Tuve un día horrible en la universidad, hasta que quedé solo con mi profesora y nos entregamos a la pasión. El alumno le enseño a la maestra
Hola de vuelta hoy os dejo un relato. Leerlo para descubrirlo.
Mi día era una mierda en la universidad de bellas artes hasta que un día encontré a mi musa.
Se llamaba María y era una profesora de dibujo a saber que era estatura mediana, cuerpo delgado, tetas operadas que en invierno se le veían hasta la mancha de la silicona fundida por el calor de su cuerpo recorriendo ambos senos y perdiéndose en el canalillo, pelo moreno rizado y en algunos casos enraizado y por supuesto una cadera ancha mas vista a la de las mulatas y eso que era más blanca que el azahar. La zorra se dedicaba a humillar a los alumnos y a pintar miembros en sus cuadros e incluso a chupar una brocha gorda como si fuera un falo. Muchos chicos y chicas estaban deseando de darle una nalgada y ponerla contra el escritorio pero era imposible.
Un día en su clase yo siempre la tenía palpitando y mirando hacia el cielo aunque he de admitir que no solamente era por mi profesora sino por muchas de las alumnas que intentaban copiar a su mentora.
Yo andaba de salido por la vida y estaba harto de masturbarme, tenía el bíceps como Rafa Nadal así que mis amigos al ver mi problema decidieron que necesitaba desfogar. La elegida fue una chica que cursaba un año por encima de nosotros y que había visto pasar de cerca no me acordaba de su nombre y tampoco era una belleza extraordinario lo único bueno era sus tetas que debían de ser como sandias y su boca que según mis amigos “ella había nacido para hacer mamadas o simplemente decir que en esa boca cavia de todo”. A mí no me ponía apenas pero una paja la puede hacer cualquiera así que me acerque y le dije que tenía ganas de ver que podía hacer con un boli, ella descaradamente me soltó que me vería en el baño de los profesores a las 12 y que me relajara que iba acabar rápido.
A la hora indicada fui al sitio y la vi allí en cuclillas sin sujetador viendo como sus sandias colgaban y ella tiraba de ellas como si fueran bloques de piedra, en ese momento se me puso como un chorizo de burgos. Así que me la saque y ella se me quedo mirándola extasiada, sin duda era enorme.
Ella lo cogió como con miedo y empezó a agitar su mano de arriba abajo sin control ninguno y apretando lo máximo posible. Al principio goce con su paja pero al rato aullé de dolor y tuve que tirarla al suelo para que soltara mi polla.
Al verla ahí en el suelo indefensa decidí follarle las peras, puse mis rodillas al lado de sus brazos y agarrándole las sandias puse mi pene entre ellas y moviéndolas yo conseguí impulsarme entre toda aquella carne. Al principio costo pero después de lubricarlo entraba y salía tan rápidamente que decidí bañarla en corrida y así lo hice pues le deje todo su canalillo como si fuera un rio de esperma corriendo hasta su abdomen.
Por fin descansada ella me dijo que su mayor sueño era poder masturbarse viendo como a la profesora de dibujo se la follaban brutalmente teniéndola dominada y obligándole a hacer cosas asquerosas. Con la ayuda de esta chica idee mi venganza contra María.
Pasaron los días y cada día pensaba en cómo hacerlo hasta que un día al salir de una clase me escondí entre los lienzos y cuando paso a recoger sus pertenencias me lance sobre ella y empecé a manosearla enterita desde sus pechos de silicona hasta esa cadera la cual me permití nalguear hasta que se puso roja. Después utilice la correa de su pantalón vaquero para atarla al proyector y entonces la vi allí retorciéndose desnuda y despotricando contra mí.
Estaba harto de verla así criticándome y amenazándome así que cogí una brocha de pintura gorda y se la metí en su ano. Ella chillo hasta quedar sin voz y gimió de dolor, la verdad es que me había pasado pero se lo merecía por ser tan zorra. Después de eso la desate y ella intento sacarse la brocha del ano pero no la deje y empuje su improvisado vibrador más adentro, después se la metí en el coño y le dije que me cabalgara.
No lo hacía mal pero el gusto no era suficiente quería hacer realidad el sueño de aquella chica misteriosa así que mientras movía su culo tan fantásticamente bien empecé a darle yo con toda mi fuerza intentando desgarrar su carne. Me iba a correr así que le saque la brocha del culo y me corrí en ese orificio que ya parecía una cañería. Después estuve otras horas adiestrándola hasta que por fin toda magullada y con marcas de azotes en todo el cuerpo además de leche saliendo de todo sus orificios
Prometió ser mi esclava, por fin vi mi tarea echa.