Un increíble trío en el bar con dos maduras muy ricas y juguetonas
Estaba trabajando en la cafetería, me había tocado el turno de tarde-noche y serían sobre las 11:30 PM. Casi terminando la jornada; entraron dos señoras de avanzada edad tendrían sobre unos 55 años o quizá alguno más, una de ellas me llamó la atención porque era muy guapa, llevaba el pelo con media melena y unas gafas de sol a modo de adorno que hacía las veces de diadema para recogerse el pelo hacia atrás y que no le molestase en la cara, se cubría el cuerpo con un pareo, lo que me indico que venían de la playa cargadas con bolsos para tal efecto. Voluminosos pechos lucía la señora pero altos y con buena apariencia, seguramente operados, pestañas largas arregladas y labios brillantes muy sensuales, finos , posiblemente por haberse untado algún protector para el sol, piernas esbeltas, gorditas como supongo que corresponde a su edad y muy correcta en sus andares, se entreveía que era de clase media-alta.
La acompañante estaba de muy buen ver también, no me llamó tanto la atención como la primera a pesar de estar estupendamente bien y pensé que si se la podría hacer un considerable favor; vamos que las dos juntas eran una bomba de relojería y ellas lo sabían. Esta última más delgada con voluminosos pechos también, un culito apropiado y redondito muy bien puesto para su edad, falda corta y un pañuelo por sujetador, no tenía michelines ni arrugas en el cuerpo, muy bien cuidada, seguramente de la misma posición social que la anterior.
– Muy buenas noches seeeeeeeeñoras – dije con un tono irónico y provocativo
– Buenas noches – contestaron
-¿Qué desean tomar? –
– Pues queríamos pedir algo para llevarlo y cenar en casa, ¿es posible? –
– Aquí es posible todo, hasta lo imposible tratamos de hacerlo y los milagros, estamos en ello –
Sonrieron que era lo que yo pretendía
– Ahora mismo les dejo unas cartas para que vean lo que les podemos ofrecer, tomen asiento por favor – indique señalando una de las mesas que estaba frente a la barra del bar.
Comentaron que era un camarero muy amable y se sentaron donde yo les indique.
Salí de la barra y les acerqué dos cartas de menú
– ¿Van a tomar alguna bebida mientras esperan que les preparemos algo?
– De momento no, vamos a ver que tenéis y ahora te decimos… –
Seguí con mis tareas de repasar copas y demás, hasta que me llamaron haciendo una seña con la mano.
Cual esclavo servicial me personé en la mesa que ocupaban
– Díganme por favor –
– Si, mira nos vas a poner un sándwich de morcilla y una salchicha con dos huevos –
– ¿Con dos huevos verdad? para acompañar a la salchicha lógicamente- pregunté irónicamente
Sonrieron maliciosamente las dos
– Van a tomar algo mientras esperan
– Si, dos cervezas por favor –
Tomé la comanda y me marche, después les serví las cervezas con un platillo de frutos secos.
Desde la barra podía ver las piernas de la guapa, que al estar sentada el pareo se le subió hacia arriba y las dejaba al descubierto. En realidad era una mujer muy guapa, volví a pensar que a pesar de su edad, estaba muy buena, no me importaría hacerle un favor en un momento determinado.
Pasado un rato les salió la comida, acababan de pedir otras dos cervezas y decidieron comer en la mesa en vez de llevárselo a casa. Les preparé la mesa y se quedaron a cenar.
La cocinera llegada la hora de cierre, se marchó quedándome solo con las maduritas.
– ¿Vienen de la playa? – pregunté con el fin de entablar conversación pues aunque la música sonaba en el local, se notaba un vacío al no haber nadie más.
– Si, nos hemos dado un baño, está el agua estupenda, la temperatura es ideal –
– Es temporada de medusas, hay que tener cuidado –
Mientras hablábamos, a una de ellas se le cayó el tenedor al suelo, rápidamente salí de la barra, cogí otro servicio nuevo y se lo llevé a la mesa, al agacharme para coger el cubierto del suelo, cuál fue mi sorpresa cuando la menos guapa se abrió de piernas dejándome ver un matojo de pelos rubios entre sus dos cachas, al mismo tiempo que me dijo:
– ¿Quieres comer, con nosotras?
