Se conocieron por una aplicación para móviles, por meses fueron y amantes. Por fin después de tanto deseo acumulado se vieron y tuvieron esa liberación de deseos, sexo y amor

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PRIMER DIA

ELLA

Ana se encontraba dentro de su auto esperando en el aeropuerto, nerviosa, muy nerviosa, nunca antes había hecho algo así y el calor que iba en aumento dentro de su auto negro deportivo bajo el intenso sol de la ciudad de Mérida tampoco la ayudaba, sudaba, de calor y de nervios, por momentos reflexionaba si estaba haciendo lo correcto, ¿Cómo había llegado a ese punto? Empezaba a recordar cómo se habían dado las cosas, cuál había sido el camino que la había llevado hasta allí, en el aeropuerto,  esperando la llegada de su amante. Como odiaba esa palabra “amante” tan cargada de una condena y una culpa, pero ella no se sentía merecedora de ninguna condena y la culpa iba y venía porque aunque estuviera casada y estuviera esperando la llegada de su amante tampoco se sentía del todo incorrecto, tal vez la sociedad no lo entendía pero ella sí, ella sí entendía lo que estaba haciendo , aunque fuera algo un poco extraño, estaba esperando conocer en persona a su amante, de la manera más extraña había conseguido hacerse amante de alguien a quien no conocía ni en persona, tal vez en un mundo “Millenial” su situación no era tan rara pero para ella sí, ella que había nacido principios de los 80s donde tener una computadora en casa era algo poco común, ella que había pasado una adolescencia en ausencia completa de redes sociales y había terminado la licenciatura sin la existencia de los “Smart phones”, se habían conocido, se habían hecho amigos, se habían enamorado y de alguna manera habían hecho el amor, pero todo había sido a distancia, ella desde su casa en Mérida Yucatán y él desde el corazón de la conocida “Ciudad Neza”  ella no entendía como para él se le hacía algo tan natural la forma en cómo se enamoraron y luego caía en cuenta que la respuesta estaba en la edad, ya que él era 10 años menor que ella, 10 años casi exactos, ya que los dos cumplían años en diciembre.

