Nuevo encuentro con mi amigo gay
Hola todos y todas:
Soy Fer tengo 27 años, soy de un pueblo de Andalucía. Soy alto 1.86, moreno, 77kg, fornido, ojos miel claros.
Hoy les comentaré otra vez con mi amigo:
Pasaron días desde el último relato, cada vez me dominaba más, me poseía más y a mi me gustaba más.
Esa tarde como de costumbre fui a casa de mi amigo, estaba deseoso, estaba impaciente de ver y complacer a mi macho.
Entré a su casa y estábamos solos, su hermano estaba con su padre y su madre… volvió al bar. Nada más entrar tenía que desnudarme, era para complacerlo, pues así hice y me dijo que fuera a la habitación que tenía una sorpresa. Recogí mi ropa y fuimos a su habitación, para mí sorpresa en la cama estaba el consolador de 25cm de su madre sobre la cama, me entró un escalofrío por todo mi cuerpo, no sabía que iba ha hacer pero lo podía intuir.
Me puse de rodillas en el suelo, ya era constumbre ya era normal para mí, pues así lo quería mi macho. Se quitó toda la ropa y se quedó de pie delante mía, con su miembro todavía caído, yo solo le miraba el pene, estaba deseoso, quería saborearlo, lo quería para mí. Se cogió el pene y me lo acercó a la boca, yo solo la abrí sin hacer nada pues a él, le gustaba llevar el ritmo. Cómo todavía estaba dormida, se la meneó delante de mí boca abierta y cuando reaccionó su pene la insertó entera, la pude notar en mi campanilla lo que provocó una arcada profunda pero ya estaba acostumbrado y las aguantaba muy bien.
Mi amigo, mi amor, mi macho continuaba penetrandome mi boca mientras mis babas empezaban a brotar y caer sobre mi barbilla y las arcadas no cesaban. Él solo bufaba, yo sólo esperaba su siguiente embestida.
De tal fuerza de las embestidas y tan seguidas no pude soportar más y me entró un ataque de tos , el entendió esa limitación y paró:
– Estás bien?- me preguntó
No pude responder, seguía con mi ataque de tos hasta que se me pasó y asentí.
– ponte a cuatro que te voy a penetrar.
Se puso detrás mía y rápidamente abrí mis nalgas, obviamente mi culo se abrió de placer, necesitaba su pene, lo deseaba, lo quería…. Puso su pene a la entrada de mi ano que lo esperaba abierto, dilatado.
De una la insertó entero, grité por la fuerza que la metió, pero esperó a que mi ano se acostumbrara. Cuando paso unos segundos, me cogió de las caderas y con todas sus fuerzas empezó a penetrarme, mientras me daba alguna nalgada con todas sus fuerzas. A mí, aunque me dolía me gustaba sentir quien era de quién, quién era el macho, quién era el Alpha, y obviamente yo no lo era.
Siguió y siguió, las penetraciones eran más secas, más bruscas al igual que las nalgadas, sentía escozor, picor en mis nalgas de tantas que me daba, pero me daba placer y entre gemido y gemido yo pedía más, quería que se viniera en mí, deseaba sentir lo que era yo, su putita.
Siguió y siguió hasta que la sacó entera cogió impulso y me la insertó hasta lo más profundo de mi ser y empecé a sentir varios chorretones de su semen, dios qué rico se sentía, tan calentito… Acto seguido la sacó de repente y cogió el consolador lo puso a la entrada de mi ano y lo empezó a meter, no era igual, no era el suyo, era más grande, más gordo. Me hacía daño, ese pedazo de polla que me estaba desgarrando mi ser.
Sentía dolor y placer, más dolor que placer, mi ano no estaba acostumbrado a enorme pene, noté como llegó al tope y lo dejó ahí, poco a poco mi ano se empezó a acostumbrar a duras penas:
-No quiero que se escape mi leche de tu culo, lo tendrás un rato puesto.
+ Claro hasta que me digas – le contesté entre resoplidos de dolor.
Ahí estaba yo, a cuatro, con el culo lleno de semen de mi macho y un consolador de 25cm que hacía de tapón. Tal como estaba a cuatro, mi macho detrás mía m cogió mi pene y empezó a masturbarme. Pese al dolor, el picor de nalgas, estaba erecto, estaba excitadisimo y mi macho estaba meneandomela, lo cual me hizo muy feliz:
+ Dios, si, que bien lo haces, Dios que placer- gemía yo
Él seguía y seguía, la movía entera, la apretaba y seguía moviéndomela
+ Dios me corrooooo
Metió su cabeza entre mis piernas y puso su boca a la altura de mi pene y empecé a eyacular en su boca, dios, que rico de sentía.
Se puso delante mía, me abrió la boca y me echó mi corrida en mi boca, la cual yo recibí muy agradecido y me la tragué.
Al cabo del rato me dijo que podía ir al baño, y al sacarlo y mirar el consolador vi que tenía su semen y manchas rojizas de sangre, me había partido el culo y la verdad… me encantó.
Muchas gracias por apoyar, ya sabéis que me podéis escribir a mi email.