Mi suegro me confeso la fantasía que tenía, yo solo podía cumplirla y no lo dude ni un segundo, le cumplí el favor
Era un jueves por la tarde, yo estaba en casa, estaba preparando la cena para Arturo, quería que cuando él llegará ya estuviera lista, pues si soy bien puta por lo menos quería ser buena esposa. Sonó el teléfono, mire quien llamaba, era Perla, sabía que iba a querer que nos fuéramos de putas.
P –Hola Perla, ¿cómo estás?
Pe –Hola puta, no se te antoja una verga.
P –Sí como siempre.
Pe –Abrieron un nuevo bar cerca de casa un amante y quiere que vayamos, me dijo que llevara a una amiga bien puta para un amigo suyo, y no tengo una amiga más puta que tú.
P –Cuenta conmigo, cuando será.
Pe –El sábado a las 9.
Nos pusimos de acuerdo, y nos despedimos, yo seguí haciendo la cena, deseaba conocer a ese nuevo amante, una cita a ciegas para coger, era algo excitante.
Estaba por acabar de cocinar cuando sonó otra vez el teléfono, mire quien era, vi el nombre de mi suegro, inmediatamente se me mojo la concha.
P –Hola papi.
E –Hola putita, como está mi nalgona favorita.
P –Pues con muchas ganas de tu enorme verga.
E –Pues el sábado en la noche.
P –Sí suegro, cuando tú quieras mis nalgas siempre estarán abiertas para ti.
E –Muy bien por eso eres mi puta favorita, tengo una fantasía.
P –Suegro soy tu puta, estoy para cumplir todas tus fantasías y darte todo el placer posible.
Nos pusimos de acuerdo, mi suegro quería estar en determinada cantina de mala muerte, yo llegaría vestida muy puta y el me pediría mis servicios. Recordé que había quedado con Perla, le llamé para comentarle. Ella me dijo que entendía, sabía que mi suegro me enloquecía que por su verga era capaz de cualquier cosa.
Cuando mi esposo llegó le serví la cena, mientras cenamos le comenté que algunas amigas habían organizado una reunión para hablar sobre cómo ayudar a una amiga que estaba teniendo problemas con su hija, que ella le contestaba mal y cosas así. Después platicamos de otras cosas, mientras él hablaba, yo pensaba si supiera que el sábado voy a fingir ser puta para mi suegro, si supiera que su papá es uno de mis tantos amantes, él seguía hablando, yo estaba muy caliente, quería hablarle a mi suegro y decirle que fuera a la casa que me cogiera.
Nos acostamos, mi esposo comenzó a besarme, ya sabía lo que quería, con lo caliente que estaba y mi esposo solo me iba a dejar peor, con muchas ganas de un macho de verdad. Me la metió en la concha, ni siquiera me hizo mamársela. Me cogía rápido y por cómo me veía parecía que fuera una máquina de coger, yo quise hacerlo sentir bien así que como siempre actué.
P –Así, dame rico, eres un semental.
Yo gemía, gritaba, pedía más, él más rápido lo hacía estuvimos así un rato hasta que se vino dentro de mí.
P –Arturo cada vez me coges más rico.
Después de un rato se quedó dormido, yo me fui a otra habitación donde tenía unos consoladores, tomé el más grueso y me masturbé con él, me imaginaba que era mi suegro él que me estaba cogiendo, durante un rato estuve así hasta que me vine, ya más tranquila regresé a mi cama.
El sábado en la noche salí de mi casa, llevaba una ropa normal para que mi esposo no sospechara que me iba de puta, esta ropa me la quite en el carro, abajo lleva un short negro muy pegado, resaltaba mi culo, una blusa blanca y unos tacones de aguja negros.
Llegué a la cantina, varios hombres me veían con muchísima lujuria, yo me puse muy caliente, me senté en la barra y pedí una cerveza, le había dos tragos cuando un señor como de unos 40 años se me acercó, al principio me asuste un poco porque no sabía que decirle, porque mi suegro podría enojarse, me tranquilicé cuando vi que mi suegro se acercaba.
