No puedo evitarlo ¡Me gusta provocar desconocidos por la calle!

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Hola, soy Roxana, tengo 21 años, mi estatura está cerca de los 1,60, soy delgada (Tengo poco busto y caderas no muy anchas), pelo rojizo y de tez blanca aunque un poquitín pálida. Las cosas que escribiré aquí serán por lo general fantasías que tengo ocultas en lo más profundo dentro de mí o quizá alguna que otra historia dentro del ámbito sexual que me haya ocurrido, de todas maneras, estoy abierta a críticas, recomendaciones, preguntas, consejos, etc… así que, siéntanse en confianza de comentarme.

(Como digo, lo que escribiré aquí, son cosas que no le he contado a nadie dentro de mi círculo cercano… por lo tanto, mis relatos en cierta forma serán… nuestro pequeño secreto virtual).

Desde temprana edad, empecé a descubrirme a mi misma en relación a mi orientación sexual, (preferencias, gustos, puntos débiles, fantasías, etc…). Por ejemplo, descubrí que siento morbo y mucha ecxitación al provocar a un hombre desconocido por la calle con mi forma de vestir, sin importarme su edad. Nunca me atreví a vestirme de forma demasiado provocativa, por temor a lo que puedan decir o pensar de mí, así que, lo que hacía en mis tiempos de escuela secundaría, para llevar a cabo mi pequeño plan malévolo, era que una vez haya salido de casa para dirigirme a la escuela, o viceversa, pasaba por un lugar poco transitado de mi vecindario, y me acomodaba mi faldita de forma que me quedara extremadamente corta, enseñando casi la totalidad de mis muslos y a escasos centrímetros de enseñar mi culito, además, en ese tiempo, llevaba unas calcetas que eran más largas que el promedio del uniforme estandar, por lo que me llegaban un poco mas arriba de las rodillas, así que, mi uniforme me quedaba algo parecido a un outfit de una schoolgirl, me veía como una putita fácil.

Me encantaba provocar a los hombres con los que me cruzaba por la calle, literalmente me DEVORABAN con la mirada, aquellas eran unas miradas intensas, lujuriosas y llenas de deseo, casi podía sentirlas en el aire, era tanto el morbo que, una que otra vez, llegaba a mi destino con mis braguitas empapadas con fluidos de placer. Recuerdo, un par de veces, notar que me seguía alguien por la calle a unos 25 metros de distancia, y lo descubría porque en cada giro de manzana que hacía, el tipo giraba en mi misma dirección, eso ocurre con bastante frecuencia, y no es de levantar sospecha cuando gira 2 o 3 veces en tu dirección, pero ya se hace notorio cuando lo hace más de 6 veces… la primera vez me sentí incómoda, incluso un poco de miedo, pero en el fondo, lo que sentía era adrenalina y emoción, por lo que obviamente me ponía aun más caliente. Lo que para muchas mujeres les parece desagradable, para mi era divertido y excitante, (Lo sé, es un poco extraño) pero en fin… cada quien con sus fetiches.

Cuando llegaba a casa después de mi entretenido trayecto, no soportaba los intensos desesos que provocaban en mí, esas miradas y necesitaba saciar mi lujuria masturbándome de forma alocada. Entre medio de gemidos desesperados de placer, decía en voz baja: «Tóqueme más señor, meta su mano debajo de mi falda y tóqueme todita, solamente soy una zorrita juguetona que nunca aprende la lección…». Al masturbarme casi a diario, poco a poco me fuí convirtiendo en una precoz, siento orgasmos a los pocos minutos de iniciar la masturbación, y por ende, desarrollé mi condición multi-orgásmica, con lo cual, puedo tener entre 5 o 6 orgasmos en media hora, aproximadamente, y todo por empezó por aquél deseo de tocada por un desconocido en la calle.

Hasta aquí dejaré mi pequeña historia, leí los comentarios del relato anterior que hice y un lector me aconsejó hacerlos más largos, lo medité, y pienso que tiene razón, así que iré practicando para que puedan ser un poco más extensos y eventualmente, ir mejorando en esto de los relatos… SALUDOS!.