Olaf, no solo era un caballero si no que además era el hombre que hacía que todas las mujeres se convirtieran en sus esclavas
La sección de caballero del Corte Inglés sufrió un apagón. Olaf apareció de la nada. Miró para un traje negro de Emidio Tucci… Una fracción de segundo más tarde, Olaf, con gafas de sol. Vestido con el traje negro al que cubría una capa negra y calzando unos zapatos negros, entró en un puti club. Era el único cliente de aquel lugar iluminado por luces rojas. La muchacha más hermosa del sitio de diversión, una morena, minifaldera, tetona, alta y con buen culo, se le acercó.
-Hola.
-Olaf.
La muchacha le echó mano al paquete, y le preguntó:
-¿Invitas a algo, Olaf?
Olaf la miro a los ojos y en un par de segundos procesó su lengua y todas su vida .
La muchacha volvió al ataque.
-¿Quieres conocerme?
Olaf se sentó a una mesa. La joven se sentó a su lado
-Ya te conozco, Beatriz. Eres una princesa de la noche.
-Princesa de la noche. ¡Que bonito! ¡¿Cómo es que sabes mi nombre?!
Entró en el puti club un capo de la droga con 12 de sus hombres y le dijo al barman, que era el dueño del negocio:
-Cierra el local, Fermín. Esta noche es todo nuestro.
Beatriz le dijo a Olaf:
-¡Qué pena! Para una vez que podía follar y correrme con alguien guapo y con clase, llegan estos asquerosos.
-Te correrás. Serás una de mis princesas. Los asquerosos se van.
-¡¿Estás loco?! ¡Te van a matar!
El capo, al ver a Olaf con Beatriz, desde la barra, le dijo:
-Ahueca el ala, bonito de cara, ahueca el ala si no quieres salir de aquí con los pies por delante.
Olaf se levantó. Caminó hacía él hombre, un gordo seboso, moreno, bajo, que vestía de Armani. Los 12 hombre que lo acompañaban sacaron sus armas y lo apuntaron.
Olaf se detuvo en medio del local, y le dijo al capo:
-¡¡Discúlpate, cucaracha !!
Los maletillas del narco se descojonaban de risa. El capo estaba serio. Le dijo a Olaf:
-¿Antes de morir… ¿Quieres saber quien soy yo?
Olaf lo miró a los ojos, y lo que vio no le gustó.
-¡Eres una mierda clavada en un palo!
Las seis chicas de alterne que estaban sentadas a una mesa, salieron en estampida hacia sus habitaciones. Beatriz se quedó. Estaba fascinada con aquel joven, loco de atar, pero valiente como él solo. El narco sacó la pistola, el barman la recortada. Una lluvia de plomo cayó sobre Olaf… Con sus armas descargadas, los narcos y el barman, aterrorizados, vieron como a Olaf, le salían las balas y los perdigones del cuerpo. Luego vieron como los ojos se le inyectaban en sangre y dos grandes colmillos le salieran en la boca. Olaf, a la velocidad del rayo fue destrozando los cuellos del narco, del barman y de los 12 pistoleros. El piso, los muebles y la pared del puti club acabaron pintadas de sangre. Olaf buscó a Beatriz. La había alcanzado una bala y estaba agonizando. La cogió entre sus brazos y le mordió en el cuello. Bebió su sangre. La muchacha abrió los ojos, comenzó a gemir y se corrió. Al acabar de gozar, Olaf le dijo:
-Volveré a por ti.
-Esperaré, amo.
Un transeunte corpulento se encontró de frente con Olaf, Olaf lo miró y se fue. Una hora más tarde el transeunte entraba con un cochón a la espalda por la puerta de hierro que daba a unas grutas… Durante la noche acabaría por completar una cama de cabecera y pie con barrotes de bronce.
Angelina y Conchita, dos de las hermanas de Andrea, dormían en camas gemelas. Andrea, en camisón, entró en la habitación de sus hermanas acompañada de Olaf, que extendió una mano y las ropas que cubrían a las dón jóvenes cayeron al suelo. Andrea despertó a Angelina con un beso. Angelina era una joven rubi,a de ojos azules, delgadita, y con pequeñas tetas.
-¿Qué pasa, Andrea?
Andrea la volvió a besar, esta vez con lengua. Angelina se sentó en la cama y vio a Olaf. Se quedó como hipnotizada… Lo siguiente que hizo fue levantarse de la cama y ir a despertar con un beso a su hermana Conchita. Una joven muy parecida fisicamente a ella, que al despetar, le preguntó:
-¿Ya es de día?
Olaf dijo:
-Preparar a la virgen.
Conchita míró a Olaf y después cerró los ojos. Andrea le quitó el camisón. Angelina le quitó las bragas. La besaron en la frente, en los ojos, en los labios, le comieron las pequeñas tetas y después la almeja… Al rato, la virgen ya estaba preparada.
Olaf se convitrtió en lobo. Saltó sobre la cama, y agachándose desvirgó a la joven. La follaba sin piedad, como lo hacen los perros. El lobo, al sentir que le venía, levantó la cabeza, aulló: !Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!, y se corrió dentro de ella. Al acabar de correrse, se volvió a transformar en Olaf. Su polla era mucho más gorda que la del lobo. Le hacía daño a Conchita, pero de repente, la vagina de la joven se dilató, comenzó a latir, y aprisionando la polla de Olaf se fue cerrando y abriendo mientras soltaba una tremenda corrida. Olaf la mordió en el cuello y bebió lo que andaba buscando con deseperación, la sangre de una virgen.
Al acabar de romperle el chocho a Conchita, y de beber de ella, Olaf, desapareció. Andrea se fue a su habitación. Angelina volvió a su cama.
En la habitación de los viejos, Aurora, que se había despertado al sentir aullar al lobo, se miró al espejo. Le habían desaparecido las arrugas. Estaba rejuveneciendo.
-Esto es cosa del vikingo. ¿Dónde andará?
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