Pablo toma el control y se adueña de mi mujer

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Por el lento camino de la perversión.

Pasé un día estresante. No lograba controlar los nervios… miraba una y otra vez el reloj de la oficina, fingiendo trabajar… no pude evitar el recordar la sorpresa que Silvia me dio la tarde anterior cuando volví del trabajo.

Sentí una descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo cuando cerré la puerta y la vi en medio de la sala. Estaba totalmente desnuda, solo llevaba puestas unas zapatillas negras de tacón alto, me miraba fijamente, de una forma tan sensual… se relamía los labios, me aproxime y sin lograr salir del asombro, me senté en el sofá.

Con actitud tímida y pasiva… se acomodó frente de mí en el sillón individual. Cruzo las piernas y apretó con fuerza sus pequeñas manos, la miré interrogante, bajó la mirada y me dio la segunda sorpresa…

¡He pasado el día sin nada sobre mi cuerpo… esperando que volvieras del trabajo! ¿Sabes? Esta mañana, apenas unos minutos después de que saliste al trabajo… Pablo me llamó. Me ha pedido que me desnude y pase todo el día así, justo ahora esta esperando que yo le llame y le diga que estoy de acuerdo en algo que me ha propuesto.

Pero no he llamado. ¡Porque deseo que estés presente y escuches todo cuanto haré! Es necesario que escuches… ¡porque si no estas de acuerdo… entonces simplemente no lo veré más!

Las palabras de Silvia me hicieron tomar una rápida decisión. Yo estaba dispuesto a darle toda libertad con Pablo, como si fuera una enfermedad… necesitaba verla salir de casa para tener sexo con alguien, me enloquece mirar su chocho con el semen de su amante…

En ese momento… estaba lejos de imaginar… hasta donde llegaría mi esposa en poco tiempo, Pablo estaba decidido a convertirla en un juguete sexual, para cumplir sus más morbosos deseos sexuales…

Bueno… yo estoy dispuesto a que lo veas, llámalo y… suplícale si es necesario… ¡solo… encuentra la forma de tenerlo satisfecho! Tú misma me dijiste que deseas esa verga, entonces… ¡no lo pienses más! Y… ten la seguridad que no será necesario que esperes mi autorización para verte con él… solo… ¡será necesario que dejes una nota avisándome cuando el te llame y quiera verte!

Entonces… le llamaré ahora mismo y le diré lo que tanto desea escuchar. ¡Yo… estoy muy excitada, deseo de verdad que me coja…!

Silvia tomó su teléfono, activo la alta voz y con manos temblorosas marco el número de Pablo, mi excitación se fue disparando conforme la escuchaba hablar con él, sus palabras eran tímidas, su rostro enrojeció, bajaba la mirada y su barbilla temblaba.

__ ¿Hola?

¡Hola! ¡Ya he tomado una decisión! Aún estoy desnuda… ¡tal y como me lo has pedido por la mañana!

__ Muy bien linda… entonces… ¡sabes lo que tienes que decir, y no olvides nada… es muy importante para saber si de verdad… podre contar con tu total disponibilidad!

¡Este día lo he pasado analizando tu propuesta! Estoy muy excitada, bueno yo… ¡estoy dispuesta a ser exhibida cuando me lo pidas! Acepto… de hoy en adelante… usar solo las ropas que tú me compres, en todo momento; cuando este en casa, cuando salga de compras, al visitar a mi familia… ¡cuando este con mi esposo!

De igual forma… acepto que cambies mi aspecto físico. Mi forma de comportarme, estoy dispuesta a aprender todas las variantes sexuales que tú quieras enseñarme, aprenderé… a ser… una puta… dejaré… que me cojan tus amigos cuando tú me lo pidas…

Yo… pasaré todo el tiempo que me sea posible a tu lado. Me someteré a tus caprichos, no me opondré a nada… lo hago… por propia convicción, ¡te lo suplico… dame la oportunidad de demostrarte que seré una buena puta! ¿Sí?