Joder, podrían ser mi madre y mi tía, pero que cojones
-Claro, me encantaría comer, a vosotras?
– Pues puedes empezar, no te hace falta cubierto –
Como ya había pasado la hora de cierre, cerré la persiana de la puerta quedándonos los tres solos en el local, apagué algunas luces y eché las cortinas de la entrada.
Volví a su mesa y dije:
– Para que no se me enfríe la comida, cual está más caliente de las dos –
Al mismo tiempo se abrieron de piernas
– Elige tú que comer de primero –
Impresionante el espectáculo, cuatro largas piernas con túnel al final, no sabía en principio qué camino tomar, pero lógicamente me enganché con la guapa que había llamado mi atención desde que entraron en el local.
Me arrodillé, ella avanzó un poco hacia el borde de la silla, con mi dedo pulgar investigue el terreno, sacando a la luz de entre el vello púbico, unos delicados labios vaginales humedecidos por los flujos que habían comenzado a salir al calentarse con mi postura.
Agarré con las dos manos sus calientes nalgas, la atraje un poco más hacia mí, levantándola de la silla, hasta ponerme el coño en la boca, con mis pulgares aparté la mata de pelos hacia los dos lados dejando al descubierto una rosadita vagina chorreante de flujos, metí la lengua por los laterales de los labios vaginales para después pasar a meterla por dentro de la raja y saborearla a todo lo larga que era. Ummmmm, sabrosa, cerré mis ojos, traté de disfrutar el momento absorbiendo hacia mi boca los labios, soltándolos después, pasando toda mi lengua de abajo arriba para finalizar frotando con la punta de mi lengua su cálido clítoris. Ese olor inconfundible, llenaba mis entrañas, ahora lamía moviendo mi cabeza pasando mi babeante lengua por todas partes, mojando la rubia pelambrera que había dejado a ambos lados de los labios vaginales.
Me había tapado con el pareo poniéndolo sobre mi cabeza, encima de sus piernas y ninguna de las dos podía ver lo que hacía, pero esta sí que lo sentía, pues la oía jadear mientras me la comía por el coño.
Subía y bajaba mi lengua por esa sabrosa vagina que no podía dejar de lamer, me había convertido en su esclavo, lo que me dijera estaba dispuesto a hacer con tal de no dejar de lamer este coño que me había llegado llovido del cielo. Lamía y relamía una y otra vez, sintiendo en mi interior los gemidos desesperantes que producía la señora. Trataba de correrse pero no, no estaba dispuesto a satisfacerla de tal manera que se corriera tan pronto, había que posponer el momento y entonces dándole un último lengüetazo a todo lo largo de su almeja, me levanté.
Me levanté con la polla tiesa que me estaba doliendo en el interior del pantalón.
Me acerqué a la otra señora y le puse la polla a la altura de su boca, ella tanteó por fuera el paquete como valorando y sopesando lo que se iba a comer, acto seguido me desabrochó el pantalón y tiró de él hacia abajo, yo le ayudé descalzándome y quedándome desnudo por completo.
Entonces apareció esa tremenda polla que tengo, vi su expresión al cogerla con la mano, se le abrieron los ojos y la boca, se sorprendió al no esperar semejante artilugio. Lo agarró y delicadamente se lo metió entre sus labios, notaba como desde el interior con su lengua me succionaba el capullo, estaba dura y tremendamente grande, ahora le tocaba a ésta disfrutar de tal encanto.
La guapa se masajeaba el clítoris, pajeandose con la intención de correrse, cada vez se frotaba más deprisa viendo como disfrutaba de polla su amiga.
– ¡ Quieta, estate quieta, no sigas, ¡ pon las manos en tu nuca y no hagas nada, solamente mira y ten paciencia que ahora voy a por ti, ¡ TE VIENE BIEN SUFRIR UN POCO MÁS ¡ – le ordene cabreado, no podía consentir que tuviera un orgasmo sin mí.
Esto la dolió, pero ante mi tajante orden y verme cabreado, creo que se asustó y por mucho que la doliera dejar de correrse, que eso es jodido, acepto obedecerme y colocó sus manos donde le ordené.
– Tú, sigue comiendo cariño – le dije a la otra – esto no va contigo, puedes seguir disfrutando de esta tranca que te estas favoreciendo –
Me estaba pajeando la polla con el capullo y algo más dentro de su calenturienta boca, moviendo su lengua alrededor del glande poniéndome cachondísimo.
Ahora quité su mano de mi polla y con una mano mía le sujeté las dos suyas sobre su cabeza, me agarré la polla y me hice una paja en su boca, me la casqué hasta que me corrí en su boca con ardientes y espesos chorros de esperma que derramaban por la comisura de sus labios por los pequeños huecos alrededor de mi nabo. Le restregué el semen por toda la cara con mi polla y seguidamente me puse de rodillas, agarré sus nalgas y la atraje hacia mí, dejando el coño fuera de la silla, levantado hasta la altura de mi boca. Entonces comencé a comerme aquel empapado chocho, de rico olor, que de vez en cuando a mis apretones me hablaba con sonidos guturales de ¡ chop, chop ¡, ruidos que me resultaban familiares cuando la señora se corrió en mi boca.
Chupé y lamí ese delicioso chochito, secando los flujos que salieron de su vagina en ese primer orgasmo, la acaricié con mi lengua todas sus partes y nalgas hasta que la dejé reposando y sin fuerzas sobre la silla, con uno de sus brazos colgando por el respaldo.
La otra tenía empapado el coño por el sufrimiento de ver cómo me corría en la boca de su amiga y no en la suya, ya que hubiera querido que hubiera sido en su cara y no pudo ni acariciarse un poco para consolarse, por el temor que le infundía mi orden. Entonces la cogí por debajo de la barbilla, apretándole las mejillas con mis pulgares, le ayudé a levantarse y la hice sentarse en uno de los taburetes altos de la barra, de tal forma que al tener el culo más gordo que el asiento, el ojete le quedaba fuera del taburete por la parte de atrás, sus brazos quedaron encima de la barra y su cabeza agachada encima de los brazos, a la espera de ver que le esperaba en esta posición.
-¡Levántate y ven aquí¡ – dije a la otra – ponte en cunclillas y lámele el agujero del culo, lubrícaselo bien para meter todo esto en ese acogedor culito –dije agarrándome la polla.
Ella lo hizo y yo puse la punta de mi nabo para que lo chupara y lo chupó, ya lo creo que lo chupó, se lo metía y sacaba de su boca como si fuera un chupa chups, al mismo tiempo metía la punta de la lengua en el redondo orificio del culito de su amiga, metiéndola y sacándola preparándomelo para esa gran penetración que estaba por llegar.
Me estaba pasando la lengua a lo largo de mi polla y puse la punta en el agujero de la señora, entonces apreté sujetándomela con la mano y haciendo movimientos circulares, tratando de abrir hueco en ese estrecho culo que se desgarraba a cada milímetro que penetraba con mi rabo. Cuando entró el capullo, todo era coser y cantar, apreté delicadamente hasta que los testículos marcaron el final de carrera, la sacaba y metía lentamente mientras la otra arrodillada dejaba su lengua quieta acariciando mi verga a su paso de entrada salida en el interior del ojete de la guapa.
A veces se metía los testículos en su boca y con su lengua jugueteaba con ellos.
La guapa gemía y daba gritos de placer cada vez que penetraba su culo, la levante un poco de la barra y me aferré a sus tremendos pechos, duros y firmes como los de una jovencita de 25 años, se los apretaba entre ellos subiéndolos a su boca y ella sacaba la lengua queriéndolos alcanzar con la punta para frotarse con ella los pezones duros que estaban en esas grandes y oscuras aureolas.
La estaba desgarrando el culo, fuertemente, gemía, lloraba de placer, desearía que no acabase nunca este momento, después de lo sufrido anteriormente con la corrida en la boca que le proporcioné a su amiga, ahora estaba disfrutando de mi polla a tuti play.
