Un misterio familiar que finalmente se revuelve

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Rubén era un adolecente como cualquier otro, cursaba el segundo año de secundaria y era parte de una familia de cuatro, sus padres, su hermana y él. La pubertad le había llegado un par de años atrás y con eso algunos cambios en su vida, él los recordaba bien y con un poco de pesar, pues antes de eso era un niño un tanto caprichoso y no le gustaba bañarse, su hermana que era un año mayor que él y mil veces más autónoma tenía que cargar con la difícil tarea de arrastrarlo hasta la ducha y obligarlo a bañarse cuando menos dos veces por semana, no recordaba cuándo había empezado esta dinámica, sólo recordaba que su madre quien los bañaba juntos antes de eso se había conseguido un nuevo trabajo en esos tiempos y ya no podía acompañarlos, con su madre presente se comportaba muy bien a regañadientes, pero a su hermana le armaba un lío siempre que podía, al punto que casi siempre terminaban forcejeando hasta que ella lo lograba someter y enjabonar. su yo del presente estaba molesto con su yo del pasado, pues tener a su hermana desnuda a solas y enjabonándolo ahora le parecía morboso, se reprochó el no haber tomado más imágenes mentales de ella desnuda, aunque siendo ambos menores no había mucho que le llamara la atención.

Cuando su hermana empezó a entrar en la adolescencia estos eventos dejaron de ocurrir y estuvo un par de meses disfrutando que no hubiera nadie que lo obligara a bañarse hasta que su madre terminó con su trabajo temporal y ahora le tocaba ceder ante sus directrices. Su madre a diferencia de su hermana nunca se bañó con ellos, siempre procuró vestir una toalla mientras los duchaba a los dos cuando eran más pequeños y a él solo en sus últimos años antes de la pubertad, él no había relacionado a su madre con situaciones morbosas, pero de vez en cuando se imaginaba con una mujer mayor desnuda bañandolo como ella lo hacía, aunque esto no siempre le ayudaba a darse placer porque a diferencia de con su hermana, cuando se colaba en el proceso una imagen mental de su madre reprochandole se le bajaba la erección y las ganas de terminar, eso no lo detuvo de pensar en su hermana unas horas después para terminar lo que había empezado.

Sus baños comandados terminaron cuando en uno de ellos su madre descubrió que algo cambiaba en el cuerpo de Rubén, él nunca entendió que fué, porque nunca se ponía suficiente atención a sí mismo, la situaciones cambiaron a que ella lo esperaba fuera de la puerta hasta que acabase, su yo adolecente se sintió agradecido de que su madre no estuviera presente en su desarrollo puberto, aunque estaba seguro de que como a su hermana, este fue un factor determinante en que terminaran estas situaciones.

Esto nos trae al presente, Rubén se encontraba recostado en la cama de su habitación, la casa en la que vivía su familia contaba sólo con dos recámaras, por lo que compartía el cuarto con su hermana quien tenía su cama individual en la pared más alejada a la suya, sin embargo ella no se encontraba, pues se había ido a tomar un baño, como la falta de privacidad viviendo bajo el mismo techo permitía pocos momentos para él mismo decidió cerrar la puerta del cuarto y dedicar a esos gloriosos recuerdos de su hermana desnuda una satisfactoria paja, tenía que ser rápido si quería terminar y esconder cualquier evidencia del delito de manera correcta, y ahí se encontraba aquel chico delgado de cabello corto a lo militar, tendido en shorts y playera (la cual se había puesto para facilitar esconder su erección si lo pillaban) con la verga de fuera, tenía un tamaño considerable y su anchura era peculiarmente más gruesa mientras más cerca del glande, su mano se movía rítmicamente, al sólo usar una tenía que agitar más la mano, pero la otra la tenía preparada con unos pañuelos y agarrandose el borde de la camisa para agilizar el proceso de solucionar u ocultar cualquier escenario posible, nunca lo habían encontrado auto-satisfaciendose y pretendía que esto permaneciera así.

