Sexo anal con una polla monstruosa y dueño del pub

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Lo que les voy a contar sucedió hace pocos años cuando tenía 22 años. Les cuento que en ese entonces ya había comenzado mi carrera como modelo, rubia, alta, figura esbelta cola pardita y ojos verdes.

Tenía un novio de 24 y estábamos juntos hacía 2 años, mi familia lo adoraba, y yo también. El punto es que muchas veces mi imaginación volaba (y lo sigue haciendo;) hacia lo más salvaje y erótico del placer. El sexo con mi novio no estaba para nada mal pero yo necesito explorar otras aristas del goce. Es por eso que comencé a frecuentar paginas de contactos sexuales.

Di con un hombre que se autodenominaba «Anaconda» (sugerente verdad?) vi sus fotos y había una deliciosa correspondencia. Mmm el solo pensar tenerla adentro de mi cola me hacía arder de placer.

Concretamos un encuentro en un bar de Montevideo, Parque Rodo muy conocido, para tomar algo y si estaba todo bien ya irnos a otro lugar más intimo. Unos días antes del encuentro estaba en mi cama imaginando lo que pasaría, tan caliente pese al frío invierno, que se me ocurrió otra idea: iba a tratar de seducir al dueño a ver qué pasaba.

Llegó la noche esperada, fui al boliche de jean BIEN justo, botas de taco alto obvio, remerita roja con algo de brillo, campera símil cuero, el pelo con ondas y una gorra tipo boina. Mi llegada captó la atención de varios de los presentes: silencio y comentarios varios. Me encontré con «Anaconda» que estaba algo impactado según dijo, elegí una mesa bien frente a la barra y lo hice sentar de espaldas al dueño. Este último se nos acerco y pedimos algo para tomar, yo sonriendo simpáticamente mirándolo a los ojos. Comencé a hablar con el Anaconda para romper el hielo. Cada tanto me acercaba a su oído a susurrarle con voz ronca de la calentura que tenía las ganas que tenía de lamer, chupar y besársela. Mientras le hablaba crucé miradas con el dueño que volvió a mirar rápidamente para corroborar lo que había visto: yo lo estaba mirando fijo.

Esboce una pequeña sonrisa picara. Luego saque mi lengua y con la puntita lamí su lóbulo y su cuello recorriendolo de abajo hacia arriba, muy lentamente. «Anaconda» estaba totalmente entregado a mis caprichos, mi sedienta lengua mostraba alguna de sus habilidades que seguro despertaba la imaginación y el morbo de quien lo recibía.

Luego mi mano derecha se poso en su miembro bajo la mesa que ya estaba duro y comencé a acariciarla mientras le decía las ganas que tenía de sentirla bien adentro, todo esto mirando al de la barra sin desviar la mirada.

A todo esto el dueño estaba detrás de la barra, se recosto cruzando los brazos, mirándome ya sin disimulo moviendo la cabeza negativamente y leo en sus labios: No podés!!! y se muerde el labio inferior como conteniendo una excitación incontrolable. No podía verla pero me imaginé que también él la tendría dura y palpitante, allí, detrás de la barra.

Ya sumamente excitada le dije al anaconda para irnos a su casa, pago y salimos. A los pocos pasos le digo: «me olvidé de la gorra, espérame en el auto ya vuelvo», obviamente parte del plan.

Al entrar directo al dueño le digo «a qué hora cerras? me esperas? dejo a mi novio y vuelvo», a lo que respondió que a las 3 aprox. «y te espero, por supuesto!»

Nos fuimos a la casa del anaconda en su auto y en el camino saque su miembro y comencé a acariciarlo suavemente, humedecí mis dedos y jugaba con su frenillo y cabeza. La agarre con toda mi mano firmemente, tenía un miembro muy importante digamos que mi dedo pulgar e índice no llegaban a unirse y de largo estimo unos 23cm, mi excitación hizo que bajara a pasarle la lengua sin condón (algo que no hago con desconocidos) recorriéndola toda, el manejaba lo más rápido que podía y en los semáforos, miraba hacia su pija para no perderse del show.

Al llegar a su casa edificio ubicado detrás del shopping Montevideo subimos por las escaleras a su apto en el primer piso: yo adelante y el atrás, acariciándome el culito con cada escalón subido a lo que yo correspondía con sinuosos movimientos y sonrisas.

Entramos y nos empezamos a refregar todo mientras nos sacamos la ropa en el living que daba a un gran ventanal a la calle.

Lo siguiente que hice fue recostarme en el sillón y abrir bien las piernas y le dije: » dale vení a darme unos besitos» El obediente hizo lo ordenado, mientras yo me retorcía y temblaba con cada orgasmo (así son los míos 😉 me encantaba verlo ahí sumiso a mis pedidos, complaciéndome.

