Todos tenemos un pasado que queremos ocultar y en este caso alada ocultaba su lado más sombrío, lo que la llenaba de placer

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Ahora soy una de las mejores guerreras que tienen en mi mundo. Una auténtica heroína de guerra que ha enfrentado seres de poder colosal, pero no siempre fui así. No siempre fui la poderosa guerrera que soy ahora. Mi pasado solo lo conocen un par de personas, y no me siento muy orgullosa de él. Vivía en otro mundo, huía de la guerra en mi mundo. En ese momento era una joven asustadiza que tenía miedo de luchar. Mis padres eran nobles y me habían educado para complacer a mi futuro marido. No para defenderme en un mundo desconocido. Andé sin rumbo fijo por ese nuevo mundo. Atravesé un frondoso bosque, esperaba encontrar a alguien que me ayudase. Vagué durante días hasta que encontré una caravana. Mi ropa estaba hecha jirones, mi pelo era un desastre y me moría de hambre y sed. En la caravana iba una mujer de orejas picudas. Se detuvo al verme en ese estado. Me hizo una señal para acercarme a ella. No tuve otra opción que confiar en ella. Me llamó la atención un detalle, la elfa llevaba un collar de metal al cuello. Me ofreció algo de su comida, y me prometió más comida y agua a la llegada. No conocía ese mundo, pero sí conocía el idioma. Eso me hizo posible el explicarle que huía de mi mundo. No le dio más importancia a ese hecho. Al llegar unos seres altos y de piel grisácea nos guiaron a una gran mansión. Aquello era un burdel, sin yo saberlo me habían llevado a un burdel. Estaba lleno de prostitutas y prostitutos. Allí había de todo y para todos. Ella cumplió con su palabra y me dio de comer.

–Después de comer lo que quieras, llamaré a unas esclavas para que te guíen a los baños–asentí

Solo pensaba en una cosa en comer y beber todo lo que me pusieran por delante. No le di importancia al lugar al que me habían llevado, como mujer noble nunca pisaría un lugar como este. Poco tardaría en dejar de importar mi nobleza.

Tras sentirme llena fui llevada a unos baños. Las esclavas tenían collares de metal como la mujer de antes. Empezaba a desconfiar del lugar en el que estaba. Más que nada por el hecho de estar en un burdel y con miedo de que me agredieran. Me dejaron bañarme sola. No hubo interrupciones ni nadie que invadiera mi intimidad, hasta que las mismas esclavas llegaron con para secarme y vestirme. Dejé que me vistieran con los trapos que me trajeron. Al ser vestida me dio la sensación de enseñar demasiado. Siento mi entrepierna fresca, y poco más que una banda de tela tapaba mis pechos.

–Lo siento, pero es lo único que tenemos–dijo la mujer que me rescató–Soy Vilenia, llámame Vile para acortar.

–¿Qué hago en un burdel?

–Antes de que hagas juicios indebidos deja que te lleve a mi amo.

Alarmada  por esas palabras la seguí. En aquel momento he de confesar que por mi cabeza pasaban mil posibilidades, y era bastante miedosa por lo que casi me meo de miedo. Mi temor era ser violada y esclavizada en contra de mi voluntad.

Su amo era un hombre alto. Tenía aspecto humano pero mi instinto me dijo desde el primer momento que humano precisamente no era. Sentía el latir de mi corazón, mis miedos afloraron y temblaba del miedo. Todos mis miedos se esfumaron  al acariciarme el rostro.

–Esclava, veo que es bastante guapa la esclava que me has traído.

–No soy una esclava.

–¿Que querían hacer tus padres contigo?–preguntó

–Casarme

–Y supongo que no tenías libertad de elección a la hora de casarte. Te casarían con el hombre más gordo y mugriento si así lo querían ellos. ¿Eso no es esclavitud acaso?

–Yo…–realmente él tenía razón, su lógica era aplastante

–Aquí puedes rehacer tu vida. Esta es una casa del placer como habrás podido ver. No te obligaré a nada, pero ¿no crees que es mejor que casarte con alguien que no quieres?