De un momento a otro pasó lo que temía, había prolongado mucho aquello tratando de recordar detalles borrosos de aquellos tiempos, tratando de imaginar que su hermana lo masturbaba (cosa que no podía pasar porque él mismo se lavaba sus partes íntimas por orden de su madre durante las duchas, cosa que su hermana respetó), escuchó el inconfundible ruido que hacía la puerta del baño al abrirse y procedió a ocultar el pañuelo bajo la almohada, esconder su erección bajo el short y poner encima la playera, pero esto no ocultaba a la bestia, así que dudó unos cuantos segundos antes de tenderse boca abajo aprisionando su endurecido miembro contra el colchón, siempre había pensado que un par de centímetros más y alcanzaría su propio ombligo. no disponía de mucho tiempo en lo que su hermana viajaría los escasos 3 metros que había del baño a su cuarto, así que tomó el teléfono y abrió lo más rápido que se le ocurrió, para cuando su hermana abrió la puerta él ya se encontraba viendo videos de miedo.

– ¿Por qué cerraste la puerta? ¿Qué no ves que así no corre el aire? – Rubén intentó disimular la normalidad, pero el que su hermana entrará con el cuerpo tenuemente mojado y sólo vistiendo una toalla no ayudaba con su verga previamente estimulada que palpitaba bajo el peso de su cuerpo.

– Igual la terminas cerrando ¿cuál es el problema? – Dijo él tratando de no mirar demasiado, el verano era particularmente caluroso últimamente y su hermana había tomado por costumbre regresar así de ducharse para secar su cabello rizado frente al ventilador, Dulce era una chica delgada y de muy buen ver, su cuerpo había desarrollado unas caderas marcadas, un trasero respingado y unas tetas abultadas de las que Rubén hubiera querido tener mejor detalles para imaginar ya que ella siempre llevaba un sostén que aunque delataban su tamaño siempre las escondían suficiente de la imaginación y no solía usar escotes o nada que dejara verla de más, por lo menos hasta esos días recientes en los que salía así, la toalla estaba muy bien ubicada y no se dejaba escapar ni un indicio de sensualidad, pero Rubén pretendía no verla directamente, quizá con el tiempo perdería algo más de inhibición debido a la normalidad de aquello y habría algo decente por lo cual arriesgar una mirada.

– Es para que papá y mamá no me vean semidesnuda con la puerta abierta, la abro antes para que corra el aire – Dijo ella malhumorada cerrando con llave – aún así no entiendo por qué cerraste, siempre la tenemos abierta.

– Buscaba una playera para ponerme… – Dijo pero entendió lo absurdo de su argumento, si bien era cierto que andaba sólo en shorts antes de que su hermana saliera no tenía mucho sentido cerrar sólo para ponerse la playera. – también me iba a cambiar de shorts pero me vino dando flojera – como vio la cara de incredulidad de su hermana trató de cambiar de tema. – además, de qué te escondes de papá y mamá, no es como si anduvieras desnuda, y ellos nos bañaban cuando pequeños, no creo que les perturbe.

– Mamá nos bañaba, y ya no somos tan niños – Dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama y acariciaba su cabello frente al aire para secarlo más rápido.

– como a los cinco todavía corrías desnuda por la casa gritando que eras un pony – dijo él sin apartar su vista del teléfono y recibió un almohadazo volador como reproche.

– es diferente, tu no lo entiendes porque eres hombre y puedes andar sin camisa, yo mientras me muero de calor.

– pues andate más ligera, con todo lo que siempre llevas encima me sorprende que no te sofoques con este clima – dijo Rubén mientras navegaba en internet buscando otro video qué poner. – eres la única rara que viste cuellos largos y mangas en días de calor.

– lo ves, para ti es así de fácil, por eso no lo entiendes – Dijo ella con una expresión molesta.

– Pues sí mira – Dijo él y sin pensarlo se sentó en su cama y se quitó la playera, unos segundos después entendió su error al mirar hacia abajo, estaba tan inmerso en su papel de normalidad que olvidó la evidente erección que se marcaba bajo sus shorts de tela, atinó en dejar caer la camisa como por accidente, aunque probablemente su hermana ya habría visto algo – es así de fácil – Sacó la lengua y se volvió a tumbar boca abajo, él esperaba que su hermana lo siguiera riñendo como de costumbre, pero el silencio era incomodo, ella se había regresado a mirar el ventilador y proseguía secándose el cabello.

