Un par de chicos gay en un curso muy aprovechado
El curso muy bien aprovechado
Antes de nada, agradecer tantos a todos aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, pues por vosotros sé que hago bien contando mis confidencias. Sabéis, muchos son los que me dicen que las experiencias fortuitas o casuales se ven venir, no siendo eso en verdad cierto, pero no la descarto. Como habéis notado a la hora de leer mis experiencias, no suelo llevar el orden de ellas, ya que voy alternando a medida que quiero. Mirad la que ahora os voy a hacer saber, me ocurrió el pasado año en el mes de octubre y encima viernes, podría deciros hasta el día pero no creo que os haga falta.
Aquel año como tantos, estuve cursando un curso por las tardes, curso que tras salir de trabajar y almorzar solía asistir, pues siempre me ha gustado y en la manera de lo posible ir. El curso que cogí y fui seleccionado entre otros, fue en un pueblo no muy lejos de Sevilla (Lora del Río), curso cuyo inicio a mediados de septiembre hasta mediados de diciembre. Curso que la distancia no fue el obstáculo, ni mucho menos el horario del curso que era de cuatro de la tarde a diez de la noche, sino el aparcamiento.
Pues el aparcamiento era el mayor hándicap, ya que el encontrar lugar cercano donde poder dejar mi coche… eso si que era un reto, pero un reto diario… un hándicap a cumplir. Siendo aún más difícil si llegas pasada las tres y media de la tarde, pues toca aparcar muy lejos (casi donde Jesús perdió la sandalia). En el curso conocí a varios compañeros que como yo, solían buscarse las habichuelas en encontrar aparcamiento, compañeros que nos retábamos en ver quien quita el sitio al otro.
Yo tenía la suerte de encontrar sitio cerca de la académica, no siempre era puntual y tenía que aparcar en una explanada no muy lejana, explanada que era mi salvación. Pero como suelo decir… «Nunca llueve a gusto de nadie», dicha explanada acabaron por cerrarla y puesta en venta. Cosa que nos judío bastante, siendo un compañero quien me indico un lugar donde podríamos aparcar. Teniendo este la peculiaridad de pertenecer a unos bloques y zonas de oficinas, aparcamientos que a una hora determinada lo cerraba, pues aunque era una zona exterior este poseía un portón automático de cierre.
El compañero me advirtió de todas maneras de esta pega, advirtiéndome en no retrasarme mucho en mi salida de la academia, sino deseaba quedarme encerrado. Siendo al mes de aparcar allí cuando conocimos a una señora mayor, señora que nos ofreció su ayuda en el caso que el portón este cerrado, ya que todo vecino poseía una llave electrónica que lo abre. La señora de todas formas nos comento, que si ella ese día no se encontraba por que estuviera ausente por cualquier motivo, tendríamos la oportunidad en otro vecino anciano. Vecino al cual ella amablemente nos presento, vecino viudo que vive solo en compañía de un perro.
El curso iba transcurriendo bien, pasando septiembre nos adentramos en octubre, mes donde anochecía aun más temprano que el anterior. Curso que estaba bien aprovechado a pesar de las prisas por llegar antes e ir deprisa, pero siendo finales del mes octubre y para ser más exacto el jueves, tras finalizar las clases en la academia, me quede hablando con una compañera. Dándome cuenta de la hora y teniendo que ir a paso ligero a por el coche. Llevándome la sorpresa que habían cerrado el portón, claro está mi compañero tuvo más suerte, pues llego algo más temprano que yo y encontró sitio en otro lugar.
Viendo que me tenía que buscar la vida para sacar el coche, lo primero que hice fue llamar a mi mujer para prevenirle (alertarla) que iba a llegar tarde, aviso que era para que no se asustara. Tras colgar fue en busca de esa mujer mayor, mujer que para más inri no estaba, teniendo que ir a buscar a ese otro caballero. Que tras llamar a su puerta y este abrirme, lo primero que hice fue disculparme por la hora. Pues el hombre se encontraba en pantalón corto de pijama, camiseta de tiranta y babuchas. Tras explicarle la faena…
“Tiene usted que disculparme, pero me quede con la profesora consultando unos datos. Saliendo algo más tarde que mis compañeros, no cayendo en el cierre del portón”.
Este me hizo pasar, tranquilizándome diciéndome en plan bonachón…
“No se preocupe usted hombre, todo sea eso, verá como rápidamente lo arreglamos”.
Al tiempo que me invito a pasar al interior de su casa, este me invito a tomar una cerveza al tiempo que él buscaba la llave. Bebida que rechace cortésmente al tiempo que le mente que debía de conducir, tras un vale… vale. Este me pidió quedarme un rato y de paso darle algo de conversación, explicándome que siendo viudo y vivir solo, le hace perder un poco la cabeza y a veces al noción del tiempo, ya que incluso llevaba días sin hablar con nadie.