Por momentos los nervios se disipaban para dar espacio a la emoción que se presentaba con un hormigueo a la altura del estómago y es que de verdad estaba esperando la llegada de Javier, “su Javier” como ella solía decir, ella amaba ese nombre, como lo amaba a él y es por eso que aunque siendo una mujer casada se encontraba a la espera de la llegada de otro hombre, ella no había buscado enamorarse de otro, fue algo que se dio de la manera más inocente y sin darse cuenta, desde un lugar en el que ella jamás hubiera pensado, desde la plataforma de una “app” de un juego para “Smart Phone” donde se requiere entrar a un clan con otros jugadores, la mayoría niños, por esa razón la misma app intentaba bloquear de la mejor manera el intercambio de teléfonos dentro del “chat” de cada clan, pero los esfuerzos que hacía esa plataforma de juego  eran inútiles porque cada clan tenía un chat de whatsapp donde se iban agregando los miembros que iban entrando y así fue como conoció a un miembro que llamó su atención por su forma de pensar , su nombre de usuario era “Rostov” y  conforme fue interactuando con él  no tardó en darse cuenta de que era alguien mayor de edad, se fueron acercando más y más en el chat del clan y luego con mensajes privados, se hicieron amigos al punto que ella le contaba todo lo que hacía en cada momento, no podía evitarlo, solo quería hablar con él todo el tiempo, él había mostrado su sentido del humor y a ella le había gustado, bromeaban todo el tiempo, reían, se fastidiaban, se contaban algunas cosas, pero no se atrevía a confesarle que ella era casada y tampoco a decirle su edad, él ya había visto varias fotos de ella pero ella sabía que aparentaba menos edad de la que realmente tenía así que dejaba que él asumiera su edad sin aclararle cual era ésta realmente, al principio no se sentía obligada a aclararle cuál era su estado civil o cual era su edad porque lo que ella le ofrecía era un amistad y no una relación, pero poco a poco la amistad fue evolucionando, ella se había vuelto adicta a las conversaciones que sostenía con él y cuando él comenzó a cambiar los términos de esa amistad ella no pudo poner tanta resistencia y es que él tal vez bromeaba al respecto pero cuando le hacía algún comentario con algún tinte sexual por más ligero que este fuera ella no podía evitar que un calor se prendiera por dentro, trataba de disimular y no seguir ese juego pero  llevaba mucho tiempo siendo ignorada sexualmente por su marido y  se había acostumbrado a que esa parte de su vida ya estuviera muerta para ella a sus 36 años, que cuando este hombre mucho más joven que ella le empezó a prestar atención de ese tipo ella sintió que renacía algo dentro de ella, un intenso deseo sexual hacía una persona que no conocía ni de foto, pero lo conocía en otros aspecto, el no conocer su físico le permitía ver más claramente su alma y también su mente y ella se empezaba a enamorar de esos dos aspectos, es por esto que aún sin conocerlo físicamente lo deseaba de manera intensa, tanto que a veces un simple comentario con un ligero toque sexual de parte de él hacían que se mojara, un simple comentario como “quiero darte un masaje” la prendían de tal manera que se veía en la necesidad de irse a cambiar de ropa interior, y es que ella no quería solo un masaje, quería que él la tocara por todo el cuerpo, le untara miel por todos lados y se la lamiera lentamente , pero no se lo reconocía simplemente le contestaba “Compórtate Javier” y le fingía una indiferencia que estaba lejos de sentir, pero él no quitaba el dedo del renglón, y seguía bromeando cada vez más al respecto y a ella le hacía imaginar todo lo que quería hacer con él, quería amarrarlo a la cama y jugar con cera de una vela prendida, mezclar placer con un poco de dolor, empezar acariciándolo para irlo prendiendo y luego ir recorriendo su cuerpo con la punta de su lengua y luego tirar un poco de cerca los lugares por donde pasara su lengua, así hasta llegar a su pene, que seguro ya estaría en completa erección, tocar la punta de su glande con la lengua y luego ir recorriendo todo el talle de su pene hasta llegar a sus testículos, succionarlos con sus labios suavemente y luego tirarles un poco de cera y luego regresar hasta su glande para irlo lamiendo poco a poco hasta meterlo dentro de su boca, succionarlo, jugar con él con la lengua y luego y metiendo un poco más de su pene en su boca, que él sintiera como cada centímetro de su miembro se iba calentando con su aliento y humedeciendo con su saliva, hasta donde la garganta le permitiera para nuevamente regresar al inicio, y volver a empezar primero suavemente y cada vez más rápido, pararse de golpe para observar su cara de placer y que él le suplicara por un poco más, tirarle un poco más de cera en el abdomen para luego regresar a su miembro y volver a succionarlo cada vez más salvajemente hasta que empiece a sentir las primera gotas de su liquido agridulce, la miel de los hombres, y volver a detenerse de golpe antes de dejarlo venirse, para aprovecharse de su vulnerabilidad al estar amarrado y ponerse encima de él, besarlo y luego montarlo, sentir como su miembro erecto la penetrara cada centímetro y se fuera abriendo camino por dentro duro y  firme para luego ir moviendo la caderas cada vez más rápido, permitir que el continuo roce la prenda también a ella, tocarse el clítoris e irse encendiendo junto con él y entrar en un trance mutuo de placer que los llevara juntos al orgasmo. Esta era una de tantas fantasías que tenía con él aunque nunca se lo confesaba hasta que con el paso del tiempo no pudo aguantar más llevaba tiempo sabiendo cuando lo deseaba, para esas alturas ya lo había conocido de foto y su deseo hacia él no había cambiado al conocerlo físicamente y tampoco cambio cuando sus pláticas evolucionaron a video chat, por lo que ella no pudo resistirse más y comenzaron una relación erótica, primero con llamadas, luego con fotos y finalmente por video llamadas que para ella era una forma de hacer el amor a distancia, se marcaban, se veían en la pantalla, se desnudaban a gusto, a veces ella le bailaba a la cámara mientras se quitaba la ropa y luego se tocaban simultáneamente mientras se veían en la pantalla, ella usaba un vibrador de reciente adquisición y jugaba con él pensando que era el miembro de su amado, él la observaba tocarse y jugar con él vibrador y no se tocaba así mismo hasta que empezaba a escuchar los primeros gemidos de placer de ella; pero todo lo que ya habían hecho no podía compararse con la realidad, una que por momentos pareció tan lejana y en ese momento, estado ella dentro del coche se haría realidad en cuestión de instantes, por fin podía sentir su piel, conocer su olor y probar su sabor.