– Deberías tomar un baño también, creo que te está afectando el calor – Dijo ella unos minutos después tumbandose sobre la cama frente al aire, con una mano sujetaba la parte superior de la toalla para que no se fuera a caer sola, con el otro brazo tapaba su rostro como tratando de ocultar sus ojos de la luz, era extraño, normalmente terminando de secarse el cabello siempre seleccionaba ropa e iba al baño a cambiarse. – Me voy a dormir un rato, si vas a salir a ducharte recuerda dejar cerrada la puerta, ve a bajarte el calor que este clima lo sufrimos todos.

Otra vez se hizo el silencio, normalmente ella hacía eso de taparse los ojos para que no le afectara la luz el sueño, pero en esta ocasión tenía el codo a la altura de su naríz cuando lo normal sería que fuera la muñeca, Rubén se sintió apenado, era evidente que lo había visto con tremenda carpa de circo en sus shorts y estaba dando apertura a que se levantara y solucionara ese asunto en el baño sin que hubiera posibilidad de que lo espiara, pero él no quería tomarle la oportunidad, eso sería evidenciar que ella tenía razón, en su lugar siguió viendo videos de terror, esperaría que aquello bajara de manera normal, si podía recuperar la idea que su hermana tendría de él como niño bueno debía intentarlo, hasta sintió pena de sí mismo de haber estado pajeandose pensando en su hermana unos minutos antes.

Pasó un rato y Rubén se disponía a cambiar de posición, su erección se había marchado por completo hacía tiempo, pero se había quedado intrigado con una historia de miedo y no se había percatado hasta ese momento, se incorporó y vió a su hermana, seguía en la misma posición, pero con la boca abierta, se había quedado dormida de verdad.

Esa imagen le impactó al momento, Dulce estaba dormida en toalla frente al aire, con el brazo por sobre su cara, a merced del contemple de su hermano, siempre había podido aguantar la necesidad de husmear su cuerpo, pero aquella vista era inédita, como la toalla estaba levantada por encima del escote para esconder bien su busto la parte de abajo le quedaba como minifalda, un par de centímetros ceñidos entre sus muslos impedían que se viera de más, pero podía contemplar sus piernas hasta ese punto, al darle un vistazo a sus hombros le hizo poner atención en su boca entreabierta, la quijada estaba relajada y su lengua descansaba dentro, recordó esos videos en donde le llenan la cara de las chicas con chorros de semen y ellas gustosas reciben y permiten que algunos resbalen por sus labios hacia su boca, sería tan morboso cumplir aquella fantasía, pero intentar aquello sería un suicidio, sería más que seguro que lo castrarían y le darían de comer sus bolas a los perros.

El aire del ventilador amenazaba juguetonamente en levantar la toalla desde una esquina cerca de su muslo, bueno, era imaginación suya, esta era muy pesada y estaba bien ceñida entre sus piernas, pero ¿qué si le ayudaba un poco? acercó su mano a la esquina de la toalla y la levantó unos centímetros, cómo la otra parte de la toalla estaba debajo su hermana no sentiría aquel movimiento, aguantaba la respiración y su corazón parecía un tambor, levantó un poco más y algo inesperado pasó, el aire del ventilador se coló y simuló un tirón de la toalla que venció la ceñidura entre los muslos, quizá de haber puesto atención a esa zona hubiera podido ver algo, pero el susto lo hizo retroceder dejando caer pesadamente la parte levantada de la toalla.

regresó corriendo a su cama mientras su hermana se movía entre sueños, de lejos la vio separar suficiente las piernas, tanto que estaba seguro que si se acercaba vería algo entre ellas, pero había quitado su brazo de sobre su rostro y temía que abriera los ojos en cualquier momento, se quedó congelado, veía como en esa postura el ventilador hacía ondular la toalla desdoblandola un poco a cada segundo, sentía el corazón en la garganta, quería hacerse el dormido o algo, pero ese espectáculo era hipnótico, eventualmente la toalla se dobló dejando ver el costado de su muslo y cadera y la parte de en medio empezó a vibrar, era cuestión de tiempo para que el ventilador cumpliese las fantasías de Rubén y la terminara desvistiendo frente a sus ojos.

