El padrino de mi esposo me tira la onda y como siempre no me puedo negar

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En esta historia les platico como engañé a Arturo con su padrino don Sebastián.

A don Sebastián lo conocí cuando llevábamos más de un año de novios, fue en un cumpleaños de Arturo, donde llegó su padrino y su madrina para darle su regalo de cumpleaños, Sebastián tenía como 55 años, su esposa como 50, él era gordo, con muy poco pelo, de cara normal, ni fea ni bonita, su esposa ella sí que era fea, además de ser muy odiosa.

Cuando Arturo nos presentó, note la lujuria en los ojos de Sebastián, eso me excito, me encanta sentirme deseada. Los maduros me gustan mucho, bueno también los jóvenes, lo que realmente me encanta es la verga.

En un momento que tomaba una cerveza con mi novio, se acercó su padrino y le dijo:

-Y dime ahijado que se siente tener una novia tan guapa.

-Es lo máximo padrino.

-Te felicito, quiero brindar con ustedes pero no traigo nada.

-Yo te traigo una cerveza padrino, voy a la cocina.

Cuando se fue, su padrino me dijo:

-Realmente eres una mujer muy guapa, lástima que seas la novia de mi ahijado.

-¿Lastima porque?

-Porque te tiraría el perro, y en menos de que te lo cuento ya estarías en mi cama.

-Pues puede pasar, el ser la novia de Arturo, no quiere decir que no pueda estar contigo.

-Sabía que eres una puta.

Llegó Arturo, le dio la cerveza, y brindamos los tres.

Siguió la fiesta, y yo no dejaba de pensar en Sebastián me tenía muy cachonda, mis bragas ya estaban muy mojadas de mis fluidos. Yo me lo imaginaba haciéndome el amor.

En algún momento en que Arturo me dejo sola, Sebastián se acercó, me pidió que lo siguiera a la cocina, ahí me beso muy rápido, y me acarició las nalgas

-Pamela, ¿cuándo nos vemos para coger?

-Te parece bien mañana en la mañana, en el hotel Monarca.

-Sí, te queda bien a las 10.

-Sí, claro.

Ese hotel ha sido testigo de varias historias con mis amantes.

Al día siguiente me levante temprano, mis padres pensaban que iría a la universidad, hice una maleta con ropa sexy, me di prisa para llegar al hotel, mi padre me pregunto que si iría a hacer ejercicio, le dije que sí.

Llegué al hotel a las 9, a mi novio le avise que no iría a clases pues tenía que ir por unas cosas del negocio de mis papás, como siempre Arturo me creyó. Abrí la maleta, saque una pequeña tanga negra, unas medias de red unos tacones de aguja negros, y una minifalda y top de látex, me recogí el cabello y así espere a que llegará Sebastián.

A las 10 llegó Sebastián a la habitación 10, la habitación de siempre.

En cuanto le abrí la puerta me dijo:

-Te ves buenísima y putisima.

-Qué bueno que te guste mi look.

Al entrar lo aventé contra la cama, le desabroche la camisa, y chupe y bese todo su pecho, parecía que tenía senos de lo gordo que estaba. Desabroche su cinturón, le trate de bajar los pantalones, no pude le dije:

-Ayúdame pinche gordo, que no es fácil levantarte.

-Con tal de verme la verga eres capaz de cargarme.

-Sí pero no abuses, que me puedo lastimar.

Se levantó, se quitó el pantalón, por su enorme estomago no pude verle el pene me agache, lo vi era muy pequeño, me iba a reír, pero como lo podía ofender y el irse, mejor me aguante, no quise quedarme sin mi ración de verga aunque fuera tan pequeña.

-Que rica verga Sebastián.

-Porque no la pruebas putita.

La tome con mi mano derecha y la masturbe, quería que se parara para probarla, cuando se paró, me la metí a la boca, le pase mi lengua por la cabeza, después la apreté muy fuerte con mis labios par masturbarlo, le hice eso como 30 segundos, eyaculó en mi boca, el bufaba y me gritaba

-Comételo todo Pamela.

Me saque su pene que aún no terminaba de sacar su leche, y me cayó en los senos, voltee a ver a Sebastián y sudaba horriblemente, me dio un poco de asco ver tanto sudor, pero pensé eso me pasa por puta.

Él se sentó, yo me fui a lavar la boca, sabía que él no me podría coger rico, su gordura no le permitiría clavarme su verga en diferentes posiciones. Regresé con él me quite la ropa, supe que lo mejor era meterme esa verga, hacerlo acabar y no volver a coger con él, era imposible disfrutar con ese hombre.

Él estaba acostado, lo volví a masturbar, esta vez me costó mucho trabajo que se le parara, cuando ya estuvo parada me senté sobre él, de un golpe me deje caer sobre su pitito. Empecé a bajar y a subir sobre él, Sebastián apenas si se movía, pensé que ya que el sexo no sería bueno para mí lo iba a hacer sentir el mejor amante del mundo, me empecé a mover en círculos y le dije:

-Que rico lo haces, que buena verga tienes

-Vamos dale duro mi semental.

-Tu puta necesita a su macho.

Seguía moviéndome, empecé literalmente a brincar sobre su pene.

-Mira como me tienes cabrón, que bien coges.

El cada vez sudaba más ya se veía un charco en la cama.

Se vino en mi vagina, no me gusta que usen condón.

-Aaaaahhhhhhhhh sííííííí, que mujer tiene mi ahijado.

Me levante me fui a bañar, me masturbe para yo también sentir placer.

Cuando salí de bañarme me vestí y él me dijo:

-¿Cuándo te vuelvo a ver?

-No sé, yo te aviso.

Salí de la habitación, doña Rosa, la señora que atiende el hotel me preguntó

-¿Cómo te fue con este?

-Aburridísimo.

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