Un par de compañeras bastante aburridas terminan en un trío salvaje

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Aoi estaba aburrida. Hacía una semana que no tenía clientes porqué todos los hombres del reino estaban demasiado ocupados con la boda real y no tenían tiempo para pasarse por el burdel.

– Aaaahhh… – Aoi suspiró exageradamente, como todo lo que hacía. – Esto me va a matar! Solo puedo pensar en sexo y pollas… No paro de recordar un cliente que tuve hace un par de semanas. El tío tenía el miembro torcido hacia arriba y aunque al principio era un poco incómodo, rápidamente se adaptó a mi coñito y pude disfrutar de lo lindo… Hmmmn…

Tú qué, Mizuki? Seguro que estás contenta sin tener clientes…

Mizuki estaba sentada en un sillón, leyendo un libro de caballeros. Con expresión de disgusto, dirigió la mirada a Aoi, que estaba estirada en la cama deshecha mirando hacia arriba, con las sábanas a su alrededor y cara de aburrimiento.

– Bueno, ya sabes que yo no soy una guarra como tú. Yo me tomo lo que hago como lo que es: un trabajo.

– Pero qué dices?! – Exclamó Aoi. – Recuerdo muy bien la última vez que te vi con un cliente y tenías la mirada ida de placer! Estabas con dos hombres, mientras uno te daba por detrás, el otro recorría su pene por tu cara y tú tenías una expresión que decía «métemela en la boca, por favor»! Me estoy excitando solo de recordarlo… Aah…

La cara de Mizuki se puso roja, medio de enfado y medio de vergüenza al saber que no podía negar lo bien que lo pasó esa noche.

– Bueno, disfrutar de vez en cuando de tu trabajo no está mal, no? – Dijo. – Además, tampoco es que me molestó cuando entraste y me quitaste a los clientes. Yo los cobré, así que…

– Ah, es verdad! Es que no pude evitar querer un poco de lo que te daban, parecías tan a gusto… – Aoi se volvió a excitar solo de pensarlo otra vez. – Aun recuerdo como les gustó mi coño a esos dos. Les hicimos pasar un buen rato, verdad Mizu?

– Supongo que sí.

– Recuerdas cuando estábamos las dos, cada uno con un tío detrás y tú me mirabas con esa cara tan preciosa que tienes al estar casi al punto de correrte y los tíos nos hicieron besar? Te pusiste como nunca y te corriste de lo lindo! «Aaah! Aah, sí, me voy a correr con tu polla dura en mi coño, como me gusta, aah!» – Aoi estaba estilo perrito ella sola en la cama, imitando a Mizuki con cara burlona. Mizuki se levantó de un salto y le dio con el libro en el culo, haciendo que Aoi gritara de placer una última vez.

– Para ya, no me lo recuerdes! – Mizuki era más bien tímida, pero esto a los clientes les gustaba. Tenía una belleza simple pero muy sensual. Las expresiones de su cara siempre eran genuinas y tenía un cuerpo muy sensible. – Eres una guarra.

– Ya sabes que sí lo soy! Dios, me encanta mi trabajo! Las pollas entrando en mis orificios, el semen esparcido por todo mi cuerpo, el deseo de que me cojan bien fuerte… Aah… – Aoi se excitó un poco más y empezó a tocarse. Estaba estirada en la cama boca abajo y empezó a subir y bajar el culo lentamente. Las dos llevaban las ropas del trabajo, ya que nunca se sabe si va a entrar algún cliente. El cuerpo voluminoso de Aoi empezó a moverse sensualmente solo arriba y abajo, mientras ella tenía sus manos entre las piernas. Su culo era lo mejor que tenía. Era grande pero firme. Las dos chicas se parecían mucho. Las dos tenían la piel muy blanca y los pechos no muy grandes pero firmes y los pezones rosados. A diferencia de Aoi, Mizuki era más bien delgada y alta, pero no tenía nada que desear. En cambio Aoi estaba un poco más entradita en carnes. Tenía un culo y unas piernas voluminosos, pero la cintura era pequeña.

No era ningún secreto que Mizuki prefería a las mujeres por encima de los hombres, y al ver como las manos de Aoi se intuían por debajo de la tela de seda que tapaba su culo, notó que su coño empezaba a mojarse. Tenía a Aoi justo delante suyo.

– Te gusta, verdad Mizu? Ya sé que lo haces, te encanta verme así… Cuando nos conocimos estabas tan mona intentando esconder tus deseos… Ya sabes que puedes tocar lo que quieras, a mí me encanta tu habilidad con tus manos… Hmnn… – Aoi apartó la tela que tapaba su culo y le mostró todo el coño descubierto a Mizuki, que tuvo que coger un poco de aire al verlo. Las manos de Aoi estaban ahora abriendo el húmedo coño para mostrárselo a Mizuki. El culo de Aoi estaba completamente hacia arriba, con las piernas separadas y su cara roja de excitación en la almohada.

Mizuki le volvió a dar con el libro en el culo, que vibró y se puso un poco más rojo. Aoi volvió a gritar.

– Eres una puta muy guarra. – Le dijo Mizuki a Aoi, mientras ella ponía la cara delante de su coño. – Estás tan mojada solo de recordar unos acontecimientos, lo tuyo es increíble. – Lentamente empezó a besar ese coño.

