Una chica desconocida me da lo que tanto busque, una sumisa dispuesta a todo

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Este es un relato que me dedicó una persona muy importante para mí y me dió carta libre de publicarlo, espero que lo disfruten este relato tanto como yo lo disfruté. 

No había mucho que hacer en el bar. Ya eran las 11:00 y a pesar de que el ambiente era propicio para un encuentro, no encontraba la oportunidad. La idea de retirarme a mi hogar había rozado mi mente desde hace tiempo ya y estaba a punto de hacerla realidad, sin embargo, no contaba con lo que pasaría a continuación. Decidí pedir la última cerveza, tal vez algo interesante podría ocurrir mientras la bebía, y así fue. Una mujer pasó justo delante de mí, con un paso que despedía una soberbia increíble y su perfume embrujaba a todo aquel que lo percibiera, una cabellera negra ondulada que caía como cascada desde su cabeza hasta la cintura, un vestido negro entallado que dejaba ver su cintura y la forma de su cadera.

No pude evitar excitarme en ese momento, imaginando como se vería sin ese vestido y como podría arrancarlo de su dulce piel. Sin embargo, lo que por poco me hace acabar en ese momento fue el hecho de que, al pasar frente a mí, me arrojó una mirada que me incitaba a seguirla, seguido de un guiño que me dejó perplejo, era claro que quería que la siguiera y lo hice de manera inmediata ya que no quería perder esa oportunidad. Salí del bar siguiendo sus pasos, ella ya me estaba esperando afuera con las llaves de su auto en la mano y su bolso en la otra, me volvió a guiñar el ojo, pero esta vez pasó su lengua por sus labios de una forma tan sensual que mi erección fue completamente notoria.

No esperamos más y nos subimos en su auto, no hubo necesidad de platicar absolutamente nada, lo único que ella hacía era colocar su mano en mi entrepierna para sentir mi erección y la longitud de mi miembro, pasaba su mano sobre mí de un lado a otro sabiendo que eso me excitaba más, yo no me quedé atrás, metí la mano en su vestido que de por sí era bastante corto, así que no tuve problemas para encontrar su sexo, el cuál ya estaba húmedo y caliente, pareciera que rogaba por mí pene.

Comencé a sobar su vagina suavemente y veía su expresión de placer y yo sabía que quería mucho más. Llegamos a su apartamento y entramos rápidamente, no queríamos perder ni un minuto más. Una vez adentro de su apartamento y me llevé una grata sorpresa; su apartamento era un palacio de juguetes sexuales, los cuales yo sabía que usaríamos. Me desnudó muy rápidamente, y yo desgarré su vestido, ya nada me importaba, la dejé en ropa interior y vi que llevaba una lencería deliciosa, ya había notado que sus pechos eran grandes, pero al verla desnuda me di cuenta que eran mucho más grandes, sus caderas mucho más anchas y sus nalgas se veían exquisitas. La comencé a besar y a acariciar su cuerpo y caímos en la cama llenos de éxtasis, ambos en ropa interior, mi pene se notaba muy erecto por sobre mi ropa interior, ella ya no aguantó mas y lo sacó, notó lo excitado que estaba y fue pasando su lengua desde mis testículos hasta la cabeza,

Después comenzó a chupármelo con mucha fuerza, queriendo sacar todo de mí, se levantó y con un poco de música comenzó a hacerme un striptease, tal parece que supiera que eso me vuelve loco, yo sentado en la orilla de la cama comencé a masturbarme muy despacio, no quería acabar aún, mi objetivo era gozarla muchísimo más, se quitó el brasiere y pude ver sus pezones de un color particular que me incitaba a chuparlos y morderlos hasta perder la razón, quitó la tanga que traía puesta y admiré su sexo, me excité demasiado cuando noté que al quitársela un poco de sus fluidos escurrían y se estiraban por la tanga que iba bajando, ya sabía que me deseaba adentro y yo estaba sumamente erecto. Acto siguiente hizo algo que me sorprendió, sacó de un cajón de un mueble a lado de su cama 4 esposas, ya me imaginaba para que las quería, así que no perdí tiempo y esposé sus manos y pies a la cama, en esa posición podía ver su vagina tan húmeda y calientita y no resistí más, me monte sobre ella y con fuerza comencé a penetrarla, su interior estaba demasiado caliente y mojaba cada vez más y más, aparte de que con cada penetración se escuchaba como se estaba mojando. Comenzó a gemir por el placer y empecé a meterla más duro para que gritara más fuerte, no me importaba si alguien escuchaba y si lo hacían mejor, así sabrían que clase de hombre estaba teniendo sexo con esa mujer, llegó un punto donde ya no pudo gritar más y sus ojos se llenaban de fuego, en ese momento metí mis dedos en su boca diciéndole: 

– Chupalos, imagina que es mi verga en tu sucia boca

Creí que por mi forma de hablar tal vez se molestaría, pero cambié de parecer al ver que ella asintía. Así que lo seguí haciendo, decidí comenzar a insultarla, hacerle ver la puta sucia que era y que solo existía para ser mi satisfacción sexual.

– Mi perra, eso eres y serás, ladra perrita sucia!!! Complace a tu amo.

Mi subconsciente era el que hablaba y ella sólo gemía y gritaba. Quité sus esposas y la puse en posición de 4, y la seguí metiendo. Sentí que entraba más, así que empujé mucho más fuerte que antes, sujeté sus manos en ésa posición para inmovilizarla y someterla a mí, me estaba excitando demasiado, por momentos pensé que iba a acabar dentro de ella, pero no, quería sentirla más. Continué con otra posición, la acosté boca arriba, se veía tan vulnerable a mí me mis ganas de cogerla aumentaron, tome sus tobillos y los abrí tanto como me fue posible, exponiendo sus sexo ante mí, tomé mi pene y lo metí en su interior más fuerte que antes, ahora entraba mucho más y se notaba en sus mejillas sonrojadas. Al mirar abajo noté que su vagina ya había tomado un color un poco sonrojado, debido al calor y a la excitación.

– Puta pervertida, ¿Esto te excita verdad? Lo deseas, te calienta.

– Amo, sometame, cojame, maltrateme, hágame su perrita sucia.

Era curioso, no había escuchado su voz hasta ese momento, y ahora que la escuchaba, solo quería que me rogara más y más. Vi su sexo tan cálido y comencé a escupirlo para lubricarlo más, era obvio que le estaba gustando, después le escupí a ella y esbozó una sonrisa, así que seguí haciéndolo, la escupía e insultaba .Todo mezclado era demasiado, no creía aguantar muchísimo más, así que me dejé ir, la penetré más y más rápido, pero no me quería venir adentro, justo cuando sentí que mi eyaculación estaba a punto, saqué mi miembro, jalé el cabello de mi perra para acercar su cara a mi pene, le abrí su boca y al momento de meterle mi pene me vine. Ella apretaba mis nalgas hacia ella para que mi leche le llegara más adentro y yo a la vez, apreté su cabeza contra mí, de ese modo acabé, ella abrió su boca y me enseñó que en efecto se había tragado todo. Esa noche caímos rendidos de cansancio y dormimos juntos desnudos, ha sido uno de los descansos más profundos de mi vida.

A la mañana siguiente desperté y ella no se encontraba, no se me hizo muy raro, me levanté y me dirigí al baño, después de lavarme las manos y enjuagarme la cara salí y la vi a ella, recostada en la cama de lado, con un uniforme de colegiala, unas coletas y una mirada sexual inigualable. Creo que el juego de las fantasías apenas comienza

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