Ya me dolía la verga por la hinchazón alcanzada. Jamás imagine escuchar a mi esposa hablar de esa forma con otro hombre.

__ ¡estoy complacido con tu actitud! Mañana mismo tendrás la oportunidad de demostrar lo que acabas de decirme, quiero verte a las 12 del día, en el mismo lugar donde nos conocimos, lleva puesta ropa común, mañana mismo iniciaremos tu transformación… ¡chao!

Silvia se puso de pie. Sin dejar de apretar sus manos… me pregunto con cierta timidez.

¿Estás de acuerdo en lo que voy a hacer? Aún puedes evitarlo si lo deseas… si continuamos con esta locura… Pablo será quien decida todo sobre mí, se adueñara de mi cuerpo, de mi tiempo y sin duda… de mi voluntad…

¡No tengo la menor duda! ¡Quiero que lo hagas! Soy el más interesado en ver hasta donde será capaz de llevarte, y por supuesto… hasta donde estarás dispuesta de llegar. ¡Vuelvo a repetirte! No voy a ponerte obstáculo alguno…

Afortunadamente la hora de salida llego. Rápidamente apague el ordenador y salí apresuradamente, aborde el transporte publico para ir a casa, recargue mi cabeza en la ventanilla, cerré los ojos y traté de imaginar lo que estarían haciendo en ese momento, recordé aquella noche cuando Andrés los presento, me daba morbo imaginar a mi esposa caminando en ropa interior por ese parque.

Pero más me excitaba imaginarla desnuda en plena calle, lo que hizo justo antes de subir al auto de Pablo, me intrigaba que no se la hubiera cogido, pues según las propias palabras de mi esposa… solo la llevo a su casa, la hizo desnudarse, el se desnudo para mostrarle su verga y nada más.

Silvia estaba verdaderamente encaprichada con el tamaño y grosor de su verga. Sin duda… Pablo lo sabia y por tal motivo se dio el tiempo suficiente antes de volver a llamarla, pues logro que Silvia más deseara esa formidable verga.

La casa estaba en completo silencio, sobre la mesa vi una nota, rápidamente la tomé para leer.

En este momento que leas esta nota… ¡quizá este siendo cogida por Pablo! O quizá… esté siendo exhibida en algún parque. No sé si volveré esta misma noche, mañana o en algunos días. De cualquier forma, buscaré la forma de llamarte, si no pudiera hacerlo… ¡tendrás que ser paciente y esperar que vuelva a casa! Por que ya lo sabes… ¡ahora Pablo es quien decide todo sobre mí!

Fueron los días más desesperantes que he pasado. Por supuesto pasó el viernes y no supe nada de ella, terminó el sábado y nada… el domingo estuve tentado a llamarla, pero logre controlar mis impulsos; me preocupaba que el lunes me fuera al trabajo y ella no llegara.

Hasta ese momento comprendí que estaba comenzando un juego muy peligroso. Pero ya era demasiado tarde, Silvia me lo había advertido y yo… estuve de acuerdo en todo… ¡incluso fui yo mismo quien le sugirió suplicar de ser necesario!

Me dejé caer en el sofá, dejé las luces apagadas. El cansancio me venció y me quedé profundamente dormido, desperté sobresaltado al escuchar el timbre de mi teléfono, rápidamente respondí al ver que era ella.

¡Hola… no puedo hablar mucho… en una hora me llevara de regreso a casa!

Escuche su voz entrecortada. Sin duda había estado bebiendo, de cualquier forma… me tranquilizo saber que pronto volvería a casa, eran las 2 de la mañana cuando escuche un auto detenerse a unos 100 metros. Todavía tardo unos 20 minutos antes de bajar, cuando lo hizo…

Me estremecí al ver a mi esposa muy diferente a cuando salió de casa, caminaba con dificultad, se apoyaba en las paredes, discretamente seguí sus movimientos por la ventana, pensé en salir en su ayuda, pero me arrepentí pues Pablo seguía en el auto.