A –Hola, me llamó Abraham, cuanto cobras.
Este hombre no perdía el tiempo, inmediatamente pensó que yo era una puta y me preguntó el costo por estar conmigo. Yo pensé en una respuesta, le iba a decir que 5000 pesos, para que no los pagará, cuando iba a responderle mi suegro le dijo.
E –Esta puta cobra 1000 pesos la hora.
A –Tú eres su jefe.
Mi suegro se rió.
E –Sí yo soy, entonces la quieres o no.
A –Sí claro.
E -Ve a la entrada ahorita te la mando.
Abraham salió.
P –Pero que pasa, yo quiero ser tu puta no la de él.
E –Tú decides, todo el dinero te lo quedaras tú, en una hora voy por ti, o si quieres tú y yo nos vamos en este momento a un hotel.
P –Creo que esto es parte de tu fantasía y dije que te las cumpliría todas.
Me dijo que a una cuadra había un motel, cuando salí Abraham me esperaba, lo tomé de la mano.
P –Vamos papi.
Llegamos al motel, era feo y sucio, me sentía muy puta, Abraham me dio el dinero, me quite la ropa, le pedí que se desnudara.
P –Tenemos una hora, te lo puedo mamar y me coges por la vagina pero tenemos que usar condón.
Saqué uno de los que llevaba para mi suegro, le agarré la verga y se la masturbé para que se le parara, cuando estuvo bien dura le puse el condón con la boca.
Ya con el condón puesto se la mamé, el gemía, me tomaba del cabello y me la quería meter más, me la saqué, le dije que no podía hacer eso, que disfrutara la mamada pero que no me jala así. Se la seguí mamando, el disfrutaba y gemía, sus manos ya estaban recargadas en la cama. Lo hice acostarse, me senté sobre su verga, le di varios sentones, los dos gemíamos, él tenía buena verga pero lo que me tenía muy excitada era saber que mi suegro me había pedido irme con ese hombre, me excitaba mucho ser tan puta.
Le dije que si quería intentar otra posición me dijo que sí, que quería tenerme de perrito, así me puse y él me la metió, yo gemía, me llegó muy adentro, enfrente de nosotros había un espejo, en el veía nuestras caras de placer, gemíamos sin parar, me tomó de la cintura y me cogió muy rápido. La cama brincaba, estaba tan vieja que parecía que se iba a romper. Él se vino, cuando me sacó su verga le quite el condón le hice un nudo y lo eche al bote de basura.
Nos vestimos al salir del hotel, mi suegro estaba afuera, me preguntó que si todo estaba bien, le dije que sí, Abraham nos dio las gracias y se fue.
E –¿Te gusto puta?
P –Sí pero me hubiera gustado más contigo.
Me dijo que regresaríamos a la cantina, que si me salía otro cliente que era mi decisión. Yo ya estaba muy caliente, le dije que quería coger con alguien más.
Él entró primero a la cantina, después yo lo hice, me volví a sentar en la barra, como a los 5 minutos se me acercó un señor como de 50 años, muy gordo, despeinado, muy sucio, sudaba mucho, iba algo ebrio, me vio y me dijo que cuanto cobraba, le dije la cantidad que había dicho mi suegro, el cual ya estaba atrás de él.
Él señor se rió y me dijo que lastima que no le alcanzaba, sorprendentemente mi suegro le preguntó qué cuanto le faltaba el señor le dijo que solo traía 200 pesos, mi suegro sacó 800 de su cartera y se los dio, le dijo que él me quería llevar a un hotel pero que se veía que el día del señor había sido pesado así que con mucho gusto le ayudaba. Él señor le dijo que se llamaba Jacinto, que era albañil y que siempre estaría agradecido con él, pues jamás se imaginó que se podría coger a una puta como yo.
