Mi novia me cuenta cómo termina un «simple» juego de cartas en la universidad
Juego de cartas.
Con mi primera novia jugábamos a algo parecido. Nos masturbábamos contándonos nuestras fantasías sexuales. Nos preguntábamos cosas, nos contábamos historias…
Luego hicimos lo mismo que vosotros, después de ver unas pelis X comentar las escenas… No era una crítica de arte cinematográfico precisamente. Era el hablar sobre lo que más nos había gustado o calentado. Así me enteré que una de sus fantasías más frecuentes era hacerlo con dos o más… Sí, al mismo tiempo. Vosotros lo llamáis D.P. (Doble penetración).
Ella era la pobre víctima. Entre ellos se peleaban por penetrarla, por follársela. Se empujaban ansiosos… Ella, resignada y obediente, se dejaba hacer.
También me enteré que la encantaban las pollas grandes… Pero solo para verlas, para tocarlas… Bueno para hacer una chupadita tampoco estaban mal. Pero para follar, prefería las normalitas, o mejor aún, las pequeñas si era por detrás.
Además, me contó que la gustaba que «la violara» (la ataba a la cama y la follaba). La ponía a mil. Y sobre todo cuando la tapaba los ojos, ni te cuento. Gemía y gritaba como una loca.
Más o menos jugábamos a lo mismo que tú con tu marido. Mira, curiosamente, yo también la pregunté había visto otras pollas y si desde que estábamos juntos había… Sí, si había estado con otros. Vamos si me había puesto los cuernos.
Una noche, cargadísimos de alcohol y con un calentón como el que tú me cuentas, tumbados en la cama, empezamos a jugar al juego de las preguntas. Y otra vez volví a preguntarla si había visto otras pollas estando conmigo… Por primera vez dijo que sí. De ahí rápidamente pasé a la pregunta clave: si había estado con otros. Y esa noche, me contó la verdad.
No solo me contó con pelos y señales las pollas que había visto, sino también las que había tocado, que por cierto no eran pocas, o al menos eran más de las que yo había creído… Y es curioso, volvéis a coincidir, también me habló de una muy, pero que muy especial: la polla de un compi de la facultad.
Fue un día en que “los chicos”, organizaron una comida en su piso de estudiantes. Eran más chicos que chicas. Alcohol, juerga, y como no, de sobremesa, la típica partida de cartas. Y las imprescindibles apuestas… Sí, creo que vosotros los llamáis juegos de prendas, o de los mandatos.
Me dijo que a media tarde ya estaban todas borrachas. Al poco tiempo, casi todos los tíos, por no decir todos, estaban ya desnudos. Mi novia prácticamente en pelotas, solo con las bragas.
Jueguecitos divertidos, tontos… pero cada vez más y más picantes. Hubo de todo. Desde pesar los huevos de los tíos poniéndolos en un colador, hasta tocarles y medirlas las pollas… Claro al tocárselas crecían… Y risas sin parar porque había que volver a medirlas… y a tocarlas y… Y otra vez risas.
A ellas también les hicieron lo suyo, claro está. Cada vez que perdían tenían que hacer alguna cosa. Y desde luego hicieron de todo. Desde bailar desnudas, meneando bien los culitos y las tetas, sobre todo las tetas, hasta… Y ahí paró.
Sigue, la dije.
Cuando ya todas habían perdido el sujetador, con la excusa de que a ellas también se las tenían que medir y pesar, se dejaron toquetear los pechos. Jugaron a pasatiempos tan “inocentes” como medirse el diámetro de los pezones, o a ver a quién se le estiraban más al tocárselos con cosas. Sí, con una pluma, con una moneda, con un cubito de hielo… Y naturalmente con los dedos o la lengua.
Y el tono fue subiendo. Cambiaron de sitio y empezaron a jugar con lo de abajo. Hasta hicieron «campeonatos» a ver quién tenía el coño más peludo. Y obviamente era obligatorio participar.
Me dijo que no lo dio importancia… No pensó que eso era ponerme los cuernos, solo era un juego….
Menudo jueguecito, desnudarse delante de sus compañeros de clase y dejarse sobar por todos… Para mí, desde luego no me parece solo un juego, dije yo…
Me respondió con que no solo era ella, que lo hicieron todas… Sí, si todas lo hacían, ella no iba a ser menos, no hacían nada malo, era solo un juego, me repetía.