Por fin llego a la entrada, con dificultad logro introducir la llave en la cerradura, se quedó de pie recargada en la puerta tras cerrar, en ese momento Pablo se alejaba por la calle lentamente, encendí la luz y me quedé inmóvil al mirar su forma de estar vestida…

Fue necesario que me aproximara para ayudarla a llegar a la sala. Se tomó de mi brazo y camino trastabillando, de inmediato percibí el olor a licor, a cigarro, a sexo que de ella se desprendía.

¿estás molesto conmigo? ¡lo siento mucho… no pude llamarte antes! ¿sabes? hace poco volvió a cogerme, lo hizo en una calle solitaria, su leche… aún está saliendo de mi chocho.

No podía dejar de admirar ese cambio en Silvia, se veía más femenina, simplemente era una mujer diferente, le habían cortado el cabello, ahora lo tenia tan corto,que apenas le llegaba al hombro, llevaba puestas unas zapatillas negras con gran tacón de aguja. Lo más llamativo sin duda era el hermoso vestido que llevaba, de color azul cielo, muy cortito, apenas cubriendo lo necesario.

Sujeto a su cuello por un delgado tirante. La espalda descubierta, no llevaba sostén, incluso, podían verse parte de sus senos. Sus pezones estaban hinchados, se marcaban bajo la tela del vestido.

Con un movimiento rápido soltó el nudo de su cuello, y el vestido resbalo al piso, llevaba una tanga del mismo color, el pequeño triangulo estaba pegado a su sexo, se acomodó en el sofá, se sentó y separó sus piernas, siguió dándome cada detalle de esa nueva aventura sexual.

No estoy molesto Silvia. ¡Solo estaba un poco preocupado! Pero ahora me siento tranquilo al tenerte aquí en casa.

Aún estoy caliente. Todo fue… excitante, jamás me había sentido tan caliente, Pablo es un verdadero semental… lentamente me fue llevando al borde de la locura, desde el mismo viernes cuando llegue al parque.

___ ¡Me agrada que seas puntual Silvia!

Me tomó de la cintura atrayéndome hacia su pecho. Me levante en puntillas y él se agacho para poder besarme, lo hizo… sin el menor pudor, sin importarle las miradas de quienes a esa hora estaban en el parque. Tomo mi mano y salimos del parque.

___ Iremos de compras. Después te llevaré a un salón de belleza, quiero que corten tu cabello, cuando llegue la noche… tendrás que estar bañada, arreglada y lista para ser exhibida. Después volveremos a casa, y ahí comenzaran los mejores días que hayas pasado.

Después de llevarme de compras y a donde cortaron mi cabello. Fuimos a su casa, me pidió me desnudara y le entregara mis ropas, el momento de mi transformación había llegado.

___ entra a bañarte. Aquí estaré esperándote.

Estaba nerviosa, cuando me probé el vestido, me sentí incomoda por lo cortito que es, pero él dijo que estaba perfecto, las zapatillas me parecieron demasiado altas, pero igual él quedó satisfecho, no sabia si iría sin nada debajo, pues no compro ropa interior. Mi interrogante fue aclarada cuando salí de la ducha.

Sobre la cama estaba el vestido y a un lado la diminuta tanga de hilo, me dijo que me vistiera, tomé la tanga y me la puse, después el vestido y las zapatillas, sentí como la delgada tira trasera de la tanga era absorbida por mis nalgas, el diminuto triangulo no lograba cubrir mis vellos púbicos.

Me puse labial rojo y me maquille con discreción. Se aproximó y rodeo mi cintura con sus gruesos brazos. Volvió a besarme apasionadamente, después se aparto y me dijo que debíamos salir.

Estaba muy nerviosa. No sabía a donde me llevaría para exhibirme, tampoco me atreví a preguntarle, solo me limitaba a escuchar y a obedecer.

Circulamos lentamente por la ciudad. Aun había mucha gente por las calles, entro por una calle solitaria… se estacionó y en ese momento supe que ahí seria exhibida.

___ Remángate el vestido a la cintura. ¡Esperaremos el momento ideal!

Con manos temblorosas. Subí la parte baja del vestido y lo enrolle a la altura de mi cintura, era una calle empedrada, llevábamos unos 20 minutos y no había pasado un solo auto ni persona alguna.

