Un viernes demasiado loco

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La historia que voy a contar no es del viernes por la noche, es acerca de una vida completa de esperar una noche como la que paso el 13 de diciembre del año 2019.

Desde siempre había querido usar uno de esos vestidos que las mujeres traían en fiestas o reuniones, pero pues nunca pude, ya que me por mi condición pues no se podía o me daba pena ir incluso a verlos en la tiendas o simplemente no era mi momento, ya que nunca me asumí como travesti; en esa época de mi niñez no sabía lo que estaba pasando incluso en mi adolescencia no lo supe.

Cuando supe que muchas chicas de la comunidad iba a reuniones de fin de año, pues me dio mucha curiosidad, aunque solo estaba en simple curiosidad, y no me animaba; pero a eso de unos 2 o 3 años atrás paso por mi cabeza paso ir a una; pero jamás pude hacerlo, ya que por pena, miedo o simplemente los tiempos no me daban; siempre como había mencionado antes quería usar uno de esos vestidos de noche elegantes, vistosos, largos, muy femeninos, pero no podía encontrar el indicado y mucho menos encontrar el valor en mi de salir vestida, arreglada maquillada y usando unos lindos tacones y dejar ser la mujer que quería ser.

Mi suerte cambio de poco a poco; hace más o menos 5 meses buscando cualquier cosa en Facebook, encontré lo que estaba buscando desde hace tiempo. El vestido perfecto; largo elegante, vistoso, bonito, femenino y sobre todo de mi talla. Bueno, le pregunté con lujo de detalles medidas, tipo de tela, caída de las faldas, si estiraba, y el precio. Y ufff!!! No lo sabía, pero ese vestido era para mí.

Fui la primera en preguntar y el siguiente domingo ya era mío. Fui a recogerlo nervios a mil y por fin lo tuve; llegue a casa y como niña con juguete nuevo me lo medí y a pesar de que la vendedora dijo que si me quedaba, aun así me medí y me quedo a la perfección como mandado a hacer ni más ni menos. Me sentía hermosa y eso que no estaba producida pero ese era el aliciente que faltaba para esperar con antelación y miles y miles de mariposas en el estómago la fiesta de fin de año que tanto había ansiado desde años atrás, por fin se me iba a hacer ir toda hermosa en un vestido de noche.

Pero algo que me di cuenta, aún faltaban 5 largos meses, así que lo guardé y lo dejé escondido hasta apenas el viernes pasado. Aunque vez con vez iba a verlo y acariciarlo e imaginarme como me vería con él y como me haría sentir, pero solo eran fantasías hasta que hace 3 semanas salió el anuncio que tanto esperaba.

«Fiesta de fin de año 13 de Diciembre»

Primeramente me puse feliz, enseguida me puse a buscar quien me ayudaría a maquillarme y quedar guapa para la que sería mi mejor noche como mujer.

Al pasar los días más me ponía nerviosa, y no sabía cómo iba a ir arreglada o como que me llevaría; me la pasaba preguntando a mis amigas de Facebook que combinarla mejor con este vestido; muchas me decían sus opciones otras de plano me ignoraban otras más se ponían más felices que yo, pero en general se estaba creando un ambiente de mucha confianza y libertad de ser yo misma y en lo que sería la noche memorable.

Por fin encontré una maquillista que estuviera dispuesta a ayudare incluso con mi condición de chica travesti de closet. Todo fue muy lindo desde el trato y sobre todo su aceptación y pues no quedaba otra que agendamos cita para esa noche y todo transcurrió como un torbellino; ya cercana la fecha consulte con la que sería mi maquillista y me dio algunos consejos y sugerencias mucho más acertados y más enfocados a mis necesidades de esa noche.

Mi excitación me hacía caer en el nerviosismo; y mis emociones y sentimientos se tornaban más y más rosas y gracias a esa motivación me había tomado la molestia de depilarme minuciosamente, me compré uñas para esa noche, un bolso nuevo para que combinara con todo el outfit y sobre todo ese pensamiento de que tacones me iba a poner me daba vueltas en la cabeza por días, visualizarme como y cual sería mi tipo de cabellera que me llevaría para lucir más atractiva; me la pasaba imaginando como iba a ser mi maquillaje ; y ese detalle que nunca debe de faltar; la lencería que me iba poner para sentirme linda y cómoda; y por su puesto cuales medias me iba a usar, ya sean ligueros o medias completas y que quede claro, era como la cuarta vez que iba a salir como chica totalmente arreglada y me sentía como si hubiera sido la primera, pero el nerviosismo me consumía y era el afrodisiaco más delicioso; eso de saber cómo me iba a ver me volvía loca y ya quería que llegara lo que sería mi gran noche.

