Sexo con la mujer de un amigo

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Transcurrieron pocos días y me llamo Macarena para contarme las novedades y estaba alegre, con risa nerviosa y no dejaba de decirme que no sabía por dónde empezar ni cómo. No me dejaba hablar nada más se oía ella y tuve que cortar la llamada para que se diera cuenta de que nada más hablaba ella.

— Pelayo que se ha cortado la llamada.

— No se ha cortado que he sido yo.

— Por qué?

— Para que me escuches, que no me has dejado decir nada. Vamos a ver, empieza por algo y luego continuas, sin volverme loco, que si no, no te entiendo.

— Que Marcelo quiere vernos.

— Detalla lo de que quiere vernos.

— Que quiere vernos a los dos juntos y con dudas si participará o no.

— Qué les has dicho?

— Que no lo sabía seguro, que lo tenía que pensar y que antes había que hablarlo contigo.

— Por eso me estás llamando?

— No, que va. Le he dicho que él es quien tiene que hablar contigo, porque quería que fuera yo y me he negado. Así que se ha ido con el rabo entre las piernas y sin saber cómo proponértelo, porque aunque me ha pedido consejo, me he negado.

— Que zorra que eres.

— Jajajajaja, pues no sabe lo que le espera.

Le había dicho que era una zorra, pero era mucho más que eso. Durante toda la mañana estuve esperando una llamada de Marcelo y no se produjo. Pensé que no se atrevía o que se había echado para atrás. Poco antes de salir a comer algo llegó Marcelo y le ofrecí venirse a comer con las dos personas que iba, quería que habláramos un momento, me quedé con él mientras los demás se adelantaron.

— Has hablado con Macarena?

— No, hace bastante que no hablo con ella ni contigo. Sucede algo? No te habrás separado?

— No que va, que iba a hacer separándome.

— Bueno, entonces qué sucede, que traes cara de funeral.

— Quiero veros a Macarena y a ti juntos.

— Como que juntos?

— No me hagas detallarlo, me gustaría veros en la cama.

— Vamos, que quieres vernos follar. Pues dilo.

— Que más te da como lo he dicho, si lo has entendido a la primera.

— No estoy muy convencido. Porque no te veo convencido.

— Que si lo estoy. Que estoy seguro.

— Así que te ha gustado y te ha puesto cachondo saber que me la he follado. Reconócelo.

— Pues sí. Ya está. Qué dices?

— Que sí, pero con dos condiciones.

— Cuales?

— Quiero que seas tu quien la prepare para mí y que obedecerás sin rechistar a todo.

— La primera condición si y la segunda no sé, porque no sé qué tienes en la cabeza.

— Pues nada, no hay nada que hacer.

— Lo podemos hablar, negociar.

— O un sí o un no. Porque no hay nada que negociar. Vamos a comer algo y ya me contestaras cuando quieras.

No quería ir pero al final se vino a comer. Temas de conversaciones, el virus, la vacunas, si el verano sería normal y llegó el tema clave, El Valencia, que uno de los que venían conmigo era del Barça y el otro del Levante. El Valencia lo llevo en las venas, en mi corazón y por eso empatizo tanto con los que son del Valencia, no lo puedo evitar. Marcelo había hablado poco, pero hablo algo y con lo del Valencia habló poco, pero lo que dijo fue hiriente, que el Real Madrid, equipo del que era socio, era mucho mejor que el Valencia, que por eso iban mejor y porque le echaban más cojones que los del Valencia. Los otros le rieron la gracia y me mató cuando dijo que los socios del Valencia éramos unos llorones. Me tuve que morder la lengua para no decirle, que seriamos llorones pero que bien que se follaba su mujer a uno del Valencia. Le sonó el móvil y respondió a la llamada diciendo que ya iba. Se disculpó y me dijo “no puedo quedarme, me ha salido una urgencia, os tengo que dejar. Pelayo que a lo que hablábamos antes, que SI, que lo que tú digas está bien. Ya hablamos” y pensé que ya vería quién era el llorón.