ÉL

El viaje había pasado sin más percances que el de un pequeño retraso en el despegue, pero para él hubiera dado igual si el avión hubiera atravesado una tormenta, no se hubiera dado cuenta, ya que la tormenta de emociones que tenía dentro era mayor que cualquier cosa que pasara afuera de su mente, bajó del avión con el corazón palpitándole al máximo y salió del aeropuerto, una intensa ola de calor y humedad lo invadió de golpe -¿Era la emoción o era el clima?- se preguntó al tiempo que miraba a su alrededor buscándola. No tardó mucho en ver como se aproximaba un deportivo negro hacia él, miró por la ventana con el corazón apunto de rebozarle, ahí estaba ella, como una visión de sueño, tan cerca de él por fin y tan lejos al no poder tocarla todavía, se abrió la cajuela del auto al momento que ella se bajaba entre nerviosa y emocionada, se acercó a él y lo abrazó y aunque fue solo por unos instantes él pudo sentir como cada fibra de su cuerpo se conmovía ante aquel primer contacto físico, pudo por fin sentir el aroma de su perfume combinado con el de su sudor, para él era una mezcla embriagante. Echó en la cajuela una pequeña mochila que era todo su equipaje y subió al auto.

Dentro de aquel deportivo negro, él no dejo ni un segundo de mirarla a los ojos buscando su mirada, pero ella al ir manejando sólo le contestó con un «Hola, he esperado este día amor», él puso una mano en la pierna de su querida Ana y sintió su suave piel aun cuando había un pantalón de mezclilla de por medio. Ella ante el toque de la mano que iba masajeando su pierna, tomo fuerzas y le dijo con un tono apagado casi como susurro: «Ya casi llegamos».

Por fin llegaron al hotel que tenía reservado Ana, con paso veloz se dirigieron a su pequeño escondite para poder tener una intimidad que si bien ya la habían tenido antes, sería única e inigualable.

A escasos metros por llegar a la habitación él le tomo de la mano la giró y se dieron un beso lleno de amor y deseo.

Abrieron la puerta, la tomo por la cintura y una vez dentro la abrazó fuertemente, pasionalmente y comenzó a besar por el cuello como si tuviera hambre y ella fuera su alimento, bajó su mano para que sintiera aquel bulto que tenía en sus pantalones, al notar esto ella comenzó a mover su mano de arriba a abajo.

Se comenzaron a desvestir  quedando en ropa interior, ella tenía una tanguita roja de  encaje con un brasier  a juego que permitía ver sus rosados pezones, él le pidió que le bailará como siempre lo hacía en sus sesiones de sex-cam, mientras se sentaba en el borde de la cama, ella empezó a bailar despacio pero de una manera muy sensual y fue subiendo el ritmo mientras se acercaba para quedar frente a él e irse quitando la ropa interior de manera provocativa y juguetona.

Ella saco un frasco de miel maya de la región y se lo entregó, mientras se acostaba en la cama, para que su querido Javier se la untara en los pechos luego en el vientre y terminar en su sexo, él le puso un poco en las piernas y comenzó a chuparle la miel del pecho jugando con sus pezones mordisqueándolos, comenzó a bajar lentamente chupando cada milímetro de miel en su vientre sintiendo como hacía disfrutar a su amante, al llegar a su sexo lo chupo solo por alrededor y se fue a sus piernas dejando la parte más deliciosa al final, chupaba sus piernas mientras apretaba sus nalgas haciendo retorcerla de placer y comenzó a subir para llegar a su clítoris que ya gritaba por una buena chupadita, comenzó a besarla, chupando, bebiendo sus ricos fluidos, jugando con su lengua alrededor de sus labios vaginales e introduciendo un dedo para darle más placer, aumentó el ritmo hasta escuchar esos gemidos de placer que hacía ella mientras le decía no pares » Mi Javier» y así poder tener su primer orgasmo.