– Ah! – Aoi empezó a respirar muy fuerte y a soltar gemidos de placer.

Cuando el coño de Aoi estuvo completamente mojado, Mizuki empezó a meter sus dedos dentro. Estaba muy caliente y resbaladizo, tal y como recordaba. No necesitaba ni mover la mano, porqué el cuerpo de Aoi subía y bajaba por si solo. La chica estaba muy excitada y no podía parar de gemir.

De golpe, se oyó un ruido en la puerta. Había un cliente.

Era un guarda que trabajaba en el castillo. Tenía un descanso de dos horas y pensó que los aprovecharía para pasar un rato con su concubina preferida, Aoi. Cual fue su sorpresa al encontrarse a la chica a punto de correrse mientras otra la masturbaba por detrás.

– Oh! Lo siento señor, ahora mismo le atiendo! Ya sé que esta no es manera de recibir a un hombre tan importante para nosotras. Ya sabe que me encanta su polla… – Dijo Aoi entre gemidos.

– Oh, no, por favor! Puedes acabar con lo que estés haciendo. – Dijo el guarda mientras se sentaba en el sillón. Se bajó los pantalones para que las chicas pudieran ver su pene erecto y se quedó sentado. La cara de Aoi se iluminó al verlo y aún se excitó más. – De hecho me gustaría mucho ver tal espectáculo. Mizuki, tú también podrías quitarte un poco la ropa, no?

A las chicas les encantaba acatar las órdenes de sus clientes, así que Mizuki se subió la parte de arriba para mostrar sus pechos y se desabrochó la parte de abajo. De repente el guarda pudo ver como el coño de Mizuki estaba bien mojado. Él se levantó con su pene empalmado y lo puso delante de la cara de Aoi, que babeaba solo de verlo.

– Si acabas y lo haces bien, tendrás tu recompensa. – Dijo el hombre mientras acariciaba la cara de Aoi. Él le puso la polla dentro de la boca de la chica, y ella empezó a mamar. – Mizuki, quien te ha dicho que pares? – Mizuki se había distraído por un momento, pero enseguida continuó masturbando a Aoi, que no podía gemir bien con el miembro en la boca pero que solo en verla se podía intuir su satisfacción.

Estuvieron así un rato, hasta que el guarda puso a Mizuki también a cuatro patas detrás de Aoi. Le metió la polla bien adentro en su coño, y ella gritó.

– P-pensaba que me querías a mí… Aahh.. – Se quejó Aoi.

– He cambiado de idea, prefiero pagar por Mizu esta vez. Si quieres mi polla, me tendrás que regalar la sesión.

Mizuki tuvo que dejar lo que estaba haciendo, ya que la polla de ese hombre le distraía demasiado. Su coño estaba disfrutando muchísimo.

Aoi se enfadó y se giró de manera que ahora su barriga estaba hacia arriba.

– Cómele el coño a Aoi, Mizu preciosa. – El hombre bajó el cuerpo de Mizuki con la mano hasta que la boca de la chica estaba en el coño de Aoi. Esta le cogió de la cabeza y obligó a quedarse en esa postura.

– Eres una puta guarra, Mizu! Sabes que estaba deseosa de clientes y tú va y me robas el único que ha venido en una semana! Ya puedes comerme bien el coño. – Mizuki estaba saturada. No podía con tanto placer y sus ojos se iban de vez en cuando. La polla del guarda entraba y salía de su coño sin parar, ahora con un dedo metido en el culo. Estaba a punto de correrse. El coño de Aoi palpitaba en su lengua.

De golpe, Aoi empezó a gemir más fuerte.

– Aah, aah!! Dios, Mizu, me voy a correr! – Mizuki simplemente estaba tumbada con el culo hacia arriba, mientras el guarda la cogía fuerte. No hacía nada, ya que Aoi se encargaba ella misma de subir y bajar su coño por la boca de Mizuki. – Ahh! Me corro, me corro!! – Aoi agarró la cabeza de Mizuki y la aplastó contra su entrepierna. – Me encanta correrme!!

El hombre no pudo aguantar más y también empezó a correrse.

– Dios, las dos sois unas putas muy guarras, os gustan las pollas verdad? – Él apretó el culo de Mizuki y se corrió dentro. – Ahh.. Tu coño es lo mejor Mizu…

Mizuki notó como se esparcía el semen caliente dentro de su coño y empezó a gemir y de repente notó que también se corría.

– Aah! Sí, dame más por favor! Entra tu polla caliente dentro de mi coño y mi culo! – Decía, aun con el coño de Aoi delante suyo. – Aoi, me encanta tu comerme tu coñito! Siento haberte robado el cliente! Aah!!

El cuerpo de Mizuki se movía y su voz no paraba de salir en forma de gemidos. Se estaba corriendo muy fuerte, aún con el coño abierto por el pene del guarda y el semen de este saliendo a borbotones. Ahora Aoi se había puesto justo debajo de la escena, de manera que el semen que caía del coño de Mizuki iba salpicando su cara.

Se volvió a excitar.

Fin del primer capítulo.

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