Para empezar al día siguiente hable con Macarena, ya sabía que su marido había agachado la cabeza y admitido los cuernos. Hice que le llamara para que viniera a recogerla a las dos de la tarde. Le llamó delante mía y no le dio ocasión. Luego le llame yo cuando me quede solo para decirle, “esta noche voy a ir a tu casa a follarme a tu mujer, organízalo todo y quiero que la vista como a una auténtica puta, nada de tonterías, me la tienes que entregar totalmente preparada y lista” fue a poner alguna pega y no se lo permití, “si cuando llegue no está vestida o desvestida adecuadamente, me marcho y ojo, no vuelvo” al final me dijo que OK. de eso no le dije nada a su mujer. Un poco antes de las dos llame a Macarena y nos empezamos a enrollar, no tuve que hacer ningún esfuerzo. Quise que me comiera el rabo, ella me recordó que su marido estaba a punto de llegar, “ya lo sé, si eso es lo que quiero, que te vea comerme el rabo, no te apetece?” Macarena solo me pregunto que donde nos poníamos y lo que hice fue echar mi sillón para atrás y ella no se lo pensó, vino y se agacho. Los que estaban trabajando sabían que a la hora se tenían que marchar y no hacía falta que me dijeran nada, es mas les había avisado que se podían ir un poco antes y que no cerraran la puerta de la entrada que ya lo haría yo.

Por lo que no me esperaba que nadie entrara salvo Marcelo cuando llegara. Que sería sobre las 2,10 o 2,15. Sin esperármelo la puerta se abrió y asomó la cabeza Reina una informática de una empresa que se había contratado para montar y equipar las oficinas. Que no iba a estar mucho con nosotros, salvo cuando hubiera alguna avería o algún problema, que vendría ella o cualquier otra persona de su empresa. Reina tiene 28 años, buenas tetas, buen culo y un buen cuerpo en general. Los que la ven dicen que tiene labios de mamona y bien mirado tiene una boca morbosa. Le había tirado ficha alguna vez, pero era una chica con apariencia vergonzosa, sabía que tenía novio, que vivían juntos y por lo que sabía se metiera con ellas las demás, porque cada vez que hablaban de chicos, se ponía colorada. Cuando asomó su cabeza vio perfectamente que Macarena me estaba haciendo una mamada, aunque no viera con exactitud como lo hacía. Desde donde estaba como mínimo vería la cabeza. Quedó paralizada y nuestras miradas coincidieron, estuvo unos segundos y casi se le caen sus gafas redondas, que le hacían la cara de niña empollona.

Segunda vez que se abre la puerta y es Marcelo, le digo que pase y se siente que su mujer no tardará en acabar. Le saltaban los ojos y su mujer se movió supongo que para que la viera mejor y para ella verlo. Tal vez exagere un poco, pero la corrida fue exagerada y no me callé nada. Macarena cuando acabó, se levantó con una sonrisa y luego se fue a saludar a su marido, le quiso morrear y el solo permitió un beso en los labios. No di tiempo a nada, les dije que adiós y que ya nos veríamos. Ella no sabía que sería muy pronto. Antes de irme a la casa de ellos, comí un poco, porque mi intención era no cenar de entrada. Antes de ir, me llamo Macarena y me hablaba en voz baja, estaba en el baño y ya sabía que iría a su casa. “Que malvado que eres, no veas como esta de salido Marcelo. No lo había visto de esa manera nunca, pero te llamaba no para decirte esto, es que me ha dicho que no le importaría que me metiera un poco con él, que lo aceptaría. Que si lo traduzco bien, es que le digamos de todo. Te parece bien?” y mi contestación fue que le haríamos muy feliz, ella se echó a reír y me dijo que era un poco cabrón.