Después vio como ella se  puso encima de sus piernas y comenzó a menear su rico culo frotándolo contra su miembro aumentándole aún más la  erección, ella al notar como éste crecía se volteó y lo comenzó a masturbar, luego se puso de rodillas y comenzó a darle un rico oral, pasaba su lengua desde sus testículos hasta llegar a la cabeza del pene, lo metía en su boca y lo chupaba haciendo pequeñas succiones que exaltaban el placer que estaba sintiendo mientras ella aumentaba el ritmo, chupaba, lamía, al momento que con una de sus manos le masajea los  testículos y con la otra se tocaba los pechos para luego bajarla lentamente hasta llegar a su clítoris y estimularse también mientras seguía chupando su  falo, con el que tantas veces ya había fantaseado, así siguió hasta que él, exultante de placer, se desbordó en su boca liberando su  “rico néctar”, como ella solía llamarlo, pero eso no calmó su erección y ella, que seguía de rodillas, le suplico porque le metiera su verga,  se levantó se puso sobre la cama de a cuatro y meneándole el culo, le pidió que la embistiera porque que ya no podía esperar más para para tenerlo dentro.

Él se levantó y se puso detrás de ella y la penetró  lentamente tomándola por las caderas, sintiendo el éxtasis de por fin estar dentro de ella,  para luego comenzar un mete y saca, que a cada instante iba aumentando el ritmo, apretaba sus pechos con una mano y con la otra le daba nalgadas para excitarla, su culo enorme lo excitaba muchísimo y no podía evitar también apretujarle las nalgas, sintiendo sus tiernas carnes entre sus dedos, estaba a punto de perderse en su placer cuando recordó cuanto ella quería hacer una posición con él por lo que se detuvo de golpe, la giró firmemente, la tiró sobre sus espaldas y la penetró de frente para luego sin separarse levantarla y quedar sentados y así formar la posición de loto que tanto ansiaban, mirarse directamente a los ojos, frente a frente conectados en una penetración mientras los dos se estimulaban simultáneamente meneándose al mismo ritmo, completamente sincronizados como si fueran uno solo, él que ya sabía cómo eran sensibles sus pechos,  le comenzó a frotar los pezones  con sus dedos pulgares para darle más placer  y ella comenzó a liberar aquellos gemidos, que ya conocía desde sus encuentros en video chat y que lo volvían loco y lo excitaban más, él le dijo que estaba a punto de venirse y ella le pidió se viniera dentro, quería sentir su semen dentro de ella y así poder obtener un rico orgasmo junto a su amante. Él la acostó sobre sus espaldas nuevamente y la comenzó a embestir salvajemente, ver su cara, sus gestos, mientras hacían el amor lo ponían loco hasta perderse obteniendo así un orgasmo muy placentero para ambos, cuando terminó de venirse se dejó caer sobre ella y mientras el sudor de ambos se iba mezclando ella lo comenzó a besar en el rostro luego se recostaron y ella puso la cabeza en su pecho mientras él le daba besitos en su frente y acariciaba su cabello mirando su hermoso rostro.

ELLA

Ya era de noche y nuevamente iba camino al hotel a encontrarse con su amado, para ella su encuentro en la mañana había sido surreal y fantástico pero tuvo que irse de regreso a su casa prometiéndole regresar en la noche para darle una vuelta en las zonas turísticas del centro de la ciudad de Mérida, pero no simplemente iba con intenciones de “guía de turistas” por lo que llevaba un vestido rojo, de manga larga y cuello ancho que dejaba ver sus hombros, corto y muy pegado que  dejaba ver su estilizado y  curvilíneo cuerpo de cintura angosta y grande trasero, que a él le encantaba.

Cuando él le abrió la puerta de su habitación, ella se estaba disponiendo a entrar cuando él salió  la tomó del braz, cerró la puerta y se la llevó.