___ Este fin de semana… lo pasaremos solos tú y yo. Pero la próxima semana, tendrás que complacer a unos amigos que vendrán a visitarme, espero que seas una buena anfitriona, poco a poco te iras acostumbrado a tu nueva vida… ¡es una pena no poder tenerte siempre a mi lado! Te pediría estar desnuda todo el tiempo en casa. Traería a mis amigos y cogerías a diario, te dejaría salir y seducir a quien te gustara, incluso… te permitiría traerlo a casa para que te cogiera.

¡Eres el tipo de mujer que muchos hombres desearían tener como esposa! Complaciente, sumisa, dispuesta a todo… ¡si algún día decides abandonar a tu esposo… podrías vivir a mi lado! Yo vivo solo… así que te convertirías en mi mujer.

Pablo no dejaba de decirme cosas morbosas. Mientras su mano hurgaba bajo la mojada tela de la tanga, cerré mis ojos y me imagine viviendo con él… siendo cogida a diario por sus amigos, sus dedos resbalaban dentro de mi lubricado chocho, estaba muy excitada, en ese momento podía pedirme hacer cualquier cosa y no me negaría.

Con mucha delicadeza… soltó el nudo del vestido, lo bajó y mis tetas quedaron al descubierto, la calle estaba sémiobscura, a los costados hay árboles, una barda alta que daba de esquina a esquina, sin duda la residencia de alguna familia adinerada, no sé cuanto tiempo llevábamos dentro del auto, pero el momento esperado llego.

___ ¡despójate del vestido!

Nuevamente volvió el temblor a mis manos, me levante un poco del asiento para poder despojarme del vestido, sentí una resequedad en mi boca, miré preocupada por el retrovisor, la calle seguía desierta.

___ Ahora. ¡Bajaras del auto, caminaras lentamente por la acera hasta la esquina! No temas, nadie pasa por esta calle a esta hora, conozco muy bien el lugar, sin embargo… si pasa alguien… no quiero que te pongas nerviosa, solo sigue caminando cuando llegues a la esquina te alcanzare y podrás subir…

Estuve a punto de negarme. Pero… recordé tu consejo, de encontrar la forma de tenerlo satisfecho, abrí la puerta del auto, ahora todo mi cuerpo temblaba, camine despacio, como él me lo pidió. No me atreví a mirar atrás, sentí como el viento acariciaba mi cuerpo, solo llevaba la tanga y las zapatillas, mis pezones se irguieron de inmediato, era tal el silencio… que el ruido que hacían los tacones de las zapatillas se escuchaban lúgubres.

Me faltaban unos 10 metros para llegar a la esquina cuando vi de reojo las luces de un auto aproximarse. Creí… que era Pablo quien ya me alcanzaba, pero cuando el auto estuvo a mi lado… vi que era otro auto, no me atreví a ver a quien decía morbosamente “¿Cuánto cobras mami?” El auto se alejo lentamente, quizá el conductor me seguía observando por el espejo.

Llegue a la esquina y Pablo seguía estacionado, sin saber que hacer, di la vuelta y camine hacia el auto. Se me hizo una eternidad el trayecto, por fin llegue y Pablo abrió la puerta, subí y busque el vestido, pero de inmediato dijo.

___ No es necesario que te vistas. Ahora iremos a otro lado. ¿Estás nerviosa?

Un poco.

___ ¡Ya pasó lo difícil Silvia! ¡Te portaste muy bien! Ahora… iremos a un lugar tranquilo, donde no hace falta que estés vestida, de hecho… ¡quítate la tanga!

Poco a poco fui tranquilizándome. Las luces de la ciudad quedaron atrás, estábamos circulando por la carretera federal, pasaban pocos autos, después de poco más de una hora, salimos de la carretera en un camino de terracería.