Y entonces paso algo que cambiaría el rumbo de esta historia y lo que sería mi gran noche se convertiría a en una fantasía hecha realidad.

Conforme se acercaba la fecha de mi salida nocturna, pues en mi cabeza se iba ideando el plan para irme y que sea lo más rápido y sin problemas y cuidar los por menores; y sobre todo ir viendo como me iba a ir cuidando mis detalles y mis cuidados personales y pues todo iba viento en popa.

En el transcurso de dos meses antes del gran evento conocí a una chica muy linda la cual le guste desde el primer día, hubo una química especial y siempre nos buscábamos para vernos aunque sea 5 minutos en el trabajo y varias veces solo con miradas y toques sutiles y hacían del trabajo un aliciente ir a verla, aunque no fuera por mucho tiempo, pero se estaba convirtiendo en una linda relación.

Muchas veces ella iba de medias y al voltear a verla le veía las piernas y ella se daba cuenta y me dejaba verlas más y más y así fueron pasando los días y la relación se volvió más firme y más intensa en tan poco tiempo y nos veíamos a la salida y se nos iba el tiempo platicando y jugueteando.

Así pasaron dos largos meses, reitero, antes de mi cita planeada con mi destino de ser una linda mujer, al menos por esa noche, la cual no sabía que tan especial iba a ser.

Acercándose a la última semana paso algo que cambiaría mí vida para siempre, al menos en lo que respecta a mi vida de mujer y el curso de mi esperada noche cambiaria como yo nunca hubiera imaginado.

Pues un viernes antes de mi salida, a esta chica que conocí la despidieron del trabajo por motivos que en ese momento y ahora sigo sin conocer; pero ese día llega y me dice

-me despido, ya que me acaban de despedir, me siento muy triste ya me quiero ir-

Yo le digo

-no como crees, oye te gustaría esperar a que salga para platicar, espérame a la salida por favor-

Ella casi al punto del llanto y con la voz entrecortada acepta y se va, y me dice donde esperarla.

Al salir voy a buscarla y la consuelo, nos vamos a sentar a una banca en un parque cerca del trabajo y platicamos un rato y es cuando me dice, quiero verte el próximo viernes…

El mundo se me cae en ese momento, justo es el día de mi salida y ya estaba todo planeado y hecho, ya hasta mis uñas esa noche ya estaban pintadas de rojo y claro llevaba una pantaleta.

No sabía que decirle esa noche, el mundo se me caía, ya que tampoco quería dejarla; yo no supe que contestar al instante, pero yo si quería verla y también quería ir a mi cita. No sabía que hacer; entonces decidí explorar el terreno y fui preguntando y viendo que respuestas que me daba respecto al tema del travestismo.

Aunque le dije que iba a ir a una reunión donde se iba a ir disfrazado

Dijo -si voy-

Le dije es que solo irán personas que les gusta disfrazarse

Dijo yo voy

Le dije es que mira la reunión de temática y nos toca ir disfrazados de mujeres

Dijo -si voy –

Ella estaba decida a estar conmigo, esa conexión entre los dos era fuerte y estaba superando todo lo que ideaba hasta que le pregunto

-Es que también yo iré vestido de mujer-

Lo que obtuve al final fue un rotundo «si quiero»… fue un shock total en mi persona y todo lo pensado se desvaneció y se formó algo más interesante y se tornó un ambiente de curiosidad.

Fue cuando le dije -¿quieres ver una foto de mí ya arreglada?-

Dijo con una sonrisa y viéndome a los ojos –sí, me encantaría – con un poco de temor y una duda que invadió mi cuerpo.

Saque mi celular se la enseñe una foto del ultimo evento y para mis sorpresa le encante y me dijo- -wowww¡¡¡¡¡¡ te ves preciosa, me encantaría ir contigo a tu evento-.

Fue un shock rotundo, con pensamientos de rechazo que me invadían y de repente todo se volvió rosa en todo el sentido de la palabra y se a cerco y me abrazo y me dijo- te quiero por lo que eres por dentro, pero me gustaría conocerte en tu versión femenina, así tendré una novia como siempre quise.

Enseguida le pregunté-¿en serio te gustaría ir conmigo a mi reunión?-

Porque déjame decirte que yo voy a ir a maquillarme, ponerme un hermoso vestido y verme lo más femenina posible ¿estás de acuerdo?

Ella dijo -sí, claro que me encantaría; incluso me gustaría ver cómo te transforman en esa mujer que me gusto en las fotos –

Yo obvio seguía que no me la creía, no sabía si era real o no, pero lo que si era seguro es que estaba ahí con ella y mi fantasía más profunda se estaba haciendo realidad y por mi mente pasaron tantos recuerdos y anhelos de mi adolescencia que por un momento me perdí y se me fue el tiempo ahí en el parque solo ella y yo.

En mi trance también estaba nerviosa de lo que implicaba todo esto de confesarle a una mujer que tenía poco de conocerla; que me gustaba vestirme de mujer y que me gustaba mucho; por lo cual pasaron miles de pensamientos como “que se iba a alejar de mi al saber mis gustos”, “que me iba a delatar”, “que simplemente no le gustaría la idea de salir con otra chica”, pero fue todo lo contrario.

Entonces llegó la semana del evento

Ella se la pasaba escribiéndome y preguntando sobre Julia y su vida de mujer y yo feliz contestaba los mensajes con fotos y pequeños relatos de mis experiencias como mujer y ella entusiasmada me mandaba más y más mensajes y yo feliz y me sentía cada vez más femenina.

Cada pregunta me entusiasmaba más y más y me iba dando cuenta de que le estaba gustando en verdad y todas mis inseguridades se iban disipando y se convertían en un erotismo y gusto por ser yo enfrente de ella.

El jueves en la mañana me medí todo el atuendo completamente lo que había elegido para mi noche especial.

Me estaba probando cuales medias debía de llevar y al final me decidí por unas negras Calvin Klein suaves tipo pantiliguero con unos tacones negros Andrea súper cómodos, que ya los había usado anteriormente y sabía que eran los indicados por su comodidad y elegancia; unos días antes había comprado lencería y entre las que compré me decidí por unas pantaletas satinadas de atrás y encaje por delante en un tono lila a juego con el vestido; y un delicado brassiere negro con mis rellenos de silicona 36b que me daban una forma muy femenina a mi busto y para terminar mi cabello, una peluca rubio cenizo larga a los hombros medio quebrada que me veía muy bien. Estaba decidiendo que accesorios usaría entre color plata u oro, y como no pude pues metí los dos a la mochila, junto con un labial, mi espejo, perfume, klenex, la peluca, mi lencería, las medias e hice especial énfasis en guardar mi vestido con tanta delicadeza para mañana que me quede con ganas de ponérmelo y claro así lo hice , una última mirada al espejo antes de la noche especial.

Entonces llegó el viernes

La cita con la maquillista estaba lista, solo era llegar y listo, y la espera empezaba a comerme, pero la espera de ver a esta chica era peor; con pocas horas por delante para salir del trabajo me consumía el saber cómo me vería con ese vestido y ya toda arreglada y femenina, pero la necesidad de que ella me viera era aún más grande y me ponía a mil.

Saliendo del trabajo iba a pasar por mi ella, por fin llegó la hora; quería verla abrazarla y así fue, las dos estábamos nerviosas nos vimos y tomamos el bus en dirección a mi casa para pasar por mis cosas y dejar las otras del trabajo.

Ya subidas íbamos platicando de banalidades y trivialidades del día y la semana evitábamos el tema, hasta llegar por fin a casa y hacer lo necesario, salir lo más rápido posible, lavarme la cara alistarme y tomamos rumbo con la maquillista.

Al llegar todo fue normal como cualquier mujer en el salón de belleza preguntándome que tono de ojos, como es el vestido para ver cómo me iba a maquillar, como me gustaría el labial, y cosas por el estilo que hacían del momento lo más idílico y al mismo tiempo erótico, ya que ella me estaba viendo con tanta atención que mis nervios y ansiedad se habían convertido en un placer inconmensurable.

La chica que me estaba maquillando era muy amable y su trato hacia mí era como si yo fuera una mujer en ese momento y así me hacía sentir; su delicadeza con la que me arreglaba y su pasión por el detalle me hacían sentir plena y sobre todo me dio mucha seguridad.

Detalles por allá, detalles por acá, me coloco las pestañas, me pinto los labios me los delineo , me chuleo mis ojos que decía que se veían muy lindos con ese tono que había elegido para mi.

Entonces la maquillista termino de arreglarme y me pregunta si quería verme al espejo y le dije que no, que mejor me espero a vestirme y verme ya toda completa, mis ganas de verme eran inmensas pero me aguante un poco más en lo que me ponía todo lo demás.

Me fui a su baño a vestirme, siguiendo el ritual de cada noche que me he vestido pero ahora con la sensación de feminidad en todo el cuerpo, sabiendo que al verme al espejo veré esa chica que andaba escondida.

Me desnude y lo primero que sentí fue mi piel lisita y vibrante por ponerme ese vestido pero primero lo primero me puse desodorante, me subí lentamente la pantaleta hasta que quedará justa y en su lugar, enseguida mi brassiere del mismo color y los postizos que me hacían una linda silueta; ya me faltaba el aire de la emoción, pero continúe ya con las medias en la mano alcanzo a ver mis uñas pintadas de rojo me voy subiendo mi pantiliguero negro de la marca Calvin Klein se sentía terso y ajustadito a mis piernas quedando perfecto, sentía mis piernas como se deslizaban sobre las medias hasta llegar a estar toda enfundada y lista; ya puesta la lencería me puse el deseado vestido, al irlo poniendo sentía esas telas, la textura, las sensaciones que me recodaban mi infancia de las primeras veces que me ponía un vestido, pero esta ocasión fue diferente porque hoy estaba disfrutando todo el proceso y saberme que al final iba a ver el espejo a una chica la cual yo iba a reconocer como yo misma; era el mejor aliciente.

Ya con el vestido puesto me puse los tacones uno por uno de la manera más femenina que aprendí y fue cuando me subí al cielo me sentí una mujer en plenitud, pero aún faltaban detalles, me puse mis aretes, un pequeño collar y unas pulseras a juego y una pizca de perfume Chanel no.5 y fue cuando me puse la peluca la cual era el click que me hacía ser Julia en toda su expresión.

Al salir con mi maquillista me ve y me llena de halagos incluso en su expresión de cómo me veo, me enseña mi reflejo y lo único que vi fue a una mujer muy feliz y muy guapa y elegante resaltando mi vestido y de reojo alcanzo a ver a esa chica que me acompañaba que también estaba hecha una princesa, mientras me terminaban de retocar maquillaje, ajuste de peluca; ella hacía lo propio y quedamos hermosas las dos.

Ya las dos terminadas y felices y habiendo pagado pedimos nuestro taxi, nos subimos y nos fuimos a lo que sería nuestro destino lleno de feminidad y sensualidad.

En todo momento ella me trató como dama me daba mi lugar me hacía pasar primero me ayudó a bajar del taxi y esa feminidad que flotaba entre nosotras nos iba consumiendo poco a poco en un fuego de lujuria y erotismo sin igual.

Llegamos al evento; y al entrar ella con su vestido negro largo con incrustaciones brillantes con un solo tirante derrochaba su feminidad y todas la veían, lucia preciosa deslumbrante y yo tomada de su mano con un vestido cola de pato negro de arriba y de las faldas fiusha, magenta con negro en textura metálica se alcanzaba a ver mis tacones negros y mis medias negras. Sentíamos todas las miradas en nosotras ya que éramos de las pocas parejas Mujer – Travesti.

Nos fuimos a sentar hasta los sillones que quedaban atrás de la sala principal; platicando de mí , me preguntaba de mis gustos, de mis salidas, al final todo era nuevo para ella y también para mí , sobre todo por su compañía, ya que le dije que era mi fantasía más deseada y la estábamos llevando a cabo ahorita. Fue maravilloso poderla ver enfrente de mí, siempre tomando mi mano o acariciando mis piernas, me sentía una mujer plena por ella y por mí. No quería que terminara ese momento.

Ella me empezó a coquetearme no dejaba de mirarme, de tocarme, de acercarse a mis labios con esas ansias que sus ojos no podían ver otra persona, ni yo; estábamos conectadas esa noche.

Era su todo en ese momento y ella el mío, habíamos nacido para esa noche , como dos chicas que conocían su verdadero gusto por otra mujer.

Yo estaba súper feliz y llena de entusiasmo, pero también mi erotismo y lujuria me estaban llegando a nivel insospechados como nunca antes me había sentido: mi pantaleta se sentía húmeda…

En eso unas amigas se presentaron y pues se las presente, interrumpiendo nuestro momento de encanto y pues un rato estuvieron ahí, hasta que se fueron y retomamos nuestro momento y justo eso nos encendió aún más la llama que de por si ya estaba incendiando el lugar; nuestros cuerpos reclamaban más de eso que empero hace meses pero ahora era el momento.

Entre esas chicas que le presente conoció a la que fue mi primer amiga que me llevo a mi primera salida como mujer.

