Nunca me habían follado de esta manera ¡Me fascino!

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Después de haber tenido una de las felaciones más brutales y satisfactorias de mi vida sexual, estuve rendida en los brazos de este señor que ni siquiera sabía su nombre real. Solo sabía que se autodenominaba hunter (cazador). Era un hombre blanco americano, alto, robusto y con una barba prominente. Sus brazos eran gruesos, con muchas venas brotadas tal vez por su trabajo. Ya que no se le miraba que fuera al gimnasio debido a que tenía una panza chelera no tan grande, pero si se le miraba que tenía. Pero la polla era una joya magistral. Estaba gruesa, larga, enorme y venosa. Hace unos instantes se la había chupado tanto que la pobre quedó fuera de circulación. Al igual que yo. Semejante mamada me había dejado dolorida la quijada y la boca. Pero no me arrepentí de esa maniobra que hice.

Ya había cerrado los ojos y me dispuse a dormir un poco. Solo dure acaso unos diez minutos así, cuando de repente siento que su polla empieza a palpitar nuevamente. Como si tuviera vida propia. En ese momento, yo tenía mi pierna derecha cerca de su polla. Mi pierna estaba enfundada en medias y botas, y creo que el roce y la sensación de las medias y las botas despertaron el deseo y apetito sexual de mi querida amante, la polla. La empecé a rozar más frecuentemente con mi pierna. Quería jugar con ella mientras mi hombre de esa noche dormía placenteramente. Poco a poquito, esa polla que estaba dormida, fue despertando y empezó a crecer de tamaño y de grosor. Yo tenía las uñas largas y pintadas, y con ellas me dedique a acariciarla suavemente. Apenas y tocándola. La polla se puso dura. Durisima. Ella quería seguir con el segundo round y yo no me reuse al reto que me aventaba esta anaconda blanca. Me safe de los brazos de hunter y me fui directamente a la polla. En esta ocasión quedé en posición 69 con el señor. Yo estaba en cuclillas, arrodillada con el culo hacia arriba, mostrando mi nueva tanga negra en todo su esplendor. Pero no me importaba lo que estaba pasando alrededor de mi. Mi enfoque principal era esa polla celestial que estaba erguida ante mi. A diferencia a la primera follada que le di, esta vez me dedique a observarla, admirarla, tenía mi cara a escasos centímetros de ella. La empecé a acariciar con mi pequeña mano de niña. Mire lo brillosa que se ponía con cada líquido seminal que emerguía de ella, y la comencé a lamer de nuevo, pero esta vez, lentamente. Super lentamente.

Hunter, el señor, había despertado y estaba mirando lo que yo le estaba haciendo. No me dijo nada, ni hizo nada en todo el rato que yo estaba ida y poseída por su increíble polla. Después de otros 10 minutos, por fin reacciono y acarició mi culo, luego mis piernas, toco las botas para ver que tal estaban, me apretó la pierna a la altura del tobillo. Eso hizo que me saliera del trance en el que estaba. Lo voltee a mirar, con su polla en mi boca, y le sonreí. El solo me miro embobado por mis acciones. En eso, siento unas palmadas en mi culo.

El: a ver pues, si tanto quieres tener sexo, pidemelo.

Yo: (sosteniendo su polla) papi, quiero que me cojas bien rico con esta polla!

El: eso es todo?

Yo: qué más quieres que te diga?

En eso, me lanzó una nalgada en seco fuertisima en mi culo que me hizo dar un grito de dolor. Sentía mi culo rojo y ardiendo por semejante embate.

El: quiero que me digas que tanto deseas mi polla, puta. Quiero que me demuestres a que vinistes a mi departamento. Dame una razón que me diga que te mereces esta polla en tu culo.

Para entonces, él ya me había agarrado de la cintura con su brazo izquierdo. No podia safarme de ahi. Estaba muy fuerte. Y al ver que me quería escapar de él, me dio otra nalgada igual de fuerte que la primera y en el mismo lugar. Quise gritar, pero puso su pierna sobre mi espalda y con ello mi cabeza se fue hacia la cama. Ahogue el grito de dolor en la sabana. Y siguieron una y otra nalgada más. Sentía mis nalgas hechas fuego de tanto golpe. Después, agarró mi tanga, y la hizo a un lado con tanta fuerza que pensé que la había roto. Me insertó un dedo grueso y largo en mi culo e hizo el clásico mete y saca. Despues metio dos. Siguió con un tercero. Todo eso sin lubricante. A lo bueno que ya mi culo estaba dilatado por los dildos que use anteriormente. El dolor se disipó y en su lugar entró placer con esa follada que me estaba haciendo con sus dedos. Me sacó la tanga e hizo una maniobra para que no me escapara de sus redes. Me puso la tanga mojada con mis líquidos en mi boca para que no gritara ni dijera nada. Entonces vino lo bueno.