Tras ese inoportuno comentario por parte de este, tras haber rechazado yo la cerveza, pensé que debía de quedarme mejor a tomarme esa bebida y de paso darle algo de conversación. No vaya a ser que tenga al final que buscar un taxi o una pensión, por lo que entonces le acepte esa cerveza y comenzamos a hablar, tocando todo las ramas, contándome su vida y peripecias alternando con las preguntas conmigo.
Hasta llegar al sexo, donde las cervezas con el estomago vacio me hizo soltar la lengua y contarle mis aventuras. Hasta que este me pregunto por si había tenido experiencia con otros hombres, no conteste claro está, quedándonos ambos en silencio. Tanto que hasta hubo un silencio sepulcral, cogiendo este y soltar…
“Pues yo sí… que quiere que te diga, uno llegando a cierta edad no tiene ni fuerza ni ganas de buscarse una mujer. Acabando un día por probar con un chico y mira por donde… me gusto”.
Continúo este hablando, no cortándose ni un pelo en su nueva etapa, hablaba más tranquilo y sin pelo en la lengua. Mientras hablaba era muy difícil no mirarlo, pues llevaba un rato magreándose su entrepierna… mmm, magreándose por encima de su pantalón ese tremendo bulto que se le apreciaba. Sorprendiéndome cuando coge y me pide permiso para sacarse fuera su miembro, respondiéndole titubeando y algo cortado…
“Claro hombre, está usted en su casa y yo, no soy nadie para prohibírselo”.
Dicho esto, coge este y se levanta de la silla, bajándose el pantalón corto de pijama hasta sacárselo por los pies, dejando a la vista un tremendo miembro… uuuffff!!. Volviendo a sentarse y continuar con sus batallitas, como si no hubiera pasado nada. Yo no sabía dónde mirar, pues intentaba eludir su más que llamativo miembro… mmm. Miembro que se me iba la vista de vez en cuando y que este lo noto, tuve que pedirle cortésmente…
“No quisiera ser descortés ni nada parecido, pero la verdad es que se me está haciendo muy tarde y debo volver a casa”.
“Mire usted, esto para cortar ese momento embarazoso la llave o mando a distancia.
Mando que este me ofreciera a cambio de un favor muy personal, favor que podría entendiese como sexual, cosa que en su momento le vi venir desde que entre en su casa. Claro está me negué, no quise mostrar que me gusta más una polla que a un niño un chupa-chup. Pero cuando se levanta y se dirige hacia la puerta, mientras la abría al tiempo que me invita a salir de su casa. Soltándome…
“Bueno hasta aquí ha llegado mi hospitalidad, creo que es hora de marcharse usted. Ya le comunicare a mi vecina su estancia aquí y que no ha podido sacar el coche”.
Esos momentos son aquellos en que hay que recapacitar, momento en que debía de ceder y “bajarse del carro”, es momento de pensar con la cabeza y quizás de vendarse los ojos para decidir. Siendo yo mismo quien cierro la puerta y le suelto…
“Vale, acepto su propuesta”.
Éste me mira con deseo y se perfectamente como voy a acabar. Deje que sea él quien tome la iniciativa. Camina hacia mí… sonriente, alarga sus brazos hasta posar sus manos sobre mi pecho, manos que me acaricia sobre mi camisa y que minutos después, comienza a desabotonar los botones de esta, hasta acabar por quitármela. Se le nota la excitación por el brillo de saliva en sus labios, poco me falto soltarle que se limpiara las babas. Acto seguido, comenzó a acariciar mi pecho desnudo, deslizando sus gruesas manos por mi pecho, comenzando a juguetear con mis pezones… mmm.
Mi rostro muestra mi impasibilidad… pero en verdad estoy excitado, este besa desde mi cuello pasando por mi hombro por mi espalda hasta mis nalgas, nalgas que me las coge con ambas manos y magrea… mmm. Deslizando su mano desde mis glúteos hasta mi miembro pasando por mi ingle… ooohhh!!, pasando esa mano varias veces y notar que para nada esta flácida… uuummm!!. Desde mi espalda, comienza a soltar el cinturón y de un tirón lo manda lejos, luego comienza por desabotonar el botón del pantalón y bajar la cremallera, dejando que caiga mi prenda sola al suelo. Pidiéndome…
“Descálzate”.
Cosa que hice, justo para que este se arrodillara al tiempo que tirara de mis calzoncillos hacia abajo, retirándolos junto a los pantalones, quedándome como mi madre me trajo al mundo. Se incorporo al tiempo que lamia mis piernas hasta llegar a mis glúteos, mordió mis nalgas al tiempo que las separaba, pasando su lengua a lo largo de la unión de mis glúteos. Para esos momentos no pude callar los gemidos que placer, no pude callar el gozo y los supliros… ooohhh!!. Este lamia y chupaba mi orificio anal, escupía e introducía su lengua una vez tras otra, mientras yo me estremecía para acabar por meterme uno de sus dedos… ooohhh!!. Acabando por levantarse y quedarse detrás de mí, colocando su miembro entre mis muslos y comenzara a moverse de delante hacia atrás… mmm. Restregando su tronco por mi ingle y mis genitales, mientras me acariciaba el pecho e intentaba besarme… uuummm!!.
