Se lo metió en su boca y comenzó poco a poco a tratar de tragar cada vez más, llegaba a ahogarse en el intento pero esto no hacía que se detuviera
Cuando mi chica llegó esa noche, después de salir de copas con sus amigas, la noté alegre pero no tomada. Me saludó cariñosa y apasionada por lo que rápidamente estábamos haciendo el amor.
Comenzó con una mamada como hacía tiempo no me hacía, es decir, me recorría con su lengua toda la cabeza y luego, a medida que iba creciendo, el tronco a todo lo largo. Se lo metió en su boca y comenzó poco a poco a tratar de tragar cada vez más, llegaba a ahogarse en el intento pero esto no hacía que se detuviera, cuando le daban arcadas se lo sacaba para respirar y se lo pasaba por su cara dejándola llena de sus salivas, después se entretenía con mis bolas, lamiéndolas y tratando de metérselas en su boca.
Siguió mamando por un buen rato y se notaba que trataba de darme el mayor placer posible, seguía intentando tragárselo completo y para ello se tomaba de mis muslos para hacer fuerza, por mi parte, en el estado que me tenía y viendo cómo se estaba comportando, la tomaba de su cabeza y la forzaba para metérsela hasta la garganta y entonces bombearle, lo cual se esforzaba por soportar, pero cuando la soltaba y respiraba me regalaba una gran sonrisa.
Varios minutos en eso yo ya estaba a punto de explotar y pensé hacerlo adentro de su boca pero decidí tomarla del pelo y tirarla sobre la cama para desvestirla a tirones. Ya sin sus ajustados pantalones me lancé a disfrutar de su sexo y mi lengua lo encontró totalmente mojado, al igual que su pequeña tanga que hice a un lado para jugar con sus labios y clítoris.
Se retorcía de placer, jadeaba, gemía, me pedía que continuara, respiraba hondo y seguía gozando, en un momento comenzó a decirme que me necesitaba adentro, que se lo metiera, que me deseaba, que me la “culeara”, lo cual era exactamente lo que quería hacer.
Me puse de pie al lado de la cama y la acerqué tirándola desde sus muslos, me puse en posición y apoyé la cabeza, que se veía enorme sobre su vagina, ella me miraba ansiosa con una sonrisa y moviendo afirmativamente su cabeza. Empujé y al entrar la cabeza ella soltó un “aaahhhhhhh”, seguí empujando y, con lo mojada que estaba, fue entrando sin dificultad un poco más en cada estocada. Cuando ya había entrado la mitad comencé un bombeo lento pero rítmico mientras con mis manos la aferraba de la cintura y costillas. Ella comenzó a emitir sus jadeos que tanto me gustan, roncos y profundos, que me mostraban cuanto le estaba gustando y me alentaban a seguir entrando, lo cual seguí haciendo en cada bombeo, donde podía sentir cómo su carne se iba abriendo para recibirme a medida que yo forzaba un poco más.
Cuando ya logré penetrarla completamente, fui poco a poco aumentando el ritmo y con ello el nivel de pasión en mi chica, la que jadeaba y gemía ruidosamente, me miraba fijo y me repetía cuanto estaba gozando. Cuando comencé con un ritmo frenético ella ya gritaba y con sus manos se recorría su propio cuerpo acariciando sus tetas, vientre y clítoris.
Me retiré de golpe y cuando ella me miró sorprendida la alcé girándola y poniéndola de rodillas sobre la cama para volver a penetrarle sin aviso, su grito fue tan desgarrador que llegué a pensar que pude haberla dañado, sin embargo inmediatamente siguió gimiendo y pidiendo que continuara dándole tanto placer, a lo cual apoyé mi cuerpo con ambas manos en su espalda, haciendo que quedara con su cara y pecho sobre la cama para yo seguir entrando y saliendo con fuerza de su totalmente mojado choro.
Con cada penetración sentía que empujaba su aire haciendo que emitiera un chillido y cada vez que me retiraba sentía como su vagina se iba cerrando en el espacio que mi pene iba abandonando, para luego volver a entrar, con fuerza, abriéndome paso y provocando un nuevo chillido.