Cuando más excitada estaba y a punto de correrse, saqué mi polla de su culito, se la dejé a la otra para que la lavara a lametazos y mientras le di la vuelta a la del taburete apoyando su espalda en la barra y sentada de forma que su coño quedaba fuera de éste y a disposición de cualquier cosa que quisiéramos hacer con ella.
Como la amiga estaba en el suelo de rodillas, le ordené que la comiera el chorreante coño empapado de fluidos a punto de tener un orgasmo, esta lamió con ganas, pasaba su lengua por todo lo larga que era hasta acariciarle el clítoris, lo que provocaba que se estremeciera y diese un pequeño gemido.
Me subí a una silla, con mi mano le agarré la barbilla desde abajo abriendo su boca y con la polla le golpee en las mejillas y labios, antes de metérsela dentro. Se la tapaba por completo ahogando los gemidos que provocaba la comida de coño que la estaba haciendo su amiga.
Se retorcía en el taburete, agarrándose y apretando sus voluminosos pechos, pellizcándose los pezones, sintiendo la calenturienta lengua de su amiga que a su vez se pajeaba el coño con todos sus dedos, yo estaba haciéndome una paja en su boca con la polla más dura del mundo.
Así estuvimos un buen rato hasta que detecté que se estaban corriendo, estaban llegando al éxtasis las dos y yo también, pero ninguno queríamos que acabase este momento, la guapa no había probado mi tranca en su coño y no podía permitir que eso pasara por lo que di una voz
– ¡Quietas ¡ No hagáis nada –
Se sobresaltaron las dos a la vez, no esperaban esta orden. Saqué del tirón la polla de su boca y le golpee dura y repetidamente sus morros.
– Estate quieta – le dije
Bajé de la silla, aparté a la amiga y empecé a comerle los pechos agarrándoselos con mis manos y apretándolos contra mi cara, ella me cogió la polla rígida, que estaba junto a su coño y se la colocó para que la penetrara, apreté y entró hasta adentro, le tapé su boca con la mía metiéndole la lengua y jugueteando con ella dentro, ahogando sus gemidos debidos a mis penetraciones, lloraba y quería gritar de gusto, se estaba corriendo en mi polla, notaba como cada vez estaba el coño más humedecido, acababa de tener un extraordinario orgasmo, llenando mi polla de ricos fluidos. Una vez satisfecha la dejé apoyada en la barra y saqué mi polla, yo estaba para reventar y la amiga se estaba haciendo una paja mirándonos como disfrutábamos y también estaba para correrse.
La cogí en brazos y la senté encima de la barra mirando hacia mí, metí la cabeza entre sus piernas y me comí aquel empapado coño con mi lengua, llenándose de fluidos mis mejillas al restregarlas contra él, sus muslos se empaparon también. Después de una comida bestial y estando de nuevo a punto de correrse, me retiré, la puse de pie, apoyada en las piernas de la otra que descansaba en el taburete, tire de ella hacia atrás, le abrí las piernas y le coloqué la polla en el coño, apreté y soltó un alarido, no dijo nada más, arremetí contra su coño ferozmente, su amiga le levantó la cabeza y puso uno de sus pechos en su boca para que pudiera comer algo mientras era tabicada por mi verga, después le tapó la boca con la suya ahogando los llantos de placer. Al rato de unas duras arremetidas y estando ya ardiendo de los anteriores juegos vaginales , solté varios chorros de caliente y espeso semen, dentro de ese chochito que a su vez me recompensó con otros tantos chorros de líquidos al tener un placentero orgasmo, sintiendo mi semen en sus entrañas. La amiga le acariciaba suavemente su carita que había quedado con la boca abierta a medio introducir uno de los pezones y con su lengua fuera rozándoselo pero sin movimiento alguno.
Bueno pues extasiados las dos y yo completamente satisfecho del esfuerzo realizado por complacer a las señoras, tomamos unas cervezas y nos despedimos.
Esta escena se repitió varias veces a lo largo de sus vacaciones en la playa pero ya en su apartamento de verano.
Ya os contaré alguna que otra follada con estas señoras.