–          Vamos, mientras no estuviste estuve caminando por las calles del centro y en un bar conocí a unos chavos que me dijeron que vayamos al “¡Ay Caray!” que ahí se pone bueno en las noches y queda cerca de aquí

–          Estem… seguro no quieres entrar un rato a la habitación…

–          Tendremos toda la noche para nosotros, no comas ansias, vamos para el “¡Ay caray!”

–          Tal vez porque eres de fuera no lo sabes pero, ¡Ay Caray! no es el mejor lugar para visitar… es un antro de mala muerte…¿Eres muy fresa como para visitarlo?, por eso te decía “Fresita” cuando apenas nos conocíamos, te aseguro que el peor antro de mala muerte de aquí es mucho mejor que cualquier antro de Neza

–          Pues aquí hay otros  lugares para conocer… mucho mejores… por ejemplo  el “cara Negra”, es una bar Hipster,  música electrónica buenísima, decoración increíble, con murales padrísimos en las paredes,  cocteles de autor…. Mucho mejor que ¡Ay Caray!        

Javier le lanzó una mirada poniéndole los ojos en blanco y siguió caminando  tomándola de la mano dirigiéndola hacia el lugar que quería conocer, cuando por fin llegaron Ana aún dudaba, pero quería complacerlo, por lo que pagó el “cover” y entraron.

Aquel lugar era oscuro  con luces neón en las paredes y lámparas que tiraban luz láser que se reflejaba en las paredes, humo por todos lados, Ana caminaba con cuidado intentando evitar tocar o rozar algo como si le fueran a contagiar algo, Javier  por su parte caminaba seguro de si mismo buscando a sus nuevos amigos

–          Ahí están

 

Dijo apuntando con la mano hacia una mesa junto a un sofá en el rincón, se acercó a ellos los saludó y les presentó a Ana, quién seguía un poco incomoda pero saludó educadamente, luego Javier le mostro un lugar en el sofá para que se sentara y él se sentó a su lado, uno de sus nuevos amigos le susurró algo al oído y Ana vio como Javier  se rió  con él pero luego negó con la cabeza, luego su amigo le pidió al mesero una ronda de mezcales, Ana extrañada le preguntó :

–          ¿Qué te dijo?

–          Me dijo que parecía que te habías perdido y que iba a pedir unos mezcales a ver si se te quitaba la desorientación, pero no que no te creía capaz de aguantar más de uno

–          Tú sabes que si tomo mezcal

–          ¿A los coctelitos que te tomas que parecen más juguito le llamas mezcal?

–          Son cocteles de mezcal

–          Son puro juguito, tu no aguantaría más de dos “Caballitos” de mezcal derecho

Ana se levantó de golpe y  para demostrar que si podía tomó con firmeza un caballito chupó un gajo de naranja y se empino de golpe el contenido del caballito, luego cuando vio que la seguían mirando incrédulos, tomó otro caballito y se tomó su contenido y así lo hizo una vez más, cuando acabó, de pronto sintió un mareo y se sentó nuevamente en el sofá, pero esta vez más relajada, ya no le interesaba que tan sucio pudiera estar el sofá así que se relajó completamente encima de él y Javier le pidió agua, cuando se acabó el vaso se quitó los zapatos y se paró sobre el sofá y se puso a bailar completamente indiferente de lo que pasaba a su alrededor, luego jaló a Javier para que se pusiera a bailar con ella y le dijo que a él igual le tocaba tomarse unos “shots”.

ÉL

Habían pasado ya un rato en aquel antro, los dos se encontraban bajo los efectos del alcohol pero tampoco demasiado, Javier había estado cuidando que Ana no bebiera de más y se hidratara con agua, cuidado que no tenía para si mismo, después de bailar en la pista, Javier quiso regresar al sofá pero Ana le dijo que fuera sólo que ella se quedaría bailando consigo misma en la pista.

Ya en el sofá no le quitaba la vista de encima a Ana en parte porque la estaba cuidando pero también porque le encantaba observarla, el movimiento de su cabellera rubia lo hipnotizaba y su cuerpo moviéndose con ese vestido rojo lo excitaban, después de un rato ella se percató de su mirada y se dirigió hacia él que seguía sentado en el sofá y se puso a bailar sensualmente frente a él

–          ¿Me vas a bailar aquí?