La noche pasó y cada vez ella se acercaba más y más a mi cuerpo y mi cuerpo pedía más y más de su cercanía y de su calor…

Jamás se negó a besarme en el lugar, pero no quería estropear mi perfecto maquillaje, y solo me daba sutiles besitos en los labios.

La noche se convirtió en madrugada, y así las invitadas bailaban, se movían, unas más hermosas que otras, todas luciendo sus mejores vestidos y divirtiéndose como mujeres; escuchando sus tacones y risas femeninas a lo largo de la fiesta una tras otra guapa y súper femeninas todas danzando al ritmo que sus tacones de 12 centímetros que les podían no dejar hacerlo.

Fue cuando la chica dejó de ser la chica y se convirtió en la novia de Julia; por fin estaba acompañada de alguien especial en una reunión que por mucho fue la mejor de mi vida de mujer. Ya en la noche cuando ya estábamos a punto de irnos ella me toma de la cintura y yo la abrazó quedando juntas una de la otra, sin un espacio entre las dos solo los labios pintados sutilmente con colores carmesí y rosados mirándonos tan fijamente que las mismas miradas decían todo.

Ella se acerca y me dice – te ves preciosa, ha sido una de las mejores noches a lado de una mujer como tú- Al oír eso mi cuerpo se relaja pero al mismo tiempo siente como se desprende de mi un suspiro y la sensación de calor invade mi cuerpo, mis piernas se mueven y me vence mi excitación y la beso apasionadamente sin importar el maquillaje perfecto de esa noche, ella claro me lo corresponde, mis pantaletas para ese momento se encontraban húmedas y con una necesidad imperiosa de ser removidas con urgencia y ella lo sabía.

Ella lo corresponde fervientemente me toma de la cintura y me acerca aún más a ella a su centro a su feminidad palpitante al igual que la mía. Retumba en i centro en mi feminidad la necesidad de estar con ella, solo las dos.

Ese beso terminó con un vámonos ya

Ve por tus cosas

Toma tu abrigo

Despídete de tus amigas y vámonos.

Sin pensarlo le hice caso y ella paso al tocador y ya me esperaba en la salida con una sonrisa y esa mirada de necesidad de mi.

Los juegos previos a ese beso fueron candentes entre platica y platica hasta llegar a encender ese fuego esa feminidad ardiente de las dos que por mucho tiempo había estado oculta.

Al salir del establecimiento ella me tomó de la mano y me volvió a decir lo hermosa que me veía; yo simplemente contesté con una caricia sobre su vestido que fue bajando hasta su pecho y se lo elogie lo hermoso que se le veía. Lucía con ese sugerente y generoso vestido que dejaba ver toda su gloriosa feminidad tan embriagante y deseable.

Al subir al taxi ya solo miramos al frente con las manos entrelazadas como dos novias en su primer cita, al llegar a nuestro destino nos bajamos; bolsos abrigos nosotras tomadas de la mano ayudándonos por los tacones altos y nos metimos haciendo ruido con los tacones. Al entrar y escuchar el taconeo en el piso sin ruido en la madrugada fría donde solo estábamos ella y yo. Nos subiremos por las escaleras una detrás de otra cuidando de no hacer ruido para escuchar el taconeo y el ruido de las respiraciones apresuradas que ansiaban ya llegar.

Al llegar a la habitación, no se dejaron esperar los primeros besos en su cuello en sus hombros en todo su cuerpo, su escote ya no era obstáculo y me aferre a él sin más que mis manos y mis labios; ella me besó de regreso y me fue quitando el vestido no sin antes prestarle un delicioso camisón negro de seda con encaje que quedaba perfecto para esa noche de erotismo desbocado entre dos mujeres que se deseaban desde antes de conocerse.

Esta noche se volvieron íntimas

Los besos se volvieron una conexión entre dos mujeres que deseaban conocerse de otra forma, desde otro ángulo recostada una sobre la otra conociendo su lado más íntimo una de la otra sintiendo su feminidad en su punto más alto, llegando en lo más profundo del su lujuria; las dos consumiéndose entre besos abrazos caricias y sexo desenfrenado entre dos almas femeninas que se necesitaban, al menos esa noche.

La sensualidad de las dos se hacía más y más una energía incandescente que no iba a parar hasta consumir el mejor acto de amor entre dos mujeres.

Fue tanta la pasión que una a la otra cuando le hacia el amor , las dos sentían explotar y que su feminidad fue el mejor afrodisiaco para descubrir que una era igual mujer que la otra.