Desde un primer momento, ella dijo que tenía novio, que ciertas cosas no las iba a hacer. También lo dijo Lourdes, pero Lourdes su amiga del alma, no quitaba ojo a Antolín y a Álvaro, los gemelos.
Una vez la tocó ir con Lourdes a la cocina, a buscar no sé qué. Se quedaron solas un segundo y en voz baja, al oído, su amiga la dijo que la daría morbo el… ¡el hacérselo con los dos gemelos al tiempo! Una para cada uno, dijo sujetándose un pecho con cada mano y menándolas arriba y abajo. Como les coja a solas me les devoro… ¿y cómo te lo vas a hacer? preguntó mi novia. Lourdes se puso un dedo en la boca haciendo la señal de silencio… Miró teatralmente hacia los lados, para ver si había alguien, y con picardía respondió: “tonta… tenemos dos agujeritos”. Y empezaron a reír a carcajadas.
Cuando volvieron habían apagado la luz y encendido unas velitas.
Alcohol, juegos, y apenas recuerda mucho más. Bueno sí, me dijo que perdió una apuesta: la tocó hacerle una pajilla a uno de sus compis… Pero no se la terminó de lo pedo que iban todos.
Ella acabó dormida en el sofá. Otros follando en las habitaciones. Parejas y tríos. Había más chicos que chicas y a alguna se las follaron dos y tres tíos. Ella les vio.
Se despertó casi de madrugada. Completamente desnuda. Abrazada a un tío que no conocía de nada. Y tenía su mano en el paquete.
Les habían echado una manta por encima. Apenas se acordaba. ¿que qué había hecho? Pues que recordara, la habían visto desnuda y toqueteado… Y sí, reconoció, la habían sobado despierta, y dormida, fijo. Seguro que la habían hecho de todo dormida.
Recordaba que se había morreado con más de uno. Con todos o casi todos. Silencio. Bueno, con todos, reconoció. Con las chicas también, un par de veces. Con Lourdes unas cuantas veces… Cada vez que cualquiera de las dos perdía y tocaba tía – tía pues ellas dos se juntaban. Lourdes con eso de que eran amigas y había confianza… no se cortaba para nada. No la importaba besarla o tocarla, sino que además la daba igual que lo vieran todos. Es más, parecía disfrutar haciéndoselo allí. La divertía provocar… calentar el ambiente vamos. Bueno el caso es que, a ella, algo de corte si la daba, pero que no la desagradó.
También me contó que la habían tocado las tetas todos los tíos y más de una tía. Bueno las tetas y todo lo demás… Había estado bailando desnuda con casi todas y todos. Sobre todo, con todos. Las tías iban de mano en mano. Y los tíos se aprovechaban bien, claro. Sí, se pegaban a ellas, la mayoría tenían la polla en ristre. Las sobaban el culo, las tetas… se morreaban… Se restregaban contra el coñito… De eso sí se acordaba. De eso y de que una vez fue al W.C. y al volver, vio a Lourdes. Bueno más que verla la oyó.
Menudo escándalo de gemiditos. Metió la cabeza en la habitación y la vio con los gemelos… Se lo estaba haciendo con los dos “al tiempo”. Uno estaba encima de ella, subiendo y bajando el culo. Obviamente se la estaba follando. El otro estaba a su lado metiéndosela en la boca. Al verla la hizo señas para que entrara, pero dijo que no con la cabeza y se fue. Al volver del W.C. volvió a mirar. Imposible no hacerlo. Un gemelo sentado en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero de la cama, pegado a la pared, con la polla apuntando al techo, y Lourdes a cuatro patas mientras el otro sujetándola por las caderas la daba unos empujones tremendos…
También recordaba que una vez perdió y “el castigo” fue que la pasaran las pollas por entre los pechos y por cómo estaban de pegajosos, aunque no se acordaba, seguro que se habían corrido encima.
En ese momento, bajó la mirada, y sin que yo la pidiera ninguna otra explicación, reconoció que se había “enrollado” con uno. Con el que se quedó dormida en el sofá. Con el que se despertó.
¿Enrollado? Cuando ya quedaban pocos en el salón, pues una de las veces, en los bailes, no cambió de pareja. La estaba gustando cómo besaba el tío. Literalmente dijo que se habían metido una buena comida de morros, que la había metido mano por todos los sitios… que la había tocado el coñito… que mientras bailaba, de pie, la hizo unos deditos… Se corrió un poco… Y se puso caliente, muy caliente.
