su boca, quedó por completo sobre mi colorado glande. En cosa de segundos, Yadhira comenzó a darme la mamada de mi vida, hasta esos momentos. Yo me quedé del todo recostado sobre su sofá, mientras ella metía y sacaba rítmicamente toda mi verga de su boca. De haberlo deseado creo que hubiera acabado sin problema alguno en esos momentos, pero deseaba a como diera lugar penetrar su rubio y rubicundo coño. Pero por lo visto ella tenía la misma idea , ya que a medida que me lo mamaba como toda una experta, se fue despojando de la poca ropa íntima que cubría su cuerpo.

Para mi fue un espectáculo tremendo, el ver todo su gran cuerpo del todo desnudo frente a mí, como si ya lo hubiéramos hecho en infinidad de ocasiones, Yadhira dejó de mamar mi verga, yo me levanté del sofá, mientras que ella se acostaba boca arriba. Abrió por completo sus gruesas piernas y ante mis ojos, quedó su rozagante coño. Como parto del principio, que lo que es igual no es trampa, sin perder un instante, coloqué mi boca entre sus gruesos muslos. De inmediato me he puesto a mamar todo su rubio coño, como si en ello me fuera la vida. A diferencia mía, que disfrutaba en silencio de los placeres que ella me proporcionaba con su boca, cuando me mamaba la verga. A medida que yo le enterraba mi cara dentro de su coño, ella gemía y gritaba como una desesperada. Sí le chupaba el clítoris, comenzaba a decir: Me muero, me muero. Cuando con mis labios chupaba los vaginales de ella, me decía a todo pulmón y alegremente. Me estás matando, pero no pares. La cosa es que entre mis mamadas y las chupadas que le di, Yadhira alcanzó un ruidoso orgasmo, como nunca antes mujer alguna que hubiera estado conmigo lo hiciera. Ella quedó casi desfallecida, con sus piernas del todo abiertas, sus ojos entrecerrados y una linda sonrisa de satisfacción adornaba su rostro. En medio de todo yo estaba orgulloso de mi mismo, por lo que le había hecho disfrutar a la gorda. Sin demora alguna tomé mi verga entre mi mano y la dirigí al mojado coño de ella. Mi verga se fue deslizando, lenta, pero divinamente bien, dentro de su extra bien lubricada y caliente vulva. Nuestros dos cuerpos se unieron sabrosamente, Yadhira me abrazaba y me apretaba contra su voluminoso cuerpo, mientras que yo entre besos caricias y chupadas de tetas, metía y sacaba mi verga de su sabroso coño.

Nuevamente escuché sus fuertes gemidos, sus gritos de placer, así como algo parecido a unos fuertes gruñidos. La verdad es que la gorda se las traía y se las llevaba ella sola completamente. Por un largo rato ambos hicimos y deshicimos sobre el pobre sofá, hasta en cierto momento temí que no soportase el castigo al que lo estábamos sometiendo. Pero me preocupé sin necesidad alguna, tanto Yadhira como yo, en esos momentos no pensamos a otra cosa, que no fuera, en lo que estábamos haciendo. En par de ocasiones cambiamos de posición y en cada una de ellas Yadhira gritaba y gemía con mayor fuerza que en la anterior. Luego mientras descansábamos, fue que me dijo ella, que era multi orgásmica. Me acuerdo que esa tarde entré a su apartamento, un viernes, como a eso de las seis de la tarde y no salimos hasta el siguiente lunes y eso por los compromisos que teníamos en la universidad. Por un buen tiempo, Yadhira y yo compartimos juntos en múltiples ocasiones. Era ella sencillamente insaciable, además no tenía ni la menor idea de lo que es la prudencia. Ya que cuando salíamos, en ocasiones se le antojaba el mantener relaciones sexuales, en los lugares más increíbles. Además yo me consideraba hasta que la conocí a ella, como una persona de mente abierta. Pero Yadhira me hizo sentir, un pequeño niño de pecho ante ella. Hasta que la conocí, nunca había hecho una cubana, pero en una ocasión en que nos encontrábamos de paseo, por el jardín botánico de la universidad, ella me lo propuso. Yo no podía creer lo que me estaba proponiendo, hasta que vi con asombro, como se despojaba del estrecho suéter, que estaba usando en esos momentos. Sus hermosos e inmensos senos quedaron completamente al descubierto, se recostó sobre la grama, donde yo de inmediato colocándome frente a ella, me bajé los pantalones y mi slip.

