Toda fue una completa mentira, una hipnosis excitante

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– todo lo que has dicho es mentira…

Es lo único que me dijo tras haberme escuchado hablar sobre mis conocimientos y vivencias acerca de la hipnosis.

Entendí la incredulidad pero no me gusto el tono despectivo que utilizó para decirlo.

Al verla irse sola no pude evitar la tentación de hacerla una pequeña demostración y la pregunté porque había dicho aquello.

– nunca he creído en la hipnosis, me parece que esta todo preparado.

Mi mirada se clavó en la suya al tiempo que me percataba de su extrema belleza.

– No hay que ser tan desconfiada, es mejor probar y que me dejes demostrarte que todo lo que digo es verdad. ¿Como te llamas?

– Alicia

Su cara cambio, noté que ya no estaba tan segura acerca de su forma de pensar.

– Muy bien Alicia, déjame tu mano

Extendió su brazo y agarré su mano haciendo círculos con mi dedo pulgar acariciando su muñeca, mientras que sin perder el contacto con sus preciosos ojos azules continué diciendo

– eso es Alicia, es mejor probar y dejarme demostrarte cómo la hipnosis es real, es tan real que ya comienzas a sentirla, es tan real que ya no desconfías, es tan real que ya sabes que estas cayendo hipnotizada, es tan real que empiezas a sentir sueño, es tan real que notas como tus parpados pesan, es tan real que aunque intentas apartar tu mirada ya no puedes hacerlo…

Su gesto desafiante se convirtió en otro de mas preocupación al notar que no podía despegarse de mis ojos

– Muy bien Alicia, pero no te asustes. La hipnosis es relajación, es paz es tranquilidad, no hay nada por lo que preocuparse, solo debes escuchar mi voz y dejarte llevar. Mas tranquila. Mas cansada. Mas relajada. Mas dormida. AHORA

Tire de su brazo sujetando su cuerpo sin fuerza contra el mio, mientras la continuaba recitando al oido

– Mas relajada. Mas dormida. Mas profundo. Mas atenta a mi voz que te duerme, que te mece, que te arrulla, que te permite estar en este estado de total paz que tanto estas disfrutando. Cuando chasquee mis dedos despertaras.

Tras escuchar el sonido de mis dedos Alicia volvio en si. Sin embargo lejos de reconocer lo que acababa de suceder volvió a ponerse a la defensiva

– Bueno. Me has dormido. Pero eso no demuestra que puedas hacer todo lo que has dicho antes.

He de reconocer que los retos me gustan. Mas aun si son con mujeres y mas aun si son con mujeres tan bellas como Alicia.

– ¿Me permites de nuevo tu mano?

Alicia extendió su brazo y volví a acariciar su muñeca.

– Tienes razón en una cosa. La hipnosis no funciona como se ve en la televisión. Nadie puede hacerte hacer algo que no quieras. Pero mírame de nuevo a los ojos Alicia y vuelve a sentir esa paz que has sentido hace un momento, esa paz que has alcanzado al escucharme atenta, esa paz que consigues al dejarte llevar y guiar por mis palabras, esa paz que ya anhelas y quieres…

Su cara se volvía inexpresiva por momentos

– Muy bien Alicia, totalmente concentrada en mis palabras, relajada, atenta, dejándote llevar, sin pensar, sin analizar. No necesitas hacerlo, solo sentir relax. Comienza a caminar conmigo Alicia y siente como con cada paso que das tus pensamientos desaparecen, tu mente se funde, tu capacidad para resistirte desaparece…

Comenzamos a caminar de la mano por el parque alejándonos de la zona donde había mas gente que pudiese distraerla. Su caminar era mecánico, totalmente guiado por mis pasos.

– Cada paso mas profundo Alicia. Cada paso mas hipnotizada. Cada paso mas entregada. Cada paso caes mas en la hipnosis. Cada paso deseas mas la hipnosis. Cada paso necesitas mas la hipnosis. Cada paso mas confiada. He observado que vistes muy bien Alicia. ¿Te gusta la moda?

– Si. Me gusta la moda – Respondió en un tono monótono, con un hilo de voz

– Eso es. Esta mañana te has levantado y has elegido este vestuario para sentirte bien, para gustar, para estar guapa. Es algo que cuesta mucho esfuerzo pero tu lo haces para agradar a la gente. Sigue yendo mas profundo Alicia, mas con cada palabra, mas con cada paso, mas con cada frase que escuchas. ¿Quieres ir mas profundo Alicia?

– Si. Quiero ir mas profundo – Dijo con la misma voz

– Quieres y necesitas ir mas profundo. Para sentirte bien, para descansar, para olvidarte de todos los problemas. Muy profundo. ¿Que necesitas Alicia?