Yo estaba desplomada en la cama sin poder hacer nada. Hunter sacó una botella de lubricante grande de algun lugar. Luego, introdujo la parte de arriba de la botella y la apretó. Sentí un manantial de líquido inundando mis entrañas hasta llegar a mi estómago. Acto seguido, sacó la botella de mi culo y la tiró a un lado de la cama. Yo estaba boca abajo con mis piernas paralelas a la cama. Él se abalanzó sobre mí, abrió mi culo con sus manos y sin decirme nada introdujo su polla en mi culo de un solo golpe. No tuvo piedad conmigo. Sentí que me partió en dos con la inmensidad de esa polla. Y el muy mendigo, no se percato si tenia dolor ni nada. No me pregunto por mi bienestar ni por si estaba bien. Nada. Solo empezó a bombearme y taladrarme enérgicamente. Puso sus manos sobre mi espalda y me usó para detenerse mientras me perforaba. Al principio pase dolores amargos con esos bombazos que me daba, pero conforme fueron pasando los minutos, ese dolor se transformó en placer nuevamente. Levante mi culo y arquee mi espalda para sentir las embestidas más profundamente. Quería que me destruyera por dentro. Ya llevabamos como 20 minutos y este semental no daba señal de que fuera terminar pronto.

En ese pensamiento yo estaba, cuando pareciera que me había leído la mente. Paro de repente. Se salió de la cama y se paró. Se agachó y agarró mi pierna para jalarme hacia él.

El: parate puta perra! Quiero terminar contigo como lo que eres, una miserable, puta, calienta pollas.

No podía decir ninguna palabra. Mi tanga seguía en la boca. No quise sacarla, para no hacer ningún ruido. Mas sin embargo, no sabía si mis piernas y mi cuerpo podrían continuar con esta estampida. Mi mente ya estaba ida. Solo me sentía como un objeto sexual (honestamente, así es como yo me veo). Atiné a sentarme en la cama, trate de pararme pero mis piernas ya estaban débiles de tanto ajetreo. Cai rendida nuevamente en la cama. El no tuvo paciencia conmigo. Fue hacia mi, me jalo de la cintura, me paro, me puso de espaldas a él, me agacho y me dijo que no doblara las piernas y me sostuviera en la cama. Asi lo hice. Y en cuanto lo hice, sentí su polla entrar en mi culo de nueva cuenta. Con sus manos estaba sujetando mi cintura fuertemente, al punto de que sentía que me estaba clavando los dedos. Pero eso no era nada en comparación a las embestidas que estaba ofreciendo. Pareciera que no se le acababa la fuerza ni la energía a este señor. Parecía un chaval de 20 años con la hormona toda suelta. Con la diferencia que este animal si sabía lo que hacía y como lo quería. Estuvo dándome un mete y saca desenfrenado sin piedad alguna por espacio de 15 minutos. Al final de esos 15 minutos, me metió su polla con una violencia y un frenesí que me dio la idea de que ya estaba a punto de terminar. Y cuando lo hizo, dejó su polla dentro de mí. Ahora tenía también semen por otro orificio. Termine con dos cargas potentes de semen del semental en mi estomago. Al ver que ya había sacado todo su jugo, Hunter me sacó su polla completamente, luego vio que tenía semen corriéndose en mi culo, y sin medirse metió otra vez su polla dentro de mi. Quería refregar su semen hasta el fondo de mis entrañas. Cuando lo hizo por tercera vez, agarró la tanga que tenía en mi boca, y me dijo que me la pusiera inmediatamente. No quería ver ni una gota derramada de su semen en su casa. Me puse la tanga como pude. Y cuando me estaba acomodando el vestido, me agarró del brazo, me llevó hacia la puerta de salida, abrió la puerta y me sacó bruscamente de su departamento. Tan violenta fue la salida que me caí al suelo ya que no podía equilibrarme con esas botas que traía; mas aparte, mis piernas se me doblaban de lo débiles que estaban.

Tenía el vestido levantado hasta mi culo y las medias estaban un poco caídas por la acción que había tenido. No me miraba para nada decente en ese aspecto. No me importo. Me levanté como pude y me sostuve de la pared para ir caminando hacia mi vehículo. No repare en ver como estaba en ese momento. Ya solo quería llegar al motel, beber una copa de vino y dormir toda la noche. Mi meta ya estaba cumplida.