Jacinto me tomó de la cintura, salimos hacía el motel, mi suegro ya había pedido la habitación para toda la noche, me imaginó que quería que toda la noche estuviera entrando y saliendo con diferente machos.
Dentro del cuarto, Jacinto me agarraba las nalgas fuertemente, yo gemía, me daba morbo que un señor tan feo y sucio, me tratará como su puta. Le agarré la verga, se sentía muy gruesa. Él me comenzó a besar, se separó y me preguntó.
J -¿Eres de las putas que besa o de las que no besa?
P –De las que besa, quiero ser una puta que nunca olvides.
Nos desnudamos, me sorprendí cuando le vi la verga, no era larga, pero demasiado gruesa. No aguanté las ganas y me agaché para metérmela en mi boca, apenas me cabía, pero era delicioso sentirme tan llena. Como podía movía mi lengua, Jacinto gemía, me decía que yo era una gran mamadora, que mi boca sabía cómo tratar una verga de verdad como la de él.
Me sacó la verga de la boca, y con una de sus manos rasposas me dio una cachetada, me excitó porque no me la dio duro, me hizo sentir mucho más puta. Me volvió a meter la verga y yo seguí mamando, después de un rato ya necesitaba que me cogiera, le dije que se pusiera un condón, mientras yo me subí a la cama y me abrí de piernas. Él se puso sobre mí y me la metió, sentí como me abría la concha, parecía que me partería en dos, también sentía todo su peso en mí, el sudaba mientras me cogía.
P –Así mi macho, dame duro.
Cambiamos de posición, me puse en cuatro y el me la metió, su cuerpo me empujaba muy fuerte, era demasiado su peso pero me daba igual con tal de que me metiera esa gorda verga.
P –Aaaahhhh que rico, cógeme, vamos párteme en dos con tu enorme verga.
Él entraba y salía de mí, sentía como su enorme verga abría muchísimo mi vagina, el me acariciaba las nalgas, después me dio algunas nalgadas. Yo estaba muy excitada, pero me excité más cuando pensé que sería un buen tero meterme toda esa verga por el ano.
P –¿Me la quieres meter en el culo?
J –Sí putita.
P –Pues qué esperas, cógeme por el culo.
Me sacó su verga, me chupó el ano, después me escupió ahí, me metió dos dedos, esto lo hacía mientras con la otra mano me acariciaba el clítoris, yo no paraba de gemir.
P –Así cabrón, que rico estoy sintiendo, eres un verdadero macho, sabes cómo tratar a tu puta.
Intentó meterme la punta de su vergota, pero no entraba, yo aventaba mi cuerpo para atrás tratando de ayudarle, pero parecía que no íbamos a poder hacerlo anal.
J –No entra puta.
P –Vamos mi macho, no me vas a dejar con las ganas de sentirte en el culo.
Creó que esto le pegó en el orgullo, porque haciendo un gran esfuerzo y gritando fuertemente me la metió poco más de la mitad.
P –Me vas a partir, que rico, que vergota más grande tienes, tu sí eres hombre, que hermosa verga tienes.
J –Esto querías puta, mi verga en tu culote.
Me metió lo que faltaba de su pene, sentí dolor pero también un inmenso placer, comenzó a meterla y sacarla, me tomaba de las nalgas y me jalaba fuertemente, los dos gemíamos, su fabulosa verga parecía crecer cada vez más dentro de mí. Sentía como mientras entraba me quemaba, su verga estaba tan caliente, el placer era mucho, no pude más sentía que me desmayaba, y tuve un orgasmo como pocos en mi vida.
P –Aaaahhhh me vengo, cógeme con tu pitote, soy tu puta Jacinto, que rico coges.
Él me siguió cogiendo en esa posición. Después de un rato me hizo cambiar de posición, él se acostó en la cama y me hizo sentarme sobre su verga, yo lo veía a él mientras su verga entraba en mi ano.