–¿Así que me estás dando a elegir entre ser una prostituta o ser la puta de alguien a quien quizás nunca ame?–volvió a acariciar mi rostro

Él tenía que estar usando algún tipo de magia contra mí, por qué dejó mis pechos al aire y no me resistí. Ni tan siquiera los tapé, o quizás no estaba usando magia conmigo.

–Únete a mi, por favor

Sentía una poderosa excitación ahora se que realmente no estaba usando magia. La magia que usaba conmigo era poco más que una influencia en la mente para perder el pudor, eso era lo único que me estaba haciendo. Mejor que él se maravillase con las vistas que el humano con el que me iba a casar.

–Aquí quienes no llevan collar pueden elegir cliente–me desnudó de cintura para abajo, lo hizo con relativa facilidad. Apenas vestía un trapo que tapaba el coño–Si estás húmeda. Arrodíllate y muéstrame qué sabes hacer. Si no tendré que pedirle a Vile que te enseñe.

Desde luego no era la primera vez que metía una polla en mi boca, pero tampoco estaba acostumbrada a hacerlo muy a menudo y menos con desconocidos. Se sintió bien hacerle aquella felación. Yo le hice la mejor mamada que pude, pero no sé qué pensaría él. Yo solo me dediqué a lamerla y meterla en mi boca hasta que sin previo aviso se corrió. Su corrida abundante y su miembro perfecto tampoco eran normales en un humano, me bañó en sus líquidos corporales. Vile se puso a mi altura y empezó a lamer mi cara.

–Para ti seré amo, y tú serás esclava. Empezarás hoy mismo, por qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.

A pesar de que Vile me estaba lamiendo todo, me di otro baño. No tendría otra opción que trabajar aquí, y la verdad es que me gustaba la idea. Empecé a trabajar por la noche. Vile me explicó la jerga del lugar y los precios por cada cosa. Yo escuché e intenté memorizar todo lo posible.

–Hoy las dos tendremos el mismo cliente. Un general retirado que casi prácticamente vive aquí. Él suele aceptar que le lleve de vez en cuando novatas. Es un buen hombre, no te sentirás intimidada.

Había personas yaciendo en público, ahora mismo estaban teniendo una orgía en directo.

–Aquí suelen satisfacerse el mayor número de fantasías. Las orgías son algo normal aquí. Ven, algún día participaras pero hoy no es ese día.

Había un hombre lleno de cicatrices solo en una habitación. Apenas llevaba una toalla que tapaba su entrepierna. Era nuestro general.

–Hoy traigo a una novata, espero que no le importe.

–No pasa nada, que entre.

Yo entré en la habitación cabizbaja. Él se levantó de su sitio y se acercó a contemplarme más de cerca.

–Eres guapa eso hay que decirlo–me desnudó de cintura para arriba–Y también tienes buenos pechos, ni muy abundantes ni muy pequeños–me terminé de desnudar, él sonrió–No estás mal, vas a ser una buena adquisición

–¿No estoy mal?–pregunté ofendida

–Eres guapa, y tienes unos buenos pechos pero eres una novata. Vile es una experta, puede que no tenga pechos pero lo compensa con un culo de infarto y una experiencia que no tienes tú.

–Seguro que puedo ser mejor que ella

–Seguro que si, con los años quizás puedas alcanzar su nivel.

–Bueno, ¿qué quieres que haga?

–Complacerme, harás todo lo que pida.

–Sí–respondí molesta, no me gusta su tono

–Antes de nada debes aprender algo sobre tu posición. Vile tiene un collar lo que significa que es propiedad exclusiva de vuestro amo. Tú no tienes pero también eres una esclava, pero no de él, sino de tus clientes y clientas–se sentó en la cama, dejó su erección a la vista–Ya sabéis lo que hacer. Gateando–refunfuñé

Obedecí sus órdenes. Gateé hasta su miembro. Vile no lo hacía, ella andaba normal. No vale que me haga estar en una posición tan humillante y a ella no.

Agarré su miembro con una mano. Vile se unió a mi. Ella empezó dándole unas lamidas a la polla. Yo le quité el control, y metí su polla en mi boca. Jugué con él, y lo saboreé a gusto. Vile sujetó mi melena para que ésta no me molestase en mi faena. No tenía mal sabor, y desde luego el general es higiénico. Por lo que no parece que estoy chupando polla con sabor a mierda de cabra.

–Tienes experiencia, ¿cómo has aprendido a mamar tan bien?–le di el relevo a Vile

–Tenía mis amantes.

–Menos cosas que tendré que enseñarte–dijo Vile–Toma esta es tuya, queremos ver qué más saber hacer con tus pechos

Puse esa polla entre mis pechos, y empecé a masturbarla.

–Pues lo hace bien–comentó Vile

–Pagarán bien por una noche con ella, ¿no crees?–me excitaba que hablasen de mí así

–Parece que esto te ha gustado. Te irá bien la vida como puta–acarició mi cabello mientras le hacía aquel masaje con mis pechos

Finalmente él se corrió. Manchando mis pechos sobre todo. Me quedé en esa posición hasta nuevo aviso suyo. Me estaba gustando esto. Yo creo que mi rápida aceptación por esta vida se debió al buen trato recibido. Cierto es que no me dejaban otra opción, pero es mejor aceptarla por mí misma. Ahora a la camita.

Me subí a la cama, y me quedé a merced de los deseos del general. Vile se puso detrás de mí, y dio unas lamidas a mi agujero trasero. Pocas veces intenté el sexo anal, y cuando lo hice no fue una buena experiencia.

–Él sabe lo que hace, no estés tensa–beso uno de mis glúteos

–Espero que sí lo sepa–di un largo suspiro

–¿Preparada?–noté su miembro entre mis glúteos. Yo solo asentí

Al principio me dolía, y no podía evitar soltar lágrimas de dolor. Pero él siguió penetrándome, y pronto el dolor se empezó a confundir con el placer. Su ritmo era lento, y se notaba que buscaba mi placer ante todo. Cuando vio que gemía más que me quejaba empezó a acelerar el ritmo. Yo gemía mientras él me cabalgaba violentamente. Me sentía llena con su miembro en mi culo. Me sentí dominada cuando me agarró del pelo. Obligándome a echar mi cabeza hacia atrás. Mis pechos botaban al ritmo de la penetración.

–¿Quien es una puta?–preguntó Vile mientras se masturbaba

–Yo–dije entre gemidos

Mi placer era celestial. Nunca antes me habían tratado con tanta maestría, y me habían sacado tantos orgasmos. Desde que en ese momento acepté hasta todo el tiempo que dure allí, el general fue uno de mis mejores clientes y amantes. Sentí su corrida dentro de mí, cuando ya experimenté unos cuantos orgasmos. Después de esa follada me dejó a solas con Vile. Con la cual simplemente miré el techo de la habitación. Ese era el principio de años en esa casa del placer, la cual me sacaría muchas experiencias positivas.

Ese día no trabaje mucho. Di unas cuantas mamadas, una noche en privado y ya está. Fue un día tranquilo para mí. Al día siguiente me levanté con la cara de Vile frente a mis ojos. Ella solo me besó, y se deshizo de mis sábanas.

–Vete al infierno Vile, no puedes ni dejar que  descanse–bostecé, y volví a taparme como pude con mis sábanas.

–Tienes una cliente–ella agitó una bolsa de oro

–Serás zorra. ¿Que quieres?

–¿Qué experiencia tienes con mujeres?–se sentó en la cama

–El beso que me has dado.

–Pues eso no puede ser así

–Me quedo contenta con las mamadas, y el sexo con hombres.

–Tu clienta podría ser una mujer

–Pues que lo haga otra

–Yo te he contratado–me rendí y decidí seguirle el juego

–¿Qué quieres que haga?–pregunté molesta, apenas me acababa de despertar y ya estaba molestando

–Primero tienes que desayunar–chasqueó los dedos.

Por la puerta entró una mujer, pero no una normal. Esta tenía una polla.

–Es bien conocido que el semen hermafrodita alimenta a una persona normal.

–Ehh yo creo que no–mis padres nunca me dijeron que en este mundo hubiera hermafroditas con semen mágico–Tengo mis limitaciones, y no voy a desayunar eso.

La hermafrodita solo se acercó a mí. Miré a Vile esperando que esto fuera una broma, pero no. Ella iba totalmente en serio. Se cruzó de brazos, esperando que aceptase.

–Yo no voy a chuparsela–la hermafrodita se acercó más a mi.

El olor de su miembro me hizo cambiar de opinión. Una de las cosas que aprendí en su momento es que algunas hermafroditas pueden influir en tu mente, y en tus deseos. Abrí mi boca y dejé que ella usase mi boca. No podía mover ni un milímetro de mi cuerpo mientras ella tenía eso dentro de mi boca.

–Perdona sus métodos, pero lo hace por su seguridad. Teme que puedas hacerle daño.

Esa hermafrodita nunca me gustó. Sus métodos me siguen asqueando, no necesita inmovilizar a nadie.

Tras minutos de follada bucal sentí como se corría directamente en mi garganta. Extrañamente sentí como si eso de verdad me hubiera alimentado. La hermafrodita tan rápido como llegó se fue. Seguía sin poder moverme.

–Lo siento, es mi forma de iniciarte en este lugar. El efecto se pasará pronto–Vile me miró fijamente. Ella besó mis labios–Como me pones.

No puedo decir que no me estuviera poniendo aquello. Simplemente sus besos fueron incómodos mientras estaba paralizada. Tras ser libre del bloqueo. Sentí la excitación. Vile besa muy bien. Separé nuestros labios.

–Besas muy bien–Vile mordió su labio inferior con mi cumplido

Ella se desnudó y saltó hacia mis brazos. Seguimos besandonos. Sentí dos de sus dedos haciéndome una paja increíble. Mi sexo estaba húmedo, y deseaba más. Vile me enseñó posturas que no creí que existieran. Ella me enseñó que el sexo con mujeres eran tan bueno e incluso mejor que con hombres. Mientras yo tenía enterrada mi cabeza en el sexo de Vile el amo entró. Quise apartar mi cabeza, pero Vile me hizo seguir ahí abajo.

–Veo que disfrutas con mi queridísima esclava, esclava–él agarró mi cintura. Me puse en una posición óptima que me permitiese seguir comiéndole el coño a Vile, y que me permitiera ser penetrada por él–Hoy quiero como mínimo diez clientes satisfechos. Esta noche protagonizarás un espectáculo con Vile. Hacéis buena pareja. Si me decepcionas serás castigada.

Metió su polla en mi culo, podría follarme el coño. En vez de siempre el culo. Se me hizo difícil seguir comiéndole el coño con los vaivenes de la penetración. La polla del amo es mucho más grande que la del general. Sin embargo debía estar usando magia de placer para que ese ariete solo me cause placer. Yo seguí lamiendo el sexo de Vile. Hasta que ella llegó al orgasmo.

–Voy a correrme

–Hazlo dentro, amo

Sentí su cálido semen por todo mi culo. Todo lo que se salía fuera lo lamió Vile a órdenes del amo. Poco después fui echada de la habitación para conseguir clientes, sin poder vestirme. Fui al lugar donde los clientes suelen beber. Una mujer llamó mi atención. Esta era altísima, y fornida. Venía sola. Yo me acerqué a ella.

–¿Que desea?

–Necesito la compañía de una agradable joven. Siéntate en mis piernas–con desconfianza la obedecí–Hace tiempo que no tengo la oportunidad de yacer con nadie.

–¿Que eres?–pregunté debido a su gran altura

–Eso no te importa–metió uno de sus grandes dedos en mi sexo. Yo me levanté y simulé estar cabalgando una polla–¿Quien es una putita?

–Yo  soy tu putita–metió otros dos dedos

Al meter esos dos me llevó a un placer que no conocía. Yo seguí cabalgando esos dedos como si de una polla de tratase. Mi cara era de puro placer, me daba igual parecer la puta que estaba pareciendo y era. Acabé por correrme en sus dedos. Yo jadee con una sonrisa de oreja a oreja.

–Vamos a un lugar más privado

Seguí a esa mujer de proporciones sobrehumanas.  Me llevó a un habitación privada libre.

–Serías una buena perrita en mi corral

–Seguro que sí pero ya tengo dueño

La mujer se acostó en la cama. La mitad de sus piernas estaban fuera de la cama. Me hizo una señal para que me acostara con ella. Seguía sin convencerme del todo, pero era mi clienta.