Gemí al tiempo que calle mordiéndome los labios para no darle tal satisfacción. Le sentía muy caliente, sintiendo su líquido preseminal impregnando mis muslos, soltándome al oído al tiempo que me mordía el lóbulo…
“Y tú te querías marchar sin probar esto tan bueno, sabes una cosa… vas a disfrutar más que nunca, si me dejas te voy a partir en dos… mmm”.
Cosa que no tenía en mente que hiciera. Acabo por sentarse y me pidió que fuera ágatas hacia él, explicándome muy bien lo que debía de hacer, cosa de sobra que sé hacer. Hice lo que me pidió, me arrodillé hasta ponerme a cuatro patas. Comencé a gatear hacía él, acabando por situarme entre sus piernas, poniéndome derecho y acabar por ponerme en cuclillas… mmm. Tome su miembro con mi mano izquierda al tiempo que con la derecha comencé por magrear sus enormes genitales… mmm. No deseaba mirarlo aunque él me lo pidió, comencé por pasarle la lengua por su glande… mmm, como si aquello fuera un cucurucho al tiempo que acariciaba su genitales… uuuffff!!. Él comenzó a acariciarme mi cabeza, deslizando sus dedos por mis escaso cabellos, mientras suspiraba y jadeaba… aaahhh!!. Soltándome…
“Aprendes rápido, no lo haces nada mal”.
Levantaba su tronco y descendía por él con mi lengua hasta sus testículos, testículos los cuales chupe, lamí e intente introducirme dentro de la boca… uuummm!!. Queriéndole dar una sorpresa, cuando sin esperarlo este, comencé a lamer el perineo… uuummm!!, para volver a ascender por su tronco marcado de venas hasta su glande, mientras ahora eran dos las manos que magreaban sus genitales. Chupe su glande e intentaba introducírmelo poco a poco… mmm, fueron minutos eternos donde me pude introducir la mitad y este gemía… aaahhh!!, gemía como si me la hubiera tragado en su plenitud… uuuffff!!. Volviendo a soltar…
“Tienes habilidad para esto, debes de recordar como te la chupa tu mujer… eeehhh!!”.
Llegándome a cambiar de posición, pues tras sentarse él en el sofá, me pidió que me tendiera junto a él, pudiéndole comer su pollón de una forma más cómoda, pudiendo el de paso jugar con mi orificio. Yo me entretuve en chupársela lo mejor que se, claro está con la idea que se corriera lo antes posible, mientras él estaba entretenido en follarme con su dedos mi orificio… ooohhh!!. Orificio que en un momento dado… mmm, sentí con gran dolor y al mismo tiempo placer… uuuffff!!, cuando me introdujo un enorme consolador de color negro… aaahhh!!.
Note como su polla se hinchaba esto en unión a este arquearse, me hizo alertarme de lo que pasaría en breve, intente apartarme pero me oprimía mi nuca contra su pelvis… mmm. Pasando solo unos minutos en tardar en descargarse, no pudiendo tragarme toda por la cantidad, agria y muy espesa como si llevara semanas sin correrse. Mientras él no había de follarme el culo con su consolador, consolador que había logrado introducirme cerca de veinticinco centímetros al menos… mmm. Apartándome con delicadeza, me ofreció darme un baño antes de marcharme, baño que acepte y agradecí, no porque tuviera que compartirlo con él, sino que ahora me tocaba disfrutar de la mamada que me estuvo dando.
Antes de marcharme y con el pulsador del aparcamiento, me marche no con un adiós… sino un hasta el lunes, día que tuve que pasarme a llevarle el mando y de paso, agradecerle el que me haya dejado el mando. Llegándome a proponer ser compartido con un amigo suyo, amigo de unos cincuenta y seis años. Los cuales como me hace ver… somos dos hombres activos, muy masculinos y formales, extraordinariamente bien dotados, deseando no solo meterme sus pollas sino también sus enormes consoladores. Propuesta que me hace, sabiendo bien que soy hombre sin plumas, chico formal de no tener pintas raras. Propuesta que me hace después de haber disfrutado de una mamada mientras dilataba mi culo con sus dedos, dedos que dejaba pasó a un gran consolador… mmm. Buscando en mí a esa persona discreta, casada y que disfrutare tanto como ellos.
Propuesta que acabe por aceptar, acabando por ir a sus casas y ser el juguete sexual sus consoladores, dejándome de los dilatado para sus pollas. Pues el viudo tendría unos veinte centímetros, mientras su amigo pasa de los veinticinco centímetros, mucha carne para un coñito como el mío… mmm