Me abrió la puerta Marcelo y se veía que no sabía por dónde le venía el viento. Entre y le dije, “venga tráeme mi regalo y antes quiero que estés desnudo” me dejó en el salón que vi la mesa preparada y luego trajo a su mujer o vino con su mujer. Macarena venia con un babydoll de color rojo. Transparente donde se distinguían bien los pezones y las mini bragas que lleva, liguero y medias rojas, con zapatos con tacones rojos también. Estaba muy maquillada y estaba leona. El contraste junto a Marcelo, desnudo con una erección y un rabo muy normalito. Al estar de esa manera, Marcelo ya no se echaría para atrás. Se dio la vuelta Macarena a petición de su marido y sus bragas llevaban una tirita metida por las nalgas y dejaban su culo al aire. Me acerque a ella y acaricie su culo y luego delante de su marido, lo azote dos veces. Era como si hiciera posesión de ella y aparte a Marcelo. Luego se lo puse en bandeja a Macarena “venga puta alguien me tiene que desnudar o lo haces tú o tu marido, quien me va a desnudar?” Macarena no lo dudo, “cornudo desnuda a mi macho que me va a dar la cogida más grande de mi vida” creí que se haría el remiso, pero no, vino convencido y siguió las instrucciones de ella, empezó quitándome el chaleco y la camiseta. Después mientras ella me acariciaba mis pechos abrazándome desde atrás, su marido me empezó a quitar los zapatos, los pantalones y luego cuando su mujer se lo indico, los slip.

Estaba de rodillas y cuando me quito el slip mi rabo salió de su encierro empalmado y moviéndose como si tuviera vida propia. Le sorprendió y se quedó mirándolo. Era distinto en todo al suyo. El mío circuncidado, con un capullo grande, grueso, largo y depilado. Se echó para atrás como si quemara, pero seguía arrodillado y su mujer mirando, si le había pedido que se metieran con él, su mujer estaba dispuesta a ello. “Hasta ahora lo estás haciendo muy bien, pero esta ha sido la parte más fácil, ahora te llega la más placentera cornudo. Ahora vas a lubricarlo bien, lo vas a dejar preparado para la puta de tu mujer, para la madre de tus hijos” a esto Marcelo ya no estaba ni un poco dispuesto. Ella no se rindió, “venga, ves haciendo lo que te diga. Échate un poco de saliva en la mano, VENGA HAZLO, ahora agarra y mueve la mano, como si te hicieras una paja a ti mismo, eso no te lo tengo que explicar, verdad? PUES A QUÉ ESPERAS ¡CORNUDO!” se había puesto saliva en la mano y temeroso, me agarró el rabo, Macarena le fue indicando el ritmo y poco después no hacía falta que le indicara, lo hacía él solo.

Marcela se puso junto a él y le decía que ahora le tocaba dar el otro paso, llevársela a la boca. Como a eso no estaba dispuesto, ella lo intentó por las malas, le agarró del pelo y lo acercaba a mi rabo, le dio en la cara varias veces y al final, parecía que se lo metía en la boca forzado, pero no era tanto, porque aunque hacía amagos para sacarla de la boca y ruidos como de náuseas, bien que su lengua daba en mi capullo. Nos fuimos para su habitación, nos acostamos los tres en la cama y ella que estaba fuera de sí se desnudó y no quiso quitarse ni el liguero, ni las medias, ni los zapatos. Quería que la follara y aunque su marido estaba bastante desubicado, quería que participara, no quería dejarle de lado, por eso me tumbe e hice que ella se sentase sobre mi rabo dándome la espalda, de tal manera que él tuviera a su mujer de frente, para que se pudieran besar, que pudiera comerse sus tetas o el coño. Pero él se quedó parado y fue su mujer la que le fue mandando, desde que le comiera las tetas hasta que al final le comiera el coño. Estando todo en el nivel más alto, él se marchó, nos dejó solos y no tenía intención de volver porque cerró la puerta al salir. Macarena se dio la vuelta follando cara a cara y tuvimos una buena corrida, porque nos corrimos los dos. No se me bajo el empalme del todo y quería seguir, quería continuar y ella también, algo le vino a la cabeza y me dijo de parar, lo entendí, Marcelo se debía de sentir mal por lo que fuera. Antes de irse lanzó una queja rabiosa, “que rabia, estoy más cachonda que nunca y como me ha puesto ver cómo te comía, quiero más, mucho más, espera” y se fue a buscar a su marido. Le había dado un ataque de cuernos seguro, pero nada de eso, vino alterada, Marcelo estaba sangrando por la nariz, como si fuera una matanza. Vestirnos corriendo y llevarlo a la residencia. Fue un susto y nada importante, según los médicos de hecho no le ingresaron, estuvo en observación y por la mañana le dejaron salir y seguir con su vida normal.

Ese día no dormí nada, porque me fui directo a trabajar. Me di una buena cabezada porque no hubo nada importante en la mañana. A las 11 que suelen salir a almorzar y me dijeron si bajaba, dije que sí y baje con el resto. Con esto de que no se pueden estar juntos más de cuatro, nos colocamos en mesas separadas, pero oyéndonos todos. Reina era la más comedida y cuando coincidían nuestras miradas se ponía nerviosa. Mi intención era haber hablado con ella pero no me atreví, no por nada, por no hacer que se sintiera mal, era demasiado tímida y además en unos meses, ya no estaría con nosotros, estaría de vuelta en su empresa. Terminamos de almorzar y tenía que recibir a un comercial, que de momento eran las visitas más numerosas, venían me trataban de vender lo que fueran y como los anuncios a 9 de cada 10 les decía que no. Una vez que termine con el que llegó la que controla de momento las visitas y mi agenda me avisó de que Reina tenía que hablar conmigo, que le había dicho que la avisara cuando estuviera libre, me pregunto y le dije que me diera unos minutos y que la avisara. De momento en raras ocasiones cierro la puerta del despacho, salvo que alguien no quiera que se pueda oír lo que me digan, visitas de fuera, o alguna que a mí no me interesaba que vieran lo que pasaba, estas las que menos, muy raras las veces.

— Pelayo, te importa que cierre la puerta?

— Si te encuentras mejor, pues cierra (y cerro)

— Si me encuentro mejor porque lo que tengo que decir no es para que nadie lo pueda oír.

— Pues venga que es eso que no quieres que oiga nadie.

— Es por lo que vi ayer, que no fue intencionado.

— Qué es lo que viste? (ella sabía que la había visto, lo que quería saber si sabía con quién estaba)

— Pues vi que alguien te hacía un “mami blue” y tenía dudas, luego vi entrar a su marido y se me quitaron, como se me quito que era consciente de lo que pasaba, porque dejó la puerta abierta.

— Si lo que pretendes es dinero, estas patinado, soy soltero sin compromiso y me la pela.

— Quiero algo pero no es eso. Que si dices que no, tampoco lo voy a ir largando por ahí.

— Si no es dinero, qué es lo que quieres?

— Muy sencillo, mi pareja y yo queremos probar un trio y he pensado que podíamos probar contigo. (coño con la vergonzosa, no había acertado en nada con ella)

— De quién ha partido hacer el trío? Qué edad tiene tu pareja? Y qué papel tenéis cada uno?

— El trío ha partido de Carlos mi pareja. Tiene 35 años. El papel es que quiere que me lo pase bien y es una persona abierta siempre a lo que yo quiera.

— Muy bien, se me han ocurrido dos más, en qué trabaja? y cuánto lleváis juntos?

— Él es médico y llevamos 12 años juntos.

— Podemos ir a tomar algo y vemos si nos caemos bien.

— Tú me gustas y sé que te gusto porque te he visto venir varias veces, pero no sé porque te cortaste.

— jajajajajaja, porque creía que eras muy vergonzosa.

— jajajajajaja, ya verás lo vergonzosa que soy, te vas a poner hasta rojo, bueno si al final hacemos algo. Ahora te pregunto una cosa, tú eres bi, porque nosotros somos bi curiosos y te parece tomar esta tarde algo los tres?

— Nunca he entendido lo de bi curiosos, alguien me lo tiene que explicar un día. Hoy imposible de quedar pero si quieres mañana, que se venga a la hora de almorzar.

— Me parece bien.

Vaya sorpresa me lleve con Reina. Ya no me atrevía a pensar como seria en el sexo y menos cuando me dijo que ya vería lo vergonzosa que era, porque lo dijo con segundas. Por la noche estuve hablando con Macarena y quedamos que próximamente nos veríamos con más tranquilidad y sin sobresaltos. Tengo que dormir ocho horas como mínimo, porque si no voy renqueando todo el día. Me acosté más temprano de lo habitual. Al día siguiente nos llegó trabajo a última hora y Reina se quedó haciendo cosas esperando a que saliera. Me dijo donde tenía su coche aparcado, la marca y el color. Como mi coche estaba en el parking fui en su dirección y continúe detrás de su coche. Había estado ya con innumerables parejas, pero esta situación era distinta, lo intuía. Subimos a su piso, pequeño pero coqueto. Me presento a Aníbal, era de mí misma estatura, menos conservado físicamente, más normal. Me saludó con efusividad y en cinco minutos me trataba como a un amigo de siempre. Me callo bien. Reina que iba con pantalones se disculpó y dijo que se iba a poner cómoda. El novio se empeñó en darme a probar un licor de hierbas que hacía él. Estaba muy bueno, pero era un leñazo de lo fuerte que era y se enrollo a hablar conmigo.

— Ya me ha dicho Reina que tú tienes experiencia, eso es bueno, porque nosotros la teoría la tenemos bien aprendida, la práctica nula. Pero aprendemos rápido ya verás.

— Eso lo mejor es viéndolo sobre la marcha.

— Somos bi curiosos que creo que te lo ha dicho Reina.

— Algo me dijo, aunque nunca he entendido ese término de bi curiosos.

— Jajajajajajaja, pues que Reina tiene curiosidad por estar con otra chica y tener un encuentro de momento light y yo, bueno he tenido de pequeño toqueteos con algún chico y fue bueno.

— Me parece bien. Y cómo os habéis decidido? Has sido tú el que querías?

— Que va ha sido cosa de los dos. Lo difícil era encontrar al candidato, porque primero queríamos con un chico y Reina es muy exigente no le gustaba nadie, los de los contactos, al principio muy bien, luego unos ordinarios. También hubo uno que conocía de coincidir con él en un trabajo, que la quiso ligar y cuando le dijo que sí, pero que tenía que estar yo, se esfumó.

Lo siguiente fue más personal, de su trabajo del mío. De sus horarios etc. y entró Reina, que según nos dijo se había dado una ducha, se había cambiado de ropa, falda vaquera corta y camisa por fuera, donde se distinguía que no llevaba sujetador. Se sentó junto a su novio. Al sentarse se le levantó más la falda y se veía que tenía unos muslos bonitos. La “infantil” Reina era directa, lo que me gustaba mucho, “Para conocernos mejor voy a empezar diciendo lo que me gusta, tú lo sabes prácticamente todo Aníbal, pero para que Pelayo lo sepa, desde pequeña y ahora, mis fantasías van por ser poseída, que me folle un macho, MACHO, en plan brutal, incluso un poco zafio, un hombre grande, preguntas?” es que no hay nada mejor que alguien hable del sexo sin adornos, en una mujer es mucho más gratificante. Y como dijo que podíamos preguntar, “bueno tu pareja es grande, se le ve potente” es que no se cortaba miro a Aníbal y dijo, “JA, JA, JA, has oído Aníbal? Eso fue en lo primero que me fije, su tamaño, sus manos. Nos enamoramos y descubrí que era un osito, muy tierno y no vamos a mentirnos, un error es pensar que todo va en proporción Jajajajaja, que chasco” y Aníbal acompañando las risas de su novia, “que tampoco la tengo tan mal, ya quisiera alguno tenerla igual” les dejaba seguir con sus “confesiones” y Aníbal le decía, “es que tú eres muy puta amor, que le vamos a hacer, así te conocí y así te quiero” me recalcaron que desde que estaban juntos ninguno le había puesto los cuernos al otro, en el terreno físico y se reían.

La falda de Macarena llevaba unos botones de color cobre por delante y uno desabrochado. Macarena fue a poner más bebida para los tres y esta vez se sentó junto a mí. Le daba la espalda a su novio, no del todo pero algo. Me pregunto a mí y en vez de contestar, lo que hice es llevar una de mis manos a sus piernas, miró hacia su novio y abrió las piernas despacio, descubrí que está preparada y dispuesta para todo, porque no llevaba bragas. Fui un poco brusco intencionadamente, metiéndole dos dedos dentro de su coño, dio un bote y un quejido, me agarro de la cara con sus manos y me beso suciamente, con lametones y mirando a su novio. Intento desabrocharse la falda y le di un manotazo, no quería que se la quitara. Seguí pajeándola y ella lanzando quejidos. Me pedía que se la metiera, que me tenía muchas ganas desde hace tiempo y la ignoraba, como se puso burra queriendo subirse encima, agarre su cara con fuerza con una sola mano, “se hace lo que digo y cuando digo y ahora te toca comerme el rabo, si lo haces bien ya veremos que te hago” sus ojos decían que le gustaba. Quería comérmelo estando en el sillón y no la deje, le dije que se pusiera de rodillas entre mis piernas y cuando está de pie entre mis piernas y se iba a agachar, agarre la camisa, dándole un tirón que arranque los botones, se la quite y me deslumbraron sus tetas, grandes bien tiesas y con los pezones color café, de tamaño normal para lo que eran el volumen de sus tetas.

Siendo obediente se arrodillo y no le deje tocarme, estaba atento a todo lo que quería hacer y la dirigía, me desabrocho el pantalón. La aparte y me quite el pantalón y mi rabo quedo a la altura de su cara, lo agarro y con cara de guarra le decía a su novio, “ves, este si está muy bien proporcionado, aprende” como desde donde estaba sentado Marcelo no lo vería bien, le dije que se sentara a mi lado. Lo hizo ipso facto y al minuto se estaba tocando su paquete. Después de lamerme bien el rabo y comerme las pelotas, Macarena inició la comida de rabo. Le costaba al principio pero rápido se lo metía bien, puse mi mano en su cabeza y la empujaba sin ceder hasta que se la metía todo lo que podía, aguantaba bien, unas ligeras arcadas pero sabía comerse un rabo no tenía dudas. Repartía sus miradas porque nos miraba a los dos y cuanto más se metía el rabo en su boca, miraba a su novio. Marcelo se desabrocho el pantalón sin llegar a quitárselo y sacó su rabo, que era un tamaño de no más de 14 centímetros y de un grosor normal, que con lo grande que era él, es verdad que no le pegaba. Macarena que seguía sin cortarse saco mi rabo de su boca, eso sí, sin soltarlo y le dijo al novio, “está seguro que no es como las que has tocado de chaval, no te apetece tocarla? Venga que seguro que a Pelayo no le importa que un cornudo maricón le toque su polla” se veía que quería pero no se atrevía, hasta que su novia le agarro la mano y la llevo a mi rabo, ella dominándole “sujétala bien, mientras sigo comiéndomela” y el bien que sujetaba mi rabo. Ella paraba y se estiraba para que su novio la besara y se pegaban unos muerdos exagerados y ella le decía una y otra vez, “te gusta que la boca de tu mujer sepa a polla de otro, que guarro que eres”

A él no lo sé, que creo que también, pero ella que era muy expresiva estaba claro que todo eso le ponía muy cachonda, cachondísima. Eran pura complicidad y algo quería Reina y se notaba que andaba detrás de algo, no tardé en descubrirlo ni tampoco su novia, que al darse cuenta se echaba hacia atrás, porque ella quería que chupara mi rabo. Se lo pedía de forma infantil y al final decía, “venga cariño, un par de lengüetazos, que sé que te va a gastar y a mí me va a poner muy perra” y no dejaba de hacerle mimos en la cara hasta que Aníbal me lamió el prepucio, ante los ánimos de ella él se dejó convencer y se lo metió un poco en la boca, ella se empezó a tocar y era verdad que le ponía cachonda la situación, porque empezó a gritar y su novio se lo metía mas hasta que ella se corrió con la escena que veía. Quite al novio e hice que la novia se sentara sobre mis piernas, no tardé en tener mi rabo en su coño y él no podía verlo porque no deje que se quitara la falda, pero sabía que me la estaba follando y el intuirlo, no ver como pasaba a él le ponía muy cachondo, se desnudó y miraba a su novia que le devolvía la mirada haciendo gestos con la boca y mandando besos. “que pena que no puedas ver la polla como me taladra amor, la siento muy profunda, menuda polla es una puta pasada, me tiene inundada, esto sí que es hacerte cornudo por la puerta grande” y el acabo corriéndose sobre una servilleta de papel, ahora si le desabroché la falda del todo y se la quite, él se colocó detrás de su novia y ahora sí podía ver como mi rabo llenaba su coño. Reina se corrió y sonó estruendoso.

Quería ir a su cama, pero ellos no, aunque ella hizo el amago. Como no me había corrido, seguíamos moviéndonos y Reina al oído me dijo que él no quería que lo hiciéramos en la cama que usaban ellos. “Pues es una putada porque quería que Aníbal se sentara en tu boca mientras te follaba, para que tuviera una posición de privilegio” y Aníbal dijo que por una vez, podían hacer la excepción. Ella se levantó le dio un beso en la boca y nos fuimos para la habitación. Sin decir nada Aníbal se tumbó el primero y ella se coloca como si hiciera un 69, pero no le dio tiempo, porque le agarré del pelo, dándole tirones suaves, pero intensos, haciendo que su cabeza estuviera levantada.

Le clavé el rabo de un golpe, grito y empecé sacando casi todo el rabo y con un golpe de mi cuerpo, se lo incrustaba de nuevo. Con la mano libre, castigaba sus nalgas con unos secos azotes, que tenían que ser dolorosos y ella solo gemía fuerte. Su novio le comía el coño, porque de vez en cuando su lengua se iba a mi rabo. Se lo decía a Reina, “menudo maricón de novio que tienes, cada vez que puede me chupa el rabo” y eso a ella le ponía más “si ya sabía yo que era un maricón de mierda, por esos es tan delicado follándome” y esta vez se corrió con mas gritos y le llene el coño con una buena corrida, antes de que se iniciara el bajón en mi rabo, saque mi rabo y lo dirijo a la entrada del culo y se lo folle de forma brutal. Ella ahora sí que gritaba y me insultaba, “hijo de puta, cabrón, me vas a destrozar el culo, para, no sigas, Aníbal, Aníbal, que hijo de puta, me está dando por culo en tu puta cara, como me gusta sigue así cabronazo y tu come bien mi coño que lo tienes que dejar limpio” de nuevo nos corrimos y me corrí dentro de su culo. Se levantó un poco, se sentó mejor en la boca de su novio y esta vez nos morreábamos los dos. Resoplaba y me decía que nunca había pasado tanto calor. Se levantó de la cara de su novio que estaba toda la zona roja y llena de todo tipos de líquidos. Ella le besó y el beso duró bastantes minutos. No quería tener que quedarme en su casa por el control de la hora tope en la que se podía estar en la calle y me vestí a toda velocidad y me marché.