–¿Qué te ha llevado a meterte en esto?–la pregunta me tomó por sorpresa

–Una parte de mi sentía morbo por ser una esclava. Por otra parte no era muy diferente de lo que mis padres querían de mí. Además mi padre y mi hermano abusaban  de mi.

–Que capullos, hay que ser rastrero para hacer eso

–A mi hermano acabé por “desaparecerlo” Pero no olvidaré que realmente no les importaba a mis padres.

–A diferencia de aquello esto debe ser un paraíso

–¿Tú crees que he hecho bien en meterme en esto? Apenas me trajeron aquí y en un par de días ya estoy sirviendo como puta, propiedad mi amo.

–Esta es una casa del placer. No una del abuso estoy segura que esto será tu hogar con el tiempo.

–Mientras no usen control mental conmigo, eso lo odio. Bueno, cómo quieres que te complazca.

–Desnudame–obedecí su petición

Me quedé impresionada con el tamaño de sus pechos. Van a acordes con su tamaño. Al desnudarla de cintura para abajo me quedé estupefacta con su vagina. Allí deben caber con facilidad dos o tres pollas gordas.

–¿Cómo tienes tú el sexo?–pregunté sin poder desviar la mirada de su monstruoso coño

–Vivo en mi corral casada con un antiguo esclavista centauro.

–¿Centauro? ¿Qué es eso?

–Un medio caballo medio hombre. La parte de abajo es la de caballo.

–Así que tú eres su yegua–ella se sonrojó

–Quiero probar a una mujer normal.

–Aquí me tienes.

Esa gran mujer me hizo penetrarle el coño con mi brazo. Me dio bastante vergüenza y agradecí que no me hiciera meter el brazo en otra parte. Me pagó con generosidad. Al terminar un esclavo se llevó mi paga. Al ser una propiedad no tengo derecho a sueldo. Aunque tampoco sé para qué lo voy a querer. Mi amo me mandó a satisfacer a diez clientes por lo menos. Solo me quedan nueve.

Mis siguientes clientes fueron tres. Querían un baile privado con final feliz. Tuve que preguntar qué significaba lo de final feliz, que era lo que tenía que hacer. Se ve que es hacer una mamada a cada uno. Si quieren sexo, tienen que pagar más. Me vestí con lo que ellos eligieron. Bailé de pena, pero no les importó. Quieren ver carne, y eso es lo que importa. Tuvieron su final feliz. Solo uno de ellos me pagó para tener una sesión a solas. Su polla era bastante mediocre por lo que tuve que fingir que me gustaba. Me había quedado con ganas de ser satisfecha así que tras recibir el pago busqué a alguien más. Y necesito diez clientes para este día. Me fijé en un hombre que me pareció guerrero por su musculatura y su expresión sombría. Él  sí debe follar bien. Me acerqué a él. El hombre aceptó mi presencia de buen grado. Dejó su polla a la vista. Él me colocó sobre la mesa, y decidió follarme el coño.

–Podemos irnos a un lugar privado

–Espero a mi hermana así que va a ser que no.

Fui follada allí mismo. No me arrepientí de escoger a este cliente. Me daba un poco de vergüenza gemir allí, desnuda y en público pero a la vez me daba un morbo especial. Vi a una mujer acercarse mientras era follada por el coño. Debe ser la hermana.

–¿No sabes esperar o que?–dijo cruzada de brazos

–Solo era un aperitivo–sacó su miembro de mi sexo en lo mejor de la follada

–Ahora termina con ella, no irás a dejarla tan excitada

Agradecí la palabras de la hermana. Monté al hombre con gran placer. Me olvidé de la vergüenza y que al fin y al cabo estaba en la taberna del burdel fornicando. Y al lado estaba su hermana, la cual observaba.

–Me voy a correr–anunció el hombre

Noté su corrida pero estuve montandole hasta que yo también llegué a mi cénit. Después de eso simplemente me senté con ellos.

–Puta, necesito que vengas conmigo–pidió la hermana

–¿Qué deseas?

–Mi hermano ha venido a fornicar, pero yo he venido a aprender a tener sexo. Y pensé que este era el lugar apropiado.

–Te enseñaré encantada. ¿Quieres ir a un lugar más privado?

–Si, no soy tan desvergonzada como tú

Llevé a la mujer a mi habitación. Ella se sentó en mi cama. Y se desvistió quedándose con un camisón que funciona como ropa interior.

–¿Hombres o mujeres?

–Me da igual con quien sea. Me acosté con un herrero de la corte y se estuvo mofando de mí. Quiero aprender a ser buena en el sexo, con hombres o mujeres

–¿Te van ambos?

–Si

–Llamaré a un esclavo. Te enseñaré un par de cosas que le encantan a los hombres. Así ese herrero tuyo no podrá volver a reírse de ti–ella asintió convencida

Busqué a un esclavo que estuviera disponible. Me llevé al que mejor dotado estaba. Una pena que no sea para mí. La mujer se sonrojó al ver al esclavo totalmente desnudo.

–Levantate–le ordené

–¿Has chupado una polla alguna vez?–negó

–¿Tengo que hacerlo?–preguntó vergonzosa

–Si no quieres nos saltamos lo de las mamadas.

–Es que…nunca lo he hecho.

–Aquí estás para experimentar. Si no te gusta, hacemos otra cosa. ¿Estás de acuerdo?

–Si, tienes razón. Además nada saldrá de aquí

–Ponte de rodillas. Una mamada no la podrás hacer de pie–suspiró y me obedeció–Yo voy a empezar. Luego quiero que imites exactamente lo que yo hago

Empecé la mamada de prueba al esclavo. Me esforcé en que se viera todo lo que hacía para que ella tuviera una noción de como chuparla.

–Ahora te toca a ti. Piensa que la polla es un dulce muy sabroso. Si el esclavo te aprueba te recompensará. A los hombres en general les gusta tener a una puta que les haga una buena mamada. O si no, a otros hombres.

Me alejé y observé a la mujer hacerle una mamada al esclavo. Lo hace bien para ser una novata. Por supuesto como sabía no iba a hacer una garganta profunda, pero yo creo que cualquier hombre disfrutaría. Ella siguió con la mamada hasta que el esclavo se corrió. Lo que no se llegó a tragar se le resbaló por los labios

–Es una novata, y con la práctica suficiente cualquiera pagaría por ella.

–¿Eso es bueno?

–Si

–Ahora quiero disfrutar yo también. Lo de la mamada está bien pero no disfruto.

–Ahora vamos al plato fuerte. ¿Has hecho anal alguna vez?

–Una y me dolió mucho. El anal queda descartado

–Una pena. Me contaste que te acostaste con tu herrero y se burló de ti.

–Si, el polvo que tuvimos fue pésimo.

–Si pero con práctica darás mamadas de lujo. Ahora voy a enseñarte a montar a un hombre. Vale que también puedes dejarte hacer, pero eso es aburrido. Y a algunos les pone que tomen el control. Voy a acostarme y voy a darte indicaciones de cómo debes hacerlo. Luego te pondré a práctica con el esclavo.

Así lo hicimos, me acosté sobre la cama y ella fingiendo ser la amante se montó encima. Puse mis manos sobre su cintura y fui diciéndole cómo debía hacerlo. Nos miramos fijamente. No me he dado cuenta de lo guapa que es la mujer hasta que la he mirado fijamente. Ella me besó, yo le seguí el juego.

–Esclavo, llama a dos esclavos, hoy nos lo vamos a pasar bien–dijo la mujer con una sonrisa

Terminé de desnudar a la mujer. La puse a cuatro patas. Metí un dedo en su ano.

–Tranquilizate, así desde luego no vas a estar cómoda y te va a doler.

Lubriqué un poco su ano, y añadí otro dedo. Mientras estábamos en plena faena, llegaron los esclavos. Ambos estaban bien dotados sin llegar a tener un miembro exagerado. Me gusta el buen criterio que tienen con los hombres.

–Tranquilizate y quizás tengas una experiencia anal decente. No van a hacerte daño, están hechos para complacer–ella asintió

Di paso al esclavo, antes le ordené que tratase con amabilidad a la clienta. Antes de ser follada yo también me aseguré que lo estuviera pasando bien. Cuando oí gemidos me puse a cuatro patas frente a ella, y el esclavo me penetró. Con una mano ella se masturbaba, y con la otra agarró mi cabeza y me llevó hasta sus labios. Desde que he llegado, esto es la follada que he tenido. Dejé de besarla por un momento.