Se dejó llevar al sofá. Y ya allí, pues no solo se morreaban. Empezó a masturbarla y ella le hacía lo mismo. En cuanto apagaron las velas, nada más quedase a oscuras, ella sola se agachó y se la chupó… No pudo resistirse. Completamente a ciegas, en el sofá, mientras ella le masturbaba alguien empezó a tocarla. Era otro tío. Y estaba en medio de los dos. Se acordó de Lourdes a cuatro patas, chupándosela a un gemelo y recibiendo por detrás… La fueron colocando. La tumbaron. Se puso tan caliente que cuando la empujó la cabeza, pues se la metió en la boca, hasta la garganta, mientras el otro la comía el coñito.
A partir de ahí, fue la locura completa. Creía recordar que más de una vez llegó a tener las dos pollas en la mano al mismo tiempo… Si, se las chupó a los dos. Se dejó llevar. El morbo de hacerlo completamente a oscuras, sin saber con quién. De estar entre dos tíos morreándose con los dos, sintiendo las dos pollas durísimas. La daba igual. La encantaba sentir muchas manos, sintiéndose tocada por todos los sitios a la vez.
Al día siguiente, cuando se despertó, lo pensó. No recordaba si… si habían terminado “eso”. Se tocó el coño para ver si se la habían follado estando dormida. Su rollito fijo que no. Se había dormido completamente pedo. Pero a lo mejor otros… Recordaba que una vez fue al W.C. y vio como se lo hacían a una que estaba borracha como una cuba. Los tíos lo estaban comentando en voz alta. Sí, se decían uno al otro fóllatela que está pedo y ni se entera, aprovecha… Desde la puerta escondida, vio como la abrían las piernas y la penetraban. La tía no paraba de gemir y gritar. Borracha o no, se lo estaba pasando muy bien.
Me dijo que creía que no, que a ella no se la habían follado, que se miró, que se tocó el coñito y no notó nada raro, dentro no tenía ninguna corrida. Tampoco estaba irritado ni nada. El “chuminín” lo tenía “intacto”.
Costó trabajo convencerme de que no había pasado nada más. A ver tía, la dije algo mosca, pero súper excitado, todas las tías follando en las habitaciones, tu enrollada con dos tíos, tocándoles el rabo, completamente desnuda y súper pedo, te despiertas en medio de los dos, agarrando la polla a uno, ¿y me dices que no ha pasado nada? Vamos hombre, que les has comido las pollas, que seguro que hasta se han corrido en tu boca… Me cuesta trabajo creer que esa noche no te follaran hasta por las orejas. Si no fue uno, fue el otro. Seguro que te pusieron un par de varas y ni te enteraste. O eso es lo que dices tú, que no recuerdas. El que no tuvieras el coño lleno de lefa no quiere decir que no te metieran sus pollas.
Reconoció que tenía razón. La dio mucha vergüenza y me pidió perdón.
Vale, esa noche tú dices que crees que no te follaron, que no recuerdas, me lo has jurado y te creo… ¿Y al día siguiente?
Hubo más ¿verdad?
Agachó la mirada. … Que a mitad de la noche se despertó… Se oían a las otras… La tenía en la mano y se la estaba acariciando… El tío se despertó y en dos segundos tenía la polla no, el pollón súper tieso. Normal. Te despiertas en bolas, con una tía en pelotas a tu lado tocándote el rabo qué esperabas…
No pudo resistirse a la tentación. Siguió acariciándole la polla. Le hizo una paja.
¿Le hiciste solo una paja?
Bueno… Empezamos a morrearnos y a tocarnos con cuidado para no despertar al otro… aunque al final, al movernos si le despertamos… Y me agaché… Y… Se la chupé otra vez… Luego me subí encima de él, y se la puse en mi coñito… Jugué con ella un poco allí, en mi entrada. Si no se hubiera corrido tan pronto… A lo mejor… Bueno el caso es que me lo echó todo por encima. Vamos que le terminé la paja que había empezado por la noche.
A mí también me terminó la paja. Me pasó lo mismo que a su compi… me corrí muy pronto… Si no me hubiera corrido tan rápido, a lo mejor… Hubiera podido hacerla otras preguntas… Sobre todo… ¿Y qué pasó con el otro tío?