Todo estaba en silencio, bajamos del auto, eran campos de siembra, la tierra estaba suelta, abrió la cajuela del auto, bajó un garrafón, unos leños y los puso juntos, les roció un poco de gasolina y encendió una pequeña fogata, volvió al auto y trajo una botella de tequila y 2 vasos, sirvió las copas y bebimos.

Se dio cuenta que yo seguía nerviosa, y que no dejaba de mirar a todos lados, entonces se apresuró a tranquilizarme.

___ Relájate Silvia. ¡Nadie nos verá!

Después de 3 copas… perdí el miedo, me sentía más relajada, incluso, había dejado de temblar, el calor de la fogata me hizo olvidarme del frio, me hizo recostarme en un pequeño circulo donde había pasto verde, separó mis piernas y comenzó a mamar mi chocho.

Dejé de preocuparme. Ahora solo deseaba disfrutar, su lengua pasaba lentamente por mi mojado chocho, mis líquidos vaginales no dejaban de fluir, me convulsioné cuando sus labios aprisionaron mi clítoris…

Mis gemidos rompieron el silencio del lugar…

Aaaaaaaaaaaa sssssssiiiiiiiiiiiiiiiiii aaaaaaaaaaaaaaaaa mmmmaaaaaaasssssssssssssss. Traté de zafarme, pero él… alcanzó mis tetas y las acarició con suavidad, no dejaba de mamar… estaba enloqueciendo de placer… tardó un buen rato mamando mi chocho, pensé que ya me iba a coger cuando me tomó de la mano, me llevó al auto, me subió al cofre y nuevamente me hizo separar las piernas.

Volvió a atrapar mi clítoris con sus labios. Sentí como fue creciendo, lo soltaba y volvía a succionarlo, estaba ansiosa por sentir su verga, sin pudor alguno… le suplique me cogiera…

Yyyyyyaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaa ¡te lo suplico! Aaaaaaaaaaa ¡cogeme… por favor! Aaaaaaaaaa ¡estoy muy caliente! Aaaaaaaaaaaaaaaa. Mis suplicas no fueron escuchadas, continuó chupando mi clítoris, mi cuerpo estaba bañado en sudor, me sacudía en espasmos de placer, suplicaba, chillaba pidiendo me cogiera.

Dejó de mamar. Pero contrario a lo que esperaba, comenzó a masturbarme, metió 2 dedos en chocho, comenzó a moverlos despacio, poco a poco fue aumentando la fuerza… no tarde mucho en tener el primer orgasmo…

El torrente de líquidos vaginales salió disparado y acompañado de gritos placenteros… aaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaa sssssssiiiiiiiiiiiiiii aaaaaaaaaaaaa yyyyyyyyyaaaaaaaaaa aaaaaaaaaa. Su brazo quedo empapado con mis jugos vaginales, se apartó y fue al auto, se sirvió otra copa, encendió un cigarro, fumó y bebió sin dejar de mirarme, yo estaba sin fuerzas, seguía recostada sobre el cofre del auto, mi cuerpo no dejaba de convulsionar.

Al terminar la copa y su cigarro, se aproximo y me tomó en sus brazos, me llevó al auto, me subió y me recostó en el asiento trasero. Levantó todo lo que había bajado de la cajuela, apagó la fogata y subió al auto, nos alejamos lentamente, me quedé dormida.

Pablo encendió la calefacción del auto. Desperté cuando ya entrabamos a su casa. Me llevaba en sus brazos, me llevó a una recamara, me cubrió con una sabana y me dejó descansar.

El día sábado lo pasamos en su casa, todo el tiempo estuve sin ropa, solo con las zapatillas. Fue por la tarde cuando por fin… sentí su verga en mi chocho, me pidió subirme de pie al sofá. Apoyando mis manos en el respaldo, mis piernas lo más abiertas que pude.

Mamo mi chocho, mi ano… ya estaba nuevamente muy excitada, bebimos tequila, me pidió bailar al centro de la sala, me enseño a moverme con sensualidad; por fin lo vi comenzar a desnudarse, su verga quedó libre, estaba erecta, sus venas hinchadas, parecían estar a punto de explotar.