Le preguntó Javier

–          ¿Por qué no?

Le contestó Ana que seguía eufórica por los mezcales.

Ana se empezó a mover sensualmente y él no pudo evitar prenderse antes su movimientos, se plantó y separó las rodillas para para que Ana se le pudiera acercar aún más, ella siguiendo su pauta se acercó, se puso entre sus rodillas y se puso a bailar mas despacito, se dio la vuelta y flexionando las rodillas empezó a rozarle el trasero sobre su miembro, que no pudo más que reaccionar ante aquel movimiento y se levantó hasta parecer que quería romper el pantalón de mezclilla que traía puesto, Ana se volteó nuevamente y siguió bailándole de frente, él que ya estaba completamente excitado levantó un brazo y con su mano comenzó a recorrer la parte interna de sus piernas, comenzando por las pantorrillas y luego fue subiendo hasta pasar las rodillas y luego,  incluso arrimándole la pegada falda hacia arriba, siguió subiendo la mano hasta llegar a la parte más gruesa de sus muslos y rozarle los labios y sentir como la tanga de Ana estaba mojada de excitación.

ELLA

El sólo roce de la mano de su amado en sus piernas las puso muy caliente y mientras más subía más se calentaba,  por unos instantes le entró un poco de pudor e intentó detener su mano para que no pudiera seguir subiendo por su pierna pero Javier siguió firme en su movimiento y ella no tuvo fuerzas para detenerlo y  cuando la rozó en su parte más íntima, ella no pudo evitar mojarse y perder la cabeza, comenzó a bailar más provocativamente para ver si le hacía perder la cabeza como ella la estaba perdiendo, producto del alcohol y de la excitación. Nuevamente Javier puso un mano por la parte externa de su pierna y la fue subiendo hasta levantarle la falda y llegar a sus caderas y con un movimiento rápido tomó el hilo de su tanga y se la bajó hasta las rodillas, por un momento ella se sintió abochornada de que su ropa interior estuviera a la vista de todos y empujó la mano de Javier quién le dijo:

–          Tienes dos opciones, o te la vuelves a subir haciendo más evidente lo sucedido o la dejas resbalar hasta abajo y la dejas en el suelo

Ana comprendió que lo mejor era dejarla caer, pero aun con su excitación estaba enojada de que se la hubiera bajado, así que primero la dejó caer al suelo y ya liberada de la tanga se le acercó a Javier y empujándolo le dijo:

–          ¿Pues qué te has creído?

Javier muerto de risa la envolvió por la cintura con ambos brazos aprisionándola contra su cuerpo y mientras ella caía encima de él sobre el sofá, le susurró al oído:

–          ¡Tu dueño¡

Mientras comenzaba a besarle el cuello, Ana pudo sentir el miembro erecto de su amante bajo el pantalón chocaba contra su vagina, intentó unos instantes zafarse, pero la excitación sobrepasó la indignación y se rindió ante los brazos de su amado y comenzó a besarlo salvajemente, venciéndose  ante los deseos de él y los suyos propios, sin importarle quien pudiera verla, cuando dejó de poner oposición Javier la liberó de sus brazos y comenzó a apretarle el trasero sobre la falda para luego levantarle la falda y manosearla en las nalgas directamente, Ana completamente perdida en su excitación lo dejó hacer mientras seguía besándolo sin importarle quién la pudiera estar mirando, luego él comenzó a besarle en el cuello erizándola y luego fue bajando hasta sus hombros, besándolos, chupándolos mordiéndolos y su boca siguió bajando , llegó hasta su pecho y Ana se encontraba sobre de él arqueando la espalda pidiéndole que no parara, el con una mano le jaló el vestido para abajo dejando que un pezón saliera puesto que no llevaba brasier, el empiezo a chupárselo, estimulándolo con la punta de su lengua provocando que Ana se contorsionara de placer ahí enfrente de todo el mundo.