Su corazón dió un vuelco cuando se movió bruscamente sobre su costado, pero sintió alivio… y algo más, se giró hacia la pared dándole la espalda a Rubén, y en el proceso la parte posterior de la toalla había quedado en la cama, ahora toda la parte de atrás de la chica desde su nuca hasta sus piernas estaba al descubierto, apuntando hacia su hermano, Dulce abrazaba la parte que quedaba de la toalla, él no resistió la tentación y se acercó a admirar, el muslo que había quedado encima se doblaba hacia enfrente aprisionando la toalla, ocultando su entrepierna, pero todo lo demás estaba ahí,ese suave y respingado trasero se alzaba como en ofrecimiento, Rubén nunca había tenido sexo pero se imaginó tomandola dela cintura ahí mismo y haciendola suya.

La verga del muchacho a este punto estaba tan dura que no recordaba que estuviera así antes, la sacó de debajo de sus shorts y vió el lubricante resbalar por su glande, bajarse la capucha de piel fué tan fácil y placentero que no lo pensó ni un segundo, empezó a masajear a dos manos a aquel animal para domarlo, el alivio era intenso y el morbo mejor todavía, acercaba la punta de su pene a aquellas posaderas, en ese punto ya no estaba pensando bien las cosas, eventualmente se correría y requeriría el pañuelo, pero estaba seguro que si pasaba podía ir corriendo por el que había escondido bajo su almohada, siguió con aquello, la vista era perfecta aunque no aparecieran sus tetas o su coño, giró un poco la vista y se mordió el labio pensando que así se vería acabar en la espalda de alguien, pero ¿podía ser más exacta esa vista?

Rubén se deshizo de sus shorts por completo y levantó la pierna para orientar su verga en dirección a su espalda, como la cama de Dulce estaba pegada a la pared aprovechó para usarla como punto de apoyo, ahora era perfecta, con un poco de imaginación realmente parecía que recién se la acababa de cojer y estaba a punto de llenarle la espalda de surcos blancos irregulares, una advertencia brincó dentro de su mente, su verga estaba a punto de estallar, como pudo contrajo la pierna que usaba como apoyo pero la otra le falló y se resbaló.

Como pudo liberó a la bestia de sus propias manos para usarlas para no caer sobre su hermana, pero estas terminaron a cada lado de ella, una de estas jalando evidentemente su cabello rizado, en cuanto al resto de él, no había pose más comprometedora, literalmente estaba encima de ella, su peso presionaba su pelvis contra la cama dejando a su verga reposando inquietamente sobre una de sus nalgas, tenía miedo ¿cómo podría explicar aquello? su hermana empezó a demostrar incomodidad y se retorció bajo él quien se quedó quieto del terror, pero no tuvo que explicar nada, Dulce se acomodó boca abajo por completo y el peso de su hermano ya no era total porque su cadera ya no estaba de lado, pero su verga aun quedaba sobre ella, pero era ahora reconfortada entre sus nalgas, se tardó un momento en determinar que ella seguía dormida, respiraba profundamente como si nada hubiera pasado, él sin embargo estaba al 100%, su verga estaba tan estimulada que sentía que ya estaba el primer chorro atorado dentro de ella, se movió lentamente para salir de ahí sin hacer mucho movimiento pero esto demostró ser un error, se detuvo un segundo para ver si podía rectificar aquel roce contra el trasero de su hermana pero cuando un liquido blanco empezó a brotar lentamente de la punta de su glande sabía que el siguiente paso era un chorro sin control, así que no lo pensó dos veces y se impulsó hacia arriba, parado sobre la cama no pudo evitar dejar salir un chorro en su espalda, lo bueno fue que de pie pudo contener el siguiente con sus manos, pero después de los primeros tres se empezaban a colar entre sus dedos la materia blanquecina y llegaban a parar en los muslos de Dulce.