Bajé del sofá y el se sentó. Me arrodille y me acomodé entre sus largas piernas, abrí mi boca y deje que entrara, sentí que me ahogaba, pero no quise que se molestara, logre meter casi toda, comencé a chuparla, despacio, cuando me di cuenta… ya había entrado toda. El cerró sus ojos y se puso tenso.

Podía escucharlo balbucear. Ahora era él quien estaba disfrutando de mi boca, no solté su verga, hasta que sentí como se estremecía… yo quería tragar su leche… pero antes de eyacular me aparto y me tomó de la mano, me hizo sentarme sobre sus piernas.

Sentí un poco de dolor cuando la cabeza de su verga comenzó a entrar, podía sentir como mi vagina se ensanchaba, lo metió despacio, apenas había entrado la mitad. Sentí morir cuando con fuerza me tomó de la cintura, sin dejarme mover un solo centímetro, empujo con fuerza introduciendo toda…

Nnnnoooooooooo aaaaaaaaaaaaaa me mueroooooooooo aaaaaaaaaaaaa noooooooooooo. Por mas que lo intente, no logre zafarme, se quedó quieto por varios minutos, podía sentir como palpitaba mi chocho… por instinto… apreté mi vagina, tratando de sentir consuelo. Pareció gustarle, porque comenzó a decir cosas.

___ ¡Que rico lo aprietas Silvia! Aaaaaaaaaa así putita aaaaaaaaaaaaa que rica raja tienes Aaaaaaa.

Seguí haciéndolo y el dolor cedió… yo misma comencé a elevarme, subía y bajaba sintiendo un enloquecedor placer… nuestros cuerpos estaban sudorosos, podía sentir sus testículos chocar con mi entrepierna, me avergüenza decirlo… pero en ese momento… no pude evitar hacer comparaciones de tu pequeña verga con la suya.

No hay comparación alguna. ¡No quiero dejar de ser su mujer! Fue algo mágico, ambos terminamos al mismo tiempo, su eyaculación fue intensa, como si llevara mucho tiempo reservándose para mi.

¡Que sabroso coges Silvia! ¿Sabes? Ahora estoy completamente seguro que vas a ser una buena puta… ¿quieres serlo?

Aaaaaaaaaaaa ssssiiiiiiiiiiiiiiiii aaaaaaaaaaaaa quiero ser tu puta. Aaaaaaaaaaaa siempreeeeeeeee aaaaaaaaaaaaaa no quiero volver a casa… seré solo tuyaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaa. Caí sin fuerzas. Pablo me soltó y perdí toda fuerza… nos quedamos ahí en el sofá, el cansancio nos venció, por la mañana nos bañamos y salimos a desayunar, fuimos a comprar más ropa, la cual me dará la próxima semana.

El domingo fue tranquilo. Cuando me trajo de regreso. Se detuvo en una calle, me despojo de la tanga y volvió a cogerme, por eso estoy mojada, he traído su leche para que lo compruebes, ¿sabes? Antes de bajar del auto… me dijo lo siguiente.

___ El siguiente viernes nos veremos. Pasaré por ti al centro comercial que pasamos antes. No seré yo quien te coja… como ya te dije… vendrán unos amigos a visitarme y tú los atenderás, lo harás como si fueras mi esposa. Ya te llamaré para ponernos de acuerdo…

Silvia estaba quedándose dormida. Mi excitación no me permitió dejarla descansar sin antes tocar su chocho mojado. Metí mis dedos, y salieron empapados por el semen de Pablo. Me desnude y sin perder el tiempo… le metí mi pequeña verga, no tarde mucho en eyacular, la tomé en mis brazos y la lleve a la recamara.

Hoy se ha cumplido una semana de esa cita. En este momento que estoy escribiendo este relato… ella debe estar con los amigos de Pablo, atendiéndolos como una puta… así como Pablo se lo pidió.

Ahora ya no puedo negarlo. Me estoy convirtiendo en un esposo cornudo de tiempo completo. Situación que disfruto y no dejaré de hacerlo mientras ella lo desee.

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