No puedo evitar la calentura y apenas me despierto me masturbo

Valorar

EL SEXO ANAL DE JESS

(Dedicado a una lectora muy especial. Gracias, Jess.)

Cuando Jessica se despertó, Israel ya no estaba en la habitación. Su novio solía madrugar y salir a hacer deporte. Así que a Jessica no le extrañó y lo imaginó corriendo por la playa. La mujer, aun somnolienta, giró sobre sí misma para incorporarse. En ese momento sintió una punzada de dolor en su ano y recordó la sesión de sexo anal que le había proporcionado Israel la noche anterior.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño. Se metió en la ducha. El agua fría recorría su cuerpo haciendo que sus pezones se endureciesen. Su larga melena rubia caía sobre su espalda hasta su cintura. El agua descendía por su espalda intentando colarse entre sus glúteos. Jessica comenzó a enjabonarse masajeando su piel de arriba a abajo. Se entretuvo en sus grandes tetas. Las amasó con sus manos, extendiendo la espuma alrededor de su aureola para terminar en sus endurecidos pezones hasta tirar levemente de ellos provocándose cierto dolor.

Continuó descendiendo por su abdomen, luego su espalda. Frotó masajeando sus posaderas para seguir por sus largas piernas. Todo esto lo hacía de manera meticulosa, sin prisas, disfrutando cada caricia jabonosa sobre su piel. Dejó para el final su entrepierna. Volvió a tomar un poco de gel y lo extendió por su tirita de de vellos rubios oscuros. Aprovechó el movimiento para rozar su clítoris e introducir una falange de su dedo corazón entre los labios de su vagina. Un leve gemido salió de su boca.

Tomó ahora la alcachofa de la ducha y comenzó a rociar su cuerpo para aclarar la espuma. Desde su cabeza, echada hacia atrás para que el agua se introdujese bien en su melena. Luego la dirigió a su pecho donde sus pezones emergieron erectos, duros, gordos y oscuros sobre una preciosa aureola perfectamente redonda, cuando el agua liberó la espuma que los enterraba.

Jessica dirigió su mano hacia sus tetas y se las agarró como lo haría un hombre. Primero una y luego otra. Agarró sin cuidado ni delicadeza. Clavó los dedos, las apretó, las amasó y pellizcó sus pezones. Estaba orgullosa de sus mamas. Eran unas 110 en forma de pera. Pese a al paso del tiempo, tenía 40 años, y el tamaño, aquellas dos tetas mantenían con solvencia su pulso con la gravedad. Seguían siendo turgentes, «bien paraditas» como le había dicho alguna vez un amigo (rollete) argentino. A estas alturas de ducha, Jessica notó que su sexo comenzaba a latir. Un calor subía desde su coño hacia su cabeza y su mente comenzaba a volar…

Colocó la alcachofa de la ducha en una posición donde el chorro saliese con más potencia y se dispuso a retirar la espuma jabonosa de sus vellos púbicos. Ayudada con la mano el agua, con cierta presión, empezaba a aclarar la zona. Pero no retiró el chorro de agua de su coño. Había llegado a un punto de no retorno. Con sus dedos comenzó a hurgarse entre los labios vaginales facilitando que el chorro de agua impactase de lleno sobre su clítoris.

En su cabeza se sucedían las imágenes; el desconocido del bar, su exhibicionismo ante él, la descomunal polla de Israel. Se recordó chillando de placer mientras su novio le daba por culo… Fue entonces cuando lo recordó. A su memoria vino la imagen de Santi aquella tarde que le presentó a Tadeo, un amigo.

Jessica tenía apenas 19 años cuando salía con Santi. El típico amor de juventud. Un chico guapo de su barrio, tres años mayor que ella. La enamoró desde el principio y ella no le negaba nada. Follaban con frecuencia cada fin de semana que salían de marcha. Después de estar con la pandilla y bailar en una discoteca, la pareja acababa dentro del coche de Santi follando en un parking. No lo hacía mal, pensaba Jessica. No tenía el pollón de Israel, ni mucho menos, pero en aquellos primeros polvos de juventud a la chica le valía.