Tras algunos minutos así, ella me empezó a decir que su orgasmo ya venía, que no parara, que siguiera con fuerza, que le gustaba, que me necesitaba, que …… AAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!!!! y como conozco que cuando a mi chica le llega un orgasmo fuerte este es apoteósico, yo seguí bombeándole fuerte y ella siguió gritando y moviéndose desesperada, trataba de salirse pero yo la mantenía atrapada y bombeándole fuerte, haciendo que siguiera prolongando su placer y con ello sus alaridos y sus convulsiones. Con sus piernas logró sacarme pero yo la aprisioné con fuerza desde el cuello con mi mano izquierda y con la derecha comencé un fuerte masaje a su clítoris que provocó que retomara el nivel original del orgasmo, con nuevos alaridos y chillidos.
Cuando la solté, ella continuó un buen rato con temblores en su cuerpo, se abrazaba y me repetía que me quería, que le yo daba tanto, que no podría vivir sin mí.
Yo la abrazaba y le hacía cariño pero seguía excitado y completamente parado así que ella volvió a comenzar a chuparlo y acariciarlo, me miró a los ojos y me preguntó: “quieres metérmelo por atrás?”, eso, en ese momento, es como que si se abriera el cielo y mi cara debe haberlo mostrado, por que se giró y de costado me ofreció su redondo y perfecto trasero. Lo cual, pueden estar seguros, no pasa todos los días.
Lubricante de por medio, acaricié delicadamente su agujero, primero por fuera y luego introduciendo uno y dos dedos. La penetración fue lenta, muy lenta y suave, no quería hacerle daño después de tanto placer. No logré entrar completamente, pocas veces lo logro, pero el placer que iba teniendo y la pasión que iba subiendo nuevamente en el aire, llenaron la habitación nuevamente de gemidos y de invitaciones a seguir, a hacerlo más fuerte y más adentro. Cuando el ritmo ya era fuerte también llegaron las nalgadas y los garabatos: ay conchetumadre!!, dame fuerte wevón!!, toma puta de mierda!!! Te voy a partir en dos flaca culiá!!! La tomé del pelo, tirando hacia atrás, mientras le daba una serie de nalgadas yo le hablaba al oído diciendo que estaba exquisita y que tenía el mejor culo, mientras le daba con fuerza, ya sin contemplaciones. Tuvo un nuevo orgasmo, diferente que los anteriores, quedando en silencio, con la boca y ojos completamente abiertos, con la cara desfigurada, hasta que soltó un gruñido gutural, largo y ronco. Yo no pude aguantarme más y la puse en posición de recibir mis eyaculaciones, tomándola desde el pelo. El primer chorro voló sobre su cara y calló sobre la cama, el segundo dejó una línea larga desde el mentón hasta la frente, pasando por el costado del ojo, recuerdo que los tres siguientes fueron los más grandes y cayeron justo sobre su cara y boca, los siguientes bañaron sus tetas.
“Fueron diez!!” gritó ella. Por alguna extraña razón acostumbra contar los chorros de semen con que la baño y si son pocos queda como frustrada, pero si son cerca o más de diez es feliz.
Después de esa maravillosa sesión de sexo apasionado, ella me atendió agradecida, llevándome un refresco y un plato con diferentes berries.
Conversando, ella me contó de su salida con sus amigas y de los temas tocados, dentro de los cuales hablaron de lo frustradas que todas estaban sexualmente, las que tienen pareja estable contaban que tienen sexo rutinario, aburrido y escaso y las que sólo tienen parejas ocasionales contaban que costaba conquistar a alguien interesante y que, normalmente, después del sexo quedaban frustradas y mal atendidas.
Me contó que conversó con su mejor amiga y que esta le decía que sólo tenía orgasmos al masturbarse ya que hace mucho tiempo no tenía buen sexo. Esa noche la amiga andaba con una mini falda espectacular (yo la conozco y tiene un cuerpo trabajado en gimnasio increíble) y no lograba que ningún tipo interesante le hablara. Finalmente había conocido un tipo, nada especial, y que no sabía cómo le iría pues se vino a tener sexo conmigo.
Al rato recibió un mensaje por whatsapp de su amiga, que le decía “decepcionante”, y luego “otra noche con consolador”.
Entonces, ahí fue cuando mi chica me miró a los ojos y me dijo: “mi amor, y usted no sería tan bueno de hacer feliz a mi amiga que tanto lo necesita?? Aunque sea una sola vez?”.