Yadhira no perdió tiempo y de inmediato tomó mi verga entre sus manos, la guió directamente entre sus senos y apretándola entre ellos, mantuvimos una de las más locas relaciones en medio de ese lugar. En otro momento, yo me encontraba preparando un informe, dentro de uno de los reservados de la biblioteca. Cuando Yadhira llegó, de inmediato dejé todo lo que estaba haciendo, nos comenzamos a besar y ha acariciar, con una de mis manos, le agarré el culo. Casi de inmediato me preguntó si yo quería metérselo por ahí. Sin perder tiempo le dije que si, de inmediato Yadhira se reclinó sobre la mesa donde yo estaba escribiendo, se bajó los pantalones que ella estaba usando en esos momentos, dejando por completo sus grandes y rosadas nalgas a mi completa disposición. Yo dirigí mi verga al centro de su culo, como el resto de su cuerpo el calor que comencé a sentir a penas mi glande comenzó abrirse paso entre sus nalgas, fue algo tan excitante, que hasta me tuve que apretar con fuerza mis testículos, para evitar venirme casi de inmediato. Yadhira al parecer también lo disfrutó tanto o más que yo. Ya que a medida que metía y sacaba mi verga de su tremendo culo, sus gemidos y gritos de satisfacción eran algo tremendo. Al punto que apenas salimos del reservado, llegó un guardia de seguridad preguntando si habíamos escuchado como si estuvieran matando a alguien. Yo hubiera seguido saliendo o hasta viviendo eventualmente con Yadhira, pero un buen día cuando la fui a visitar a su apartamento, como ella me había entregado una llave, entré sin preocupación alguna, estaba a punto de pegar un grito, para que se diera cuenta de que yo había llegado, cuando escuché claramente sus ruidosos gemidos, que provenían de su habitación.

Algo como que me dijo, que me mantuviera callado, discretamente me fui acercando a su dormitorio, ya estando detrás de la puerta, la fui empujando suavemente, dejando el espacio suficiente como para asomarme a ver. Lo que fui haciendo lentamente, mientras que los gemidos en ocasiones se apagaban y en otras más parecían el rugir de un animal. Yo sabía que Yadhira no era una Santa, que en cualquier momento se podía acostar con cualquier otro chico, al igual que yo con otras mujeres. Yo tenía algo de curiosidad, por saber con quien se estaba acostando en esos momentos. Pero cuando finalmente vi a Yadhira, no se encontraba con un chico, sino con tres a la vez, que por lo que pude observar me di cuenta de que se trataba de estudiantes de nuevo ingreso, por lo jóvenes que eran. En medio de mi asombro, me quedé observándolos a los cuatro. En ciertos momentos cuando ella se encontraba callada, era sencillamente por que tenía su boca bastante ocupada, mamándoles las vergas a ellos de manera alternada, al parecer se encontraban en los inicios de sus juegos, ya que uno de ellos acariciaba a la gorda, casi introduciendo por completo su mano dentro del peludo coño de ella. Los tres chicos besaban chupaban y acariciaban todo el cuerpo de Yadhira de manera salvaje. Al poco rato ella se dedicó a mamar la verga de uno de ellos en particular, mientras que uno de los otros dos, comenzaba a introducírselo por entre las nalgas de ella, observé como lentamente Yadhira fue parando su culo y separando sus piernas mientras que el chico, dirigía su miembro al colorado esfínter de mi amiga. A medida que el glande de él comenzó a penetrar el esfínter de ella, los gemidos de Yadhira nuevamente comenzaron a resonar dentro de la habitación, hasta que la penetró totalmente.

Una vez que la llegó a penetrar por completo, el otro joven había comenzado a lamer el coño de mi amiga, para después comenzar a introducir su verga por el coño de ella. Creo que más por curiosidad, los observé a los cuatro, por lo excitado que me encontraba. El rostro de Yadhira y de sus acompañantes valía un millón, se notaba que lo disfrutaba tanto, que no me atrevía a cortarles la inspiración. El ver como la abrazaban y apretaban su cuerpo contra el de ellos, al tiempo que sus vergas entraban y salían de los tres orificios de ella, era algo impresionante. Yadhira era el centro de todo, movía su culo, sus caderas, su boca y cuerpo de una manera tan especial que nada más de verla, provocaba el integrarme al grupo. Aunque tan solo fuera para que me hiciera una deliciosa cubana, entre sus inmensas tetas. Pero me pareció que entrar sin ser esperado, no era lo adecuado, ya que la sorpresa de seguro afectaría el desempeño de los chicos, se que Yadhira no afectaría en lo más mínimo. Así estuvieron los cuatro por un largo rato, los chicos cambiaron de posición en varias ocasiones, y en cada una de ellas Yadhira gemía, gritaba y se movía con mayor fuerza, ya sabía por experiencia propia que ella había alcanzado más de un tremendo orgasmo a medida que ellos tres la penetraban una y otra vez. Hasta que eventualmente los vi, como regaban todo el cuerpo de la gorda con su semen. Apenas terminaron, me retiré de inmediato.

Para entonces, yo estaba comenzando a salir con otra chica. Por lo que días después, cuando me reuní con ella, ella me contó con lujo de detalles, todo lo que ella había hecho, mientras que yo supuestamente me encontraba ausente. Pero la más sorprendida fue ella, cuando le dije que había presenciado casi todo y se lo fui describiendo desde mi perspectiva también con lujo de detalles. Yadhira y yo continuamos manteniendo relaciones algo locas por un tiempo, pero cuando ella insistió en que me sumase al grupo, lo que hice en más de una ocasión, la idea de continuar haciéndolo de esa manera, francamente no me agradó mucho, ya que uno de los chicos, en ocasiones le ponía más atención a mi verga que al cuerpo de ella.

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *