Solo deciros que hacía tiempo que no disfrutábamos tanto y que lo del masaje es ya una rutina habitual en nuestro matrimonio
Buenas, me presento me llamo Olga y tengo 35 años, soy una mujer rubia, mediana estatura y de complexión fuerte, es decir un cuerpo bien proporcionado y que agrada a los hombres. Mi marido Luis es un hombre de 38 años bien cuidado de gimnasio y bastante atractivo en líneas generales.
Llevamos casados más de 7 años y la verdad es que nuestra convivencia es muy buena y referente al sexo bastante activo y satisfactorio.
Monotonía en la pareja…
No obstante no me gusta relajarme e intento constantemente satisfacerle e innovar a nivel sexual para que no se apague la chispa. El otro día sin ir más lejos navegando por internet descubrí una web que me cautivó bastante y que trataba sobre cosas o rituales sexuales para mejorar las relaciones de pareja y la verdad es que tomé nota de algunos consejos o rituales.
Uno de esos rituales era un vídeo corto donde se observaba a una pareja desnudos y embadurnados de aceite hasta arriba, masajeándose ambos cada poro de su cuerpo, era algo muy sensual la verdad…
Por lo tanto Compre un aceite con aroma a coco y lo dejé junto a mi mesita escondido para que no lo viera mi marido cuando llegara del trabajo. Yo estaba totalmente desnuda debajo de las sábanas y esperaba su llegada para darle una tremenda sorpresa y aparte tenía preparado el jueguecito del masaje por si acaso…
¡Hola nena, como estás!
¡Hola mi amor esperándote aquí dentro!
Luis que ya me conoce como si me hubiera parido sabía que algo había por lo que se desnudó en unos segundos y se metió dentro de la cama conmigo, empezó a besarme y acariciar mis senos, pero antes de que nos pusiéramos a tono, lo tumbé boca abajo y saqué mi aceite de coco.
Me coloqué de espaldas sobre el y empecé a masajear su cuerpo con el mío, a frotarnos poniendo mi culo en su nuca y bajando mi cuerpo contra él y abriendo mi vagina para regar con mis jugos vaginales hasta sus pies. Así estuve más o menos unos 15 minutos y los dos con ganas locas de follar y tener un placentero orgasmo, pero yo quería seguir con el juego hasta no poder más…
Después de esto lo puse boca arriba y puse mi coñito húmedo en su boca y comencé a moverme como una desesperada, gemía de placer y mi marido lamía con su lengua todo mi coño mojado del todo mientras yo me restregaba como una fulana…
Obviamente después de tanto placer tuve una corrida espectacular y quise darle un premio colocándome en posición de 69 y comenzamos a chuparnos alocadamente y solo me detengo algunos segundos para gritarle:
¡Quiero que me des tu leche mi amor, me encanta tu semen!
Deseo desenfrenado…
Luis que está muy caliente desde el principio me agarra fuerte de la cabeza y me obliga a chuparle su glande hasta que ya no aguanta más y suelta toda su leche caliente dentro de mi boca, yo de oir sus gritos placenteros y de sentir todo ese chorro de leche brotar sobre mí, pues vuelvo a correrme.
¡Me corro toda cariño!
¡Disfruta nena!
Después de corrernos, descansamos unos segundos y empezamos a besarnos para volvernos a calentar y en ese momento Luis me puso a cuatro patas y me metió su pene erecto de nuevo que pedía guerra a los cuatro vientos, así estuvimos una hora casi más cambiando de posturas hasta que volvimos a corrernos a la vez…
Morbo asegurado…
Solo deciros que hacía tiempo que no disfrutábamos tanto y que lo del masaje es ya una rutina habitual en nuestro matrimonio.
¡Probarlo!