Una tarde de sábado, Santi la recogió en su casa y le propuso pasar la tarde en casa de un amigo de él viendo una película. Jessica, se dejaba llevar por su novio así que no le pareció mal la idea. Jessica se vistió para la ocasión con un vestido ajustadísimo, tipo tenista que realzaban su impresionante busto. Era demasiado corto apenas cubría su hermoso culo. No llevaba ropa interior y a poco que se excitase sus pezones se marcarían en la fina tela del vestido. Esa sensación de exhibicionista acompañaba a la chica desde muy joven. Le gusta vestir de manera provocativa sabiendo que las miradas, disimuladas o indiscretas, de los hombres podrían imaginar como sería su espectacular anatomía.

Tadeo, el amigo de Santi, era un chico moreno, menos guapo que su novio pero quizá con mejor cuerpo. Alto, musculoso, con un tatuaje. No era más guapo pero si más morboso y sexy.

El dueño de la casa les abrió y comenzaron las presentaciones. Santi y Tadeo se abrazaron, hacía meses que no se veían. Luego se presentaron Jessica y el amigo:

-Eres preciosa, ¿cómo te has enamorado de un tipo como Santi?

-Gracias. – Agradeció halagada Jessica.

Luego pasaron a sentarse en el sofá del salón. El piso de Tadeo no era nada del otro mundo. Un salón con cocina americana desde donde se accedía a un dormitorio con un baño.

El chico tenía preparadas unas pizzas, puso cervezas para ellos y un refresco para ella antes de poner el reproductor. Se disponían a ver Instinto Básico, -aquel thriller sexual que marcó a la juventud de los años 90 y convirtió a Sharon Stone en el mito sexual de una generación.¿quién no recuerda el cruce de piernas, los desnudos y los polvos de aquella diosa rubia?. Por edad, Jessica no lo había visto de estreno y ahora la vería.

Con las distintas secuencias sexuales el ambiente en la habitación iba en aumento. Comentarios con doble sentido, insinuaciones sexuales e incluso algún que otro tocamiento de la pareja. En un momento dado, Jessica y Santi estaban morreándose delante de Tadeo que los observaba lascivo. El novio le hizo una propuesta a la chica:

-Jess, ¿qué te parece si nos lo montamos los tres?

Jessica quedó inmovilizada ante aquella propuesta. No se lo esperaba. No se podía imaginar que su novio aceptase compartirla con otro hombre. Después de unos segundos de duda se planteó seriamente lo de probar una experiencia diferente. Jessica, atrevida por naturaleza, no quería dejar pasar ninguna oportunidad de experimentar. Tenía 19 años la vida hay que vivirla. Santi le proponía un trío con Tadeo, un amigo de la infancia. En cualquier caso aceptó aquella increíble propuesta. Hacerlo con dos tíos era una fantasía recurrente de cualquier mujer.

Santi le sacó el vestido ajustado dejándola completamente desnuda. Era la primera vez que la chica se encontraba en esa situación ante dos hombres, no podía dejar de sentir algo de vértigo y vergüenza. Tadeo se acercó a ella y acarició su espalda. Santi la miraba y Jessica cerró los ojos dejándose hacer.

Mientras en la televisión Nick Curran era seducido por Catherine Tramell en aquella sala de interrogatorios, Jessica era desnudada por aquellos dos hombres. El espectacular desnudo de Jessica era digno de alabanzas por Tadeo:

-Joder, que buena está.

Las impresionantes tetas de la chica quedaron a la altura de la cara de su novio al tiempo que su coño, se rozaba por la entrepierna de su chico notando como el pene de éste ya mostraba una buena erección. Junto a su lado, Tadeo se había desnudado y ofrecía una polla de un considerable grosor. Jessica, se ató la melena en una cola de caballo y acercó su boca hasta el miembro del amigo de su novio. El hombre, se había subido al respaldo del sofá facilitando el acceso de la boca de la mujer.

Jessica suspiró cuando sintió como la polla de su novio la penetraba. Se acomodó sobre ella y comenzó a subir y bajar lentamente por aquel ariete de carne. Tadeo, por su parte, suspiraba viendo como la novia de su amigo se la chupaba con ansias. La chica estaba totalmente excitada. Nunca había estado con dos hombres al mismo tiempo.