«Ahora me toca a mí» dije. Comencé por los gemelos que estaban afeitados (excelente! Pensé, como me gusta a mi) justo en medio de ellos y abajo, presionando en ese punto y subiendo como una gatita mimosa y mirándolo con mis ojitos verdes.

El relajado recostado en el sillón disfrutaba mis mimos.

Me la fui metiendo cada vez más profundo, pero vi que no me entraba toda era muy grande y ahora con voz de nena le pedí que me ayudara a metérmela toda.

Sin dudarlo me agarro la cabeza con las dos manos y me empujó hasta el fondo. Sentía en mi garganta su virilidad y de tanto embiste me generó alguna arcada que hizo caer alguna lagrima.

«Me haces llorar por la pija» le dije. El se rio soberbiamente, «se nota que te encanta».

Al rato le digo: «señor me permite tomar asiento?» «si claro señiorita » respondió riendo por tanta formalidad y me senté en esa pija que estaba ya dura como roca.

Comencé a moverme y a tener orgasmos, gemía y temblaba uno tras otro, mientras él me acariciaba el culo y otras veces lo agarraba más fuerte.

-«te gusta mucho mi cola no?”

«Si por supuesto»

Salí de la pija y me puse en cuatro mirando el respaldo del sillón. «si la querés dale unos besos»

Era evidente que sí lo quería porque me agarro de las dos piernas y me llenó de su lengua mi agujerito, se despego, lo agarro co una mano y dijo: «Pobre culito!».

HDP! El sabía que me lo iba a partir, a mi que siempre me trataron como una princesita me estaba tratando como una atorranta!!!

Le agarré la pija, apunte y me la fui metiendo despacito, haciendo círculos, sintiendo como me lo iba abriendo, llenando mi culo de pija… mmm, yo me movía y abrí mis cachetes para que entrara un poquito más: » Para! todavía no entró toda: queda un cm más, daleee» A lo que él me agarro de las caderas y me ayudó con un golpe seco «sí ahora sí, ahora si podes moverte»

Comenzó con las embestidas que fueron incrementando la intensidad, me estaba dando de bomba el hdp!

Pero yo quería más: «dale dame más fuerte» le gritaba, mientras pensaba en que los vecinos estarían escuchando todo, je je.

El se esforzaba por demostrar su hombría y acallar mis gritos dándome más fuerte, pero le grite desde lo más profundo de mi y sin ningún recato: «Daleeeee partime el culooooo!!!» instantáneamente las embestidas se intensificaron y brotó un torrente de esperma (en el condón obvio), fue delicioso sentir los bombeos de esa pija dentro mio, cosa que me ocasionó otro orgasmo.

El satisfecho y yo no tanto, quería más, estaba caliente: Me vestí rápido, me dio dinero para el taxi y me dijo “que hembra hermosa sos”, y me fui al bar.

Apenas entré, el dueño echo a todos los presentes y bajó la cortina. Comencé a moverme sensualmente mientras me sacaba la remera y el jean, y al quedarme con mi tanguita roja y el bra, me subí arriba de la mesa donde antes había estado con el Anaconda, todo esto me estaba excitando muchísimo!!!

Se acercó y me acariciaba el cuerpo, me ayudó a sacar la ropa que faltaba.

Me recoste arriba de la mesa y comenzó a chuparmela que ya estaban muy usada.

Lo recoste contra la barra y bajé a hacerle un buen oral, comence con toques suaves con mi lengua, pequeños chuponcitos en la cabeza y a lo largo hasta que me la metí hasta la garganta y le hice pequeños círculos con mi boca, que pareció excitarlo mucho. Lo empecé a cojer con mi boca y le pedí ayuda, que como otro buen caballero no se negó en ofrecerme. El calculo tenía unos 45 años aprox. Subi un pie en una silla parada contra la mesa, me cojió por la dulce bien rico, me agarró del culo y me preguntó: ¿lo entregas? Si y me encanta! Fue la respuesta.

Puse mis antebrazos en la mesa y él me la fue metiendo hasta el fondo. Claro que ya lo tenía re abierto y lubricado. Qué puta me sentí en ese momento! Qué hermoso fue! La mesa golpeaba contra la pared de cada vergazo, que sonido tan erótico!!!

Tenía el culito manzana, palpitando, tan sensible estaba que tuve un gran orgasmo, el me decía en el oido: como le vas a pasar la lengua así a tu novio!, ah creí que te había gustado?! Me excitas mucho que puta que sos!, si? Entonces daleee dame duro!!! Y largo un chorro de leche caliente en mi interior.

Contenta, salí victoriosa, me tome un taxi y me dirigi a la casa de mi novio, donde me esperaba en la cama, «como te fue con tus amigas? Todo bien? «Claro amor, la verdad me aburrí un poco no veía la hora de volver para verte» y tuve que bajar y chuparsela para que no se diera cuenta lo agrandado que había quedado mi trasero.

Después de tragarme toda la lechita dormimos haciendo cucharita como a mí más me gusta.