Rubén saltó de la cama con el temor de despertarla, fue corriendo por un pañuelo para terminar aquella potente eyaculación, volteo a un momento para contemplar el desastre, su hermana dormía plácidamente con una cara angelical, pero en su espalda había una tira blanca que recorría desde su espalda baja hasta su cabello, y unas gruesas gotas se escurrían para perderse entre sus glúteos y sus muslos, con el temor fresco de que despertara y ya con el short puesto acudió a ella y tomó la parte de la toalla que se podía doblar y la cobijó con ella, luego regresó a su propia cama, esperaba que la toalla escondiera los rastros, se sintió mal el resto de la tarde, pero como su hermana no despertó hasta que oscureció volvió a masturbarse una vez más, esta vez ya no con la osadía de acercarse a ella, pero si con el vivo recuerdo de sentir su piel bajo la suya, como su trasero acariciaba suavemente su miembro y lo obligaba a escupir todo su interior, se sintió tan bien que cuando terminó de esconder los pañuelos se acostó boca abajo y se quedó dormido

A la mañana siguiente su hermana no estaba, habría salido con sus amigas como de costumbre, el resto del día pasó normal hasta que llegó la noche, su madre que normalmente pasaba el día ayudando como contadora en una tienda llegó junto a su padre y los llamaron a la mesa del comedor, el semblante de ambos era serio y les pidieron que escucharan atentos

– Chicos, su madre y yo hemos estado hablando y decidimos que ya era hora de hablar con ustedes – Rubén sintió un miedo inmediato, era posible que su hermana despertara con toda la evidencia de su travesura sobre su espalda y lo haya acusado, sentía que era lo más evidente y su preocupación se notó de inmediato – No Rubén no es nada malo.

– Si, quizá se vea un poco drástico, pero les prometemos que no es nada malo, es sólo algo que ya tienen edad para saber – Dijo su madre quien era una mujer muy atractiva, a diferencia de Dulce aquella mujer tenía el cabello ondulado y hacía muy buena pareja visualmente con su esposo, un hombre de rasgos faciales marcados y fornido.

– Lo que pasa es que no somos una familia convencional del todo, verán, su madre y yo nos casamos cuando ustedes ya habían nacido. – Dulce puso una cara de horror ante esta afirmación

– No nos van a decir que por nuestra culpa se casaron – Dijo la chica y el padre rió un poco hasta que se dió cuenta que no era en broma aquello.

– No, para nada, bueno, lo que pasa es que su madre y yo nos conocimos poco después de que nacieran…

El ambiente se puso tenso y con paciencia y comprensión sus padres revelaron que Rubén era hijo de él y su madre había fallecido al momento de que él naciera, en cambio Dulce era hija de su madre y su padre la había abandonado antes de que naciera, sus destinos se habían juntado en este proceso y terminaron siendo pareja.

Pero cuando todo parecía amenizar Dulce se levantó muy seria y salió sin decir nada de la casa, al final Rubén lo tomó algo bien, para él su madre era aquella señora que siempre los habían cuidado, no conocía a otra y no planeaba reemplazarla en su mente y Dulce era su hermana y siempre lo sería, pero, ella no pareció haberlo tomado nada bien, sus padres lo convencieron de que le diera espacio para sobrellevarlo, eventualmente Ruben regresó a su cuarto a jugar con su teléfono, dejó la puerta abierta pensando que Dulce no se molestaría con él, no sabía si pensaba en complacerla como penitencia por su secreta travesura o para hacerla sentir más cómoda en lo que asimilaba todo aquello, debía ser más duro pensar que tu padre verdadero te abandonó, Rubén se quedó dormido con esa preocupación.