– Necesito ir mas profundo

– Pero hay un problema Alicia. Tanto esfuerzo por arreglarte esta mañana y sin embargo solo muestras el pantalón y la chaqueta. Has elegido cuidadosamente todo tu vestuario pero solo muestras eso. Eso no esta bien Alicia, deseas presumir de tu ropa. Es lo que quieres. Es lo que deseas. Te ha costado esfuerzo y dinero el estar tan bella y no lo puedes lucir. Seguro que llevas un sujetador precioso. ¿Es así Alicia?

– Si. Llevo un sujetador precioso – Respondió sin incomodarse por la pregunta

– Eso es Alicia sigue cayendo. Sintiéndote bien, a gusto, confiada con mis palabras, agradada por ellas y dejándote llevar. Te sientes muy bien y quieres sentirte aun mejor. Deseas sentirte mejor. Necesitas sentirte mejor. Y para sentirte mejor debes demostrarme lo bonito que es tu sujetador para ver recompensado tu esfuerzo al elegirlo. ¿Que necesitas Alicia?

– Necesito sentirme mejor – Dijo al instante

– ¿Y que debes hacer para conseguirlo?

– Debo demostrarte lo bonito que es mi sujetador – Contesto sin dudar

– Eso es Alicia. No hay problema en ello. Confías en mi y quieres sentir reconocido tu esfuerzo al vestirte. Es normal que quieras hacerlo. Es normal que lo vayas a hacer. Repite una y otra vez que vas a enseñarme tu sujetador.

– Voy a enseñarte mi sujetador, voy a enseñarte mi sujetador, voy a enseñarte mi sujetador, voy a enseñarte mi sujetador, voy a enseñarte mi sujetador…

Nos terminamos de alejar de la zona mas concurrida mientras Alicia repetía una y otra vez su frase. Mientras la grababa en su mente a fuego. Cada vez que la repetía se volvía algo mas normal para ella. Algo que quería hacer. ¿Como no iba a querer hacerlo con todo lo que la había costado? Era absurdo no enseñármelo y recibir mis halagos.

Cuando por fin nos alejamos a una zona en la que estábamos los dos solos me detuve y de nuevo con un chasquido la saque del trance.

– Esta vez ademas de dormirme me has hecho andar…

– ¿Sorprendida?

– La verdad es que no, sigues sin demostrarme nada de lo que has hablado antes.

– ¿Sabes que Alicia? Tienes razón. Eres un sujeto imposible. Entiendo que no me creas porque contigo la hipnosis no funciona. Siento haberte hecho perder el tiempo.

Alicia sonrió orgullosa por tener la razón. Volvió a su cara de seguridad y prepotencia al escucharme admitir mi error.

– Te lo dije

– Lo siento muchísimo. Aunque he de reconocer que ha sido un placer pasear por el parque con una mujer con tanto estilo como tu. Me encanta tu forma de vestir.

– Vaya. Gracias. Eres muy amable.

– Gracias a ti por que es un lujo verte. Seria un lujo también que me enseñases tu sujetador Alicia.

Alicia se quedo callada. Su cabeza debía estar debatiéndose entre hacerlo y no hacerlo. De repente una persona que había conocido unas horas antes la había pedido que le enseñase el sujetador. Era algo que nunca antes había hecho. ¿Enseñar el sujetador a un desconocido? Por que no… Total a ella la encantaba y nadie lo iba a ver sino. ¿Pero porque a un desconocido y no a algún amigo suyo?. Pues porque yo era el único que se lo había pedido.

– ¡Claro! – Respondió orgullosa y feliz de que se lo hubiese pedido

– Mira ponte ahí entre esas flores para que no te vea nadie mas.

Alicia se aparto ligeramente del camino y se desabrocho la chaqueta enseñándome sin ningún tipo de vergüenza su ropa interior. Era un verdadero ángel.

– Es espectacular Alicia. No sabes todo lo que me gusta

– ¿En serio? Me alegro tanto de oír eso

– Si estas increíble. Que suerte haberme encontrado contigo a pesar de no haber podido convencerte de mis dotes de hipnotizador – Dije mientras me miraba con su sujetador al aire.

– No te preocupes no pasa nada. De todas formas me he sentido muy bien estando en trance. Muy relajada. Otro día podríamos repetir

– Claro que si. Cuando quieras. Toma mi numero de teléfono y otro día me llamas. Estaré encantado de que me enseñes mas sujetadores Alicia.

– Y yo estaré encantada de enseñártelos.

Se coloco de nuevo la chaqueta, nos dimos dos besos y cada uno nos fuimos por nuestro lado. Fue un placer darla la razon y reconocer que en la hipnosis “todo es mentira”.

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