–Vosotros tenéis el control, esto te va a gustar

Al decir eso se volvieron más agresivos con la follada. Nos agarraron del cabello y nos trataron a las dos como esclavas. Ella en vez de quejarse gimió aún más fuerte.

–¿Quien es una puta?

–Yo

Todo llegó a su punto álgido llegamos al orgasmo.   Ordené a los esclavos que limpiasen nuestro ano de semen, y al quedarnos solas nos acostamos en la cama.

–Me lo has hecho pasar muy bien–reconoció la mujer–A todo esto me llamo Cassandra.

–Aiko, me gusta que te lo hayas pasado bien.

–Nunca me sentí tan llena y a la vez tan bien.

–La próxima vez podemos probar con juguetes de mis amos

–O podría comprarte y serías mía. Joder, eres hermosa y sospecho que contigo me lo voy a pasar genial.

–Eso depende de mi amo. Pero me encantaría, Cassandra.

–Vamos a ver a tu amo.

–¿Ahora?

–Si, no quiero que seas de los demás cuando puedo tener tus dones a mi disposición.

Ella se vistió y yo la llevé con mi amo. Él estaba recibiendo una mamada mientras leía un libro. Nos hizo una señal para que hablásemos.

–Desearia comprar a tu esclava. Quiero tener sus servicios

–Apenas han pasado unos días desde que llegó. Sí que debe ser buena. Pero no está en venta

–Pero….yo la quiero

–Bueno…hoy hay un espectáculo sexual frente a un gran público. Si quieres a mi esclava, te la doy gratis pero debes participar en el espectáculo

–De acuerdo–dijo convencida, no creía que fuese capaz de aceptar semejantes condiciones

El amo no pareció sorprenderse, pero yo me quedé estupefacta con su respuesta. Después de eso fuimos con su hermano. Él tampoco se sorprendió mucho.

–Cassandra es muy terca y si tiene que dejarse ver desnuda frente a decenas de personas, para conseguir algo lo hará solo por ese algo. Debes saber que el espectáculo consiste, en desnudarse frente a mucha gente. Luego viene un domador de yeguas y una hermafrodita que os tratarán como deseen para placer del público.

–Si lo hago me la dará gratis.

Esperamos hasta la noche cuando Vile nos buscó a las dos. Cassandra totalmente convencida de conseguir su objetivo, la siguió. Para su suerte le entregó una máscara. Vile nos dio las indicaciones de lo que teníamos que hacer. Era básicamente lo que su hermano nos había dicho. Cassandra estaba algo nerviosa, yo la abracé.

Salimos ahí fuera. Los espectadores nos fueron diciendo que teníamos que quitarnos. Hasta que entraron la hermafrodita y el otro. Él utilizó algún tipo de magia para inmovilizarnos. Cómo nos habían dicho fuimos usadas como el hombre y la hermafrodita quisieron. Pero a Cassandra eso pareció gustarle. Al terminar mi amo nos esperaba fuera.

–Mi esclava es tuya, junto a sus servicios. Eres bienvenida aquí.

–¿Si quisiera comprar otro esclavo?

–Otro espectaculo o cinco clientes satisfechos. Esta es una casa de placer, no una subasta. Todos los que compran aquí deben hacer un intercambio de placer. Nada de oro. Pues quiero otro esclavo, uno bien dotado para nuestra diversión.

Quise ayudarla con su tarea pero él me detuvo y tuve que esperar con él hasta que Cassandra hubiera follado con cinco. En ese tiempo, él tuvo la decencia de darme un vestido. Abrigaba pero se transparentaba absolutamente todo. Supongo que no puedo pedir mucho de él.

Cassandra recibió su esclavo, y nos fuimos junto su hermano.

–Yo ya he participado en esto. Me gusta que para comprar esclavos aquí, debas ser como ellos. Yo me lleve dos hombres y tres mujeres para mí harén así que haz la cuenta e imagina lo que he follado aquí.

–¿A ti también te van ambos sexos?

–Es lo que tiene el tiempo libre–dijo riéndose y sin darle más importancia

Ambas cogidas de la mano y con su hermano fuimos a sus dominios.

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