EL

Javier se encontraba en el climax de placer, solo le molestaba el pantalón de mezclilla que aprisionaba su miembro completamente erecto y apunto de estallar, como si Ana le hubiera leído la mente comenzó a quitarle el cinturón para luego desabrochar su pantalón y cuando estaba a punto de bajarle el cierre, Javier la detuvo, le acomodó el vestido, se levantó y tomándola de la mano se dirigió hacia los baños de aquel lugar, entró al baño de hombres y la metió junto con él, luego entraron a la primera cabina, y se empezaron a besar bestialmente, Ana le bajó el pantalón y se arrodilló para darle un placentero oral mientras Javier solo apoyaba cada mano en las paredes de la cabina completamente extasiado, Ana fue subiendo el ritmo hasta que el no pudo más y estalló de placer liberando su semen en la boca de su amante y ella mamó cada gota luego al ver  Javier que su erección no había bajado,  se sentó sobre el basín y Ana viendo hacia él se montó encima, permitiendo que su miembro la penetrase luego comenzó a levantarse y sentarse con el miembro dentro causándole gran placer, Javier le bajó el vestido por los hombros y sacó sus pechos y comenzó a mordisquear uno mientras rozaba con su pulgar el otro, Ana en completo éxtasis comenzó a dar pequeños gemiditos y luego le dijo:

–          Vente dentro, necesito tu leche caliente en mis entrañas

–          Lo haré pero esta vez será diferente

Le susurró Javier en el oído

Javier tomó a Ana por la caderas y la levantó, luego se levantó él y abrió la cabina, volteó a Ana y la hizo inclinarse y apoyarse sobre el lavabo del baño, le subió la falda hasta la cintura y dándole una nalgada la penetró de perrito una y otra vez mientras que pellizcaba los pezones que seguían al aire, mientras la embestía fue metiendo uno de sus dedos por el culo de Ana para irlo dilatando y poder entrar sin causarle tanto dolor, saco su verga y la fue clavando lentamente por aquel estrecho lugar y no pudo más que extasiarse al escuchar el gemido de placer que liberó su amante mientras la penetraba por atrás, comenzó a embestir lentamente para después aumentar el ritmo mientras apretaba con ambas manos sus nalgas y ella se tocaba los pezones junto con su clítoris para sentir una sensación de sumo gusto, cuando él estaba a punto de llegar comenzó a mover sus caderas atrapándolo para que no pudiera salir y tener el culo lleno de semen calientito obteniendo así un orgasmo muy placentero.

ELLA

 Alguien  habría avisado a la administración de aquel lugar lo que estaba sucediendo en el baño porque no tardaron en llegar dos personas de seguridad, para informarles que en aquel lugar no se permitía lo que estaban haciendo no sin antes clavar sus miradas lascivas en los pechos y el pubis de Ana que estaban descubiertos; ella avergonzada se tapó los pechos y se bajó el vestido, luego los guardias los escoltaron hasta la salida del lugar, antes pasaron a la mesa donde estaban por su bolsa y zapatos, mientras caminaba, gotas de semen y de su propio fluido vaginal le chorreaban por las piernas. Cuando salieron de ahí se dirigieron hacia la habitación de Javier, ella se sentía sumamente avergonzada y apenas llegó  se metió a la regadera para darse una ducha, se quitó el vestido de golpe, y dejó que la regadera con agua muy caliente le cayera encima, Javier igual se desvistió y se metió junto con ella

–          ¡Qué vergüenza que nos hayan agarrado así, todos descontrolados y cogiendo como animales! ¡ Esos tipos me vieron semi desnuda¡

–          ¿Vergüenza? Envidia la que tenían eso hueyes, y si te vieron medio desnuda ¿qué?, tienes un cuerpazo de envidia no tienes por qué avergonzarte de él

–          Bueno a decir verdad…. Me excitó un poco ver sus miradas lascivas sobre mi cuerpo…

–          Amor mío que te vean lo que quieran, yo seré el que te coge y nadie mas

Se comenzaron a besar bajo la regadera y luego Javier comenzó a enjabonarle todo el cuerpo con la ternura de un hombre enamorado.

                                                                                                            Fin del primer día. Continuará…….

Autor: Ana Santiago

basado en hechos reales.

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