De repente Tadeo la paró, le pidió que se colocase a cuatro patas sobre el asiento del sofá. La chica se colocó en posición y ofreció una impresionante visión de su coño y su culo al amigo de su novio mientras comenzaba una mamada a éste. Santi le agarraba la cabeza para marcarle el ritmo al tiempo que Tadeo, agarrado a sus caderas la penetró de un golpe de cadera. Jessica gritó de dolor. El grosor de la polla del dueño de la casa era superior al de Santi y su coño aún no estaba acostumbrado. Sin atender a sus quejas el hombre continuó con el mete saca. Ella no podía aguantar el equilibrio ante los empujones de Tadeo y dejó de chupar. Su respiración entrecortada dejaba escapar indistintamente suspiros, gemidos y quejas. Tadeo aceleró el ritmo de su penetración y tras dar una nalgada se corrió. Se había colocado un condón:

-¿Qué? ¿Te ha gustado que te folle mi amigo? –Preguntaba Santi a Jessica.

Sin dejarla contestar, la colocó otra vez sobre su polla. La chica, totalmente excitada, comenzó a botar sobre la polla de su novio mientras éste le comía las tetas. La mujer chillaba de placer al sentir como Santi le mordía los pezones mientras le incrustaba la polla en el coño ante la mirada de un amigo al que, ella, acababa de conocer.

Sin darse cuenta, Tadeo se acercó a ellos por la espalda de Jessica. La chica giró la cara para besar al anfitrión. El amigo de su novio la besó mientras le amasaba las tetas. Ella sintió escalofríos de placer al sentirse deseada por dos hombres al mismo tiempo. De repente, Tadeo se separó para arrodillarse tras ella y comenzar a lamer su ano. Amasaba sus glúteos y los separaba para introducir la lengua ardiente entre ellos y lamer el agujero de su culo.

Jessica suspiraba con la comida de culo y gritaba con la follada de coño. Pero Tadeo paró, untó algo de gel viscoso sobre el ano y dirigió la cabeza de su polla hacia el agujero trasero de la chica:

-¿Qué haces, cabrón? Por el culo no. –Se quejó Jessica mirando a su novio.

-Tranquila Jess. Relájate y disfruta. –Intentó tranquilizarla su novio.

En ese momento, Jessica entendió que estaba todo pactado entre los dos hombres. Santi la había “engañado” para acabar montándose un trío con su amigo. La chica se vio atrapada. Más aún, cuando su novio la agarró por la cintura contra sí dejando más espacio para que Tadeo trabajase mejor. Ella decidió entregarse a aquella doble penetración con la que perdería la virginidad anal.

El amigo untó gel en el ano de Jessica hurgando con dos dedos hasta que entendió que el ano estaba a punto de recibir su polla. Luego, acercando el glande a su objetivo, presionó para penetrarla. La mujer sintió una punzada en su culo, seguida de un dolor intenso por la diferencia de tamaño entre el grosor de la polla de Tadeo y la escasa dilatación de su ano.

Mientras en la televisión el agente Nick Curran encualaba a su ex, la doctora Beth Garner contra un sillón, Tadeo logró flanquear el esfínter anal de la novia de su amigo. Una vez superada la estrechez del anillo el tronco de su polla se deslizó hasta el fondo de su intestino. Jessica chillaba como una loba mientras Santi, su novio, y Tadeo, su amigo, gemían de placer y satisfacción. La chica sentía como las pollas de los dos hombres se tocaban a través de la leve membrana que separaba su vagina de su recto.

Los dos amigos se sincronizaron para comenzar un movimiento basculante que Jessica no sabría identificar como dolor, picor o placer. Lo único que deseaba era que no se las sacaran de dentro. Aquellos dos tipos se la estaban follando por el coño y el culo al mismo tiempo. Jessica, después de los apuros iniciales, sintió que se iba a correr de gusto y así lo anunció a sus dos empotardores. Santi y Tadeo también llegaron al orgasmo y se corrieron a la vez. El novio en un condón, el amigo, ahora sin protección, se corrió en sus entrañas….

Con un chillido de placer, la actual Jessica se corrió con la alcachofa de la ducha contra su clítoris. Lo siguiente que oyó fue como Israel entraba en el baño:

-Joder, Jess, se te oye desde el pasillo del hotel. No veas la cara que ha puesto un cliente que pasaba por ahí.