El aguante de mi nuevo macho era increíble, yo le di unos fuertes sentones, él gritaba de placer, hasta que me dijo que se iba a venir, que donde lo quería.
P –En mi culo, vente en mi culo, que rico coges Jacinto.
Se vino y yo no dejaba de gemir, fue delicioso coger con ese macho. Cuando me la sacó, se quitó el condón y lo tiro al lado de la cama, después se vistió, yo le dije que me diera su teléfono, que quería volver a coger con él, que no le cobraría, me lo dio y se fue del cuarto. Yo me metí a bañar para estar preparada para el siguiente macho.
Mientras me estaba vistiendo tocaron la puerta, pensé que mi suegro debía de haberme llevado a otro hombre, fui a abrir, era mi suegro pero estaba solo.
E –Me toca a mí puta.
P –Por fin papi, mi macho favorito.
Solo me había puesto la ropa interior, mi suegro me ordenó quitármela, yo lo hice con gusto, él se desnudó, vi su verga y me llené de felicidad. Me agaché enfrente de él y se la mamé, como siempre su sabor era riquísimo. Mi lengua pasaba por toda la cabeza, después me dedique solo a chupar su cabeza, le bajé el prepucio y se la seguí chupando, mi suegro gemía y me decía que era una gran hembra, una puta que sabía dar placer.
Me puso en la cama en cuatro, me abrió las nalgas para meterle la verga en la concha pero se detuvo.
E –Que abierto te dejaron el ano, ¿quién fue?
P –Jacinto, tiene una vergota y no me aguanté las ganas de pedírsela por el culo.
E –Que bueno que aprovechará el dinero que le regalé.
P –Sí papi, me cogió bien rico.
Me la metió en la concha, comenzó a moverse, yo traté de apretarlo lo más que pude, pues Jacinto me había dejado muy abierta.
E –Sí que te dejo abierta ese tipo, pero aun así me das placer.
P –Que bueno papi, me gusta saber que te doy placer.
Me cogió en esa posición por un rato, después me la sacó, se sentó en la cama, sus pies tocaban el piso, me hizo sentarme de frente a él, me cogía mientras me chupaba los senos.
P –Así suegrito, disfruta a tu puta, que rica verga tienes.
Me di varios sentones, los dos gemíamos. Mi suegro me acariciaba las nalgas, empezamos a gritar, nuestro placer era muchísimo.
P –Así suegro dame duro con tu vergota, cógete a la puta de tu nuera.
E –Toma puta, que rica nuera tengo.
La cama parecía que se iba a romper en cualquier momento. Mi suegro me quito de encima de él, me acostó sobre la cama, tomó mis piernas y las puso sobre sus hombros, me la metió toda.
P –Así dámela toda, méteme esa vergota suegro.
Él me la metía muy rápido y sentía como llegaba muy adentro, la cama seguía brincando, aparte de nuestros gritos también se escuchaban los de otros cuartos. Así estuvimos un rato, mi suegro se notaba que ya le faltaba poco para eyacular.
E -¿De quién es el condón del piso?
P –De Jacinto, el del otro lo tire en el bote.
E –Párate y agarra los dos condones.
Me paré y los tomé, me ordenó acostarme y vaciar los condones en mi cara, así lo hice, después él se vino en mi cara.
P –Que rico papi, me gusta mucho el semen.
E –Ya lo sé puta.
Mi suegro me tomó una foto antes de que me limpiara, yo le sonreí para salir más bonita en la foto. Nos vestimos, yo lo hice con la ropa con la que había salido de mi casa.
Cada uno se fue por su lado, yo llegué a mi casa, Arturo estaba dormido, me acosté a su lado, mientras lo veía dormir, pensé en que tal vez lo mejor de Arturo era su papá, era un macho de verdad que siempre me hacía sentir la mujer más puta, lo cual me gusta mucho.