A mitad de la noche Rubén sintió algo raro, se despertó en medio de la oscuridad y lleno de sudor, el silencio era sólo roto por el ruido del ventilador, al tratar de incorporarse se dio cuenta de que había algo que lo presionaba de los muslos y una extraña sensación cálida que nunca había sentido lo perturbaba, tanteó un poco adormecido en busca de su teléfono y encendió rápidamente la linterna, desde abajo le devolvía la mirada su hermana, pero su cara estaba extrañamente muy cerca de su pelvis, cuando contempló el plano completo vió como en la boca de su hermana había algo largo y grueso, ella levantó la cabeza dejando salir de su boca la verga de su Rubén, estaba sorprendida pero muy tranquila, llevó su dedo índice a sus labios en señal de que no hiciera ruido.

– apaga eso, creo que ya casi termino – Rubén obedeció sin saber por qué, la oscuridad regresó a envolver todo, despabilado sintió el cálido cuerpo de su hermana sobre el suyo propio y una suave sensación de succión en su pene que venía acompañado de ligeras cosquillas que le ocasiona el cabello de Dulce.

El placer lo invadió tan rápido cuando supo a qué se debía todo aquello, puso su mano sobre la cabeza de su hermana y lo ayudó a entender cómo ésta subía y bajaba haciéndolo sentir todo ese placer, también comprendió que no podía introducir todo aquello dentro de su boca, pero dejándose llevar en una de las bajadas presionó un poco y por fin la nariz de Dulce tocó su propio vientre haciéndole un cosquilleo, ella se quedó quieta, él por otro lado empezó a templar, sentía como la garganta inexperta de aquella chica se contraía como intentando conseguir aire, ocasionado el impulso extra que necesitaba, repentinamente como si se desatara una habilidad espasmódica, la verga de Rubén comenzó a soltar chorros incontrolablemente, lo que hizo que su hermana se quitara, y aunque los primeros chorros salieron directamente en su garganta y su boca, los últimos se escurrieron entre sus labios, pues ella sujeto aquel pene con ambas manos y lo empezó a besar mientras terminaba de correrse.

Rubén sintió como en silencio su hermana se levantó en la oscuridad y salió del cuarto, él tuvo que procesar todo aquello, definitivamente no era un sueño, ella regresó en unos minutos y por la luz del pasillo se percató que tenía el cabello mojado, pero una vez adentro la oscuridad volvió y sólo escuchó cómo ella se acostó en su respectiva cama.

– Perdón hermanito, siempre quise hacer eso – el silencio prosiguió como una pausa un tanto larga – Imaginé que después de lo de ayer no tendrías inconveniente que me sirviera yo misma un poco de tu leche – se escuchó una risita de la chica y Rubén se puso nervioso.

– ¿Estabas despierta? – Dijo con un temblor en la voz

– Si, lo estaba, fingí estar dormida porque tenía curiosidad, imagino que tu tenías curiosidad de mi cuerpo, y yo de si te gustaba, por eso dejé que me destaparas, pero al final no lo conseguiste, te abalanzaste encima de mí – volvió a dar unas risitas de un modo muy juguetón que jamás le había escuchado

– Perdona, no debí – Dijo Rubén desconcertado y abrumado.

– Descuida, yo quería que vieras, y sentirte sobre mi me desbloqueó una nueva curiosidad, pero eso ya lo averigüé, mi hermanito creció mucho desde niños – Volvió a reír, esta vez Rubén rió nerviosamente – Y eso de que no debiste ¡dios! hay tantas cosas que pasan por mi mente cuando me despierto en la madrugada y veo que la tienes dura entre sueños, siempre me detuvo el “no debo”, pero ahora… ahora creo que me voy a permitir divertirme un poco… si me dejas, claro.

– Si te dejo – Dijo nervioso, ella sólo rió – No me voy a enojar.

– Hermanito… de eso ya me di cuenta – Dijo y volvió a reír, esta vez Rubén pudo distinguir en la oscuridad como Dulce se acurrucaba en aquella cama, sus ojos apenas se adaptaban a la poca luz – estas vacaciones voy a desquitar todo lo que me he guardado, descanza, mañana va a estar interesante.

El silencio reinó el resto de la noche, Rubén no pudo evitar sentirse muy tranquilo y emocionado, seguía con el éxtasis de haberse corrido recientemente y el morbo de cómo había sido todo aquello, no había forma de que pudiera imaginar las increíbles cosas que le esperaban para el resto de las vacaciones.